El Neolítico marcó el descubrimiento de la agricultura y la ganadería, lo que permitió a los humanos cambiar de una vida nómada a sedentaria. Los poblados neolíticos se situaban cerca de ríos y se rodeaban con vallas, y los hombres empezaron a especializarse en tareas como la agricultura, la caza y la artesanía. Se desarrollaron herramientas de piedra pulimentada, la cerámica y los tejidos de lana animal.