1. 22 . Obra Social de Viajantes Vendedores de la República Argentina
Entrevista!
P
ara mucha gente Ame-
lita Baltar es sinónimo
de tango. Las más de 30
obras escritas por Ástor
Piazzolla y Horacio Ferrer
que supo interpretar como nadie, en-
tre finales de los años 60 y los 70,
marcaron una época histórica de la
música popular de nuestro país.
Los álbumes que grabó después fueron
editados también en buena parte del
hoy
la realidad
es
El talento y la emoción
que le pone a cada una de
sus canciones la llevaron
a brillar en escenarios de
todo el mundo. Primero
junto a Astor Piazzolla, con
quien compartió 7 años de
su vida, y luego también
como solista. Amelita
Baltar sigue siendo hoy,
a sus 78 años de edad,
una de las intérpretes
argentinas más destacadas
del tango y el folklore.
Disfruto
mundo y hoy, con más de 55 años de
carrera, sigue recibiendo distinciones y
presentándose en países como Suecia,
Holanda, Finlandia, Turquía y España.
Este año, mientras termina de afinar
detalles de su nuevo trabajo de tango
electrónico, volvió a presentar el es-
pectáculo “Tres mujeres para el show”
en el que tuvo como invitadas a Susana
Rinaldi y Sandra Mihanovich.
a! - ¿Siempre quisiste ser cantante?
Amelita Baltar- De chica quería ser
actriz. Siempre me interesó disfra-
zarme y hacer cosas delante de los
la vida,
espejos. A los 11 o 12 años me gusta-
ba adaptar cuentos de libros con una
amiga que vivía arriba de casa. Nos la
pasábamos haciendo monigoteadas.
Cantar... cantábamos, porque apren-
díamos guitarra, pero ese no era el
punto de la cuestión.
-Era algo más artístico en general
- Claro. Por supuesto yo era la directora,
la primera actriz, la mandamás. Des-
pués, a los 16 o 17 años habiendo avan-
zado un poco con mi guitarra estudian-
do música, me divertía mucho con las
canciones. Con otra amiga cantábamos
en las fiestas del colegio.
2. . 23andarobrasocial
- ¿Te dabas cuenta de lo que genera-
bas con tu voz y tus interpretaciones?
- Yo cantaba con toda el alma. Pero
en ningún momento pensaba o re-
flexionaba sobre eso. Cantaba mu-
cho folklore y alguna cosa melódica
hasta que, a eso de los 21 años, em-
pecé a ensayar con un grupo. En ese
entonces también me casé, tuve un
hijo y estuve como dos años sepa-
rada. Al poco tiempo me ofrecieron
cantar folklore como solista y metí
un gol con una canción de Pocha
Barros, la madre de los Farías Gó-
mez, que se llama “Si lo vieran pa-
sar”. Era como un rasguido doble.
Lo grabé, me acuerdo, de un modo
muy sensual, haciéndome la loca
mientras probaba sonido y quedó
esa versión. Llegué a cantar en el
Festival de Cosquín sola con mi gui-
tarra, ahí paradita.
-¿CuándoloconocisteaAstorPiazzolla?
Después seguí criando a mi hijo y pen-
sé en volver a actuar acá en Buenos
Aires. En una de esas, me vio Piazzolla
y unos meses más tarde, en enero de
1968, me llamó para hacer “María de
Buenos Aires”.
- ¿Ya era muy conocido?
- Yo lo conocía de nombre. No sé si
tenía grabaciones. No se escucha-
ba en la radio. Él estaba acá en
el ambiente del tango y yo en el
del folklore recorriendo el país
con mi guitarra. Es el día de
hoy que me pregunto cómo
dije que sí a su propuesta.
Era una cosa muy difícil y di-
ferente a lo que yo hacía. Tan
raro, tan surrealista... Estaba
Horacio Ferrer… Eran unas
letras raras, pero algo
me sedujo.
Amelita Baltar y Astor Piazzolla. (Foto del Archivo General de la Nación).
3. 24 . Obra Social de Viajantes Vendedores de la República Argentina
Entrevista!
-¿Cómo sigue la historia?
-Después de terminar la obra y grabarla,
ellos siguieron escribiendo y empeza-
mos a dar conciertos. Ponerle una voz a
las canciones le abrió las puertas a él de
los teatros. Con solo lo instrumental no
le pasaba, mal que le pesara en algunos
momentos a Piazzolla (se ríe). La gente
entiende más el canto porque te cuenta
historias. Se engancha más. Un tema ins-
trumental vanguardista, salvo algunos
que fueron y siguen siendo realmente
muy famosos… , la verdad es que no le lle-
ga a la gente. En cambio, si tiene letra y
alguien que la interpreta, no que la canta,
que la interpreta… la gente se emociona.
Recuerdo una vez en Brasil después de to-
4. car el segundo tema, le preguntaron si es-
taba yo. Cuando pasaba eso le agarraba
un odio... Tremendo monstruo y le pregun-
taban por Amelita. Entonces, él se acerca-
ba hasta el micrófono y decía “sí, está en
el camarín, en la segunda parte sale”.
-¿Cómo fueron esos años en los que vi-
vieron juntos en Europa?
- Vivimos en París y después en Roma.
Estuve 7 años con él y realmente fueron
maravillosos… pero después me separé.
Y todo el mundo pensaba “¿Qué va a ha-
cer ahora que se separó de Piazzolla?”.
¡Voy a seguir cantando! Eso fue en 1975,
imaginate. Seguí cantando.
-Cantando e interpretando
- Yo soy esencialmente literaria. La can-
ción la escucho pero en seguida quiero
leer la letra. Eso es lo que me ilusiona o
me desilusiona y aquello por lo cual yo
elijo una canción. Me gusta mucho en-
señar a interpretar, no a cantar. Quien
viene a mí tiene que cantar, afinar y te-
ner la voz bien puesta, pero yo enseño
a interpretar. No es algo a las apuradas
“enseñame a cantar”. Hay muchos can-
tantes que vos los escuchás y cantan
muy lindo pero no se te mueve un pelo.
Pasa con varios tangos. Muchos cantan
“Balada para un loco” pero el que la está
escuchando le dice al del al lado “sí, pero
como Amelita, nadie”.
-¿Te has cuidado la voz a lo largo de tu
carrera?
- Yo hice después de 45 años “María de
Buenos Aires” en Japón y no le tuve que
cambiar ni una coma. La canté igual que
cuando tenía 27 años. No hubo que adap-
tar nada. Todo igual. Son muy lindas esas
cosas que pasan. Me sorprende realmen-
te. Es que yo tengo la voz impostada para
cantar, no para hablar. Los foniatras han
tratado de hacerme varias cosas raras
pero no los dejé. Por eso si estoy en los
días próximos a cantar no voy a ningún
lugar donde haya ruido que tenga que
andarobrasocial . 25
5. 26 . Obra Social de Viajantes Vendedores de la República Argentina
Entrevista!
- Celebraste tus 50 años con el tango
- Sí, con el conjunto del folklore venía
del 62, así que de ahí son más. Pero en
2018 cumplí 50 años con el tango. En
1968 se escribió “María de Buenos Ai-
res” y también “Chiquilín de Bachín”
que es de la época que íbamos a co-
mer a Bachín a la salida del teatro. El
año pasado cuando cerré el festival
de tango de Buenos Aires apareció el
chiquilín de Bachín que vendía rosas
en las mesas cuando tenía 8 años...
ahora tiene 59.
-¿Qué estás haciendo este año?
- En febrero hice un espectáculo en
uno de los lugares más emblemáticos
de Buenos Aires, que es el Tasso, con
Teresa Parodi y Sandra Mihanovich
como invitadas. Este año es el 50 ani-
versario de la creación de “Balada para
un loco” que se escribió en noviembre
de 1969. Y también de otras canciones
más. Son dos personas que conozco
muy bien. A Sandra desde que empezó a
cantar, cuando tenía 17 o 18 años, por-
que conocía a su madre Mónica Cahen
D´Anvers. Y a Teresa Parodi también la
conozco hace como 40 años, del folklo-
re y qué se yo. Les hablé a las dos y las
dos estuvieron encantadas de venir.
- Te seguís dando gustos
- Y si no me los doy a esta altura de la
vida… Yo cuido mi cuerpo y mi salud,
pero se que estoy en la agenda del Se-
ñor y un día va a dar vuelta mi página
en su agenda. Va a llegar en el modo en
el que Él lo haya decidido antes de que
yo naciera. Vivo y disfruto de la vida
porque la realidad es hoy. Como decía
la Madre Teresa: “vivan el hoy que el
mañana es del Señor”. Soy evangéli-
ca bautista desde hace veintipico de
años. Nunca fui tan cristiana como soy
ahora. Padre, Hijo y Espíritu Santo. Me
llevo muy bien con los tres. Hago una
buena segunda voz.
hablar alto. Me refiero a restaurantes,
porque yo ya no voy a discotecas…
- Habrás ido bastante...
- No recuerdo… jeje. Sí, en Barrio Norte, a
donde iban las chicas de buena familia.
Cuando apareció Piazzolla empecé a tra-
bajar tanto que iba un poco menos a la
AMELITA BALTAR POR AMELITA BALTAR
“Soy una zarpada, tengo un carácter fuerte. Soy también un poco solita-
ria. No vivo ´sola como un perro´, sino que ´vivo sola con un perro´. Me he
ido quedando un poco sola y a veces siento un poco la soledad. Tengo mu-
chas plantas que son mi psicoanalista. En vez de ir al psicólogo yo salgo,
arreglo las plantas, las transplanto, veo una flor, corto un gajo y vuelvo
en media hora acá a seguir trabajando con alguna cosa que tiene que ver
con mi profesión y me voy a dormir, y mi espíritu vuelve a estar limpio y
con ganas de seguir haciendo cosas”.
discoteca. Pero de todos modos, cuando
podía me escapaba con unos amigos. Me
ha hecho escenas terribles. Él me había
echado el ojo y entonces no le gustaba
nada que saliéramos de hacer “María de
Buenos Aires” y me esperara algún mu-
chacho en la puerta. “¿Cómo? ¿No venís
a comer con nosotros?”