"Lo que tú quieras", biografía ilustrada de Montse Grases.
Ebionitas
1. COMENTARIO BÍBLICO ADVENTISTA
Los ebionitas.- Se ha hecho notar que hubo varias divisiones entre dos grupos
que surgieron en la iglesia apostólica: (1) cristianos de origen judío que insistían
en que toda la iglesia ya se tratara de judíos o de gentiles debía amoldarse a la
ley de Moisés; (2) cristianos de origen judío como lo era Pablo, y la gran mayoría
de los conversos gentiles que aceptaban las enseñanzas de Pablo y acataron la
decisión del concilio de Jerusalén (Hech. 15). Estos sostenían que los gentiles
debían aceptar la salvación mediante Jesucristo, por la fe, y que no necesitaban
prestar ninguna atención al ritual judío. A medida que crecía el número de
gentiles en la iglesia cristiana y los cristianos de origen judío se convertían en
una minoría, los que eran especialmente celosos de la ley se constituyeron en
un grupo. Formaron una o más sectas que, en pensamiento y en práctica, se
ubicaban en la zona fronteriza entre el cristianismo y el judaísmo. Los escritores
cristianos hablan de los ebionitas como el grupo principal quizá el único de estos
cristianos judaicos.
El nombre de la secta deriva de una palabra hebrea que significa "pobre", y
pudo haber sido un término que se aplicaba al principio a los cristianos en
general, como lo afirma Epifanio; más tarde se usó para designar a los cristianos
judaicos (Orígenes, Contra Celso ii. 1). Es muy posible que la Epístola a los
Hebreos hubiera sido escrita para que los cristianos judaicos que estaban
dispuestos a escuchar a Pablo se mantuvieran fieles en la aceptación de
Jesucristo como Salvador y Sumo Sacerdote, en oposición al grupo de cristianos
judaicos que insistían en mantener su vinculación con el sacerdocio judaico y
sus rituales. Si fue así, la Epístola a los Hebreos bien podría haber señalado una
división entre las dos clases de cristianos judaicos, con el resultado de que los
ebionitas se constituyeron en una secta ritualista y legalista que dependía de la
conservación de las formas externas del judaísmo. Schaff describe este
movimiento como "un cristianismo judaizante, seudopetrino [falsos seguidores
de Pedro]" o "un judaísmo cristianizante" ( History of the Christian Church , t. 2,
p. 429).
La mayor parte de los ebionitas deben haber sido fariseos. Eran los sucesores
naturales de los judaizantes, a quienes Pablo se opuso tan vigorosamente, tal
como se lee en su Epístola a los Gálatas. Aceptaban a Jesús como el Mesías
prometido, el hijo de David, pero sólo como a un hombre como Moisés y David
y como el resultado de la unión natural de José y de María. Según su creencia,
Jesús se dio cuenta de su condición mesiánica cuando fue bautizado por Juan,
2. momento en el que le fue dado un espíritu divino. Los unitarios del siglo XIX
reconocían que esta enseñanza es similar a su creencia en cuanto a Jesús. Por
eso algunos de ellos afirmaban que los ebionitas fueron los verdaderos
cristianos primitivos y que el movimiento cristiano inicial fue unitario. La idea de
los ebionitas de que en su bautismo el Jesús humano recibió un espíritu divino
podría hacer que fueran los progenitores del adopcionismo posterior (ver t. V,
pp. 890- 891).
Insistían en mantener la circuncisión y toda le ley ritual de Moisés como
necesaria para la salvación de los hombres. Eusebio hace notar que los ebionitas
observaban tanto el sábado como el domingo, en memoria de la resurrección
del Señor ( Historia eclesiástica iii. 27. 5). Los ebionitas no podían menos que
calificar a Pablo como apóstata y hereje. Algunos llegaron hasta el punto de
afirmar que Pablo era un pagano convertido al judaísmo, del cual se apartó
posteriormente debido a su impureza. Esperaban el pronto regreso de Cristo
para dar comienzo a un reinado milenario de gloria en la tierra, cuya sede sería
la Jerusalén terrenal restaurada.
Ciertas pruebas indican que los ebionitas tenían tendencias gnósticas. Esto
probablemente puede remontarse a un grupo ebionita de una influencia y
reputación mucho menores que el conjunto principal, grupo en que se
manifestó una curiosa mezcla de enseñanzas cristiano-judaicas y gnósticas. No
hay rastros de ebionitas después del siglo IV.