El perrito amarillo lideraba una jauría que fue despojada de sus tierras por otros perros. Luchó valientemente pero fue derrotado. Buscó un hueso mágico para fortalecerse y desafió nuevamente al líder enemigo, luchando ferozmente hasta matarlo y recuperar así sus tierras, aunque permitió a los otros perros quedarse en el territorio y vivir en paz.
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1. EL PERRITO AMARILLO
Autor: Carlos Jair Peralta Purizaca
En un tiempo muy remoto y lejano existía una raza de perros amarillos. Eran muy
especiales, porque eran únicos y muy escasos y además eran muy sociables y
juguetones con la escasa gente que había en ese lejano lugar. Todos vivían muy
felices y eran inconfundibles, porque tenían un pelaje brillante de color amarillo
intenso como la flor de las retamas. Las tierras donde habitaban eran muy
fecundas y productivas, por lo que nunca les faltaba comida. La jauría estaba
liderada por un aguerrido y luchador perrito.
Un día llegaron unos perros de otra raza, eran bastante diferentes a ellos y esos
nuevos canes empezaron a discriminarlos y maltratarlos los echaron violentamente
de aquellas bonitas y productivas tierras en la que vivían. Tuvieron que refugiarse
en un peligroso y maldito bosque. Aquí ocurrían cosas paranormales y la vida era
muy dura, el peligro acechaba por todo sitio. Pero, el líder de la raza amarilla nunca
perdió la fe y la esperanza de recuperar su territorio. Tal es así, que un día se
encontró con el líder de la perversa jauría enemiga y éste con mucha rabia y
desprecio le dijo:
-Si quieres recuperar tus tierras y que nosotros nos vayamos tendremos una
lucha a muerte entre tú y yo.
Nuestro perrito aceptó y le dijo: Solo tienes que decirme fecha, hora y lugar y
así quedaron para el día siguiente a las 12 am.
El aguerrido perrito amarillo se preparó mucho para esta gran lucha y los
miembros de cada bando serían espectadores. Los canes de la jauría enemiga
se burlaban y se reían, porque pensaban que no era rival para su líder, y
murmuraban:
-Mira ese perrito debilucho como rayos piensa ganarle a nuestro líder- y
también- es un tonto que solo quiere morir.
2. Y al día siguiente a la hora y en el lugar pactado se dio una dura batalla. Empezarían
dándose feroces mordidas. El bravo perrito amarillo luchaba de igual a igual, dando
la impresión de un inminente triunfo. Pero la feroz lucha se prolongó por varias
horas y nuestro valiente perrito fue cansándose poco a poco y de este factor se
aprovecharía el malvado perro enemigo para inclinar un probable triunfo de su
lado. Pero, aun así, totalmente agotado seguía peleando con bravura y decisión
nuestro perrito amarillo. Pero, el can enemigo era más fuerte y viejo, por lo que
su triunfo solo era cuestión de tiempo. También el perro invasor daba signos de
cansancio, porque habían luchado muchas horas; pero, su dominio era muy visible.
El bravo perrito hizo su último y decisivo esfuerzo para hacerse del triunfo, pero
falló, porque sus fuerzas se habían agotado mucho. De esta dificultad se
aprovechó el malvado enemigo y poco a poco fue cansándolo y finalmente se hizo
de la victoria. Amarillito, no pudo recuperar sus tierras, pero luchó con bravura y
decisión.
Así fue despojado de sus tierras él y su familia. Pero, no crean que Amarillo se
rindió definitivamente. Nada de eso. Se reunió con su familia para diseñar o
acordar otra estrategia para vencer en otra lucha y recuperar sus ansiadas
tierras. Muchas veces la persistencia y la decisión es lo que marca la diferencia
para conseguir algo que uno quiere o desea en la vida. Tal vez esta idea inundó a
la familia de Amarillo para recuperar su querido y ansiado territorio.
Nuestro protagonista había escuchado que en un lejanísimo bosque había una
jauría de perros que en un templo para canes había un hueso legendario que daba
fuerzas y valor para enfrentar a un enemigo por fuerte que sea. Tal es así que en
la fría madrugada sin despertar a su familia se fue en busca de este famoso hueso.
Cruzó torrentosos ríos, profundas quebradas, escarpados cerros, no le importaba
nada, solo quería llegar y cumplir con su objetivo.
Tal es así, después de haber caminado tantos días de hambre, sediento y con
mucho cansancio encontró el templo perruno y esquivando sigilosamente las
trampas y sobre todo tener cuidado de no ser descubierto por los bravos mastines
3. que habitaban ese lejano y peligroso lugar. Cogió el ansiado hueso y se perdió
arrastrándose suavemente por entre la maleza.
Después de varios días llegó a su querida familia muy cansado y desnutrido y les
contó la increíble aventura que hizo, todo por el bien y la tranquilidad de los suyos.
Pero, aquí se dan cuenta que el ansiado hueso legendario era una gran mentira,
porque los poderes que le asignaban no eran ciertos.
Pero, aquí ocurre algo extraordinario e inesperado. La dura y difícil caminata que
había realizado lo había transformado en un perro fuerte, resistente y sobre todo
sus colmillos habían crecido. Se le veía muy musculoso y de gran tamaño. Los
miembros de su familia lo miraban respetuosamente, y no dejaban de comentar
entre ellos, que ahora sí estaba listo para una segunda pelea y recuperar su
territorio. Además, el protagonista se había preparado muy bien, porque lo tenía
muy claro, que esta vez la disputa sería muy diferente. Estaba decidido a
recuperar su antiguo territorio.
Uno de esos días se enfermó un miembro de la familia de Amarillo, y tuvo que ir a
buscar yerbas medicinales a su antiguo territorio para curar al enfermo. Aquí
hubo un terrible enfrentamiento con los perros enemigos, produciéndose lo que
se conoce con “La guerra perruna “. Así vivieron agresivamente por algunos días
más.
Tal es así que un día Perro amarillo retó por segunda vez al líder de la jauría
enemiga, éste aceptó la última y definitiva lucha, la cual fue muy disputada y
sangrienta. Los miembros de ambos líderes querían intervenir, pero previamente
éstos habían pactado que solamente ellos deberían luchar. Y, así fue solo ellos
lucharon por varias horas seguidas: mordidas, arañazos, se paraban en dos patas,
se trenzaban buscando la mordida mortal y final dirigido hacia la yugular. Amarillo
luchaba de igual a igual. Pero, en el durísimo trámite de la contienda su triunfo o
victoria era inminente. Tal es así que, en un descuido le aplicó una certera y mortal
mordida que sus enormes colmillos blancos quedaron sembrados como dos puñales
medievales en el blando cuello de su aguerrido rival, que quedó tendido en el lugar
4. de los hechos totalmente abatido y muerto. Así recobró valientemente su
territorio expulsando para siempre a sus enemigos.
Pero estos animales le rogaron y suplicaron que por favor les diera un sitio en su
territorio, porque no tenían donde ir. Perro amarillo tuvo piedad de ellos y les
concedió un lugar y así vivieron en paz y en armonía formando una sola familia.
Dicen, que tras de esas empinadas y lejanas montañas estos perritos siguen
viviendo. Sólo que ahora viven en paz y armonía
¡fin!