2. Examen del abdomen
Vísceras:
• el hígado y vías biliares,
• gran parte del tubo digestivo;
• el bazo;
• riñones,
• uréteres,
• vejiga;
• glándulas suprarrenales;
• además, en la mujer: útero, trompas de Falopio y ovarios
• en el hombre, la próstata.
Especial énfasis en la anatomía y la fisiopatología.
El examen mismo conviene efectuarlo en dos etapas:
• A. Un examen general
B. El examen de las vísceras, propiamente como tal
Se debe tener el cuidado de incluir las regiones inguinales.
Además, se puede complementar con el examen rectal y el ginecológico.
3. Referencias anatómicas:
Algunos puntos de referencia, son:
• los rebordes costales
• el apéndice xifoides
• el ombligo
• las espinas ilíacas antero-superiores en cada
lado
• las regiones inguinales
• el borde superior del pubis
4. División del abdomen por cuadrantes:
Se trazan dos líneas imaginarias perpendiculares
que pasan por el ombligo.
De esta forma se delimitan cuatro cuadrantes:
• superior derecho
• superior izquierdo
• inferior derecho
• inferior izquierdo
5. División del abdomen en nueve
sectores:
Se trazan dos líneas verticales:
Las líneas medioclaviculares que se prolongan hacia
abajo hasta los lados del pubis.
Se trazan dos líneas horizontales:
una pasa por el reborde costal (aproximadamente
la 10ª costilla), y la otra pasa por las crestas ilíacas
antero-superiores.
Se constituyen así nueve sectores
6. en el tercio más alto:
• - hipocondrio derecho (lóbulo hepático
derecho, vesícula biliar, parte del riñón
derecho, glándula suprarrenal, ángulo
hepático del colon).
- epigastrio (estómago, duodeno, páncreas,
parte del hígado, aorta, vena cava inferior)
- hipocondrio izquierdo (bazo, cola del
páncreas, ángulo esplénico del colon, polo
superior del riñón izquierdo, glándula
suprarrenal)
7. en el tercio medio:
• flanco derecho (parte del riñón
derecho y del colon ascendente)
• región umbilical (porción inferior del
duodeno, intestino delgado, aorta,
vena cava inferior
• flanco izquierdo (parte del riñón
izquierdo y del colon descendente)
8. en el tercio inferior:
• fosa ilíaca derecha (ciego, apéndice,
extremo inferior del íleon, ovario,
desembocadura del uréter, canal
inguinal)
• hipogastrio (útero, vejiga, colon
sigmoides)
• fosa ilíaca izquierda (colon sigmoides,
ovario, desembocadura del uréter, canal
inguinal)
10. En la pared posterior del abdomen se
reconocen fundamentalmente las regiones
lumbares (se extienden desde las últimas
costillas hasta las crestas ilíacas).
El tercio superior de los riñones queda a la
altura de las costillas flotantes
11. Irradiación de los dolores:
• de la vesícula: en el hipocondrio derecho, pero también en
epigastrio
• del estómago y duodeno: en el epigastrio y, eventualmente,
en la región umbilical. Una úlcera penetrante hacia el
retroperitoneo puede generar dolor en la región lumbar.
• del bazo: en el hipocondrio izquierdo
• del intestino delgado: cólicos intestinales provenientes del
intestino delgado producen dolor en la región umbilical o
en todo el abdomen
• del colon: cólicos intestinales provenientes del colon
producen dolor en el hipogastrio o en todo el
hemiabdomen inferior; las diverticulitis del colon
descendente producen dolor en la fosa ilíaca izquierda y el
flanco izquierdo; las apendicitis duelen de preferencia en la
fosa ilíaca derecha.
12. Irradiación de los dolores:
• del riñón: duele especialmente en la fosa lumbar correspondiente,
pero también el dolor puede tener una irradiación hacia el flanco
correspondiente. Si el dolor se genera del uréter (por ejemplo, por
una litiasis), el dolor se irradia hacia la región inguinal y genitales
externos.
• vejiga: molesta en el hipogastrio.
A veces, se presentan dolores irradiados. Por ejemplo:
• una neumonía basal puede proyectar dolor hacia el hipocondrio del
mismo lado
• un infarto agudo de la cara inferior del corazón puede doler en el
epigastrio
• un herpes zóster intercostal, a veces se asocia a dolores referidos al
abdomen
• un neumoperitoneo o un proceso anexial, puede proyectar dolor a
un hombro.
13. Aspectos que conviene tener presentes
al realizar el examen:
• Colocar al paciente en decúbito dorsal
• Examinar por el lado derecho (pero conviene tener la capacidad de
examinar por ambos lados)
• Disponer de una iluminación adecuada
• Tratar de no tener las manos ni el instrumental fríos
• Solicitar al paciente que se relaje (tener una delicadeza especial en
personas que sufren de cosquillas)
• Exponer el abdomen en forma amplia de modo de efectuar una
buena observación (desde la parte baja del tórax hasta las regiones
inguinales).
• Conviene tener cuidado por el pudor del paciente, pero sin dejar de
examinar en forma adecuada.
• No olvidar de examinar las regiones inguinales
• Las zonas dolorosas conviene examinarlas al final
14. Inspección
• Conviene fijarse en lo siguiente:
• la forma del abdomen
• identificar áreas más prominentes o
asimétricas
• cicatrices
• herniaciones
• lesiones de la piel
• presencia de circulación colateral
• latidos
• los movimientos respiratorios: normal,
con la inspiración se produce un
abombamiento del epigastrio al
descender el diafragma.
• En algunas insuficiencias respiratorias, el
diafragma no se contrae y es arrastrado
hacia el tórax en la inspiración, con lo
que el abdomen en vez de “abombarse”
se deprime: esto se conoce
como respiración paradojal.
15. Inspección
La forma del abdomen puede ser diferente.
• depende de la edad,
• de la relación entre el peso y la talla,
• de la constitución del cuerpo,
• de lo atleta o sedentaria que sea la persona
• alteraciones que puedan existir: tumores, ascitis,
meteorismo (gas aumentado en el intestino).
Normalmente tiene una forma redondeada o plana.
• En personas delgadas y en decúbito dorsal, se
aprecia un abdomen excavado (escafoide o
cóncavo).
• Si se aprecia abultado se habla de un
abdomen globuloso o prominente.
• Cuando en decúbito supino el abdomen
impresiona que se "rebalsa" hacia los lados se le
llama en alforjas;
• si estando de pie, se aprecia un gran pliegue que
cuelga del hemiabdomen inferior se llama en
delantal.
16. Inspección
• La presencia de tumores o masas
• El aumento de volumen por un útero grávido
• en el hipogastrio, ocurre con una vejiga distendida,
(globo vesical).
• esplenomegalia podrá dar un abultamiento en el
cuadrante superior izquierdo;
• hepatomegalia, en el cuadrante superior derecho.
• estrías de distensión en los flancos y partes bajas
del abdomen (mujeres que han tenido embarazos
y en obesos que han bajado de peso), de color
blancas.
• estrías de color púrpura (obesidad de predominio
central e hipertensión arterial), pueden ser
manifestación de una enfermedad de Cushing.
• En hemorragias, en una pancreatitis grave, pueden
aparecer equímosis en la región umbilical (signo de
Cullen) o en los flancos (signo de Turner).
• En cuadros de obstrucción intestinal, es posible ver
los movimientos peristálticos de las asas
intestinales.
17. Inspección
• El ombligo normalmente es umbilicado
(hundido) o plano. Cuando existe ascitis se
puede ver evertido (protruye hacia afuera).
• Una onfalitis es una inflamación del ombligo
que se manifiesta por enrojecimiento y
secreción.
• La distribución del vello pubiano es diferente
en el hombre que en la mujer. En el primero
tiene una distribución romboidal, llegando
hasta el ombligo. En la mujer es de tipo
triangular (ginecoide), sin extensión del vello
hacia el obligo.
• Esta distribución se altera en algunas
enfermedades (por ejemplo, en los hombres
con cirrosis hepática tiende a adquirir una
distribución ginecoide)
18. HERNIAS
• La presencia de hernias se hace más evidente cuando la
persona puja y/o se pone de pie.
• Las más frecuentes son las hernias umbilicales, inguinales
y crurales.
• Menos frecuente es la hernia de la línea blanca o alba
(línea entre el ombligo y el apéndice xifoides).
• diátesis de los rectos abdominales, en la que se aprecia un
abombamiento a nivel de la línea alba cuando la persona
puja.
• hernia incisional ocurre en relación a la cicatriz de una
operación, cuando los planos profundos no cerraron bien.
• evisceración es cuando la herida se abre totalmente y se
logran ver las vísceras.
19. CICATRICES QUIRÚRGICAS
• McBurney: usada en apendicetomías (se ubica en el cuadrante
inferior derecho y tiene una orientación oblicua). A veces, algunas
apendicetomías se efectúan a través de una
laparotomía paramediana derecha infraumbilidal.
• Kocher: usada en colecistectomías y cirugías hepáticas (es una
incisión subcostal derecha, paralela al reborde costal). Para estas
operaciones también se usa una incisión paramediana derecha
supraumbilical.
• mediana supraumbilical: usada para operaciones del estómago y
otras estructuras del hemiabdomen superior.
• Pfannenstiel: usada para cesáreas y operaciones ginecológicas (es
una incisión arqueada por encima de la sínfisis pubiana). Ha
reemplazado a la incisión mediana infraumbulical
• cicatrices de laparoscopías: son pequeñas cicatrices, de
aproximadamente 1 cm, que se ubican en dos o tres sitios
(frecuentemente en el ombligo y en uno o dos sitios más de la pared
abdominal)
20.
21. Tipos de circulación venosa colateral:
• de tipo porto-cava: se notan venas que se irradian desde el
ombligo hacia la periferia (obstrucciones de la vena porta la sangre
busca camino por las venas periumbilicales).
• de tipo cava-cava: se notan venas por los flancos de la pared
abdominal que siguen un curso ascendente; (obstrucciones de la
vena cava inferior).
• Para determinar la dirección del flujo sanguíneo de una vena, se
apoyan los dedos índices de cada mano sobre un segmento de la
vena, en un trayecto que no reciba tributarias colaterales.
• Estando los dedos juntos y aplicando un poco de presión, se
separan de modo de exprimir toda la sangre de ese segmento. A
continuación, se levanta uno de los dedos y se ve la rapidez con la
que la vena vuelve a llenarse de sangre: si ocurre inmediatamente,
la sangre fluye en ese sentido. Se repite la maniobra levantando
uno u otro dedo hasta estar seguro de la dirección de la sangre.
22. AUSCULTACION:
• Lo que se trata de auscultar son ruidos que derivan de la movilidad del intestino y
posibles soplos vasculares.
• Se efectúa antes de la percusión y la palpación ya que éstas pueden alterar
los ruidos intestinales o ruidos hidroaéreos.
• La auscultación debe ser metódica y cubrir los distintos cuadrantes del abdomen.
• es necesario familiarizarse con las características de los ruidos intestinales : en las
diarreas están aumentados en frecuencia e intensidad (es conocido el "ruido de
tripas" de las personas en estas situaciones);
• en obstrucciones intestinales en que el intestino lucha por vencer una obstrucción
(íleo mecánico), los ruidos intestinales tienden a ser más frecuentes y con un tono
elevado (es necesario haberlo escuchado para "grabárselo" en la mente);
• en parálisis intestinales (íleo paralítico), los ruidos están ausentes. En estos casos
conviene escuchar durante un rato prolongado antes de sacar conclusiones.
• mucho líquido mezclado con gas, ya sea en el estómago o en el intestino, en
obstrucciones de la salida del estómago (síndrome pilórico) o en parálisis u
obstrucciones intestinales (cuadros de íleo): si se sacude al paciente teniendo la
membrana del estetoscopio apoyado en el abdomen es escuchan ruidos
semejantes a los que se producen al agitar un tonel parcialmente lleno de líquido.
Esta característica se llama bazuqueo gástrico,
23. AUSCULTACION:
• Otros ruidos que se pueden auscultar son soplos por flujos
turbulentos dentro de las arterias:
• en relación a la aorta abdominal o por irradiación desde el
corazón: se auscultan en la línea media del epigastrio
• en relación a una estenosis de una arteria renal: en el
epigastrio, pero un poco lateral a la línea media, o en las
regiones lumbares (ángulo costo-lumbar); esta es una
maniobra que puede rendir especialmente en pacientes
hipertensos (pero es poco frecuente de encontrar).
• otros soplos: por estenosis de arterias ilíacas (por debajo
del ombligo, lateral a la línea media) o de arterias
femorales (en las regiones inguinales).
• En mujeres embarazadas se pueden auscultar los latidos
cardíacos fetales a partir de las 16 a 18 semanas.
24. Percusión.
Normalmente al percutir el abdomen se escuchan ruidos sonoros que reflejan
el contenido de aire en el tubo digestivo.
Frente a un abdomen distendido, la percusión puede ayudar a diferenciar si la
distensión es:
• por acumulación de gas (meteorismo), se escucha hipersonoridad o
timpanismo
• líquido en el peritoneo (ascitis), / matidez desplazable, En un cuadro de
íleo paralítico, en que se acumula líquido en las asas intestinales
• un aumento de volumen anormal (tumor, globo vesical, útero miomatoso,
etc.), si el problema es un útero aumentado de volumen por embarazo o
una vejiga distendida (globo vesical) se encuentra una matidez en el
hipogastrio .
La percusión también se usa para delimitar vísceras como EL HIGADO Y EL
BAZO
25. Palpación.
• palpación superficial se buscan puntos dolorosos y se evalúa si la
pared abdominal es depresible.
Cuando existe resistencia muscular, puede ser voluntaria: tensión
nerviosa, temor a sentir dolor, frío o cosquillas.
El examinador debe poner su antebrazo y mano en posición horizontal,
y los dedos van examinando ejerciendo una presión suave y uniforme.
Se recorre el abdomen en todos sus cuadrantes teniendo presente qué
se puede llegar a palpar en cada sector de acuerdo a la anatomía
normal.
• palpación profunda mediante la cual se identifican con más
detalles las estructuras intraabdominales.
Es frecuente que se pueda desencadenar una molestia al presionar
sobre el ciego, colon sigmoides o la aorta. Si se repite la palpación con
más cuidado es posible que la molestia no ocurra. La palpación
profunda se puede efectuar con una o las dos manos.
26. Palpación.
Si se palpa una masa, se debe precisar:
• localización
• tamaño
• forma
• consistencia
• si es sensible a la palpación
• si tiene latido
• si se desplaza al palparla o con la respiración
• si forma parte de una víscera
tratar de interpretar a qué corresponde:
• ¿una vesícula inflamada?
• ¿un globo vesical?
• ¿una esplenomegalia?
• ¿un aneurisma de la aorta? etc.
27. Palpación, Puntos dolorosos:
.
Cada afección duele en sitios específicos. Algunos de ellos son:
• apendicitis: lateral al punto medio de una línea imaginaria entre el
ombligo y la espina ilíaca antero-superior
• colecistitis aguda: bajo el reborde costal derecho, lateral al borde
externo del músculo recto abdominal
• diverticulitis: duele en el cuadrante inferior izquierdo o la fosa ilíaca
y el flanco izquierdo
• Las peritonitis se deben a una irritación del peritoneo. Con
frecuencia se deben a la perforación de una víscera hueca
(apendicitis, intestino). Puede ser localizada o difusa, según el
proceso logre ser contenido o no.
El abdomen en estas condiciones es muy sensible y una palpación
suave es capaz de desencadenar dolor. Incluso, las sacudidas que se
producen al percutir el abdomen desencadenan dolor. También
cuando el paciente tose.
Signo de Blumberg consiste que después de presionar el abdomen y
soltar bruscamente, la persona experimenta un intenso dolor. Duele
más al retirar la presión que al ejercerla.
28. Examen de las vísceras abdominales:
.
Hígado:
El hígado se ubica preferentemente en la región del hipocondrio derecho, pero su
lóbulo izquierdo se proyecta al epigastrio.
Al examinarlo se determina:
• su límite superior
• el borde inferior
• la proyección hepática (o sea, la distancia entre el límite superior y el borde
inferior, lo que da una idea de su tamaño)
Determinación del límite superior del hígado:
• se efectúa mediante percusión.
• Se percute a nivel de la línea medio clavicular, desde los pulmones (área sonora)
hacia el hígado.
• En el punto que el sonido cambia de sonoro a mate se ubica el límite superior del
hígado.
Esa ubicación se precisa contando el espacio intercostal correspondiente partiendo
desde el segundo espacio intercostal (que está a la altura del ángulo de Louis) hacia
abajo. Lo normal es que esté a nivel del quinto espacio intercostal derecho, en la línea
medio clavicular.
29. Examen de las vísceras abdominales:
.
se pierde la “matidez hepática” en
de neumoperitoneo en que entre aire a la cavidad
peritoneal (por ejemplo, en una perforación gástrica
o intestinal).
Determinación del borde inferior del hígado: se
efectúa mediante la palpación. Estando el paciente
en decúbito dorsal, el paciente efectúa una
inspiración.
palpar con la punta de sus dedos, con la mano en
dirección al tórax.
Otra forma "enganchando" el borde inferior con la
mano en dirección al abdomen y los dedos flectados.
Conviene partir palpando unos cuantos centímetros
por abajo del reborde costal e ir subiendo hasta
lograr sentir el borde inferior (si el hígado fuera muy
grande y no se palpó suficientemente bajo, podría no
captarse el borde inferior).
30. Examen de las vísceras abdominales:
Al palpar el borde inferior del hígado se aprovecha
de precisar otras características:
• cuántos centímetros se proyecta por debajo del
reborde costal
• qué consistencia tiene el hígado (lo normal es
que sea blando y elástico; los hígados cirróticos
son más duros)
• cómo es el borde (lo normal es que sea
redondo; un hígado cirrótico puede ser más
cortante)
31. Examen de las vísceras abdominales:
• en el caso de hígados lo normal es que sea liso
• hígados cirróticos o tumorales podría tener una
superficie algo irregular o nodular)
• crecimiento lóbulo izquierdo hacia el epigastrio
Es frecuente que el borde inferior del hígado no se
logre palpar, especialmente en personas con
sobrepeso.
Cuando la palpación es positiva y el hígado es
normal, se palpa de consistencia blanda pero bien
definida, y la maniobra no es dolorosa.
32. Examen de las vísceras abdominales:
En algunas enfermedades estas características
cambian, por ejemplo:
• en la cirrosis hepática el borde es más cortante
y la consistencia es más dura
• hígado tumoral, se podría encontrar grande,
firme y nodular.
• insuficiencia cardiaca, se puede llegar a palpar
un borde redondo, blando y podría ser algo
sensible a la palpación
• hepatitis aguda muchas veces se logra palpar el
borde inferior blando y doloroso a la palpación.
33. Examen de las vísceras abdominales:
una variante anatómica que se considera normal es
el lóbulo de Riedel que consiste en una lengüeta
del lóbulo derecho del hígado que desciende hasta
al cresta ilíaca.
Proyección hepática: la altura del hígado
determinada por la diferencia entre el límite
superior y el borde inferior; se expresa en
centímetros. Lo normal es que la proyección
hepática sea de 10 a 12 cm.
Valores superiores estarían reflejando una
hepatomegalia.
Una consideración respecto a esta medición es
tener presente que si el límite superior se
determinó estando el paciente en espiración y el
borde inferior estando en inspiración,
artificialmente estaríamos aumentando el tamaño
del hígado.
34. Examen de las vísceras abdominales:
Respecto a la vesícula biliar, normalmente no se palpa.
Cuando se inflama (colecistitis), el signo cardinal es el dolor que aumenta con la
palpación (signo de Murphy positivo).
En estados más avanzados el proceso inflamatorio lleva a una reacción local de los
tejidos vecinos y se forma un plastrón vesicular.
En estos casos se palpa una masa subcostal, dolorosa, de límites difíciles de precisar.
Incluso, puede ser difícil de diferencia de un tumor de la vía biliar.
vesícula está dilatada por obstrucción del conducto cístico por un cálculo y se palpa
como una “pera” (hidrops vesicular).
Una obstrucción a nivel de la ampolla de Váter por un tumor (signo de Courvoisier):
estas vesículas habitualmente no duelen y el paciente está ictérico.
35. Examen de las vísceras abdominales:
Examen del bazo:
El bazo también se explora mediante la percusión y la palpación.
Se encuentra bajo la parrilla costal, entre la 6ª y la 10ª costilla, a nivel de la línea
medio axilar, en una posición oblicua.
Lo habitual es pedir al paciente que respire profundo e ir al encuentro del polo
inferior con la punta de los dedos (con la inspiración se contrae el diafragma y el bazo
desciende).
Normalmente no se palpa en adultos, salvo excepciones. Esto hace que cuando es
posible palpar el polo inferior se piense que existe una esplenomegalia.
Causas de esplenomegalia:
• hipertensión portal (que determina una congestión venosa),
• tumores (ej.: linfoma, leucemia mieloide crónica),
• infecciones (ej.: endocarditis bacteriana, fiebre tifoidea),
• hemólisis crónicas, etc.
36. Examen de las vísceras abdominales:
Cuando no es posible palpar el polo inferior, se
puede recurrir a la percusión del “área esplénica” a
nivel de la línea medio axilar, percutiendo un poco
por delante y por detrás, en la región costal baja.
Matidez que se proyecta por delante de la línea
axilar anterior, se estima que el bazo puede estar
grande.
Indudablemente si se palpa el borde inferior es más
confiable como signo de esplenomegalia que la
percusión.
Si el bazo no se logra palpar en decúbito dorsal, se
coloca al paciente en decúbito lateral derecho (se le
pide que flecte un poco su pierna izquierda y relaje
la pared abdominal). En esa posición (conocida
como posición de Shuster), y ubicándose por detrás
del enfermo, se intenta “enganchar” el polo inferior
del bazo durante una inspiración profunda.
37. Examen de las vísceras abdominales:
Examen de los riñones.
Se ubican en el retroperitoneo. Se examinan mediante la palpación. Generalmente no
se palpan, salvo en personas delgadas.
El riñón derecho se ubica un poco más bajo que el izquierdo y su polo inferior tiene
más posibilidades de palparse (el resto de los riñones queda bajo la parrilla costal).
Cuando alguno de ellos está aumentado de tamaño es más factible que se pueda
palpar (por ejemplo, en hidronefrosis, riñón poliquístico, tumor renal, etc.).
Para examinarlos, el examinador trata de palparlos poniendo una mano bajo la región
lumbar y la otra sobre el flanco: se ejerce presión entre las dos manos y se trata de
sentir si se interpone una “masa” compatible con el polo inferior de alguno de los
riñones. La posición de las manos depende del lado que se ubique el examinador. Se
habla que la “masa” tiene contacto lumbar cuando al empujar hacia arriba, el
movimiento se transmite hacia la mano superior. Este signo es bastante propio de los
riñones.
Otro signo que se busca en el examen de los riñones es la puño percusión;
pielonefritis aguda. Se usa la prueba de Giordano.
38. Palpación de la aorta
Palpación de la aorta.
Se logra palpar en personas de contextura delgada o cuando está muy dilatada. Lo que
es más frecuente es sentir un latido en la región del epigastrio. El diámetro normal de
la aorta no supera los 3 cm (en promedio, 2,5 cm). Para delimitar su diámetro se palpa
primero la aorta por un borde y luego por el otro, o con las dos manos se aprecia la
distancia de un borde al otro. Esta pesquisa es más importante en personas mayores
de 50 años ya que con los años aumenta la posibilidad de encontrar un aneurisma. Si
se sospecha un problema de este tipo, conviene solicitar una ecotomografía para
definir mejor las características de la aorta.
39. Examen de las regiones inguinales.
Hernias inguinales y crurales.
En el trayecto del canal inguinal pueden aparecer dos tipos de hernias:
hernias inguinales indirectas (porque protruyen por el anillo inguinal interno y bajan
por el canal inguinal). Son más frecuentes en niños y jóvenes de sexo masculino.
hernias inguinales directas (porque protruyen a través de la pared posterior del canal
inguinal). Son más frecuentes en personas mayores.
hernia inguino-escrotal . Si el contenido de estas hernias desciende en el hombre
hasta el escroto.
hernia crural o femoral Por debajo del ligamento inguinal y medial a los vasos
femorales, puede aparecer una hernia pequeñita, pero que puede dar problemas
grandes si se atasca (ej.: obstrucción intestinal). Es más frecuente en mujeres de la
tercera edad.
40. Examen de las regiones inguinales.
Estas hernias se examinan mediante la inspección y la palpación. Conviene solicitar al
paciente que puje. También ayuda mucho repetir el examen estando el paciente de
pie y solicitándole que puje. Con esto las hernias tienden a protruir y se vuelven más
evidentes.
Al presionar una hernia que no está complicada, es posible reducirla y desplazar el
contenido de ella hacia el interior de la cavidad abdominal. Muchas veces esto se
acompaña con una sensación palpable de desplazamiento y ocasionalmente,
“gorgoteo”, que ayuda mucho a “convencerse” que se trata de una hernia.
Una hernia “atascada” es aquella que no se puede reducir (que los tejidos vuelvan a
su sitio original).
Una hernia “estrangulada” tiene además la condición de poder tener compromiso
vascular y por lo tanto no se debe intentar reducir.
Una conclusión importante de esta parte del examen es: “No se olvide de examinar las
regiones inguinales”.
41. Tacto rectal.
El tacto rectal debe ser considerado como parte
del examen del abdomen ya que puede aportar
información valiosa.
Se puede efectuar con el paciente en distintas
posiciones:
en decúbito lateral, habitualmente sobre el lado
izquierdo:
_con la extremidad de más abajo extendida y la
de más arriba semiflectada (posición de Sims)
_con ambas piernas flectadas a nivel de las
caderas y rodillas
estando el paciente en decúbito dorsal con
ambas extremidades inferiores flectadas y
separadas
estando el paciente boca abajo:
_de pie, inclinado hacia delante y apoyando sus
manos o codos sobre la camilla
_en una posición genupectoral (apoyándose
sobre las rodillas y codos)
42. Tacto rectal.
Cualquiera sea la posición elegida, se debe
respetar el pudor del paciente.
En la inspección de la región anal se aprecia
el aspecto de la piel y alteraciones que
puedan existir:
hemorroides externos,
fisuras,
orificios de fístulas perianales, etc.
En algunas ocasiones se le solicita al paciente
que puje para ver si se produce un prolapso
rectal o se asoman hemorroides internos.
Luego se efectúa la palpación colocándose
un guante desechable y lubricando el dedo
índice con vaselina, dejando en la punta un
poco más.
43. Tacto rectal.
Antes de introducir el dedo, conviene lubricar
un poco la entrada del orificio anal.
Luego se introduce con cuidado tratando de
no producir dolor. En la entrada se aprecia
el tono del esfínter anal (presión que ejerce
sobre el dígito).
Si el examen provoca dolor, o en personas
muy tensas, el tono aumenta; en cambio, en
ancianos o pacientes con lesiones
neurológicas, se encuentra disminuido.
La presencia de una fisura o un hemorroide
trombosado produce tanto dolor que el
examen no es posible efectuar. Un absceso
perianal puede dar una zona abultada y
dolorosa.
44. Tacto rectal.
Introducido el dedo, se aprecia la cavidad de
la ampolla rectal, sus paredes y el contenido
de deposiciones.
En los hombres, en la pared anterior, se
palpa la próstata, y en las mujeres, el cuello
del útero. Es importante fijarse si existe
alguna estrechez, dureza o crecimiento
exofítico en las paredes de la ampolla que
sugiera del crecimiento de un tumor. En las
apendicitis aguda, se desencadena dolor la
presionar hacia la pared derecha.
La próstata, en condiciones normales, se
palpa como una nuez de un diámetro de
unos 3 a 4 cm. Se distinguen dos lóbulos
laterales y un surco central. La superficie es
lisa y la consistencia cauchosa. A veces se
palpan las vesículas seminales en la región
más alta.
45. Tacto rectal.
Es frecuente que con los años, especialmente
pasados los 50 años, la próstata crezca llegando en
algunas personas a constituir un adenoma
prostático. Cuando se palpan durezas o crecimientos
como nódulos se debe pensar en la posibilidad de
un cáncer de la próstata.
El aspecto de la deposición que mancha el dedo del
guante al terminar el examen puede ayudar
especialmente cuando existe la sospecha que el
paciente esté sangrando:
• sangre fresca, roja, si el sangrado bajo
• deposición es de color negro cuando existe una
hemorragia digestiva alta a veces, aunque la
deposición aparece de aspecto normal, puede ser
aconsejable efectuar un test de sangre oculta
(test de Weber o de Guayaco.
46. SIGNO DESCRIPCIÓN DIAGNÓSTICO O ANOMALÍA
Signo de Aaron
Dolor/presión en epigastrio o tórax anterior al aplicar
presión firme y persistente sobre el punto de
McBurney Apendicitis aguda
Signo de Bassler
Dolor agudo que aparece al comprimir el apéndice
entre la pared abdominal y la cresta ilíaca Apendicitis crónica
Signo de Blumberg
Sensibilidad de rebote pasajera en la pared
abdominal Inflamación peritoneal
Signo de Carnett
Pérdida de la sensibilidad abdominal al contraer los
músculos de la pared abdominal Foco intraabdominal de dolor
Signo de Chandeleir
Dolor extremo en el abdomen inferior y la pelvis al
movilizar el cuello uterino Enfermedad inflamatoria pélvica
Signo de Charcot
Dolor intermitente en el cuadrante superior derecho
del abdomen, ictericia y fiebre Coledocolitiasis
Signo de Claybrook
Acentuación de los ruidos respiratorios y cardiacos
en toda la pared abdominal Rotura de víscera abdominal
Signo de Courvoisier
Vesícula biliar palpable en presencia de ictericia
indolora Tumor periampular
Signo de Cruveilhier Varices venosas en el ombligo (cabeza de medusa) Hipertensión portal
Signo de Cullen Color azulado periumbilical Hemoperitoneo
Signo de Danforth Dolor en el hombro al inspirar Hemoperitoneo
Signo de Fothergill
Masa en la pared abdominal que no atraviesa la línea
media y sigue siendo palpable cuando se contrae el
músculo recto abdominal Hematomas del músculo recto abdominal
47. SIGNO DESCRIPCIÓN DIAGNÓSTICO O ANOMALÍA
Signo de Grey Turner
Zonas locales de cambio de color alrededor del
ombligo y en los costados Pancreatitis hemorrágica aguda
Signo de Kehr
Dolor en el hombro izquierdo en decúbito supino al
comprimir el cuadrante superior izquierdo del
abdomen Hemoperitoneo
Signo de Mannkopf Aceleración del pulso al palpar un abdomen doloroso Ausente si el paciente finge
Signo de Murphy
Dolor causado por la inspiración al comprimir el
cuadrante superior derecho del abdomen Colecistitis aguda
Signo del obturador
La flexión y rotación externa del muslo derecho en
decúbito supino derecho del abdomen Absceso pélvico o masa inflamatoria
Signo del psoasilíaco
Dolor al levantar y extender la pierna contra una
resistencia Apendicitis con absceso retrocecal
Signo de Ransoholf Pigmentación amarillenta de la región umbilical Rotura del conducto colédoco
Signo de Rovsing
Dolor en el punto de McBurney al comprimir el
cuadrante inferior izquierdo del abdomen Apendicitis aguda
Signo de Ten Horn Dolor al traccionar suavemente del testículo derecho Apendicitis aguda