2. Materiales Metal perforadora-sujeta papeles-bicicleta-alcancía-tijera Madera palito de helado-corcho-lápices Plástico cables-tapa de termo-anteojos de sol-sacacorchos-cinta métrica-reloj-estuche de anteojos-vaso-espátula-cables Goma borrador
3. ALIMENTOS Dulces Té- Clight Salados queso rayado-Quick-galletitas Media Tarde
4. FUNCIONES Estética pinturas de labios-peine de piojos-cepillo dental-cepillo para pelo-piedra pómez-crema-corta uñas-gomitas-medias-broches Entretenimiento MP3-peluches-libros de cuento- Adorno caracol Practicidad Porta celulares
7. Es un derivado lácteo, que se usa para dar sabor a las comidas, y además, se puede consumir en barra o en fetas.
8. Es usado para la higiene bucal, y es recomendable, tres veces al día; posee cerdas o “pelos”, con función limpiadora
9.
10. CAMINO 2 Se me hace tarde. Tengo que terminar de alistarme para ir a mi primera clase universitaria del año. Me pinto los labios rápidamente, y pongo plata en mi billetera. La guardo en el bolso y me pongo el reloj, con el que me doy cuenta que el tiempo se agota. En sólo quince segundos, me corto las uñas, en dos, acomodo en mi cartera a mi peluche que me acompaña a todos lados desde siempre, y en cuatro minutos, tomo una sopa Cuick. Por suerte, aún me queda algo de tiempo para humectar mis manos e intentar ponerme un broche, que se cae porque éstas quedan resbaladizas. No le doy importancia y hago mi cábala de las mañanas: engancho un anillo de carpeta a un borrador. Son recuerdos de mi época en el colegio. Me desporro un poco el cabello, y sobre la cabeza me pongo mis anteojos de sol. Empaco, por si acaso, un sujetapapeles y el cable USB que un amigo me prestó para cargar mi mp3. Me pongo una pulsera, aunque quede muy llamativo, por el amarillo. Anoto con un lápiz unas cuantas cosas en una hoja que pego siempre a la pared. Me doy cuenta que me sobra tiempo todavía, así que, con el lápiz, dibujo el caracol del living. Golpeo al caparazón ligeramente con una espátula de plástico (pero parece de madera), mientras me lo pongo al oído para escuchar el mar… no sé como, pero acabo de acordarme que hoy me toca llevar un pedazo de corteza de árbol, por un experimento que debemos hacer. Me voy a hacer la distraída, entonces puedo llevar un libro de cuentos, que me servirá para la excusa de que creí que tenía que ser sólo algo que se relacionase con ello, y demás. Encuentro a mi lado un estuche de celular. Ese objeto es viejísimo, pero me hace acordar cada vez que tengo que pagar mi teléfono. Busco plata en mi alcancía; lo pagaré en el camino de vuelta a casa. Como mi alcancía está en la cocina, encontré un corcho cerca de ella. Otro elemento de madera, qué bien. Me acuerdo una lección del colegio en la hora de matemática, al examinarlo. Cómo dormí en esa clase. Igual, de ella me quedó lo de la forma cilíndrica de algunos objetos. Lo miro desde arriba al corcho, y me doy cuenta de que el semicírculo se parece a él, en cierta forma… pero eso no me sirve. Lo que me será útil ahora, será el palito de helado, lleno de hormigas, que dejé en la mesa anoche. Lo empaco también, así, sucio como está. Para darle al palito un aspecto de corteza, lo corto en varios pedazos con una tijera. Tengo que limpiarlo, así que le corto la cabeza al peluchito de mi sobrino, para usar como trapo a la felpa de su interior. Este material me suele dar alergia, así que antes de que tenga efecto en mí, recuerdo guardar pañuelos descartables. Me da hambre estar en la cocina, aunque ya haya desayunado. Como medio paquete de galletitas saladas, y como dicen que es necesaria la leche, diariamente, como un poco de queso rayado. Es un lácteo, la reemplaza. Cargo mi celular, que está allí cerca. Miro hacia la cocina y veo que sobre las hornallas está la sartén de juguete de mi sobrino. La pongo a hervir, solo para molestarlo, pero me arrepiento en el acto y trato de tirarle el agua del termo, para apagar el fuego. Sin embargo, la tapa de éste se me rompió. Tuve la idea de hacerme un juego con esa agua, que solo le faltaba el hielo. Una vez que lo bebí todo, tomé el peine de piojos de mi sobrino, y solo para molestarlo, dañé sus dientes con un perforador. Me di cuenta de que él había mordido los de mi broche, la noche anterior, ya que estaban carcomidos. Por lo tanto, como broma, saqué los pelos que siempre quedan en mi broche, y los puse en el vaso del cual él siempre toma soda. No se daría cuenta de nada. La billetera de mi tío estaba sobre la mesa, con lo que recordé que él me ordenó no molestar a su hijo más. Si se enteraba lo que yo hacía seguramente me sacaría la mitad de la mensualidad que me da por cuidarlo. Él sabe que necesito esa plata para comprarme un estuche de anteojos, ya que todos los que tengo se ensucian mucho. Por mis anteojos oscuros, me cuesta divisar un objeto un poco translúcido, que parece ser de papel, y está vacío. Ya sé: es el envase de un CD que mi molesto sobrino se compró hace mucho en una tienda de ropa, del cual yo le había comprado unas media de Kitty, y le obligué a que se las ponga. Me pongo una gomita para el pelo, ya que no puedo con mi broche, y la adorno con una flor. Es tardísimo, me acabo de dar cuenta. Empaco como última pertenencia, un cubo de colores, muy difícil de armar. Aunque ya no me queda tiempo, me detengo a intentar, hasta lograrlo. Llevo una pequeña bicicleta hecha de metal, un recuerdo de Mendoza. Allí habíamos comprado un excelente vino, pero el corcho que tuvimos que sacar de él para poder tomarlo, sólo podía ser extraído con un sacacorchos muy prominente, y con mucha fuerza. Ahora me toca irme. Estoy llegando muy tarde, pero no me voy hasta añadir a mi apariencia un lápiz, que pongo siempre detrás de mi oreja.