1. FEMINICIDIO EN EL PERU “HASTA CUANDO”
Cada tres días, una mujer pierde la vida en este país a manos de su pareja La
estadística podría figurar perfectamente en el libro de Récord Guinnes sino
fuera por el hecho de que en muchas naciones del mundo, sobre todo
tercermundistas, el feminicidio se ha convertido en algo tan cotidiano que
parece una pandemia.
Esta es la historia de Leticia, una joven peruana que se dejaba golpear
brutalmente por el marido cada vez que llegaba borracho a casa.
Le contó al reportero que nunca antes lo acusó porque "la justicia defiende a
desgraciados como ese, mientras ella solo sufre las consecuencias". Se refiere,
por supuesto, a que la bestia de su esposo la había amenazado en varias
oportunidades con propinarle una soberana golpiza si llegaba a sospechar que
su mujer le acusaba ante un tribunal.
Hace unos dos meses atrás fue el colmo. Aquel día, el marido llegó totalmente
ebrio a casa con unos amigos. Desde que abrió la puerta brutalmente y mandó
a sus “patas” a que se pusieran cómodos en los sillones de la sala, le gritó a la
mujer que cocinara algo urgente pues "todos tenemos hambre".
Leticia le escuchó desde la cocina, mientras hervía un poco de agua. Tenía los
ojos enrojecidos de tanto llorar. Había descubierto esa mañana que el
miserable de su marido le había hurtado sus pocos ahorros.
"Adiós cena y ropa de cumpleaños" –se dijo con tristeza cuando halló en el
lugar donde había escondido el dinero apenas una mísera moneda de 20
céntimos.
A pesar de los golpes y las ofensas, Leticia se había imaginado que aquella
cena de cumpleaños podría ser distinta. Y con ese propósito estuvo ahorrando
durante meses para la compra de un pavo y una ropa bonita, mientras
albergaba la ilusión de poderle hablar al esposo en una ocasión tan especial
hasta hacerle comprender que ella necesitaba de su cariño y comprensión y no
de sus golpes, más aún cuando llevaba un hijo suyo en su vientre.
Leticia recordó que un año atrás el hombre con el cual se había casado era
totalmente distinto a ese otro que tanto la maltrataba, pero la pérdida repentina
del trabajo y luego las malas amistades comenzaron a cambiarlo, hasta que un
día la golpeó por vez primera y luego lo siguió haciendo con una rabia que
parecía causarle placer.
En ese instante, el marido entró a la cocina. Apenas podía sostenerse. Llevaba
en la mano una botella con un poco de ron barato. El aliento del alcohol inundó
todo el local. El hombre la miró con ferocidad y le preguntó que si estaba
sorda.
2. Ella negó con su cabeza. Entonces el marido levantó el puño cerrado y
descargó sobre su mejilla un golpe tan brutal que hizo que ella se desplomara.
-Te he dicho mil veces que me contestes con la boca –gritó fuera de sí y se
empinó un largo trago de la botella.
Leticia cayó al suelo y golpeó con fuerza la cabeza y el vientre. Desde la
frialdad del piso de cemento sintió un tremendo dolor en sus entrañas mientras
una masa sanguinolenta, todavía viva, comenzaba a escurrírsele de entre sus
piernas.
Según el Instituto Nacional Materno Perinatal del Perú, la prevalencia de
violencia contra la mujer durante el embarazo en Lima el pasado año fue del
14,8 % y en el Cusco llegó casi al 30%.
La violencia contra la mujer es reconocida como una violación de los derechos
humanos.