2. La comprensión correcta del ministerio del Espíritu Santo nos lleva a ser
receptivos a sus impulsos, sensibles a sus invitaciones y sumisos a su
voluntad. Al entender que el Espíritu Santo es la tercera Persona de la
deidad y el Don personal de Cristo para cada cristiano, llegaremos a amar
tanto a Jesús que no desearemos hacer nada que pueda hacernos…
Resistir al Espíritu Santo.
Entristecer al Espíritu Santo.
Apagar al Espíritu Santo.
Blasfemar contra el Espíritu Santo.
3. “¡Duros de cerviz, e incircuncisos de corazón y de
oídos! Vosotros resistís siempre al Espíritu Santo;
como vuestros padres, así también vosotros”
(Hechos 7:51)
En su discurso, Esteban acusa a los miembros del
Sanedrín de resistir al Espíritu Santo, como lo habían
hecho sus padres, es decir, el pueblo de Israel.
¿Cómo resistieron ellos al Espíritu Santo?
Se negaron a escuchar la llamada del Espíritu Santo a
sus corazones.
El Espíritu no fuerza nuestra libertad de
elección. Somos libres de obedecerlo o
resistirlo. Esto es válido tanto a nivel
personal como corporativo.
Una persona o una iglesia que se niegan a
obedecer la Palabra de Dios o el mensaje de
los profetas, están resistiendo también al
Espíritu Santo.
4. ENTRISTECER AL ESPÍRITU SANTO
“No hagáis
entristecer al
Espíritu Santo de
Dios, con el que
habéis sido sellados
para distinguiros
como propiedad de
Dios el día de
vuestra liberación
definitiva”
(Efesios 4:30 DHHe)
¿Qué entristece
al Espíritu Santo?
La mentira (v. 25)
Mantenerse airado
(v. 27)
El hurto (v. 28)
Las palabras
corrompidas (v. 29)
La amargura (v. 31)
La malicia (v. 31)
¿Qué alegra al
Espíritu Santo?
Palabras de verdad (v. 25)
Olvidar la ira (v. 26)
El trabajo útil (v. 28)
Las palabras que edifican
(v. 29)
La misericordia (v. 32)
El perdón (v. 32)
5. “No hagáis entristecer al Espíritu Santo de Dios, con el que
habéis sido sellados para distinguiros como propiedad de Dios
el día de vuestra liberación definitiva” (Efesios 4:30 DHHe)
El Espíritu Santo nos
guía a Jesús, quien nos
perdona y santifica.
Por tanto, Él se alegra
cuando somos
obedientes a Dios en
todas las cosas y
pensamos y hablamos
lo que es puro y santo.
Por otra parte, se entristece (contrista)
cuando desdeñamos su presencia
santificadora y su poder transformador al
continuar pecando voluntariamente.
6. ENTRISTECER AL ESPÍRITU SANTO
“No hagáis entristecer al Espíritu Santo de Dios, con el que
habéis sido sellados para distinguiros como propiedad de Dios
el día de vuestra liberación definitiva” (Efesios 4:30 DHHe)
Según Efesios 4, el Espíritu también se alegra cuando nos tratamos bien
unos a otros.
“…hablad verdad cada uno
con su prójimo; porque
somos miembros los unos de
los otros” (v. 25).
“…palabra […] que sea buena
para la necesaria edificación,
a fin de dar gracia a los
oyentes” (v. 29).
“…perdonándoos unos a
otros” (v. 32).
¿Cómo vivo mi vida cristiana?
¿Cómo trato a los demás?
¡Cada día de mi vida quiero alegrar
al Espíritu Santo!
7. “No apaguéis al Espíritu”
(1ª de Tesalonicenses 5:19)
La obra del Espíritu Santo es
comparada con el fuego (Hechos 2:3).
Jeremías habla de esta obra como “un
fuego ardiente metido en mis huesos”
(Jeremías 20:9).
¿Cómo se puede apagar este fuego?
El Espíritu crea en nosotros conciencia
de pecado y nos ayuda a vivir una
vida sin pecado. Cuando resistimos
este proceso de santificación,
estamos apagando el Espíritu.
Al rechazar o tratar con indiferencia las
verdades bíblicas, que son una lámpara
que alumbra nuestro camino cristiano
(Salmo 119:105), nos negamos a andar
en el Espíritu (Gálatas 5:25). Ésta es
otra forma de apagar el Espíritu.
8. “Por tanto os digo: Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres;
mas la blasfemia contra el Espíritu no les será perdonada” (Mateo 12:31)
La blasfemia contra el Espíritu Santo es un
repudio deliberado y persistente a la obra
salvífica de Jesús. Ocurre cuando un individuo
voluntaria y obstinadamente resiste el
testimonio del Espíritu sobre Cristo y su
salvación y gracia.
“El pecado de la blasfemia contra el Espíritu
Santo no radica en cualquier palabra o hecho
súbito, sino en la firme y determinada
resistencia contra la verdad y la evidencia […]
consiste en la negación persistente a aceptar la
invitación al arrepentimiento” (CBA, tomo 5, pg. 1.068).
Si te estás preguntando si has cometido la
blasfemia contra el Espíritu Santo, significa que
todavía estás abierto a su llamado, y puedes aún
responder positivamente.
9. “Quisiera que todos mis hermanos y hermanas recordasen
que es un asunto muy serio contristar al Espíritu Santo, y
él es contristado cuando el instrumento humano procura
trabajar por sí mismo y rehúsa ponerse al servicio del
Señor, porque la cruz es demasiado pesada o la abnegación
que debe manifestar es demasiado grande. El Espíritu Santo
procura morar en cada alma. Si se le da la bienvenida como
un huésped de honor, quienes lo reciban serán hechos
completos en Cristo. La buena obra comenzada se
terminará; los pensamientos santificados, los afectos
celestiales y las acciones como las de Cristo, ocuparán el
lugar de los sentimientos impuros, los pensamientos
perversos y los actos rebeldes”
E.G.W. (Consejos sobre la salud, pg. 563)
10. No resistirlo
• Prometo someterme al Espíritu Santo; escuchar su
llamado; obedecer la Palabra de Dios y el mensaje de los
profetas; y mantenerme cerca de Jesús.
No
entristecerlo
• Prometo alegrar al Espíritu Santo; obedecer a Dios;
pensar y hablar lo que es puro y santo; y aceptar su
presencia santificadora y su poder transformador.
No apagarlo
• Prometo avivar la obra del Espíritu Santo en mi vida;
dejarle que me santifique; y aceptar las verdades bíblicas
como norma para mi vida.
No
blasfemarlo
• Prometo elogiar al Espíritu Santo; aceptar su testimonio
sobre Cristo y su salvación y gracia; y responder a su
llamado al arrepentimiento.