Las Comisiones de Relaciones Exteriores y Culto y Defensa Nacional han considerado el Proyecto de Ley en revisión, por el cual se autoriza la salida del territorio nacional de medios, personal militar y de seguridad, personal destinado a ayuda humanitaria y desarrollo institucional, social y de infraestructura, para participar en la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en HAITI- MINUSTAH; y, por las razones expuestas en el informe que se acompaña y las que dará el miembro informante, se aconseja su rechazo.
1. H. Cámara de Diputados de la Nación
Comisión de Relaciones Exteriores y Culto
Expte. 212-S-14
Dictamen de Minoría
Honorable Cámara:
Las Comisiones de Relaciones Exteriores y Culto y Defensa Nacional han considerado el
Proyecto de Ley en revisión, por el cual se autoriza la salida del territorio nacional de medios,
personal militar y de seguridad, personal destinado a ayuda humanitaria y desarrollo institucional,
social y de infraestructura, para participar en la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas
en HAITI- MINUSTAH; y, por las razones expuestas en el informe que se acompaña y las que
dará el miembro informante, se aconseja su rechazo.
Sala de las comisiones,
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Las Islas Malvinas, Georgias del Sur y
Sandwich del Sur son argentinas
2. H. Cámara de Diputados de la Nación
Comisión de Relaciones Exteriores y Culto
Expte. 212-S-14
INFORME
Honorable Cámara:
Tengo el agrado de dirigirme a Ud. A fin de considerar y fundar el rechazo total al dictamen del
Proyecto de Ley en revisión, por el cual se autoriza la salida del territorio nacional de medios,
personal militar y de seguridad, personal destinado a ayuda humanitaria y desarrollo institucional,
social y de infraestructura, para participar en la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas
en HAITI- MINUSTAH.
Esta misión tiene aspectos positivos que es preciso señalar, sobre todo desde el punto de
vista de la solidaridad y de la responsabilidad de América latina, sin embargo es preciso que
este parlamento profundice el estudio de lo qué ha pasado en Haití en todo este tiempo, que sea
debidamente informado y debata acerca de los objetivos cumplidos, las metas pendientes, los
obstáculos que surgieron, el estado actual de situación del país al que se intenta beneficiar, el
aporte que hace Argentina y sus implicancias aquel contexto. En este sentido, entendemos
necesario que este cuerpo realice un balance y una valoración con mayor sustento de la decisión
de enviar tropas argentinas en el marco de Minustah. Creemos que a diez años de la primera
autorización no se puede consentir que se omita debatir este tema, a pesar de que el Poder
Ejecutivo enviara el mensaje respectivo luego de vencido el plazo pertinente.
Argentina y los países de América del Sur que tomaron participación asumieron el desafío porque
es Haití, el primer Estado en declarar su independencia en la región, que aportara tanto a esta
causa latinoamericana. Sin embargo, es fundamental remarcar que a diez años de su lanzamiento
y por las características con las que se desarrolló desde su inicio y que aún persisten agravadas,
va camino al fracaso. Haití merece la colaboración y el compromiso para restablecer la seguridad
y el funcionamiento pleno de las instituciones políticas, pero el signo de la MINUSTAH, a través
de las tropas y de los armamentos militares, no demuestra ser la modalidad adecuada. En
especial, corresponde que sean las propias fuerzas de seguridad las que restablezcan la vigencia
de la ley en las relaciones sociales, y no que ésta sea impuesta de forma militarizada, intento
infructuoso que cumple una década.
Es necesario priorizar la asistencia y cooperación, traducida en alimentos, medicamentos, y
educación, que le permita a la mayoría del pueblo haitiano superar las condiciones de extrema
pobreza en que vive, en vez de poblar sus calles de tropas militares. Haití es el país de América
Latina con mayores problemas de SIDA, con mayor desocupación y con mayor analfabetismo.
Por otra parte, la construcción de condiciones pacíficas perdurables requiere de acuerdos políticos
y sociales, con el mayor consenso posible y que permitan la construcción de instituciones sólidas.
Es de público conocimiento, que la convocatoria a elecciones legislativas y municipales que
deben realizarse durante el presente año no se ha llevado a cabo al momento. Siguiendo con esa
línea, encontramos la falta de consenso respecto a la continuidad de la misión de Naciones
Unidas, recordemos que en setiembre de 2012 el Senado haitiano se expidió solicitando el retiro
de las tropas a partir del 15 de octubre de ese año. Todo ello evidencia la dificultad de que la
presencia militar extranjera en Haití coopere en la generación de las bases que requieren el
alcance de los acuerdos para viabilizar el sistema democrático.
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Desde otro enfoque, conviene también considerar las características de esta misión de paz.
Naciones Unidas constituyó la MINUSTAH bajo el Capítulo VII de la Carta De naciones Unidas,
que prevé acciones para la imposición de paz, cuando sería más oportuno que se hubiera
instrumentado a través del Capítulo VI, referido a acciones para su mantenimiento. Dag
Hammarskjöld, Secretario General de la ONU de 1953 a 1961, definió a las Operaciones de
Mantenimiento de la Paz como las acciones encaminadas a rellenar “el capítulo VI y medio” de
la Carta de las Naciones Unidas, porque no pretendían sustituir a los medios de solución pacífica
y voluntaria, previstos en el capítulo VI, ni buscaban reforzar las acciones coercitivas,
contempladas en el capítulo VII, para las amenazas a la paz o los actos de agresión.
En este orden de ideas, la resolución 1542 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas optó por
el Capítulo VII, siendo sustantiva la diferencia. Las acciones autorizadas hacen a la
autodeterminación de los pueblos, cuestión que hace a la historia trágica de América latina y a un
presente muy complejo y sensible.
Por eso, es muy importante que la tradición argentina en materia de autodeterminación sea
permanentemente ratificada por este Congreso, como lo ha sido a lo largo de su historia sostenida
por los gobiernos populares y democráticos de la República Argentina.
En este sentido, cabe señalar que este acuerdo para imponer el Capítulo VII fue realizado por las
potencias que después se deshicieron del problema y se lo cargaron a América latina. Hubiera
sido importante un debate en comisiones, sobre todo en la Comisión de Relaciones Exteriores, a
fin de aportar elementos a la Cancillería para que cambie la posición de la Republica Argentina
en el Consejo de Seguridad cuando se discuta la renovación de la asistencia a la Republica de
Haití. Se debe cambiar la naturaleza que impusieron Estados Unidos y Francia, lo cual podría
haber consistido en el mantenimiento de la paz de acuerdo a lo previsto en el Capítulo VI.
Para ahondar aún más en la necesidad actual de debatir las implicancias de esta autorización de
envío de tropas, conocer cuáles son los resultados obtenidos hasta el momento y cuál es el
camino a futuro, en el día de ayer hemos recibido una nota impulsada por el Comité Argentino de
Solidaridad con Haití por el Retiro de las Tropas de la MINUSTAH, con la firma de Adolfo
Pérez Esquivel, Premio Nobel de la Paz, y Nora Cortiñas, Madre de Plaza de Mayo – Línea
Fundadora, con importantes observaciones y advertencias.
En la misiva, se expresa que “el Poder Ejecutivo destaca el compromiso activo de Argentina “al
restablecimiento de la estabilidad política y humanitaria” de Haití, a partir de su presencia en
diversas misiones internacionales en el país incluyendo desde hace ya 10 años, la MINUSTAH.
Nada dice, sin embargo, con respecto a la responsabilidad directa de la MINUSTAH en relación a
la situación actual que es más bien de grave deterioro social, político e institucional. No le
informa al Congreso Nacional, por ejemplo, que:
•ya en marzo de 2011, el presidente entonces saliente de Haití, René Preval, aseguró ante el
Consejo de Seguridad de NN.UU., que Haití “no necesitaba tropas militares”;
•el Senado de la República de Haití ha solicitado dos veces el retiro de la MINUSTAH
(septiembre 2011 y mayo 2013); en la segunda Resolución otorgándole plazo hasta mayo 2014 –
ya vencido;
•bajo la supervisión de la MINUSTAH, se perpetró un fraude electoral en las últimas elecciones
presidenciales (octubre 2010/febrero 2011), con la consecuente proclamación en Washington,
DC, del actual presidente de Haití (a su vez ciudadano estadounidense); hechos que han sido
ampliamente denunciados por diversas instancias haitianas así como también, por el entonces
Representante Especial de la Organización de Estados Americanos (OEA) en Haití, el Embajador
Ricardo Seitenfus;
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•la MINUSTAH ha sido responsable de hechos de violencia directa contra la población que han
sido ampliamente denunciado y que permanecen impunes, incluyendo la perpetración de
masacres contra la población civil, represión contra manifestaciones sociales y laborales, la
violación de mujeres y jóvenes;
•la explosiva situación social y política del país implicará en los próximos tiempos, según lo
reconoce el Secretario General de NN.UU., mayor involucramiento de la MINUSTAH en hechos
de represión y control social interno;
•al permanecer en Haití como parte de la MINUSTAH, la Argentina se torna co- responsable de
la epidemia de cólera, que ha significado más de 8000 muertos y la afectación de más de 800.000
haitianos, y de la impunidad de ese hecho criminal. Al respecto, el Experto Independiente de
NN.UU. sobre Haití y los Derechos Humanos ha pedido formalmente a las NN.UU. que asuma su
responsabilidad - reclamo que el Congreso de la Nación debería hacer suya, exigiendo además lo
mismo al Ejecutivo;
•al participar en la MINUSTAH, la Argentina además sigue aceptando que la comunidad
internacional priorice el financiamiento de tropas de ocupación en Haití, en vez de asegurar el
financiamiento necesario para, amén de reparar los daños perpetrados por la propia MINUSTAH,
revertir las condiciones de insalubridad y precariedad de vida que constituyen la verdadera
amenaza a la seguridad y la paz para el pueblo haitiano.
•los índices de criminalidad e “inseguridad ciudadana” en Haití se encuentran entre los más bajos
de toda la región; una realidad sin relación directa a la cantidad de policías que la MINUSTAH se
ha ocupado de multiplicar y formar y más bien relacionado a la historia e identidad de un pueblo
que la MINUSTAH ahora se encarga de quebrar;
•el “Colegio de Transición del Consejo Electoral Provisorio” al que destaca, fue constituido al
margen del procedimiento establecido institucionalmente para su creación, profundizando las
debilidades institucionales del país; y que además,
•el mismo ha determinado que no hay posibilidad de realizar este año las elecciones
parlamentarias y municipales, atrasadas algunas de ellas desde el año 2012, debido a la ausencia
de un marco legal para su convocatoria, situación que pone al Parlamento Nacional al borde de la
disolución amén de las acefalías que ya afectan a gran parte de las administraciones locales[9].
O sea, lejos del idilio “humanitario” con que algunos han querido caracterizar a la MINUSTAH,
estamos frente a una “solución” que en realidad sigue agravando los problemas. Para colmo, el
Poder Ejecutivo afirma que el compromiso nacional con el restablecimiento de la estabilidad
política y humanitaria de Haití, “se condice con la voluntad regional, la cual se ve representada a
través de la Secretaría Técnica de la UNASUR con presencia en la República de Haití, la cual
complementa la imprescindible acción que lleva a cabo la MINUSTAH con un mayor esfuerzo
de coordinación para la entrega de ayuda en materia de desarrollo.” Mientras afirma que lo que
Haití realmente necesita es esa ayuda, el gobierno no le informa al Congreso Nacional que:
•la Secretaría Técnica de la UNASUR se encuentra actualmente cerrada y con una eventual
reconfiguración incierta.
•otros países de nuestra región siguen profundizando sus políticas de cooperación con Haití, con
buena acogida del pueblo haitiano y sin participación alguna en la MINUSTAH;
•dirigentes de otros países de nuestra región, entre ellos el Presidente de Uruguay y el Ministro de
Defensa de Brasil, ya se han pronunciado públicamente por la necesidad de retirar las tropas de la
MINUSTAH;
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•el mismo Consejo de Seguridad está abocado a un debate acerca de la continuidad de la
MINUSTAH, a partir de los escasos logros realmente identificables al cumplir 10 años de los 20
que al momento de su creación, el entonces representante especial de la ONU vaticinaba como
“necesarios”, dado que las “10 misiones internacionales a Haití en los últimos 10 años han dejado
el país sin organización gubernamental estable”; afirmación ésta que sugiere que amén de ser un
órgano totalmente incapaz de responder a los verdaderos peligros para la vida de los pueblos del
mundo, el Consejo de Seguridad tiene asimismo, un grave problema de memoria y falta de
capacidad para aprender de lo que, en el mejor de los casos, podría calificarse como sus errores”.
Este cúmulo de hechos contundentes, se suman al pedido de reemplazo de equipo que formulara
el Estado Mayor Conjunto a las Fuerzas Armadas fechado el último 14 de marzo. En su texto se
consigna que 234 chalecos antibala del personal militar se encuentran vencidos y en igual estado
estarían las municiones. Ante este panorama, en el que no se cuenta con información para una
adecuada valoración de la permanencia de las tropas argentinas en Haití, ni para conocer el
estado del equipamiento con el que cuenta para desarrollar las tareas, no se puede aprobar sin más
este proyecto.
Estamos convencidos que nuestro país, preferentemente junto con sus pares de la región, puede y
debe tener una política solidaria activa y generosa con el pueblo de Haití, sin embargo, no
tenemos el mismo grado de convicción acerca de continuar enviando personal militar que no ha
cumplido los objetivos que se propuso desde 2004.
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•el mismo Consejo de Seguridad está abocado a un debate acerca de la continuidad de la
MINUSTAH, a partir de los escasos logros realmente identificables al cumplir 10 años de los 20
que al momento de su creación, el entonces representante especial de la ONU vaticinaba como
“necesarios”, dado que las “10 misiones internacionales a Haití en los últimos 10 años han dejado
el país sin organización gubernamental estable”; afirmación ésta que sugiere que amén de ser un
órgano totalmente incapaz de responder a los verdaderos peligros para la vida de los pueblos del
mundo, el Consejo de Seguridad tiene asimismo, un grave problema de memoria y falta de
capacidad para aprender de lo que, en el mejor de los casos, podría calificarse como sus errores”.
Este cúmulo de hechos contundentes, se suman al pedido de reemplazo de equipo que formulara
el Estado Mayor Conjunto a las Fuerzas Armadas fechado el último 14 de marzo. En su texto se
consigna que 234 chalecos antibala del personal militar se encuentran vencidos y en igual estado
estarían las municiones. Ante este panorama, en el que no se cuenta con información para una
adecuada valoración de la permanencia de las tropas argentinas en Haití, ni para conocer el
estado del equipamiento con el que cuenta para desarrollar las tareas, no se puede aprobar sin más
este proyecto.
Estamos convencidos que nuestro país, preferentemente junto con sus pares de la región, puede y
debe tener una política solidaria activa y generosa con el pueblo de Haití, sin embargo, no
tenemos el mismo grado de convicción acerca de continuar enviando personal militar que no ha
cumplido los objetivos que se propuso desde 2004.
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