Las finanzas del Estado han mostrado un deterioro continuo desde hace años, con deuda creciente y reducciones en las calificaciones internacionales de riesgo. La situación fiscal se agudiza con un clima de inversión negativo y bajo crecimiento económico. El proceso presupuestario debe contribuir a fortalecer las finanzas, pero al igual que en años anteriores tiene serios problemas. De continuar estas tendencias, el Estado no tendrá la solidez financiera para atender tantas necesidades sociales y económicas.