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El joven que contó sus
Propias estrellas
Porque cada quien debe contar sus
Propias estrellas
AGRADECIMIENTO
Y
DEDICATORIA
Agradezco a Dios por llenarme de sabiduría y darme fuerzas para conseguir la
experiencia necesaria para lograr confeccionar esta nueva obra que hoy tienes
en tus manos; por darme la vida para ver este nuevo sueño hecho realidad.
Agradezco a mis padres y a mis hermanos y hermanas por dejarme ser Llencis
en sus vidas, por permitirme contar mis propias estrellas a pesar de que quizás
querían otra cosa para mí.
Agradezco a Vladimir Zaldívar que me enseñó a decir yo me acuerdo, y no yo
me imagino, porque recordar es mejor que imaginar.
Le doy gracias a Alida Moya, Yese Arias, Berlinesa García, Winnifer Rosa,
Jazmín Díaz, María Díaz, Maridania Rodríguez, José Agustín Herrera,
Carolina Duartes y a todos aquellos que de alguna manera u otra han
influenciado aunque sea un poco en mi vida para que yo no desistiera en
ningún instante y contara mis propias estrellas.
También dedico esta obra con mucho cariño amor y respeto a mis amigos
Alexander Alberto, Karen Picoy Vargas que aun que no se encuentren a mi lado
físicamente, pero sé que de alguna manera más fuerte que la distancia ellos me
están haciéndome compañía en mis recuerdos, porque ocupan una parte muy
importante de mi historia.
Te dedico esta obra a ti y todas aquellas personas a las que les deseo de todo
corazón que logren mirar el cielo con valor y no desistan en ningún momento
hasta lograr contar todas sus estrellas.
A los verdaderos amigos no les importa si tú eres un poquito diferente.
Siempre te llevarán con ellos a dondequiera que vallan. Ellos siempre, sin
importar situación están junto a ti.
Los verdaderos amigos no pelean como perros y gatos.
Te ayudan a levantarte cuando estás caído. Ellos no te permiten hacer algo de
lo que te arrepientas al siguiente día.
“Mi ilusión es estar con ustedes siempre, aunque sea como un recuerdo y
darles las fuerzas necesarias para nunca dejar de soñar con un mañana más
placentero y mejor, y juntos mañana tener un presente con un futuro perfecto”
Érase una vez…
En Tiempos de caballeros, reyes, nobles y vagabundos, cuando se luchaba por
honor y gloria, cuando el poder, aunque lo parecía, no se usaba para servir a
los necesitados, sino para lucirse ante los grandes, cuando la vergüenza y la
honradez parecían haber desaparecido de la faz de la tierra. En Tiempos así
vivió un joven noble y humilde, hijo de nobles al que le fue asignada una luz,
como a muchos de nosotros en el día en que nacimos, para brillar con una luz
que destellara esperanza, para brillar con una luz que aún él desconocía.
Desde pequeño estuvo escuchando las historias de aquellos grandes hombres a
los que se les llamaba caballeros, que conquistaban reinos, vencieron ejércitos
innumerables, alcanzaron la gloria e inmortalizaron su nombre al lado de esos
reyes que vivieron de victoria en victoria y que llegaron a ser grandes y
poderosos, dejando un sin número de anécdotas que trascurrieron a través de
los años.
Este joven era llamado Sebastián Wild.
Fue educado en valores y principios muy elevados. Aprendió a respetar y a ser
respetado, a vivir en paz, en cuanto a lo que dependía de él, con todos sin
importar que tipo de persona fuera, de qué nivel social descendiera, cual fuera
su situación económica o su color de piel.
Sebastián tenía un padre que era herrero y muy sabio, día tras día trataba de
que el joven fuese cada vez más sabio y experimentado para que pudiera
saber cómo vivir en este mundo tan lleno de fatalidad y desgracias, en donde la
desconfianza está a la vuelta de la esquina por causa del engaño y la traición
que arropa las calles de todo el mundo y aun las mentes de todos aquellos
incautos que se dejan llevar por el momento y por cualquier impulso.
–Trabaja para vivir hijo –decía su padre día tras día–, porque no hay peor
miseria que la que se obtiene por vivir por el sudor de otros. Tampoco vivas
bajo la sombra de nadie hijo, si lo haces no conseguirás comer de tu propia
honra, sino las migajas de la honra ajena, y no hay trago más amargo al
paladar que el que se bebe por estar a merced de aquellos que a veces a base de
malos actos han logrado eso que tú sabes que eres capaz de mejorar y superar
con esfuerzo y dedicación.
Así, con palabras como estas día tras día educaba ese noble padre a su joven,
hijo lo hacía con el propósito de que llegara a ser cada vez mejor, de que
creciera siempre que tuviera la oportunidad para serlo.
El noble sabio era conocido entre los de la aldea por sus dichos sabios y certeros,
era muy famoso entre los de su aldea y respetado, pero a pesar de ser tan sabio
y famoso en su pueblo, era desconocido por el rey.
Su hijo gozaba de los placeres que arrastraba por ser hijo del sabio, el respeto,
la honra, el buen trato y todo eso. Pero al igual que todo joven que piensa llegar
a alcanzar sus propias metas y cumplir sus propios sueños, él también los
tenía y por eso no se sentía satisfecho con solo ser uno más en la aldea y ser
valorado por ser el hijo del sabio, él quería más de lo que hasta ahora tenía, él
quería llegar más lejos, conocer nuevos horizontes, nuevas personas, y eso es
normal en un joven de su edad.
–Padre –Dijo un día el joven al sabio en tono de preocupación–, la gente me
honra y me respeta porque soy tu hijo, tengo un buen puesto en la sociedad y
gozo de muchos privilegios por esto, pero ¿Qué piensas tú de eso?
–Eso no está bien –Fue la respuesta del padre a su joven hijo mientras seguía
trabajando–, tú debes ganarte tu propio respeto ante los demás para ser
recordado por algo y no por alguien.
Un día voy a morir y estaré vivo en la mente de los demás como el sabio del
pueblo; si tú no ocupas tu lugar en el mundo, para todos siempre serás el hijo
del sabio, te conocerán por eso, pero nadie conocerá tu historia entonces, no
sabrán tu nombre –Esto hizo pensar al joven en su futuro y en el sueño que
tenía de convertirse en un caballero, a pesar de ser un pobre herrero y vivir en
una aldea tan pobre como la aldea esperanza sus sueños eran grandes, tan
grandes que a veces les parecían imposibles de alcanzar, pero no dejó de soñar
a pesar de eso.
Todos los habitantes de esta aldea acudían al sabio para escuchar sus dichos
sabios y encontrar respuestas a todas sus interrogantes. Todos en absoluto
salían satisfechos de la casa del sabio si sabían escuchar las palabras de este.
–Padre –dijo el hijo cierta vez–, si eres tan sabio y tan famoso entre los de la
aldea, ¿Por qué no vas donde el rey para que te conozca? Puede que necesite de
tus dichos.
–A veces vivimos toda una vida rodeados de personas a las cuales nunca
conocemos hijo –Contestó el noble sabio–, nos son desconocidas sin importar el
Tiempo que pacemos en su compañía, ¿sabes por qué? Porque solo sabemos de
quienes nos importa. No te empeñes en ser conocido por nadie, dedícate a ser
alguien que valga la pena conocer y deja lo demás a los hombres –Esta
respuesta en principio no agradó al joven, pero a pesar de eso guardó silencio y
poco a poco fue adquiriendo de la sabiduría del padre, hasta el punto de tener
respuestas parecidas a las de él para algunos casos, detenerse a pensar las
cosas antes de hacerlas y sacar provecho de lo poco que tenía a la mano.
Una noche, después de un día largo y ajetreado, el noble joven estaba
descansando con su padre en la pequeña terraza de la casa, miraban al cielo e
intentaban escuchar el sonido que emite la noche al oscurecer, mientras
contemplaban las estrellas que yacían radiantes en el firmamento.
–Tengo una pregunta que hacerte padre –dijo el joven en tono de
preocupación al padre–.
– ¿Cuál es? –Cuestionó el sabio–.
– ¿Cuántas estrellas existen? –el padre lo observó por unos instantes, volvió a
mirar al cielo y entonces le contesto–.
–Diez mil millones hijo, pero no todas brillan.
– ¿Cómo sabes la cantidad de estrellas si algunas no brillan padre? –Dijo con
impresión el joven –.
–Porque esas fueron las que yo logré contar. –Dijo el anciano que aún estaba
mirando a las estrellas–.
– ¿Quieres decir que hay más estrellas? –Preguntó exaltado Sebastián–
–Puede que sí hijo, pero puede que no, esas fueron las que yo conté, pero tú
tienes que contar tus propias estrellas Sebastián. –Añadió el padre mientras
sonreía y se ponía de pie–.
– ¿Quieres que yo cuente las estrellas del cielo? –Preguntó el joven extrañado
ante el sabio–.
–No me refiero a eso hijo mío, existen estrellas que no son del cielo pero igual
alumbran como si lo fueran. –Dijo el anciano que aún continuaba sonriendo
con la mirada perdida en el cielo y con los ojos cristalinos como con intenciones
de llorar por algo–.
– ¿Entonces qué quieres que haga padre? –Exclamó Sebastián quien estaba
mirando con intriga a su padre por la forma en que se encontraba el anciano, y
aún no entendía nada de lo que quería el sabio decir, solo seguía ahí como con
ganas de llorar de tristeza, como si tuviera algo que decir pero no quisiera–.
–Esta mañana vino un hombre a mí en busca de ti –Le explicaba el padre a su
hijo cambiando el tono de su voz y dejando de sonreír–, te observó por unos
momentos y preguntó por tu nombre, le contesté Sebastián, y luego me dijo que
te podía convertir en todo un caballero si así lo querías. Tu sabes hijo mío que
solo los de sangre real hoy en día son capaces de llegar a ser caballeros, pero
también sabes que desde pequeño este ha sido tu sueño. Lo he estado pensando
mucho y sabes, si aún lo deseas como antes, me gustaría que te fueras con ese
hombre y que no desperdiciaras en ningún momento la oportunidad de
conquistar tu meta, de lograr tus sueños.
– ¿Estás seguro padre? –Dijo en tono impresionado Sebastián–.
–Si hijo, quiero que vallas y cuentes tus propias estrellas –Todo se mantuvo en
silencio en ese instante, el joven quedó atónito con lo que le acababa de decir
su padre. Todo lo que él había deseado desde pequeño era ser un caballero
como aquellos a los que él admiraba por ser tan valientes y fuertes como
soñaba ser el mismo Sebastián algún día, pero una vez desistió de eso pues
pensó que su padre nuca habría aceptado que él quisiera realizar su sueño de
convertirse en caballero, pensó que su padre no lo dejaría salir nunca a
descubrir cómo era el mundo de afuera.
– ¿Crees tú que yo siendo un noble, hijo de nobles pueda llegar a siquiera
sentarme con un caballero padre? –Dijo el joven rompiendo el silencio–
–Lo que nos hace diferentes de los demás es el concepto que tenemos de
nosotros mismos hijo mío– Mirando el lago que estaba en el lado derecho de
la casa, dijo el padre–, pero ante Dios todos somos iguales. Tú podrás ser y
hacer todo lo que te propongas, siempre y cuando te dispongas. Si soñamos
algo es porque nuestro cerebro cree y sabe que somos capaces de lograr
conquistar ese sueño–.
– ¿Cuál fue tu sueño padre? –Con curiosidad preguntó Sebastián–.
–Mi sueño termina donde comienza a realizarse el tuyo hijo mío –Estas fueron
las últimas palabras del noble sabio quien miraba por última vez a Sebastián
antes de marcharse a dormir. El joven quedó sólo mirando las estrellas y
pensando en las palabras de su padre, aún no lo podía creer, tendría la
oportunidad de convertirse en lo que siempre había soñado, un caballero…
sonrió de la emoción ante el solo pensarlo y empezó a contar las estrellas con
mucho deseo y determinación hasta quedar profundamente dormido.
Al otro día despertó muy temprano en la mañana con los rayos del sol y vio al
padre hablando con un hombre que era extraño para él, el sabio le estaba
dando instrucciones y una bolsa de monedas al extraño y al ver a su hijo lo
llamó para que se acercara, Sebastián se acercó y su padre le pidió que fuera
con el extraño a realizar conquistar sus meta, lo besó y lo envió con aquel
viajero del camino para que el noble joven pudiera realizar su sueño con la
ayuda del señor que lo escoltaba hacia la creación de su propio destino.
Todo el camino el joven iba observando al viajero, su ropa, su caminar, su
manera de mirar las cosas que iban apareciendo en el trayecto del viaje, la
paciencia con que se estaba desplazando por el camino. Sebastián pensaba
hacer todo lo posible para lograr ser todo un caballero. Miraba el alrededor con
emoción e imaginando con entusiasmo lo que le esperaba en el lugar a donde
fueran a parar él y el extraño viajero, quien hasta ahora no había dicho ni una
sola palabra.
– ¿Cómo te llamas? –Preguntó el joven cansado del silencio, para no aburrirse
más en el camino–.
–Los que me conocen me llaman Tiempo –Le respondió el viajero.
– ¿Por qué ese nombre? –Preguntó Sebastián extrañado ante ese nombre tan
peculiar–.
–Porque nunca me detengo –Contestó el viajero sin quitar los ojos del camino–,
siempre voy de paso sin importar cuán bueno o malo sea el momento o el
camino, yo no me detengo a observar cuan duras sean las adversidades, ni
cuan placentero sea el lugar, siempre prosigo con la misma determinación y
con la misma filosofía de vida, siempre voy de paso.
– ¿Por qué crees que me puedes hacer un gran caballero como le dijiste a mi
padre? –Quiso saber el joven –.
–Te puedo convertir en lo que quieras hijo –Respondió el extraño viajero
mientras se detenía para mirar a Sebastián fijamente a los ojos–, solo si sabes
aprovecharme, porque como te dije, voy de paso. Si me dejas a mi hacer en tu
vida lo que quiera, tu vida la disfrutarás de pero no aprenderás nada, vivirás
bien pero al final de tus días te arrepentirás por no haberme usado, pasaras a
ser uno más en el mundo que tuvo el Tiempo y no lo supo administrar como
debía; pero si trabajas conmigo minuto a minuto, llegará a ser una de las
personas más grandes del mundo porque todo el que me conoce sabe que no es
bueno tenerme en su contra, aunque siempre parezca que lo estoy, existo para
que las personas que trabajan conmigo aprendan a valorar más todo aquello
que logran conseguir con sacrificio, si no duele no sirve, así que se puede lograr
lo que sea si me tienes a tu favor. Si trabajas conmigo puedes estar seguro de
que lo estaré siempre –el joven observó maravillado al escuchar las palabras
de su nuevo maestro, pensó que el señor Tiempo era muy sabio, tanto o más
que su noble padre así que concluyó que lo mejor sería trabajar con él si quería
adquirir nuevos conocimientos, decidió aprovecharlo por completo y así poder
con la ayuda de él hacer lo posible para llegar a hacer su sueño realidad.
Fueron pasando los días y con ellos llegaron los meses y los años en que el
joven iba creciendo en sabiduría y estatura. Cada día Sebastián hacía y
aprendía algo nuevo del señor Tiempo, luchaba y luchaba en todo momento con
la convicción de llegar a ser un caballero, no le importaba cuan profundas
fueran las aguas, cuan oscuro haya sido el bosque, cuan alto o bajo se
encontrara, cuan helado o caliente estuvieran las cosas, él solo pensaba en
superar sus propias expectativas y llegar a ser el mejor caballero.
El señor Tiempo le fue enseñando a conseguir las cosas con esfuerzo y
dedicación. Trabajó con hambre en el cansancio sin detenerse pues tenía una
misión muy clara que pretendía lograr a toda costa.
Había otros que corrían en la misma dirección que el joven Sebastián,
aunque con otro maestro, estos se mofaban de él y le decían que nunca lograría
llegar a ser un caballero, que desistiera, que dejara de intentarlo pues él no era
de sangre real, pero el joven Sebastián, aun que tenía días en que quería
desistir, tirar todo y volver a casa, no dejo de luchar a pesar de las burlas.
El señor Tiempo le enseñó a hacerse de oídos sordos ya que los que se reían de
él eran…
–personas que no tenían visión, misión ni principio, que lo querían ridiculizar
porque él estaba llegando a lograr lo que muchos de ellos habían deseado y no
habían podido por no conseguir un mejor maestro que el conde Facilidad
–decía el señor Tiempo.
Otras personas al verlo le daban aliento y le instaban a seguir adelante porque
veían en él un talento único y el joven Sebastián se detuvo a escuchar las
cosas que le decían en el camino, se sintió lleno de orgullo por su trabajo, se
creía todo un caballero ya, saludaba y sonreía con alegría y su mente se fue
llenando de complacencia propia.
–No te detengas a escuchar halagos hijo –le reprochó una vez el señor Tiempo
al ver como actuaba el joven –, son buenos pero te hacen quitar la vista de tus
metas muy fácilmente y te hacen vana la mente, agrádeselo, escucha pero no
te pares o solo llegaras hasta el lugar en donde tengas la oportunidad de
escuchar más halagos, pudiendo llegar más lejos, sigue adelante porque
cuando los hombres creen que somos capaces de llegar lejos, nuestro
subconsciente sabe que tenemos el poder de llegar más allá de lo que ellos
creían, siempre y cuando no nos detengan las voces de alabanza cuando aún no
las merecemos –Palabras como estas nunca le faltaron al chico cada vez que el
Tiempo lo creía necesario, y así fue día tras día, consejo tras concejo, con el
Tiempo el joven siempre aprendía algo nuevo, por ende el Tiempo le enseñó
todo lo que necesitaba saber y Sebastián a su vez, con esfuerzo y sacrificio logró
adquirir el título de caballero, estaba muy feliz de haberlo logrado, quería que
su padre lo viera, pero por causa de los deberes de un caballero debió esperar el
momento de mostrarle al noble sabio lo que había llegado a ser. El señor
Tiempo lo envió a luchar en muchas guerras y a rescatar a muchas princesas
de castillos y dragones que parecían casi invencibles, pero cierre volvía
victorioso, no importaba cuanto se tardara, lo que le importaba era concluir lo
que se proponía.
Por otro lado el noble sabio, su padre, cada noche observaba las estrellas y se
preguntaba si su hijo habría logrado contar sus estrellas, trabajaba y oraba
cada día para que así pudiera ser.
–Todo algún día se sabe –se decía el noble sabio para darse esperanzas, así era
cada día y esperaba en algún momento escuchar noticias de su hijo para saber
que había sido de él.
Las personas hablaban de muchos caballeros que triunfaron en batallas,
rescataron princesas y conquistaron reinos y el sabio vivía con la ilusión de que
Sebastián fuera uno de ellos.
En cierto lugar, la señora sabiduría y la maestra experiencia se encontraron un
día para pasarlo juntas y charlar sobre cosas de ellas. Por el lugar en que
estaban pasó el joven y quería saber el verdadero sentido de la vida, eso de lo
que tanto hablaba en casa su noble padre, Al ver Sebastián quienes eran ellas,
pues por su vestimenta era fácil conocerlas, fue a preguntarles cómo podía
hacer para ser feliz en la vida sin importar cuán dura y difícil de llevar sea esta,
a lo que la sabiduría le dijo:
– ¡Sigue tus sueños y alcánzalos, no te detengas hasta lograrlo! –en esto la
experiencia la detiene y le dice:
– ¿No sabes que los sueños, son sólo eso, sueños, ilusiones creadas por el
pensamiento, y hasta que no los cumplas serán sólo eso, Que sólo se logran si
se establecen metas a seguir? –y al joven le dijo:
– ¡Sigue tus metas, plantéate metas grandes y síguelas con la seguridad de que
las alcanzarás! –La sabiduría al ver ésta realidad dijo:
–Saca todo lo malo que esté en ti y cámbialo por cosas buenas y con virtud. A lo
que la experiencia le agregó:
–Las personas tendrán más en cuenta las cosas que hagas, que las cosas que
digas.
La sabiduría dijo:
–Haz todo lo que tengas que hacer, y aún más de lo que tengas que hacer
porque cuando mueras, a donde vas no hay nada que hacer ya... La experiencia
le aclaró un punto real diciendo:
–No vale la pena hacer, lo que para comenzar no vale la pena.
Haz cosas que valgan la pena, porque de nada vale hacer grandes cosas y no
lograr nada porque no vale la pena, que hacer cosas exactas y valiosas en gran
manera. Por último, la sabiduría agregó:
–Trata de evadir el dolor lo más que puedas, pero si te llega el dolor aguanta y
vive una vida con sabiduría; Y la experiencia dijo:
–Recuerda que sin dolor no hay ganador, te lo digo por experiencia. Quien no
sufre, nunca sabrá que es disfrutar una victoria real ya que "Si no duele, no
sirve".
Y juntas dijeron al joven:
–Busca de Dios, él es lo único que tiene sentido en la vida.
–Tiene más cosas que decir la experiencia que la sabiduría –se dijo el joven
mientras retomaba su camino–, eso es lo cierto.
Hay muchas personas sabias que han caído en lo profundo, y que han salido
sólo con experiencia, tropezaron una vez con algo o alguien y ese tropiezo les
dejó de alguna forma u otra una experiencia, y por esa experiencia,
difícilmente caigan de nuevo –mientras reflexionaba en esto recordó un viejo
adagio que dice:
–"Más sabe el diablo por viejo, que por diablo" –La experiencia va de la mano
con la sabiduría aunque, la experiencia vive las cosas, la sabiduría sabe que
alguien las vivió.
No es que el diablo tenga más sabiduría, es que tiene más experiencia,
Sebastián meditó en estas palabras que escuchó mientras seguía su camino y
se prometió a sí mismo –No te dejes morir, sin saber que es aún el vivir.
Así fue como con esfuerzo y sacrificio el joven pasó a formar parte de los
veinticinco mejores caballeros de todo el reino y comenzó a trazar su nombre
en la mente de todos los que llegaban a conocerle, encendió su luz junto a los
grandes hombres, aun en contra de las oposiciones de muchos que decían que
por él no ser de sangre real no merecía ser llamado caballero. A pesar de eso
Sebastián se hizo de oídos sordos y esperó su momento adecuado para brillar, y
llegado ese día lo acuñó como a un tesoro, cual niño a su juguete más amado
para no perderlo ni dañarlo.
Muchos lo envidiaban por su valentía, por su sabiduría y por su desempeño en
el batallón de los caballeros; otros, lo respetaban por ser tan sencillo y amable
con los de menor estima, aun cuando él era uno de los grandes y por ser muy
joven pero muy decidido y entregado en cuerpo y alma a todo aquello a lo que
se dedicaba.
–Es que no importa cuán alto te encuentres en la cima del mundo – Le decía el
joven caballero a todos los que de alguna manera u otra venían a él a buscar o
saber algo de él–, no importa si estás en la cúspide de tus sueños, nunca debes
olvidar quien eres, de dónde vienes y para dónde vas, porque si olvidas tu
pasado tu presente no merece ser respetado y tu futuro no merece ser valorado.
La fama de los caballeros llegó muy lejos, desde un extremo del país al otro,
creció y creció hasta llegar a palacio donde el rey los envió a llamar al castillo
para conocerlos en persona, y saber por él mismo si era verdad todos los
rumores que escuchaba en palacio.
El rey, el gran Abba padre, ofreció una fiesta en palacio para darle la
bienvenida al reino a los mejores caballeros de entre los mejores. Al llegar a
palacio todos saludaban con gran respeto a los caballeros, el palacio estaba
lleno de luces, flores y personas, un gran banquete deslumbrante en el centro,
bufones a un lado para alegrar más la noche, bailarinas en otro danzando con
una gran sonrisa en sus rostros, personas que reían y hablaban mientras
observaban todo lo que pasaba, el rey, la reina y la princesa al fondo con los
sabios del reino, los marqueses, las condesas y los duques y las duquesas que
fueron invitadas para esa gran noche tan especial.
Los súbditos eran incontables, la mesa de los caballeros estaban junto a la de
los banquetes, en frente del lugar en donde estaba la familia real sentada
observando la fiesta.
Todo mundo hablaba de los caballeros y de sus hazañas y proezas, de sus
victorias y de sus conquistas, las historias corrían de boca en boca y todas estas
cosas llegaban a oídos del rey, quien se maravillaba cada vez más al escuchar
todo lo que se decía, a su Tiempo él mismo tomó la palabra y todo palacio quedó
en silencio para escuchar lo que tenía su majestad Abba Padre que decir ante
los que allí se encontraban esa noche.
–Me gustaría invitar a los mejores caballeros de entre los mejores a pertenecer
a la guardia real, a ser mis caballeros y gozar de grandes privilegio si lo
aceptan, vivir en palacio y ser mi guardia personal. Antes de aceptar me
gustaría que los evalúen mis sabios ¿alguno de entre ustedes puede tomar la
palabra? quiero probar que tan elevado es el intelecto de ustedes Sabemos lo
buenos que son con la espada, ahora lo que necesitamos es saber hasta dónde
llega su sabiduría –Todos los caballeros casi al unísono pidieron a Sebastián
que tomara la palabra, pues desde el principio se destacó en conocimiento y
una sabiduría increíble. El rey pidió que Sebastián fuera evaluado por sus
sabios, y estos en conferencia hablaron sobre qué decir y al cabo de unos
instantes efectuaron una pregunta y luego pasaron a realizársela al joven
caballero.
– ¿Adónde va tan grande caballero?
–Si quieres saber a dónde voy sólo tienes que preguntar de dónde vengo y
obtendrás la respuesta –esta contestación agradó al rey quien hizo señal de
que continuara a los sabios pues nadie se atrevió a preguntarle eso–.
–Caballero Sebastián –Dijo uno de los sabios–, según su punto de vista ¿cómo
puede el reino llegar a fortalecerse más, con más y mejores caballeros, más y
mejores sabios, más y mejores súbditos o un mejor rey? –El silencio se apoderó
del lugar para escuchar la respuesta del joven caballero, todos los ojos del
reino estaban sobre él en ese momento. Sebastián meditó un rato la cuestión y
luego paso a decir:
–El reino está compuesto por caballeros, sabios, nobles, súbditos y reyes; con
ellos se fortalece, pero no por ellos. Hubo un rey que le preguntó a sus sabios
donde hallar la fuente de la sabiduría para saber fortalecer el reino, cincuenta
de los sabios le hicieron llegar un gran libro, pero el rey dijo que no tenía
Tiempo para leer tanto, tenía que atender otros asuntos, así que les pidió que
se lo llevaran y lo resumieran para el poder leerlo.
Ellos se marcharon y al cabo de diez años volvieron treinta de los sabios con un
libro más pequeño, pero su majestad se lo halló muy extenso aun para leerlo
pues no tenía Tiempo para eso, así que envió a los treinta sabios a que lo
reducirán un poco más y que volvieran cuando estuviera listo para el poder
leerlo.
Nuevamente se marcharon y al pasar diez años regresaron quince sabios con
un pequeño libro de tan solo treinta páginas, el señor lo miró y se lo encontró
muy largo aún para leerlo pues no tenía Tiempo y les ordenó que se marcharan
y lo resumieran en otro más pequeño para que el pudiera leerlo, los sabios se
retiraron y luego de otros diez años a lo lejos se veía la silueta de un hombre
encorvado por la edad y envejecido por el Tiempo, era uno de los sabios que
volvía con un pequeño papel que contenía la fuente de la sabiduría para
fortalecer cualquier reino.
El rey al verlo llegar ordenó que le hicieran aproximar el papel para leerlo y
éste decía de la siguiente forma:
La fuente de la sabiduría para fortalecer cualquier ejército, reino, persona,
ciudad o nación es el Tiempo, justamente aquello de lo que carecía el rey, y es
que solo el Tiempo nos hace fuertes para seguir de pie y volver a luchar de
nuevo –Todo mundo en palacio quedó perplejo con la respuesta del joven
caballero, aun los sabios quedaron sin palabras ante tan magna sabiduría, lo
que más sorprendía era la juventud de este caballero y el conocimiento que
destilaba ante todos.
Fue el rey quien luego de varios minutos de murmullos y silencio, llamó la
atención de todos para hacer una petición especial al joven Sebastián.
–Atención aquí por favor –dijo el vocero del rey–, su majestad quiere hacerle
una propuesta al joven Sebastián.
–Caballero Sebastián –dijo el rey Abba padre–, ¿Qué diría usted si yo le
propusiera ser mi consejero personal y le pidiera que se mudara a palacio en la
alcoba que ésta continua a la mía?
–Los caballeros estamos aquí para hacer lo que pida su majestad el rey señor
–fue la respuesta del joven caballero, agradó al rey quien de inmediato
mandó a sus súbditos a preparar la recámara para el noble caballero. Todo el
reino empezó a murmurar nuevamente, ahora sobre esta propuesta del rey, se
miraban unos con otros y miraban al joven caballero, unos le miraban con
indignación y envidia, otros con respeto e impresionados. Los caballeros
estaban felicitando a Sebastián quien parecía no haberle inquietado ni
sorprendido lo que su majestad acababa de decirle, lejos de esto éste solo
estaba sentado cerca de la ventana mirando al cielo, contemplando las
estrellas, parecía ajeno a todo lo que estaba pasando en palacio.
– ¿Qué pasa contigo –preguntó uno de los caballeros confundido por su
comportamiento a Sebastián–, no has oído lo que acaba de decir el rey?
–Sí.
– ¿Y entonces?
–Cuando sabes lo que va a suceder antes de que suceda, las cosas no te
impresionan. Estoy aquí con el sueño de grabar mi nombre en cada memoria
del reino, en la mente de todo el que me llegue a conocer, eso incluye al rey. No
me maravilla lo que dice su majestad porque no me he esforzado para ser
menos o igual a uno de los que viven en palacio, sino para crecer hasta llegar al
cielo y lograr contar mis propias estrellas. Mi señor el rey solo me ha servido de
espejo para reflejar mi visión, mi misión, mi sueño –Las palabras del noble
joven impresionaron más al caballero que las mismas palabras que momentos
atrás había pronunciado el rey ¿contar sus propias estrellas? realmente este
joven tiene una visión muy clara de lo que deseaba ser en la vida.
Pasó la fiesta muy de madrugada, y poco a poco el salón de actos del reino fue
quedando completamente vacío. El caballero Sebastián fue a su nueva
habitación acompañado de algunos súbditos del rey y se recostó a pensar,
mirando el techo del lugar se dijo en alta voz:
–La mente humana, por más grande que sea, está limitada, los hechos de todo
ser humano apoyan este pensar mío. A veces soñamos ser reconocidos por lo
menos en nuestro propio pueblo, y al oír nuestro nombre en la boca de aquellos
a los que admirábamos una vez por ser grandes para nosotros mismos, nuestra
realidad hace que nuestro sueño parezca pequeño.
“Tenemos el poder de materializar nuestros sueños si usamos la base fuerte de
la esperanza, y los construimos con el cimiento del sacrificio, este cimiento es
más resistente que cualquier otro cimiento. –Fue con estas últimas palabras
con las que el noble joven logró conciliar el sueño y quedó profundamente
dormido hasta el otro día”
Temprano en la mañana el caballero fue despertado para ir donde el herrero de
palacio, tenía que tomarse las medidas para que le hicieran su nueva
armadura y debía decir como quería que fuese su espada. Él iba de camino
mirando todo el palacio, ¿Quién llegaría a pensar que él un día se encontraría
viviendo en este lugar siendo un noble, hijo de nobles? Pensó y sonrió ante tal
cuestión, así llegó donde estaba el herrero junto al rey quien esperaba paciente
al joven caballero.
–Debes pedir una armadura diferente a la de los otros para que te distingas
–dijo el rey con una sonrisa en su rostro al ver a Sebastián llegar–.
–Lo que nos hace diferentes mi señor –Dijo el joven caballero–, no es la
armadura, es nuestra forma de pensar, una guerra no la gana la armadura de
un soldado sino su cerebro mi señor –Esta respuesta agradó al rey quien le
ofreció sentarse a su lado para ver como trabajaba el herrero, el caballero
aceptó y mientras el herrero trabajaba el rey observaba al joven, le
impresionaba que alguien tan joven llegara a efectuar respuestas como las que
este caballero tenia.
– ¿Qué quieres que diga tu espada grabada? –Le preguntó el rey a Sebastián–,
en el centro toda espada real tiene un nombre o una palabra grabada que
define a aquel que la porta.
–Deseo –Dijo el joven –, porque solo los que con deseo de lograr su sueño
luchan, lo consiguen –Cada vez que el joven caballero respondía el rey se
maravillaba más por sus respuestas. Al pasar la mañana el caballero se retiró
de en frente del herrero y decidió salir a caminar un rato por las afueras del
reino, unos niños lo vieron y lo rodearon mientras jugaban y él sonrió al
recordar su niñez junto a su padre, cuando, al igual que estos niños, se
dedicaba a juguetear en toda la aldea.
Al cabo de un buen rato caminando volvió a palacio, fue a almorzar y luego
salió con destino a su cuarto. Entrado en su habitación volvió a pensar en su
niñez en la aldea esperanza, toda la tarde la pasó recordando el lugar que una
vez fue su hogar. Por la noche se subió al techo y pasó a mirar a las estrellas,
una joven cocinera de palacio lo observó en ese lugar y ella buscó la manera de
llegar a él.
– ¿Por qué miras con tanta determinación el cielo? –le preguntó la joven al
caballero– ¿miras la luna?
–No –fue la respuesta de Sebastián–, miro las estrellas.
–OH, son lindas, ¿Qué le miras tú?
–Las cuento cada noche desde el primer día que Salí de casa.
– ¿Y por cual numero vas?
–Estoy en el número ocho mil millones.
–Won, eso significa que hace mucho que saliste de casa.
–Sí.
–Son muchas estrellas, ¿no te cansa?
–Si es cansado, pero si no lo hago yo ¿Quién lo hará por mí?
–Disculpa por la pregunta pero ¿Por qué eres así?
¿Así? Sí, o sea, piensas, hablas y actúas como un anciano pero eres un joven o
eso aparenta.
–Te entiendo, lo que ves es apariencia, la verdadera edad de las personas está
en su cerebro.
– ¡Que viejo eres entonces! –Dijo la joven en tono burlón, lo que hizo que
Sebastián soltara una carcajada.
–No es vejez, aunque se le puede llamar así, yo prefiero llamarle experiencia.
Tu eres una joven muy valiente e inteligente, también eres un poco vieja
mentalmente hablando.
– ¿Por qué lo dices?
–Existen personas que se cohíben de hablar conmigo porque ante mí se
consideran cortos de palabra para hablar conmigo y temen que al hablarme yo
los maltrataría verbalmente por no tener una capacidad digna de llamar mi
atención, pero tú te has acercado a mí con palabras sencillas y no te has
cohibido, eso lo admiro.
– ¿Me crees digna de hablar contigo?
–No, yo me creo honrado al hablar contigo.
–Gracias.
–No, gracias por ser tan natural conmigo –La joven cocinera se marchó a
preparar la cena y el joven caballero bajó del techo y salió a caminar en
palacio y se encontró con la princesa.
– ¿Por qué eres así? –Le preguntó la princesa–.
– ¿Todo el mundo hoy se ha confabulado para hacer la misma pregunta?
–Contéstame –Le insistió la princesa molesta–.
–Vivimos con la idea de ser un recuerdo en las mentes de los demás mi
princesa, soy así porque deseo ser recordado algún día.
– ¿Cómo quien quieres ser recordado y por qué?
–Quiero ser recordado como Sebastián, por ser Sebastián y no otra persona.
– ¿Te digo la verdad? A mí no me pareces tan sabio e importante como a todos
los demás.
–Vemos en los demás lo que queremos que los demás sean para nosotros
mismos –Dijo el joven caballero con una sonrisa en el rostro–, rara vez nos
detenemos a ver lo que los demás son en realidad. Lamentablemente solo
cuando ya no están con nosotros comprendemos que eran mucho más de lo que
pensábamos.
–No importa lo que digas –Dijo alterada la princesa, ella estaba muy molesta
porque el caballero se reía en su cara dejándola ver como una estúpida, cosa
que nadie antes se había atrevido a hacer–, para mí eres un vagabundo que ni
siquiera tiene sangre real, que con su palabrería quiere llegar al trono.
– ¿Cómo es una persona de sangre real princesa?
–Es una persona que sepa cuál es el lugar que le corresponde, que no se crea
igual que los nobles o los súbditos del reino, que destile poder para que todo el
que lo vea le tema y lo respete.
– ¿Y dónde está la sangre princesa, en el exterior con la ropa o en el interior
con el alma del ser? Existen personas que por fuera aparentan simples peones,
pero una persona de sangre real lo es en su interior que debe poseer esa
sustancia que lo identifique como tal. Existimos algunas que somos simples
por fuera y que en nuestro interior somos verdaderos reyes, y reyes por fuera
que por dentro son simples.
– ¿Qué me quieres decir?
–Una persona de sangre real también es una persona muy sabia mi princesa
–Esto dijo Sebastián mientras sonreía y se estaba alejando de la princesa
dejándola sola en medio del pasillo, cosa que molestó a la princesa.
“No es por parecer reyes en el exterior que llegamos al trono de la vida, es por
ser auténticos reyes en nuestro interior, es por sentirlo, por vivirlo; la gente
tendrá más en cuenta lo que hacemos que lo que decimos. No importa donde
haya nacido el hombre, no importa cual haya sido su pasado, ni donde haya
sido su niñez, sino adonde lo lleven sus sueños”
El padre de Sebastián quedó ciego por una chispa que le cayó en los ojos
mientras trabajaba en su pequeño taller y ya no podía ver las estrellas, pero
aun así levantaba su rostro al cielo y recordaba las luces del cielo que una vez
le servían para recordar la razón por la que cada día se levantaba con el deseo
de seguir viviendo, mantenerse en pie hasta llegar aquel día de volver a
escuchar a su hijo otra vez convertido en todo un caballero como tanto deseaba
el joven.
La fama de los grandes caballeros día tras día llegaba a oídos del anciano
padre, llegó la noticia de que un caballero que no era de sangre real fue
nombrado por el rey como consejero personal, el noble sabio se maravillaba,
pero no sabía de quien se trataba la historia.
El joven Sebastián se acercó cierta vez al rey y le dijo:
–Mi señor, tengo una petición que hacerle.
–Cualquiera que sea tu petición hazla y yo por honor a mi nombre te lo
concederé.
–Mi rey, existe una aldea en las afueras de palacio a la cual quiero ir a visitar.
– ¿Y tú por qué quieres ir allí Sebastián?
–Cuando era niño mi padre era un sabio muy reconocido en ese lugar, me
educó en esa aldea y a mí me gustaría saber si el aún está en casa para traerlo
a vivir conmigo a palacio, claro si no es molestia para el rey.
– ¿Por qué no lo habías mencionado antes? –Preguntó extrañado el rey–
–Porque le prometí regresar solo cuando hubiera contado mis propias estrellas,
y pienso que ahora es el momento –Su majestad pensó que se trataba de algo
que el padre del joven caballero jugaba con él cuando era niño así que no lo
cuestionó en cuanto a esto.
–Anda hijo, ve donde tu padre y demuéstrale que ya contaste tus estrellas
como él esperaba, pero tráelo contigo, quiero saber quién es aquel hombre que
te enseñó tan grande sabiduría. –Después de haber escuchado esto último el
caballero se marchó camino a la aldea Esperanza.
En todo el camino iba pensando en todo lo que su padre le había enseñado,
cómo lo había apoyado en la realización de su sueño y cómo día tras día
intentaba que él fuera mejor de lo que era hasta ese momento.
Llegando al que una vez fuera su hogar el joven caballero se llenó de
nostalgias y recuerdos que le hicieron brotar lágrimas de sus ojos, lágrimas
que no pensó que estuvieran en ese lugar de donde salían. Recordó que su
padre una vez le dijo que él podría llegar a ser más de lo que su mente soñaba,
y al verse reflejado en el lago que se encontraba cerca de la pequeña casa,
sonrió y pensó que su padre, como siempre, tenía razón. El caballero vestía una
armadura plateada que refulgía con la luz del sol, portaba una espada bañada
en oro puro que tenía unas palabras grabadas que a cada lado decían deseo, de
un lado y del otro lado tenía su nombre grabado.
Abrió la puerta y volvió a llorar al ver aquella pequeña choza que seguía tal y
como la recordaba. Limpió sus lágrimas pues no quería que su padre lo viera
llorar, se fue adentrando a la casa y sonreía cada vez que recordaba algo de su
pasado, se extrañó al no ver a su padre en casa así que siguió hasta el patio
trasero, y allá, sentado en una banca que estaba cerca del lago, yacía con la
mirada perdida en el horizonte, muy pensativo el noble padre del caballero.
El caballero no se contuvo al verlo y lloró, lloró de rabia por no estar con su
padre en aquellos momentos de su vida cuando él más lo necesitó, lloró de
alegría al volverlo a ver, lloró de orgullo por volver y mostrarle a su padre que
todo su sacrificio había dado frutos. El caballero se encontró extraño que su
padre aún no se percataba de su presencia en el lugar, en ese instante el
anciano padre giró su rostro hacia su hogar y…
–Hola –dijo Sebastián pero el sabio no reconoció su voz por el cambio que
habían dado a sus cuerdas bucales–, ¿Cómo estás?
– ¿Quién es? –Preguntó el padre– ¿lo conozco?
–Si –fue lo único que alcanzó a decir el caballero antes de llorar al notar que su
padre estaba ciego, ¡sintió un dolor inmenso pues la ilusión que tenía de
mostrarle a su padre en qué se había convertido se esfumaron! Ya su padre no
podría ver como su hijo había llegado a conquistar su sueño–.
– ¿Y quién eres?
–Soy un caballero que logró contar sus estrellas mi señor –El anciano padre al
escuchar esas palabras se levantó e intentó con desesperación llegar adonde
estaba el joven caballero, caminó con pasos titubeantes hacia él, cuando pudo
llegar le tocó la armadura, tocó su rostro y rompió en llanto, lloraba por que no
podía ver en lo que se había convertido su hijo, lloraba porque sabía que lo
había logrado, lloraba de orgullo, orgullo porque el joven caballero nunca se
apartó de su sueño hasta que lo consiguió. Sebastián lloró con su padre por la
larga espera que tuvo hasta volver a verle otra vez.
– ¿Logró el joven su sueño? –preguntó el sabio mientras se limpiaba las
lágrimas.
–No –fue la respuesta del caballero–, logré el sueño de mi padre.
– ¿Y cuál era el sueño de tu padre?
–Que su hijo fuera grande, tan grande que pudiera sobrepasársele a su propio
sueño.
– ¿Y cómo sabes que lograste el sueño de tu padre?
–Porque siento sus latidos en este instante, puedo sentir como late su corazón
de orgullo –Se abrazaron, rieron, lloraron y disfrutaron el uno del a compañía
del otro como en los viejos Tiempos, luego de mucho reír y recordar el pasado
junto preguntó el padre:
– ¿Y que trae a tan grande caballero por la aldea Esperanza?
–Vine a mostrarle a mi padre que había alcanzado mi sueño y a llevarlo
conmigo para que viva en palacio.
– ¿Para qué?
–Para que pueda comer de su propia cosecha, para que disfrute de aquello por
lo que ha luchado incansablemente.
– ¿Y qué te hace pensar que no estoy disfrutando de ella hace ya un buen rato?
–Sabía que dirías eso, quiero tenerte a mi lado, quiero que estés conmigo el
resto de tus días y me vuelvas a llenar de toda la sabiduría que posees padre.
–Hijo, a pesar de que todos me llaman sabio, nunca lo he sido, solo he sido una
persona con experiencia y eso no es lo mismo. Hoy en día tú eres igual o mejor
que yo, porque has vivido lo que yo nunca viví. ¿Para qué tener a alguien como
yo si ya sabes todo lo que necesitabas para vivir?
–Por más días que logre vivir padre, yo nunca llegaré a ser más anciano que tú
porque siempre tendrás más experiencia que yo, eso es lo que le da la fama de
sabio al hombre. El más inteligente no es el que ha leído una magna cantidad
de libro, sino el que tenga una cantidad exuberante de momentos vividos.
–Buena respuesta hijo, pero ya mañana hablaremos de eso, por ahora ya es
momento de descansar –Esa fue una noche como hace mucho no la pasaba el
joven caballero. Despertaron temprano y salieron a la aldea, todo el mundo se
maravilló de que aquel caballero que gozaba de tan magna fama y reputación
viniera a buscar consejos donde el sabio de la aldea, pero más grande fue su
asombro al enterarse de que ese caballero era nada más y nada menos que
aquel joven que antes vivía en la aldea, o sea el hijo del sabio.
Recordar lo que era el joven caballero una vez, cuando solo era un simple
niño envuelto en sueños y ver en lo que se había convertido ahora llenaba de fe
y perseverancia a todos aquellos de la aldea Esperanza que llegaron a pensar
que existían imposibles en la vida de aquellos que han decidido ir por el camino
que los lleve a lograr sus sueños.
Habiendo pasado ya algunos días en la aldea el joven caballero y el anciano
sabio partieron con rumbo a palacio, todos en palacio los estaban esperando y
fueron recibidos como si el caballero hubiera regresado de alguna guerra
victoriosa.
El rey los recibió y pidió que colocaran al sabio cerca de la habitación en la que
dormía el caballero, ofreció una cena y en ella le dio la bienvenida al anciano
padre, se sentía agradecido de que el padre de Sebastián haya decidido venir a
vivir a palacio. No todos en el reino estaban de acuerdo con la llegada del sabio,
algunos hasta murmuraron contra el rey, la princesa se sintió aún más
incómoda al escuchar que el padre del joven caballero fue presentado como
invitado real y entre todas las cosas que se dijeron en público, la que el sabio
tomó la palabra ayudado por uno de los súbditos del rey se le dejo hablar ante
todo el salón de actos y con toda serenidad pasó a decir:
–Agradezco la bienvenida ofrecida por todos, me siento gratificado con la cena
de su majestad, pero agradezco más al esfuerzo realizado por mi hijo, el
caballero Sebastián, gracias a él hoy estoy aquí y quizás no pueda ver pero
puedo sentir la paz que se respira en este lugar, y el lugar que le han dado a mi
hijo en cada corazón aquí presente. La gratitud no es por ser lo que él es hoy
sino por recordar lo que él era antes y saber cómo él ha sabido mantenerse a la
altura de todos sin olvidar sus raíces –Después de haber dicho esto todo pasó a
ser fiestas y alegrías en el reino durante toda la noche, algunos murmullos y
malas caras por la llegada del sabio pero no era nada del otro mundo, solo eran
algunas personas a las que les desagrada el progreso de otros y no se
preocupan ni por el propio, y solo cuando el otro logra escalar su vida pasa a
ser un infierno por estar llevando vidas ajenas a las suyas, solo personas a las
que no les agradaba la idea de que el padre del joven caballero viniera a vivir
a palacio.
En ocasiones se logró ver al rey pasar algunas palabras con el sabio y otras
veces con el caballero Sebastián, parecía muy animado y curioso en medio de
ellos dos.
Pasó la fiesta, tarde como siempre pasan las fiestas de palacio, cada quien fue
a su respectivo lugar de descanso y poco a poco el salón de actos fue quedando
totalmente vacío y en silencio.
Los días fueron pasando de manera armoniosa, después fueron pasando los
meses, con ellos pasaron los años y fueron muchos años de paz y felicidad, uno
que otro altercado que no era de gran interés, diferencias que no merecían
mucha importancia. Todo fue así hasta aquel día en que el grupo de caballeros
del reino armaron un boicot y secuestraron a la princesa, el rey llamó a todos
sus soldados para enviarlos tras ellos en busca de su hija, también llamó a
Sebastián, le contó lo sucedido y lo envió junto con los demás soldados como el
capitán de la guardia. Sebastián no podía creer que aquellos que fueron sus
compañeros desde hacía ya tantos años hayan sido capaces de hacer tal
atrocidad como la de secuestrar a la princesa.
El joven caballero fue a su padre y le pidió un consejo antes de partir.
–Padre, a veces pienso que no puedo lograr algunas cosas que me propongo,
estoy siendo muy inconstante, lo sé, pero no sé cómo cambiar esto, ¿Qué puedo
hacer padre?
–Hijo, a donde vayas confía en ti, pero mantente pendiente de todo lo que te
rodea, a veces lo que pensamos más distante, está justo a nuestro lado y en
ocasiones solemos notarlo cuando ya no está –Estás fueron las últimas
palabras del sabio antes de que el caballero emprendiera su viaje tras la
búsqueda de la princesa Destiny, mientras iba caminando recordaba aquellas
palabras que una vez le dijo su anciano padre cuando aún vivía en casa, en la
aldea esperanza.
Feed back
–A veces vivimos toda una vida rodeados de personas a las cuales nunca
conocemos hijo –Contestó el noble sabio–, nos son desconocidas sin importar el
Tiempo que pacemos en su compañía, ¿sabes por qué? Porque solo sabemos de
quienes nos importa.
Fin del feed back
– ¡Cuanta verdad había ahora en las palabras de su padre! pensó el joven
caballero, él siempre tenía razón en lo que decía, solo había que esperar y ver
cuando sus palabras cobraran vida.
Anduvo día y noche, preguntando y buscando la princesa aldea por aldea. Se
encontró con viejos amigos que conoció en aquellos días en que se estaba
preparando para ser un caballero. Buscó sin descanso a la princesa por el
bosque, por el desierto, por el valle de la desilusión, se detuvo en el valle y
reflexionó en que lo que antes el señor Tiempo le hizo vivir en este lugar volvía
a repetirse en sus compañeros, y es que la vida es redonda, puede cambiar de
actores y de escenario pero siempre ejecuta el mismo guion con las personas.
Sebastián fue dejando su armadura poco a poco para aligerar su viaje, estaba
ya muy gastada por el camino, así que solo su espada quedó con él.
Los soldados fueron desistiendo y se fueron dando por vencidos en la búsqueda,
se marcharon a palacio uno por uno por orden del joven caballero, quien
pensaba que si quería ser constante debía estar rodeado de personas
constantes, todos se fueron marchando hasta dejar al caballero solo en el
camino.
El bosque de la comprensión
Él llegó a un gran bosque abandonado al cual entró lentamente tratando de no hacer
nada de ruido, este bosque se llamaba Comprensión, y no bien te adentrabas en el
comenzabas a reflexionar en cosas de tu vida pasada y a comprender muchos
sucesos que quizás antes no entendiste muy bien por qué sucedían.
Escuchó voces a lo lejos y logró ver a los caballeros que una vez fueron sus
compañeros de milicia, se fue acercando poco a poco al lugar donde estaban los
caballeros pero fue solo una ilusión lo que vio, así que continuó caminando.
Mientras se adentraba en el bosque comprendió que la razón principal por la que la
mayoría de la gente se esfuerza y se sacrifica a diario es por el dinero, que existen
personas que serían capaces hasta de matar por tener aquello que cuando mueren
no se llevan a la tumba y es por eso que la vida de muchos es tan infeliz.
Comprendió que todo en la vida, incluyendo la felicidad, cuesta sacrificio, y es por
esa razón que el señor Tiempo le hacía esforzarse tanto por conseguir lo que quería
en la vida. Todos los que han logrado sus objetivos por el camino fácil no lo valoran
y es que por eso las madres tienen a sus hijos con dolor porque si no duele no sirve.
Sebastián se preguntaba por qué a su padre nunca le interesó salir de la aldea
esperanza y se detuvo a recordar como era su padre en la aldea y se dijo:
–Lo que hace feliz a una persona al final de sus días no es el dinero o la posición en
la que se encuentre, es tener una conciencia que le recuerde todo aquello que ha
logrado con sus propio esfuerzo, porque de eso es que al final las personas se sienten
orgullosas o se lamentan, de lo que lograron o no pudieron tener por luchar cada día
o llevar una vida a la ligera, y los amigos, aquellos amigos que conocimos un día y
desde entonces no se han apartado de nosotros nunca más, esos amigos que están
siempre con nosotros sin importar lo que estemos pasando.
Para muchos la vida es solo aquel manojo de cosas que podemos ver –prosiguió
diciendo para sus adentros el joven–, y por esa razón terminan viviendo una vida
desgraciada y sin sentido. Si la vida fuera solo aquello que puede ser palpable
entonces ¿de qué nos sirve imaginar? ¿Para qué tener esperanza? ¿dónde está la
emoción, la pasión, el deseo de luchar cada día? una persona no es de la realeza por
tener un trono visible, una persona vive en la realeza cuando tiene un sueño, una
fuerza invisible que le permite volver a intentarlo una vez más cada vez que sea
necesario.
El joven se preguntaba ¿porque le llegaban estas reflexiones en este momento?
¿Qué tenía que ver esto con el rescate de la princesa? El caballero sabía que estos
pensamientos no eran una mera casualidad, que venían por algo, pues eran
pensamientos que tenía guardado desde hacía ya unos buenos años atrás y otros que
no hacía mucho que le rondaban la mente, pero lo que no entendía era ¿por qué
justo en ese momento esos pensamientos le estaban invadiendo la mente? entonces
escuchó una voz que le dijo:
–Todas tus preguntas tienen sus respectivas respuestas en este mismo instante. De
seguro ya te percataste de que tu mente se ha puesto a reflexionar y has
comprendido algunas cosas ya, es que, por si no lo has notado, te has insertado en el
bosque de la comprensión, es aquí donde podrás apaciguar todas tus dudas, aquí
lograras comprender mejor el sentido de la vida mi joven amigo.
– ¿Y yo que necesito comprender que ya no haya comprendido? –Se preguntó el
caballero–
– ¿La amas verdad? –Susurró el bosque en una suave brisa que acarició el rostro del
joven caballero–, la razón por la que has venido a buscar a la princesa no fue porque
el rey te lo ordenó, porque aun si no lo hubiera hecho tu habrías salido tras ella para
rescatarla –el joven quedó exaltado y muy pensativo mirando hacia la nada, tal y
como quedan las personas cuando lo toman de sorpresa, se adentran en su ser e
indagan su propia alma como con angustia–.
– ¿Es tan obvio lo que siento? –Preguntó sonrojado Sebastián a la voz que le
hablaba–
–No querido amigo, no se nota a simple vista, yo lo sé porque miro más allá que los
demás, yo no miro el físico de ninguna persona, ni lo que es esa persona, yo miro su
interior y lo que algún día será esa persona y veo en ti un futuro muy brillante, tan
brillante como la luz de una estrella en la noche más oscura –el joven pensó que
quizás sería el mejor caballero que existiera en el reino realidad pero le faltaba la
pieza más importante que completara su ser, tenía el vacío pero no sabía que era
eso–, no digas quizás, yo no te veo como a un simple caballero jovencito, te puedo
contemplar cómo alguien más grande de lo que imaginas aun–.
–Por ahora nada de eso importa –interrumpió Sebastián volviendo a tomar su
camino rápidamente–, lo que necesito ahora es saber dónde está la princesa Destiny
para rescatarla, ya luego me detendré a escuchar esas cosas –el bosque empezó a reír
a carcajadas y el caballero se incomodó ante ese acto del bosque– ¿Qué te provoca
tanta gracia? –preguntó intrigado y molesto–
–Tu determinación joven caballero –respondió el bosque–, ¡es increíble como tu
juventud no es un obstáculo como para otros para actuar con tanta madures! Sigue
este camino hasta el final y hallarás a la princesa, pero te advierto, no será tan fácil
como aparente ser, tendrás que librar una de las guerras más difíciles… la mental, sin
espadas, sin ejércitos, sin armaduras, solo con lo que has aprendido hasta ahora. Si
sabes usar bien tu cerebro obtendrás la victoria sobre el enemigo, pero no te
confíes… mientras más delgada sea la punta de una espada, más ágil podrá moverse
y más profundo podrá penetrar, el fuerte, es fuerte aunque parezca débil, mi
querido Sebastián no dudes de estas últimas palabras –Una cálida brisa abrazó el
cuerpo del joven caballero, un silencio perturbarte arropó todo el bosque, pero
una voz penetró a través del silencio, una voz muy suave y apacible que decía:
–Siempre que necesites comprender algo yo estaré presente en lo más profundo de
tu corazón amigo mío, porque yo soy el todo de todos en todo, hay gente que me
llama Jesús, otros solo Dios, tu puedes usar el que te sea más cómodo –Sebastián
regaló una media sonrisa al bosque y se giró para proseguir su camino en busca de la
princesa–.
“Las cosas verdaderas no se logran observar con los ojos de nuestros rostros, es con
los ojos del alma, y solo con estos podemos percibirlas como en realidad son. A veces
nos atrevemos a negar la existencia del creador de todas las cosas porque decimos no
escucharlo, ni sentirlo, ni verlo; lo que necesitamos es hacer una pausa en nuestras
vidas y tratar de escuchar esa voz que desde hace Tiempo nos está llamando desde lo
más profundo de nuestro ser a nuestros corazones”
Llegando al final del camino encontró un castillo muy grande y tenebroso, en la
entrada tenía un gran letrero que decía: “Bienvenidos al castillo de las sombras”
Sebastián se preguntaba porque este título para este castillo. Al llegar a la puerta
lo comprendió al ver una escritura que decía: “En este lugar se pierden aquellas
personas que no encuentran el camino a la luz verdadera, aquí vagan sin rumbo
creyendo que llegaron a su destino final, porque quien no sabe para dónde va, ya ha
llegado” el joven caballero entonces recordó que cuando era niño escuchó hablar
de este castillo tenebroso y lleno de ilusiones, que solo los que en realidad sabían lo
que buscaban en la vida podían salir de él. Sin pensarlo dos veces se adentró en el
castillo, un soldado que venía entrando logró ver al joven caballero y lo invistió por
la espalda y Sebastián se desmayó, al despertar se encontraba atado de pies y manos,
no podía ver nada pues estaba muy oscuro, frente a él estaba la princesa Destiny
atada también.
–Buenos días bello durmiente –le dijo uno de los caballeros en tono de ironía–, por
fin despiertas.
– ¿A qué debemos tu visita sabelotodo? –Preguntó otro, sarcástica mente–
–Vine a rescatar a la princesa de ustedes –contestó el caballero–.
– ¿y cómo piensas hacer eso? –Preguntó otro en tono burlón–.
–El cerebro es más fuerte que cualquier espada, más resistente que cualquier
armadura, así que lo haré pensando.
– ¿Qué quieres decir? –Le preguntaron molestos los caballeros a Sebastián, quien
recordaba aquello que había reflexionado mientras dialogaba con el creador en el
bosque de la comprensión–.
Feed back
La razón principal por la que la mayoría de la gente se esfuerza y se sacrifica a diario
es por el dinero, que existen personas que serían capaces hasta de matar por tener
aquello que cuando mueren no se llevan a la tumba y es por eso que la vida de
muchos es tan infeliz. Comprendió que todo en la vida, incluyendo la felicidad,
cuesta sacrificio, y es por esa razón que el señor Tiempo le hacía esforzarse tanto por
conseguir lo que quería en la vida. Todos los que han logrado sus objetivos por el
camino fácil no lo valoran y es que por eso las madres tienen a sus hijos con dolor
porque si no duele no sirve.
Fin del feed back
–Luego de que tengan el dinero que de seguro van a pedir ¿Qué van a hacer?
– ¿Y tú como sabes que vamos a pedir una recompensa y no a matar a la princesa?
–Porque solo el dinero convierte a las personas que lo ambicionan en entupidos
esclavos de éste.
– ¿Acabas de llamarnos entupidos? –fue la pregunta de uno de los caballeros que
estaba muy molesto–.
–No, acabo de llamarlos ambiciosos –dijo Sebastián burlonamente–.
–Cuando tengamos el dinero que necesitamos nos vamos a mudar a otro país y
vamos a vivir como reyes.
– ¿Les digo la verdad? No importa en qué parte del mundo vivan, una persona no es
rey porque tenga el dinero para serlo, una persona es rey porque la dignidad, el
honor y su moral le dan su lugar donde quiera que vaya.
– ¿Qué quieres decir?
–Que a pesar de que muchos de ustedes no, yo a ustedes los admiraba, desee ser un
caballero porque soñaba llegar a ser como ustedes, pero si ser un caballero significa
no tener dignidad, ni moral, ni honor, pues en este instante dejo de serlo.
– ¿A caso tú no quieres ser rico Sebastián?
–Ya soy rico, la riqueza no es dinero, la riqueza es el respeto y la aceptación que te
dan los demás, el lugar en que ellos te coloca, el espacio que te otorgan en sus
corazones. La riqueza no es dinero, la riqueza es ser y tener muchos amigos
–Mientras Sebastián hablaba estaba haciendo el intento de zafarse de las cuerdas
que lo tenían atado, encontró una piedra en el piso un poco afilada y con ella fue
intentando romper las cuerdas.
–De seguro piensas que deberíamos entregarnos para hacer una buena obra y vivir
con honor.
–No, no les pediría eso, hagan lo que hagan si ustedes no se arrepienten de verdad y
se perdonan a ustedes mismos de nada sirve –el joven logró soltarse al fin e
inmediatamente buscó con la vista en la oscuridad su espada, deseo, pudo ver su
brillo en una esquina al fondo del cuarto en el que los tenían a él y a la princesa, en
un momento, cuando todos estaban distraídos se lanzó en busca de su espada y se
ocultó en la oscuridad, uno por uno fue atrapando y amarrando a cada uno de los
caballeros hasta quedar solo ocho de ellos. Sostenían a la princesa con una espada en
el cuello y miraban para las partes oscura intentando ver algo pero la oscuridad era
densa y más cuando Sebastián apagó las luces y uno de los caballeros lo hirió en el
costado en un descuido, con todo y eso el joven caballero fue moviéndose
sigilosamente hasta quedar detrás de los caballeros, tomó a Destiny del brazo, le
hizo señal de silencio y tan rápido como pudo y atacó a los caballeros y todos
arremetieron contra él, fue una pelea intensa y como estaba oscuro se hizo más
difícil la batalla, el caballero Sebastián aprovechó la oscuridad para escapar a cada
ataque de los otros caballeros. Sin poder moverse con libertad a causa de la herida
que tenía se mantuvo en un mismo lugar y desde allí fue atacando a sus enemigos
que cada vez estaban más desesperados en la oscuridad y se fueron eliminando entre
ellos mismos.
El caballero salió con la princesa, fueron corriendo hasta poder escabullirse en el
bosque, pasaron la noche en una cueva y partieron con destino a palacio el día
siguiente muy temprano en la mañana.
Todo el camino la princesa se quejaba por el calor, por las piedras, por el cansancio y
porque el joven caballero no la estaba tratando como a la princesa que era, y
Sebastián iba perdiendo la paciencia poco a poco.
–Mira princesita, quizás en el castillo eres muy manda más y eso, pero aquí en el
bosque no eres más que una simple niñita quejona –dijo él–.
–No me llames simple, soy una chica de sangre real igualado –dijo la princesa
molesta–.
–Ya hablamos de lo que es una persona de sangre real, y tú no lo eres.
–No seas insolente ¿con que derecho me hablas así?
–Con el derecho que me da el bosque niñita molestosa, deja de quejarte y agradece
que te rescaté.
– ¿No había nadie más en el palacio a quien mi padre pudiera mandar por mí que te
mandó a ti?
–Sí, hay muchos, pero son personas a las que no les importas.
– ¿OH y a ti si te importo Sebastián?
–No, pero vine porque era mi deber agradecer al rey por haberme dado la
oportunidad de pertenecer a su guardia, y ya cállate Destiny que no estoy para tus
estupideces, camina y guarda silencio niñita malcriada –La princesa se molestó con
el joven caballero por eso último que le había dicho pero no dijo nada. Siguieron
caminando en silencio, a veces se detenían para descansar pero solo se miraban mal
y no se decían nada. Al oscurecer fueron a pasar la noche en una cueva muy
estrecha.
–Nada más te digo que si intentas algo conmigo, cuando lleguemos a palacio te
mando a decapitar, así que tendrás que buscar la manera de dormir en la que yo no
me sienta acosada por ti.
–Ni tan bella que fueras tú como para yo perder mi honor por ti. Si quieres dormir
mejor que en esta cueva, sal y duerme afuera, así te puede hallar una fiera y te come
–La princesa se asustó por las palabras del caballero y se acercó más a él para que la
protegiera–.
–Solo me estoy acercando a ti por protección así que no intentes nada.
–Yo no tengo tanta necesidad princesa quejona –el joven Sebastián hizo ademán
de que se iba de la cueva y la princesa lo tomó por el brazo para que no lo hiciera.
–No me puedes dejar sola aquí, yo soy la hija de tu rey, por favor no te vayas, no me
puede dejar sola, tu deber es protegerme.
–Si te sigues portando como una niña olvidaré mi deber –dijo Sebastián–.
Está bien, lo haré, solo no te vayas de mi lado por favor –Luego de esa larga contraria
se quedaron dormido, al día siguiente salieron temprano para seguir su camino, la
princesa estaba menos insoportable que el día anterior, y eso extrañó al joven
caballero. Llegando a palacio ya a la distancia lograron ver la silueta del rey que salía
a su encuentro en su caballo, llegó a donde ellos estaban, se lanzó del caballo,
abrazó a su hija, lloró con ella y le agradeció al caballero Sebastián por haberle
devuelto a su hija.
–Puedes pedirme lo que quieras y te lo daré –le dijo el rey a Sebastián–.
–Por ahora solo quiero que me lleven a mi cuarto, darme un baño y que me curen las
heridas –hubo una fiesta en el reino por el regreso de la princesa Destiny, esta no fue
una fiesta como las otras, esta fue una fiesta grande, muy grande en la que invitaron
a todo el que quisiera venir a palacio de todas partes del reino, esto fue conforme a la
petición que el caballero Sebastián le hizo al rey de que permitiera que aquellos que
vivían en las aldeas también gozaran por lo menos una vez de una fiesta en palacio.
Su majestad el rey pidió la atención de todos los que estaban en el salón de actos de
palacio para que supieran, los que estaban allí, lo que él estaba planeando hacer con
Sebastián y la princesa Destiny.
Parado delante de todos en medio del salón de actos vociferaba el rey que le
ofrecieran silencio y atención.
–Su atención por favor –decía el rey–, quiero hacer un brindis y hacer un anuncio
muy importante a todos los que están aquí presente, con especialidad al caballero
Sebastián –todos callaron para escuchar lo que tenía que decir el rey que se
encontraba muy sonriente en el centro del salón de palacio–. Brindo por el caballero
Sebastián, porque nos ha demostrado que intentarlo no es suficiente, las cosas se
hacen o no se hacen pero quien lo intenta no lo logra.
Brindo por su valentía, por su sabiduría, brindo por su determinación. Si hay
alguien aquí que se merezca ser llamado el próximo rey del reino Realidad es él, y es
por eso que le quiero ofrecer la mano de mi hija en matrimonio –Un silencio aún
mayor se hizo en todo el reino, todos quedaron perplejos, Sebastián quedó sin
palabras, la princesa Destiny miró a su padre con cara de asombro y el rey miraba al
joven caballero esperando una respuesta de éste.
Sebastián dijo que lo pensaría, que le diera Tiempo y que cuando tuviera la
respuesta hablaría con él personalmente y le daría la respuesta, el rey le dio un plazo
de siete días para que le diera respuesta y el joven lo aceptó. Luego fue donde su
anciano padre y le hizo saber lo que el rey le había propuesto para que el sabio le
diera su punto de vista.
–Nunca te niegues a la posibilidad de crecer un poco más cada vez que tengas la
oportunidad de hacerlo –dijo el padre de Sebastián–. Muchos tienen que salir a
buscar la oportunidad de crecer, a otros le llegan solas y solo los que la saben
discernir bien la aprovechan. Este es el tuyo hijo, haz que valga la pena –el joven
caballero pasó varios días pensando en la propuesta del rey y en las palabras de su
padre, fue a hablar con la princesa para aclarar algunas cosas.
La encontró sentada en el patio trasero del palacio pensando en todo lo que había
pasado en su vida.
–Hola –dijo el caballero–, necesito hablar contigo.
–Yo también necesito hablar contigo.
–Sé que no te caigo bien y que no te gusta mi compañía, por eso no quiero que te
sientas cohibida de decirle a tu padre lo que quieres y lo que no. La verdad es que no
quiero nada del reino, no busco ser parte de la realeza, pero sí me gustaría ser parte
de tu corazón si me lo permites. Mañana le diré al rey que no me quiero casar
contigo si así lo quieres, no quiero obligarte a estar conmigo –No esperó escuchar lo
que Destiny tenía que decir, concluyó y se marchó dejándola confundida y con la
palabra en la boca–.
Al otro día todo el reino estaba esperando la respuesta del caballero, este llegó ante
el rey y cuando iba a responder alguien lo interrumpió diciendo:
–Mi señor, Sebastián no se puede casar con la princesa –Todos en el reino prestaron
atención a aquel que se oponía al matrimonio del joven y la princesa para saber
por qué se negaba a la unión del joven caballero y Destiny–, él no tiene sangre real,
él es un noble, hijo de nobles.
– ¿Es cierto eso joven Sebastián? –Preguntó el rey indignado pero respondió la
princesa en lugar del caballero–
– ¿Padre, sabe alguien aquí como es una persona de sangre real? De seguro todos
están pensando como yo pensé al principio, que era una persona poderosa, que
debía saber que era de los grandes y no debía juntarse con los de la clase baja, pero
no es así; una persona de sangre real es la que sin importar como se vea por fuera,
nunca olvidará quien es por dentro, esa persona es Sebastián –todo el reino quedó
impresionado de que la princesa hablara así del joven caballero sabiendo que días
atrás ella no lo quería ver ni en pintura, se escuchó un murmullo alrededor pero aun
así ella no se detuvo y prosiguió apelando a su majestad–. Padre mío, si no es
molestia para ti, en lugar de Sebastián, yo te daré mi respuesta –el rey asintió con la
cabeza y la princesa dirigió la mirada al caballero–. Sin importar lo que antes
llegaste a pensar de mí, yo siempre he soñado casarme con una persona de sangre
real, hace Tiempo comprendí que esa persona eres tú. A mí no me importa quién
seas, como seas o lo que seas, lo importante es que nunca dejes de ser tú, porque así
es como quiero recordarte, como Sebastián, por ser Sebastián y no otro. Si aún
quieres, yo quiero que tú seas mi rey por el resto de mis días –Sebastián la observó
por unos instantes en silencio y luego pasó a decirle con los ojos puestos en ella.
–Quizás no sea de la realeza pero si de sangre real. Sé quién soy, sé de dónde vengo y
sé adónde voy y lo que quiero, y quiero a Destiny para que sea mi reina por el resto
de mis días –El rey solo observó en silencio todo lo que estaba pasando y escuchó
todo lo que se decía, luego de haber escuchado lo que Sebastián tenía que decir dijo:
–Nunca en la historia del reino se había escuchado algo parecido a esto, pero acepto
que aunque el caballero Sebastián no sea de sangre real que forme parte de los de mi
familia porque lo que dijo mi hija Destiny es una realidad.
La noticia corrió rápidamente por todo el reino y como corrió la noticia fueron
pasando los días y entre esos días que pasaban llegó el gran día de la boda de
Sebastián y la princesa Destiny. Fue un día muy ajetreado para todos los que vivían
en palacio, pero bueno ¿Cómo no serlo si se trataba del día de la boda? Y más una
boda real.
el joven caballero Sebastián y la princesa Destiny se casaron y después de unos
años tuvieron un hijo, un pequeño niño llamado Dream, así con Destiny y Sebastián
ahora en el trono, el reino vivía feliz y más que conforme.
Cierta noche el joven caballero, que ahora era rey del reino realidad, se encontraba
recostado con su pequeño hijo Dream sobre el techo de la que una vez fue su
habitación esa vez que llegó a palacio por primera vez como todo un caballero,
estaban mirando hacia el cielo, justamente contemplando las estrellas, tal como lo
hacía antes Sebastián con su padre el sabio luego de un afanado día de trabajo.
–Padre, ¿Por qué miras con tanto detenimiento las estrellas?
Yo soy noble hijo, hijo de nobles, mi niñez la pasé en una aldea que queda cerca de
palacio, y en una de las tantas noches en que miraba las estrellas con mi padre le
pregunté, cuantas estrellas tenía el cielo, mi padre me dijo el número de estrellas
que él había contado, y luego me dijo que yo debía contar mis propias estrellas.
– ¿Y las contaste padre? ¿Lo lograste?
– Si hijo, las conté y noté que a pesar de que muchas estrellas estaban ahí, no todas
brillaban, solo las que descubrían esa luz que tenían dentro de ellas para alumbrar
desde arriba lo hacían.
– ¿Y cuántas estrellas tiene el cielo padre?
–Hay diez mil millones de estrellas hijo, diez mil millones más uno. Esas fueron las
que yo conté, pero tú debes contar tus propias estrellas.
– ¿Padre por qué dices diez mil millones más uno? ¿Contaste una más que el
abuelo?
–Si Dream, conté la mía. A todo el mundo se le asigna una estrella para brillar, esa
estrella es su nombre, pocos hacen que su nombre irradie luz y pueda brillar aun en
medio de tantas estrellas apagadas, solo los que se han dedicado a saber cómo llegar
a la cima de sus sueños lo han puesto a brillar.
CUENTA TUS PROPIAS ESTRELLAS
A veces queremos vivir lo que otros vivieron, como otros vivieron, donde otros vivieron,
pero esto no está bien porque ninguno de nosotros ha nacido para vivir la vida de nadie.
Cada quien tiene su propia historia que narrar y sus propias estrellas que contar. Tú
también tienes el poder de contar tus propias estrellas como el caballero Sebastián, y
tienes el poder de ser una de ellas, siempre y cuando salgas detrás de tus sueños y los
persigas con la espada bañada en oro que le llaman deseo, porque si no luchas con deseo
de llegar entonces en vano estás luchando.
Sabes…
Nacimos con una luz dentro de
nosotros que solo brillara si con
esfuerzo y dedicación logramos
encenderla para que alumbre todo y a
todos y así alguien más que nosotros
mismo sepa que estamos aquí. Esa luz
es tu nombre, y será luz o seguirá en
las tinieblas dependiendo de cómo
uses la oportunidad que te da la vida
de crecer cada vez un poco más hasta
llegar a la cima.
Abre los ojos y aprende a discernir las
oportunidades que te da la vida, abre los ojos y busca al viajero Tiempo para poder lograr
lo que te has propuesto, pero sobre todo…
Abre los ojos y vive tus sueños, este es el momento de ser tú el próximo…
…Joven que cuente sus propias estrellas

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El joven que contó sus propias estrellas

  • 1.
  • 2. El joven que contó sus Propias estrellas Porque cada quien debe contar sus Propias estrellas
  • 3. AGRADECIMIENTO Y DEDICATORIA Agradezco a Dios por llenarme de sabiduría y darme fuerzas para conseguir la experiencia necesaria para lograr confeccionar esta nueva obra que hoy tienes en tus manos; por darme la vida para ver este nuevo sueño hecho realidad. Agradezco a mis padres y a mis hermanos y hermanas por dejarme ser Llencis en sus vidas, por permitirme contar mis propias estrellas a pesar de que quizás querían otra cosa para mí. Agradezco a Vladimir Zaldívar que me enseñó a decir yo me acuerdo, y no yo me imagino, porque recordar es mejor que imaginar. Le doy gracias a Alida Moya, Yese Arias, Berlinesa García, Winnifer Rosa, Jazmín Díaz, María Díaz, Maridania Rodríguez, José Agustín Herrera, Carolina Duartes y a todos aquellos que de alguna manera u otra han influenciado aunque sea un poco en mi vida para que yo no desistiera en ningún instante y contara mis propias estrellas. También dedico esta obra con mucho cariño amor y respeto a mis amigos Alexander Alberto, Karen Picoy Vargas que aun que no se encuentren a mi lado físicamente, pero sé que de alguna manera más fuerte que la distancia ellos me están haciéndome compañía en mis recuerdos, porque ocupan una parte muy importante de mi historia. Te dedico esta obra a ti y todas aquellas personas a las que les deseo de todo corazón que logren mirar el cielo con valor y no desistan en ningún momento hasta lograr contar todas sus estrellas. A los verdaderos amigos no les importa si tú eres un poquito diferente. Siempre te llevarán con ellos a dondequiera que vallan. Ellos siempre, sin importar situación están junto a ti. Los verdaderos amigos no pelean como perros y gatos. Te ayudan a levantarte cuando estás caído. Ellos no te permiten hacer algo de lo que te arrepientas al siguiente día. “Mi ilusión es estar con ustedes siempre, aunque sea como un recuerdo y darles las fuerzas necesarias para nunca dejar de soñar con un mañana más placentero y mejor, y juntos mañana tener un presente con un futuro perfecto”
  • 4. Érase una vez… En Tiempos de caballeros, reyes, nobles y vagabundos, cuando se luchaba por honor y gloria, cuando el poder, aunque lo parecía, no se usaba para servir a los necesitados, sino para lucirse ante los grandes, cuando la vergüenza y la honradez parecían haber desaparecido de la faz de la tierra. En Tiempos así vivió un joven noble y humilde, hijo de nobles al que le fue asignada una luz, como a muchos de nosotros en el día en que nacimos, para brillar con una luz que destellara esperanza, para brillar con una luz que aún él desconocía. Desde pequeño estuvo escuchando las historias de aquellos grandes hombres a los que se les llamaba caballeros, que conquistaban reinos, vencieron ejércitos innumerables, alcanzaron la gloria e inmortalizaron su nombre al lado de esos reyes que vivieron de victoria en victoria y que llegaron a ser grandes y poderosos, dejando un sin número de anécdotas que trascurrieron a través de los años.
  • 5. Este joven era llamado Sebastián Wild. Fue educado en valores y principios muy elevados. Aprendió a respetar y a ser respetado, a vivir en paz, en cuanto a lo que dependía de él, con todos sin importar que tipo de persona fuera, de qué nivel social descendiera, cual fuera su situación económica o su color de piel. Sebastián tenía un padre que era herrero y muy sabio, día tras día trataba de que el joven fuese cada vez más sabio y experimentado para que pudiera saber cómo vivir en este mundo tan lleno de fatalidad y desgracias, en donde la desconfianza está a la vuelta de la esquina por causa del engaño y la traición que arropa las calles de todo el mundo y aun las mentes de todos aquellos incautos que se dejan llevar por el momento y por cualquier impulso. –Trabaja para vivir hijo –decía su padre día tras día–, porque no hay peor miseria que la que se obtiene por vivir por el sudor de otros. Tampoco vivas bajo la sombra de nadie hijo, si lo haces no conseguirás comer de tu propia honra, sino las migajas de la honra ajena, y no hay trago más amargo al paladar que el que se bebe por estar a merced de aquellos que a veces a base de malos actos han logrado eso que tú sabes que eres capaz de mejorar y superar con esfuerzo y dedicación. Así, con palabras como estas día tras día educaba ese noble padre a su joven, hijo lo hacía con el propósito de que llegara a ser cada vez mejor, de que creciera siempre que tuviera la oportunidad para serlo. El noble sabio era conocido entre los de la aldea por sus dichos sabios y certeros, era muy famoso entre los de su aldea y respetado, pero a pesar de ser tan sabio y famoso en su pueblo, era desconocido por el rey. Su hijo gozaba de los placeres que arrastraba por ser hijo del sabio, el respeto, la honra, el buen trato y todo eso. Pero al igual que todo joven que piensa llegar a alcanzar sus propias metas y cumplir sus propios sueños, él también los tenía y por eso no se sentía satisfecho con solo ser uno más en la aldea y ser valorado por ser el hijo del sabio, él quería más de lo que hasta ahora tenía, él quería llegar más lejos, conocer nuevos horizontes, nuevas personas, y eso es normal en un joven de su edad. –Padre –Dijo un día el joven al sabio en tono de preocupación–, la gente me honra y me respeta porque soy tu hijo, tengo un buen puesto en la sociedad y gozo de muchos privilegios por esto, pero ¿Qué piensas tú de eso? –Eso no está bien –Fue la respuesta del padre a su joven hijo mientras seguía
  • 6. trabajando–, tú debes ganarte tu propio respeto ante los demás para ser recordado por algo y no por alguien. Un día voy a morir y estaré vivo en la mente de los demás como el sabio del pueblo; si tú no ocupas tu lugar en el mundo, para todos siempre serás el hijo del sabio, te conocerán por eso, pero nadie conocerá tu historia entonces, no sabrán tu nombre –Esto hizo pensar al joven en su futuro y en el sueño que tenía de convertirse en un caballero, a pesar de ser un pobre herrero y vivir en una aldea tan pobre como la aldea esperanza sus sueños eran grandes, tan grandes que a veces les parecían imposibles de alcanzar, pero no dejó de soñar a pesar de eso. Todos los habitantes de esta aldea acudían al sabio para escuchar sus dichos sabios y encontrar respuestas a todas sus interrogantes. Todos en absoluto salían satisfechos de la casa del sabio si sabían escuchar las palabras de este. –Padre –dijo el hijo cierta vez–, si eres tan sabio y tan famoso entre los de la aldea, ¿Por qué no vas donde el rey para que te conozca? Puede que necesite de tus dichos. –A veces vivimos toda una vida rodeados de personas a las cuales nunca conocemos hijo –Contestó el noble sabio–, nos son desconocidas sin importar el Tiempo que pacemos en su compañía, ¿sabes por qué? Porque solo sabemos de quienes nos importa. No te empeñes en ser conocido por nadie, dedícate a ser alguien que valga la pena conocer y deja lo demás a los hombres –Esta respuesta en principio no agradó al joven, pero a pesar de eso guardó silencio y poco a poco fue adquiriendo de la sabiduría del padre, hasta el punto de tener respuestas parecidas a las de él para algunos casos, detenerse a pensar las cosas antes de hacerlas y sacar provecho de lo poco que tenía a la mano. Una noche, después de un día largo y ajetreado, el noble joven estaba descansando con su padre en la pequeña terraza de la casa, miraban al cielo e intentaban escuchar el sonido que emite la noche al oscurecer, mientras contemplaban las estrellas que yacían radiantes en el firmamento. –Tengo una pregunta que hacerte padre –dijo el joven en tono de preocupación al padre–. – ¿Cuál es? –Cuestionó el sabio–. – ¿Cuántas estrellas existen? –el padre lo observó por unos instantes, volvió a mirar al cielo y entonces le contesto–.
  • 7. –Diez mil millones hijo, pero no todas brillan. – ¿Cómo sabes la cantidad de estrellas si algunas no brillan padre? –Dijo con impresión el joven –. –Porque esas fueron las que yo logré contar. –Dijo el anciano que aún estaba mirando a las estrellas–. – ¿Quieres decir que hay más estrellas? –Preguntó exaltado Sebastián– –Puede que sí hijo, pero puede que no, esas fueron las que yo conté, pero tú tienes que contar tus propias estrellas Sebastián. –Añadió el padre mientras sonreía y se ponía de pie–. – ¿Quieres que yo cuente las estrellas del cielo? –Preguntó el joven extrañado ante el sabio–. –No me refiero a eso hijo mío, existen estrellas que no son del cielo pero igual alumbran como si lo fueran. –Dijo el anciano que aún continuaba sonriendo con la mirada perdida en el cielo y con los ojos cristalinos como con intenciones de llorar por algo–. – ¿Entonces qué quieres que haga padre? –Exclamó Sebastián quien estaba mirando con intriga a su padre por la forma en que se encontraba el anciano, y aún no entendía nada de lo que quería el sabio decir, solo seguía ahí como con ganas de llorar de tristeza, como si tuviera algo que decir pero no quisiera–. –Esta mañana vino un hombre a mí en busca de ti –Le explicaba el padre a su hijo cambiando el tono de su voz y dejando de sonreír–, te observó por unos momentos y preguntó por tu nombre, le contesté Sebastián, y luego me dijo que te podía convertir en todo un caballero si así lo querías. Tu sabes hijo mío que solo los de sangre real hoy en día son capaces de llegar a ser caballeros, pero también sabes que desde pequeño este ha sido tu sueño. Lo he estado pensando mucho y sabes, si aún lo deseas como antes, me gustaría que te fueras con ese hombre y que no desperdiciaras en ningún momento la oportunidad de conquistar tu meta, de lograr tus sueños. – ¿Estás seguro padre? –Dijo en tono impresionado Sebastián–. –Si hijo, quiero que vallas y cuentes tus propias estrellas –Todo se mantuvo en
  • 8. silencio en ese instante, el joven quedó atónito con lo que le acababa de decir su padre. Todo lo que él había deseado desde pequeño era ser un caballero como aquellos a los que él admiraba por ser tan valientes y fuertes como soñaba ser el mismo Sebastián algún día, pero una vez desistió de eso pues pensó que su padre nuca habría aceptado que él quisiera realizar su sueño de convertirse en caballero, pensó que su padre no lo dejaría salir nunca a descubrir cómo era el mundo de afuera. – ¿Crees tú que yo siendo un noble, hijo de nobles pueda llegar a siquiera sentarme con un caballero padre? –Dijo el joven rompiendo el silencio– –Lo que nos hace diferentes de los demás es el concepto que tenemos de nosotros mismos hijo mío– Mirando el lago que estaba en el lado derecho de la casa, dijo el padre–, pero ante Dios todos somos iguales. Tú podrás ser y hacer todo lo que te propongas, siempre y cuando te dispongas. Si soñamos algo es porque nuestro cerebro cree y sabe que somos capaces de lograr conquistar ese sueño–. – ¿Cuál fue tu sueño padre? –Con curiosidad preguntó Sebastián–. –Mi sueño termina donde comienza a realizarse el tuyo hijo mío –Estas fueron las últimas palabras del noble sabio quien miraba por última vez a Sebastián antes de marcharse a dormir. El joven quedó sólo mirando las estrellas y pensando en las palabras de su padre, aún no lo podía creer, tendría la oportunidad de convertirse en lo que siempre había soñado, un caballero… sonrió de la emoción ante el solo pensarlo y empezó a contar las estrellas con mucho deseo y determinación hasta quedar profundamente dormido. Al otro día despertó muy temprano en la mañana con los rayos del sol y vio al padre hablando con un hombre que era extraño para él, el sabio le estaba dando instrucciones y una bolsa de monedas al extraño y al ver a su hijo lo llamó para que se acercara, Sebastián se acercó y su padre le pidió que fuera con el extraño a realizar conquistar sus meta, lo besó y lo envió con aquel viajero del camino para que el noble joven pudiera realizar su sueño con la ayuda del señor que lo escoltaba hacia la creación de su propio destino. Todo el camino el joven iba observando al viajero, su ropa, su caminar, su manera de mirar las cosas que iban apareciendo en el trayecto del viaje, la paciencia con que se estaba desplazando por el camino. Sebastián pensaba hacer todo lo posible para lograr ser todo un caballero. Miraba el alrededor con emoción e imaginando con entusiasmo lo que le esperaba en el lugar a donde
  • 9. fueran a parar él y el extraño viajero, quien hasta ahora no había dicho ni una sola palabra. – ¿Cómo te llamas? –Preguntó el joven cansado del silencio, para no aburrirse más en el camino–. –Los que me conocen me llaman Tiempo –Le respondió el viajero. – ¿Por qué ese nombre? –Preguntó Sebastián extrañado ante ese nombre tan peculiar–. –Porque nunca me detengo –Contestó el viajero sin quitar los ojos del camino–, siempre voy de paso sin importar cuán bueno o malo sea el momento o el camino, yo no me detengo a observar cuan duras sean las adversidades, ni cuan placentero sea el lugar, siempre prosigo con la misma determinación y con la misma filosofía de vida, siempre voy de paso. – ¿Por qué crees que me puedes hacer un gran caballero como le dijiste a mi padre? –Quiso saber el joven –. –Te puedo convertir en lo que quieras hijo –Respondió el extraño viajero mientras se detenía para mirar a Sebastián fijamente a los ojos–, solo si sabes aprovecharme, porque como te dije, voy de paso. Si me dejas a mi hacer en tu vida lo que quiera, tu vida la disfrutarás de pero no aprenderás nada, vivirás bien pero al final de tus días te arrepentirás por no haberme usado, pasaras a ser uno más en el mundo que tuvo el Tiempo y no lo supo administrar como debía; pero si trabajas conmigo minuto a minuto, llegará a ser una de las personas más grandes del mundo porque todo el que me conoce sabe que no es bueno tenerme en su contra, aunque siempre parezca que lo estoy, existo para que las personas que trabajan conmigo aprendan a valorar más todo aquello que logran conseguir con sacrificio, si no duele no sirve, así que se puede lograr lo que sea si me tienes a tu favor. Si trabajas conmigo puedes estar seguro de que lo estaré siempre –el joven observó maravillado al escuchar las palabras de su nuevo maestro, pensó que el señor Tiempo era muy sabio, tanto o más que su noble padre así que concluyó que lo mejor sería trabajar con él si quería adquirir nuevos conocimientos, decidió aprovecharlo por completo y así poder con la ayuda de él hacer lo posible para llegar a hacer su sueño realidad. Fueron pasando los días y con ellos llegaron los meses y los años en que el joven iba creciendo en sabiduría y estatura. Cada día Sebastián hacía y aprendía algo nuevo del señor Tiempo, luchaba y luchaba en todo momento con
  • 10. la convicción de llegar a ser un caballero, no le importaba cuan profundas fueran las aguas, cuan oscuro haya sido el bosque, cuan alto o bajo se encontrara, cuan helado o caliente estuvieran las cosas, él solo pensaba en superar sus propias expectativas y llegar a ser el mejor caballero. El señor Tiempo le fue enseñando a conseguir las cosas con esfuerzo y dedicación. Trabajó con hambre en el cansancio sin detenerse pues tenía una misión muy clara que pretendía lograr a toda costa. Había otros que corrían en la misma dirección que el joven Sebastián, aunque con otro maestro, estos se mofaban de él y le decían que nunca lograría llegar a ser un caballero, que desistiera, que dejara de intentarlo pues él no era de sangre real, pero el joven Sebastián, aun que tenía días en que quería desistir, tirar todo y volver a casa, no dejo de luchar a pesar de las burlas. El señor Tiempo le enseñó a hacerse de oídos sordos ya que los que se reían de él eran… –personas que no tenían visión, misión ni principio, que lo querían ridiculizar porque él estaba llegando a lograr lo que muchos de ellos habían deseado y no habían podido por no conseguir un mejor maestro que el conde Facilidad –decía el señor Tiempo. Otras personas al verlo le daban aliento y le instaban a seguir adelante porque veían en él un talento único y el joven Sebastián se detuvo a escuchar las cosas que le decían en el camino, se sintió lleno de orgullo por su trabajo, se creía todo un caballero ya, saludaba y sonreía con alegría y su mente se fue llenando de complacencia propia. –No te detengas a escuchar halagos hijo –le reprochó una vez el señor Tiempo al ver como actuaba el joven –, son buenos pero te hacen quitar la vista de tus metas muy fácilmente y te hacen vana la mente, agrádeselo, escucha pero no te pares o solo llegaras hasta el lugar en donde tengas la oportunidad de escuchar más halagos, pudiendo llegar más lejos, sigue adelante porque cuando los hombres creen que somos capaces de llegar lejos, nuestro subconsciente sabe que tenemos el poder de llegar más allá de lo que ellos creían, siempre y cuando no nos detengan las voces de alabanza cuando aún no las merecemos –Palabras como estas nunca le faltaron al chico cada vez que el Tiempo lo creía necesario, y así fue día tras día, consejo tras concejo, con el Tiempo el joven siempre aprendía algo nuevo, por ende el Tiempo le enseñó todo lo que necesitaba saber y Sebastián a su vez, con esfuerzo y sacrificio logró adquirir el título de caballero, estaba muy feliz de haberlo logrado, quería que
  • 11. su padre lo viera, pero por causa de los deberes de un caballero debió esperar el momento de mostrarle al noble sabio lo que había llegado a ser. El señor Tiempo lo envió a luchar en muchas guerras y a rescatar a muchas princesas de castillos y dragones que parecían casi invencibles, pero cierre volvía victorioso, no importaba cuanto se tardara, lo que le importaba era concluir lo que se proponía. Por otro lado el noble sabio, su padre, cada noche observaba las estrellas y se preguntaba si su hijo habría logrado contar sus estrellas, trabajaba y oraba cada día para que así pudiera ser. –Todo algún día se sabe –se decía el noble sabio para darse esperanzas, así era cada día y esperaba en algún momento escuchar noticias de su hijo para saber que había sido de él. Las personas hablaban de muchos caballeros que triunfaron en batallas, rescataron princesas y conquistaron reinos y el sabio vivía con la ilusión de que Sebastián fuera uno de ellos. En cierto lugar, la señora sabiduría y la maestra experiencia se encontraron un día para pasarlo juntas y charlar sobre cosas de ellas. Por el lugar en que estaban pasó el joven y quería saber el verdadero sentido de la vida, eso de lo que tanto hablaba en casa su noble padre, Al ver Sebastián quienes eran ellas, pues por su vestimenta era fácil conocerlas, fue a preguntarles cómo podía hacer para ser feliz en la vida sin importar cuán dura y difícil de llevar sea esta, a lo que la sabiduría le dijo: – ¡Sigue tus sueños y alcánzalos, no te detengas hasta lograrlo! –en esto la experiencia la detiene y le dice: – ¿No sabes que los sueños, son sólo eso, sueños, ilusiones creadas por el pensamiento, y hasta que no los cumplas serán sólo eso, Que sólo se logran si se establecen metas a seguir? –y al joven le dijo: – ¡Sigue tus metas, plantéate metas grandes y síguelas con la seguridad de que las alcanzarás! –La sabiduría al ver ésta realidad dijo: –Saca todo lo malo que esté en ti y cámbialo por cosas buenas y con virtud. A lo que la experiencia le agregó: –Las personas tendrán más en cuenta las cosas que hagas, que las cosas que digas.
  • 12. La sabiduría dijo: –Haz todo lo que tengas que hacer, y aún más de lo que tengas que hacer porque cuando mueras, a donde vas no hay nada que hacer ya... La experiencia le aclaró un punto real diciendo: –No vale la pena hacer, lo que para comenzar no vale la pena. Haz cosas que valgan la pena, porque de nada vale hacer grandes cosas y no lograr nada porque no vale la pena, que hacer cosas exactas y valiosas en gran manera. Por último, la sabiduría agregó: –Trata de evadir el dolor lo más que puedas, pero si te llega el dolor aguanta y vive una vida con sabiduría; Y la experiencia dijo: –Recuerda que sin dolor no hay ganador, te lo digo por experiencia. Quien no sufre, nunca sabrá que es disfrutar una victoria real ya que "Si no duele, no sirve". Y juntas dijeron al joven: –Busca de Dios, él es lo único que tiene sentido en la vida. –Tiene más cosas que decir la experiencia que la sabiduría –se dijo el joven mientras retomaba su camino–, eso es lo cierto. Hay muchas personas sabias que han caído en lo profundo, y que han salido sólo con experiencia, tropezaron una vez con algo o alguien y ese tropiezo les dejó de alguna forma u otra una experiencia, y por esa experiencia, difícilmente caigan de nuevo –mientras reflexionaba en esto recordó un viejo adagio que dice: –"Más sabe el diablo por viejo, que por diablo" –La experiencia va de la mano con la sabiduría aunque, la experiencia vive las cosas, la sabiduría sabe que alguien las vivió. No es que el diablo tenga más sabiduría, es que tiene más experiencia, Sebastián meditó en estas palabras que escuchó mientras seguía su camino y se prometió a sí mismo –No te dejes morir, sin saber que es aún el vivir. Así fue como con esfuerzo y sacrificio el joven pasó a formar parte de los veinticinco mejores caballeros de todo el reino y comenzó a trazar su nombre en la mente de todos los que llegaban a conocerle, encendió su luz junto a los grandes hombres, aun en contra de las oposiciones de muchos que decían que por él no ser de sangre real no merecía ser llamado caballero. A pesar de eso
  • 13. Sebastián se hizo de oídos sordos y esperó su momento adecuado para brillar, y llegado ese día lo acuñó como a un tesoro, cual niño a su juguete más amado para no perderlo ni dañarlo. Muchos lo envidiaban por su valentía, por su sabiduría y por su desempeño en el batallón de los caballeros; otros, lo respetaban por ser tan sencillo y amable con los de menor estima, aun cuando él era uno de los grandes y por ser muy joven pero muy decidido y entregado en cuerpo y alma a todo aquello a lo que se dedicaba. –Es que no importa cuán alto te encuentres en la cima del mundo – Le decía el joven caballero a todos los que de alguna manera u otra venían a él a buscar o saber algo de él–, no importa si estás en la cúspide de tus sueños, nunca debes olvidar quien eres, de dónde vienes y para dónde vas, porque si olvidas tu pasado tu presente no merece ser respetado y tu futuro no merece ser valorado. La fama de los caballeros llegó muy lejos, desde un extremo del país al otro, creció y creció hasta llegar a palacio donde el rey los envió a llamar al castillo para conocerlos en persona, y saber por él mismo si era verdad todos los rumores que escuchaba en palacio. El rey, el gran Abba padre, ofreció una fiesta en palacio para darle la bienvenida al reino a los mejores caballeros de entre los mejores. Al llegar a palacio todos saludaban con gran respeto a los caballeros, el palacio estaba lleno de luces, flores y personas, un gran banquete deslumbrante en el centro, bufones a un lado para alegrar más la noche, bailarinas en otro danzando con una gran sonrisa en sus rostros, personas que reían y hablaban mientras observaban todo lo que pasaba, el rey, la reina y la princesa al fondo con los sabios del reino, los marqueses, las condesas y los duques y las duquesas que fueron invitadas para esa gran noche tan especial. Los súbditos eran incontables, la mesa de los caballeros estaban junto a la de los banquetes, en frente del lugar en donde estaba la familia real sentada observando la fiesta. Todo mundo hablaba de los caballeros y de sus hazañas y proezas, de sus victorias y de sus conquistas, las historias corrían de boca en boca y todas estas cosas llegaban a oídos del rey, quien se maravillaba cada vez más al escuchar todo lo que se decía, a su Tiempo él mismo tomó la palabra y todo palacio quedó en silencio para escuchar lo que tenía su majestad Abba Padre que decir ante los que allí se encontraban esa noche.
  • 14. –Me gustaría invitar a los mejores caballeros de entre los mejores a pertenecer a la guardia real, a ser mis caballeros y gozar de grandes privilegio si lo aceptan, vivir en palacio y ser mi guardia personal. Antes de aceptar me gustaría que los evalúen mis sabios ¿alguno de entre ustedes puede tomar la palabra? quiero probar que tan elevado es el intelecto de ustedes Sabemos lo buenos que son con la espada, ahora lo que necesitamos es saber hasta dónde llega su sabiduría –Todos los caballeros casi al unísono pidieron a Sebastián que tomara la palabra, pues desde el principio se destacó en conocimiento y una sabiduría increíble. El rey pidió que Sebastián fuera evaluado por sus sabios, y estos en conferencia hablaron sobre qué decir y al cabo de unos instantes efectuaron una pregunta y luego pasaron a realizársela al joven caballero. – ¿Adónde va tan grande caballero? –Si quieres saber a dónde voy sólo tienes que preguntar de dónde vengo y obtendrás la respuesta –esta contestación agradó al rey quien hizo señal de que continuara a los sabios pues nadie se atrevió a preguntarle eso–. –Caballero Sebastián –Dijo uno de los sabios–, según su punto de vista ¿cómo puede el reino llegar a fortalecerse más, con más y mejores caballeros, más y mejores sabios, más y mejores súbditos o un mejor rey? –El silencio se apoderó del lugar para escuchar la respuesta del joven caballero, todos los ojos del reino estaban sobre él en ese momento. Sebastián meditó un rato la cuestión y luego paso a decir: –El reino está compuesto por caballeros, sabios, nobles, súbditos y reyes; con ellos se fortalece, pero no por ellos. Hubo un rey que le preguntó a sus sabios donde hallar la fuente de la sabiduría para saber fortalecer el reino, cincuenta de los sabios le hicieron llegar un gran libro, pero el rey dijo que no tenía Tiempo para leer tanto, tenía que atender otros asuntos, así que les pidió que se lo llevaran y lo resumieran para el poder leerlo. Ellos se marcharon y al cabo de diez años volvieron treinta de los sabios con un libro más pequeño, pero su majestad se lo halló muy extenso aun para leerlo pues no tenía Tiempo para eso, así que envió a los treinta sabios a que lo reducirán un poco más y que volvieran cuando estuviera listo para el poder leerlo. Nuevamente se marcharon y al pasar diez años regresaron quince sabios con un pequeño libro de tan solo treinta páginas, el señor lo miró y se lo encontró muy largo aún para leerlo pues no tenía Tiempo y les ordenó que se marcharan
  • 15. y lo resumieran en otro más pequeño para que el pudiera leerlo, los sabios se retiraron y luego de otros diez años a lo lejos se veía la silueta de un hombre encorvado por la edad y envejecido por el Tiempo, era uno de los sabios que volvía con un pequeño papel que contenía la fuente de la sabiduría para fortalecer cualquier reino. El rey al verlo llegar ordenó que le hicieran aproximar el papel para leerlo y éste decía de la siguiente forma: La fuente de la sabiduría para fortalecer cualquier ejército, reino, persona, ciudad o nación es el Tiempo, justamente aquello de lo que carecía el rey, y es que solo el Tiempo nos hace fuertes para seguir de pie y volver a luchar de nuevo –Todo mundo en palacio quedó perplejo con la respuesta del joven caballero, aun los sabios quedaron sin palabras ante tan magna sabiduría, lo que más sorprendía era la juventud de este caballero y el conocimiento que destilaba ante todos. Fue el rey quien luego de varios minutos de murmullos y silencio, llamó la atención de todos para hacer una petición especial al joven Sebastián. –Atención aquí por favor –dijo el vocero del rey–, su majestad quiere hacerle una propuesta al joven Sebastián. –Caballero Sebastián –dijo el rey Abba padre–, ¿Qué diría usted si yo le propusiera ser mi consejero personal y le pidiera que se mudara a palacio en la alcoba que ésta continua a la mía? –Los caballeros estamos aquí para hacer lo que pida su majestad el rey señor –fue la respuesta del joven caballero, agradó al rey quien de inmediato mandó a sus súbditos a preparar la recámara para el noble caballero. Todo el reino empezó a murmurar nuevamente, ahora sobre esta propuesta del rey, se miraban unos con otros y miraban al joven caballero, unos le miraban con indignación y envidia, otros con respeto e impresionados. Los caballeros estaban felicitando a Sebastián quien parecía no haberle inquietado ni sorprendido lo que su majestad acababa de decirle, lejos de esto éste solo estaba sentado cerca de la ventana mirando al cielo, contemplando las estrellas, parecía ajeno a todo lo que estaba pasando en palacio. – ¿Qué pasa contigo –preguntó uno de los caballeros confundido por su comportamiento a Sebastián–, no has oído lo que acaba de decir el rey?
  • 16. –Sí. – ¿Y entonces? –Cuando sabes lo que va a suceder antes de que suceda, las cosas no te impresionan. Estoy aquí con el sueño de grabar mi nombre en cada memoria del reino, en la mente de todo el que me llegue a conocer, eso incluye al rey. No me maravilla lo que dice su majestad porque no me he esforzado para ser menos o igual a uno de los que viven en palacio, sino para crecer hasta llegar al cielo y lograr contar mis propias estrellas. Mi señor el rey solo me ha servido de espejo para reflejar mi visión, mi misión, mi sueño –Las palabras del noble joven impresionaron más al caballero que las mismas palabras que momentos atrás había pronunciado el rey ¿contar sus propias estrellas? realmente este joven tiene una visión muy clara de lo que deseaba ser en la vida. Pasó la fiesta muy de madrugada, y poco a poco el salón de actos del reino fue quedando completamente vacío. El caballero Sebastián fue a su nueva habitación acompañado de algunos súbditos del rey y se recostó a pensar, mirando el techo del lugar se dijo en alta voz: –La mente humana, por más grande que sea, está limitada, los hechos de todo ser humano apoyan este pensar mío. A veces soñamos ser reconocidos por lo menos en nuestro propio pueblo, y al oír nuestro nombre en la boca de aquellos a los que admirábamos una vez por ser grandes para nosotros mismos, nuestra realidad hace que nuestro sueño parezca pequeño. “Tenemos el poder de materializar nuestros sueños si usamos la base fuerte de la esperanza, y los construimos con el cimiento del sacrificio, este cimiento es más resistente que cualquier otro cimiento. –Fue con estas últimas palabras con las que el noble joven logró conciliar el sueño y quedó profundamente dormido hasta el otro día” Temprano en la mañana el caballero fue despertado para ir donde el herrero de palacio, tenía que tomarse las medidas para que le hicieran su nueva armadura y debía decir como quería que fuese su espada. Él iba de camino mirando todo el palacio, ¿Quién llegaría a pensar que él un día se encontraría viviendo en este lugar siendo un noble, hijo de nobles? Pensó y sonrió ante tal cuestión, así llegó donde estaba el herrero junto al rey quien esperaba paciente al joven caballero. –Debes pedir una armadura diferente a la de los otros para que te distingas
  • 17. –dijo el rey con una sonrisa en su rostro al ver a Sebastián llegar–. –Lo que nos hace diferentes mi señor –Dijo el joven caballero–, no es la armadura, es nuestra forma de pensar, una guerra no la gana la armadura de un soldado sino su cerebro mi señor –Esta respuesta agradó al rey quien le ofreció sentarse a su lado para ver como trabajaba el herrero, el caballero aceptó y mientras el herrero trabajaba el rey observaba al joven, le impresionaba que alguien tan joven llegara a efectuar respuestas como las que este caballero tenia. – ¿Qué quieres que diga tu espada grabada? –Le preguntó el rey a Sebastián–, en el centro toda espada real tiene un nombre o una palabra grabada que define a aquel que la porta. –Deseo –Dijo el joven –, porque solo los que con deseo de lograr su sueño luchan, lo consiguen –Cada vez que el joven caballero respondía el rey se maravillaba más por sus respuestas. Al pasar la mañana el caballero se retiró de en frente del herrero y decidió salir a caminar un rato por las afueras del reino, unos niños lo vieron y lo rodearon mientras jugaban y él sonrió al recordar su niñez junto a su padre, cuando, al igual que estos niños, se dedicaba a juguetear en toda la aldea. Al cabo de un buen rato caminando volvió a palacio, fue a almorzar y luego salió con destino a su cuarto. Entrado en su habitación volvió a pensar en su niñez en la aldea esperanza, toda la tarde la pasó recordando el lugar que una vez fue su hogar. Por la noche se subió al techo y pasó a mirar a las estrellas, una joven cocinera de palacio lo observó en ese lugar y ella buscó la manera de llegar a él. – ¿Por qué miras con tanta determinación el cielo? –le preguntó la joven al caballero– ¿miras la luna? –No –fue la respuesta de Sebastián–, miro las estrellas. –OH, son lindas, ¿Qué le miras tú? –Las cuento cada noche desde el primer día que Salí de casa. – ¿Y por cual numero vas? –Estoy en el número ocho mil millones.
  • 18. –Won, eso significa que hace mucho que saliste de casa. –Sí. –Son muchas estrellas, ¿no te cansa? –Si es cansado, pero si no lo hago yo ¿Quién lo hará por mí? –Disculpa por la pregunta pero ¿Por qué eres así? ¿Así? Sí, o sea, piensas, hablas y actúas como un anciano pero eres un joven o eso aparenta. –Te entiendo, lo que ves es apariencia, la verdadera edad de las personas está en su cerebro. – ¡Que viejo eres entonces! –Dijo la joven en tono burlón, lo que hizo que Sebastián soltara una carcajada. –No es vejez, aunque se le puede llamar así, yo prefiero llamarle experiencia. Tu eres una joven muy valiente e inteligente, también eres un poco vieja mentalmente hablando. – ¿Por qué lo dices? –Existen personas que se cohíben de hablar conmigo porque ante mí se consideran cortos de palabra para hablar conmigo y temen que al hablarme yo los maltrataría verbalmente por no tener una capacidad digna de llamar mi atención, pero tú te has acercado a mí con palabras sencillas y no te has cohibido, eso lo admiro. – ¿Me crees digna de hablar contigo? –No, yo me creo honrado al hablar contigo. –Gracias. –No, gracias por ser tan natural conmigo –La joven cocinera se marchó a preparar la cena y el joven caballero bajó del techo y salió a caminar en palacio y se encontró con la princesa. – ¿Por qué eres así? –Le preguntó la princesa–.
  • 19. – ¿Todo el mundo hoy se ha confabulado para hacer la misma pregunta? –Contéstame –Le insistió la princesa molesta–. –Vivimos con la idea de ser un recuerdo en las mentes de los demás mi princesa, soy así porque deseo ser recordado algún día. – ¿Cómo quien quieres ser recordado y por qué? –Quiero ser recordado como Sebastián, por ser Sebastián y no otra persona. – ¿Te digo la verdad? A mí no me pareces tan sabio e importante como a todos los demás. –Vemos en los demás lo que queremos que los demás sean para nosotros mismos –Dijo el joven caballero con una sonrisa en el rostro–, rara vez nos detenemos a ver lo que los demás son en realidad. Lamentablemente solo cuando ya no están con nosotros comprendemos que eran mucho más de lo que pensábamos. –No importa lo que digas –Dijo alterada la princesa, ella estaba muy molesta porque el caballero se reía en su cara dejándola ver como una estúpida, cosa que nadie antes se había atrevido a hacer–, para mí eres un vagabundo que ni siquiera tiene sangre real, que con su palabrería quiere llegar al trono. – ¿Cómo es una persona de sangre real princesa? –Es una persona que sepa cuál es el lugar que le corresponde, que no se crea igual que los nobles o los súbditos del reino, que destile poder para que todo el que lo vea le tema y lo respete. – ¿Y dónde está la sangre princesa, en el exterior con la ropa o en el interior con el alma del ser? Existen personas que por fuera aparentan simples peones, pero una persona de sangre real lo es en su interior que debe poseer esa sustancia que lo identifique como tal. Existimos algunas que somos simples por fuera y que en nuestro interior somos verdaderos reyes, y reyes por fuera que por dentro son simples. – ¿Qué me quieres decir?
  • 20. –Una persona de sangre real también es una persona muy sabia mi princesa –Esto dijo Sebastián mientras sonreía y se estaba alejando de la princesa dejándola sola en medio del pasillo, cosa que molestó a la princesa. “No es por parecer reyes en el exterior que llegamos al trono de la vida, es por ser auténticos reyes en nuestro interior, es por sentirlo, por vivirlo; la gente tendrá más en cuenta lo que hacemos que lo que decimos. No importa donde haya nacido el hombre, no importa cual haya sido su pasado, ni donde haya sido su niñez, sino adonde lo lleven sus sueños” El padre de Sebastián quedó ciego por una chispa que le cayó en los ojos mientras trabajaba en su pequeño taller y ya no podía ver las estrellas, pero aun así levantaba su rostro al cielo y recordaba las luces del cielo que una vez le servían para recordar la razón por la que cada día se levantaba con el deseo de seguir viviendo, mantenerse en pie hasta llegar aquel día de volver a escuchar a su hijo otra vez convertido en todo un caballero como tanto deseaba el joven. La fama de los grandes caballeros día tras día llegaba a oídos del anciano padre, llegó la noticia de que un caballero que no era de sangre real fue nombrado por el rey como consejero personal, el noble sabio se maravillaba, pero no sabía de quien se trataba la historia. El joven Sebastián se acercó cierta vez al rey y le dijo: –Mi señor, tengo una petición que hacerle. –Cualquiera que sea tu petición hazla y yo por honor a mi nombre te lo concederé. –Mi rey, existe una aldea en las afueras de palacio a la cual quiero ir a visitar. – ¿Y tú por qué quieres ir allí Sebastián? –Cuando era niño mi padre era un sabio muy reconocido en ese lugar, me educó en esa aldea y a mí me gustaría saber si el aún está en casa para traerlo a vivir conmigo a palacio, claro si no es molestia para el rey. – ¿Por qué no lo habías mencionado antes? –Preguntó extrañado el rey– –Porque le prometí regresar solo cuando hubiera contado mis propias estrellas, y pienso que ahora es el momento –Su majestad pensó que se trataba de algo
  • 21. que el padre del joven caballero jugaba con él cuando era niño así que no lo cuestionó en cuanto a esto. –Anda hijo, ve donde tu padre y demuéstrale que ya contaste tus estrellas como él esperaba, pero tráelo contigo, quiero saber quién es aquel hombre que te enseñó tan grande sabiduría. –Después de haber escuchado esto último el caballero se marchó camino a la aldea Esperanza. En todo el camino iba pensando en todo lo que su padre le había enseñado, cómo lo había apoyado en la realización de su sueño y cómo día tras día intentaba que él fuera mejor de lo que era hasta ese momento. Llegando al que una vez fuera su hogar el joven caballero se llenó de nostalgias y recuerdos que le hicieron brotar lágrimas de sus ojos, lágrimas que no pensó que estuvieran en ese lugar de donde salían. Recordó que su padre una vez le dijo que él podría llegar a ser más de lo que su mente soñaba, y al verse reflejado en el lago que se encontraba cerca de la pequeña casa, sonrió y pensó que su padre, como siempre, tenía razón. El caballero vestía una armadura plateada que refulgía con la luz del sol, portaba una espada bañada en oro puro que tenía unas palabras grabadas que a cada lado decían deseo, de un lado y del otro lado tenía su nombre grabado. Abrió la puerta y volvió a llorar al ver aquella pequeña choza que seguía tal y como la recordaba. Limpió sus lágrimas pues no quería que su padre lo viera llorar, se fue adentrando a la casa y sonreía cada vez que recordaba algo de su pasado, se extrañó al no ver a su padre en casa así que siguió hasta el patio trasero, y allá, sentado en una banca que estaba cerca del lago, yacía con la mirada perdida en el horizonte, muy pensativo el noble padre del caballero. El caballero no se contuvo al verlo y lloró, lloró de rabia por no estar con su padre en aquellos momentos de su vida cuando él más lo necesitó, lloró de alegría al volverlo a ver, lloró de orgullo por volver y mostrarle a su padre que todo su sacrificio había dado frutos. El caballero se encontró extraño que su padre aún no se percataba de su presencia en el lugar, en ese instante el anciano padre giró su rostro hacia su hogar y… –Hola –dijo Sebastián pero el sabio no reconoció su voz por el cambio que habían dado a sus cuerdas bucales–, ¿Cómo estás? – ¿Quién es? –Preguntó el padre– ¿lo conozco?
  • 22. –Si –fue lo único que alcanzó a decir el caballero antes de llorar al notar que su padre estaba ciego, ¡sintió un dolor inmenso pues la ilusión que tenía de mostrarle a su padre en qué se había convertido se esfumaron! Ya su padre no podría ver como su hijo había llegado a conquistar su sueño–. – ¿Y quién eres? –Soy un caballero que logró contar sus estrellas mi señor –El anciano padre al escuchar esas palabras se levantó e intentó con desesperación llegar adonde estaba el joven caballero, caminó con pasos titubeantes hacia él, cuando pudo llegar le tocó la armadura, tocó su rostro y rompió en llanto, lloraba por que no podía ver en lo que se había convertido su hijo, lloraba porque sabía que lo había logrado, lloraba de orgullo, orgullo porque el joven caballero nunca se apartó de su sueño hasta que lo consiguió. Sebastián lloró con su padre por la larga espera que tuvo hasta volver a verle otra vez. – ¿Logró el joven su sueño? –preguntó el sabio mientras se limpiaba las lágrimas. –No –fue la respuesta del caballero–, logré el sueño de mi padre. – ¿Y cuál era el sueño de tu padre? –Que su hijo fuera grande, tan grande que pudiera sobrepasársele a su propio sueño. – ¿Y cómo sabes que lograste el sueño de tu padre? –Porque siento sus latidos en este instante, puedo sentir como late su corazón de orgullo –Se abrazaron, rieron, lloraron y disfrutaron el uno del a compañía del otro como en los viejos Tiempos, luego de mucho reír y recordar el pasado junto preguntó el padre: – ¿Y que trae a tan grande caballero por la aldea Esperanza? –Vine a mostrarle a mi padre que había alcanzado mi sueño y a llevarlo conmigo para que viva en palacio. – ¿Para qué? –Para que pueda comer de su propia cosecha, para que disfrute de aquello por
  • 23. lo que ha luchado incansablemente. – ¿Y qué te hace pensar que no estoy disfrutando de ella hace ya un buen rato? –Sabía que dirías eso, quiero tenerte a mi lado, quiero que estés conmigo el resto de tus días y me vuelvas a llenar de toda la sabiduría que posees padre. –Hijo, a pesar de que todos me llaman sabio, nunca lo he sido, solo he sido una persona con experiencia y eso no es lo mismo. Hoy en día tú eres igual o mejor que yo, porque has vivido lo que yo nunca viví. ¿Para qué tener a alguien como yo si ya sabes todo lo que necesitabas para vivir? –Por más días que logre vivir padre, yo nunca llegaré a ser más anciano que tú porque siempre tendrás más experiencia que yo, eso es lo que le da la fama de sabio al hombre. El más inteligente no es el que ha leído una magna cantidad de libro, sino el que tenga una cantidad exuberante de momentos vividos. –Buena respuesta hijo, pero ya mañana hablaremos de eso, por ahora ya es momento de descansar –Esa fue una noche como hace mucho no la pasaba el joven caballero. Despertaron temprano y salieron a la aldea, todo el mundo se maravilló de que aquel caballero que gozaba de tan magna fama y reputación viniera a buscar consejos donde el sabio de la aldea, pero más grande fue su asombro al enterarse de que ese caballero era nada más y nada menos que aquel joven que antes vivía en la aldea, o sea el hijo del sabio. Recordar lo que era el joven caballero una vez, cuando solo era un simple niño envuelto en sueños y ver en lo que se había convertido ahora llenaba de fe y perseverancia a todos aquellos de la aldea Esperanza que llegaron a pensar que existían imposibles en la vida de aquellos que han decidido ir por el camino que los lleve a lograr sus sueños. Habiendo pasado ya algunos días en la aldea el joven caballero y el anciano sabio partieron con rumbo a palacio, todos en palacio los estaban esperando y fueron recibidos como si el caballero hubiera regresado de alguna guerra victoriosa. El rey los recibió y pidió que colocaran al sabio cerca de la habitación en la que dormía el caballero, ofreció una cena y en ella le dio la bienvenida al anciano padre, se sentía agradecido de que el padre de Sebastián haya decidido venir a vivir a palacio. No todos en el reino estaban de acuerdo con la llegada del sabio, algunos hasta murmuraron contra el rey, la princesa se sintió aún más
  • 24. incómoda al escuchar que el padre del joven caballero fue presentado como invitado real y entre todas las cosas que se dijeron en público, la que el sabio tomó la palabra ayudado por uno de los súbditos del rey se le dejo hablar ante todo el salón de actos y con toda serenidad pasó a decir: –Agradezco la bienvenida ofrecida por todos, me siento gratificado con la cena de su majestad, pero agradezco más al esfuerzo realizado por mi hijo, el caballero Sebastián, gracias a él hoy estoy aquí y quizás no pueda ver pero puedo sentir la paz que se respira en este lugar, y el lugar que le han dado a mi hijo en cada corazón aquí presente. La gratitud no es por ser lo que él es hoy sino por recordar lo que él era antes y saber cómo él ha sabido mantenerse a la altura de todos sin olvidar sus raíces –Después de haber dicho esto todo pasó a ser fiestas y alegrías en el reino durante toda la noche, algunos murmullos y malas caras por la llegada del sabio pero no era nada del otro mundo, solo eran algunas personas a las que les desagrada el progreso de otros y no se preocupan ni por el propio, y solo cuando el otro logra escalar su vida pasa a ser un infierno por estar llevando vidas ajenas a las suyas, solo personas a las que no les agradaba la idea de que el padre del joven caballero viniera a vivir a palacio. En ocasiones se logró ver al rey pasar algunas palabras con el sabio y otras veces con el caballero Sebastián, parecía muy animado y curioso en medio de ellos dos. Pasó la fiesta, tarde como siempre pasan las fiestas de palacio, cada quien fue a su respectivo lugar de descanso y poco a poco el salón de actos fue quedando totalmente vacío y en silencio. Los días fueron pasando de manera armoniosa, después fueron pasando los meses, con ellos pasaron los años y fueron muchos años de paz y felicidad, uno que otro altercado que no era de gran interés, diferencias que no merecían mucha importancia. Todo fue así hasta aquel día en que el grupo de caballeros del reino armaron un boicot y secuestraron a la princesa, el rey llamó a todos sus soldados para enviarlos tras ellos en busca de su hija, también llamó a Sebastián, le contó lo sucedido y lo envió junto con los demás soldados como el capitán de la guardia. Sebastián no podía creer que aquellos que fueron sus compañeros desde hacía ya tantos años hayan sido capaces de hacer tal atrocidad como la de secuestrar a la princesa. El joven caballero fue a su padre y le pidió un consejo antes de partir.
  • 25. –Padre, a veces pienso que no puedo lograr algunas cosas que me propongo, estoy siendo muy inconstante, lo sé, pero no sé cómo cambiar esto, ¿Qué puedo hacer padre? –Hijo, a donde vayas confía en ti, pero mantente pendiente de todo lo que te rodea, a veces lo que pensamos más distante, está justo a nuestro lado y en ocasiones solemos notarlo cuando ya no está –Estás fueron las últimas palabras del sabio antes de que el caballero emprendiera su viaje tras la búsqueda de la princesa Destiny, mientras iba caminando recordaba aquellas palabras que una vez le dijo su anciano padre cuando aún vivía en casa, en la aldea esperanza. Feed back –A veces vivimos toda una vida rodeados de personas a las cuales nunca conocemos hijo –Contestó el noble sabio–, nos son desconocidas sin importar el Tiempo que pacemos en su compañía, ¿sabes por qué? Porque solo sabemos de quienes nos importa. Fin del feed back – ¡Cuanta verdad había ahora en las palabras de su padre! pensó el joven caballero, él siempre tenía razón en lo que decía, solo había que esperar y ver cuando sus palabras cobraran vida. Anduvo día y noche, preguntando y buscando la princesa aldea por aldea. Se encontró con viejos amigos que conoció en aquellos días en que se estaba preparando para ser un caballero. Buscó sin descanso a la princesa por el bosque, por el desierto, por el valle de la desilusión, se detuvo en el valle y reflexionó en que lo que antes el señor Tiempo le hizo vivir en este lugar volvía a repetirse en sus compañeros, y es que la vida es redonda, puede cambiar de actores y de escenario pero siempre ejecuta el mismo guion con las personas. Sebastián fue dejando su armadura poco a poco para aligerar su viaje, estaba ya muy gastada por el camino, así que solo su espada quedó con él. Los soldados fueron desistiendo y se fueron dando por vencidos en la búsqueda, se marcharon a palacio uno por uno por orden del joven caballero, quien pensaba que si quería ser constante debía estar rodeado de personas constantes, todos se fueron marchando hasta dejar al caballero solo en el camino.
  • 26. El bosque de la comprensión Él llegó a un gran bosque abandonado al cual entró lentamente tratando de no hacer nada de ruido, este bosque se llamaba Comprensión, y no bien te adentrabas en el comenzabas a reflexionar en cosas de tu vida pasada y a comprender muchos sucesos que quizás antes no entendiste muy bien por qué sucedían. Escuchó voces a lo lejos y logró ver a los caballeros que una vez fueron sus compañeros de milicia, se fue acercando poco a poco al lugar donde estaban los caballeros pero fue solo una ilusión lo que vio, así que continuó caminando. Mientras se adentraba en el bosque comprendió que la razón principal por la que la mayoría de la gente se esfuerza y se sacrifica a diario es por el dinero, que existen personas que serían capaces hasta de matar por tener aquello que cuando mueren no se llevan a la tumba y es por eso que la vida de muchos es tan infeliz. Comprendió que todo en la vida, incluyendo la felicidad, cuesta sacrificio, y es por esa razón que el señor Tiempo le hacía esforzarse tanto por conseguir lo que quería en la vida. Todos los que han logrado sus objetivos por el camino fácil no lo valoran y es que por eso las madres tienen a sus hijos con dolor porque si no duele no sirve. Sebastián se preguntaba por qué a su padre nunca le interesó salir de la aldea esperanza y se detuvo a recordar como era su padre en la aldea y se dijo: –Lo que hace feliz a una persona al final de sus días no es el dinero o la posición en la que se encuentre, es tener una conciencia que le recuerde todo aquello que ha logrado con sus propio esfuerzo, porque de eso es que al final las personas se sienten orgullosas o se lamentan, de lo que lograron o no pudieron tener por luchar cada día o llevar una vida a la ligera, y los amigos, aquellos amigos que conocimos un día y desde entonces no se han apartado de nosotros nunca más, esos amigos que están siempre con nosotros sin importar lo que estemos pasando. Para muchos la vida es solo aquel manojo de cosas que podemos ver –prosiguió diciendo para sus adentros el joven–, y por esa razón terminan viviendo una vida desgraciada y sin sentido. Si la vida fuera solo aquello que puede ser palpable entonces ¿de qué nos sirve imaginar? ¿Para qué tener esperanza? ¿dónde está la emoción, la pasión, el deseo de luchar cada día? una persona no es de la realeza por tener un trono visible, una persona vive en la realeza cuando tiene un sueño, una fuerza invisible que le permite volver a intentarlo una vez más cada vez que sea necesario. El joven se preguntaba ¿porque le llegaban estas reflexiones en este momento?
  • 27. ¿Qué tenía que ver esto con el rescate de la princesa? El caballero sabía que estos pensamientos no eran una mera casualidad, que venían por algo, pues eran pensamientos que tenía guardado desde hacía ya unos buenos años atrás y otros que no hacía mucho que le rondaban la mente, pero lo que no entendía era ¿por qué justo en ese momento esos pensamientos le estaban invadiendo la mente? entonces escuchó una voz que le dijo: –Todas tus preguntas tienen sus respectivas respuestas en este mismo instante. De seguro ya te percataste de que tu mente se ha puesto a reflexionar y has comprendido algunas cosas ya, es que, por si no lo has notado, te has insertado en el bosque de la comprensión, es aquí donde podrás apaciguar todas tus dudas, aquí lograras comprender mejor el sentido de la vida mi joven amigo. – ¿Y yo que necesito comprender que ya no haya comprendido? –Se preguntó el caballero– – ¿La amas verdad? –Susurró el bosque en una suave brisa que acarició el rostro del joven caballero–, la razón por la que has venido a buscar a la princesa no fue porque el rey te lo ordenó, porque aun si no lo hubiera hecho tu habrías salido tras ella para rescatarla –el joven quedó exaltado y muy pensativo mirando hacia la nada, tal y como quedan las personas cuando lo toman de sorpresa, se adentran en su ser e indagan su propia alma como con angustia–. – ¿Es tan obvio lo que siento? –Preguntó sonrojado Sebastián a la voz que le hablaba– –No querido amigo, no se nota a simple vista, yo lo sé porque miro más allá que los demás, yo no miro el físico de ninguna persona, ni lo que es esa persona, yo miro su interior y lo que algún día será esa persona y veo en ti un futuro muy brillante, tan brillante como la luz de una estrella en la noche más oscura –el joven pensó que quizás sería el mejor caballero que existiera en el reino realidad pero le faltaba la pieza más importante que completara su ser, tenía el vacío pero no sabía que era eso–, no digas quizás, yo no te veo como a un simple caballero jovencito, te puedo contemplar cómo alguien más grande de lo que imaginas aun–. –Por ahora nada de eso importa –interrumpió Sebastián volviendo a tomar su camino rápidamente–, lo que necesito ahora es saber dónde está la princesa Destiny para rescatarla, ya luego me detendré a escuchar esas cosas –el bosque empezó a reír a carcajadas y el caballero se incomodó ante ese acto del bosque– ¿Qué te provoca tanta gracia? –preguntó intrigado y molesto–
  • 28. –Tu determinación joven caballero –respondió el bosque–, ¡es increíble como tu juventud no es un obstáculo como para otros para actuar con tanta madures! Sigue este camino hasta el final y hallarás a la princesa, pero te advierto, no será tan fácil como aparente ser, tendrás que librar una de las guerras más difíciles… la mental, sin espadas, sin ejércitos, sin armaduras, solo con lo que has aprendido hasta ahora. Si sabes usar bien tu cerebro obtendrás la victoria sobre el enemigo, pero no te confíes… mientras más delgada sea la punta de una espada, más ágil podrá moverse y más profundo podrá penetrar, el fuerte, es fuerte aunque parezca débil, mi querido Sebastián no dudes de estas últimas palabras –Una cálida brisa abrazó el cuerpo del joven caballero, un silencio perturbarte arropó todo el bosque, pero una voz penetró a través del silencio, una voz muy suave y apacible que decía: –Siempre que necesites comprender algo yo estaré presente en lo más profundo de tu corazón amigo mío, porque yo soy el todo de todos en todo, hay gente que me llama Jesús, otros solo Dios, tu puedes usar el que te sea más cómodo –Sebastián regaló una media sonrisa al bosque y se giró para proseguir su camino en busca de la princesa–. “Las cosas verdaderas no se logran observar con los ojos de nuestros rostros, es con los ojos del alma, y solo con estos podemos percibirlas como en realidad son. A veces nos atrevemos a negar la existencia del creador de todas las cosas porque decimos no escucharlo, ni sentirlo, ni verlo; lo que necesitamos es hacer una pausa en nuestras vidas y tratar de escuchar esa voz que desde hace Tiempo nos está llamando desde lo más profundo de nuestro ser a nuestros corazones” Llegando al final del camino encontró un castillo muy grande y tenebroso, en la entrada tenía un gran letrero que decía: “Bienvenidos al castillo de las sombras” Sebastián se preguntaba porque este título para este castillo. Al llegar a la puerta lo comprendió al ver una escritura que decía: “En este lugar se pierden aquellas personas que no encuentran el camino a la luz verdadera, aquí vagan sin rumbo creyendo que llegaron a su destino final, porque quien no sabe para dónde va, ya ha llegado” el joven caballero entonces recordó que cuando era niño escuchó hablar de este castillo tenebroso y lleno de ilusiones, que solo los que en realidad sabían lo que buscaban en la vida podían salir de él. Sin pensarlo dos veces se adentró en el castillo, un soldado que venía entrando logró ver al joven caballero y lo invistió por la espalda y Sebastián se desmayó, al despertar se encontraba atado de pies y manos, no podía ver nada pues estaba muy oscuro, frente a él estaba la princesa Destiny atada también. –Buenos días bello durmiente –le dijo uno de los caballeros en tono de ironía–, por fin despiertas.
  • 29. – ¿A qué debemos tu visita sabelotodo? –Preguntó otro, sarcástica mente– –Vine a rescatar a la princesa de ustedes –contestó el caballero–. – ¿y cómo piensas hacer eso? –Preguntó otro en tono burlón–. –El cerebro es más fuerte que cualquier espada, más resistente que cualquier armadura, así que lo haré pensando. – ¿Qué quieres decir? –Le preguntaron molestos los caballeros a Sebastián, quien recordaba aquello que había reflexionado mientras dialogaba con el creador en el bosque de la comprensión–. Feed back La razón principal por la que la mayoría de la gente se esfuerza y se sacrifica a diario es por el dinero, que existen personas que serían capaces hasta de matar por tener aquello que cuando mueren no se llevan a la tumba y es por eso que la vida de muchos es tan infeliz. Comprendió que todo en la vida, incluyendo la felicidad, cuesta sacrificio, y es por esa razón que el señor Tiempo le hacía esforzarse tanto por conseguir lo que quería en la vida. Todos los que han logrado sus objetivos por el camino fácil no lo valoran y es que por eso las madres tienen a sus hijos con dolor porque si no duele no sirve. Fin del feed back –Luego de que tengan el dinero que de seguro van a pedir ¿Qué van a hacer? – ¿Y tú como sabes que vamos a pedir una recompensa y no a matar a la princesa? –Porque solo el dinero convierte a las personas que lo ambicionan en entupidos esclavos de éste. – ¿Acabas de llamarnos entupidos? –fue la pregunta de uno de los caballeros que estaba muy molesto–. –No, acabo de llamarlos ambiciosos –dijo Sebastián burlonamente–.
  • 30. –Cuando tengamos el dinero que necesitamos nos vamos a mudar a otro país y vamos a vivir como reyes. – ¿Les digo la verdad? No importa en qué parte del mundo vivan, una persona no es rey porque tenga el dinero para serlo, una persona es rey porque la dignidad, el honor y su moral le dan su lugar donde quiera que vaya. – ¿Qué quieres decir? –Que a pesar de que muchos de ustedes no, yo a ustedes los admiraba, desee ser un caballero porque soñaba llegar a ser como ustedes, pero si ser un caballero significa no tener dignidad, ni moral, ni honor, pues en este instante dejo de serlo. – ¿A caso tú no quieres ser rico Sebastián? –Ya soy rico, la riqueza no es dinero, la riqueza es el respeto y la aceptación que te dan los demás, el lugar en que ellos te coloca, el espacio que te otorgan en sus corazones. La riqueza no es dinero, la riqueza es ser y tener muchos amigos –Mientras Sebastián hablaba estaba haciendo el intento de zafarse de las cuerdas que lo tenían atado, encontró una piedra en el piso un poco afilada y con ella fue intentando romper las cuerdas. –De seguro piensas que deberíamos entregarnos para hacer una buena obra y vivir con honor. –No, no les pediría eso, hagan lo que hagan si ustedes no se arrepienten de verdad y se perdonan a ustedes mismos de nada sirve –el joven logró soltarse al fin e inmediatamente buscó con la vista en la oscuridad su espada, deseo, pudo ver su brillo en una esquina al fondo del cuarto en el que los tenían a él y a la princesa, en un momento, cuando todos estaban distraídos se lanzó en busca de su espada y se ocultó en la oscuridad, uno por uno fue atrapando y amarrando a cada uno de los caballeros hasta quedar solo ocho de ellos. Sostenían a la princesa con una espada en el cuello y miraban para las partes oscura intentando ver algo pero la oscuridad era densa y más cuando Sebastián apagó las luces y uno de los caballeros lo hirió en el costado en un descuido, con todo y eso el joven caballero fue moviéndose sigilosamente hasta quedar detrás de los caballeros, tomó a Destiny del brazo, le hizo señal de silencio y tan rápido como pudo y atacó a los caballeros y todos arremetieron contra él, fue una pelea intensa y como estaba oscuro se hizo más difícil la batalla, el caballero Sebastián aprovechó la oscuridad para escapar a cada ataque de los otros caballeros. Sin poder moverse con libertad a causa de la herida que tenía se mantuvo en un mismo lugar y desde allí fue atacando a sus enemigos
  • 31. que cada vez estaban más desesperados en la oscuridad y se fueron eliminando entre ellos mismos. El caballero salió con la princesa, fueron corriendo hasta poder escabullirse en el bosque, pasaron la noche en una cueva y partieron con destino a palacio el día siguiente muy temprano en la mañana. Todo el camino la princesa se quejaba por el calor, por las piedras, por el cansancio y porque el joven caballero no la estaba tratando como a la princesa que era, y Sebastián iba perdiendo la paciencia poco a poco. –Mira princesita, quizás en el castillo eres muy manda más y eso, pero aquí en el bosque no eres más que una simple niñita quejona –dijo él–. –No me llames simple, soy una chica de sangre real igualado –dijo la princesa molesta–. –Ya hablamos de lo que es una persona de sangre real, y tú no lo eres. –No seas insolente ¿con que derecho me hablas así? –Con el derecho que me da el bosque niñita molestosa, deja de quejarte y agradece que te rescaté. – ¿No había nadie más en el palacio a quien mi padre pudiera mandar por mí que te mandó a ti? –Sí, hay muchos, pero son personas a las que no les importas. – ¿OH y a ti si te importo Sebastián? –No, pero vine porque era mi deber agradecer al rey por haberme dado la oportunidad de pertenecer a su guardia, y ya cállate Destiny que no estoy para tus estupideces, camina y guarda silencio niñita malcriada –La princesa se molestó con el joven caballero por eso último que le había dicho pero no dijo nada. Siguieron caminando en silencio, a veces se detenían para descansar pero solo se miraban mal y no se decían nada. Al oscurecer fueron a pasar la noche en una cueva muy estrecha. –Nada más te digo que si intentas algo conmigo, cuando lleguemos a palacio te mando a decapitar, así que tendrás que buscar la manera de dormir en la que yo no
  • 32. me sienta acosada por ti. –Ni tan bella que fueras tú como para yo perder mi honor por ti. Si quieres dormir mejor que en esta cueva, sal y duerme afuera, así te puede hallar una fiera y te come –La princesa se asustó por las palabras del caballero y se acercó más a él para que la protegiera–. –Solo me estoy acercando a ti por protección así que no intentes nada. –Yo no tengo tanta necesidad princesa quejona –el joven Sebastián hizo ademán de que se iba de la cueva y la princesa lo tomó por el brazo para que no lo hiciera. –No me puedes dejar sola aquí, yo soy la hija de tu rey, por favor no te vayas, no me puede dejar sola, tu deber es protegerme. –Si te sigues portando como una niña olvidaré mi deber –dijo Sebastián–. Está bien, lo haré, solo no te vayas de mi lado por favor –Luego de esa larga contraria se quedaron dormido, al día siguiente salieron temprano para seguir su camino, la princesa estaba menos insoportable que el día anterior, y eso extrañó al joven caballero. Llegando a palacio ya a la distancia lograron ver la silueta del rey que salía a su encuentro en su caballo, llegó a donde ellos estaban, se lanzó del caballo, abrazó a su hija, lloró con ella y le agradeció al caballero Sebastián por haberle devuelto a su hija. –Puedes pedirme lo que quieras y te lo daré –le dijo el rey a Sebastián–. –Por ahora solo quiero que me lleven a mi cuarto, darme un baño y que me curen las heridas –hubo una fiesta en el reino por el regreso de la princesa Destiny, esta no fue una fiesta como las otras, esta fue una fiesta grande, muy grande en la que invitaron a todo el que quisiera venir a palacio de todas partes del reino, esto fue conforme a la petición que el caballero Sebastián le hizo al rey de que permitiera que aquellos que vivían en las aldeas también gozaran por lo menos una vez de una fiesta en palacio. Su majestad el rey pidió la atención de todos los que estaban en el salón de actos de palacio para que supieran, los que estaban allí, lo que él estaba planeando hacer con Sebastián y la princesa Destiny. Parado delante de todos en medio del salón de actos vociferaba el rey que le ofrecieran silencio y atención. –Su atención por favor –decía el rey–, quiero hacer un brindis y hacer un anuncio
  • 33. muy importante a todos los que están aquí presente, con especialidad al caballero Sebastián –todos callaron para escuchar lo que tenía que decir el rey que se encontraba muy sonriente en el centro del salón de palacio–. Brindo por el caballero Sebastián, porque nos ha demostrado que intentarlo no es suficiente, las cosas se hacen o no se hacen pero quien lo intenta no lo logra. Brindo por su valentía, por su sabiduría, brindo por su determinación. Si hay alguien aquí que se merezca ser llamado el próximo rey del reino Realidad es él, y es por eso que le quiero ofrecer la mano de mi hija en matrimonio –Un silencio aún mayor se hizo en todo el reino, todos quedaron perplejos, Sebastián quedó sin palabras, la princesa Destiny miró a su padre con cara de asombro y el rey miraba al joven caballero esperando una respuesta de éste. Sebastián dijo que lo pensaría, que le diera Tiempo y que cuando tuviera la respuesta hablaría con él personalmente y le daría la respuesta, el rey le dio un plazo de siete días para que le diera respuesta y el joven lo aceptó. Luego fue donde su anciano padre y le hizo saber lo que el rey le había propuesto para que el sabio le diera su punto de vista. –Nunca te niegues a la posibilidad de crecer un poco más cada vez que tengas la oportunidad de hacerlo –dijo el padre de Sebastián–. Muchos tienen que salir a buscar la oportunidad de crecer, a otros le llegan solas y solo los que la saben discernir bien la aprovechan. Este es el tuyo hijo, haz que valga la pena –el joven caballero pasó varios días pensando en la propuesta del rey y en las palabras de su padre, fue a hablar con la princesa para aclarar algunas cosas. La encontró sentada en el patio trasero del palacio pensando en todo lo que había pasado en su vida. –Hola –dijo el caballero–, necesito hablar contigo. –Yo también necesito hablar contigo. –Sé que no te caigo bien y que no te gusta mi compañía, por eso no quiero que te sientas cohibida de decirle a tu padre lo que quieres y lo que no. La verdad es que no quiero nada del reino, no busco ser parte de la realeza, pero sí me gustaría ser parte de tu corazón si me lo permites. Mañana le diré al rey que no me quiero casar contigo si así lo quieres, no quiero obligarte a estar conmigo –No esperó escuchar lo que Destiny tenía que decir, concluyó y se marchó dejándola confundida y con la palabra en la boca–. Al otro día todo el reino estaba esperando la respuesta del caballero, este llegó ante el rey y cuando iba a responder alguien lo interrumpió diciendo:
  • 34. –Mi señor, Sebastián no se puede casar con la princesa –Todos en el reino prestaron atención a aquel que se oponía al matrimonio del joven y la princesa para saber por qué se negaba a la unión del joven caballero y Destiny–, él no tiene sangre real, él es un noble, hijo de nobles. – ¿Es cierto eso joven Sebastián? –Preguntó el rey indignado pero respondió la princesa en lugar del caballero– – ¿Padre, sabe alguien aquí como es una persona de sangre real? De seguro todos están pensando como yo pensé al principio, que era una persona poderosa, que debía saber que era de los grandes y no debía juntarse con los de la clase baja, pero no es así; una persona de sangre real es la que sin importar como se vea por fuera, nunca olvidará quien es por dentro, esa persona es Sebastián –todo el reino quedó impresionado de que la princesa hablara así del joven caballero sabiendo que días atrás ella no lo quería ver ni en pintura, se escuchó un murmullo alrededor pero aun así ella no se detuvo y prosiguió apelando a su majestad–. Padre mío, si no es molestia para ti, en lugar de Sebastián, yo te daré mi respuesta –el rey asintió con la cabeza y la princesa dirigió la mirada al caballero–. Sin importar lo que antes llegaste a pensar de mí, yo siempre he soñado casarme con una persona de sangre real, hace Tiempo comprendí que esa persona eres tú. A mí no me importa quién seas, como seas o lo que seas, lo importante es que nunca dejes de ser tú, porque así es como quiero recordarte, como Sebastián, por ser Sebastián y no otro. Si aún quieres, yo quiero que tú seas mi rey por el resto de mis días –Sebastián la observó por unos instantes en silencio y luego pasó a decirle con los ojos puestos en ella. –Quizás no sea de la realeza pero si de sangre real. Sé quién soy, sé de dónde vengo y sé adónde voy y lo que quiero, y quiero a Destiny para que sea mi reina por el resto de mis días –El rey solo observó en silencio todo lo que estaba pasando y escuchó todo lo que se decía, luego de haber escuchado lo que Sebastián tenía que decir dijo: –Nunca en la historia del reino se había escuchado algo parecido a esto, pero acepto que aunque el caballero Sebastián no sea de sangre real que forme parte de los de mi familia porque lo que dijo mi hija Destiny es una realidad. La noticia corrió rápidamente por todo el reino y como corrió la noticia fueron pasando los días y entre esos días que pasaban llegó el gran día de la boda de Sebastián y la princesa Destiny. Fue un día muy ajetreado para todos los que vivían en palacio, pero bueno ¿Cómo no serlo si se trataba del día de la boda? Y más una boda real. el joven caballero Sebastián y la princesa Destiny se casaron y después de unos años tuvieron un hijo, un pequeño niño llamado Dream, así con Destiny y Sebastián
  • 35. ahora en el trono, el reino vivía feliz y más que conforme. Cierta noche el joven caballero, que ahora era rey del reino realidad, se encontraba recostado con su pequeño hijo Dream sobre el techo de la que una vez fue su habitación esa vez que llegó a palacio por primera vez como todo un caballero, estaban mirando hacia el cielo, justamente contemplando las estrellas, tal como lo hacía antes Sebastián con su padre el sabio luego de un afanado día de trabajo. –Padre, ¿Por qué miras con tanto detenimiento las estrellas? Yo soy noble hijo, hijo de nobles, mi niñez la pasé en una aldea que queda cerca de palacio, y en una de las tantas noches en que miraba las estrellas con mi padre le pregunté, cuantas estrellas tenía el cielo, mi padre me dijo el número de estrellas que él había contado, y luego me dijo que yo debía contar mis propias estrellas. – ¿Y las contaste padre? ¿Lo lograste? – Si hijo, las conté y noté que a pesar de que muchas estrellas estaban ahí, no todas brillaban, solo las que descubrían esa luz que tenían dentro de ellas para alumbrar desde arriba lo hacían. – ¿Y cuántas estrellas tiene el cielo padre? –Hay diez mil millones de estrellas hijo, diez mil millones más uno. Esas fueron las que yo conté, pero tú debes contar tus propias estrellas. – ¿Padre por qué dices diez mil millones más uno? ¿Contaste una más que el abuelo? –Si Dream, conté la mía. A todo el mundo se le asigna una estrella para brillar, esa estrella es su nombre, pocos hacen que su nombre irradie luz y pueda brillar aun en medio de tantas estrellas apagadas, solo los que se han dedicado a saber cómo llegar a la cima de sus sueños lo han puesto a brillar.
  • 36. CUENTA TUS PROPIAS ESTRELLAS A veces queremos vivir lo que otros vivieron, como otros vivieron, donde otros vivieron, pero esto no está bien porque ninguno de nosotros ha nacido para vivir la vida de nadie. Cada quien tiene su propia historia que narrar y sus propias estrellas que contar. Tú también tienes el poder de contar tus propias estrellas como el caballero Sebastián, y tienes el poder de ser una de ellas, siempre y cuando salgas detrás de tus sueños y los persigas con la espada bañada en oro que le llaman deseo, porque si no luchas con deseo de llegar entonces en vano estás luchando. Sabes… Nacimos con una luz dentro de nosotros que solo brillara si con esfuerzo y dedicación logramos encenderla para que alumbre todo y a todos y así alguien más que nosotros mismo sepa que estamos aquí. Esa luz es tu nombre, y será luz o seguirá en las tinieblas dependiendo de cómo uses la oportunidad que te da la vida de crecer cada vez un poco más hasta llegar a la cima. Abre los ojos y aprende a discernir las oportunidades que te da la vida, abre los ojos y busca al viajero Tiempo para poder lograr lo que te has propuesto, pero sobre todo… Abre los ojos y vive tus sueños, este es el momento de ser tú el próximo… …Joven que cuente sus propias estrellas