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de 1960, de las sociedades Bíblicas. Todos los derechos reservados.
DEDICATORIA
Dedico este libro a mi buen Dios, por Su amor y paciencia conmigo. A Jesucristo mi salvador
y maestro y al Espíritu Santo bendito Consolador. A mi linda esposa Andrea regalo de Dios y
a mi hijo Daniel.
AGRADECIMIENTOS
A mi familia, a la iglesia que Dios me permite pastorear (por su apoyo y oraciones), a todos
los que leen nuestras publicaciones, y por supuesto a Dios, quien me da la fuerza y la
capacidad para escribir y desarrollar el llamado que me ha hecho.
Contenido
INTRODUCCIÓN.....................................................................................................................................................4
LA RESTAURACIÓN DE UN CASO PERDIDO ............................................................................................................5
EL PODER DE DIOS RESTAURA LA ESPERANZA.......................................................................................................7
FUE RECHAZADO PERO DIOS LO RESTAURÓ........................................................................................................10
LA CAÍDA Y RESTAURACIÓN DEL APÓSTOL PEDRO..............................................................................................12
VIDA PARA LA TIERRA SECA.................................................................................................................................15
LAS FAMILIA PUEDEN SER RESTAURADAS...........................................................................................................17
LA RESTAURACIÓN DE UNA VASIJA QUEBRADA..................................................................................................20
LIDIAR CON OBSTÁCULOS ES PARTE DEL CAMINO..............................................................................................23
NO RENUNCIES AL LLAMADO QUE DIOS TE HACE...............................................................................................25
DIOS NO SE HA EQUIVOCADO CONTIGO.............................................................................................................27
RESTAURANDO LA COMUNIÓN CON DIOS ..........................................................................................................29
DIOS VIENE A RESTITUIR LO QUE HA SIDO ARRUINADO .....................................................................................31
UNA FAMILIA RESTAURADA POR DIOS................................................................................................................35
EN DIOS NO HAY ACCIDENTES NI CASUALIDADES...............................................................................................38
VENCEDORES POR MEDIO DE AQUEL QUE NOS AMÓ.........................................................................................41
¡LEVÁNTATE!.......................................................................................................................................................44
INTRODUCCIÓN
Los obstáculos son parte de nuestra vida. El asunto es cómo los enfrentamos. Ante nuestra
negligencia o ansiedad podemos tomar malas decisiones y no sólo somos afectados nosotros
sino aquellos que nos rodean. Sin darnos cuenta terminamos lastimando a los seres que más
amamos.
Los fracasos son el resultado de decisiones equivocadas. Pensemos por ejemplo en Adán, él
lo tenía todo, pero una mala decisión arruinó toda su vida, su familia, patrimonio, etc. Con
frecuencia vemos el triste cuadro de familias fracasadas, matrimonios disueltos, hijos en las
drogas, empresas y negocios arruinados y muchos deciden no volver a intentarlo una vez
más. No sólo sufrieron ésas pérdidas, también perdieron su esperanza y capacidad de soñar.
Dios nos ayuda y nos da nuevas oportunidades. Renueva tus sueños, no renuncies a ellos,
quizá has pasado por un fracaso, pero es necesario levantarse de nuevo. Éste libro expone
diversas caídas y tropiezos de personas que fueron grandes instrumentos en la Biblia y en la
historia de la iglesia, y cómo el Señor los restauró de una manera poderosa y maravillosa.
CAPÍTULO 1
LA RESTAURACIÓN DE UN CASO PERDIDO
Seguramente a causa de su situación en oscuridad e impotencia, rechazo y soledad, el ciego
no creía ya en un milagro. Quizá sólo esperaba la muerte desde su triste lugar. Eso lo
podemos ver porque algunos “lo trajeron a Jesús”, no fue su iniciativa.
A veces a la adversidad, se le permite ser más grande de lo que en realidad es. Desde su
condición, Jesús ministró y acompañó a éste hombre en su proceso de sanidad y
restauración, fue esto un volver a la vida. Cuando todos daban el caso por perdido, Dios lo
rescato.
“Vino luego a Betsaida; y le trajeron un ciego, y le rogaron que le tocase. Entonces, tomando
la mano del ciego, le sacó fuera de la aldea; y escupiendo en sus ojos, le puso las manos
encima, y le preguntó si veía algo. El, mirando, dijo: Veo los hombres como árboles, pero los
veo que andan. Luego le puso otra vez las manos sobre los ojos, y le hizo que mirase; y fue
restablecido, y vio de lejos y claramente a todos” Marcos 8:22-25.
Consideremos inicialmente la vida del ciego. No sabemos cuánto llevaba así, ni el origen de su
enfermedad, lo más seguro es que era un mendigo, quizá no tenía familia ni trabajo, y si era
levita no podía ser sacerdote. Él dependía de otros, y convivía con miedos ante una total y
continua oscuridad. Caminar a ciegas es muy difícil. Su capacidad productividad era casi nula.
Con frecuencia en el Antiguo Testamento los asirios, amonitas, filisteos, babilonios sacaban
los ojos a sus prisioneros de guerra; el cautiverio y la ceguera van de la mano, lo vemos por
ejemplo en Sansón, quien fue llevado preso por los filisteos y le sacaron los ojos.
La Biblia denuncia la ceguera espiritual: 2 Corintios 4:4 “en los cuales el dios de este siglo
cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de
la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios”, por la obra del diablo, por la religión (la ley
de Moisés tergiversada, por ejemplo Jesús le dijo a los fariseos “ciegos, guías de ciegos”.
Recordemos también que el Señor dijo: “es necesario nacer de nuevo, para ver el Reino de
Dios” y ver viene del griego “eído” que traduce además: conocer, entender, saber cómo
hacer. Los amigos del ciego conocían o entendían el poder de un toque de Jesús (por eso dice
el texto bíblico: “le rogaron que le tocase”).
Dios es soberano y eso significa: Dueño, Señor, quien tiene todo el poder, autoridad absoluta
(Dios hace cómo él quiere impulsado por su amor, él es la máxima autoridad de la creación
visible e invisible).
(Te invitamos a leer: Con la ayuda de Dios podemos hacer grandes cosas).
Dios hace cosas que nos sorprenden y otras que no entendemos, pero él sabe lo que hace (En
éste caso: lo llevó fuera de la aldea, escupe en sus ojos, y luego impone sus manos).
Éste milagro ocurre en dos fases o etapas (Esto nos habla de proceso, nos habla de niveles y
podemos ver tres aquí: visión nula, visión media y visión óptima). Jesús impone por segunda
vez sus manos, es una nueva ministración, por eso no debemos renunciar sino perseverar,
porque llegará el día cuando el velo se rasgará y veremos la gloria de Dios, llegará el día
cuando brillará la luz de Cristo en tu casa.
Por eso, también dice la Escritura: “más la senda del justo es cómo la luz de la aurora va en
aumento hasta que el día es perfecto, más los impíos no saben en que tropiezan”.
“Fue restablecido”, restablecer es una traducción del término griego “apokadsítemi” que
significa además: restituir, devolver, reponer, restaurar (es una acción que conduce a la
sanidad o restauración completa de algo que ha sido dañado). Cuando nos acercamos a Jesús
comienza la restauración (Cómo le sucedió al ciego).
Su vida fue restituida, su visión, familia, sociedad, templo, propósito de vida, y su más grande
satisfacción fue ver a Jesús, ser tocado y transformado por su poder (el Señor dijo: “los
limpios de corazón verán a Dios”… Tal vez la maldad ha distorsionado nuestra visión y
confianza en Dios, tal vez le hemos dado lugar al enemigo para dañar nuestra esperanza del
futuro, pero el Todopoderoso restaura nuestra visión y confianza).
A veces no logramos discernir las circunstancias de nuestra vida, o no podemos ver de
manera clara el diseño de Dios, y por eso el potencial que él ha puesto en nosotros está
limitado.
En otras ocasiones, durante el proceso del milagro (sanidad, liberación), aparece la fatiga o
decepción, y requerimos de Dios nuevas fuerzas para continuar. Entonces él viene con
restitución, Dios viene a transformar nuestra condición, él es poderoso para transformar y
restaurar todas las cosas según su soberana voluntad e inmenso poder.
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gratuitas que ofreceremos, y sí aún no lo has hecho, envíanos tu correo electrónico a:
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CAPÍTULO 2
EL PODER DE DIOS RESTAURA LA ESPERANZA
Definición de la palabra restauración:
Desde el idioma hebreo restauración significa: renovar, reparar, restaurar. En el Antiguo
Testamento ésta palabra se usa generalmente para referirse a la reconstrucción del Templo
del Señor (esto es muy interesante al recordar que hoy somos templo del Espíritu Santo).
Desde el idioma griego restauración significa: volver a construir, poner en orden, restablecer.
Al igual que en el Antiguo Testamento el término generalmente hace referencia a la
reconstrucción.
El plan de salvación es básicamente un plan de restauración. En el Edén el plan de Dios fue
dañado, porque el Señor quería gobernar la tierra a través del hombre, y con la
desobediencia de Adán, el diablo tomó la autoridad y vinieron las tristes consecuencias. Pero
Dios da inicio a un plan de restauración.
Dios envió a su hijo a reparar el plan original:
Cristo es el postrer Adán, 1 Corintios 15:45,47 “Así también está escrito: Fue hecho el primer
hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante. El primer hombre es de la
tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo.” La relación aquí es muy
clara: un primer Adán que falló y un postrer Adán que vino a restaurar o reparar el daño
ocurrido en el Edén.
El Señor Jesucristo vino a cumplir el propósito divino, Gálatas 4:4 “Pero cuando vino el
cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley”.
Recordemos aquí que el salmista dijo: “en tus manos están mis tiempos” (Salmo 31:5), Dios
siempre se mueve en su tiempo. Tú eres un propósito divino y has nacido en el tiempo de
Dios.
Ante todo esto es muy importante recordar que Cristo tuvo que enfrentar: Rechazo de las
autoridades religiosas (sacerdotes, escribas y fariseos). Rechazo e incredulidad de su familia.
Calumnias de sus oponentes. Menosprecio en varios lugares. Traicionado y crucificado.
Todo esto vino contra Cristo, pero él se fortaleció en Dios y pudo vencer, porque se cumple la
Palabra de Dios que dice: “Jehová cumplirá su propósito en mí”. Aunque nacemos en el
tiempo de Dios, y avanzamos en Su voluntad, habrá obstáculos que superar y con Su poder
ciertamente lo haremos.
(Te invitamos a leer: Aún en los tiempos difíciles no falta la protección de Dios).
Cristo es nuestra inspiración:
La muerte no pudo retenerlo, Lucas 24:1-3 “El primer día de la semana, muy de mañana,
vinieron al sepulcro, trayendo las especias aromáticas que habían preparado, y algunas otras
mujeres con ellas. Y hallaron removida la piedra del sepulcro; y entrando, no hallaron el
cuerpo del Señor Jesús”.
La piedra según el evangelio de Mateo fue removida por un ángel… el cuerpo del Señor no
estaba, él había resucitado.
Lucas 24:4-7 nos testifica la resurrección del Señor, la palabra resurrección es traducida del
término griego “anastasis” que significa: ponerse de pie, levantamiento, “pararse de nuevo”.
Al tercer día resucitó, cómo el Padre se lo había dicho, Jesús confió en su Padre y setenta y
dos horas después de su muerte el poder de Dios vino sobre el cuerpo del Señor, sus lienzos
cayeron y él se levantó. Quizá has escuchado frases como:
“ya no hay posibilidad”, “de ésta no se levanta”, “ahora si fracasó del todo”, pero ignoran que
nuestro Dios resucita muertos, que Dios toma lo vil y menospreciado del mundo para
glorificarse, que siendo Abraham de cien años tuvo hijo, porque Dios da vida a los muertos y
llama las cosas que no son, como si fuesen, porque nada es imposible para Dios.
Según Lucas 24:8-12 Pedro visita el sepulcro y está vacío, el sepulcro es figura de aquello que
te quiere retener. Entre los hebreos, se trataba por lo general de una cueva, cerrada con una
puerta o piedra.
Según los relatos evangélicos, el cuerpo de Jesús lo depositaron en un sepulcro nuevo que
José de Arimatea había hecho excavar para sí mismo en una roca, y cuya entrada se cerró con
una gran piedra.
Al considerar el interior de éste sepulcro cerrado, era un lugar de: Oscuridad, soledad,
cautiverio, silencio asfixiante, y fracaso para los de afuera. Para todos Jesús había muerto, y
todo había acabado, para el Señor el sepulcro era un obstáculo a vencer. Reflexionemos un
momento ¿Cuál es nuestro obstáculo a superar? ¿Cuál es la cueva que nos detiene?
Ten presente Cristo venció, cumplió el propósito del Padre, muchas cosas vinieron contra él,
pero confió en las palabras del Padre celestial y se levantó en el poder del Espíritu, tomó la
autoridad y la delegó en su iglesia para vencer. Eres llamado a levantarte y caminar en el
poder y las promesas de Dios.
No importa el tamaño del obstáculo o cuan gruesas sean las paredes de la cueva, el poder de
Dios rompe toda muralla. Jesucristo tiene el poder de restaurar lo que ha sido dañado.
Cuando las posibilidades humanas dicen no, Dios dice sí.
(Te invitamos a leer: A Dios nada lo toma por sorpresa)
CAPÍTULO 3
FUE RECHAZADO PERO DIOS LO RESTAURÓ
El plan de salvación del ser humano es en realidad un plan de restauración. Dios creó al
hombre a su imagen y semejanza, le encomendó multiplicarse (es decir, llenar la tierra de
hombres y mujeres a imagen y semejanza de Dios), le delegó la administración o gobierno de
la tierra y el cuidado de ésta.
Ante la caída de Adán y Eva, Dios comienza a desarrollar su plan de salvación de salvación o
restauración, con el cual desea hijos a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo,
discipular todas las naciones y que sea establecido su gobierno o reino aquí en la tierra.
Así pues, nuestro Dios es restaurador por excelencia; aquel gran escritor del evangelio de San
Marcos es el resultado de una poderosa restauración, él fue rechazado, pero Dios lo restauró.
“Después de algunos días, Pablo dijo a Bernabé: Volvamos a visitar a los hermanos en todas
las ciudades en que hemos anunciado la palabra del Señor, para ver cómo están. Y Bernabé
quería que llevasen consigo a Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos; pero a Pablo no le
parecía bien llevar consigo al que se había apartado de ellos desde Panfilia, y no había ido con
ellos a la obra”, Hechos 15:36-38.
Dios restaura al que ha retrocedido. Un siervo que retrocedió fue Juan Marcos. Él fue un
discípulo que empezó su formación ministerial al lado de Pablo y Bernabé, y a la mitad del
primer viaje misionero se devolvió (quizá por cansancio, miedos, crisis emocional,
desesperanza, tentaciones, etc).
Juan Marcos no renunció a su fe, pero si al llamado que Dios le hacía, era muy joven y su
camino ministerial apenas comenzaba. Ahora era necesaria la restauración y renovación en
su vida.
Seguramente al comenzar su servicio a Dios, Juan Marcos lo hizo con gran pasión y
expectativa, como es normal en alguien que ha nacido de nuevo y experimenta ese profundo
anhelo por servir al Señor. Pero un corto tiempo después, la Biblia no describe la razón, Juan
Marcos no pudo continuar. Esta actitud no fue bien vista por el apóstol Pablo, quien se
disgustó, pues tenían una gran labor misionera que desarrollar.
Al parecer Bernabé (Según Hechos 15:36-38) ha acompañado a Juan Marcos en su
restauración, enseñándole con amor, y paciencia, equipándolo para el ministerio, la lucha
contra las tentaciones y ahora quiere llevarlo de nuevo a la obra misionera, pero Pablo no
piensa igual, la diferencia entre ellos es tal que se separan, y Pablo se va con Silas y Bernabé
se va con Juan Marcos.
(Te invitamos a leer el estudio: Superando el desánimo).
Dios levanta el corazón dispuesto.
Vemos que finalmente Dios restauró a Juan Marcos, llevándolo al cumplimiento de su diseño,
y es el mismo apóstol Pablo quien lo reconoce, al solicitarle a Timoteo que lo involucre en el
ministerio misionero, “Sólo Lucas está conmigo. Toma a Marcos y tráele contigo, porque me
es útil para el ministerio”, (2 Timoteo 4:11).
El apóstol Pablo (quien en comienzo no quiso llevarlo por segunda vez a las misiones)
reconoce años después el buen trabajo de Bernabé en la restauración de Juan Marcos, y
ahora es fundamental su aporte y trabajo en la labor apostólica, pues hay muchas iglesias que
atender.
Según la tradición, Juan Marcos hizo grandes cosas para la gloria de Dios y para la extensión
de Su reino: Fundó la iglesia de Alejandría en Egipto, fundó una Escuela Bíblica allí, es el
escritor del Evangelio según San Marcos (su fuente fue el apóstol Pedro).
El plan de Dios con cada uno es especial y hermoso, a pesar de todo lo que ha pasado, o
pueda pasar, no consideres volver atrás, fortalécete en Dios y persevera, al final el plan de
Dios se cumplirá, no importa que los demás no crean, y aunque tal vez tu propia mente diga
“no es posible”, prosigue a la meta. Renuévate en Dios, entra en Su presencia y permite a
Dios obrar en tu corazón. Él es restaurador por excelencia.
CAPÍTULO 4
LA CAÍDA Y RESTAURACIÓN DEL APÓSTOL PEDRO
El Señor Jesús inicia su ministerio llamando a cuatro pescadores a ser parte de sus discípulos,
no eran perfectos, ni reunían los requisitos religiosos de la época para ser siervos del Señor,
pero Jesús los llamó. Algunos cometieron grandes errores, pecados, fallaron, pero Dios
escoge lo vil y menospreciado para que ninguno se jacte en Su presencia.
La caída de Pedro:
La palabra discípulo es una traducción del término griego “mathetes” que significa además:
aprendiz, seguidor, uno que aprende para imitar. Somos llamados a hacer discípulos, el Señor
Jesús nos comisionó: “Id, y haced discípulos”, esto significa avanzar hacia ellos y desarrollar
una labor específica y programada de enseñanza en sus vidas.
El Señor Jesús llamó a Pedro, Mateo 4:18-20, y dentro de sus características encontramos: Era
un pescador de Galilea (región al norte de Israel; distante de Jerusalén; rechazada por su
“mezcla étnica con cananeos”; de poca escolaridad).
Su temperamento impetuoso, sanguíneo, apresurado, de doble ánimo; luego Jesús lo llamó
“Pedro” que significa roca (Enseñándonos esto el poder transformador de Cristo).
Humanamente no era el discípulo ideal, pero Jesús sí vio el potencial que había en él.
Pedro falla a Dios por su autosuficiencia, Lucas 22:31-34 “Él le dijo: Señor, dispuesto estoy a ir
contigo no sólo a la cárcel, sino también a la muerte. Y él le dijo: Pedro, te digo que el gallo no
cantará hoy antes que tú niegues tres veces que me conoces”.
Pedro fue advertido por el Señor Jesús, debemos considerar aquí varias cosas:
Sí somos fuertes, lo somos en Cristo.
Satanás no puede tocar a los hijos de Dios, sino con permiso del Señor.
Pedro cae en la presunción, en la autosuficiencia, está demasiado seguro de sí mismo.
Cuando Pedro debía orar en el Getsemaní, se quedó dormido.
Abandonó a Jesús cuando los soldados romanos llegaron, y luego lo negó tres veces y cada
vez con mayor fuerza.
Abandona su servicio al Señor y vuelve a la pesca (cualquier maestro se decepcionaría de
semejante discípulo, por ejemplo Pablo se decepcionó de Juan Marcos, cuando abandonó el
viaje misionero).
Que diferencia tan grande hay entre lo que Dios ve y lo que el hombre concluye. Recordemos
el profeta Samuel al ver a Eliab, hijo de Isaí de Belén, pensó que era el escogido por Dios y el
Señor le dijo: “no mires su parecer ni lo grande de su estatura, pues tu miras lo de afuera,
pero yo miro el corazón” y vemos como luego le mostró que el escogido por Dios no era el
primogénito, sino el menor, y no era el más alto sino uno de baja estatura.
(Te invitamos a leer: Obedecer a Dios es la mejor decisión)
La restauración del apóstol Pedro:
Consideremos las acciones del Señor Jesús, Juan 21:4-6 “Cuando ya iba amaneciendo, se
presentó Jesús en la playa; más los discípulos no sabían que era Jesús. Y les dijo: Hijitos,
¿tenéis algo de comer? Le respondieron: No. Él les dijo: Echad la red a la derecha de la barca,
y hallaréis. Entonces la echaron, y ya no la podían sacar, por la gran cantidad de peces”.
Después de resucitar Jesús va al encuentro de sus discípulos, reflexionemos en sus acciones:
Los llama “Hijitos”, después de haberlo abandonado, y que Pedro lo había negado, fue un
llamado con amor (Creo que cualquiera de nosotros los habría reprendido primero).
Los lleva al lugar de la bendición (“Echad la red a la derecha…”). Compartió con ellos y les dio
de comer.
El discípulo a quien Jesús amaba (Juan), fue el primero en reconocerlo (Recuerda que Juan se
recostaba en su pecho; esto nos enseña que cuando tenemos una vida de comunión e
intimidad con Dios podemos fácilmente discernir y ver Su obra. El Señor revela sus secretos a
aquellos que lo aman).
Pedro se ciñó la ropa (Juan 21:7) para encontrarse con Jesús (esto nos recuerda que la Iglesia
para encontrarse con su Señor, debe estar vestida de gloria, sin mancha ni arruga, santa,
vestida de la justicia de Cristo).
El Señor Jesús le habla a Pedro, Jn. 21:15ª y podemos ver la respuesta de Pedro y su
restauración, Jn. 21:15b-19. Esta porción nos hace reflexionar en varias cosas:
Pedro lo negó tres veces y tres veces es cuestionado por Jesús (Jesús cuando le pregunta si lo
ama utiliza la palabra griega “agapao” para amar, término griego que habla del perfecto y
pleno amor, y Pedro cuando le responde usa el término griego “fileo”, la diferencia está en la
intensidad, pues fileo es más familiar y amigable).
Entonces la pregunta de Jesús ¿me amas? Es un llamado a amar a Dios con todo el ser,
seguramente ante esta experiencia Pedro experimenta en su corazón grandes y profundos
cambios, esto lo vemos en los posteriores resultados.
Lleno del Espíritu Santo, predica en Pentecostés, miles de personas se convierten a Jesucristo
y confronta a los que negaron al Señor (“…vosotros entregasteis y negasteis a su Hijo
Jesús…”). Podemos preguntarnos ¿Cómo es posible que si Pedro negó a Jesús, ahora
confronte a quienes lo han negado? Esto es una evidencia de la completa restauración de
Dios en su corazón.
Lidera el avivamiento en Jerusalén (el hombre que había abandonado el llamado, que había
vuelto a pescar en el mar de Galilea, ahora es usado por Dios para bendición de miles de
personas).
Autor de las dos epístolas que llevan su nombre, 1ª y 2ª de Pedro. Pedro, fue un fiel discípulo
del Señor hasta el fin (muere crucificado, por solicitud propia con la cabeza hacia abajo, por
cuanto no se consideró digno de morir como su Maestro).
Dios restauró su discípulo, sus ojos nunca dejaron de mirar a Pedro, Jesús trabajo en su
corazón y lo llenó de su Espíritu Santo, ungiéndolo para el ministerio, Pedro volvió a creer, a
soñar, vuelve fluir en el poder del Señor multiplicado, pues antes fue usado por Dios para
sanar y echar fuera demonios, pero ahora “sacaban los enfermos para que su sombra los
tocase”, y Dios hacía “señales y milagros extraordinarios por medio de ellos”.
(Te invitamos a leer: Los desiertos nos ayudan a crecer).
CAPÍTULO 5
VIDA PARA LA TIERRA SECA
Al volver del cautiverio en Babilonia, los judíos se dan a la restauración de la ciudad de
Jerusalén. Se atribuye la reconstrucción del templo a Zorobabel y a Josué, los muros a
Nehemías, pero la restauración del culto y la práctica de la ley a Esdras, llamado por algunos
“el segundo Moisés”.
La tradición judía dice que conocía de memoria la ley de Moisés, ocupó el lugar de sumo
sacerdote y tenía sobre él la autoridad religiosa y civil por orden del rey persa Artajerjes. Dios
respaldo a Esdras poderosamente, pues cuando hacemos aquello para lo cual Dios nos ha
llamado, siempre contaremos con su respaldo y ayuda. Consideramos el siguiente texto
bíblico:
“y se juntó todo el pueblo como un solo hombre delante de la puerta de las Aguas, y
dijeron a Esdras el escriba que trajese el libro de la ley de Moisés… Y trajo la ley delante de
la congregación… Y leyó en el libro delante de la plaza que está delante de la puerta de las
Aguas, desde el alba hasta el mediodía… y los oídos de todo el pueblo estaban atentos al
libro de la ley” Nehemías 8:1-3.
Esdras, cuyo nombre significa “Dios es ayuda”, era un sacerdote y escriba erudito en la ley de
Dios. El texto de hoy nos dice que estaban unidos en la puerta de las Aguas, para escuchar la
lectura de la palabra de Dios.
Después del cautiverio los muros reconstruidos tenían diez puertas, algunas de esas puertas
eran: “la de las ovejas, la de los pescados, la de los caballos” y cada una con características
propias, y aquí se menciona la de las Aguas, algunos dicen que estaba cerca un manantial de
aguas llamado Gihón, y que por allí entraban las aguas al templo.
Es interesante que la Biblia relaciona la obra del Espíritu Santo con ríos de agua viva, Juan
7:37, y también el poder de la Palabra de Dios con la vida que da el agua, Salmo 1. Entonces
hablamos de un momento donde Dios estaba trayendo sobre su pueblo renovación y vida. El
agua trae vida al desierto.
La tierra seca es vivificada por el agua, de igual manera el corazón del hijo de Dios es
vivificado cuando bebe del agua de la vida de Dios. Es muy importante tener en cuenta que
fue a través de la lectura y estudio del libro de la ley que el pueblo se volvió a Dios y el culto
fue restaurado, consideremos como lo hicieron:
“desde el alba hasta el mediodía”, Neh. 8:2-3 (durante cinco o seis horas).
“sobre un pulpito de madera”, Versículo 4, nos habla de valoración, prioridad.
“estaban atentos”, Versículo 5, destaca la reverencia, y compromiso.
“se humillaron y adoraron”, Versículo 6, y es que cuando Dios nos habla nuestro corazón se
postra ante su amor y grandeza.
La adoración en armonía con la Palabra de Dios produce arrepentimiento, Nehemías 8:7-9, y
nos conduce al verdadero gozo. Literalmente dice el texto que ellos se gozaron por el perdón
de Dios, y por haber entendido las palabras de la ley. La adoración nos lleva a nuevos niveles
de revelación, recordaron cosas que habían dejado de hacer, como la fiesta de los
tabernáculos, y experimentaron “gran alegría” que hacía ochocientos años aproximadamente
no vivían, Nehemías 8:16-17.
Adorar también es reconocer nuestra maldad y arrepentirnos, adorar también es reconocer
que morimos de sed sin Dios, adorar es rendir nuestro corazón a la Palabra de Dios, es
volverse a Dios, es reconocer su grandeza y santidad, adorar también es gozarnos porque no
hay otro Dios como el nuestro. Acerquémonos a la presencia de Dios y de él saldrá agua de
vida para todo sediento, toda tierra seca será verde y florecerá llevando fruto al ciento por
uno.
(Te invitamos a leer: Aún en las circunstancias más difíciles es necesario confiar en Dios).
CAPÍTULO 6
LAS FAMILIAS PUEDEN SER RESTAURADAS
La voluntad de Dios es bendecir nuestras familias, sin embargo muchas veces nuestro orgullo
impide la manifestación de ésa bendición. A veces las cosas en casa se ponen difíciles, el
ambiente del hogar se pone tenso, y más bien no quisiéramos llegar a casa.
Pero, sin duda ante Dios, debemos mirar no sólo nuestra casa, o las acciones de los miembros
de ella, sino nuestro corazón, y acercarnos a Dios, pues él es la fuente del amor. Veamos el
caso de la familia de José:
“Y José, cuando vio a sus hermanos, los conoció; mas hizo como que no los conocía, y les
habló ásperamente, y les dijo: ¿De dónde habéis venido? Ellos respondieron: De la tierra de
Canaán, para comprar alimentos. José, pues, conoció a sus hermanos; pero ellos no le
conocieron. Entonces… les dijo: Espías sois; por ver lo descubierto del país habéis venido”
Génesis 42:7-9.
Jesús dijo: “por la abundancia del corazón, habla la boca”, así pues es necesario que
identifiquemos las expresiones de un corazón herido. En primer lugar vemos la indiferencia.
La Biblia nos enseña que cuando José era adolescente, sus hermanos “le aborrecían, y no
podían hablarle pacíficamente”, también “le tenían envidia”, lo llamaban el soñador y un día
dijeron: “matémosle y echémosle en una cisterna, y diremos: alguna mala bestia o devoró”.
Para la época del texto de hoy (Génesis 42:7-9) José es el gobernador de Egipto, y su corazón
reacciona ante el recuerdo de un dolor del pasado, un dolor de su adolescencia, como a veces
pasa con nosotros ante el recuerdo de peleas con los hermanos, comparaciones, abusos,
ofensas, burlas, etc.
En segundo lugar podemos identificar las palabras ásperas. José les habla como ellos le
hablaban a él, en Génesis 37:4, nos dice que ellos: “le aborrecían y no podían hablarle
pacíficamente”, y ahora José les habla ásperamente.
¿Qué son las “palabras ásperas”? ásperamente es una traducción del término hebreo “cashé”
que traduce también: severo, duro, recio, brusco. Son aquellas palabras cargadas de enojo,
crueles y violentas con las cuales expresamos lo que hay en nuestro corazón (¿venganza tal
vez?).
Jesús lo dijo así: “el hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre
malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla
la boca”. Procuremos pues el poder sanador de Dios, ejerzamos el perdón, para que el tesoro
de nuestro corazón sea lleno del carácter de Cristo.
(Te invitamos a leer: La mujer que tocó el manto de Jesús y fue sanada).
En tercer lugar podemos ver declaraciones temerarias que salen de la boca de José. Según el
texto de hoy, José los acusa de ser espías, y de haber venido a identificar las debilidades del
imperio egipcio para atacar.
Pero, tengamos en cuenta que él sabía quiénes eran. Han pasado unos veintidós años
aproximadamente sin José ver a sus hermanos, y les habla así. Esto nos permite concluir que
el paso del tiempo no sana las heridas, pues quien sana las heridas del corazón se llama
Jesucristo el Señor.
Con una herida sin sanar podemos usar frases que acusan y condenan, pero su base es falsa,
expresiones como: “Ud. me quería robar”, “Ud. me ha querido muerto(a)”, “Ud. no me
quiere”, “Ud. no parece que fuera mi hijo(a)”, etc.
En cuarto lugar, puede ser que se presente abuso de poder (Génesis 42:17). José es el
gobernador de Egipto, el segundo en el imperio después del faraón. Es interesante ver que es
posible seguir viviendo, lograr éxitos y grandes metas, y aun llegar a gobernar, con el corazón
herido.
José los envió a la cárcel por tres días, y ellos no habían hecho nada malo contra las leyes
egipcias. No importa cuanta unción llegues a alcanzar, o cuan prospero llegues a ser, o los
niveles de autoridad a los cuales Dios te permita llegar, podemos equivocarnos, por eso
tengamos presente que siempre estaremos aprendiendo y siendo procesados por las manos
del Alfarero Divino.
En quinto lugar, puede presentarse la incapacidad para expresar el amor (Génesis 42:24 y
43:30-31). Eran sus hermanos, el camino para llegar a su padre, leemos que: “sus entrañas se
conmovieron… se contuvo”, lloraba a solas.
A veces el dolor y las heridas logran impedir las expresiones de amor entre padres e hijos,
entre esposos y entre hermanos. ¿Por qué? Porque tal vez la persona se quiere mostrar “más
fuerte”, quiere “ganar”, quiere “desquitarse”, tal vez se desea que sientan el dolor que un día
hicieron sentir; es decir la falta de perdón, la falta de sanidad en el corazón hace que la
persona sea dura, áspera y orgullosa.
El camino a seguir es el del perdón, ante el dolor debemos acudir a Jesús, él es nuestro
sanador. Con su ayuda y poder, podemos perdonar y sanar nuestras relaciones familiares,
pues Dios quiere familias salvas y sanas.
Es inevitable, las ofensas y heridas forman parte del camino, pero Jesús nos enseñó a
perdonar, el camino del amor es sin duda el mejor, no queriendo decir que será el más fácil,
pero Dios ha prometido ayudarnos y enseñarnos.
(Te invitamos a leer: Dios desea conducirnos al destino que nos ha preparado).
CAPÍTULO 7
LA RESTAURACIÓN DE UNA VASIJA QUEBRADA
Cuando Dios envió a Ananías a ministrar a Saulo de Tarso, le dijo: “ve, porque instrumento
(vasija) escogido me es este”. Somos hijos de Dios, con un plan específico diseñado por el
Señor, y él nos lleva en un continuo proceso de maduración, y tiene como objetivo formar la
imagen de su Hijo en nosotros, y usará todas las herramientas y circunstancias para cumplir
Su voluntad en nosotros. Él es el alfarero y nosotros barro en sus manos.
“Palabra de Jehová que vino a Jeremías, diciendo: Levántate y vete a casa del alfarero, y allí te
haré oír mis palabras”, Jeremías 18:1-2.
La obediencia de Jeremías.
Lo primero que Dios le dice a Jeremías es: “Levántate”, podemos ver ésta palabra desde la
perspectiva física y emocional. Quizá estaba cansado, o demasiado cómodo.
Emocionalmente afectado: el pueblo de Israel estaba bajo de ánimo, pues Babilonia era el
imperio opresor, Israel estaba en decadencia moral, espiritual y política; fue tiempo de
guerras y crisis, y el ministerio de Jeremías enfrenta oposición de sus hermanos, otros
profetas y reyes; básicamente por el contexto su mensaje fue de juicio, quizá todo esto había
traído una sombra de desaliento sobre el profeta, pero Dios le dice: “Levántate”.
Jeremías somete su razón para obedecer por revelación. A veces obedecer a Dios implica
avanzar, aunque no entendamos lo que está pasando; detrás de la obediencia se esconden
grandes milagros y bendiciones, como le sucedió al profeta Elías cuando Dios lo envió para
ser alimentado por una viuda (que estaba a punto de morir de hambre).Dios nos enseña
varias cosas en éste texto del profeta Jeremías:
El Señor sabe a qué escenario nos lleva para enseñarnos (en éste caso le dijo: “vete a casa del
alfarero”).
La obediencia nos hace avanzar hacia la revelación y bendición de Dios (“allí te haré oír mis
palabras”).
El sometimiento a Dios, es fundamental para ser transformado, el texto bíblico nos sigue
diciendo: “Y descendí a casa del alfarero, y he aquí que él trabajaba sobre la rueda”, Jeremías
18:3 (Jeremías “desciende”, quizá su casa estaba en un lugar más alto de la ciudad y debe
descender; a veces “descender” no es agradable, pero sin duda alguna es necesario).
La casa del alfarero nos habla de aquel escenario dónde Dios trabaja en nuestro corazón.
La restauración de una vasija:
Jeremías 18: 4a: “Y la vasija de barro que él hacía se echó a perder en su mano”. Cuando el
alfarero comienza su labor, ya tiene en mente que vasija hará. Asimismo Dios ha planeado un
diseño y propósito para cada uno, desde antes de la fundación del mundo. Él es el Arquitecto
Divino.
En éste desarrollo podemos ver procesos afectados, vasijas quebradas, soldados heridos.
Aunque Dios tiene grandes planes y su amor por nosotros es inmenso, a veces la vasija se
echa a perder en su mano, por dificultades del material (dureza, impureza, falta de
consistencia, piedras y objetos extraños, etc).
Hablamos de dones mal utilizados, líderes que se apartaron, hermanos que caen y se quedan
allí, resentimientos que nunca llegaron a un genuino perdón, otros se estancaron en el
proceso, etc.
Pero Dios tiene el poder para restaurar, nos dice la Biblia: “y volvió y la hizo otra vasija, según
le pareció mejor hacerla”, Jeremías 18: 4b. Es interesante que el alfarero hiciera una vasija
nueva y mejor, y además utiliza el mismo material, no lo desechó. Dios no rechaza a nadie, y
siempre hará cosas mejores.
(Te invitamos a leer: Con la ayuda de Dios podemos superar la prueba del tiempo).
Dios usa una técnica apropiada para cada uno:
El alfarero conoce muy bien su oficio y sus herramientas. En casa del alfarero encontramos la
rueda, el barro, los hierrillos y desbastadores, utilizados para dar forma, quitar las asperezas,
y pulir los detalles de la vasija; y por supuesto el horno, que da la dureza correcta y estructura
final a la vasija.
Dios requiere de nosotros sometimiento y arrepentimiento genuino, Jeremías 18:5-9. Dios es
soberano, es bueno, santo y justo. Sus manos son bondadosas con el humilde de espíritu, y
fuertes con el soberbio de corazón.
Cuando la vasija ha pasado por todo el proceso debidamente, al final, el alfarero la decora y
hermosea, porque de allí saldrá a ocupar lugares de prominencia, y participará de
importantes eventos en el palacio del rey.
De igual manera Dios levanta sus vasijas a lugares de honra y bendición, depositando en ellas
sus tesoros, por eso dice la Escritura que somos “vasijas de barro, para que la excelencia del
poder sea de Dios y no de los hombres”. Tengamos pues siempre presente que toda la gloria
es de Dios.
Bendito sea el Señor quien tiene grandes planes con nosotros; algunas veces estos planes
sufren, se estancan, se dañan. Pero Dios tiene el poder de restaurar, ante un genuino
arrepentimiento, él interviene con su poder sanando, levantando y restaurando cada vida y
hace mucho más de lo que nos imaginamos o pedimos.
(Te invitamos a leer: Busquemos la aprobación de Dios y no la de los hombres).
CAPÍTULO 8
LIDIAR CON OBSTÁCULOS ES PARTE DEL CAMINO
Es necesario ser conscientes de la realidad de los obstáculos, y ante estos es necesario
desechar el temor, Jeremías 1:8 “No temas delante de ellos, porque contigo estoy para
librarte, dice Jehová”.
Dios también se lo dijo a Abram: “No temas, Abram, yo soy tu escudo y tu recompensa será
muy grande”, y a Jacob: “yo soy el Dios de tu Padre, no temas descender a Egipto, porque allí
haré de ti una gran nación” y a Josué: “no temas, ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará
contigo dondequiera que vayas”.
Entonces vemos que cuando Dios quiere llevar a sus hijos a nuevos niveles y conquistas, pone
delante de ellos desafíos, ante los cuales surge el temor, pero el Señor nos asegura Su
presencia y poder para seguir adelante. La restauración misma será cuestionada por algunos
y otros quizá no crean en ella, pero lo importante es que Dios es quien lo hace y quien pone
el punto final.
Es fundamental renovar las fuerzas y mirar a Jesús para superar las adversidades, Hebreos
12:2 “puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto
delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de
Dios”. Jesús dijo: “en el mundo tendréis aflicción, pero confiad yo he vencido al mundo”,
Jesús no prometió la ausencia de dificultades, pero sí prometió Su fuerza y compañía para
vencerlas.
El problema no es el obstáculo, sino la actitud frente a él. El líder ve un problema como una
oportunidad. El corazón egoísta siempre usará las excusas para justificar el estancamiento, la
desobediencia, y sus miedos.
La realidad de la victoria:
Es fundamental asimilar la voluntad de Dios, Hechos 16:6-10 “les fue prohibido por el Espíritu
Santo hablar la palabra en Asia… intentaron ir a Bitinia, pero el Espíritu no se lo permitió… y
cuando tuvo la visión dieron por cierto que Dios los enviaba a Macedonia”.
En el capítulo anterior, se da la separación de Pablo y Bernabé, y cuál fue la actitud de Pablo:
no renegó, ni se quedó llorando, sino que permitió a Dios dirigir su vida, y en esa guianza
divina, fundó varias iglesias: Filipos, Tesalónica, Corinto, Éfeso, entre otras.
Un fracaso debe servirnos para: Rectificar, buscar la ayuda y dirección del Señor, para crecer
en fe y madurar en carácter como hijos de Dios.
Elías oró siete veces por lluvia, hasta que llegó. Tomás alba Edison, miles de bombillas quemó
antes de prender la primera.
Actitudes de un vencedor:
No se deje limitar por el temor, 2 Tim. 1:7 “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía,
sino de poder, de amor y de dominio propio”.
Aprenda a llevar delante de Dios todas sus necesidades, 1 Pedro 5:7 “echando toda vuestra
ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros”.
Si fracasó, no se quede en el suelo, reflexione y levántese.
Busque la sabiduría de Dios para reconocer los errores propios, antes de culpar a otros.
Tenga siempre presente: “los hijos de Dios no estamos destinados a ser fracasados, sino a ser
más que vencedores”.
Debemos ser conscientes de que enfrentaremos dificultades, adversidades y que Dios ha
prometido ayudarnos, darnos su fuerza para vencer. Se requiere ver la dificultad cómo una
oportunidad para crecer, para conocer más al Señor. Debemos apropiarnos de una verdad:
Dios nos ha llamado a vencer, en él podemos alcanzar la victoria.
(Te invitamos a leer: Dios se ocupa de sus hijos).
CAPÍTULO 9
NO RENUNCIES AL LLAMADO QUE DIOS TE HACE
En la Escritura encontramos que Dios una y otra vez le dice a sus siervos, “no temas, yo estoy
contigo” también les dice: “esfuérzate” ¿por qué estas frases se repiten? Porque el ser
humano se fatiga, se cansa, enfrenta el miedo y el desánimo ante las decepciones, ante la
traición, el menosprecio y las palabras malsanas e hirientes.
El servicio a Dios se encuentra con el rechazo, la incomprensión, a veces dudas, y muchas
veces en el camino aparece el desánimo; pero siempre recuerda la palabra de Dios que dice:
“no temas, yo soy tu escudo, y tu galardón será sobremanera grande” (Génesis 15:1).
Consideremos el caso de Zacarías, padre de Juan el bautista: “Aconteció que ejerciendo
Zacarías el sacerdocio delante de Dios según el orden de su clase, conforme a la costumbre
del sacerdocio, le tocó en suerte ofrecer el incienso, entrando en el santuario del Señor”
Lucas 1:8-9.
Es muy importante mantener presente una verdad: Es un privilegio servir al Rey de reyes. A la
luz de éste pasaje bíblico podemos destacar varias expresiones o frases respecto al servicio
que prestamos a nuestro Señor:
“Ejerciendo el sacerdocio”:
Aunque Zacarías era un hombre de edad avanzada, y tenía preguntas sin resolver (como ¿por
qué Dios no me dio un hijo?) continuaba sirviendo al Señor, y su edad no era un obstáculo
para servir a Dios en el templo.
“Le tocó en suerte”:
Para esa época eran miles los sacerdotes que estaban allí, y tal vez por esa razón sólo una vez
en la vida tenían la oportunidad de ser elegidos para servir en el templo, a Zacarías nunca le
había tocado, pero ahora tendría el privilegio, también podemos ver que nunca había
murmurado quejándose de su situación (él era un levita, servía a Dios y no tenía ni un hijo por
la esterilidad de su esposa Elisabet, pero no condenó a su esposa ni levantó su boca contra
Dios).
“Ofrecer el incienso”:
Recordemos que el incienso es un símbolo de oración y adoración, es símbolo de aquello que
presentamos u ofrecemos a Dios. Aquí la palabra “ofrecer” nos hace reflexionar, pues
Zacarías a pesar de todas las adversidades está adorando y sirviendo a Dios, aunque las cosas
en su matrimonio no se habían dado como el esperaba, adora y bendice al Señor. Zacarías no
renunció al llamado de Dios.
“Entrando en el santuario”:
Es figura de entrar en la presencia de Dios, de procurar alcanzar la revelación de su voluntad y
de conocer sus tiempos, nos habla de acercarnos al Señor.
Precisamente cuando no entendemos lo que ocurre, cuando aparece el desánimo, el
cansancio, o las dificultades, es cuando debemos entrar en la presencia de Dios, buscar su
rostro y dirección, pues sólo en él encontraremos fuerza y orientación. No te apresures a
renunciar, corre a la presencia de Dios y él te fortalecerá y guiará.
Sin duda, es vital buscar a Dios, porque él es la fuente de la vida “Y toda la multitud del
pueblo estaba fuera orando a la hora del incienso” Lucas 1:10.
Debemos tener presente que lo más importante no es buscar a Dios por el ministerio, o
porque me toca, o porque tengo una responsabilidad ante los hermanos o autoridades
pastorales, sino porque lo amamos, porque sabes que nadie te ama como él, aunque “la
multitud estaba afuera orando” Zacarías sirve a Dios con amor y sencillez de corazón.
Dios es bueno y fiel, él tiene cuidado de sus hijos, él guarda y sostiene a sus siervos. Es
necesario fortalecernos en Su presencia, servirle con amor y fidelidad, persevera con su
ayuda aun en medio de los problemas y adversidades, pues al final Dios nos dejará ver su
gloria y obra.
Zacarías finalmente vio la gloria del Señor pues el hijo que tuvo (Juan el bautista) nació para
anunciar que el Mesías había llegado. No renuncies al llamado de Dios, él está contigo y verás
Su gloria.
(Te invitamos a leer: Es fundamental rendir nuestro corazón a Dios).
CAPÍTULO 10
DIOS NO SE HA EQUIVOCADO CONTIGO
Vivimos una batalla con varios frentes, quiero decir a veces es espiritual, otras veces es contra
las obras de la carne, en otras ocasiones es contra nuestro propio carácter; y la pregunta es
¿Cómo ganar?
Cristo venció en todos los frentes, venció al diablo y sus potestades en la cruz, fue tentado en
todo pero sin pecado, y vivió una vida de completa obediencia al Padre, y ahora Jesús vive en
nosotros y por él podemos vencer, confía en él, pues sabe perfectamente lo que hace.
Veamos una dificultad en el desierto:
“Llegaron los hijos de Israel, toda la congregación, al desierto de Zin, en el mes primero, y
acampó el pueblo en Cades; y allí murió María, y allí fue sepultada. Y porque no había agua
para la congregación, se juntaron contra Moisés y Aarón. Y habló el pueblo contra Moisés,
diciendo: ¡Ojalá hubiéramos muerto cuando perecieron nuestros hermanos delante de
Jehová!” Números 20:1-3.
Las dificultades son parte del camino, esa es una realidad innegable. Es una fantasía de color
rosa, pensar que no vamos a enfrentar dificultes, o enemigos que derrotar. En el camino de la
obediencia, podemos encontrarnos con calumnias, murmuración, oposición interna,
decepciones, etc.
Podemos estar haciendo la voluntad de Dios y ser cuestionados, rechazados o calumniados.
Hacer la voluntad del Señor no nos exonera de la oposición o adversidad, pero Dios mismo
nos promete su ayuda y protección.
La Biblia nos enseña que Moisés estaba haciendo la voluntad del Señor. Dios los guiaba de día
y de noche (mediante una nube y columna de fuego respectivamente). A pesar de eso “no
había agua para la congregación” e Israel reacciona juntándose contra Moisés y Aarón, y con
enojo hablan contra Moisés (la reacción de Israel aquí, es una oportunidad para preguntarnos
¿Cómo actuamos ante la dificultad?).
Algunos se enojan o murmuran contra Dios, otros huyen, otros se desaniman, etc; pero Dios
espera que sus hijos confíen en él y sigan avanzando en Su voluntad.
No aprender de las lecciones del pasado, es construir los errores del futuro. El pueblo de
Israel una vez más cae en el pecado de la murmuración, Números 20:4-5. En casos pasados el
resultado había sido funesto, trágico.
Llevaban décadas caminando por el desierto, muchos hebreos han muerto por la maldad del
corazón, han sido víctimas de la dureza de su corazón, pero aun así, el pueblo vuelve a
hacerlo. Hablan mal, con enojo en sus palabras, aunque el Señor iba delante de ellos.
Dios no se había equivocado (Él nunca se equivoca), eran ellos quienes no habían entendido.
Casi siempre, entender es uno de los resultados de obedecer (Jesús le dijo a pedro: “lo que yo
hago, tu no lo comprendes ahora, más lo entenderás después”).
Aún en la adversidad, debemos valorar la enseñanza, pues también dice: “no menosprecies,
hijo mío, la disciplina del Señor”. Tal vez no entendamos nuestro momento, pero más que
comprensión, Dios espera obediencia.
Es necesario depositar nuestra confianza en Dios, pues en esencia él es bueno y sabe lo que
hace. Su voluntad es conducir nuestra vida al lugar destinado por Su providencia y amor.
Avanza, confiado en Su amor y poder. A pesar de las dificultades, vuelve a intentarlo Dios te
ayudará.
(Te invitamos a leer: Dios nos guarda del espíritu de la muerte).
CAPÍTULO 11
RESTAURANDO LA COMUNIÓN CON DIOS
Antes de reparar el altar de Dios que estaba arruinado en el Monte Carmelo, el profeta Elías
examina su estado y condición.
Esto nos recuerda que para reparar o restaurar, primero debemos examinar, examinarnos a
nosotros mismos, nuestros motivos, desobediencia, orgullo, etc, y por supuesto esto solo es
posible con la ayuda del Espíritu Santo, éste es el primer paso de la verdadera restauración o
reparación. Veamos cómo nos lo dice el texto bíblico:
“Entonces dijo Elías a todo el pueblo: Acercaos a mí. Y todo el pueblo se le acercó; y él arregló
el altar de Jehová que estaba arruinado. Y tomando Elías doce piedras, conforme al número
de las tribus de los hijos de Jacob… edificó con las piedras un altar en el nombre de Jehová” 1
Reyes 18:30-32a.
El monte Carmelo se veía imponente desde el mar y por eso muchos antiguos pensaban que
era la habitación de un dios. Su nombre Carmelo significa: “jardín de frutas, o de árboles”,
“cosecha”, “repleto de espigas de grano”, “campo fructífero”.
Éste nombre nos permite sacar una conclusión aquí, pues en medio de tierra fructífera estaba
un altar al Señor, pero arruinado; entonces no siempre “bendición” o “abundancia” significa
aprobación de Dios. La bendición divina estaba en esa tierra, pero allí no había adoración a
Dios, se había apagado el fuego del altar.
“El altar de Jehová estaba arruinado”, la palabra “arruinado” significa: roto, en pedazos,
desbaratado. Éste altar estaba descuidado, abandonado, llevaba años sin ser utilizado. La
Biblia nos dice que Elías “arreglo” el altar, pero antes de hacerlo llamó al pueblo. Él estaba
dando un mensaje para todo Israel: “es necesario restaurar la comunión con Dios”.
Podemos ver también que Elías estaba confiado en el poder de Dios, el contexto del pasaje de
hoy nos relata que el fuego del Señor descendió y consumió todo el holocausto, hasta las
piedras. Elías sabía que Dios no lo dejaría avergonzado. Es interesante que en éste contexto
de idolatría, la respuesta divina sea mediante el fuego, es el fuego del Espíritu el que derriba
la idolatría. En un corazón lleno de Dios, avivado por el fuego del Espíritu Santo no hay lugar
para otros.
El texto bíblico nos dice que Elías tomó doce piedras, conforme a las doce tribus de Israel.
Doce tribus, doce hijos de Jacob, que nos hablan de familia. Podemos ver que esta gran
familia no estaba buscando a Dios.
Elías toma doce piedras para edificar el altar y cada piedra representa un hijo de Jacob, él no
fue a preguntarles si querían eso, él los metió en el altar de Dios, y luego estaban ellos
postrados delante del Señor.
Fue Elías quien construyó el altar (no fueron ellos, ni sus esposas, ni sus hijos). Elías edificó el
altar, hizo una zanja, preparó la leña; no le dejes todo a Dios, haz tu parte, intercede por tu
familia, dales amor y buen testimonio, y el Señor hará el resto. Nuestras decisiones afectan o
benefician a nuestra familia y a quienes nos rodean.
Dios quiere manifestar su gloria en nuestra vida, en nuestra familia, busquemos su presencia
y si la hemos descuidado, volvámonos al Señor. Él tiene el poder de restaurar todas las cosas.
Presenta tu familia ante altar de Dios en oración y confía en el Señor, él es poderoso para
hacer un milagro. Restaura y fortalece tu comunión con Dios y obras maravillosas
comenzaran a suceder.
(Te invitamos a leer: Dios pelea por nosotros).
CAPÍTULO 12
DIOS VIENE A RESTITUIR LO QUE HA SIDO ARRUINADO
Todo tiene su tiempo, tiempo de nacer y tiempo de morir, tiempo de llorar y tiempo de reír,
tiempo de callar y tiempo de hablar. Dios todo lo hizo hermoso en su tiempo. Dios está
trayendo sobre su iglesia un nuevo tiempo, este tiempo es especial, es profético, Dios lo ha
planeado. Dispongamos nuestro corazón para caminar como él quiere. Consideremos la
situación de Israel en tiempos del profeta Joel:
Joel 1:3-4 “De esto contaréis a vuestros hijos, y vuestros hijos a sus hijos, y sus hijos a la otra
generación. Lo que quedó de la oruga comió el saltón, y lo que quedó del saltón comió el
revoltón; y la langosta comió lo que del revoltón había quedado”.
Tenemos que ser conscientes de la realidad de las crisis, y para ese momento Israel
enfrentaba varias dificultades, por ejemplo la Biblia nos revela que enfrentaban una gran
sequía y hambre.
Una plaga de langostas había llegado. Las palabras: oruga, saltón, revoltón, langosta, nos
muestran cuatro fases en el desarrollo de la langosta, o cuatro insectos diferentes que
atacaban las cosechas, millares que formaban una oscura nube y todo se perdía (versículo 10)
y “los sacerdotes ministros de Jehová están de duelo”.
Enfrentaban además una terrible sequía, Joel 1:18-20, y la amenaza de un ejército invasor,
Joel 2:2, 9. El ejército asirio venía victorioso invadiendo desde el norte y el temor inundaba
sus corazones.
El origen de las crisis puede ser terrenal o celestial. Por ejemplo Israel no expulsó
completamente a los cananeos en la conquista de la tierra prometida, desobedeciendo a
Dios, y la Biblia dice que éstos pueblos se convirtieron en azotes y espinas para Israel,
entonces vemos una situación muy difícil provocada por ellos mismos, por sus malas
decisiones; también podemos ver por ejemplo que en Génesis veintidós la Biblia nos dice:
“probó Dios a Abraham” ésta nueva situación adversa para Abraham nació en el corazón de
Dios.
Entonces las situaciones difíciles que aparecen en nuestra vida, algunas son provocadas por
nosotros, y otras planeadas por Dios para llevarnos a nuevos niveles de fe, de unción, de
revelación, de ministerio, etc. Lo cierto es que nuestro corazón debe asimilar la enseñanza
divina y debe ser sensible al llamado del Señor.
El poder de la verdadera conversión, Joel 2:12-13.
“Por eso pues, ahora, dice Jehová, convertíos a mí con todo vuestro corazón, con ayuno y
lloro y lamento. Rasgad vuestro corazón, y no vuestros vestidos, y convertíos a Jehová
vuestro Dios; porque misericordioso es y clemente, tardo para la ira y grande en misericordia,
y que se duele del castigo”.
El pueblo de Dios es llamado a una genuina conversión. ¿qué significa “convertíos”? es una
traducción del término hebreo “shub” que además significa: volver a traer, regresar,
básicamente es volver al punto de partida, es regresar por un camino ya transitado, es
volverse a Dios; por eso en otro pasaje el Señor le dice a su pueblo: “Paraos en los caminos, y
mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él, y
hallaréis descanso para vuestra alma”, Jeremías 6:16.
Por su amor Dios usa diversas herramientas para acercarnos a él. Recordemos que Dios usa la
figura del barro y el alfarero, para hacer referencia a su obra en nosotros, él hace de nosotros
la vasija que él quiere, y entonces usa circunstancias, personas, autoridades, crisis,
bendiciones. En éste caso usó la langosta, luego la sequía y la amenaza invasora, para atraer a
Israel a Su presencia.
Una conversión genuina nos llevará a nuevos niveles espirituales y de mayor bendición.
Cuando Dios te diseñó, al mismo tiempo planeó lo mejor para ti, a veces ciertos elementos
presentes en nosotros estancan el plan divino, entonces él comienza una labor a través de la
cual procura que nos despojemos de lo vano y podamos avanzar hacia la plenitud de Su plan.
Veamos un ejemplo: el profeta Jeremías, en su libro en el capítulo quince versículo
diecinueve dice: “Por tanto, así dijo Jehová: Si te convirtieres, yo te restauraré, y delante de
mí estarás; y si entresacares lo precioso de lo vil, serás como mi boca. Conviértanse ellos a ti,
y tú no te conviertas a ellos”.
El profeta debía convertirse y sería como la boca de Dios, sus mensajes tendrían ahora un
nuevo impacto: “serás como mi boca” esto lo llevaría a un nuevo nivel ministerial, un nuevo
fluir en el Espíritu y tendría un mayor impacto en los corazones de los israelitas.
Dios restituye con gran bendición lo que el enemigo ha dañado, Joel 2:25:
“Y os restituiré los años que comió la oruga, el saltón, el revoltón y la langosta, mi gran
ejército que envié contra vosotros”.
Veamos el significado de la palabra restituir: es una traducción del término hebreo “Shalám”
que significa además: reembolsar, remunerar, recompensar, premiar, devolver por completo;
implica reparación del daño o herida.
La restitución en el libro de Joel, 2:19 “Responderá Jehová, y dirá a su pueblo: He aquí yo os
envío pan, mosto y aceite, y seréis saciados de ellos; y nunca más os pondré en oprobio entre
las naciones”.
El capítulo 1:10 nos recuerda qué se había perdido, y 2:19 nos dice que Dios lo restituye, y
añade: “y seréis saciados de ellos”, quiere decir que cuando Dios restituye no sólo te
devuelve lo que has perdido, sino que te devuelve mucho más.
Dios nos enseña la restitución a través de varios ejemplos en la Biblia:
Job, perdió su familia, su patrimonio, su salud… Dios le restituyó todo y más, porque dice la
Escritura: “quitó Jehová la aflicción de Job, y aumentó al doble todas las cosas que habían
sido de Job”.
El rey Manasés, cuando se arrepintió de su maldad, fue restaurado a su reino.
José, el hijo de Jacob, su persona y sus sueños fueron atacados intensamente, e intentaron
matarlo, pero Dios lo usó para darle vida a muchos; sus hermanos le quitaron la túnica de
colores que tenía, pero después el rey egipcio le dio su anillo, le hizo vestir ropas de lino
finísimo y puso un collar de oro en su cuello; se quedó sin herencia de su familia, pero Dios lo
hizo gobernante y señor principal en el imperio egipcio.
El plan de redención es un plan de restitución, pues el postrer Adán, que es Cristo, vino a
rescatar lo que se había perdido; lo que Adán en el Edén perdió, Cristo lo recuperó en la cruz
del calvario.
Lo que fue diseñado para la descendencia de Dios, para nosotros sus hijos, el Cristo de la
gloria lo vino a restituir: gobierno, autoridad, señorío, victoria, santidad, abundancia, paz... lo
que el diablo ha querido dañar en ti, lo que tú has perdido, el tiempo que has descuidado, el
dolor que has soportado, hoy Dios te dice: “restituiré lo que comió la langosta, restituiré lo
que daño la sequía, restituiré lo que se ha perdido, y nunca jamás será mi pueblo
avergonzado”.
En medio de toda esa restitución, Dios promete: Joel 2:28-29 “Y después de esto derramaré
mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos
soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. Y también sobre los siervos y sobre las
siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días”.
Nunca la tierra había vivido el mover del Espíritu Santo como hoy día, vienen nuevos tiempos
para nuestra nación, para nuestra ciudad, para cada iglesia, para tu familia, para ti. Gracias
Dios por tu amor y bondad.
(Te invitamos a leer: Ante la dificultad es necesario fortalecer la oración).
CAPÍTULO 13
UNA FAMILIA RESTAURADA POR DIOS
Hoy día basta con mirar unos minutos los noticieros para observar las condiciones de nuestra
sociedad; la familia es la célula básica de toda comunidad, pero ha venido sufriendo cambios
nocivos y muy perjudiciales: adolescentes dirigiendo pandillas, altísimos niveles de violencia
intrafamiliar, el número de divorcios se ha disparado, matrimonios fracasados, olas de
inmoralidad y perversión, etc, pero Dios puede cambiar las cosas.
Toda familia enfrenta diferentes momentos de crisis. Por ejemplo al sacerdote Zacarías servía
a Dios, y con su esposa Elisabet tenían una vida ejemplar, pero vivían una crisis matrimonial:
no podían tener hijos. Veamos Lucas 1:5-7
“Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, un sacerdote llamado Zacarías, de la clase de
Abías; su mujer era de las hijas de Aarón, y se llamaba Elisabet. Ambos eran justos delante de
Dios, y andaban irreprensibles en todos los mandamientos y ordenanzas del Señor. Pero no
tenían hijo, porque Elisabet era estéril, y ambos eran ya de edad avanzada”.
Zacarías pertenecía a la orden sacerdotal, y con su esposa Elisabet, obedecían todas las
ordenanzas de la Ley. Pero un día la crisis llegó.
Entre los judíos el matrimonio se da siendo muy jóvenes. Un día Zacarías y Elisabet se
casaron, con todas las expectativas de cualquier matrimonio, pero un tiempo después llegó la
crisis: no podían tener hijos, pasaron muchos años (en la mentalidad judía es sinónimo de
maldición o ausencia de favor de Dios), es significativo que a pesar de esto, no dejaron de
seguir a Dios, ni negaron su fe en él.
Es fundamental acercarnos a Dios, Lucas 1:8-10
“Aconteció que ejerciendo Zacarías el sacerdocio delante de Dios según el orden de su clase,
conforme a la costumbre del sacerdocio, le tocó en suerte ofrecer el incienso, entrando en el
santuario del Señor. Y toda la multitud del pueblo estaba fuera orando a la hora del incienso”.
La crisis no le impidió a Zacarías acercarse a Dios. ¿Cómo reaccionamos cuando llega la crisis?
La mejor decisión es acercarnos al Señor. Cuando nos acercamos a Dios, él también se acerca
a nosotros, Lucas 1:11-12.
Dios cuida de su creación cada día, nos bendice dándonos la vida y la provisión. Pero es
posible estar en la tierra, recibir sus beneficios y vivir alejados de Dios, por ejemplo Caín. Al
mirar la Escritura vemos que los hombres que buscaron a Dios, lo hallaron.
Aunque el Señor siempre está allí, él espera tu iniciativa, pues respeta tus decisiones. La
presencia de Dios y Su poder ministra nuestro ser, restaura nuestro corazón, Lucas 1:13 “Pero
el ángel le dijo: Zacarías, no temas; porque tu oración ha sido oída, y tu mujer Elisabet te
dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Juan” ante el poder y palabra de Dios el temor se va y
es restaurada la esperanza.
Confía en Dios, él puede cambiar las circunstancias, Lucas 1:23-25
“Y cumplidos los días de su ministerio, se fue a su casa. Después de aquellos días concibió su
mujer Elisabet, y se recluyó en casa por cinco meses, diciendo: Así ha hecho conmigo el Señor
en los días en que se dignó quitar mi afrenta entre los hombres”.
Hagamos lo que nos corresponde, y el Señor en su tiempo hará el resto. Zacarías buscó y
sirvió a Dios, como tenía que hacerlo, y continúo viviendo una vida ejemplar. La Escritura
dice: “Después de aquellos días, concibió su mujer…” era en el tiempo de Dios, pues de ella
nacería el precursor de Jesús: Juan el bautista, profeta sin igual.
Dios es restaurador por excelencia. Por décadas, éste matrimonio fue cuestionado, señalado,
quizá fue motivo de burla para muchos. Vemos en el texto bíblico que Elisabet dice:
“el Señor ha quitado mi afrenta entre los hombres”, otras versiones dicen: “el Señor me ha
quitado la vergüenza ante los demás”, “Dios me ha quitado la desgracia ante los demás”), ella
experimenta una gran alegría, pues Dios ha hecho un milagro en su matrimonio, y promete
usar de manera gloriosa al hijo que ha nacido. Todas las circunstancias familiares fueron
cambiadas por el poder y misericordia del Señor.
Dios conoce las diversas situaciones que vivimos, incluso las crisis, éstas deben enfrentarse
con Su ayuda. Acercarnos a él nos fortalece y recibimos Su sabiduría para la toma de
decisiones tan importantes como las que tienen que ver con nuestra familia y futuro, Dios
quiere bendecir y salvar nuestras familias.
(Te invitamos a leer: La fe en Dios es la actitud correcta).
CAPÍTULO 14
EN DIOS NO HAY ACCIDENTES NI CASUALIDADES
Jesucristo no sólo marcó la historia, él es el referente para un antes y un después. Jesús da
inicio a un nuevo comienzo. De hecho Su ministerio fue el inicio de un mensaje
completamente nuevo en tierras palestinas y para el mundo.
Al ser hijos de Dios somos llamados a cumplir esos grandes planes que el Señor diseñó desde
antes de la fundación del mundo. No somos una persona más en el mundo, no somos una
casualidad, somos el resultado de un diseño o plan celestial.
El verdadero éxito de un hijo de Dios no consiste en los bienes que posee. Ante Dios éxito es
hacer Su voluntad, es cumplir con aquello para lo cual fuimos creados. Un hijo de Dios exitoso
es aquel que camina en la voluntad del Señor. Esto implica una formación y crecimiento
diario de la mano de Dios.
“Cuando Jesús oyó que Juan estaba preso, volvió a Galilea; y dejando a Nazaret, vino y habitó
en Capernaúm, ciudad marítima, en la región de Zabulón y de Neftalí” Mateo 4:12-13.
Crecer es parte de la vida del hijo de Dios. El texto bíblico citado nos enseña que Jesús sale de
Nazaret y va a Capernaúm (esta ciudad se convierte en la ciudad sede de su ministerio).
Al considerar la vida de Jesús vemos que ésta se desarrolla básicamente en cuatro ciudades y
cada una de ellas con un significado hermoso el cual nos enseña muchas cosas, pues en Dios
no hay casualidades sino propósitos. Veamos:
a) Jesús nace en Belén, y la palabra “Belén” significa: Casa de pan (recordándonos que Jesús
es el pan vivo que descendió del cielo y verdadero alimento para el hombre). Por eso es Jesús
el único que puede saciar el hambre de amor y propósito del corazón humano.
b) Crece en Nazaret, y palabra “Nazaret” significa: vástago, brote que florece (es el lugar
donde Jesús crece y se forma como judío). Nos habla del fundamental tiempo o periodo en la
vida del creyente donde es formado y equipado para hacer la voluntad de Dios.
c) Establece su sede en Capernaúm, palabra que significa: Ciudad de consuelo. Jesús realizaba
sus giras evangelísticas por todo Israel sobre todo en Galilea y volvía allí. En Capernaúm Jesús
realizó muchos milagros, allí venían muchos enfermos y endemoniados, y recibían libertad y
sanidad.
Nos habla esto entonces del ministerio de consuelo de Jesús para la humanidad afligida y
cautiva en el pecado. Ministerio que continúa el Señor a través de Su iglesia.
d) Jesús muere en Jerusalén, y la palabra “Jerusalén” significa: ciudad de paz. Porque Jesús al
entregar su vida en la cruz, llevó el juicio por nuestros pecados e hizo la paz entre Dios y los
hombres.
Una virtud del cristiano es caminar en los tiempos de Dios.
Todo esto nos enseña que el cristiano debe avanzar en cada una de los tiempos y etapas que
el Padre Celestial ha diseñado y preparado para él.
Jesús no escogió la ciudad para nacer, ni aquella en la cual había de crecer, él se sometió a la
voluntad de la Autoridad en el cielo. Jesús pasa del lugar de crecimiento, al lugar de
formación y equipamiento, y luego a la obra que Dios tenía reservada para él; así mismo
nuestra vida debe avanzar, paso a paso, hacia la buena voluntad de Dios. Recuerda en él no
hay accidentes ni casualidades sino propósitos.
Debemos avanzar de acuerdo a la Palabra del Señor, Mateo 4:14-16. La Biblia nos dice que
“Para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías…”. Conforme estaba en la Palabra de
Dios el Señor Jesús caminó y vivió. Esto nos enseña la importancia de la obediencia, de ver
nuestra vida y cada situación cómo el Señor las ve.
El Señor Jesús no buscó la grandeza en la ciudad de Jerusalén (que era la ciudad capital, allí
estaba el Templo, era la cuna de la religión y sus autoridades, estaban las multitudes y los
“señores” del gobierno, era el principal lugar de comercio, etc) y eso hubiera sido lo normal y
lógico, pero Jesús anduvo según la dirección del Padre Celestial. El Señor vino a habitar en
Capernaúm, ciudad de Galilea.
Cuando caminamos en la voluntad de Dios, los poderes de las tinieblas retroceden. El
contexto bíblico nos enseña que desde el mundo espiritual, está región estaba dominada y
afligida por las fuerzas de las tinieblas, pues sus habitantes estaban en “región de sombra de
muerte” y los resultados se evidenciaban en la multitud de enfermos allí, además de los
lunáticos, afligidos por espíritus inmundos y la ruina integral de dicha región.
Galilea no fue casualmente el lugar que Jesús eligió para iniciar Su poderoso y hermoso
ministerio, también de allí escogió sus primeros discípulos. La región olvidada por muchos,
vino a ser la principal, pues multitudes venían a escuchar a Jesús y recibir su poder.
Esto es lo que Dios hace, el restaura y repara lo que ha sido dañado, restituye lo que ha sido
rechazado y honra lo que los hombres han desechado. Bendito sea nuestro Dios.
El Señor tiene grandes planes con cada uno de sus hijos, tal vez haya que superar obstáculos y
derrotar la oposición, pero Aquel que te llamó también te respaldará, él no te decepcionará.
Ahora somos hijos de Dios y en él no hay casualidades ni accidentes sino propósitos.
(Te invitamos a leer: Fortalece tu fe y evita la incredulidad).
CAPÍTULO 15
VENCEDORES POR MEDIO DE AQUEL QUE NOS AMÓ
Si hay una escena triste es ver volver a un guerrero de la batalla cuando ha perdido. Con
cierta frecuencia vemos esa escena en el pueblo de Dios, matrimonios quebrados, hijos
heridos, finanzas destruidas, liderazgos fracasados, creyentes que renuncian a sus sueños,
etc. Pero Dios desea restaurar y llevar a sus hijos al destino que les ha preparado, en Cristo
somos más que vencedores.
“Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de Aquél que nos amó”
Romanos 8:37. Ante las dificultades, crisis y oposición de las tinieblas debemos tener
presente ésta Palabra de Dios. Veamos ahora algunos principios fundamentales para caminar
en victoria en Cristo:
Limpiar nuestra vida es fundamental (2 crónicas 14:2-5).
“E hizo Asa lo bueno y lo recto ante los ojos de Jehová su Dios. Porque quitó los altares del
culto extraño, y los lugares altos; quebró las imágenes, y destruyo los símbolos de Asera…
Quitó asimismo de todas las ciudades de Judá los lugares altos y las imágenes”.
Nuestro Dios es santo y espera de sus hijos santidad. La santificación es un proceso en el que
Dios paso a paso nos va revelando aquellas cosas que tenemos que abandonar, y cuando lo
hacemos entonces alcanzamos santidad en esa área. Un soldado de Dios no puede guardarle
cosas al enemigo, ni recibir de él dádivas o regalos.
El rey Asa derribó los altares y lugares altos, también las imágenes (del hebreo “Massebot”
eran pilares de piedra que se creía contenían los dioses locales de la fertilidad: los baalim) y
destruyó los símbolos de Asera (cuyo culto era altamente inmoral). Es necesario derribar
todas éstas cosas en nuestro corazón.
La preparación y equipamiento es muy importante (2 Crónicas 14:5b-8).
“y estuvo el reino en paz bajo su reinado. Y edificó ciudades fortificadas en Judá… y dijo
cerquémoslas de muros con torres, puertas, y barras, ya que la tierra es nuestra: porque
hemos buscado a Jehová nuestro Dios, lo hemos buscado, y él nos ha dado paz por todas
partes. Edificaron pues, y fueron prosperados.
Tuvo también Asa ejército que traía escudos y lanzas…” La Biblia nos enseña al final del
versículo 5 que “estuvo el reino en paz bajo su reinado”. Esa paz fue aprovechada por el rey
para edificar ciudades fortificadas, y conformó un ejército de soldados bien armados y
diestros para la batalla. Nos habla de crecer integral y diligentemente en Dios.
No podemos ignorar la importancia de prepararse, capacitarse, y adiestrarse para la batalla.
Las torres en los muros nos habla de la importancia de ver (discernimiento) los posibles
ataques, las puertas nos recuerdan cubrir posibles entradas del enemigo, y las barras son
figura de la fortaleza del cristiano. Asa no tenía miedo, él estaba creciendo y fortaleciéndose.
Identifica el enemigo y fortalece las áreas vulnerables (2 Crónicas 14:9).
“Y salió contra ellos Zera etíope con un ejército de millones, y trescientos carros; y vino hasta
Maresa”.
El versículo nos describe algunas cosas respecto al enemigo de Asa, veamos:
a) Su nombre Zera significa: levantamiento, brote (es un invasor, un enemigo que se levanta).
b) Etíope: término que significa “quemado” hace referencia a una región egipcia,
descendiente de Cus (hijo de Cam que habitó en Etiopia). Indica oposición, Egipto es figura
del mundo, aquello que te quiere apartar de Dios.
c) El mismo capítulo nos enseña que Zera Viene con un millón de hombres y trescientos
carros, mientras que Asa tenía casi la mitad de hombres y sin carros de guerra (el ejército de
Zera era mucho más grande y mejor armado). Físicamente Zera infunde miedo y angustia.
d) Maresa: término que significa posesiones, herencia, cima, cabeza. Ciudad de Israel,
vigilante ubicada en la cima de la montaña (entonces significa “el que ve”) los centinelas
advertían cuando el enemigo estaba cerca de Israel.
Espiritualmente hablando en necesario identificar qué se ha levantado contra ti, que o quien
quiere invadir tu territorio y dañar lo que Dios te ha dado. No permitas que el miedo o la
angustia te paralicen, confía en el Señor y sigue adelante.
Desarrolla seguridad y confianza en Dios (2 Crónicas 14:10-11).
“Entonces salió Asa contra él, y ordenaron la batalla en el valle de Sefata junto a Maresa. Y
clamó Asa a Jehová su Dios”.
Asa reconoce que es Dios quien le dará la victoria, que el Señor puede vencer con pocos o con
muchos, el rey Asa ora diciendo: “Señor en tu nombre venimos contra este ejército”, como
David dijo contra Goliat:
“tu vienes contra mí con espada, lanza y jabalina, más yo vengo en el nombre de Jehová de
los ejércitos” y Goliat cuán grande era cayó a los pies de David. El Señor también nos dijo: “En
mi Nombre echarán fuera demonios” porque hay poder en el Nombre sobre todo nombre:
Jesucristo.
Nuestra oración demuestra cuanto dependemos de Dios, cuanto confiamos en él. No es tu
fuerza, ni tu capacidad, ni tus talentos, sino lo que el Señor puede hacer a través de ti. Él no
ha cambiado, él sigue haciendo milagros.
Permanece expectante ante la obra sobrenatural de Dios (2 Crónicas 14:12-13).
“Y Jehová deshizo a los etíopes delante de Asa y delante de Judá; y huyeron los etíopes… y
cayeron los etíopes hasta no quedar en ellos aliento; porque fueron deshechos delante de
Jehová y de su ejército. Y les tomaron muy grande botín”.
La fe en Dios ve y recibe los milagros del Señor. El ejército que era dos veces más grande y
con 300 carros ahora huye, y lo que era un gran problema se convierte en una gran victoria.
Dios además bendice a su pueblo con “muy grande botín”, porque Dios recompensa la fe y
esfuerzo de Su pueblo. No sólo veras la victoria sino que serás bendecido materialmente.
Por más de ciento setenta años los etíopes no volvieron a molestar a Israel, hablamos pues de
una victoria para varias generaciones, los descendientes del rey Asa disfrutaron la paz
alcanzada por ellos.
Debemos confiar, perseverar y avanzar seguros en el poder de Dios. Para caminar en esa
victoria que el Señor nos ha prometido él espera obediencia de nuestra parte, fe y
perseverancia. Recuerda en él somos más que vencedores.
(Te invitamos a leer: Dios consuela al afligido).
CAPÍTULO 16
¡LEVÁNTATE!
Introducción: Hay diferentes tipos de caídas (o fracasos), algunas son leves y causan risas,
otras son muy dolorosas y causan fracturas. Las personas las asimilan de manera diferentes,
por ejemplo hay quienes se levantan rápidamente, otros sin fractura alguna se quedan un
rato en el suelo; otros a pesar de la fractura procuran recuperarse rápidamente, pero otros
deciden quedarse quietos por mucho tiempo usando como excusa el dolor y la lenta
recuperación.
Otros definitivamente no vuelven a levantarse. La pregunta es ¿Cómo levantarse?
Acompañemos a Josué, el líder que dirigió a Israel en la conquista de la tierra prometida en
un momento difícil de su vida, y tengamos en cuenta algunos principios o fundamentos para
levantarnos de nuevo y avanzar hacia el plan de Dios.
Dios no debe ser cuestionado (Josué 7:7-9):
“Y Josué dijo: ¡Ah, Señor Jehová! ¿Por qué hiciste pasar a este pueblo el Jordán, para
entregarnos en las manos de los amorreos, para que nos destruyan? ¡Ojalá nos hubiéramos
quedado al otro lado del Jordán! ¡Ay, Señor! ¿Qué diré, ya que Israel ha vuelto la espalda
delante de sus enemigos?... ¿qué harás tú a tu grande nombre?”.
Podemos cometer el error de cuestionar la voluntad de Dios, o murmurar disgustados por lo
que estamos viviendo. Podemos incluso culpar al Señor cuando algo sale mal. Vemos que aun
Josué declara que era mejor no haber pasado el Jordán (era mejor no haber avanzado, esta
conclusión la saca él en medio de su crisis).
Más bien debemos recordar las cosas grandes que Dios ha hecho (por ejemplo el Señor los
saco de Egipto con maravillas, abrió el mar, y cuidó de ellos con milagros en el desierto,
conquistaron la gran ciudad de Jericó, etc) y buscar Su rostro en medio de la adversidad.
Cuidado con las cosas pequeñas porque pueden hacerse grandes (Josué 7:3-5).
“Y volviendo a Josué, le dijeron: No suba todo el pueblo, sino suban como dos mil o tres mil
hombres, y tomarán a Hai; no fatigues a todo el pueblo yendo allí, porque son pocos. Y
subieron allá del pueblo como tres mil hombres, los cuales huyeron delante de los de Hai. Y
los de Hai mataron de ellos a unos treinta y seis hombres”.
Los soldados de Josué que reconocieron la ciudad de Hai concluyen que será fácil la conquista
porque son pocos. Es muy interesante ver que Hai es símbolo de varias cosas y su nombre
tiene varios significados:
a) Montón de ruinas (tiene relación con el pasado que viene a dañar).
b) Montón de escombros (esto es basura, son aquellas cosas que debemos desechar o botar,
por ejemplo: el orgullo, la autosuficiencia, la malicia, etc).
c) Ciudad pequeña (indica las cosas pequeñas malas, que son tratadas con indiferencia, pero
luego se convierten en grandes problemas).
Israel sufre una vergonzosa derrota y mueren treinta y seis soldados, y el desánimo cayó
sobre Israel. La Biblia también nos recuerda que las pequeñas zorras echan a perder el
viñedo. El hecho de que algo sea pequeño no significa que no tiene poder para dañar,
debemos caminar con discernimiento.
No te quedes en la derrota (Josué 7:10).
“Y Jehová dijo a Josué: Levántate; ¿por qué te postras así sobre tu rostro?”
Josué esta postrado buscando a Dios y eso está bien, pero la respuesta del Señor nos deja ver
que Josué está detenido o estancado en la situación. Estaba lamentándose y sin avanzar, por
eso Dios le dice: Levántate.
Es como si el Señor le dijera: Debes hacer algo, no te quedes allí. A veces permitimos que las
caídas o tropiezos traigan miedo, desánimo, y por último la persona se detiene o paraliza.
Josué debe recordar las victorias pasadas y recordar las promesas del Señor, pues Dios es fiel.
(Te invitamos a leer: Dios renueva nuestra esperanza).
Quita el obstáculo y asimila la lección (Josué 7:1, 13).
“Levántate, santifica al pueblo, y di: Santificaos para mañana; porque Jehová el Dios de Israel
dice así: Anatema hay en medio de ti, Israel; no podrás hacer frente a tus enemigos, hasta
que hayáis quitado el anatema de en medio de vosotros”.
Dios había dado instrucciones y ellos no podían tomar del anatema de Jericó (anatema quiere
decir bajo maldición). Pero Acán lo hizo y por esa desobediencia el ejército de Hai derrotó al
ejército de Israel. Murieron treinta y seis soldados y salieron avergonzados.
Ante esto Dios da instrucciones para quitar el obstáculo (hablamos aquí de arrepentimiento)
y cuando estas cosas ocurren debemos asimilar la lección, pues la conquista continua y
debemos asegurar la presencia de Dios con nosotros.
Avanza siguiendo la dirección del Señor (Josué 8:1).
“Jehová dijo a Josué: No temas ni desmayes; toma contigo toda la gente de guerra, y
levántate y sube a Hai. Mira, yo he entregado en tu mano al rey de Hai, a su pueblo, a su
ciudad y a su tierra”.
Vemos que una vez más Dios le dice a Josué: “No temas ni desmayes”, frase que también le
dijo cuándo Josué apenas salía del desierto para empezar a conquistar la tierra prometida.
Esto nos enseña que continuamente debemos fortalecernos en el Señor, no somos seres
independientes, somos hijos de Dios que reconocen que sin él nada podemos hacer.
Debemos destacar que ahora no son los soldados quienes dicen cuántos van a ir contra Hai,
ni cuando, sino que es Dios mismo quien dice suban todos y yo te entrego al rey de Hai, la
ciudad y su tierra. Cuando avanzamos en el tiempo del Señor, siguiendo sus instrucciones
veremos su gloria y respaldo de una manera poderosa y sobrenatural.
Los problemas pasados no deben detenernos, sino que debemos fortalecernos en Dios y
avanzar según su dirección. Quitemos los obstáculos, asimilemos la lección divina, y
avancemos con el Señor y veremos su mano a nuestro favor.
Esperamos que este libro haya sido de su agrado.
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Muchas gracias.

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  • 1. GONZALO SANABRIA ANZOLA ES POSIBLE SUPERAR EL FRACASO (Dios restaura lo que ha sido dañado)
  • 2. Visita nuestro sitio web: http://www.estudiosysermones.com/ Te invitamos conocer más de 80 libros publicados por el autor aquí en: PÁGINA DE AUTOR GONZALO SANABRIA EN AMAZON Todos los derechos reservados. Ninguna porción de éste libro podrá ser reproducida, almacenada en algún sistema de recuperación, o transmitida en cualquier forma o por cualquier medio, mecánico, fotocopias, grabación u otro, sin autorización expresa del autor. Excepto para citas breves en revistas o libros con la correspondiente mención. A menos que se indique lo contrario, las citas bíblicas han sido tomadas de la Biblia Versión Reina-Valera de 1960, de las sociedades Bíblicas. Todos los derechos reservados. DEDICATORIA Dedico este libro a mi buen Dios, por Su amor y paciencia conmigo. A Jesucristo mi salvador y maestro y al Espíritu Santo bendito Consolador. A mi linda esposa Andrea regalo de Dios y a mi hijo Daniel. AGRADECIMIENTOS A mi familia, a la iglesia que Dios me permite pastorear (por su apoyo y oraciones), a todos los que leen nuestras publicaciones, y por supuesto a Dios, quien me da la fuerza y la capacidad para escribir y desarrollar el llamado que me ha hecho.
  • 3. Contenido INTRODUCCIÓN.....................................................................................................................................................4 LA RESTAURACIÓN DE UN CASO PERDIDO ............................................................................................................5 EL PODER DE DIOS RESTAURA LA ESPERANZA.......................................................................................................7 FUE RECHAZADO PERO DIOS LO RESTAURÓ........................................................................................................10 LA CAÍDA Y RESTAURACIÓN DEL APÓSTOL PEDRO..............................................................................................12 VIDA PARA LA TIERRA SECA.................................................................................................................................15 LAS FAMILIA PUEDEN SER RESTAURADAS...........................................................................................................17 LA RESTAURACIÓN DE UNA VASIJA QUEBRADA..................................................................................................20 LIDIAR CON OBSTÁCULOS ES PARTE DEL CAMINO..............................................................................................23 NO RENUNCIES AL LLAMADO QUE DIOS TE HACE...............................................................................................25 DIOS NO SE HA EQUIVOCADO CONTIGO.............................................................................................................27 RESTAURANDO LA COMUNIÓN CON DIOS ..........................................................................................................29 DIOS VIENE A RESTITUIR LO QUE HA SIDO ARRUINADO .....................................................................................31 UNA FAMILIA RESTAURADA POR DIOS................................................................................................................35 EN DIOS NO HAY ACCIDENTES NI CASUALIDADES...............................................................................................38 VENCEDORES POR MEDIO DE AQUEL QUE NOS AMÓ.........................................................................................41 ¡LEVÁNTATE!.......................................................................................................................................................44
  • 4. INTRODUCCIÓN Los obstáculos son parte de nuestra vida. El asunto es cómo los enfrentamos. Ante nuestra negligencia o ansiedad podemos tomar malas decisiones y no sólo somos afectados nosotros sino aquellos que nos rodean. Sin darnos cuenta terminamos lastimando a los seres que más amamos. Los fracasos son el resultado de decisiones equivocadas. Pensemos por ejemplo en Adán, él lo tenía todo, pero una mala decisión arruinó toda su vida, su familia, patrimonio, etc. Con frecuencia vemos el triste cuadro de familias fracasadas, matrimonios disueltos, hijos en las drogas, empresas y negocios arruinados y muchos deciden no volver a intentarlo una vez más. No sólo sufrieron ésas pérdidas, también perdieron su esperanza y capacidad de soñar. Dios nos ayuda y nos da nuevas oportunidades. Renueva tus sueños, no renuncies a ellos, quizá has pasado por un fracaso, pero es necesario levantarse de nuevo. Éste libro expone diversas caídas y tropiezos de personas que fueron grandes instrumentos en la Biblia y en la historia de la iglesia, y cómo el Señor los restauró de una manera poderosa y maravillosa.
  • 5. CAPÍTULO 1 LA RESTAURACIÓN DE UN CASO PERDIDO Seguramente a causa de su situación en oscuridad e impotencia, rechazo y soledad, el ciego no creía ya en un milagro. Quizá sólo esperaba la muerte desde su triste lugar. Eso lo podemos ver porque algunos “lo trajeron a Jesús”, no fue su iniciativa. A veces a la adversidad, se le permite ser más grande de lo que en realidad es. Desde su condición, Jesús ministró y acompañó a éste hombre en su proceso de sanidad y restauración, fue esto un volver a la vida. Cuando todos daban el caso por perdido, Dios lo rescato. “Vino luego a Betsaida; y le trajeron un ciego, y le rogaron que le tocase. Entonces, tomando la mano del ciego, le sacó fuera de la aldea; y escupiendo en sus ojos, le puso las manos encima, y le preguntó si veía algo. El, mirando, dijo: Veo los hombres como árboles, pero los veo que andan. Luego le puso otra vez las manos sobre los ojos, y le hizo que mirase; y fue restablecido, y vio de lejos y claramente a todos” Marcos 8:22-25. Consideremos inicialmente la vida del ciego. No sabemos cuánto llevaba así, ni el origen de su enfermedad, lo más seguro es que era un mendigo, quizá no tenía familia ni trabajo, y si era levita no podía ser sacerdote. Él dependía de otros, y convivía con miedos ante una total y continua oscuridad. Caminar a ciegas es muy difícil. Su capacidad productividad era casi nula. Con frecuencia en el Antiguo Testamento los asirios, amonitas, filisteos, babilonios sacaban los ojos a sus prisioneros de guerra; el cautiverio y la ceguera van de la mano, lo vemos por ejemplo en Sansón, quien fue llevado preso por los filisteos y le sacaron los ojos. La Biblia denuncia la ceguera espiritual: 2 Corintios 4:4 “en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios”, por la obra del diablo, por la religión (la ley de Moisés tergiversada, por ejemplo Jesús le dijo a los fariseos “ciegos, guías de ciegos”. Recordemos también que el Señor dijo: “es necesario nacer de nuevo, para ver el Reino de Dios” y ver viene del griego “eído” que traduce además: conocer, entender, saber cómo
  • 6. hacer. Los amigos del ciego conocían o entendían el poder de un toque de Jesús (por eso dice el texto bíblico: “le rogaron que le tocase”). Dios es soberano y eso significa: Dueño, Señor, quien tiene todo el poder, autoridad absoluta (Dios hace cómo él quiere impulsado por su amor, él es la máxima autoridad de la creación visible e invisible). (Te invitamos a leer: Con la ayuda de Dios podemos hacer grandes cosas). Dios hace cosas que nos sorprenden y otras que no entendemos, pero él sabe lo que hace (En éste caso: lo llevó fuera de la aldea, escupe en sus ojos, y luego impone sus manos). Éste milagro ocurre en dos fases o etapas (Esto nos habla de proceso, nos habla de niveles y podemos ver tres aquí: visión nula, visión media y visión óptima). Jesús impone por segunda vez sus manos, es una nueva ministración, por eso no debemos renunciar sino perseverar, porque llegará el día cuando el velo se rasgará y veremos la gloria de Dios, llegará el día cuando brillará la luz de Cristo en tu casa. Por eso, también dice la Escritura: “más la senda del justo es cómo la luz de la aurora va en aumento hasta que el día es perfecto, más los impíos no saben en que tropiezan”. “Fue restablecido”, restablecer es una traducción del término griego “apokadsítemi” que significa además: restituir, devolver, reponer, restaurar (es una acción que conduce a la sanidad o restauración completa de algo que ha sido dañado). Cuando nos acercamos a Jesús comienza la restauración (Cómo le sucedió al ciego). Su vida fue restituida, su visión, familia, sociedad, templo, propósito de vida, y su más grande satisfacción fue ver a Jesús, ser tocado y transformado por su poder (el Señor dijo: “los limpios de corazón verán a Dios”… Tal vez la maldad ha distorsionado nuestra visión y confianza en Dios, tal vez le hemos dado lugar al enemigo para dañar nuestra esperanza del futuro, pero el Todopoderoso restaura nuestra visión y confianza). A veces no logramos discernir las circunstancias de nuestra vida, o no podemos ver de manera clara el diseño de Dios, y por eso el potencial que él ha puesto en nosotros está limitado.
  • 7. En otras ocasiones, durante el proceso del milagro (sanidad, liberación), aparece la fatiga o decepción, y requerimos de Dios nuevas fuerzas para continuar. Entonces él viene con restitución, Dios viene a transformar nuestra condición, él es poderoso para transformar y restaurar todas las cosas según su soberana voluntad e inmenso poder. (Nota especial: Sí deseas ser informado de nuestros próximos libros y las promociones gratuitas que ofreceremos, y sí aún no lo has hecho, envíanos tu correo electrónico a: contactolibrosgs@gmail.com . Será para nosotros un gusto que formes parte de nuestros contactos). CAPÍTULO 2 EL PODER DE DIOS RESTAURA LA ESPERANZA Definición de la palabra restauración: Desde el idioma hebreo restauración significa: renovar, reparar, restaurar. En el Antiguo Testamento ésta palabra se usa generalmente para referirse a la reconstrucción del Templo del Señor (esto es muy interesante al recordar que hoy somos templo del Espíritu Santo). Desde el idioma griego restauración significa: volver a construir, poner en orden, restablecer. Al igual que en el Antiguo Testamento el término generalmente hace referencia a la reconstrucción. El plan de salvación es básicamente un plan de restauración. En el Edén el plan de Dios fue dañado, porque el Señor quería gobernar la tierra a través del hombre, y con la desobediencia de Adán, el diablo tomó la autoridad y vinieron las tristes consecuencias. Pero Dios da inicio a un plan de restauración. Dios envió a su hijo a reparar el plan original: Cristo es el postrer Adán, 1 Corintios 15:45,47 “Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante. El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo.” La relación aquí es muy
  • 8. clara: un primer Adán que falló y un postrer Adán que vino a restaurar o reparar el daño ocurrido en el Edén. El Señor Jesucristo vino a cumplir el propósito divino, Gálatas 4:4 “Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley”. Recordemos aquí que el salmista dijo: “en tus manos están mis tiempos” (Salmo 31:5), Dios siempre se mueve en su tiempo. Tú eres un propósito divino y has nacido en el tiempo de Dios. Ante todo esto es muy importante recordar que Cristo tuvo que enfrentar: Rechazo de las autoridades religiosas (sacerdotes, escribas y fariseos). Rechazo e incredulidad de su familia. Calumnias de sus oponentes. Menosprecio en varios lugares. Traicionado y crucificado. Todo esto vino contra Cristo, pero él se fortaleció en Dios y pudo vencer, porque se cumple la Palabra de Dios que dice: “Jehová cumplirá su propósito en mí”. Aunque nacemos en el tiempo de Dios, y avanzamos en Su voluntad, habrá obstáculos que superar y con Su poder ciertamente lo haremos. (Te invitamos a leer: Aún en los tiempos difíciles no falta la protección de Dios). Cristo es nuestra inspiración: La muerte no pudo retenerlo, Lucas 24:1-3 “El primer día de la semana, muy de mañana, vinieron al sepulcro, trayendo las especias aromáticas que habían preparado, y algunas otras mujeres con ellas. Y hallaron removida la piedra del sepulcro; y entrando, no hallaron el cuerpo del Señor Jesús”. La piedra según el evangelio de Mateo fue removida por un ángel… el cuerpo del Señor no estaba, él había resucitado. Lucas 24:4-7 nos testifica la resurrección del Señor, la palabra resurrección es traducida del término griego “anastasis” que significa: ponerse de pie, levantamiento, “pararse de nuevo”. Al tercer día resucitó, cómo el Padre se lo había dicho, Jesús confió en su Padre y setenta y dos horas después de su muerte el poder de Dios vino sobre el cuerpo del Señor, sus lienzos cayeron y él se levantó. Quizá has escuchado frases como:
  • 9. “ya no hay posibilidad”, “de ésta no se levanta”, “ahora si fracasó del todo”, pero ignoran que nuestro Dios resucita muertos, que Dios toma lo vil y menospreciado del mundo para glorificarse, que siendo Abraham de cien años tuvo hijo, porque Dios da vida a los muertos y llama las cosas que no son, como si fuesen, porque nada es imposible para Dios. Según Lucas 24:8-12 Pedro visita el sepulcro y está vacío, el sepulcro es figura de aquello que te quiere retener. Entre los hebreos, se trataba por lo general de una cueva, cerrada con una puerta o piedra. Según los relatos evangélicos, el cuerpo de Jesús lo depositaron en un sepulcro nuevo que José de Arimatea había hecho excavar para sí mismo en una roca, y cuya entrada se cerró con una gran piedra. Al considerar el interior de éste sepulcro cerrado, era un lugar de: Oscuridad, soledad, cautiverio, silencio asfixiante, y fracaso para los de afuera. Para todos Jesús había muerto, y todo había acabado, para el Señor el sepulcro era un obstáculo a vencer. Reflexionemos un momento ¿Cuál es nuestro obstáculo a superar? ¿Cuál es la cueva que nos detiene? Ten presente Cristo venció, cumplió el propósito del Padre, muchas cosas vinieron contra él, pero confió en las palabras del Padre celestial y se levantó en el poder del Espíritu, tomó la autoridad y la delegó en su iglesia para vencer. Eres llamado a levantarte y caminar en el poder y las promesas de Dios. No importa el tamaño del obstáculo o cuan gruesas sean las paredes de la cueva, el poder de Dios rompe toda muralla. Jesucristo tiene el poder de restaurar lo que ha sido dañado. Cuando las posibilidades humanas dicen no, Dios dice sí. (Te invitamos a leer: A Dios nada lo toma por sorpresa)
  • 10. CAPÍTULO 3 FUE RECHAZADO PERO DIOS LO RESTAURÓ El plan de salvación del ser humano es en realidad un plan de restauración. Dios creó al hombre a su imagen y semejanza, le encomendó multiplicarse (es decir, llenar la tierra de hombres y mujeres a imagen y semejanza de Dios), le delegó la administración o gobierno de la tierra y el cuidado de ésta. Ante la caída de Adán y Eva, Dios comienza a desarrollar su plan de salvación de salvación o restauración, con el cual desea hijos a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo, discipular todas las naciones y que sea establecido su gobierno o reino aquí en la tierra. Así pues, nuestro Dios es restaurador por excelencia; aquel gran escritor del evangelio de San Marcos es el resultado de una poderosa restauración, él fue rechazado, pero Dios lo restauró. “Después de algunos días, Pablo dijo a Bernabé: Volvamos a visitar a los hermanos en todas las ciudades en que hemos anunciado la palabra del Señor, para ver cómo están. Y Bernabé quería que llevasen consigo a Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos; pero a Pablo no le parecía bien llevar consigo al que se había apartado de ellos desde Panfilia, y no había ido con ellos a la obra”, Hechos 15:36-38. Dios restaura al que ha retrocedido. Un siervo que retrocedió fue Juan Marcos. Él fue un discípulo que empezó su formación ministerial al lado de Pablo y Bernabé, y a la mitad del primer viaje misionero se devolvió (quizá por cansancio, miedos, crisis emocional, desesperanza, tentaciones, etc). Juan Marcos no renunció a su fe, pero si al llamado que Dios le hacía, era muy joven y su camino ministerial apenas comenzaba. Ahora era necesaria la restauración y renovación en su vida. Seguramente al comenzar su servicio a Dios, Juan Marcos lo hizo con gran pasión y expectativa, como es normal en alguien que ha nacido de nuevo y experimenta ese profundo
  • 11. anhelo por servir al Señor. Pero un corto tiempo después, la Biblia no describe la razón, Juan Marcos no pudo continuar. Esta actitud no fue bien vista por el apóstol Pablo, quien se disgustó, pues tenían una gran labor misionera que desarrollar. Al parecer Bernabé (Según Hechos 15:36-38) ha acompañado a Juan Marcos en su restauración, enseñándole con amor, y paciencia, equipándolo para el ministerio, la lucha contra las tentaciones y ahora quiere llevarlo de nuevo a la obra misionera, pero Pablo no piensa igual, la diferencia entre ellos es tal que se separan, y Pablo se va con Silas y Bernabé se va con Juan Marcos. (Te invitamos a leer el estudio: Superando el desánimo). Dios levanta el corazón dispuesto. Vemos que finalmente Dios restauró a Juan Marcos, llevándolo al cumplimiento de su diseño, y es el mismo apóstol Pablo quien lo reconoce, al solicitarle a Timoteo que lo involucre en el ministerio misionero, “Sólo Lucas está conmigo. Toma a Marcos y tráele contigo, porque me es útil para el ministerio”, (2 Timoteo 4:11). El apóstol Pablo (quien en comienzo no quiso llevarlo por segunda vez a las misiones) reconoce años después el buen trabajo de Bernabé en la restauración de Juan Marcos, y ahora es fundamental su aporte y trabajo en la labor apostólica, pues hay muchas iglesias que atender. Según la tradición, Juan Marcos hizo grandes cosas para la gloria de Dios y para la extensión de Su reino: Fundó la iglesia de Alejandría en Egipto, fundó una Escuela Bíblica allí, es el escritor del Evangelio según San Marcos (su fuente fue el apóstol Pedro). El plan de Dios con cada uno es especial y hermoso, a pesar de todo lo que ha pasado, o pueda pasar, no consideres volver atrás, fortalécete en Dios y persevera, al final el plan de Dios se cumplirá, no importa que los demás no crean, y aunque tal vez tu propia mente diga “no es posible”, prosigue a la meta. Renuévate en Dios, entra en Su presencia y permite a Dios obrar en tu corazón. Él es restaurador por excelencia.
  • 12. CAPÍTULO 4 LA CAÍDA Y RESTAURACIÓN DEL APÓSTOL PEDRO El Señor Jesús inicia su ministerio llamando a cuatro pescadores a ser parte de sus discípulos, no eran perfectos, ni reunían los requisitos religiosos de la época para ser siervos del Señor, pero Jesús los llamó. Algunos cometieron grandes errores, pecados, fallaron, pero Dios escoge lo vil y menospreciado para que ninguno se jacte en Su presencia. La caída de Pedro: La palabra discípulo es una traducción del término griego “mathetes” que significa además: aprendiz, seguidor, uno que aprende para imitar. Somos llamados a hacer discípulos, el Señor Jesús nos comisionó: “Id, y haced discípulos”, esto significa avanzar hacia ellos y desarrollar una labor específica y programada de enseñanza en sus vidas. El Señor Jesús llamó a Pedro, Mateo 4:18-20, y dentro de sus características encontramos: Era un pescador de Galilea (región al norte de Israel; distante de Jerusalén; rechazada por su “mezcla étnica con cananeos”; de poca escolaridad). Su temperamento impetuoso, sanguíneo, apresurado, de doble ánimo; luego Jesús lo llamó “Pedro” que significa roca (Enseñándonos esto el poder transformador de Cristo). Humanamente no era el discípulo ideal, pero Jesús sí vio el potencial que había en él. Pedro falla a Dios por su autosuficiencia, Lucas 22:31-34 “Él le dijo: Señor, dispuesto estoy a ir contigo no sólo a la cárcel, sino también a la muerte. Y él le dijo: Pedro, te digo que el gallo no cantará hoy antes que tú niegues tres veces que me conoces”. Pedro fue advertido por el Señor Jesús, debemos considerar aquí varias cosas: Sí somos fuertes, lo somos en Cristo. Satanás no puede tocar a los hijos de Dios, sino con permiso del Señor. Pedro cae en la presunción, en la autosuficiencia, está demasiado seguro de sí mismo.
  • 13. Cuando Pedro debía orar en el Getsemaní, se quedó dormido. Abandonó a Jesús cuando los soldados romanos llegaron, y luego lo negó tres veces y cada vez con mayor fuerza. Abandona su servicio al Señor y vuelve a la pesca (cualquier maestro se decepcionaría de semejante discípulo, por ejemplo Pablo se decepcionó de Juan Marcos, cuando abandonó el viaje misionero). Que diferencia tan grande hay entre lo que Dios ve y lo que el hombre concluye. Recordemos el profeta Samuel al ver a Eliab, hijo de Isaí de Belén, pensó que era el escogido por Dios y el Señor le dijo: “no mires su parecer ni lo grande de su estatura, pues tu miras lo de afuera, pero yo miro el corazón” y vemos como luego le mostró que el escogido por Dios no era el primogénito, sino el menor, y no era el más alto sino uno de baja estatura. (Te invitamos a leer: Obedecer a Dios es la mejor decisión) La restauración del apóstol Pedro: Consideremos las acciones del Señor Jesús, Juan 21:4-6 “Cuando ya iba amaneciendo, se presentó Jesús en la playa; más los discípulos no sabían que era Jesús. Y les dijo: Hijitos, ¿tenéis algo de comer? Le respondieron: No. Él les dijo: Echad la red a la derecha de la barca, y hallaréis. Entonces la echaron, y ya no la podían sacar, por la gran cantidad de peces”. Después de resucitar Jesús va al encuentro de sus discípulos, reflexionemos en sus acciones: Los llama “Hijitos”, después de haberlo abandonado, y que Pedro lo había negado, fue un llamado con amor (Creo que cualquiera de nosotros los habría reprendido primero). Los lleva al lugar de la bendición (“Echad la red a la derecha…”). Compartió con ellos y les dio de comer. El discípulo a quien Jesús amaba (Juan), fue el primero en reconocerlo (Recuerda que Juan se recostaba en su pecho; esto nos enseña que cuando tenemos una vida de comunión e intimidad con Dios podemos fácilmente discernir y ver Su obra. El Señor revela sus secretos a aquellos que lo aman).
  • 14. Pedro se ciñó la ropa (Juan 21:7) para encontrarse con Jesús (esto nos recuerda que la Iglesia para encontrarse con su Señor, debe estar vestida de gloria, sin mancha ni arruga, santa, vestida de la justicia de Cristo). El Señor Jesús le habla a Pedro, Jn. 21:15ª y podemos ver la respuesta de Pedro y su restauración, Jn. 21:15b-19. Esta porción nos hace reflexionar en varias cosas: Pedro lo negó tres veces y tres veces es cuestionado por Jesús (Jesús cuando le pregunta si lo ama utiliza la palabra griega “agapao” para amar, término griego que habla del perfecto y pleno amor, y Pedro cuando le responde usa el término griego “fileo”, la diferencia está en la intensidad, pues fileo es más familiar y amigable). Entonces la pregunta de Jesús ¿me amas? Es un llamado a amar a Dios con todo el ser, seguramente ante esta experiencia Pedro experimenta en su corazón grandes y profundos cambios, esto lo vemos en los posteriores resultados. Lleno del Espíritu Santo, predica en Pentecostés, miles de personas se convierten a Jesucristo y confronta a los que negaron al Señor (“…vosotros entregasteis y negasteis a su Hijo Jesús…”). Podemos preguntarnos ¿Cómo es posible que si Pedro negó a Jesús, ahora confronte a quienes lo han negado? Esto es una evidencia de la completa restauración de Dios en su corazón. Lidera el avivamiento en Jerusalén (el hombre que había abandonado el llamado, que había vuelto a pescar en el mar de Galilea, ahora es usado por Dios para bendición de miles de personas). Autor de las dos epístolas que llevan su nombre, 1ª y 2ª de Pedro. Pedro, fue un fiel discípulo del Señor hasta el fin (muere crucificado, por solicitud propia con la cabeza hacia abajo, por cuanto no se consideró digno de morir como su Maestro). Dios restauró su discípulo, sus ojos nunca dejaron de mirar a Pedro, Jesús trabajo en su corazón y lo llenó de su Espíritu Santo, ungiéndolo para el ministerio, Pedro volvió a creer, a soñar, vuelve fluir en el poder del Señor multiplicado, pues antes fue usado por Dios para sanar y echar fuera demonios, pero ahora “sacaban los enfermos para que su sombra los tocase”, y Dios hacía “señales y milagros extraordinarios por medio de ellos”. (Te invitamos a leer: Los desiertos nos ayudan a crecer).
  • 15. CAPÍTULO 5 VIDA PARA LA TIERRA SECA Al volver del cautiverio en Babilonia, los judíos se dan a la restauración de la ciudad de Jerusalén. Se atribuye la reconstrucción del templo a Zorobabel y a Josué, los muros a Nehemías, pero la restauración del culto y la práctica de la ley a Esdras, llamado por algunos “el segundo Moisés”. La tradición judía dice que conocía de memoria la ley de Moisés, ocupó el lugar de sumo sacerdote y tenía sobre él la autoridad religiosa y civil por orden del rey persa Artajerjes. Dios respaldo a Esdras poderosamente, pues cuando hacemos aquello para lo cual Dios nos ha llamado, siempre contaremos con su respaldo y ayuda. Consideramos el siguiente texto bíblico: “y se juntó todo el pueblo como un solo hombre delante de la puerta de las Aguas, y dijeron a Esdras el escriba que trajese el libro de la ley de Moisés… Y trajo la ley delante de la congregación… Y leyó en el libro delante de la plaza que está delante de la puerta de las Aguas, desde el alba hasta el mediodía… y los oídos de todo el pueblo estaban atentos al libro de la ley” Nehemías 8:1-3. Esdras, cuyo nombre significa “Dios es ayuda”, era un sacerdote y escriba erudito en la ley de Dios. El texto de hoy nos dice que estaban unidos en la puerta de las Aguas, para escuchar la lectura de la palabra de Dios. Después del cautiverio los muros reconstruidos tenían diez puertas, algunas de esas puertas eran: “la de las ovejas, la de los pescados, la de los caballos” y cada una con características propias, y aquí se menciona la de las Aguas, algunos dicen que estaba cerca un manantial de aguas llamado Gihón, y que por allí entraban las aguas al templo. Es interesante que la Biblia relaciona la obra del Espíritu Santo con ríos de agua viva, Juan 7:37, y también el poder de la Palabra de Dios con la vida que da el agua, Salmo 1. Entonces hablamos de un momento donde Dios estaba trayendo sobre su pueblo renovación y vida. El agua trae vida al desierto.
  • 16. La tierra seca es vivificada por el agua, de igual manera el corazón del hijo de Dios es vivificado cuando bebe del agua de la vida de Dios. Es muy importante tener en cuenta que fue a través de la lectura y estudio del libro de la ley que el pueblo se volvió a Dios y el culto fue restaurado, consideremos como lo hicieron: “desde el alba hasta el mediodía”, Neh. 8:2-3 (durante cinco o seis horas). “sobre un pulpito de madera”, Versículo 4, nos habla de valoración, prioridad. “estaban atentos”, Versículo 5, destaca la reverencia, y compromiso. “se humillaron y adoraron”, Versículo 6, y es que cuando Dios nos habla nuestro corazón se postra ante su amor y grandeza. La adoración en armonía con la Palabra de Dios produce arrepentimiento, Nehemías 8:7-9, y nos conduce al verdadero gozo. Literalmente dice el texto que ellos se gozaron por el perdón de Dios, y por haber entendido las palabras de la ley. La adoración nos lleva a nuevos niveles de revelación, recordaron cosas que habían dejado de hacer, como la fiesta de los tabernáculos, y experimentaron “gran alegría” que hacía ochocientos años aproximadamente no vivían, Nehemías 8:16-17. Adorar también es reconocer nuestra maldad y arrepentirnos, adorar también es reconocer que morimos de sed sin Dios, adorar es rendir nuestro corazón a la Palabra de Dios, es volverse a Dios, es reconocer su grandeza y santidad, adorar también es gozarnos porque no hay otro Dios como el nuestro. Acerquémonos a la presencia de Dios y de él saldrá agua de vida para todo sediento, toda tierra seca será verde y florecerá llevando fruto al ciento por uno. (Te invitamos a leer: Aún en las circunstancias más difíciles es necesario confiar en Dios).
  • 17. CAPÍTULO 6 LAS FAMILIAS PUEDEN SER RESTAURADAS La voluntad de Dios es bendecir nuestras familias, sin embargo muchas veces nuestro orgullo impide la manifestación de ésa bendición. A veces las cosas en casa se ponen difíciles, el ambiente del hogar se pone tenso, y más bien no quisiéramos llegar a casa. Pero, sin duda ante Dios, debemos mirar no sólo nuestra casa, o las acciones de los miembros de ella, sino nuestro corazón, y acercarnos a Dios, pues él es la fuente del amor. Veamos el caso de la familia de José: “Y José, cuando vio a sus hermanos, los conoció; mas hizo como que no los conocía, y les habló ásperamente, y les dijo: ¿De dónde habéis venido? Ellos respondieron: De la tierra de Canaán, para comprar alimentos. José, pues, conoció a sus hermanos; pero ellos no le conocieron. Entonces… les dijo: Espías sois; por ver lo descubierto del país habéis venido” Génesis 42:7-9. Jesús dijo: “por la abundancia del corazón, habla la boca”, así pues es necesario que identifiquemos las expresiones de un corazón herido. En primer lugar vemos la indiferencia. La Biblia nos enseña que cuando José era adolescente, sus hermanos “le aborrecían, y no podían hablarle pacíficamente”, también “le tenían envidia”, lo llamaban el soñador y un día dijeron: “matémosle y echémosle en una cisterna, y diremos: alguna mala bestia o devoró”. Para la época del texto de hoy (Génesis 42:7-9) José es el gobernador de Egipto, y su corazón reacciona ante el recuerdo de un dolor del pasado, un dolor de su adolescencia, como a veces pasa con nosotros ante el recuerdo de peleas con los hermanos, comparaciones, abusos, ofensas, burlas, etc. En segundo lugar podemos identificar las palabras ásperas. José les habla como ellos le hablaban a él, en Génesis 37:4, nos dice que ellos: “le aborrecían y no podían hablarle pacíficamente”, y ahora José les habla ásperamente.
  • 18. ¿Qué son las “palabras ásperas”? ásperamente es una traducción del término hebreo “cashé” que traduce también: severo, duro, recio, brusco. Son aquellas palabras cargadas de enojo, crueles y violentas con las cuales expresamos lo que hay en nuestro corazón (¿venganza tal vez?). Jesús lo dijo así: “el hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca”. Procuremos pues el poder sanador de Dios, ejerzamos el perdón, para que el tesoro de nuestro corazón sea lleno del carácter de Cristo. (Te invitamos a leer: La mujer que tocó el manto de Jesús y fue sanada). En tercer lugar podemos ver declaraciones temerarias que salen de la boca de José. Según el texto de hoy, José los acusa de ser espías, y de haber venido a identificar las debilidades del imperio egipcio para atacar. Pero, tengamos en cuenta que él sabía quiénes eran. Han pasado unos veintidós años aproximadamente sin José ver a sus hermanos, y les habla así. Esto nos permite concluir que el paso del tiempo no sana las heridas, pues quien sana las heridas del corazón se llama Jesucristo el Señor. Con una herida sin sanar podemos usar frases que acusan y condenan, pero su base es falsa, expresiones como: “Ud. me quería robar”, “Ud. me ha querido muerto(a)”, “Ud. no me quiere”, “Ud. no parece que fuera mi hijo(a)”, etc. En cuarto lugar, puede ser que se presente abuso de poder (Génesis 42:17). José es el gobernador de Egipto, el segundo en el imperio después del faraón. Es interesante ver que es posible seguir viviendo, lograr éxitos y grandes metas, y aun llegar a gobernar, con el corazón herido. José los envió a la cárcel por tres días, y ellos no habían hecho nada malo contra las leyes egipcias. No importa cuanta unción llegues a alcanzar, o cuan prospero llegues a ser, o los niveles de autoridad a los cuales Dios te permita llegar, podemos equivocarnos, por eso tengamos presente que siempre estaremos aprendiendo y siendo procesados por las manos del Alfarero Divino.
  • 19. En quinto lugar, puede presentarse la incapacidad para expresar el amor (Génesis 42:24 y 43:30-31). Eran sus hermanos, el camino para llegar a su padre, leemos que: “sus entrañas se conmovieron… se contuvo”, lloraba a solas. A veces el dolor y las heridas logran impedir las expresiones de amor entre padres e hijos, entre esposos y entre hermanos. ¿Por qué? Porque tal vez la persona se quiere mostrar “más fuerte”, quiere “ganar”, quiere “desquitarse”, tal vez se desea que sientan el dolor que un día hicieron sentir; es decir la falta de perdón, la falta de sanidad en el corazón hace que la persona sea dura, áspera y orgullosa. El camino a seguir es el del perdón, ante el dolor debemos acudir a Jesús, él es nuestro sanador. Con su ayuda y poder, podemos perdonar y sanar nuestras relaciones familiares, pues Dios quiere familias salvas y sanas. Es inevitable, las ofensas y heridas forman parte del camino, pero Jesús nos enseñó a perdonar, el camino del amor es sin duda el mejor, no queriendo decir que será el más fácil, pero Dios ha prometido ayudarnos y enseñarnos. (Te invitamos a leer: Dios desea conducirnos al destino que nos ha preparado).
  • 20. CAPÍTULO 7 LA RESTAURACIÓN DE UNA VASIJA QUEBRADA Cuando Dios envió a Ananías a ministrar a Saulo de Tarso, le dijo: “ve, porque instrumento (vasija) escogido me es este”. Somos hijos de Dios, con un plan específico diseñado por el Señor, y él nos lleva en un continuo proceso de maduración, y tiene como objetivo formar la imagen de su Hijo en nosotros, y usará todas las herramientas y circunstancias para cumplir Su voluntad en nosotros. Él es el alfarero y nosotros barro en sus manos. “Palabra de Jehová que vino a Jeremías, diciendo: Levántate y vete a casa del alfarero, y allí te haré oír mis palabras”, Jeremías 18:1-2. La obediencia de Jeremías. Lo primero que Dios le dice a Jeremías es: “Levántate”, podemos ver ésta palabra desde la perspectiva física y emocional. Quizá estaba cansado, o demasiado cómodo. Emocionalmente afectado: el pueblo de Israel estaba bajo de ánimo, pues Babilonia era el imperio opresor, Israel estaba en decadencia moral, espiritual y política; fue tiempo de guerras y crisis, y el ministerio de Jeremías enfrenta oposición de sus hermanos, otros profetas y reyes; básicamente por el contexto su mensaje fue de juicio, quizá todo esto había traído una sombra de desaliento sobre el profeta, pero Dios le dice: “Levántate”. Jeremías somete su razón para obedecer por revelación. A veces obedecer a Dios implica avanzar, aunque no entendamos lo que está pasando; detrás de la obediencia se esconden grandes milagros y bendiciones, como le sucedió al profeta Elías cuando Dios lo envió para ser alimentado por una viuda (que estaba a punto de morir de hambre).Dios nos enseña varias cosas en éste texto del profeta Jeremías: El Señor sabe a qué escenario nos lleva para enseñarnos (en éste caso le dijo: “vete a casa del alfarero”).
  • 21. La obediencia nos hace avanzar hacia la revelación y bendición de Dios (“allí te haré oír mis palabras”). El sometimiento a Dios, es fundamental para ser transformado, el texto bíblico nos sigue diciendo: “Y descendí a casa del alfarero, y he aquí que él trabajaba sobre la rueda”, Jeremías 18:3 (Jeremías “desciende”, quizá su casa estaba en un lugar más alto de la ciudad y debe descender; a veces “descender” no es agradable, pero sin duda alguna es necesario). La casa del alfarero nos habla de aquel escenario dónde Dios trabaja en nuestro corazón. La restauración de una vasija: Jeremías 18: 4a: “Y la vasija de barro que él hacía se echó a perder en su mano”. Cuando el alfarero comienza su labor, ya tiene en mente que vasija hará. Asimismo Dios ha planeado un diseño y propósito para cada uno, desde antes de la fundación del mundo. Él es el Arquitecto Divino. En éste desarrollo podemos ver procesos afectados, vasijas quebradas, soldados heridos. Aunque Dios tiene grandes planes y su amor por nosotros es inmenso, a veces la vasija se echa a perder en su mano, por dificultades del material (dureza, impureza, falta de consistencia, piedras y objetos extraños, etc). Hablamos de dones mal utilizados, líderes que se apartaron, hermanos que caen y se quedan allí, resentimientos que nunca llegaron a un genuino perdón, otros se estancaron en el proceso, etc. Pero Dios tiene el poder para restaurar, nos dice la Biblia: “y volvió y la hizo otra vasija, según le pareció mejor hacerla”, Jeremías 18: 4b. Es interesante que el alfarero hiciera una vasija nueva y mejor, y además utiliza el mismo material, no lo desechó. Dios no rechaza a nadie, y siempre hará cosas mejores. (Te invitamos a leer: Con la ayuda de Dios podemos superar la prueba del tiempo). Dios usa una técnica apropiada para cada uno: El alfarero conoce muy bien su oficio y sus herramientas. En casa del alfarero encontramos la rueda, el barro, los hierrillos y desbastadores, utilizados para dar forma, quitar las asperezas,
  • 22. y pulir los detalles de la vasija; y por supuesto el horno, que da la dureza correcta y estructura final a la vasija. Dios requiere de nosotros sometimiento y arrepentimiento genuino, Jeremías 18:5-9. Dios es soberano, es bueno, santo y justo. Sus manos son bondadosas con el humilde de espíritu, y fuertes con el soberbio de corazón. Cuando la vasija ha pasado por todo el proceso debidamente, al final, el alfarero la decora y hermosea, porque de allí saldrá a ocupar lugares de prominencia, y participará de importantes eventos en el palacio del rey. De igual manera Dios levanta sus vasijas a lugares de honra y bendición, depositando en ellas sus tesoros, por eso dice la Escritura que somos “vasijas de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios y no de los hombres”. Tengamos pues siempre presente que toda la gloria es de Dios. Bendito sea el Señor quien tiene grandes planes con nosotros; algunas veces estos planes sufren, se estancan, se dañan. Pero Dios tiene el poder de restaurar, ante un genuino arrepentimiento, él interviene con su poder sanando, levantando y restaurando cada vida y hace mucho más de lo que nos imaginamos o pedimos. (Te invitamos a leer: Busquemos la aprobación de Dios y no la de los hombres).
  • 23. CAPÍTULO 8 LIDIAR CON OBSTÁCULOS ES PARTE DEL CAMINO Es necesario ser conscientes de la realidad de los obstáculos, y ante estos es necesario desechar el temor, Jeremías 1:8 “No temas delante de ellos, porque contigo estoy para librarte, dice Jehová”. Dios también se lo dijo a Abram: “No temas, Abram, yo soy tu escudo y tu recompensa será muy grande”, y a Jacob: “yo soy el Dios de tu Padre, no temas descender a Egipto, porque allí haré de ti una gran nación” y a Josué: “no temas, ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo dondequiera que vayas”. Entonces vemos que cuando Dios quiere llevar a sus hijos a nuevos niveles y conquistas, pone delante de ellos desafíos, ante los cuales surge el temor, pero el Señor nos asegura Su presencia y poder para seguir adelante. La restauración misma será cuestionada por algunos y otros quizá no crean en ella, pero lo importante es que Dios es quien lo hace y quien pone el punto final. Es fundamental renovar las fuerzas y mirar a Jesús para superar las adversidades, Hebreos 12:2 “puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios”. Jesús dijo: “en el mundo tendréis aflicción, pero confiad yo he vencido al mundo”, Jesús no prometió la ausencia de dificultades, pero sí prometió Su fuerza y compañía para vencerlas. El problema no es el obstáculo, sino la actitud frente a él. El líder ve un problema como una oportunidad. El corazón egoísta siempre usará las excusas para justificar el estancamiento, la desobediencia, y sus miedos. La realidad de la victoria:
  • 24. Es fundamental asimilar la voluntad de Dios, Hechos 16:6-10 “les fue prohibido por el Espíritu Santo hablar la palabra en Asia… intentaron ir a Bitinia, pero el Espíritu no se lo permitió… y cuando tuvo la visión dieron por cierto que Dios los enviaba a Macedonia”. En el capítulo anterior, se da la separación de Pablo y Bernabé, y cuál fue la actitud de Pablo: no renegó, ni se quedó llorando, sino que permitió a Dios dirigir su vida, y en esa guianza divina, fundó varias iglesias: Filipos, Tesalónica, Corinto, Éfeso, entre otras. Un fracaso debe servirnos para: Rectificar, buscar la ayuda y dirección del Señor, para crecer en fe y madurar en carácter como hijos de Dios. Elías oró siete veces por lluvia, hasta que llegó. Tomás alba Edison, miles de bombillas quemó antes de prender la primera. Actitudes de un vencedor: No se deje limitar por el temor, 2 Tim. 1:7 “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio”. Aprenda a llevar delante de Dios todas sus necesidades, 1 Pedro 5:7 “echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros”. Si fracasó, no se quede en el suelo, reflexione y levántese. Busque la sabiduría de Dios para reconocer los errores propios, antes de culpar a otros. Tenga siempre presente: “los hijos de Dios no estamos destinados a ser fracasados, sino a ser más que vencedores”. Debemos ser conscientes de que enfrentaremos dificultades, adversidades y que Dios ha prometido ayudarnos, darnos su fuerza para vencer. Se requiere ver la dificultad cómo una oportunidad para crecer, para conocer más al Señor. Debemos apropiarnos de una verdad: Dios nos ha llamado a vencer, en él podemos alcanzar la victoria. (Te invitamos a leer: Dios se ocupa de sus hijos).
  • 25. CAPÍTULO 9 NO RENUNCIES AL LLAMADO QUE DIOS TE HACE En la Escritura encontramos que Dios una y otra vez le dice a sus siervos, “no temas, yo estoy contigo” también les dice: “esfuérzate” ¿por qué estas frases se repiten? Porque el ser humano se fatiga, se cansa, enfrenta el miedo y el desánimo ante las decepciones, ante la traición, el menosprecio y las palabras malsanas e hirientes. El servicio a Dios se encuentra con el rechazo, la incomprensión, a veces dudas, y muchas veces en el camino aparece el desánimo; pero siempre recuerda la palabra de Dios que dice: “no temas, yo soy tu escudo, y tu galardón será sobremanera grande” (Génesis 15:1). Consideremos el caso de Zacarías, padre de Juan el bautista: “Aconteció que ejerciendo Zacarías el sacerdocio delante de Dios según el orden de su clase, conforme a la costumbre del sacerdocio, le tocó en suerte ofrecer el incienso, entrando en el santuario del Señor” Lucas 1:8-9. Es muy importante mantener presente una verdad: Es un privilegio servir al Rey de reyes. A la luz de éste pasaje bíblico podemos destacar varias expresiones o frases respecto al servicio que prestamos a nuestro Señor: “Ejerciendo el sacerdocio”: Aunque Zacarías era un hombre de edad avanzada, y tenía preguntas sin resolver (como ¿por qué Dios no me dio un hijo?) continuaba sirviendo al Señor, y su edad no era un obstáculo para servir a Dios en el templo. “Le tocó en suerte”: Para esa época eran miles los sacerdotes que estaban allí, y tal vez por esa razón sólo una vez en la vida tenían la oportunidad de ser elegidos para servir en el templo, a Zacarías nunca le había tocado, pero ahora tendría el privilegio, también podemos ver que nunca había murmurado quejándose de su situación (él era un levita, servía a Dios y no tenía ni un hijo por
  • 26. la esterilidad de su esposa Elisabet, pero no condenó a su esposa ni levantó su boca contra Dios). “Ofrecer el incienso”: Recordemos que el incienso es un símbolo de oración y adoración, es símbolo de aquello que presentamos u ofrecemos a Dios. Aquí la palabra “ofrecer” nos hace reflexionar, pues Zacarías a pesar de todas las adversidades está adorando y sirviendo a Dios, aunque las cosas en su matrimonio no se habían dado como el esperaba, adora y bendice al Señor. Zacarías no renunció al llamado de Dios. “Entrando en el santuario”: Es figura de entrar en la presencia de Dios, de procurar alcanzar la revelación de su voluntad y de conocer sus tiempos, nos habla de acercarnos al Señor. Precisamente cuando no entendemos lo que ocurre, cuando aparece el desánimo, el cansancio, o las dificultades, es cuando debemos entrar en la presencia de Dios, buscar su rostro y dirección, pues sólo en él encontraremos fuerza y orientación. No te apresures a renunciar, corre a la presencia de Dios y él te fortalecerá y guiará. Sin duda, es vital buscar a Dios, porque él es la fuente de la vida “Y toda la multitud del pueblo estaba fuera orando a la hora del incienso” Lucas 1:10. Debemos tener presente que lo más importante no es buscar a Dios por el ministerio, o porque me toca, o porque tengo una responsabilidad ante los hermanos o autoridades pastorales, sino porque lo amamos, porque sabes que nadie te ama como él, aunque “la multitud estaba afuera orando” Zacarías sirve a Dios con amor y sencillez de corazón. Dios es bueno y fiel, él tiene cuidado de sus hijos, él guarda y sostiene a sus siervos. Es necesario fortalecernos en Su presencia, servirle con amor y fidelidad, persevera con su ayuda aun en medio de los problemas y adversidades, pues al final Dios nos dejará ver su gloria y obra. Zacarías finalmente vio la gloria del Señor pues el hijo que tuvo (Juan el bautista) nació para anunciar que el Mesías había llegado. No renuncies al llamado de Dios, él está contigo y verás Su gloria.
  • 27. (Te invitamos a leer: Es fundamental rendir nuestro corazón a Dios). CAPÍTULO 10 DIOS NO SE HA EQUIVOCADO CONTIGO Vivimos una batalla con varios frentes, quiero decir a veces es espiritual, otras veces es contra las obras de la carne, en otras ocasiones es contra nuestro propio carácter; y la pregunta es ¿Cómo ganar? Cristo venció en todos los frentes, venció al diablo y sus potestades en la cruz, fue tentado en todo pero sin pecado, y vivió una vida de completa obediencia al Padre, y ahora Jesús vive en nosotros y por él podemos vencer, confía en él, pues sabe perfectamente lo que hace. Veamos una dificultad en el desierto: “Llegaron los hijos de Israel, toda la congregación, al desierto de Zin, en el mes primero, y acampó el pueblo en Cades; y allí murió María, y allí fue sepultada. Y porque no había agua para la congregación, se juntaron contra Moisés y Aarón. Y habló el pueblo contra Moisés, diciendo: ¡Ojalá hubiéramos muerto cuando perecieron nuestros hermanos delante de Jehová!” Números 20:1-3. Las dificultades son parte del camino, esa es una realidad innegable. Es una fantasía de color rosa, pensar que no vamos a enfrentar dificultes, o enemigos que derrotar. En el camino de la obediencia, podemos encontrarnos con calumnias, murmuración, oposición interna, decepciones, etc. Podemos estar haciendo la voluntad de Dios y ser cuestionados, rechazados o calumniados. Hacer la voluntad del Señor no nos exonera de la oposición o adversidad, pero Dios mismo nos promete su ayuda y protección.
  • 28. La Biblia nos enseña que Moisés estaba haciendo la voluntad del Señor. Dios los guiaba de día y de noche (mediante una nube y columna de fuego respectivamente). A pesar de eso “no había agua para la congregación” e Israel reacciona juntándose contra Moisés y Aarón, y con enojo hablan contra Moisés (la reacción de Israel aquí, es una oportunidad para preguntarnos ¿Cómo actuamos ante la dificultad?). Algunos se enojan o murmuran contra Dios, otros huyen, otros se desaniman, etc; pero Dios espera que sus hijos confíen en él y sigan avanzando en Su voluntad. No aprender de las lecciones del pasado, es construir los errores del futuro. El pueblo de Israel una vez más cae en el pecado de la murmuración, Números 20:4-5. En casos pasados el resultado había sido funesto, trágico. Llevaban décadas caminando por el desierto, muchos hebreos han muerto por la maldad del corazón, han sido víctimas de la dureza de su corazón, pero aun así, el pueblo vuelve a hacerlo. Hablan mal, con enojo en sus palabras, aunque el Señor iba delante de ellos. Dios no se había equivocado (Él nunca se equivoca), eran ellos quienes no habían entendido. Casi siempre, entender es uno de los resultados de obedecer (Jesús le dijo a pedro: “lo que yo hago, tu no lo comprendes ahora, más lo entenderás después”). Aún en la adversidad, debemos valorar la enseñanza, pues también dice: “no menosprecies, hijo mío, la disciplina del Señor”. Tal vez no entendamos nuestro momento, pero más que comprensión, Dios espera obediencia. Es necesario depositar nuestra confianza en Dios, pues en esencia él es bueno y sabe lo que hace. Su voluntad es conducir nuestra vida al lugar destinado por Su providencia y amor. Avanza, confiado en Su amor y poder. A pesar de las dificultades, vuelve a intentarlo Dios te ayudará. (Te invitamos a leer: Dios nos guarda del espíritu de la muerte).
  • 29. CAPÍTULO 11 RESTAURANDO LA COMUNIÓN CON DIOS Antes de reparar el altar de Dios que estaba arruinado en el Monte Carmelo, el profeta Elías examina su estado y condición. Esto nos recuerda que para reparar o restaurar, primero debemos examinar, examinarnos a nosotros mismos, nuestros motivos, desobediencia, orgullo, etc, y por supuesto esto solo es posible con la ayuda del Espíritu Santo, éste es el primer paso de la verdadera restauración o reparación. Veamos cómo nos lo dice el texto bíblico: “Entonces dijo Elías a todo el pueblo: Acercaos a mí. Y todo el pueblo se le acercó; y él arregló el altar de Jehová que estaba arruinado. Y tomando Elías doce piedras, conforme al número de las tribus de los hijos de Jacob… edificó con las piedras un altar en el nombre de Jehová” 1 Reyes 18:30-32a. El monte Carmelo se veía imponente desde el mar y por eso muchos antiguos pensaban que era la habitación de un dios. Su nombre Carmelo significa: “jardín de frutas, o de árboles”, “cosecha”, “repleto de espigas de grano”, “campo fructífero”. Éste nombre nos permite sacar una conclusión aquí, pues en medio de tierra fructífera estaba un altar al Señor, pero arruinado; entonces no siempre “bendición” o “abundancia” significa aprobación de Dios. La bendición divina estaba en esa tierra, pero allí no había adoración a Dios, se había apagado el fuego del altar. “El altar de Jehová estaba arruinado”, la palabra “arruinado” significa: roto, en pedazos, desbaratado. Éste altar estaba descuidado, abandonado, llevaba años sin ser utilizado. La Biblia nos dice que Elías “arreglo” el altar, pero antes de hacerlo llamó al pueblo. Él estaba dando un mensaje para todo Israel: “es necesario restaurar la comunión con Dios”. Podemos ver también que Elías estaba confiado en el poder de Dios, el contexto del pasaje de hoy nos relata que el fuego del Señor descendió y consumió todo el holocausto, hasta las
  • 30. piedras. Elías sabía que Dios no lo dejaría avergonzado. Es interesante que en éste contexto de idolatría, la respuesta divina sea mediante el fuego, es el fuego del Espíritu el que derriba la idolatría. En un corazón lleno de Dios, avivado por el fuego del Espíritu Santo no hay lugar para otros. El texto bíblico nos dice que Elías tomó doce piedras, conforme a las doce tribus de Israel. Doce tribus, doce hijos de Jacob, que nos hablan de familia. Podemos ver que esta gran familia no estaba buscando a Dios. Elías toma doce piedras para edificar el altar y cada piedra representa un hijo de Jacob, él no fue a preguntarles si querían eso, él los metió en el altar de Dios, y luego estaban ellos postrados delante del Señor. Fue Elías quien construyó el altar (no fueron ellos, ni sus esposas, ni sus hijos). Elías edificó el altar, hizo una zanja, preparó la leña; no le dejes todo a Dios, haz tu parte, intercede por tu familia, dales amor y buen testimonio, y el Señor hará el resto. Nuestras decisiones afectan o benefician a nuestra familia y a quienes nos rodean. Dios quiere manifestar su gloria en nuestra vida, en nuestra familia, busquemos su presencia y si la hemos descuidado, volvámonos al Señor. Él tiene el poder de restaurar todas las cosas. Presenta tu familia ante altar de Dios en oración y confía en el Señor, él es poderoso para hacer un milagro. Restaura y fortalece tu comunión con Dios y obras maravillosas comenzaran a suceder. (Te invitamos a leer: Dios pelea por nosotros).
  • 31. CAPÍTULO 12 DIOS VIENE A RESTITUIR LO QUE HA SIDO ARRUINADO Todo tiene su tiempo, tiempo de nacer y tiempo de morir, tiempo de llorar y tiempo de reír, tiempo de callar y tiempo de hablar. Dios todo lo hizo hermoso en su tiempo. Dios está trayendo sobre su iglesia un nuevo tiempo, este tiempo es especial, es profético, Dios lo ha planeado. Dispongamos nuestro corazón para caminar como él quiere. Consideremos la situación de Israel en tiempos del profeta Joel: Joel 1:3-4 “De esto contaréis a vuestros hijos, y vuestros hijos a sus hijos, y sus hijos a la otra generación. Lo que quedó de la oruga comió el saltón, y lo que quedó del saltón comió el revoltón; y la langosta comió lo que del revoltón había quedado”. Tenemos que ser conscientes de la realidad de las crisis, y para ese momento Israel enfrentaba varias dificultades, por ejemplo la Biblia nos revela que enfrentaban una gran sequía y hambre. Una plaga de langostas había llegado. Las palabras: oruga, saltón, revoltón, langosta, nos muestran cuatro fases en el desarrollo de la langosta, o cuatro insectos diferentes que atacaban las cosechas, millares que formaban una oscura nube y todo se perdía (versículo 10) y “los sacerdotes ministros de Jehová están de duelo”. Enfrentaban además una terrible sequía, Joel 1:18-20, y la amenaza de un ejército invasor, Joel 2:2, 9. El ejército asirio venía victorioso invadiendo desde el norte y el temor inundaba sus corazones. El origen de las crisis puede ser terrenal o celestial. Por ejemplo Israel no expulsó completamente a los cananeos en la conquista de la tierra prometida, desobedeciendo a Dios, y la Biblia dice que éstos pueblos se convirtieron en azotes y espinas para Israel, entonces vemos una situación muy difícil provocada por ellos mismos, por sus malas decisiones; también podemos ver por ejemplo que en Génesis veintidós la Biblia nos dice:
  • 32. “probó Dios a Abraham” ésta nueva situación adversa para Abraham nació en el corazón de Dios. Entonces las situaciones difíciles que aparecen en nuestra vida, algunas son provocadas por nosotros, y otras planeadas por Dios para llevarnos a nuevos niveles de fe, de unción, de revelación, de ministerio, etc. Lo cierto es que nuestro corazón debe asimilar la enseñanza divina y debe ser sensible al llamado del Señor. El poder de la verdadera conversión, Joel 2:12-13. “Por eso pues, ahora, dice Jehová, convertíos a mí con todo vuestro corazón, con ayuno y lloro y lamento. Rasgad vuestro corazón, y no vuestros vestidos, y convertíos a Jehová vuestro Dios; porque misericordioso es y clemente, tardo para la ira y grande en misericordia, y que se duele del castigo”. El pueblo de Dios es llamado a una genuina conversión. ¿qué significa “convertíos”? es una traducción del término hebreo “shub” que además significa: volver a traer, regresar, básicamente es volver al punto de partida, es regresar por un camino ya transitado, es volverse a Dios; por eso en otro pasaje el Señor le dice a su pueblo: “Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestra alma”, Jeremías 6:16. Por su amor Dios usa diversas herramientas para acercarnos a él. Recordemos que Dios usa la figura del barro y el alfarero, para hacer referencia a su obra en nosotros, él hace de nosotros la vasija que él quiere, y entonces usa circunstancias, personas, autoridades, crisis, bendiciones. En éste caso usó la langosta, luego la sequía y la amenaza invasora, para atraer a Israel a Su presencia. Una conversión genuina nos llevará a nuevos niveles espirituales y de mayor bendición. Cuando Dios te diseñó, al mismo tiempo planeó lo mejor para ti, a veces ciertos elementos presentes en nosotros estancan el plan divino, entonces él comienza una labor a través de la cual procura que nos despojemos de lo vano y podamos avanzar hacia la plenitud de Su plan. Veamos un ejemplo: el profeta Jeremías, en su libro en el capítulo quince versículo diecinueve dice: “Por tanto, así dijo Jehová: Si te convirtieres, yo te restauraré, y delante de mí estarás; y si entresacares lo precioso de lo vil, serás como mi boca. Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos”.
  • 33. El profeta debía convertirse y sería como la boca de Dios, sus mensajes tendrían ahora un nuevo impacto: “serás como mi boca” esto lo llevaría a un nuevo nivel ministerial, un nuevo fluir en el Espíritu y tendría un mayor impacto en los corazones de los israelitas. Dios restituye con gran bendición lo que el enemigo ha dañado, Joel 2:25: “Y os restituiré los años que comió la oruga, el saltón, el revoltón y la langosta, mi gran ejército que envié contra vosotros”. Veamos el significado de la palabra restituir: es una traducción del término hebreo “Shalám” que significa además: reembolsar, remunerar, recompensar, premiar, devolver por completo; implica reparación del daño o herida. La restitución en el libro de Joel, 2:19 “Responderá Jehová, y dirá a su pueblo: He aquí yo os envío pan, mosto y aceite, y seréis saciados de ellos; y nunca más os pondré en oprobio entre las naciones”. El capítulo 1:10 nos recuerda qué se había perdido, y 2:19 nos dice que Dios lo restituye, y añade: “y seréis saciados de ellos”, quiere decir que cuando Dios restituye no sólo te devuelve lo que has perdido, sino que te devuelve mucho más. Dios nos enseña la restitución a través de varios ejemplos en la Biblia: Job, perdió su familia, su patrimonio, su salud… Dios le restituyó todo y más, porque dice la Escritura: “quitó Jehová la aflicción de Job, y aumentó al doble todas las cosas que habían sido de Job”. El rey Manasés, cuando se arrepintió de su maldad, fue restaurado a su reino. José, el hijo de Jacob, su persona y sus sueños fueron atacados intensamente, e intentaron matarlo, pero Dios lo usó para darle vida a muchos; sus hermanos le quitaron la túnica de colores que tenía, pero después el rey egipcio le dio su anillo, le hizo vestir ropas de lino finísimo y puso un collar de oro en su cuello; se quedó sin herencia de su familia, pero Dios lo hizo gobernante y señor principal en el imperio egipcio. El plan de redención es un plan de restitución, pues el postrer Adán, que es Cristo, vino a rescatar lo que se había perdido; lo que Adán en el Edén perdió, Cristo lo recuperó en la cruz del calvario.
  • 34. Lo que fue diseñado para la descendencia de Dios, para nosotros sus hijos, el Cristo de la gloria lo vino a restituir: gobierno, autoridad, señorío, victoria, santidad, abundancia, paz... lo que el diablo ha querido dañar en ti, lo que tú has perdido, el tiempo que has descuidado, el dolor que has soportado, hoy Dios te dice: “restituiré lo que comió la langosta, restituiré lo que daño la sequía, restituiré lo que se ha perdido, y nunca jamás será mi pueblo avergonzado”. En medio de toda esa restitución, Dios promete: Joel 2:28-29 “Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. Y también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días”. Nunca la tierra había vivido el mover del Espíritu Santo como hoy día, vienen nuevos tiempos para nuestra nación, para nuestra ciudad, para cada iglesia, para tu familia, para ti. Gracias Dios por tu amor y bondad. (Te invitamos a leer: Ante la dificultad es necesario fortalecer la oración).
  • 35. CAPÍTULO 13 UNA FAMILIA RESTAURADA POR DIOS Hoy día basta con mirar unos minutos los noticieros para observar las condiciones de nuestra sociedad; la familia es la célula básica de toda comunidad, pero ha venido sufriendo cambios nocivos y muy perjudiciales: adolescentes dirigiendo pandillas, altísimos niveles de violencia intrafamiliar, el número de divorcios se ha disparado, matrimonios fracasados, olas de inmoralidad y perversión, etc, pero Dios puede cambiar las cosas. Toda familia enfrenta diferentes momentos de crisis. Por ejemplo al sacerdote Zacarías servía a Dios, y con su esposa Elisabet tenían una vida ejemplar, pero vivían una crisis matrimonial: no podían tener hijos. Veamos Lucas 1:5-7 “Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, un sacerdote llamado Zacarías, de la clase de Abías; su mujer era de las hijas de Aarón, y se llamaba Elisabet. Ambos eran justos delante de Dios, y andaban irreprensibles en todos los mandamientos y ordenanzas del Señor. Pero no tenían hijo, porque Elisabet era estéril, y ambos eran ya de edad avanzada”. Zacarías pertenecía a la orden sacerdotal, y con su esposa Elisabet, obedecían todas las ordenanzas de la Ley. Pero un día la crisis llegó. Entre los judíos el matrimonio se da siendo muy jóvenes. Un día Zacarías y Elisabet se casaron, con todas las expectativas de cualquier matrimonio, pero un tiempo después llegó la crisis: no podían tener hijos, pasaron muchos años (en la mentalidad judía es sinónimo de maldición o ausencia de favor de Dios), es significativo que a pesar de esto, no dejaron de seguir a Dios, ni negaron su fe en él. Es fundamental acercarnos a Dios, Lucas 1:8-10 “Aconteció que ejerciendo Zacarías el sacerdocio delante de Dios según el orden de su clase, conforme a la costumbre del sacerdocio, le tocó en suerte ofrecer el incienso, entrando en el santuario del Señor. Y toda la multitud del pueblo estaba fuera orando a la hora del incienso”.
  • 36. La crisis no le impidió a Zacarías acercarse a Dios. ¿Cómo reaccionamos cuando llega la crisis? La mejor decisión es acercarnos al Señor. Cuando nos acercamos a Dios, él también se acerca a nosotros, Lucas 1:11-12. Dios cuida de su creación cada día, nos bendice dándonos la vida y la provisión. Pero es posible estar en la tierra, recibir sus beneficios y vivir alejados de Dios, por ejemplo Caín. Al mirar la Escritura vemos que los hombres que buscaron a Dios, lo hallaron. Aunque el Señor siempre está allí, él espera tu iniciativa, pues respeta tus decisiones. La presencia de Dios y Su poder ministra nuestro ser, restaura nuestro corazón, Lucas 1:13 “Pero el ángel le dijo: Zacarías, no temas; porque tu oración ha sido oída, y tu mujer Elisabet te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Juan” ante el poder y palabra de Dios el temor se va y es restaurada la esperanza. Confía en Dios, él puede cambiar las circunstancias, Lucas 1:23-25 “Y cumplidos los días de su ministerio, se fue a su casa. Después de aquellos días concibió su mujer Elisabet, y se recluyó en casa por cinco meses, diciendo: Así ha hecho conmigo el Señor en los días en que se dignó quitar mi afrenta entre los hombres”. Hagamos lo que nos corresponde, y el Señor en su tiempo hará el resto. Zacarías buscó y sirvió a Dios, como tenía que hacerlo, y continúo viviendo una vida ejemplar. La Escritura dice: “Después de aquellos días, concibió su mujer…” era en el tiempo de Dios, pues de ella nacería el precursor de Jesús: Juan el bautista, profeta sin igual. Dios es restaurador por excelencia. Por décadas, éste matrimonio fue cuestionado, señalado, quizá fue motivo de burla para muchos. Vemos en el texto bíblico que Elisabet dice: “el Señor ha quitado mi afrenta entre los hombres”, otras versiones dicen: “el Señor me ha quitado la vergüenza ante los demás”, “Dios me ha quitado la desgracia ante los demás”), ella experimenta una gran alegría, pues Dios ha hecho un milagro en su matrimonio, y promete usar de manera gloriosa al hijo que ha nacido. Todas las circunstancias familiares fueron cambiadas por el poder y misericordia del Señor. Dios conoce las diversas situaciones que vivimos, incluso las crisis, éstas deben enfrentarse con Su ayuda. Acercarnos a él nos fortalece y recibimos Su sabiduría para la toma de
  • 37. decisiones tan importantes como las que tienen que ver con nuestra familia y futuro, Dios quiere bendecir y salvar nuestras familias. (Te invitamos a leer: La fe en Dios es la actitud correcta).
  • 38. CAPÍTULO 14 EN DIOS NO HAY ACCIDENTES NI CASUALIDADES Jesucristo no sólo marcó la historia, él es el referente para un antes y un después. Jesús da inicio a un nuevo comienzo. De hecho Su ministerio fue el inicio de un mensaje completamente nuevo en tierras palestinas y para el mundo. Al ser hijos de Dios somos llamados a cumplir esos grandes planes que el Señor diseñó desde antes de la fundación del mundo. No somos una persona más en el mundo, no somos una casualidad, somos el resultado de un diseño o plan celestial. El verdadero éxito de un hijo de Dios no consiste en los bienes que posee. Ante Dios éxito es hacer Su voluntad, es cumplir con aquello para lo cual fuimos creados. Un hijo de Dios exitoso es aquel que camina en la voluntad del Señor. Esto implica una formación y crecimiento diario de la mano de Dios. “Cuando Jesús oyó que Juan estaba preso, volvió a Galilea; y dejando a Nazaret, vino y habitó en Capernaúm, ciudad marítima, en la región de Zabulón y de Neftalí” Mateo 4:12-13. Crecer es parte de la vida del hijo de Dios. El texto bíblico citado nos enseña que Jesús sale de Nazaret y va a Capernaúm (esta ciudad se convierte en la ciudad sede de su ministerio). Al considerar la vida de Jesús vemos que ésta se desarrolla básicamente en cuatro ciudades y cada una de ellas con un significado hermoso el cual nos enseña muchas cosas, pues en Dios no hay casualidades sino propósitos. Veamos: a) Jesús nace en Belén, y la palabra “Belén” significa: Casa de pan (recordándonos que Jesús es el pan vivo que descendió del cielo y verdadero alimento para el hombre). Por eso es Jesús el único que puede saciar el hambre de amor y propósito del corazón humano.
  • 39. b) Crece en Nazaret, y palabra “Nazaret” significa: vástago, brote que florece (es el lugar donde Jesús crece y se forma como judío). Nos habla del fundamental tiempo o periodo en la vida del creyente donde es formado y equipado para hacer la voluntad de Dios. c) Establece su sede en Capernaúm, palabra que significa: Ciudad de consuelo. Jesús realizaba sus giras evangelísticas por todo Israel sobre todo en Galilea y volvía allí. En Capernaúm Jesús realizó muchos milagros, allí venían muchos enfermos y endemoniados, y recibían libertad y sanidad. Nos habla esto entonces del ministerio de consuelo de Jesús para la humanidad afligida y cautiva en el pecado. Ministerio que continúa el Señor a través de Su iglesia. d) Jesús muere en Jerusalén, y la palabra “Jerusalén” significa: ciudad de paz. Porque Jesús al entregar su vida en la cruz, llevó el juicio por nuestros pecados e hizo la paz entre Dios y los hombres. Una virtud del cristiano es caminar en los tiempos de Dios. Todo esto nos enseña que el cristiano debe avanzar en cada una de los tiempos y etapas que el Padre Celestial ha diseñado y preparado para él. Jesús no escogió la ciudad para nacer, ni aquella en la cual había de crecer, él se sometió a la voluntad de la Autoridad en el cielo. Jesús pasa del lugar de crecimiento, al lugar de formación y equipamiento, y luego a la obra que Dios tenía reservada para él; así mismo nuestra vida debe avanzar, paso a paso, hacia la buena voluntad de Dios. Recuerda en él no hay accidentes ni casualidades sino propósitos. Debemos avanzar de acuerdo a la Palabra del Señor, Mateo 4:14-16. La Biblia nos dice que “Para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías…”. Conforme estaba en la Palabra de Dios el Señor Jesús caminó y vivió. Esto nos enseña la importancia de la obediencia, de ver nuestra vida y cada situación cómo el Señor las ve. El Señor Jesús no buscó la grandeza en la ciudad de Jerusalén (que era la ciudad capital, allí estaba el Templo, era la cuna de la religión y sus autoridades, estaban las multitudes y los “señores” del gobierno, era el principal lugar de comercio, etc) y eso hubiera sido lo normal y lógico, pero Jesús anduvo según la dirección del Padre Celestial. El Señor vino a habitar en Capernaúm, ciudad de Galilea.
  • 40. Cuando caminamos en la voluntad de Dios, los poderes de las tinieblas retroceden. El contexto bíblico nos enseña que desde el mundo espiritual, está región estaba dominada y afligida por las fuerzas de las tinieblas, pues sus habitantes estaban en “región de sombra de muerte” y los resultados se evidenciaban en la multitud de enfermos allí, además de los lunáticos, afligidos por espíritus inmundos y la ruina integral de dicha región. Galilea no fue casualmente el lugar que Jesús eligió para iniciar Su poderoso y hermoso ministerio, también de allí escogió sus primeros discípulos. La región olvidada por muchos, vino a ser la principal, pues multitudes venían a escuchar a Jesús y recibir su poder. Esto es lo que Dios hace, el restaura y repara lo que ha sido dañado, restituye lo que ha sido rechazado y honra lo que los hombres han desechado. Bendito sea nuestro Dios. El Señor tiene grandes planes con cada uno de sus hijos, tal vez haya que superar obstáculos y derrotar la oposición, pero Aquel que te llamó también te respaldará, él no te decepcionará. Ahora somos hijos de Dios y en él no hay casualidades ni accidentes sino propósitos. (Te invitamos a leer: Fortalece tu fe y evita la incredulidad).
  • 41. CAPÍTULO 15 VENCEDORES POR MEDIO DE AQUEL QUE NOS AMÓ Si hay una escena triste es ver volver a un guerrero de la batalla cuando ha perdido. Con cierta frecuencia vemos esa escena en el pueblo de Dios, matrimonios quebrados, hijos heridos, finanzas destruidas, liderazgos fracasados, creyentes que renuncian a sus sueños, etc. Pero Dios desea restaurar y llevar a sus hijos al destino que les ha preparado, en Cristo somos más que vencedores. “Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de Aquél que nos amó” Romanos 8:37. Ante las dificultades, crisis y oposición de las tinieblas debemos tener presente ésta Palabra de Dios. Veamos ahora algunos principios fundamentales para caminar en victoria en Cristo: Limpiar nuestra vida es fundamental (2 crónicas 14:2-5). “E hizo Asa lo bueno y lo recto ante los ojos de Jehová su Dios. Porque quitó los altares del culto extraño, y los lugares altos; quebró las imágenes, y destruyo los símbolos de Asera… Quitó asimismo de todas las ciudades de Judá los lugares altos y las imágenes”. Nuestro Dios es santo y espera de sus hijos santidad. La santificación es un proceso en el que Dios paso a paso nos va revelando aquellas cosas que tenemos que abandonar, y cuando lo hacemos entonces alcanzamos santidad en esa área. Un soldado de Dios no puede guardarle cosas al enemigo, ni recibir de él dádivas o regalos. El rey Asa derribó los altares y lugares altos, también las imágenes (del hebreo “Massebot” eran pilares de piedra que se creía contenían los dioses locales de la fertilidad: los baalim) y destruyó los símbolos de Asera (cuyo culto era altamente inmoral). Es necesario derribar todas éstas cosas en nuestro corazón. La preparación y equipamiento es muy importante (2 Crónicas 14:5b-8).
  • 42. “y estuvo el reino en paz bajo su reinado. Y edificó ciudades fortificadas en Judá… y dijo cerquémoslas de muros con torres, puertas, y barras, ya que la tierra es nuestra: porque hemos buscado a Jehová nuestro Dios, lo hemos buscado, y él nos ha dado paz por todas partes. Edificaron pues, y fueron prosperados. Tuvo también Asa ejército que traía escudos y lanzas…” La Biblia nos enseña al final del versículo 5 que “estuvo el reino en paz bajo su reinado”. Esa paz fue aprovechada por el rey para edificar ciudades fortificadas, y conformó un ejército de soldados bien armados y diestros para la batalla. Nos habla de crecer integral y diligentemente en Dios. No podemos ignorar la importancia de prepararse, capacitarse, y adiestrarse para la batalla. Las torres en los muros nos habla de la importancia de ver (discernimiento) los posibles ataques, las puertas nos recuerdan cubrir posibles entradas del enemigo, y las barras son figura de la fortaleza del cristiano. Asa no tenía miedo, él estaba creciendo y fortaleciéndose. Identifica el enemigo y fortalece las áreas vulnerables (2 Crónicas 14:9). “Y salió contra ellos Zera etíope con un ejército de millones, y trescientos carros; y vino hasta Maresa”. El versículo nos describe algunas cosas respecto al enemigo de Asa, veamos: a) Su nombre Zera significa: levantamiento, brote (es un invasor, un enemigo que se levanta). b) Etíope: término que significa “quemado” hace referencia a una región egipcia, descendiente de Cus (hijo de Cam que habitó en Etiopia). Indica oposición, Egipto es figura del mundo, aquello que te quiere apartar de Dios. c) El mismo capítulo nos enseña que Zera Viene con un millón de hombres y trescientos carros, mientras que Asa tenía casi la mitad de hombres y sin carros de guerra (el ejército de Zera era mucho más grande y mejor armado). Físicamente Zera infunde miedo y angustia. d) Maresa: término que significa posesiones, herencia, cima, cabeza. Ciudad de Israel, vigilante ubicada en la cima de la montaña (entonces significa “el que ve”) los centinelas advertían cuando el enemigo estaba cerca de Israel. Espiritualmente hablando en necesario identificar qué se ha levantado contra ti, que o quien quiere invadir tu territorio y dañar lo que Dios te ha dado. No permitas que el miedo o la angustia te paralicen, confía en el Señor y sigue adelante.
  • 43. Desarrolla seguridad y confianza en Dios (2 Crónicas 14:10-11). “Entonces salió Asa contra él, y ordenaron la batalla en el valle de Sefata junto a Maresa. Y clamó Asa a Jehová su Dios”. Asa reconoce que es Dios quien le dará la victoria, que el Señor puede vencer con pocos o con muchos, el rey Asa ora diciendo: “Señor en tu nombre venimos contra este ejército”, como David dijo contra Goliat: “tu vienes contra mí con espada, lanza y jabalina, más yo vengo en el nombre de Jehová de los ejércitos” y Goliat cuán grande era cayó a los pies de David. El Señor también nos dijo: “En mi Nombre echarán fuera demonios” porque hay poder en el Nombre sobre todo nombre: Jesucristo. Nuestra oración demuestra cuanto dependemos de Dios, cuanto confiamos en él. No es tu fuerza, ni tu capacidad, ni tus talentos, sino lo que el Señor puede hacer a través de ti. Él no ha cambiado, él sigue haciendo milagros. Permanece expectante ante la obra sobrenatural de Dios (2 Crónicas 14:12-13). “Y Jehová deshizo a los etíopes delante de Asa y delante de Judá; y huyeron los etíopes… y cayeron los etíopes hasta no quedar en ellos aliento; porque fueron deshechos delante de Jehová y de su ejército. Y les tomaron muy grande botín”. La fe en Dios ve y recibe los milagros del Señor. El ejército que era dos veces más grande y con 300 carros ahora huye, y lo que era un gran problema se convierte en una gran victoria. Dios además bendice a su pueblo con “muy grande botín”, porque Dios recompensa la fe y esfuerzo de Su pueblo. No sólo veras la victoria sino que serás bendecido materialmente. Por más de ciento setenta años los etíopes no volvieron a molestar a Israel, hablamos pues de una victoria para varias generaciones, los descendientes del rey Asa disfrutaron la paz alcanzada por ellos. Debemos confiar, perseverar y avanzar seguros en el poder de Dios. Para caminar en esa victoria que el Señor nos ha prometido él espera obediencia de nuestra parte, fe y perseverancia. Recuerda en él somos más que vencedores.
  • 44. (Te invitamos a leer: Dios consuela al afligido). CAPÍTULO 16 ¡LEVÁNTATE! Introducción: Hay diferentes tipos de caídas (o fracasos), algunas son leves y causan risas, otras son muy dolorosas y causan fracturas. Las personas las asimilan de manera diferentes, por ejemplo hay quienes se levantan rápidamente, otros sin fractura alguna se quedan un rato en el suelo; otros a pesar de la fractura procuran recuperarse rápidamente, pero otros deciden quedarse quietos por mucho tiempo usando como excusa el dolor y la lenta recuperación. Otros definitivamente no vuelven a levantarse. La pregunta es ¿Cómo levantarse? Acompañemos a Josué, el líder que dirigió a Israel en la conquista de la tierra prometida en un momento difícil de su vida, y tengamos en cuenta algunos principios o fundamentos para levantarnos de nuevo y avanzar hacia el plan de Dios. Dios no debe ser cuestionado (Josué 7:7-9): “Y Josué dijo: ¡Ah, Señor Jehová! ¿Por qué hiciste pasar a este pueblo el Jordán, para entregarnos en las manos de los amorreos, para que nos destruyan? ¡Ojalá nos hubiéramos quedado al otro lado del Jordán! ¡Ay, Señor! ¿Qué diré, ya que Israel ha vuelto la espalda delante de sus enemigos?... ¿qué harás tú a tu grande nombre?”. Podemos cometer el error de cuestionar la voluntad de Dios, o murmurar disgustados por lo que estamos viviendo. Podemos incluso culpar al Señor cuando algo sale mal. Vemos que aun Josué declara que era mejor no haber pasado el Jordán (era mejor no haber avanzado, esta conclusión la saca él en medio de su crisis).
  • 45. Más bien debemos recordar las cosas grandes que Dios ha hecho (por ejemplo el Señor los saco de Egipto con maravillas, abrió el mar, y cuidó de ellos con milagros en el desierto, conquistaron la gran ciudad de Jericó, etc) y buscar Su rostro en medio de la adversidad. Cuidado con las cosas pequeñas porque pueden hacerse grandes (Josué 7:3-5). “Y volviendo a Josué, le dijeron: No suba todo el pueblo, sino suban como dos mil o tres mil hombres, y tomarán a Hai; no fatigues a todo el pueblo yendo allí, porque son pocos. Y subieron allá del pueblo como tres mil hombres, los cuales huyeron delante de los de Hai. Y los de Hai mataron de ellos a unos treinta y seis hombres”. Los soldados de Josué que reconocieron la ciudad de Hai concluyen que será fácil la conquista porque son pocos. Es muy interesante ver que Hai es símbolo de varias cosas y su nombre tiene varios significados: a) Montón de ruinas (tiene relación con el pasado que viene a dañar). b) Montón de escombros (esto es basura, son aquellas cosas que debemos desechar o botar, por ejemplo: el orgullo, la autosuficiencia, la malicia, etc). c) Ciudad pequeña (indica las cosas pequeñas malas, que son tratadas con indiferencia, pero luego se convierten en grandes problemas). Israel sufre una vergonzosa derrota y mueren treinta y seis soldados, y el desánimo cayó sobre Israel. La Biblia también nos recuerda que las pequeñas zorras echan a perder el viñedo. El hecho de que algo sea pequeño no significa que no tiene poder para dañar, debemos caminar con discernimiento. No te quedes en la derrota (Josué 7:10). “Y Jehová dijo a Josué: Levántate; ¿por qué te postras así sobre tu rostro?” Josué esta postrado buscando a Dios y eso está bien, pero la respuesta del Señor nos deja ver que Josué está detenido o estancado en la situación. Estaba lamentándose y sin avanzar, por eso Dios le dice: Levántate.
  • 46. Es como si el Señor le dijera: Debes hacer algo, no te quedes allí. A veces permitimos que las caídas o tropiezos traigan miedo, desánimo, y por último la persona se detiene o paraliza. Josué debe recordar las victorias pasadas y recordar las promesas del Señor, pues Dios es fiel. (Te invitamos a leer: Dios renueva nuestra esperanza). Quita el obstáculo y asimila la lección (Josué 7:1, 13). “Levántate, santifica al pueblo, y di: Santificaos para mañana; porque Jehová el Dios de Israel dice así: Anatema hay en medio de ti, Israel; no podrás hacer frente a tus enemigos, hasta que hayáis quitado el anatema de en medio de vosotros”. Dios había dado instrucciones y ellos no podían tomar del anatema de Jericó (anatema quiere decir bajo maldición). Pero Acán lo hizo y por esa desobediencia el ejército de Hai derrotó al ejército de Israel. Murieron treinta y seis soldados y salieron avergonzados. Ante esto Dios da instrucciones para quitar el obstáculo (hablamos aquí de arrepentimiento) y cuando estas cosas ocurren debemos asimilar la lección, pues la conquista continua y debemos asegurar la presencia de Dios con nosotros. Avanza siguiendo la dirección del Señor (Josué 8:1). “Jehová dijo a Josué: No temas ni desmayes; toma contigo toda la gente de guerra, y levántate y sube a Hai. Mira, yo he entregado en tu mano al rey de Hai, a su pueblo, a su ciudad y a su tierra”. Vemos que una vez más Dios le dice a Josué: “No temas ni desmayes”, frase que también le dijo cuándo Josué apenas salía del desierto para empezar a conquistar la tierra prometida. Esto nos enseña que continuamente debemos fortalecernos en el Señor, no somos seres independientes, somos hijos de Dios que reconocen que sin él nada podemos hacer. Debemos destacar que ahora no son los soldados quienes dicen cuántos van a ir contra Hai, ni cuando, sino que es Dios mismo quien dice suban todos y yo te entrego al rey de Hai, la ciudad y su tierra. Cuando avanzamos en el tiempo del Señor, siguiendo sus instrucciones veremos su gloria y respaldo de una manera poderosa y sobrenatural.
  • 47. Los problemas pasados no deben detenernos, sino que debemos fortalecernos en Dios y avanzar según su dirección. Quitemos los obstáculos, asimilemos la lección divina, y avancemos con el Señor y veremos su mano a nuestro favor. Esperamos que este libro haya sido de su agrado. Te invitamos a suscribirte en nuestro sitio y recibir nuestras publicaciones, en: http://www.estudiosysermones.com/ Muchas gracias.