1. EL LAGO GENNESARET, ENCUENTRO PRIVILEGIADO CON EL SEÑOR....
Los discípulos se acercaron y lo despertaron diciendo:
¡Señor, sálvanos, que nos hundimos!
(Mt 8, 25)
Con el programa del viaje lógicamente ya
sabíamos, de antemano, cada una de las
cosas que íbamos a ver, aunque he de decir
que por más que las hayamos recreado en
nuestra imaginación, o investigado de ellas
en internet, previamente, nada como vivir
cada una de las visitas en los mismos lugares,
sintiéndolos, orándolos, viendo cómo te
tocan el corazón y te hablan del paso del Señor, no sólo por esos santos lugares,
sino por nuestra propia vida…
Nos embargaba a todos el mismo silencio meditativo y de oración,
quizás fuera que íbamos todos dormidos, aunque pronto nos
despertamos sobrecogidos por el himno de España, que el patrón de
la barca tuvo a bien poner, a todo volumen, para homenajear a su
tripulación, al tiempo que izaba la bandera española
Cuando subía a la barca le siguieron los discípulos. De pronto se levantó
tal tempestad en el lago que las olas cubrían la embarcación, mientras
tanto, él dormía. Los discípulos se acercaron y lo despertaron diciendo:
¡Señor, sálvanos, que nos hundimos! Él les dijo: ¡Qué cobardes y hombres de poca fe
sois! Se levantó, increpó a los vientos y al lago, y sobrevino una gran calma. Los
hombres decían asombrados: ¿Quién es éste, que hasta los vientos y el lago le
obedecen?
(Mt 8, 23-27)
Quizás ésta sea la enseñanza del Lago Gennesaret, que no debemos ser cómodos,
que debemos fiarnos del Señor, tanto en la tempestad, como en la pesca
milagrosa, pero que siempre tenemos que poner de nuestra parte: Pedirle al
Señor que detenga la tormenta en los momentos de zozobra, y echar las redes del
lugar que el Señor nos indique…
2. CAFARNAUM, EL LUGAR DE LA FE
El centurion, que estaba en frente, al ver como expiro dijo:
“Verdaderamente este hombre era el Hijo de Dios”
(Mt 15, 39)
Hemos visitado las ruinas de la sinagoga de Cafarnaum, en el pueblo donde
vivía LA SUEGRA del apóstol San Pedro, y esta visita ha sido también para mí
muy emotiva.
EL MONTE DE LAS BIENAVENTURANZAS
Viendo la muchedumbre, subió al monte, se sentó,
sus discípulos se le acercaron.
Y tomando la palabra, enseñaba diciéndoles:
(Mt 5, 1-2)
En el Monte de las Bienaventuranzas se encuentra la Iglesia del mismo
nombre, enclavada en el paraje en el que se supone Jesucristo dio una de sus
predicaciones más largas, llamado el Sermón de la Montaña, y cuyo inicio lo
constituye la proclamación de las Bienaventuranzas (Mt 5, 3-10:
Bienaventurados los pobres de espíritu: porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados los mansos: porque ellos poseerán la tierra.
Bienaventurados los que lloran: porque ellos serán consolados.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia: porque ellos serán saciados.
Bienaventurados los misericordiosos: porque ellos obtendrán misericordia.
Bienaventurados los limpios de corazón: porque ellos verán a Dios
Bienaventurados los pacíficos: porque ellos serán llamados hijos de Dios.
Bienaventurados los que sufren persecución por la justicia, pues de ellos es el reino de los
cielos.
3. Por cierto, que si alguno se vio incapaz de aprenderse las
bienaventuranzas, aquí tenéis una pequeña regla memotécnica
“pomanllosedmislimpaper” (la primera sílaba de cada una de ellas)
“pobres-mansos-lloran-sed-misericordiosos-pacíficos-perseguidos”.
Bromas aparte, los autores cristianos están de acuerdo en considerar que
las Bienaventuranzas son una especie de Carta Magna, de auténtica
constitución del Reino de Dios, una auténtica inversión de los valores del
mundo, y del ese ir contracorriente que es el cristianismo. Y lejos de lo
que pueda parecer no son una negación conformista del hombre ante todo
lo malo que le suceda, sino una exaltación a la solidaridad humana… de
esta manera sólo quien se siente hambriento puede comprender el hambre
de sus hermanos, sólo quien se siente perseguido sabe comprender cuán
injusta es esta situación cuando otro la padece, sólo quien tiene
misericordia con los demás puede esperar que tengan misericordia
consigo…
La Iglesia es redonda, y en su centro, que se puede contemplar paseando
en redondo a su derredor, se encuentra un arco bajo el cual se encuentra
el Sagrario, dando a entender, simbólica y arquitectónicamente, que Cristo
eucaristía, realmente vivo y presente en el
sagrario, debería ser el centro de la vida del
cristiano.
Y hablando de símbolos que hablan al corazón por
sí solos, me ha llamado poderosamente la
disposición del crucifijo en el interior de esta
Iglesia. Está dentro de una urna de cristal, pero
dando la espalda al templo, ya que se encuentra de
cara a la ventana, contemplando el bello entorno
del Monte de las Bienaventuranzas, ahora
embellecido por los jardines que cuidan las
4. religiosas que habitan el monasterio anexo a esta iglesia, como dando a
entender que al Señor le gusta esa visión, que sigue en el monte,
predicando constantemente, y sin fin, las Bienaventuranzas, a todos los
que, con el corazón abierto, tomen asiento en el monte, como hace dos
mil años, y se dejen enamorar por una palabra nueva para un mundo
viejo...
Como detalle curioso, en el interior de la Iglesia, en el hall de entrada, se
encuentran las estolas sacerdotales de los papas Juan Pablo II, beato y de
Pablo VI, en sus respectivas visitas a esta iglesia de las Bienaventuranzas.
Otros sitios que hemos visitado:
LA MULTIPLICACION DE LOS PANES Y DE LOS PECES