2. …entró Jesús en Jericó y
atravesaba la ciudad. Un
hombre llamado Zaqueo, jefe
de publicanos y rico, trataba
de distinguir quién era Jesús,
pero la gente se lo impedía,
porque era bajo de estatura.
Corrió más adelante y se
subió a una higuera para
verlo… Jesús, al llegar,
levantó los ojos y dijo:
Zaqueo, baja en seguida,
porque hoy tengo que
alojarme en tu casa.
Lucas 19, 1-10.
3. El hombre que busca
Zaqueo, jefe de
publicanos, rico,
despreciado por
amasar una fortuna a
costa de los demás, era
considerado un
pecador.
Y, sin embargo padecía
una gran pobreza
interior, que todo su
dinero no podía paliar.
Quería conocer a Jesús…
4. Ansiaba conocerlo
Era bajo de estatura, así
que subió a una higuera
para verlo pasar.
No le importó la
multitud, ni el esfuerzo,
ni exponerse a hacer el
ridículo.
El hombre que busca se
apresura, corre, sube al
árbol: quiere ver.
5. Y se produce el encuentro:
la mirada de Zaqueo
se cruza con la mirada pura,
llena de amor, de Jesús.
Esa mirada lo dignifica
como persona.
Es un pecador,
pero es mirado con amor y
compasión.
Es una mirada que lo sacude
por dentro y lo transforma.
6. La imagen de Zaqueo
subido al árbol nos
recuerda que para
encontrar a Dios hemos
de saber mirar las cosas
desde arriba, ampliando
nuestros horizontes.
Cuando nos cerramos,
nuestras miras son
estrechas y egoístas, y
somos incapaces de ver
más allá de nosotros
mismos.
7. Jesús actúa con
total libertad.
No le importan las
críticas ni las
murmuraciones.
Actúa llevado por el
amor; sabe que el
publicano tiene
hambre de él y que
lo ha buscado con
afán.
Una vez más, el
pastor sale a buscar
la oveja perdida.
8. Jesús desea alojarse
también en nuestra
casa. Quiere ser el
huésped de nuestro
corazón.
El encuentro obra un
cambio.
Una vez Zaqueo se
convierte, siente la
necesidad de
devolver lo
injustamente
apropiado.
9. Este es el efecto de la conversión. El verdadero
encuentro con Jesús nos hace replantearnos todo
cuanto somos, hacemos y tenemos.
10. Seis pasos marcan el itinerario de Zaqueo y de todo
hombre que anhela a Dios:
búsqueda, conversión, perdón,
alegría, generosidad, salvación.
11. Zaqueo encontró la perla preciosa: Jesús.
Con él comienza una nueva vida.
Atrás queda su pasado. Por eso dice Jesús:
«Hoy el Reino del Cielo ha entrado en esta
casa».