3. CARLOS A . G U Z M Á N
Tratado de
Balística
Su aplicación a la Criminalística
VOLUMEN 2
Identificación balística
los/Aires
•de
Montevideo - Buenos
2 0 1 3
¿/tifio Gésar f?aira - Editor
5. ÍNDICE
CAPITULO I
ANTECEDENTES HISTÓRICOS EN
IDENTIFICACIÓN BALÍSTICA
I. Los PRIMEROS AÑOS ( 1 8 3 5 - 1 8 9 9 ) 3
1. Londres 3
2. Oregon 4
3. París 4
4. G u e r r a Civil estadounidense 4
5. Georgia y Texas 5
6. M i n n e s o t a 5
7. Estudios relacionados 5
8. Testimonio sobre los efectos de u n disparo 5
9. Determinación de distancia 5
II. 1900-1930 6
III. 1930-1970 14
IV. 1970-2000 19
V. 2000-PRESENTE 2 3
PUBLICACIONES FORENSES ACTUALES MÁS CONOCIDAS 2 5
CAPÍTULO I I
LA BALÍSTICA
CONCEPTO Y RAMAS
I . BALÍSTICA INTERNA 2 7
I I . BALÍSTICA EXTERNA 29
1. R e s u m e n histórico 3 2
2. Péndulo balístico 3 4
3. E l coeficiente balístico y l a densidad seccional 4 1
4. E l m o v i m i e n t o de los proyectiles 5 6
6. X CARLOS A. GUZMÁN
5. M o v i m i e n t o y estabilidad girostática 56
6. Factores que modifican las trayectorias de los
proyectiles 57
7. E l efecto Coriolis 57
8. Deriva por la rotación del proyectil 60
9. Inclinación de los proyectiles 62
10. Causas que p r o d u c e n l a dispersión y l a inclinación
de los proyectiles 63
I I I . BALÍSTICA DE EFECTOS 63
1. Poder de detención o stopping power 64
2. Poder de penetración 66
3. Características de los proyectiles rebotados o c o n
inclinación 67
4. Heridas por rebote e inclinación 67
IV. BALÍSTICA INTERMEDIA 6 7
V. BALÍSTICA IDENTIFICATIVA O COMPARATIVA 68
V I . BALÍSTICA FUNCIONAL O MECÁNICA 68
CAPÍTULO III
BALÍSTICA FORENSE
I . BALÍSTICA FORENSE 69
1. Partes o piezas del a r m a susceptibles de causar
marcas o huellas en vainas y balas 7 0
2. F u n d a m e n t o s en los que se basa la identificación
balística 7 1
CAPITULO IV
INSTRUMENTAL
I . EQUIPO E INSTRUMENTACIÓN 7 3
1. Medición, n o r m a s o estándares y precisión 7 3
2. Peso, fuerza, y s u medición 74
3. Calibración 7 5
I I . MEDICIONES DE LA TRACCIÓN EN LA COLA DEL DISPARADOR 7 6
1. Pesas estándar 77
2. Dinamómetros 77
III. INFORMACIÓN SOBRE MEDICIONES E INSTRUMENTOS DE MEDICIÓN ... 8 0
1. Retícula de medición de vidrio 8 1
INDICE X I
2. Ocular micromètrico filar 8 1
3. Retículas electrónicas p a r a microscopios
estereoscópicos 82
4. Retículas de medición e n oculares 82
5. E q u i p a m i e n t o de medición digital 83
6. Otro equipo 84
7. Velocidad de los proyectiles e n l a boca del cañón
del a r m a 8 6
8. Microscopios estereoscópicos y de comparación. ... 88
9. Microscopía r u d i m e n t a r i a 8 8
10. Microscopía compuesta 89
11. Estereomicroscopio o microscopio estereoscópico... 9 0
12. Microscopía comparativa 9 1
I V . PEQUEÑAS HERRAMIENTAS Y ACCESORIOS 9 3
V . SUMINISTROS 9 4
V I . EQUIPOS PARA IMÁGENES 9 4
V I I . IMÁGENES DIGITALES 9 5
V I I I . EQUIPO DE APOYO SOBRE EL TERRENO 9 6
I X . TECNOLOGÍAS BASADAS EN LA COMPUTACIÓN 9 7
1. IBIS® 9 7
2. MatchPoint+™ 99
3. BulletTrax-3D™ 100
CAPÍTULO V
INSTALACIONES D E TIRO
I . REQUERIMIENTOS DE SEGURIDAD 103
I I . POLÍGONOS BAJO TECHO (CERRADOS) 103
I I I . EQUIPOS DE RECUPERACIÓN DE PROYECTILES 104
1. Dispositivo de recuperación c o n algodón o estopa . 104
2. Dispositivo de recuperación en agua 105
3. Otros sistemas de recuperación de proyectiles 107
IV. POLÍGONOS AL AIRE LIBRE 110
CAPÍTULO V I
C I C L O D E F U E G O / D I S P A R O
I . PASOS 1 A 5 111
I I . PASOS 6 A 9 1 1 2
7. X I I CARLOS A. G U Z M Á N
CAPÍTULO VII
DOCUMENTACIÓN D E PRUEBAS
I . RECEPCIÓN DE PRUEBAS 115
I I . EXAMEN DE DOCUMENTACIÓN 115
I I I . INFORMACIÓN PARA LA IDENTIFICACIÓN DE ARMAS DE FUEGO 116
1. A r m a s militares 117
CAPÍTULO VIII
MARCAS DE PRUEBA
1. MARCAS DE PRUEBA AUSTRÍACAS 124
2. MARCAS DE PRUEBA BELGAS 125
3. MARCAS DE PRUEBA BRITÁNICAS 126
4. MARCAS DE PRUEBA FRANCESAS 127
5. MARCAS DE PRUEBA ALEMANAS 128
6. MARCAS DE PRUEBA ITALIANAS 130
7. MARCAS DE PRUEBA ESPAÑOLAS 131
8. MARCAS DE PRUEBA CHILENAS 133
9. MARCAS DE PRUEBA CHECAS 133
10. MARCAS DE PRUEBA FINLANDESAS 134
1 1 . MARCAS DE PRUEBA HÚNGARAS 134
12. MARCAS DE PRUEBA YUGOSLAVAS 135
13. MARCAS DE PRUEBA DE LA FEDERACIÓN RUSA 136
14. MARCAS DE CHOKE 136
15. MARCAS DE PRUEBA DINAMARQUESAS 137
16. MARCAS DE PRUEBA DEL IMPERIO AUSTRO-HÚNGARO 137
17. MARCAS DE PRUEBA INDIAS 138
18. MARCAS DE PRUEBA ISRAELÍES 139
19. MARCAS DE PRUEBA AUSTRALIANAS 139
20. MARCAS DE PRUEBA IRLANDESAS 139
2 1 . MARCAS DE PRUEBA SUECAS 140
22. MARCAS DE PRUEBA SUIZAS 140
23. MARCAS DE PRUEBA NORTEAMERICANAS 140
24. MARCAS DE PRUEBA FALSAS O ESPURIAS 142
CAPÍTULO IX
CLASIFICACIÓN D E ARMAS D E F U E G O
I. CRITERIOS QUE SE UTILIZAN PARA CLASIFICAR LAS ARMAS DE FUEGO 143
I I . ARMAS DE PUÑO 144
ÍNDICE X I I I
1. Revólveres y pistolas 144
III. ARMAS DE FUEGO LARGAS o DE HOMBRO 151
1. Fusiles 151
2. Escopetas 153
IV EXAMEN 153
1. Revólveres 154
2. Pistolas de carga automática 154
3. A r m a s largas 156
4. Fuerza de tracción en l a cola del disparador 157
V. CARACTERÍSTICAS DE SEGURIDAD 159
1. Revólveres 159
2. Pistolas de carga automática 160
3. Funciones de seguridad pasiva 161
4. Pistolas de cañón único y de cañones múltiples 162
5. A r m a s largas 163
VI. PRUEBA DE FUEGO O DE DISPARO 164
VII. PRUEBA DE CAÍDA 165
VIII. PRUEBA DE CHOQUE/GOLPE 166
IX. ACCIDENTES CON ARMAS DE FUEGO 167
CAPÍTULO X
E X A M E N D E C A R T U C H O S P E R C U T I D O S Y S I N D I S P A R A R Y,
V A I N A S S E R V I D A S , D E A R M A S E S T R I A D A S Y
DE ESCOPETA
I . INTRODUCCIÓN 171
1. Identificación 171
2. Valor probatorio 172
3. Características individuales 173
4. Evolución 173
5. Requisitos previos p a r a el examen 174
6. E l equipamiento 175
7. Proceso de identificación 176
8. Huellas de posibles herramientas 177
9. Características físicas 180
10. Identificación del patrón 181
11. Estrías coincidentes consecutivas 182
12. Serie/rango de conclusiones 183
I I . EXAMEN DE VAINAS SERVIDAS 185
8. XIV CARLOS A. GUZMÁN
1. Procedimiento microscópico 186
2. Comparación microscópica 187
3. A r m a s de fuego sin evidencia relacionada 187
4. A r m a s de fuego con evidencia relacionada 189
5. Evidencia s i n a r m a relacionada 191
6. Desafíos del examen 193
I I I . EXAMEN DE MUNICIÓN NO DISPARADA 196
1. Interrelación de hechos 197
2. Interrelación avanzada de casos y comparaciones
de vainas servidas 197
CAPITULO X I
EXAMEN D E PROYECTILES
I . CARACTERIZACIÓN Y EVALUACIÓN DE PROYECTILES 199
1. Introducción 199
2. Proyectiles recuperados o secuestrados 199
3. E x a m e n 2 0 0
I I . CARACTERÍSTICAS FÍSICAS 2 0 1
1. Terminología 202
2. Características 2 0 3
3. Peso 203
4. Calibre/diámetro 2 0 6
5. Composición 2 0 8
6. Tipo de e n v o l t u r a o camisa 2 1 0
7. Propiedades 2 1 0
8. Color y acabado 2 1 1
9. Construcción de la base 212
10. Determinación del fabricante 217
11. Características generales de estriado 219
I I I . MARCAS MICROSCÓPICAS 224
1. Huellas estríales 2 2 4
2. Diseño de balas 2 2 5
3. Recarga y carga m a n u a l 2 2 6
4. Efectos del disparo 2 2 6
5. Daño por i m p a c t o 2 2 7
6. Procedimientos médicos y a u t o p s i a 229
7. Conclusiones 229
INDICE X V
CAPITULO XII
EXAMEN DE MUNICIÓN MÚLTIPLE
I . COMPONENTES DE CARTUCHOS DE ESCOPETA DISPARADOS 2 3 1
1. Material que compone los tacos 2 3 1
2. Proyectiles p a r a cartuchos de escopeta 232
3. Material de aislamiento 233
4. Incoherencias 233
I I . EXAMEN 2 3 3
1. Tacos 2 3 4
2. Perdigones 2 3
^
3. Balas únicas p a r a cartuchos de escopeta 2 3 7
CAPÍTULO XIII
IDENTIFICACIÓN BALÍSTICA
I . COMPARACIÓN E IDENTIFICACIÓN DE PROYECTILES 239
1. Introducción 2 3
^
2. Identificación 2 3
^
3. Rango de las conclusiones
I I . EXAMEN DE PROYECTILES 2 4
^
I I I . PROCEDIMIENTOS MICROSCÓPICOS 2 4 7
1. A r m a recuperada s i n evidencias relacionadas 247
2. A r m a recuperada con evidencia relacionada 249
3. Proyectiles recuperados s i n a r m a s relacionadas 2 5 1
4. Enlace entre casos o hechos 2
5 3
5. Moldeado 2 5 4
Bibliografía c o n s u l t a d a 2 5 7
9. CAPÍTULO I
A N T E C E D E N T E S H I S T Ó R I C O S E N I D E N T I F I C A C I Ó N B A L Í S T I C A
La historia de la evolución de la ciencia de la identificación de las ar-
mas de fuego y huellas de herramientas en los últimos 165 años es m u y
interesante para muchos científicos forenses encargados de tales tareas.
Obviamente, se debe reconocer que el tema h a sido y es tratado por n u -
merosos historiadores de los distintos continentes y que lo poco o mucho
que pueda volcarse a continuación no deja de ser sólo u n a parte.
Una de las primeras referencias sobre el estriado de las armas de
fuego está en u n libro escrito por Harold Peterson, en el que comenta el
estriado de las armas de fuego por el emperador Maximiliano de Alema-
nia, entre 1493 y 1508. Si bien algunas armas de fuego fueron estriadas
-surcos helicoidales en el ánima de u n cañón de a r m a de fuego para i m -
partir el movimiento rotatorio a u n proyectil-, el reconocimiento de que
este rayado era de valor para la identificación de u n proyectil disparado
no se produjo hasta finales del siglo XIX.
E n la primera parte del siglo X X (1900-1930), la ciencia de la identifi-
cación de las armas de fuego y Iruellas de herramientas fue reconocida
por numerosas leyes judiciales en varios países. El reconocimiento legal
se debió, en parte, a los esfuerzos de varios individuos de distintos países
alrededor del planeta, que h a n llevado a cabo investigaciones y experi-
mentos con la identificación de proyectiles disparados y vainas servidas
respecto de armas específicas. Las hazañas de muchos de estos pioneros
examinadores llevados por la curiosidad científica h a n contribuido enor-
mente en este campo de la ciencia.
E n la parte central del siglo X X (1930-1970), la ciencia de la identi-
ficación mencionada siguió evolucionando: en los Estados Unidos, por
ejemplo, el Laboratorio Científico de Detección del Delito (Scientific Crime
Detection Laboratory-SCDL) inició sus operaciones en la Universidad del
Noroeste a finales de 1929 y principios de 1930, seguido por la formación
del Laboratorio de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) en 1932.
Adicionalmente, muchos otros países también reconocieron la necesidad
10. 2 CARLOS A . GUZMÁN
de proporcionar este tipo de análisis forense y establecieron secciones de
armas y huellas de herramientas y a sea en los laboratorios existentes o
en nuevos. E n los años siguientes, se establecieron varios laboratorios y
comenzaron sus operaciones, especialmente en muchas de las grandes
ciudades de Canadá, el Reino Unido, los Estados Unidos y Europa.
El esfuerzo de los individuo hombres involucrados en l a identificación
de armas de fuego y huellas de herramientas durante este período hace
que deban ser reconocidos como los instrumentos individuales tanto en
la continuación del desarrollo de l a ciencia como en el logro de l a acep-
tación pública y jurídica de ésta. E l uso indebido de armas de fuego en
casos criminales, sobre todo en los Estados Unidos, aumentó conside-
rablemente en l a década de 1960. E n reconocimiento de l a necesidad de
intercambiar información y promover l a investigación científica perma-
nente en el ámbito de l a identificación de armas de fuego y marcas de
herramientas, treinta y seis personas se reunieron en Chicago, Illinois,
en febrero de 1969, para organizar l a Asociación de Examinadores de
Armas de Fuego y Huellas de Herramientas (FAET).
E n l a última parte del último siglo (1970-1999), l a ciencia de l a iden-
tificación a l a que nos hemos referido h a seguido evolucionando con u n
mayor número de científicos forenses trabajando como examinadores en
todo el mundo. Muchos de estos examinadores siguen investigando y ex-
perimentando sobre los diversos aspectos de este campo y h a n publica-
do sus resultados en muchas de las principales publicaciones forenses.
La ciencia se h a beneficiado enormemente de los numerosos avances
tecnológicos que se h a n producido durante este período. Estos avan-
ces incluyen innovaciones en u n a de las principales herramientas del
examinador especializado: los microscopios binoculares de comparación.
Muchos de los microscopios de comparación actuales h a n sido equipa-
dos con cámaras digitales y unidades de circuito cerrado de televisión
(CCTV), que permiten l a visualización directa o documentación digital
instantánea utilizando fotomicrografía. Ver las imágenes u n a a l lado de
la otra en u n monitor es m u y útil para propósitos instructivos, mientras
que las fotografías digitales lo son para ser incluidas en el caso de que
se trate. Los avances más significativos durante este período incluyen
el exponencial crecimiento, l a popularidad y el costo relativamente bajo
de las computadoras. La capacidad para utilizar plenamente el enorme
potencial de las computadoras h a permitido a l a ciencia en general, y
más específicamente a l a forense, aprovechar al máximo el desarrollo de
varias "herramientas" útiles para s u uso en el laboratorio balístico. E l
desarrollo continuado de los ordenadores h a proporcionado a los peri-
tos o examinadores de esta especialidad equipamiento m u y útil como el
ANTECEDENTES HISTÓRICOS 3
antiguo Sistema Drugfire (es u n a base de datos multimedia de sistema
de imágenes que automatiza l a comparación de las imágenes de los cas-
quillos y proyectiles). E l mismo fue desarrollado por MSI (Mnemonic Sys-
tem Inc.). Es u n sistema de base de datos multimedia que permite a los
examinadores de todo el país comparar y vincular las pruebas obtenidas
en forma de vainas servidas y proyectiles. Cuando l a Oficina Federal de
Investigaciones (FBI) estuvo bajo presión para responder a l a ola de vio-
lencia con armas que había asotado ciudades de Estados Unidos durante
la epidemia de crack de l a década de 1980 y principios de 1990, subcon-
trataron a l MSI para llegar de u n a forma más rápida a l a comparación
y vinculación de las pruebas obtenidas en otros delitos relacionados con
drogas en todo el país, como también el sistema actual IBIS -Integrated
Ballistics Identification System- que significa Sistema Integrado de Iden-
tificación Balística. E n los EE.UU., las unidades IBIS existentes en los
laboratorios forenses se conectan en red a nivel nacional para formar l a
Red Nacional Integrada de Identificación Balística (National Integrated
Ballistics Identification Network [NIBIN]). U n sistema similar existe en
Canadá como también en varios países de Europa.
La utilización de tecnología informática avanzada (IBIS) permite l a
captura de imágenes digitales de los proyectiles y casquillos, que luego
de ser analizadas proveen al examinador u n a lista de posibles coinciden-
cias, útiles para s u examen posterior en u n microscopio de comparación.
Esta tecnología asombrosa, sin precedentes hasta hace unos pocos años,
proporciona a l perito l a oportunidad de buscar posibles identificaciones
en el laboratorio y en todo el sistema NIBIN.
I . Los PRIMEROS AÑOS ( 1 8 3 5 - 1 8 9 9 )
1. Londres
El primer evento que involucra u n caso de identificación de armas
de fuego que se h a podido localizar tuvo lugar en 1835 en l a ciudad de
Londres, Inglaterra. E l propietario de u n a casa fue baleado y muerto,
y resultó sospechada s u criada como autora del hecho. U n hombre lla-
mado Enrique Goddard (sin relación con Calvin Goddard mencionado
posteriormente por s u vinculación con l a identificación de armas de
fuego), que pertenecía a l a policía de l a ciudad de Londres, investigó
a fondo el caso. Goddard pudo identificar l a marca del molde - q u e se
utiliza para l a fabricación de esferas de plomo provenientes del plomo
f u n d i d o - en el proyectil disparado (esfera). También examinó el parche
o taco de papel - q u e proporciona u n sello entre l a esfera y la pi ilvora en
las armas de pólvora negra- y logró identificarlo como arraru ido de u n
11. 4 CARLOS A . GUZMÁN
periódico que se encontró en la habitación de la criada. Las cuidadosas
observaciones de Goddard y el posterior examen de la evidencia física
en la escena del crimen fueron fundamentales para que los culpables
fueran llevados ante la justicia.
2. Oregon
En 1852, tuvo lugar u n caso vinculado con a r m a de fuego, donde
el sheriff del estado de Oregon examinó el orificio en la camisa de u n a
víctima de homicidio para determinar si había sido causado por u n pro-
yectil o por desgarro. El sheriff, usando el a r m a de fuego sospechosa y la
camisa de la víctima, llevó a cabo experimentos consistentes en disparar
el a r m a sobre la camisa. Como resultado de sus experimentos, declaró
ante el t r i b u n a l que el agujero en la camisa provenía de u n disparo y no
de u n desgarro. El sospechoso fue condenado y ahorcado por asesinato.
3. París
En 1857, Charles Noailles publicó u n a tesis titulada "Les plaies par
armes á feu courtes" ("Las heridas por armas de fuego cortas"). S u tesis
trató el tema de las heridas producidas por armas de fuego pequeñas.
4. Guerra Civil estadounidense
Uno de los primeros casos registrados donde hubo u n a simple identi-
ficación de armas de fuego se produjo en 1863, durante la Guerra Civil
estadounidense, cuando el general confederado Stonewall Jackson fue
herido mortalmente en el campo de batalla. Cuando el proyectil fue
removido de s u cuerpo, u n simple examen reveló el calibre y la forma
de la bala, por lo que se determinó que sólo podía haber sido dispara-
da por u n o de sus propios hombres. El proyectil fue identificado como
del calibre 67, esférico, típico de los utilizados por sus propias fuerzas,
como la División H i l l del Ejército de la Confederación. E r a sabido que
las fuerzas de la Unión u t i l i z a b a n el calibre 58 Minie, en forma de es-
feras, en sus fusiles.
Un año más tarde, en 1864, el general de la Unión J o h n Sedgwick fue
muerto en batalla por u n solo proyectil disparado por u n francotirador
de la Confederación desde u n a distancia estimada en 732 metros. Cuan-
do la bala letal fue removida de s u cuerpo, se realizó u n a identificación
basada tanto en el calibre como en la forma hexagonal del proyectil. Se
determinó que ese calibre en particular y la forma de la bala eran com-
patibles con los fusiles W h i t w o r t h , que habían sido importados de Ingla-
terra por las fuerzas confederadas para los francotiradores.
ANTKCKDKNTKS HISTÓRICOS 5
.'> < ¡confuí y Texas
En 1876, el T r i b u n a l del estado de Georgia permitió que u n testigo que
tenía experiencia en el uso de armas de fuego proveyera testimonio como
experto/perito sobre el tiempo que había transcurrido desde que u n re-
vólver había efectuado el último disparo. Otro caso similar tuvo lugar en
el estado de Texas en el año 1883.
(). Minnesota
En 1879, el T r i b u n a l de Justicia utilizó los servicios de u n armero
calificado para examinar u n proyectil incriminado en relación con dos
revólveres sospechosos. E l examen de las dos armas reveló que u n a de
pilas tenía marcas reales de estriado, mientras que la otra sólo poseía
murcas falsas de estrías en la boca del cañón. E l examen de los dos re-
vólveres y el de las marcas en la bala fatal le permitieron dar testimonio
de que la bala no podía haber sido disparada con el revólver con marcas
estríales, sino que m u y bien podría haberlo hecho con el otro revólver.
7. Estudios relacionados
En 1885, en Lyon, Francia, se publicó u n a investigación titulada "Es-
11 K 1 ios médico-legales de las heridas de entrada causadas por proyectiles
de revólver"). E l mismo fue realizado por el Laboratorio de Medicina Legal
de Lyon. Éste es u n o de los primeros estudios registrados que abordan el
examen y la presentación de informes sobre heridas causadas por pro-
yectiles de revólver, y contiene información valiosa tanto para el campo
de la medicina como para la identificación forense de armas de fuego.
En 1889, A . Lacassagne, también en Lyon publicó u n documento que
i ii uló "La deformación de los proyectiles de revólver", en el volumen 5 de
|l n Archivos de la Antropología Criminal y de las Ciencias Penales.
8. Testimonio sobre los efectos de un disparo
Uno de los primeros casos registrados de alguien autorizado a prestar
testimonio a efectos de disparar u n a pistola al cabello h u m a n o y a u n
blanco de papel, ocurrió en u n t r i b u n a l de justicia del estado de Kansas
(EE.UU.), en 1896. E l t r i b u n a l permitió a l testigo, con experiencia en el
uso de armas de fuego, llevar a cabo varios experimentos con el a r m a
y cartuchos similares, en u n intento por determinar el efecto sobre el
pelo y los blancos a distancias cortas. El testigo, como resultado de sus
e-xperimentos, fue autorizado a prestar testimonio sobre los resultados.
9. Determinación de distancia
12. 6 CARLOS A . GUZMÁN
E n 1898, este tipo de análisis se amplió aún más cuando, en París,
Corin publicó u n artículo titulado "La determinación de la distancia a la
cual se disparó u n a r m a de fuego".
II. 1900-1930
E n 1900, en Buffalo, Nueva York, u n artículo m u y importante titula-
do " E l misil y el a r m a " fue publicado en la edición de j u n i o de la Revista
Médica de Buffalo. E l artículo, escrito por el Dr. Albert Hall Llewellyn,
trataba de u n a variedad de temas, incluyendo la forma de medición en
los proyectiles de campos y macizos (estrías del cañón), causados por el
proceso de estriado. También habla del examen de residuos de pólvora
en cañones de armas de fuego y los cambios que tienen lugar después de
que se dispara el arma. E l Dr. Hall lamentablemente n u n c a avanzó más
allá en este tema.
Dos años más tarde, en 1902, u n t r i b u n a l de justicia del estado de
Massachusetts permitió a u n a persona prestar testimonio como experto
sobre los efectos de las marcas de estrías y otras marcas del cañón del
arma, en los proyectiles disparados a través de aquél.
E n 1903, en Londres, E. J . Churchill (tío de Robert Churchill, reco-
nocido examinador de armas de fuego para el Reino Unido) dio testi-
monio de algunos experimentos que había realizado, vinculados con la
distancia a la que u n disparo se habría producido en u n cráneo humano.
Camille Holanda fue baleada y m u e r t a en Essex, Inglaterra, en 1899.
Su cuerpo fue recuperado y examinado para determinar la causa de la
muerte. Se determinó que había recibido u n disparo a corta distancia
con u n revólver calibre 32. E. J . Churchill, utilizando u n revólver simi-
lar y el mismo tipo de munición, efectuó disparos de prueba en cráneos
de oveja, a diferentes distancias. Examinó el cráneo de la víctima en
relación con los daños observados en los cráneos de las ovejas y prestó
declaración ante el t r i b u n a l afirmando que, en su opinión, el tiro fatal
había sido disparado con u n revólver ubicado entre 6 y 12 pulgadas de
distancia. El acusado fue condenado y ahorcado.
Dos años más tarde, en 1905, en Leipzig, Alemania, Kockel publicó
en el Kriminalfallen Leipzig u n artículo titulado " Z u r Sachverstandigen
Beurteilung Von autor Geschossen" ("El examen experto de proyectiles
disparados").
E n 1907, en Brownsville, Texas, varios soldados de u n cercano Re-
gimiento de Infantería del Ejército de EE.UU. habían participado en u n
motín (más tarde llamado por la prensa popular " l a refriega en Browns-
ville") en el pequeño pueblo Brownsville. Durante las horas de oscuridad,
ANTECEDENTES HISTÓRICOS 7
en u n período de diez minutos, los soldados fueron acusados de haber
efectuado entre 150 y 200 disparos con sus fusiles asignados, en toda la
ciudad. Los hechos que rodearon el "disturbio" estuvieron m u y cuestio-
nados y, aunque el caso fue supuestamente investigado, n u n c a se deter-
minó si algún soldado realmente participó en el motín.
La importancia de este evento para el campo de la identificación de ar-
mas de fuego es que se trata de la primera vez que u n estudio serio se lle-
vó a cabo para intentar identificar las vainas con los fusiles específicos,
y representa u n o de los primeros exámenes de vainas servidas. A raíz
de la supuesta revuelta, algunos habitantes del pueblo "encontraron"
< n u n callejón de l a ciudad u n total de 39 vainas servidas calibre 30,
casquillos y algunos proyectiles. Estos elementos, y numerosos fusiles
pertenecientes a tres compañías de infantería, se recogieron y enviaron
• los servicios del arsenal de Francfort para s u examen. El personal del
.u A-nal estudió las pruebas presentadas y luego diseñó u n método para
tratar de identificar los casquillos con los fusiles remitidos. Después de
pasar u n largo período en la prueba de tiro de los fusiles, se identificaron
específicamente 33 casquillos como percutidos por cuatro de los fusiles
presentados. Los restantes seis casquillos no podían estar asociados con
ninguno de los fusiles enviados y no se pudieron formular conclusiones
relativas a los proyectiles disparados. U n informe titulado "Estudio de
los proyectiles disparados y vainas servidas en Brownsville, Texas", fue
publicado en 1907 por la Imprenta del Gobierno de los EE.UU. en Was-
hington, como parte del Informe A n u a l del Jefe de Artillería del Ejército
de EE.UU. Este examen exhaustivo de las pruebas, y el informe escrito
posterior, constituyen el primer caso registrado de casquillos disparados
que h a sido evaluado como prueba, y representa u n hito en la historia de
la identificación de armas de fuego.
U n caso judicial en el que se incluyeron tanto el testimonio de ex-
pertos como la experimentación se refirió a la distancia en que se en-
contraba u n a r m a de fuego, por u n hecho que se produjo en el estado
de Wisconsin (EE.UU.), en 1908. E l juez permitió a u n a persona prestar
testimonio de experto sobre su observación de la presencia o ausencia de
pólvora a varias distancias.
Otro hito m u y importante en la historia de la identificación de armas
de fuego se produjo cuando, a partir de 1912, en París, el profesor V.
Balthazard ideó u n a serie de procedimientos para identificar proyectiles
disparados con armas de fuego. Balthazard identificó proyectiles con ar-
mas de fuego sospechadas, tomando u n a elaborada serie de fotografías
de los proyectiles de prueba con las armas de fuego sospechadas, así
como también de las secuestradas.
13. 8 CARLOS A . GUZMÁN
Las fotografías incluían las zonas de rayado de cada campo y de cada
macizo. Luego fueron cuidadosamente ampliadas y las marcas observa-
das fueron comparadas por Balthazard y s u personal. Balthazard t a m -
bién aplicó estas mismas técnicas especializadas de fotografía para el
examen y la identificación de los casquillos utilizando las huellas de
percutor, espaldón y marcas de extractor y botador, existentes en los
mismos. E n 1909, Balthazard publicó u n artículo titulado "Identification
des proyectiles de revólver en plomb N u " (Identificación de proyectiles de
revólver de plomo normal) en el volumen 148 de Comptes rendus de I a
Academia de Ciencias.
E n 1915, en el estado de Nueva York, ocurrió el célebre "caso Stielow",
que derivó en u n a grave injusticia. Stielow, que era analfabeto, fue acu-
sado de disparar y matar a su empleador y a l a m a de llaves de éste. La
mujer, tras recibir u n disparo, se había escapado de la casa del emplea-
dor y fue encontrada m u e r t a cerca de la puerta de la casa de Stielow. Las
autoridades locales, no acostumbradas a la investigación de homicidios
en s u área r u r a l , permitieron que la escena del crimen fuera pisoteada
por la m u l t i t u d de curiosos, que destruyó la mayor parte de las pruebas.
Las autoridades contrataron a u n examinador de armas de fuego quien,
luego de examinar la evidencia, inmediatamente declaró que u n revólver
encontrado en la casa de Stielow había ejecutado los disparos morta-
les. Basó s u dictamen en nueve arañazos anormales que supuestamente
observó durante s u examen de los proyectiles. Stielow fue condenado a
muerte por los asesinatos y enviado a la prisión del estado a la espera
de su ejecución. El gobernador del estado, no conforme con la pesquisa,
ordenó u n a investigación especial a cargo de otras personas. Asignado
al caso estuvo Charles E. Waite, u n investigador especial de la Oficina
del Fiscal General de Nueva York. Waite y otros hombres investigaron ex-
haustivamente el caso, incluyendo el examen de las armas de fuego y los
proyectiles mortales. Waite, en colaboración con el Dr. M a x Poser, u n ex-
perto en microscopía con Bausch & Lomb, examinó microscópicamente
los proyectiles secuestrados y los comparó con los obtenidos en disparos
de prueba mediante el revólver de Stielow, determinando que aquél no
podía haber sido empleado en el hecho. Esta evidencia, j u n t o con otros
elementos de la investigación, aportó pruebas suficientes como para que
el gobernador perdonara a Stielow y lo liberara.
E n 1917, al Dr. Sidney Smith se le ofreció el cargo de director exper-
to médico-legista en E l Cairo, Egipto, después de que ser titular, el Dr.
Hamilton, falleciera. El Dr. Smith llegó a Egipto y de inmediato intentó
a r m a r laboratorios relacionados exclusivamente con sus funciones, para
facilitarlas. Todos los análisis y otras actividades científicas eran, hasta
ANTKCKDKNTKS HISTÓRICOS 9
me momento, brindados por los Laboratorios de análisis del gobierno o
de la facultad de medicina. A r t h u r Lucas, del laboratorio de gobierno,
también estaba interesado en la aplicación de la ciencia a los problemas
médico-legales, que incluía el examen de las armas de fuego y la eviden-
cia relacionada. Smith estuvo involucrado en u n número considerable de
investigaciones sobre asesinatos durante los siguientes años, muchas de
ellas vinculadas con el examen de proyectiles y casquillos. Comenzó len-
tamente a recoger información relativa a la evidencia de armas de fuego
recuperadas de las escenas de diversos crímenes, con la esperanza de
que algún día condujeran a la identificación de los criminales a través de
las armas que utilizaron.
En 1920, dos trabajadores fabriles que transportaban los salarios de
la empresa fueron muertos a tiros en Dedham, Massachusetts. E l juicio
n los dos acusados, Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti, comenzó en
• I verano de 1921. E l caso recibió m u c h a publicidad en todo el m u n d o
debido a las actividades políticas de los acusados. E n el juicio, cuatro
expertos aportaron pruebas vinculadas con armas -dos por la demanda
v «los por la defensa-. Los peritos en identificación de armas de ambas
partes estuvieron en conflicto durante todo el juicio. Dos de ellos pres-
taron testimonio vinculando la evidencia con las armas de fuego de los
.o: pechosos, mientras que los expertos de la defensa declararon que los
pioyectiles y vainas servidas no habían sido disparados n i percutidos,
respectivamente, por las armas de fuego sospechadas. Basándose en el
I r s t i m o n i o de los peritos y en otro testimonio presentado a la corte, los
loa sospechosos fueron declarados culpables de asesinato y ejecutados
niete años más tarde. Muchas personas se opusieron a l juicio y a la eje-
cución, ya que consideraban que Sacco y Vanzetti habían sido arresta-
dos por sus opiniones políticas y que la evidencia de las armas de fuego
no había sido fiable.
En 1921, u n t r i b u n a l del estado de Oregon permitió a u n sheriff apor-
tar el testimonio de u n perito relacionado con la identificación entre u n a
Vaina y el fusil que la disparara. El sheriff explicó y demostró a la corte
cómo u n pequeño defecto en el cerrojo del a r m a había dejado u n a marca
de identificación en el borde de la vaina expulsada, que había sido per-
' iil ida con el fusil aludido.
En 1921, en San Pablo, Brasil, fueron publicados dos artículos re-
lacionados con heridas. Jorge T. Filho publicó u n artículo titulado "Da
diagnóstico da Distancia nos Tiros de Projecteis Múltiplos - Chumbo de
Caca" (Estimación de la distancia desde la que se disparó u n proyectil"),
mientras que otra tesis (de autor no identificado aparece bajo el título
»infició de Entrada de Projecteis de Revolver - das Estudo experimental
14. 10 CARLOS A . GUZMÁN
Zonas de contorno nos próximos tiros" (heridas de entrada y marcas de
pólvora). E n septiembre de ese mismo año, en Washington, Louis B. W i l -
son publicó u n artículo titulado "La dispersión de la energía del proyectil
en relación con los efectos de la herida", en El Cirujano Militar.
E n 1922, ocurrieron varios hechos relativos a la identificación de ar-
mas de fuego. U n t r i b u n a l del estado de Missouri permitió a u n a persona
calificar y dar testimonio de experto respecto de la distancia exacta en
que u n a r m a de fuego puede lanzar u n a vaina servida. E n Denver, Co-
lorado C. Williams escribió u n artículo titulado "Las huellas dactilares
en las balas", que apareció en la revista Life Al Aire Libre (vol. 49, pp.
329-331). E n Ithaca, Nueva York, Emile M o n n i n Chamot escribió u n a
monografía de 61 páginas titulada "La microscopía de los pequeños ful-
minantes de armas".
E n París, el profesor Balthazard escribió u n artículo titulado "Identi-
fication des Proyectiles: Perfectionnement de la Technique" ("Identifica-
ción de proyectiles: perfeccionamiento de la técnica"), que apareció en
los Anales de Medicina Legal (vol. 2, enero de 1922, pp. 345-250). E n el
mismo número (pp. 30-32), Georgiades escribió u n artículo que tituló
"Une Novelle Méthode pour L'identité des proyectiles" ("Un nuevo método
para la determinación de l a identidad de los proyectiles").
E n Tucson, Arizona, Paul V. Hadley fue juzgado por intento de homici-
dio y asesinato. Hadley había aceptado u n viaje con u n a pareja de ancia-
nos y fue acusado de dispararles a ambos, hiriendo gravemente a l h o m -
bre y matando a l a mujer. Posteriormente, fue detenido y se le secuestró
en s u poder u n a pistola Mauser calibre .32 y varios cartuchos. E l fiscal
le solicitó a A. J . Eddy que identificara los proyectiles fatales con el a r m a
de fuego del sospechoso. Eddy, u n abogado en ejercicio, había llevado a
cabo previamente investigaciones y experimentaciones en el ámbito de l a
identificación de proyectiles y estaba bastante seguro de que u n a bala
disparada desde u n a r m a de fuego transportaba marcas distintivas. Con
la ayuda de u n fotógrafo local, Eddy realizó numerosas pruebas sobre el
a r m a sospechosa, así como también sobre varias otras del calibre .32.
Disparó la pistola Mauser utilizando munición confiscada a Hadley. Lue-
go de haber experimentado durante tres meses, Eddy fue llamado a los
tribunales para testificar acerca de los resultados de s u investigación.
Presentó numerosos testimonios sobre las pruebas que había realizado
y trató de demostrar ante el j u r a d o que cada pistola había dejado ca-
racterísticas distintivas propias (marcas) en los proyectiles. E l abogado
defensor sostuvo que Eddy no era u n experto, pero el juez desestimó s u
solicitud, adoptando la posición de que Eddy no hacía más que mostrar
los resultados de su exhaustiva investigación y experimentación. E l juez
ANTECEDENTES HISTÓRICOS 11
calificó el testimonio de Eddy como el de u n "semiexperto" y le permitió
declarar. Hadley fue declarado culpable, debido en gran parte a l testi-
monio de Eddy, y el caso fue apelado ante la Corte Suprema de Arizona.
Kl 11 ibunal, después de u n a cuidadosa deliberación, emitió u n a decisión
lusiorica y trascendental: confirmó a l t r i b u n a l inferior, reconociendo así
la evidencia balística como válida y admisible. Este tipo de decisión pa-
rece ser u n a de las primeras que adoptó u n T r i b u n a l Supremo de estado
en los Estados Unidos.
En 1923, los casos judiciales y l a literatura continuaron a u n ritmo
acelerado.
Entre los casos judiciales, el juez de u n t r i b u n a l del estado de Oregon
permitió que u n experto en revólveres testificara que los proyectiles i n -
| 11 minados habían sido disparados por u n revólver Colt A r m y Special,
iinilar a l a r m a de fuego propiedad del demandado.
En u n a corte de Washington, el t r i b u n a l decidió que el testimonio ex-
perto proporcionado (que afirmaba que el proyectil incriminado había sido
disparado desde el revólver de la parte demandada) era competente.
En l a literatura, Herrick publicó u n artículo titulado "Jurisprudencia
de balística", en Armas y el Hombre (vol. 70, n° 17, mayo de 1923).
En París, aparecieron tres artículos en l a revista Anales de Medicina
Legal. E l primer artículo, perteneciente a P. Chavigny y E. Gelma, se
i it i ilaba "Las fisuras del cráneo: impactos de bala de revólver a corta dis-
tancia" (vol. 3, pp. 345-352). Otro artículo en l a m i s m a revista fue escrito
por el profesor Balthazard y se titulaba "Perfeccionamiento del método
para la identificación de proyectiles (pp. 618-620). U n tercer artículo era
-I de De Rechter y Mage, denominado "Comunicación sobre l a identifica-
i lón de proyectiles disparados y vainas servidas".
Mientras tanto, en Leipzig, Alemania, Hulst publicó u n artículo t i t u -
lado "Determinación de l a identidad y el origen de u n proyectil" (Archivos
de Criminología, p. 300).
En Londres, A r t h u r Lucas (Arturo Lucas) publicó u n artículo titulado
"El examen de las armas de fuego y proyectiles en los casos forenses", en
l'hc Analyst. Éste es el mismo A r t u r o Lucas que trabajó en el Laboratorio
del Gobierno de Egipto y que colaboró con el Dr. Sidney Smith.
E n u n t r i b u n a l del estado de Connecticut, (en el caso "el Estado vs.
Harold Israel"), el fiscal recomendó que la acusación de asesinato se eli-
minara de l a causa. S u recomendación se debió, en gran parte, a la
I ipi nión de seis peritos que declararon que el proyectil fatal no podía ha-
ber sido disparado por el revólver de l a parte demandada. E l expediente
Hidicial reflejaba, con cierto detalle, los principios de l a identificación de
armas de fuego, como se los conocía en ese momento.
15. 12 CARLOS A. GUZMÁN
E n Wisconsin, el Dr. Howard J . Mathews, presidente del Departamen-
to de Química de la Universidad de Wisconsin, se involucró en s u primer
caso criminal, que implicaba el análisis metalográfico de partes de bom-
bas utilizadas para m a t a r a u n hombre. Debido a s u participación en
esta investigación, se le pidió examinar u n fusil utilizado en u n caso de
homicidio. Finalmente, se dedicó de lleno al examen e identificación de
armas de fuego relacionadas con evidencias.
E n noviembre de 1924, en E l Cairo, sir Lee Stack Pasha, el Sirdar
(comandante en jefe) del ejército de Egipto y gobernador general del Su-
dán, recibió u n disparo mientras era llevado por las calles de E l Cairo. El
Sirdar murió al día siguiente como resultado de las heridas producidas.
Smith relata que examinó el coche, reconstruyó la escena del crimen y
examinó las evidencias de armas de fuego que eran nueve casquillos
encontrados en la escena y seis proyectiles recuperados de los cuerpos
de las víctimas (el conductor y el ayudante de campo también murieron).
Todos los proyectiles calibre .32 fueron diseñados para ser disparados
desde u n a pistola semiautomática. E n cinco de los seis proyectiles, i n -
cluyendo u n o empleado para m a t a r al Sirdar, se había realizado u n corte
en la punta, en forma de cruz, en u n intento por convertirlos en balas
expansivas. Smith, después de u n cuidadoso examen de todas las prue-
bas balísticas, pudo informar que si se recuperara u n a r m a de fuego sos-
pechosa, podría identificarla con los elementos disparados, secuestrados
en el lugar del hecho o en los cuerpos. Debido a la grave naturaleza del
delito, se hicieron los máximos esfuerzos investigativos para determinar
la identidad de los asesinos. Los sospechosos fueron encontrados en u n
plazo bastante breve y varias armas de fuego y munición se le presen-
taron al Dr. S m i t h para s u evaluación y examen. Todo ello le permitió
identificar positivamente las armas de fuego empleadas durante el tiro-
teo. Los ocho sospechosos fueron acusados de asesinato, e incitación al
asesinato, y juzgados en la corte.
El caso se basó en las confesiones de los sospechosos, en u n infor-
mante de la policía y en el examen científico de las pruebas por parte
del Dr. Smith. Obviamente, el testimonio del Dr. Smith en relación con
sus exámenes jugó u n papel crucial para que los sospechosos fueran
declarados culpables de asesinato. Siete de los ocho fueron ejecutados,
mientras que el restante fue condenado a cadena perpetua. El Dr. Smith
escribió u n artículo sobre los detalles de la investigación, que apareció
en el British Medical Journal, en enero de 1926. Allí afirma que el examen
científico de las armas de fuego y proyectiles en G r a n Bretaña tuvo s u
inicio como consecuencia de la publicación de s u informe sobre el caso.
Si bien esta afirmación puede ser u n poco exagerada, también se reco-
ANTECEDENTES HISTÓRICOS 1 3
noce que los esfuerzos de Smith fueron fundamentales para la ciencia de
la identificación de armas de fuego.
En 1924, el capitán Edward C. Crossman, u n tirador reconocido y
Escritor de deportes, examinó evidencia balística para el sheriff del con-
dado de Los Ángeles. E n sus escritos sobre el tema, informó además que
le asoció con la Oficina de Balística Forense en 1926, actuando como u n
representante regional para la parte occidental de los Estados Unidos.
En u n libro escrito en 1932 analiza unos 200 casos estudiados en s u
laboratorio para la identificación de armas de fuego, durante el período
comprendido entre los años 1924 y 1932. Crossman continuó prestando
•crvicios hasta su muerte.
En abril de 1925, en Nueva York, se creó la Oficina de Balística Fo-
rense, impulsada por C. E. Waite (mayor, y más tarde coronel), Calvin
11 (loddard, Felipe O. Gravelle y J o h n H. Fisher. La oficina se creó para
l ii oporcionar servicios de identificación de armas de fuego en los Estados
i luidos, ya que pocos tenían la capacidad de proporcionar este tipo de
servicio. El mayor Goddard fue pionero en la identificación de armas de
fuego y escribió extensamente sobre el tema. U n aporte importante tuvo
lugar cuando Gravelle adaptó u n microscopio de comparación para su
UBO en la identificación de proyectiles y casquillos. Este acto singular es
• (insiderado por muchos como u n hito en la ciencia de la identificación
dr armas de fuego. Adaptar el microscopio a esta tarea permitió u n a u -
mento significativo en la capacidad del examinador para identificar las
rutrías coincidentes.
En junio de 1925, el Saturday Evening Post (entonces u n semanario
teamericano de información general) publicó u n artículo en dos partes
ululado "Impresión digital de los proyectiles". Allí se discutía en detalle
tanto la organización y el funcionamiento de la Oficina de Balística Foren-
. > o m o la ciencia involucrada en la realización de exámenes de identifi-
cación de armas de fuego. Los artículos también discutían en detalle el
mencionado "caso Stielow", que Waite había investigado varios años antes,
M I 1917. Estos artículos fueron m u y útiles para informar al público en
general respecto de la ciencia de la identificación de armas de fuego como
también de la disponibilidad de los servicios ofrecidos por la Oficina.
En 1928, H a r r y Soderman publicó el primer libro conocido sobre el
tema de la identificación de las armas de fuego. El mismo fue impreso en
i yon por Joannes Desvigne & Sons.
En 1929, el Dr. Wilfrid Derome, profesor de medicina legal en la U n i -
v n sidad de Montreal, publicó u n libro titulado Especialización en armas
(ir fuego.
16. 14 CARLOS A. GUZMÁN
El 14 de febrero de 1929, en Chicago, Illinois, tuvo lugar u n crimen
que impulsó en gran medida la aceptación de las técnicas de identifica-
ción de armas de fuego por las autoridades de los Estados Unidos. E l
hecho, denominado la Masacre del Día de San Valentín, implicó el b r u t a l
asesinato de siete pandilleros por u n grupo mañoso rival en la ciudad
de Chicago. La indignación pública que produjeron estos asesinatos y
los rumores de que posiblemente había agentes de policía implicados
llevó a las autoridades locales a formar inmediatamente u n gran j u r a d o
(un proceso judicial) para investigar los hechos. Quien lo presidía, B. A.
Massee, inmediatamente contrató los servicios de Calvin H. Goddard, de
la Mesa de Balística Forense, para examinar e informar sobre la eviden-
cia balística relacionada. Goddard llevó a cabo u n examen cuidadoso y
conciso de todas las pruebas relacionadas con las armas de fuego, que
incluían proyectiles disparados, perdigones, vainas servidas de c a r t u -
chos de escopeta y de bala, todo lo cual resultó m u y significativo. God-
dard afirmó que los asesinos habían utilizado u n a escopeta calibre 12 y
dos pistolas ametralladoras Thompson para cometer los hechos. Señaló
que u n a de estas últimas había sido utilizada con u n cargador de t a m -
bor para 50 cartuchos, mientras que la otra había empleado u n estuche
cargador recto para 20 cartuchos de bala. Debido a los rumores sobre
la participación policial, todas las ametralladoras Thompson policiales
fueron sometidas a estudio por Goddard para verificar técnicamente si
tuvieron participación en los hechos. Finalmente, estuvo en condiciones
de afirmar que n i n g u n a de las armas de la policía tuvo relación con las
vainas y los proyectiles secuestrados.
III. 1930-1970
E n 1930, como resultado del excelente trabajo de Goddard sobre la
masacre de San Valentín, el presidente del j u r a d o le pidió que creara u n
laboratorio de detección del delito que sirviera a los ciudadanos de Chi-
cago. E l presidente del jurado, Massee, j u n t o con otros ciudadanos, se
comprometieron a proporcionar los fondos necesarios para el personal y
para equipar las instalaciones, ya que no se disponía de fondos públicos.
Goddard aceptó la oportunidad y se convirtió en el director del Labora-
torio de Ciencia de Detección del Delito (que estaba afiliado a la Escuela
de Derecho de la Universidad del Noroeste, cerca de Chicago). Goddard
continuó como director del Laboratorio hasta que en 1934 pasó a formar
u n a empresa privada. Antes de su partida, Goddard instruyó a n u m e -
rosos especialistas para trabajar en otros laboratorios alrededor de los
Estados Unidos, en áreas vinculadas con la identificación de armas de
ANTKCKDKNTKS HISTÓRICOS 15
fuego y huellas de herramientas. E n 1932, la Oficina Federal de Investi-
gaciones (FBI) - l a principal organización de aplicación de la ley federal
n i los Estados Unidos- estableció y organizó s u laboratorio bajo la direc-
ción del entonces director J . Edgar Hoover. E l laboratorio comenzó con
un especialista y posteriormente se fue expandiendo, hasta convertirse
en el mayor laboratorio forense de los Estados Unidos de Norteamérica,
. (»n u n a m u y bien ganada reputación dentro de las fuerzas de seguri-
dad, autoridades judiciales y comunidades forenses. Es de señalar que el
¡Xperto que presidía el Laboratorio del F B I había recibido formación de
• .ilvin Goddard en el laboratorio de éste.
E n 1934, sir Gerald B u r r a r d escribió u n libro titulado La identificación
de armas de fuego y la balística forense, que fue publicado en Londres,
l'.1 libro fue publicado más tarde en los Estados Unidos en 1962; en esta
obra, B u r r a r d discute muchos de los primeros casos que se produjeron
.o el Imperio Británico, y abarca casos de otro perito pionero de origen
Inglés (cuyo nombre no menciona, pero se sabe que se trata de Robert
I liurchill) a quien B u r r a r d con frecuencia encontraba en la corte, en el
lado opuesto. B u r r a r d afirma que u n coronel llamado H. W. Todhunter,
>x inspector jefe de armas pequeñas para el ejército británico, era "el
rmuero en la identificación de armas de fuego en este país". Reconoció
además su amistad con el coronel Calvin Goddard y A r t u r o Lucas.
E n 1935, se escribieron y publicaron dos libros sobre la identificación
de armas de fuego: Libro de texto de investigación de las armas de prue-
1«,, identificación y prueba, y Libro de texto de pistolas y revólveres, por
| 1 mayor (más tarde general de división) Julián S. Hatcher. Hatcher era
un reconocido oficial de m u c h a experiencia del Ejército de EE.UU., que
había pasado casi veinte años como tirador de pistola y fusil. También
había servido en u n a variedad de tareas que implicaban el diseño, la
lubricación y las pruebas de las municiones y armas de fuego. El libro
.1. Hatcher recibió excelentes críticas y fue rápidamente adoptado por
muchos examinadores de armas de fuego en Estados Unidos.
E l segundo libro se t i t u l a La identificación de armas de fuego y fue es-
I i ii o por Jack D. Gunther y el profesor Charles O. Gunther. Jack Gunther
era abogado y miembro de la New York State Bar, mientras que Charles
I funther era profesor de matemáticas y teniente coronel de reserva del
Departamento de Artillería del Ejército de EE.UU. S u libro proporcionó
Información adicional acerca de los principios de la identificación de ar-
mas de fuego, a l discutir en detalle el caso de Sacco y Vanzetti. Gunther
.puntó la necesidad de utilizar la metodología científica para la ciencia
dr la identificación de armas de fuego.
17. 16 CARLOS A. GUZMÁN
E n 1948, se celebró en St. Louis, Missouri, el Primer Congreso Mé-
dico Legal Norteamericano. Junto con otra reunión posterior en el mis-
mo año y varias reuniones del comité durante 1949, fue la génesis de
la Academia Norteamericana de Ciencias Forenses, que se organizó en
1950. Curiosamente, dos de los documentos presentados en la reunión
inicial trataban la identificación de armas de fuego. Uno se titulaba " L a
evidencia de armas de fuego. Hecho y ficción", presentado por George W.
Keenan, del Departamento de Seguridad Pública, en Rochester, Nueva
York. El otro documento, "La recuperación, custodia, marcado y preser-
vación de las pruebas físicas y estándares de comparación de armas de
fuego, incluidas exposiciones de armas", fue presentada por Charles M .
Wilson, del Laboratorio Stare en Madison, Wisconsin. Durante varios
años se sucedieron las reuniones, especialmente los profesionales v i n -
culados con el examen de armas de fuego y los interesados en el campo,
donde los participantes se reunían a discutir sus casos. Aparentemente,
estas reuniones informales se convirtieron en la génesis de la Asociación
de Examinadores de Armas de Fuego y Marcas de Herramientas, que se
formó 21 años después de la reunión inicial, en 1948.
E n 1955, Calvin Goddard pronunció u n discurso ante l a Academia
Norteamericana de Ciencias Forenses en Los Ángeles, sobre "Lo inespe-
rado en la identificación de armas de fuego". Dos días después de su pre-
sentación, Goddard falleció. Muchos examinadores de armas de fuego,
especialmente en los Estados Unidos, reconocen las importantes contri-
buciones que Goddard realizó, y por ello es considerado por numerosos
expertos como el "padre" de la ciencia.
E n 1958, J o h n E. Davis, eminente criminalista y director del Departa-
mento de Policía de Oakland, Sección de Criminalística, escribió u n libro
titulado Introducción a las marcas de herramientas, armas de fuego y el
Striagraph. E n s u libro, Davis proporcionó excelente información sobre el
examen y la identificación de armas de fuego y huellas de herramientas
como evidencia. También se refirió, en gran extensión, a l desarrollo de
u n instrumento especializado que llamó Striagraph. Describió el i n s t r u -
mento de la siguiente manera: " E l Striagraph es principalmente u n ins-
trumento de medición, seguimiento y registro, adecuado para el análisis
de los microcontornos de superficies, es decir, la detección de irregula-
ridades microscópicas en la suavidad de u n a superficie". Aunque el ins-
trumento n u n c a resultó ser exitoso más allá de la fase de investigación,
fue el precursor de la tecnología posterior p a r a el escaneo de l a superficie
de u n a bala con láser y técnicas avanzadas de imagen digital.
En 1961, Francés Russell (Boston), convencido de la inocencia de Ni-
cola Sacco y Bartolomeo Vanzetti, procedió a reexaminar el material
ANTECEDENTES HISTÓRICOS 17
NI < uestrado oportunamente. Dispuso de los servicios de dos hombres
rrci >nocidos en la comunidad de armas de fuego: F r a n k Jury, ex teniente
el a cargo del Laboratorio de la Policía del estado de Nueva Jersey,
V • lack Weller, del Museo West Point e n Nueva York. E l reexamen de las
pi ucbas incluyó disparos de armas p a r a la obtención de proyectiles tes-
tigo y la comparación de aquéllos con el que había matado al guardia.
I " i i ello, finalmente se verificó que el material i n c r i m i n a d o provenía del
H mu de Sacco.
En 1962, el Dr. J . H. Mathews, retirado de la Universidad de Wisconsin
' i i 1952, después de u n a carrera de casi 40 años, publicó dos volúmenes
• m i el título Identificación de armas de fuego. Los mismos fueron bien
i1
' ibidos en toda la comunidad forense, ya que contenían material de re-
d i rucia recogido por el Dr. Mathews durante el curso de cuatro décadas
• 11 <•! campo de la identificación de armas de fuego, y en los años poste-
i m i e s a s u retiro. E l volumen I contiene información relativa a la identi-
in .ii ion de laboratorio de u n a r m a de fuego, mediciones de estrías sobre
muí amplia variedad de armas cortas, y apéndices que incluyen fotogra-
i i . m de las impresiones de percutores e n cartuchos de fuego anular. E l
volumen I I incluye cientos de fotografías de armas de puño para ayudar
n su identificación, ilustraciones de otras armas de mano, y fotografías
de marcas registradas y otras marcas de identificación. De los cientos de
ii iiografías de armas de fuego que Mathews tomó durante s u investiga-
• lón, muchas provenían de su propia colección, mientras que otras las
obtuvo de diversas fuentes, como coleccionistas, laboratorios forenses,
etc. E n 1973, u n tercer volumen del libro fue publicado postumamente
(el L)r. Mathews había fallecido en abril de 1970), con datos adicionales
sobre las características de estrías, notas sobre revólveres y pistolas me-
n o s conocidos en América, gran cantidad de fotografías e ilustraciones
i ii iginales de armas de fuego, y demás material de referencia.
En 1962, la Oficina del Cirujano General del Departamento del Ejérci-
111 de Estados Unidos publicó Heridas causadas por proyectiles. E l libro,
rditado por el mayor James C. Beyer, del cuerpo médico, es u n volumen
de 833 páginas y u n a excelente fuente de referencia, y a que contiene u n
estudio exhaustivo de todos los tipos de heridas. E n los capítulos hay
discusiones sobre las características balísticas de los agentes producto-
res de heridas, el mecanismo y la balística de las heridas y los chalecos
untábalas. E l libro contiene u n a cantidad significativa de datos tabulados
obtenidos de la investigación sobre balística de las heridas.
En noviembre de 1963, el presidente de los Estados Unidos, J o h n Fitz-
gerald Kennedy, fue muerto por disparos de a r m a de fuego durante u n a
visita a la ciudad de Dallas, Texas. Poco después del asesinato de Ken-
18. 18 CARLOS A . GUZMÁN
nedy, Lee Harvey Oswald fue acusado de haber disparado y dado muerte
al oficial de J . D. Tippit, que trataba de arrestarlo como sospechoso del
asesinato. Tras la detención de Oswald, y mientras era transportado a
una audiencia judicial, fue muerto a tiros por Jack Ruby en el sótano
de la sede de la policía. E l análisis de la evidencia balística en estos trá-
gicos incidentes, con excepción de las pruebas de Ruby disparándole a
Oswald, ocupó u n lugar destacado en las conclusiones de la Comisión
Warren (una comisión jurídica formada bajo la dirección del Congreso
de los Estados Unidos para investigar el homicidio del presidente). La
u n i d a d de armas de fuego del laboratorio del F B I fue la encargada de
realizar el análisis y examen de la evidencia relacionada con armas de
fuego, ya que el asesinato del presidente es u n delito federal. Tres altos
peritos en armas de fuego del Laboratorio del FBI, Robert A. Frazier, Cor-
tlandt C u n n i n g h a m y Charles Killion, examinaron las pruebas y dieron
testimonio j u n t o con Joseph D. Nicol, entonces superintendente de la
Oficina Estatal de Illinois de Identificación Criminal, ante la Comisión
Warren. A l término de largos procedimientos de la Comisión Warren, u n
informe de 26 volúmenes titulado "Informe de la Comisión Warren sobre
el asesinato del presidente Kennedy", fue publicado por la Oficina de I m -
presiones del Gobierno de los Estados Unidos, y quedó a disposición de
las partes interesadas.
Aunque el informe de la Comisión contenía u n a gran cantidad de da-
tos, numerosas personas aún hoy infieren que el informe es nada más
que u n "encubrimiento", destinado a enmascarar lo que ellos creen que
fue u n a conspiración para asesinar al presidente. Desde el asesinato,
se h a n escrito libros que exponen diversas teorías acerca de quién mató
realmente a Kennedy. Muchos de estos autores se h a n beneficiado eco-
nómicamente de sus escritos sobre este tema.
En 1963, la ciencia de la identificación de armas de fuego y marcas de
herramientas sufrió u n a gran pérdida cuando el mayor general Julián
S. Hatcher, murió, a los 75 años. Hatcher fue u n escritor m u y prolífico y
reconocido en el campo de esta ciencia, tanto por su Tratado de identifi-
cación de armas de fuego, investigación y evidencia (1935), como por el
Cuaderno de Hatcher (1947).
En abril de 1968, el Dr. M a r t i n Luther King, u n activo defensor de los
derechos civiles en los Estados Unidos, fue asesinado durante u n a visita
a Memphis, Tennessee. A King le dispararon mientras estaba parado en
el segundo piso de u n hotel. Posteriormente, se encontró u n fusil de alto
poder con huellas dactilares latentes parciales, con las que se identificó a
u n sospechoso, James Earl Ray. La evidencia fue examinada por Robert
A. Frazier, u n alto miembro del Laboratorio Balístico del FBI, quien emi-
ANTKCKDKNTKS HISTÓRICOS 19
l. ume. Allí concluyó que la vaina servida secuestrada había sido
u l h l n v e x t r a í d a del fusil indicado, pero que "no era posible determi-
ni el proyectil había sido disparado con ese fusil". Ray fue arrestado
n i< e s después del asesinato y confesó haber disparado al Dr. King.
i lúe juzgado en u n t r i b u n a l y condenado a cadena perpetua. Más
IMIIII ••<• retractó de su confesión y explicó que el asesinato había sido
itudl „lo por diversas facciones clandestinas. Como ocurrió después del
, . ilnnto del presidente Kennedy, numerosas personas escribieron ex-
IKII mmente sobre lo que había ocurrido en Memphis.
ICn junio de 1968, el senador Robert Kennedy, hermano del fallecido
|Mi lilente Kennedy, fue asesinado durante s u campaña para el cargo
i. pirsidente de los Estados Unidos, cuando salía de u n hotel en Los
,M . I r : ; I Hirante este asesinato otras personas cercanas a él resultaron
lu i I d u s por los disparos. E l pistolero, Sirhan B. Sirhan, fue capturado
. I lugar de los hechos, juzgado y condenado a cadena perpetua en la
m r l La evidencia balística fue estudiada por el oficial Wayne A. Wolfer,
I I I ihoratorio Forense de Policía de Los Ángeles. Tal como había ocurri-
iln u ns el asesinato del presidente Kennedy, de Luther King y del oficial
l'lppil, varios personajes, entre ellos algunos "expertos", afirmaron p u -
n í m i e n t e que Sirhan no había actuado solo y que había otra a r m a de
• i involucrada.
IV, 1970-2000
Desde 1970, la Asociación de Examinadores de Armas de Fuego y
M«tras de Herramientas organiza u n seminario a n u a l de formación en
i . Estados Unidos o Canadá. El sitio de reunión se elige de acuerdo a
i anudad de voluntarios deseosos de acoger la reunión, así como a las
rsidades de los miembros de la asociación según lo determine el Con-
ir|o de Administración. Uno de los propósitos principales de los semina-
d o : ! anuales es lograr el intercambio de información referida a todos los
.. peetos de la ciencia de la identificación de armas de fuego y marcas de
i. i mientas.
En 1975, debido a la continua controversia que rodeaba al asesinato
d e l senador Kennedy, por u n a petición de Paul Schrade (una de las vícti-
m a s de los disparos) y la CBS, Inc. (una emisora nacional de televisión),
. llevó a la Corte Superior de California, condado de Los Ángeles, la
lolii il u d para que se revisara la evidencia balística. E l t r i b u n a l accedió
.rdenó que se formara u n panel para realizar el nuevo examen. La
. idemia Norteamericana de Ciencias Forenses y l a Asociación de Exa-
ladores de Armas de Fuego y Marcas de Herramientas fue contactada
19. 2 0 CARLOS A. GUZMAN
para presentarle los nombres de los peritos al fiscal general (funcionario
policial) del estado de California. Se les permitió participar a todas las
partes interesadas en la selección de los miembros del panel y el juez que
presidía el t r i b u n a l dispuso quiénes formarían parte del grupo. Tras u n
detenido examen, se llegó a la conclusión de que "no había pruebas que
indicaran que se había empleado más de u n a r m a en el hecho".
A finales de 1977, y durante u n a gran parte de 1978, u n distinguido
panel de expertos en armas de fuego reexaminó las pruebas relaciona-
das con las armas de las investigaciones previas de los asesinatos del
presidente J o h n F. Kennedy, del oficial de policía J . D. Tippit, de Lee Har-
vey Oswald y de M a r t i n Luther King.
El segundo examen de las pruebas relacionadas con tales hechos se
debió a l a creciente presión del público para obtener respuestas adicio-
nales de los crímenes mencionados.
E n respuesta a las demandas de los ciudadanos, la Cámara de Repre-
sentantes de Estados Unidos reunió al Comité Selecto sobre Asesinatos
con el fin de llevar a cabo el análisis de las evidencias balísticas. El grupo
presentó su testimonio ante el Comité, el que esencialmente verificaba o
rechazaba los resultados originales.
E n el otoño de 1980, tras dos años de proyecto piloto con 44 labora-
torios forenses participantes, el F B I comenzó a proporcionar a la comu-
nidad forense todo el archivo de Características Generales de Estriado
(GRC-General Rifling Characteristic) a través del Centro Nacional de I n -
formación C r i m i n a l (NCIC). Dicho archivo, a l momento de inicio, proveyó
más de 18.000 mediciones del rayado característico. Las mismas -núme-
ro de campos y macizos, dirección de giro y medida de campos- fueron
proporcionadas por el Laboratorio del F B I y por los laboratorios de ensa-
yo que brindaron componentes para ingreso en el sistema. Este archivo
h a resultado ser u n a herramienta m u y útil en la mayoría de los labora-
torios forenses.
E n 1980, la AFTE (Association of Firearm and Tool Mark Examiners -
Asociación de Examinadores de Armas y Marcas de Herramientas) publi-
có el Glosario AFTE. El glosario consiste de 219 páginas de definiciones
e ilustraciones relacionadas con la identificación de las armas y marcas
de herramientas, abreviaturas de uso corriente, distintas fórmulas para
determinar la energía de proyectiles y velocidad de giro, y fórmulas quí-
micas útiles. E l glosario fue obra de los cinco miembros del Comité de
Normalización de la AFTE, asistidos, al menos, por otras 57 personas.
Con posterioridad a la publicación del glosario en 1980, u n a segunda
edición más completa fue publicada en 1982. E n 1994 se publicó u n a
tercera edición, que presentó material de las dos primeras, con nuevas
ANTKCKDKNTKS HISTÓRICOS 2 1
definiciones e ilustraciones; se le incorporaron nuevos apéndices que i n -
cluían las definiciones de la terminología informática, el examen de uñas
(una marca de herramienta en u n a matriz biológica), cuchillos, términos
de mecanizado, la terminología de la herida de bala, y la terminología de
reconstrucción de la escena donde hubo disparos.
En 1982, AFTE publicó u n m a n u a l oficial de capacitación para ser
mil izado como u n a guía modular para la formación de los examinado-
res de armas de fuego y marcas de herramientas. E r a la intención del
Comité de Formación AFTE desarrollar y proporcionar u n programa de
Educación modular que pudiera ser adaptado para satisfacer las nece-
sidades de los especialistas y los organismos. El comité de capacitación,
(|iic consta de seis examinadores experimentados, con la colaboración
de muchos otros miembros de la asociación, elaboró u n m a n u a l de 400
páginas que h a proporcionado u n excelente material para ayudar en la
Iminación de examinadores/peritos.
En 1986, el Centro de Investigación y Entrenamiento en Ciencias del
KBI (FBI Science Research & Training Center-FSRTC-), en Quantico (Vir-
ginia) - e l FSRTC es parte de la División de Laboratorio del F B I - , anunció
lit creación de u n curso de formación para los peritos en armas de fuego.
I I curso, titulado "Técnicas especializadas en identificación de armas de
fuego", fue diseñado para examinadores calificados en la corte y cubre
Una variedad de temas elegidos para mejorar el nivel de competencia de
|i IB peritos.
A finales de 1989, en el Boletín mensual del FBI (FBI Law Enforcement
Bulletin), la División de Laboratorio del organismo anunció la implemen-
tación de u n programa nuevo al que se denominó Drugfire. Ésta era u n a
base de datos electrónica y de red computada, diseñada para capturar
.1 ir.italmente imágenes de proyectiles y vainas servidas para su cotejo,
tanto en su laboratorio como en otros que también cuentan con el equi-
IÑ i El sistema Drugfire fue reemplazado por el IBIS circa 2000.
En 1990, se organizó en California la Asociación Internacional de Ba-
ii i lea de las Heridas (International Wound Ballistics Association, IWBA).
Los documentos de la formación establecían lo siguiente: "Esta Asocia-
i está compuesta de científicos, médicos, criminalistas, miembros
de las fuerzas de seguridad, ingenieros, investigadores y otras personas
involucradas o interesadas en el estudio de la balística de las heridas".
Muchos miembros de la AFTE pertenecen a IWBA y la publicación oficial
de la asociación, "Heridas causadas por proyectiles de armas de fuego",
permite la difusión oportuna de u n a amplia variedad de información
i lulística.
20. 2 2 CARLOS A . GUZMÁN
En 1992, el Sistema Integrado de Identificación Balística {Integrated
Ballistics Identification System, IBIS) fue presentado como otro método
de utilización de la imagen digital y programación de ordenadores para
permitir a los peritos balísticos "capturar imágenes" de proyectiles y vai-
nas, para la comparación con otras imágenes.
En 1996, Tom A. Warlow publicó u n texto sobre la identificación de
armas de fuego titulado Armas de fuego, la ley y la balística forense.
Warlow es u n prestigioso examinador de armas de fuego asignado en
ese entonces a l Laboratorio del Servicio de Ciencias Forenses en H u n -
tingdon, Cambridgeshire, Inglaterra.
E n 1997, B r i a n J . Heard publicó u n texto sobre la identificación de
armas de fuego titulado Manual de armas de fuego y balística. Analizar
e interpretar la evidencia forense. Heard es u n alto oficial que estaba a
cargo de la Oficina de Identificación Forense de Armas de Fuego (FFIB)
de la Policía de Hong Kong. S u texto h a sido m u y útil por la información
excelente sobre armas de fuego y marcas de herramientas.
E n ese mismo año, el asesinato del Dr. K i n g estuvo nuevamente en las
noticias. Los abogados que trabajaban para exonerar a James Earl Ray
solicitaron a la Corte reabrir el caso. A f i r m a r o n que la nueva tecnología
actual no estaba disponible durante los exámenes anteriores de 1968 y
1977. Como se dijo anteriormente, esos exámenes se llevaron a cabo en
1968 por expertos en armas de fuego del Laboratorio del FBI, y en 1977.
Luego, declararon ante la Cámara de Representantes. Los abogados de
Ray abogaron por el uso de la "nueva tecnología": microscopía electrónica
de barrido y la iluminación por fibra óptica. La petición de reabrir el caso
fue denegada.
E n 1998, el FBI creó el Grupo de Trabajo Científico para Armas de
Fuego y Marcas de Herramientas (SWGGUN). El propósito de SWGGUN
es desarrollar u n a serie de guías de consenso para la disciplina indicada
y difundir directrices SWGGUN, estudios y otros resultados que puedan
ser de beneficio para la comunidad forense. El SWGGUN consta de 21
miembros con experiencia y conocimiento en la disciplina.
E n 1999, se firmó u n Memorando de Entendimiento (MOU), entre l a
Oficina Federal de Investigaciones (FBI) y la Oficina de Alcohol, Tabaco
y Armas de Fuego (ATF). El mismo esbozó los pasos necesarios p a r a
implementar los equipos informáticos de imágenes sobre balística en los
Estados Unidos, con el compromiso de la ATF de a s u m i r la responsabili-
dad general de todos los sistemas actuales y futuros, mientras que el F B I
establecerá y mantendrá la velocidad alta y las redes de comunicaciones
seguras. Se anunció que Drugfire sería eliminado y que el IBIS sería ex-
tendido a todo Estados Unidos.
ANTECEDENTES HISTÓRICOS 2 3
En 1999, la Oficina de Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego (ATF) a n u n -
la formación de la Academia Nacional de Examinadores de Armas
d e Fuego (NFEA), con el fin de i m p a r t i r formación a los aprendices de
i minadores de las agencias federales, estatales y locales. La NFEA fue
desarrollada en conjunto con la Asociación de Examinadores de Armas
Fuego y Marcas de Herramientas (FAET).
V. 2000-PRESENTE
La "norma legal Daubert" de la Corte Suprema de los EE.UU. (1993)
refiere a la admisibilidad del testimonio de expertos durante los pro-
• edimientos federales e n j u i c i o , en los Estados Unidos. De conformidad
Con esta norma, u n a de las partes podrá plantear u n a moción Daubert,
que es u n caso especial de moción con carácter previo, planteado antes
D dura nte el juicio para excluir la presentación de pruebas no calificadas
l l |urado). Desde 2000 hasta el presente, se h a n producido numerosos
i• safios legales a todas las "impresiones" de las ciencias forenses, que
M
M luyen: identificación de armas de fuego y huellas de herramientas,
amen de documentos cuestionados, e identificación de impresiones
l i . I i lares latentes.
Estos desafíos se deben en parte a l a n o r m a "Daubert", así como l a
pectativa, de algunas personas, de que toda la ciencia forense deba
< a i se en el análisis de ADN. E n algunos casos, los tribunales h a n
dli laminado que el examinador de armas de fuego podría ofrecer su
limonio, pero no proporcionar u n a "opinión". Esto se debió, en parte,
l la falta de fundamentación adecuada por parte del fiscal o del exami-
(1 i«lor, por no estar plenamente preparado para las preguntas. E n otros
ti il amales se h a pronunciado favorablemente sobre l a admisibilidad de
i r . pruebas relacionadas con las armas de fuego.
C o m o se mencionó anteriormente, en 1998, en el Diario de la AFTE
(vol. 30, n° 1) y con posterioridad (vol. 39, n° 1), se h a n publicado n u m e -
rosos artículos que fueron el resultado de u n a excelente investigación
abre los criterios para los estudios de identificación y reproducibilidad
d e las estrías en proyectiles disparados, vainas servidas y otros mate-
i riles. Estos artículos de investigación son parte de u n proceso en curso
i le los miembros de la AFTE para expresar plenamente su ciencia de la
Identificación. Cabe señalar que durante los últimos 10 años numerosos
111 ¡culos de investigación h a n sido publicados en los Diarios de la AFTE,
« M Í como en otras revistas forenses.
En 2 0 0 1 , la empresa Forensic Technology, Inc. (FTI), de Montreal, Ca-
nadá, inauguró el premio Calvin H. Goddard para h o n r a r a " u n a persona
21. 2 4 CARLOS A . GUZMÁN
o grupo que h a demostrado excelencia en el ámbito de la identificación de
armas de fuego a través de u n desempeño superior sostenido, el manejo
ejemplar de u n caso, la aplicación de buenas prácticas, o alguna otra
contribución sobresaliente en el campo aludido". Goddard es considera-
do por la mayoría de los examinadores de armas de fuego como el "padre"
de la ciencia de la identificación de armas de fuego, especialmente en
los Estados Unidos. El premio Calvin Goddard se otorga desde 2001 a
u n examinador m u y calificado de armas de fuego y es presentado en el
Seminario A n u a l de Formación de AFTE.
E n 2005, Forensic Technology anunció el desarrollo de su sistema
BulletTRAX de imagen 3D™ de proyectiles, y en 2006, se presentó el
BrassTRAX de imagen 3D™ de vainas. Ambos, el BulletTRAX-3D™ y
el BrassTRAX-3D™ (IBIS-Trax 3D™), utilizan microscopía especial para
crear u n a imagen en 3D de los proyectiles y casquillos para análisis. E l
objetivo de la compañía era reemplazar el patrimonio IBIS, que registra-
ba los datos adquiridos en 2D. Los nuevos sistemas pueden ser integra-
dos con los sistemas existentes IBIS hasta que los sistemas más antiguos
sean reemplazados. FTI cuenta actualmente con equipos de imágenes de
balística en aproximadamente más de 35 países. Se h a n realizado estu-
dios comparativos de los componentes mencionados, entre estados de los
Estados Unidos, así como entre países de Europa.
E n 2007, la ATF de la Academia Nacional de Examinadores de Armas
de Fuego (NFEA) h a logrado que se gradúen u n total de 74 estudiantes.
La mayoría de ellos h a n regresado a sus laboratorios asignados y segui-
rán trabajando en el campo de las armas de fuego y la identificación de
marcas de herramientas. Estos expertos, como parte de los requerimien-
tos NFEA, completaron numerosos proyectos de investigación, de exce-
lencia, en el campo de las armas de fuego y la identificación de marcas de
herramientas, y los resultados se h a n presentado ya sea en las reuniones
profesionales y/o fueron publicados en revistas profesionales, principal-
mente el Diario AFTE.
ANTECEDENTES HISTÓRICOS 2 5
I'IIMI.ICACIONES FORENSES ACTUALES MÁS CONOCIDAS
A continuación, mencionaré a l g u n a s p u b l i c a c i o n e s q u e p u e d e n ser de
interés a t o d o s a q u e l l o s r e l a c i o n a d o s c o n l a s c i e n c i a s forenses, e s p e c i a l -
mente e n l a e s p e c i a l i d a d balística:
- Academia Norteamericana de Ciencias Forenses (American Academy ofFo-
<• <r,tc Sciences -AAFS-): publica el Diario de Ciencias Forenses seis veces a l
uno Incluye artículos de interés p a r a todas las especialidades forenses con a l -
gunos artículos sobre las identificaciones balísticas y de marcas de herramien-
p i Las consultas pueden dirigirse a l a Academia Norteamericana de Ciencias
fOi enses, 410 N. 2 1 " Street (Suite 203), PO Box 669, Colorado Springs, Colorado
USA) 80901-0669.
- Asociación de E x a m i n a d o r e s de A r m a s de Fuego y Marcas de Herra-
mientas (Association of Firearm and Toolmark Examiners - A F T E - ) : publica el
/ Hario AFTE c u a t r o veces a l año. Todos los artículos están relacionados con la
I n neia del examen e identificación de a r m a s y marcas de herramientas. Las
p r r g u n t a s puede d i r i g i r s e a: Association of F i r e a r m a n d T o o l m a r k E x a m i n e r s ,
|0 Lannie E m a n u e l , SW I n s t i t u t e of Forensic Science, PO Box 35728. Dallas,
le xas (USA) 75235.
- Asociación Internacional de Heridas de Bala (International Wound Ballistics
Artsociation -IWBA-): publica la Revista de Balística de la Herida cuatro veces
al año. Los artículos están relacionados principalmente con el rendimiento de
liciones, balística de las heridas y la reconstrucción de la escena del crimen.
I.IIN consultas pueden dirigirse a: I n t e r n a t i o n a l W o u n d Ballistics Association,
i'' I Box 701, E l Segundo, California 90245 (USA).
- Sociedad Británica de Ciencias Forenses (British Forensic Science Society
- H F S - ) : publica Ciencia y la Justicia cuatro veces a l año. Incluye artículos de
Interés para todas las especialidades forenses con algunos artículos sobre iden-
i i l u ación de armas y marcas de herramientas. Las consultas pueden dirigirse
ii Imrensic Science Society, Clarke House, 1 8A M o u n t Parade, Harrogate, N o r t h
Vu.kshire, HG1 1BX (United Kingdom).
- Sociedad Canadiense de Ciencias Forenses (Canadian Society of Forensic
Sciences -CSFS-): publica u n diario cuatro veces a l año. Incluye artículos de
mieles para todas las especialidades forenses con algunos artículos sobre iden-
iideación de armas y marcas de herramientas. Las consultas pueden dirigir-
de a: Canadian Society of Forensic Science, Suite 215, Southvale Plaza, 2660
lOUthvale Crescent, Ottawa, Ontario K1B 4W5 (Canadá).
- Asociación Internacional de Municiones, Inc. (International Ammunition As-
Ociation, Inc. -IAA-): publica el Diario IAA seis veces a l año. Incluye artículos
rrlacionados con la colección, la historia y la identificación de municiones. Las
preguntas pueden dirigirse a: I n t e r n a t i o n a l A m m u n i t i o n Association, 2466 Ro-
V»l S r . James, El Cajón, California 92019 (USA).
22. 2 6 CARLOS A . GUZMÁN
- Asociación Internacional para la Identificación (International Association
for Identification -IAI-): publica la Revista de Identificación Forense seis veces
al ano. Incluye artículos de interés p a r a todas las especialidades forenses con
algunos artículos sobre identificación de armas y marcas de herramientas Las
consultas pueden dirigirse a: International Association for Identification 2535
Pilot Knob Road (Suite 117), Mendota Heights, Minnesota 55120-1120 (USA)
CAPÍTULO I I
L A B A L Í S T I C A
Concepto y ramas
Balística es la ciencia que tiene por objeto el cálculo del alcance, d i -
rección y comportamiento de los proyectiles. Decimos ciencia, porque
b r m a u n auténtico cuerpo de doctrina sobre el conocimiento de causas,
l'i mcipios y resultados. Del mismo modo nos expresamos con el término
i' ilistica, porque hacemos referencia al estudio del comportamiento de
las balas (o proyectiles, según corresponda) sometidas, en principio, a
las mismas leyes físicas que cualquier otro proyectil en el espacio.
Está conformada por cuatro ramas principales: balística interna, ba-
lística externa, balística de efectos y balística identificativa o compa-
rativa. E n la actualidad, se puede hablar de u n a quinta rama, que se
denomina balística intermedia.
I. BALÍSTICA INTERNA
Estudia los fenómenos que se producen en el interior del arma, desde
(|ue se inicia el fulminante hasta que el proyectil abandona la boca de
luego, así como las causas que producen o modifican dicho comporta-
miento (mecanización, presiones que desarrolla, longitud del paso heli-
coidal, etc.). Dicho de otra manera, la balística interior cubre los aconte-
| i mientos dentro de u n a r m a de fuego, que se producen desde el momento
en que el percutor golpea la cápsula fulminante hasta que el proyectil
sale de la boca del cañón.
Mientras que la balística interior de los cartuchos de gran tamaño,
como los de cañones, es fiablemente predecible a partir de consideracio-
nes matemáticas, la balística interior de las armas pequeñas es difícil
de predecir, a l menos por los procedimientos de cálculo razonables. La
información balística de las armas pequeñas se encontraba principal-
mente referida por pruebas de velocidad y presión o métodos empíricos, y
no por cálculo. Muchas pruebas de fuego h a n sido realizadas con varias
pólvoras y diversos fabricantes de cartuchos mediante u n gran número
23. 2 8 CARLOS A . GUZMAN
de combinaciones de bala/pólvora, en armas pequeñas. Debido a estas
pruebas, h a surgido suficiente información que, cuando se combina con
correlaciones de sonido balístico, permite el cálculo de la balística de
armas pequeñas con u n a exactitud razonable. Pioneros como Homer S.
Powley h a n aportado mucho a la comprensión de la balística interior de
armas de puño, y s u sistema computado para recargadores de cartuchos
h a sido u n a verdadera ayuda durante los últimos años.
La familiar ecuación de energía cinética (E = l/2mv2), cuando se equi-
para a la energía disponible de la carga de pólvora que conduce la bala
por el cañón de u n arma, permite el cálculo de la velocidad de aquélla
con u n a exactitud razonable.
Una libra de pólvora de base simple, de fusil, tiene u n contenido de
energía de alrededor de 1.246.000 pies-lbs de energía o de alrededor de
178 ft-lbs por grano de pólvora. E n la práctica, sólo u n a fracción de esta
energía está disponible para acelerar la bala. Julián Hatcher, en el Cua-
derno homónimo, informó de la distribución de la energía para el fusil
ametralladora Browning de la siguiente manera:
Calor transmitido a la vaina _ 4 %
Energía cinética del proyectil aproximadamente 2 9 %
Energía cinética de los gases 19%
Calentamiento del cañón 2 2 %
Calor de los gases 19%
Calor por fricción del proyectil 7 %
Total . 100%
Como podrá observarse, la energía i m p a r t i d a a la bala es de sólo el
2 9 % de la energía total disponible en la pólvora. Si bien esto es típico
de muchos cartuchos de armas pequeñas o de puño, la eficiencia real
puede variar desde 17 hasta 37 por ciento o más. Para obtener u n ren-
dimiento óptimo del cartucho es necesario quemar tanta pólvora como
la que pueda contener la vaina, mientras desarrolle u n a presión que el
fusil pueda cómodamente soportar. Este criterio se mantiene mediante
u n a densidad de carga de 80 a 90 por ciento y la selección de u n tipo
de pólvora que, en la mayoría de los casos, produce u n pico de presión
en la cámara de alrededor de 40.000 a 50.000 psi. Se denomina " p s i "
(del inglés Pounds per Square Inch) a u n a u n i d a d de presión cuyo valor
equivale a u n a libra por pulgada cuadrada. Esta limitación de presión es
generalmente segura para los fusiles modernos en buen estado y asegu-
ra u n a buena vida para el cañón, a la vez que produce la combustión de
la pólvora en su totalidad y alta eficiencia. La presión calculada es sólo
u n valor estimado. Por motivos de seguridad se debe siempre emplear la
L A BALÍSTICA 2 9
carga inicial propuesta por el programa o m a n u a l de carga, haciéndolo
de a poco, en busca de signos de exceso de presión en el camino.
Equivalencias:
1 libra/pulgada cuadrada (psi) = 6894,75 paséales
Libra/pulgada cuadrada (psi) x 0,070307 = kilogramos/centímetro cuadrado
(kg/cm2
)
La formula para convertir psi a kg/cm es la siguiente:
psi/14,22 = k g / c m 2
k g / c m 2
x 14,22 = psi
Hay varios factores que entran en l a selección de pólvora adecuada
para u n a combinación cartucho/bala determinada. Por ejemplo, la velo-
cidad de combustión de la pólvora (a veces denominada rapidez relativa)
se rige en gran medida por la presión desarrollada en el cartucho. Para
una presión dada, la velocidad óptima sólo puede obtenerse mediante el
mantenimiento de la fuerza de aceleración por u n largo período.
I I . BALÍSTICA EXTERNA
Se ocupa del comportamiento del proyectil desde que abandona la
boca de fuego hasta s u impacto en u n objeto o blanco, y los factores que
influyen dicho comportamiento, fundamentalmente la acción de la gra-
vedad y la resistencia del aire.
Proyectil saliendo de la boca del cañón
Mientras que la balística interior se refiere a los acontecimientos den i ro
de u n a r m a de fuego, la balística exterior se refiere a los acontecimientos
que se producen desde el momento en que el proyectil sale del canon has-
24. 3 0 CARLOS A . GUZMÁN
ta que golpea el suelo (en s u caída) o impacta en u n blanco determinado.
Cuando el proyectil abandona el arma, contiene energía cinética que tra-
ta de moverlo en u n a línea recta con s u velocidad inicial. Sin embargo, la
gravedad "tira" de la bala hacia el suelo y la resistencia del aire trata de
impedir s u avance. E l resultado de estas fuerzas hace que la bala siga u n a
curva de caída llamada trayectoria y pronto golpee el piso. La resistencia
del aire constituye u n retraso a lo largo de toda la trayectoria del proyectil.
Cerca del cambio de siglo, la empresa Krupp, de Alemania, hizo muchas
pruebas para determinar el retardo o las características de la caída de
las llamadas balas estándar. Poco después de que la información de K r u -
pp se publicara, u n coronel del ejército ruso llamado Mayevski construyó
u n modelo matemático para la desaceleración de arrastre de u n a bala
normal. El coronel James M. Ingalls, del ejército de EE.UU., empleó más
tarde este modelo para calcular su ahora famosa tabla balística.
Hoy en día, la mayoría de las empresas importantes de fabricación
de balas utilizan la tabla Ingalls o similares, j u n t o con lanzamientos de
prueba de balas de producción, para calcular los coeficientes balísticos
de las mismas. Estos coeficientes se publican en la mayoría de los p r i n -
cipales manuales de recarga que están en el mercado.
Nomenclatura de la trayectoria
La trayectoria es la línea curva que conforma el centro de gravedad de
u n proyectil durante su movimiento.
O es el origen de la trayectoria, es el centro de la boca del a r m a de
fuego, al momento de producirse el disparo.
Punto final B es la meta u objetivo, es el sitio donde se cruza la línea
de la trayectoria.
LA BALÍSTICA 3 1
Punto de caída C corresponde a la intersección de la r a m a descenden-
te de la trayectoria con la línea del horizonte del arma. Puede coincidir
con el punto B si éste está en la línea del horizonte.
V es la cumbre, cúspide o vértice de la trayectoria, es decir, el punto más
Uto que separa la rama ascendente (OV) y la rama descendente (VC).
OP es u n a línea de proyección, es la prolongación del eje del cilindro
del cañón del a r m a cuando el proyectil abandona el arma; en términos
c,( iimétricos, es la tangente en el origen de la trayectoria.
OT es la línea de tiro. Es la prolongación del eje del cañón antes del
disparo; pasará a la posición P debido al elevamiento.
OB es la línea de ubicación de u n punto B de la trayectoria; es la línea
recta que u n e el origen de la trayectoria con el mismo punto, y es la línea
recta que u n e el vuelo con el blanco.
X es la abcisa (coordenada) de u n punto B (por ejemplo, OM), es la
distancia medida desde el origen hasta el punto B medida sobre el eje
hoi izontal.
Xo abscisa es el vértice o cúspide (ON).
X (mayúscula) es el alcance OC, es la distancia entre el origen y el p u n -
to de caída.
"y" es la altura de la trayectoria u ordenada máxima u ordenada al
v i 11 ¡ce, es el punto más alto de la trayectoria sobre la línea del horizonte.
(Esta coordenada no está dibujada en el esquema adjunto).
" h " es la coordenada de u n punto B (BM, por ejemplo) es la altura del
i .1 mto B respecto del horizonte.
BOC: ángulo de ubicación (£).
POB: ángulo de partida (ÓCX).
POC: ángulo de proyección (ÓCX8) compuesto entre la línea de proyec-
ción y el horizonte.
POT: ángulo de elevación (ó), es el ángulo formado por la línea de
pn lyección con la línea de tiro.
TOB: ángulo de elevación (Ct), es el ángulo formado por la línea de tiro
con la línea de ubicación.
TOC: ángulo de tiro (CIE) que la línea de tiro forma con el horizonte.
OCR: ángulo de caída (Ü)) es el ángulo agudo formado por la tangente
« la trayectoria en el punto de caída con la línea del horizonte.
OBL: ángulo de llegada/arribo (6), es el ángulo formado por la tangen-
te a la trayectoria con la línea de ubicación del punto final B. No confun-
• lulo con el ángulo de impacto, que es el ángulo formado por la tangente
• la trayectoria con el suelo, en el punto B, y por lo tanto depende de la
i i I . I I cha del terreno.
25. 3 2 CARLOS A . GUZMÁN
1. Resumen histórico
La balística h a existido como u n arte técnico durante miles de años.
La palabra balística se remonta a los antiguos griegos, quienes escribie-
ron sobre el diseño de las máquinas de lanzar, llamadas por u n nombre
fonéticamente similar, unos 300 años antes de Cristo. La evidencia del
desarrollo de instrumentos para lanzar proyectiles especializados se re-
monta al hombre de la edad de piedra.
El desarrollo de la balística como u n a verdadera ciencia comenzó en
la época en que las armas de fuego se introdujeron en la guerra en E u -
ropa occidental, a principios del siglo XV. Ese desarrollo se h a extendido
hasta el día de hoy. Los nombres de algunos de los más grandes científi-
cos y matemáticos de la historia están asociados con el desarrollo de la
balística, como Leonardo da Vinci, Galileo, Isaac Newton, Francis Bacon
y Leonard Euler. Desde los primeros días de las armas de fuego, los go-
bernantes estuvieron m u y interesados en la balística por u n a simple ra-
zón: las batallas fueron ganadas por los ejércitos que poseían las mejores
armas y artilleros. E n ello se pusieron a trabajar los mejores científicos
disponibles en los problemas del diseño de mejores armas (cañones, mor-
teros, etc). E n aquellos días, al igual que en la actualidad, los gobiernos
gastaban los fondos deseando ganar armamento más poderoso y eficaz.
Una bala que viaja a través del aire está sometida a dos tipos distintos
de fuerzas: la fuerza de la gravedad y la fuerza originada por el flujo de aire
alrededor de su cuerpo. Después que sale del cañón del arma, la trayec-
toria está completamente determinada por estas fuerzas. E n los primeros
días de la ciencia balística no se sabía nada acerca de la fuerza aerodiná-
mica, y se conocía m u y poco acerca de la gravedad. Parece extraño ahora,
pero durante los 200 años posteriores a la aparición de las armas de fuego
por primera vez en Europa occidental, a comienzos del 1300, no se sabía
que la forma de u n a trayectoria de la bala era u n a curva.
En 1537, u n científico italiano conocido como Tartaglia escribió u n
libro en el que afirmaba que la trayectoria de u n proyectil era en realidad
u n a curva continua. Tartaglia fue u n consultor sobre balística para el
principado italiano de Verona, y se le pidió que determinara qué ángulo
de elevación de u n a r m a de fuego alcanzaba el máximo rango de tiro. D i -
rigió algunas pruebas de fuego para determinar este ángulo, y descubrió
que era cercano a los 45 grados. E n este proceso también señaló que la
trayectoria del disparo era continuamente curva.
Una observación interesante es que los experimentos de Tartaglia es-
tablecieron que u n ángulo de elevación cercano a 45 grados m a x i m i z a el
alcance de u n proyectil sólo si se dispara en el vacío, donde las fuerzas
aerodinámicas están ausentes y la forma de la trayectoria se determina
LA BALÍSTICA 3 3
•ólo por la gravedad. Con las armas de hoy, el ángulo de elevación de tiro
que aumenta el alcance está más cerca de los 30 grados que de los 45,
porque las formas de la trayectoria están determinadas casi completa-
mente por las fuerzas aerodinámicas en los niveles de velocidad que se
alcanzan actualmente. Esto explica el resultado de Tartaglia. Este resul-
tado tuvo u n significado importante en el trabajo teórico de Galielo, que
11 ivo lugar casi u n siglo después de Tartaglia.
E n 1636, Galileo publicó los resultados de sus famosos experimentos y
la razón de por qué la trayectoria es u n a curva. Galileo fue durante años
1111 ( onsultor de balística para el arsenal de Venecia. El famoso experimento
' i i el que dejó caer dos balas de cañón de la torre inclinada de Pisa era sólo
i i i n i de u n a larga serie de experimentos que tienen que ver con los efectos
de la gravedad. Galileo determinó que la aceleración de u n cuerpo que cae
I x >i gravedad es u n a constante, y con este resultado pudo demostrar que la
trayectoria de u n proyectil era u n tipo de curva llamado parábola.
Galileo descuidó la importancia de la resistencia del aire, pues pensa-
ba que era u n factor menor en comparación con la gravedad, y no había
absolutamente n i n g u n a forma disponible en ese momento para medirla.
Pasaron otros cien años hasta que fue inventada u n a manera de me-
ilir l a velocidad. Durante 1740, en Inglaterra, Benjamín Robins inventó el
péndulo balístico. E r a simplemente u n péndulo con u n a madera grande
v pesada en el extremo oscilante. Para hacer u n a medición de la velo-
cidad, se pesó la bala y la madera; luego, el péndulo se colocó con s u
extremo inmóvil y se disparó l a bala contra la madera. A l medir la altura
de la oscilación del péndulo como consecuencia del proyectil golpeando
rl extremo, se pudo calcular la velocidad de este último.
Robins hizo u n a serie de mediciones con el calibre .75 calibre (calibre
12 gauge) de balas de mosquete, incluyendo las mediciones de la velocidad
cerca de la boca del cañón y a diferentes distancias de la misma. Informó
asi u n a velocidad inicial que iba desde u n poco más de 1400 pies a u n
poco menos de 1700 pies por segundo. Estas cifras resultaron t a n sor-
prendentes que fueron ampliamente descreídas. Aún más sorprendente,
sin embargo, fueron las mediciones de l a velocidad de caída con respecto
<le l a boca. E l péndulo balístico fue utilizado durante muchos años para
medir los efectos de estas fuerzas aerrodinámicas sobre los proyectiles.
E l péndulo balístico se basaba en leyes de la mecánica formuladas por
sir Isaac Newton, que murió unos 15 años antes que Robins publicara sus
II icdiciones. Newton probablemente se ubica como el mayor científico de todos
los tiempos. Su trabajo estableció las leyes físicas y técnicas matemáticas que
son la base para varias ramas de la ciencia, incluyendo la balística. Newton
lormuló la ley de la gravitación universal, que demuestra que la gravedad
26. 3 4 CARLOS A . GUZMAN
LA BALÍSTICA 3 5
Midiendo el ángulo (letra griega theta) obtenemos vB y de la conserva-
. „ ,n del momento lineal obtenemos la velocidad de la bala u .
Que el péndulo dé vueltas:
y C 1/2 (m + M) v B
2
= 1/2 (m + M) v c
2
+ 2 (m + M) gR
/ Y 7 Ahora bien, la velocidad en el punto
/ i más alto C debe superar u n valor míni-
/ (m + M ) g mo. De las ecuaciones de la dinámica
/ del movimiento circular tenemos que:
J (m + M) g + T = (m + M) V c
2
siendo T la tensión de la cuerda. La velocidad mínima se obtiene cuan-
doT=0, V
c m i n =
^ Í Entonces v B 2 = 5gR
Que el péndulo se desvíe u n ángulo comprendido entre 90° y 180°:
C w De la dinámica del movimiento circu-
180 f T ^ v lar y el principio de conservación de la
/ j~Jj energía tenemos que:
^ ^ y ^ T + (m + M) g eos (180-9) = (m + M) v2
/R
1/2 (m + M) v B
2
= 1/2 (m + M) v2
+ (m + M) gR (l+cos(180-6))
La cuerda del péndulo deja de tener efecto en el instante en el que s u
tensión es cero T = 0. Por lo que:
v B
2
= gR (2 + 3cos(180-9)) 6 >90
varía con la altitud sobre la tierra. Esta ley es importante en el cálculo de la
balística de cohetes de gran altitud. Formuló las leyes fundamentales de la
mecánica (lo que hoy llamamos "las leyes de Newton), que son las matemáti-
cas necesarias para el cálculo de las trayectorias de proyectiles.
2. Péndulo balístico
Como dijéramos, si se dispara horizontalmente u n proyectil de a r m a de
fuego contra u n bloque suspendido de u n a cuerda, el péndulo balístico se
utiliza para determinar la velocidad del proyectil midiendo el ángulo que
se desvía el péndulo después de que la bala se haya incrustado en él.
Supondremos que el bloque es u n a masa p u n t u a l suspendida de u n a
cuerda inextensible y sin peso.
Fundamentos físicos:
De la conservación del momento lineal obtenemos la velocidad vB i n -
mediatamente después del choque del sistema formado por el péndulo y
la bala incrustada en él.
Si M es la masa del bloque, m la masa de la bala y u s u velocidad,
dicho principio se escribe:
> U
—> V
B
M
rn^M
' antes del choque después del choque
mu=(m+M)vB
Después de la colisión pueden ocurrir los siguientes casos, depen-
diendo del valor de la energía cinética adquirida por el sistema formado
por el péndulo y la bala incrustada en él:
Que el ángulo máximo de desviación del péndulo no supere los 90°:
c
GgN. R / La conservación de la energía se escribe
j/v
_ Q 1/2 (m + M ) v B
2
= (m + M)gR (l-cos9)
B "