El siglo XIX fue un período de expansión imperial sin precedentes en el que los países europeos extendieron su dominio económico, cultural y geográfico sobre otros continentes, en lo que se conoce como imperialismo colonial o colonialismo. El punto álgido de esta política colonial europea fue el Congreso de Berlín de 1884-1885, en el que los países europeos se repartieron África sin la participación de ningún representante de los pueblos africanos.