Una vida en clave de rock - en primera persona - sc 122
Tarja Turunen: "Puedo ser una estrella de rock sin caer en el reviente"
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La dama del metal y
cantante lírica finesa
presenta su cuarto disco
solista en el Gran Rex, en el
marco de su gira mundial.
Mamá de una niña de dos e
instalada en Argentina desde
2005 –aunque vive de tour
ocho meses por año–, habla
sobre su polémica salida de
la banda de heavy ópera
Nightwish, y por qué eligió
dejar su país por su amor, el
productor Marcelo Cabuli.
“Puedo ser una
estrella de rock sin caer
en el reviente”
TARJA
TURUNEN
Diva
del metal
Delicada, detallista
y reservada. Sobre
el piano negro que
domina el living de
su casa porteña, la
cantante de ópera y
rock se confiesa:
“El metal significa
algo bello para mí,
no algo durísimo”.
Por Karina Noriega
Fotos: Maximiliano Vernazza
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2. Las mil y una Tarja: Con look gótico, al frente de la banda heavy escandinava Nightwish, en la que
cantó hasta el 2005. Cuerva a ultranza, festejó el triunfo en la Libertadores. Ama jugar al aire libre con su hija Nina:
“Le sigo hablando finés, para que algún día pueda comunicarse con su abuelo”.
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Tarja Turunen (37) alguna vez fue moza en
un bar. Pero esta Morticia moderna, madre
de Naomi (2) y mujer del productor musical
argentino Marcelo Cabuli, es una rockstar
asediada por sus fans, en su Finlandia natal
y en todo el globo. Nació en Puhos, un pueblito de qui-nientos
habitantes –unos 350 kilómetros al norte de Hel-sinki–,
donde se crió en el seno de una familia de clase me-dia
trabajadora y salió al mundo al frente de Nightwish, una
banda gótica escandinava de heavy ópera que fue un suce-so
en el metal en los primeros años del siglo. En 2002 fue
elegida como la mejor cantante finesa y como “la persona
más hermosa”. ¿Lo cierto? Tarja no sigue la moda, y cuando
le surgió la oportunidad de empezar carrera en el metal, fue
con su mamá a un sex shop a comprarse ropa de cuero. “Es-taba
muy nerviosa y no sabía qué ponerme”, rememora
en su casa porteña esta cantante lírica con carrera solista
(cuatro discos en solitario en su haber; el último, Colours
in the dark, 2013 desde que los integrantes de Nightwish la
echaron por medio de una carta en 2005.
“Nunca pude entender por qué me hicieron eso. Elijo no
mirar para atrás, porque me da mucha mala energía.
Por muchos años salí a las giras vomitando y me la hicie-ron
pasar muy mal”, dice Tarja, que regresa a la Argentina
para presentarse el 19 en el Gran Rex y el 20 en el Vorterix.
Las dificultades de una cantante de ópera en el mundo del
metal, su embarazo en medio de una gira, y su nueva vida
de madre en una charla en su morada secreta en Palermo,
donde aún conserva el piano que le compraron sus padres
a los seis años.
–¿Qué es lo más loco que encontraste en el mundo del
metal?
–La gente, el público. La emoción que vivía en el escenario
era inexplicable. Yo era estudiante en la universidad y era
una más. Entrar de la nada a una banda como Nightwish fue
un cambio tan fuerte que me ayudó a entender mucho so-bre
la vida. Fue un desafío cantar en una banda de metal. Yo
pensaba que iba a ser cantante de ópera, nada más.
–¿Qué te dijeron tus padres cuando se enteraron de que
ibas a cantar metal?
–Nunca me preguntaron. De hecho, fui con mi mamá a
comprar ropa para el primer show. ¿Y a dónde fuimos? Al
sex shop. Eramos un pueblo de quinientos habitantes, ima-ginate,
y teníamos cerca una ciudad de setenta mil. Cuando
empezamos, nos ofrecieron tres shows chiquitos, y había
que animarse. En el sex shop compré pantalones de cuero
y todas esas cosas. En mi casa, a mi hermano mayor le ro-baba
los vinilos de Whitesnake y Alice Cooper.
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A las giras mundiales viaja con su hija de dos años y su ma-rido,
productor y mentor de su carrera solista desde que
fue el promotor de la gira latinoamericana de Nightwish en
el año 2000, cuando se conocieron. “Yo estaba sola y él me
protegió. Me sorprendió que un tipo me hiciera sentir tan
bien tan lejos de mi casa”, recuerda Tarja sobre su encuen-tro
con Marcelo, de quien no se enamoró a primera vista,
pero le hizo cambiar su visión de mundo en el peor mo-mento.
No se venía llevando nada bien con sus cuatro com-pañeros
de banda, de la que Tuomas Holopainen era com-positor,
y ella quedó afuera de un momento a otro, en 2005.
–Pocas veces se da que una banda eche a su cantante
así, mediante una carta.
–Yo nunca voy a entender por qué me hicieron eso. Me lo
pregunté muchas veces. Yo ya me quería ir. Elijo no mirar
para atrás, porque me da mucha mala energía. Durante mu-chos
años salía a las giras siempre vomitando. Estuve muy
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3. mal con mi salud y tenía que ponerle un freno.
–¿Te la hicieron pasar mal?
–Nunca fuimos amigos, ni me entendieron como can-tante
lírica. No podía estar borracha, tomar alcohol...
No podía ser mi estilo de vida. Puedo ser una estrella
de rock, pero a mi forma. No tengo por qué tener una
vida reventada. El metal es sólo una parte de mi músi-ca,
y para mí significa algo bello, no algo durísimo.
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Tarja es muy rigurosa, tanto como cantante lírica (en-saya
todos los días o como mamá. Además de su pro-yecto
solista, también hace óperas para puristas. Es un
proyecto llamado The Beauty and the Beat; por eso,
es natural que esté cantando Wagner en la cocina
mientras le prepara la mamadera a Naomi.
–Desde hace dos años sos mamá. ¿Cómo hace una
estrella de rock?
–Suena casi imposible combinar las dos vidas. Pero yo
puedo hacer todo, y no dejo de pensar en mis pro-yectos
futuros. Si mi beba no está conmigo, siempre
está con el papá. O tenemos una niñera, porque en las
giras no queda otra.
–¿Qué es lo que más sufriste de la fama en tu país?
–Soy una persona sencilla y me molestaba no poder
vivir con las cortinas abiertas en mi casa. Mis fans sa-caban
fotos y tenía coches estacionados enfrente.
–¿Te asustaste?
–No, pero sentí que no podía respirar más. Y ahí fue
que le dije a mi marido que hiciéramos el cambio.
Queríamos proteger la intimidad. A mí esa parte de la
fama no me gusta... Me ayuda en mi trabajo, okey, pe-ro
nada más. Mi vida privada queda para mí. Por ejem-plo,
nadie supo de mi embarazo.
–¿Nadie? ¡¿Cómo hiciste?!
–Ni allá ni acá. No es que mi plan era no contarlo a la
prensa, pero logré guardar el secreto. Quedé embara-zada
en diciembre de 2011, en medio de una gira, así
que estuve saltando con tacos durante los primeros
meses. Una sola mujer me enfrentó en Brasil hablán-dome
sobre el embarazo, pero le dije que había comi-do
mucha pero mucha pizza (risas).
–¿Nunca tuviste vómitos o mareos en escena?
–Ni un día. Yo pensé que me iba a pasar, porque soy
de las que se sienten mal en los viajes. Lo más loco es
que enfrenté a muchos fans en los shoppings, con
bolsas de cosas para bebé en la mano y todo, pero lo-gré
mantener esa noticia sólo para mí.
–¿Cómo se enteraron tus fans de que habías sido
madre?
–Antes de salir de gira, subí a las redes una foto en el
ascensor en la que decía: “Atrás mío tengo un paque-tito”.
Tenía a mi hija colgada en una mochila. ¡Todos
que había adoptado o que era Photoshop! n
“Vivimos
en
Finlandia
hasta que
un día no
pude estar
con las
ventanas
abiertas,
porque
tenía fans
en la
puerta.
Sentí que
no podía
respirar
más. No
me
interesa
ese
costado de
la fama”
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