El documento resume el pasaje bíblico donde Jesús es rechazado en su ciudad natal de Nazaret. Jesús lee en la sinagoga del sábado un pasaje de Isaías que habla sobre su misión mesiánica. Los habitantes de Nazaret se sienten ofendidos porque Jesús había obrado milagros en otros lugares pero no en Nazaret. Ellos intentan arrojar a Jesús de un acantilado pero él se marcha sin ser dañado.
1. JESÚS ES RECHAZADO EN NAZARET
Lc 4, 21-30 (Mt 13, 53-58; Mc 6, 1-6)
“Vino a Nazaret, donde se
había criado y, según
costumbre, entró en la
sinagoga el día de sábado,
y se levantó para hacer la
lectura. Le entregaron el
libro del profeta Isaías, y
desarrollando el volumen,
halló el pasaje donde
estaba escrito:
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3. Él les dijo: “Seguramente me vais a decir el refrán:
“Médico, cúrate a ti mismo. Todo lo que hemos oído
que has hecho en Cafarnaúm hazlo aquí también en
tu tierra”. Y añadió: “En verdad os digo que ningún
profeta es bien recibido en su tierra”.
Os digo de verdad: “Muchas viudas había en Israel en
los días de Elías cuando se cerró el cielo por tres años
y seis meses, y hubo gran hambre en todo el país; y a
ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer
viuda de Sarepta de Sidón.
Y muchos leprosos había en Israel cuando el profeta
Eliseo, y ninguno de ellos fue curado, sino Naamán, el
sirio.
4. Oyendo estas cosas, todos los de la sinagoga se
llenaron de ira; y levantándose , le arrojaron fuera de
la ciudad, y le llevaron a una alturada escarpada del
monte sobre el cual estaba edificada su ciudad, para
despeñarle. Pero él, pasando por medio de ellos, se
marchó.”
5. Desarrollando el texto vemos que: En los tres evangelistas
se señala el recelo que tenían los de Nazaret con referencia
a Jesús, por conocerlo a él y su familia. Durante 30 años
vivió allí y no había destacado de los demás. A él lo
conocían como el hijo del carpintero y de María.
Jesús había experimentado la hostilidad de los judíos
tanto en Jerusalén como cuando estaba con sus
discípulos predicando al norte de Judea. Al mismo
tiempo arreció la persecución contra Juan Bautista de
modo que fue apresado y llevado a la cárcel de
Maqueronte, en Perea. El Señor vuelve a Galilea, como
indica Lucas movido” por la fuerza del Espíritu”. Toda la
vida de Jesús será conducida por el Espíritu.
No sabemos si Jesús visitó varias veces su ciudad de
Nazaret o si fue sólo una vez, la que nos narran los tres
evangelistas.
6. El archisinagogo o presidente
de la Asamblea tenía la
facultad de invitar a cualquier
persona, digna de crédito, a
que hiciese la lectura y el
comentario de la Biblia.
Esa invitación le vino a Jesús en esta oportunidad y le
entregaron el libro o “volumen”, que era un
pergamino enrollado a un cilindro de madera.
Así comprendemos la palabra del evangelista cuando
nos dice que “desarrollando el volumen, halló el
pasaje que leyó.
7. Termina el Señor la
lectura, y Lucas nos dice
que “todos los oyentes
tenían los ojos puestos en
él”. Había una enorme
expectativa en la
asamblea.
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10. Jesús, por tanto, se refiere a la liberación del
pecado por el perdón y a la liberación total del
hombre en su cuerpo y alma.
“Año de gracia” es todo el período mesiánico que
empieza con la historia de Jesús y terminará en la
Parusía. (Entre los judíos “el año de gracia”, era el
año del jubileo en que se condonaban todas las
deudas mutuas que hubiesen contraído y se
liberaba los esclavos.)
En el “hoy se ha cumplido” tenemos la materia
más importante de la meditación: Cristo, Mesías
y Salvador del mundo y ungido con la divinidad
del Espíritu.
11. Fe total en este Cristo y confianza plena en su
misericordia, pues viene a traernos el perdón y la
liberación total. Es toda su misión y la cumplirá a
cabalidad, aunque le cueste tener que subir al
calvario y en su cima ser crucificado.
Profundo agradecimiento al Señor que, desde
entonces, hasta el día de hoy, hasta el fin del
mundo, sigue cumpliendo y haciendo realidad las
palabras del profeta Isaías, que eran una
prefiguración suya.
Magnífica autorevelación de él mismo en la
Sinagoga de Nazaret.
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15. Los habitantes de Nazaret se consideraban
postergados por Jesús, al elegir Cafarnaúm como el
lugar de su residencia y donde obró muchos milagros.
Ellos esperan una felicitación para el pueblo judío y
Jesús resulta felicitando a los paganos y extranjeros.
Jesús que oye, quizá, los comentarios, y que “conoce
lo que hay en el corazón del hombre”, como se nos
dice repetidas veces en el Evangelio, responde
duramente a lo que pensaban y hablaban, y les
reprocha directamente su poca fe o total carencia de
ella en muchos.
16. Y es, precisamente, por esa falta de fe por la que el Señor
no podrá obrar muchos milagros en Nazaret, aunque
parece que si curó algunos enfermos.
Hay otra razón más: el que haga milagros es como una
exigencia que ponen a Cristo; el milagro será siempre pura
gracia de Dios, jamás se puede exigir. La actitud más
negativa para que el Señor pueda realizar milagros es
exigírselos.
El Señor, primero, por medio de un refrán conocido de
todos, les aclara cómo lo más frecuente es que el verdadero
profeta sea rechazado en su mismo pueblo; y eso es lo que
está pasando ahora con él. Y para probar el refrán lo
confirma con dos ejemplos tomados de los profetas Elías y
Eliseo, que fueron rechazados en su país y obraron milagros
a favor de gentiles ( 1 Re 17, 10 ss; 1 Re 5,9 ss).
17. Llega el momento dramático de
la escena. La gente, y más aún
si estaba instigada por los
fariseos, se siente herida y
como que Jesús desprecia a la
población entera de Nazaret.
Esto provoca una reacción
agresiva, de tal manera que lo
quieren arrojar a un barranco.
Notemos que, según la Ley de Moisés (Dt 13,2 ss), el
que se hacía pasar por profeta sin serlo, era reo de
muerte.
18.
19. Jesús fue con plena libertad a su muerte; “Nadie me
quita la vida, sino que yo la entrego
voluntariamente” (Jn. 10,18). Por eso, en esta
oportunidad, con plena serenidad y seguridad,
paralizando con su poder la agresividad de aquella
gente, pasa por en medio de ellos y continúa su
camino.
Tiene que cumplir a plenitud la misión que le ha
confiado su Padre.
¡Qué seguro está uno en manos de Cristo
Omnipotente¡. Sin su permiso nadie y nada podrá
hacerme daño; y si lo permite, será para mi bien y
para compartir con él su obra redentora.
P. Fernando Basabe
20. Vienes, Señor del cielo a nuestro
barro como expresión humana y
perceptible del amor y el perdón
del Padre bueno.
Tu cuerpo es cátedra y tus labios luz.
En tu palabra nace un nuevo día.
No cabe la sospecha en tu agonía.
Y cuando en alto te abren el costado
una fuente de sangre y agua
proclama al mundo entero tu perdón
Gracias, Cristo,
Clavado en cruz y muerto.
Has cancelado nuestra deuda en Ti.
Y salvados nos llevas hacia el Padre.