Este documento resume las 5 etapas del duelo descritas por Elizabeth Kübler-Ross: negación, ira, negociación, depresión y aceptación. También describe el duelo patológico y cómo varía la respuesta al duelo según las diferentes edades, desde bebés hasta adolescentes. Finalmente, incluye una breve reseña biográfica de Elizabeth Kübler-Ross y cómo sus experiencias la llevaron a dedicar su vida al estudio de la muerte y el duelo.
1. EL DUELO
Integrantes: Gretchen Günther
Mario Tapia
Eduardo Vásquez
Carolina Villalobos
Dra. Karin Schumacher
PSIQUIATRA
Lunes 29 de Octubre de 2012
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3. 1. INTRODUCCIÓN
Lo único certero al momento de nacer, es que tarde o temprano moriremos. Es el contrato
de la vida que muchas veces olvidamos con el paso de los años. Existen muchas religiones,
muchas creencias que hacen de este tema una discordia social… ¿es la muerte el final de la
vida, o es tan solo una transición hacia otra dimensión?.
Al menos ahora se habla y se analiza el tema. A lo largo de la historia, se han creado
centros y han aparecido científicos que sólo se dedican a investigar sobre la tanatología,
pero no hay que olvidar que hace un par de años atrás, la muerte era un tema tabú para
todos. Tanto así, que la gente creía que tan solo con hablar sobre el tema, llamarían la
desgracia y a la muerte misma.
En los hospitales la situación no era muy diferente, los enfermos terminales eran
desplazados hacia el final de los pasillos, lo más alejado posible del centro de enfermería y
de cualquier contacto humano. Los médicos de ese entonces, eran formados con aquel
esquema: el de dejar morir a los que tenían que morir. Pero ¿era ético?, ¿Es ético abandonar
a un ser humano en su lecho de muerte solo por el hecho de que los fármacos o los
procedimientos médicos no sean capaces de cambiar su fatal pronóstico?.
Elisabeth Kübler Ross fue una estudiante de medicina en aquella época, y ella al igual que
muchos de nosotros en la actualidad, encontró que aquello no era lo correcto. Desafió todas
las reglas y se acercó a los moribundos tan solo para escucharlos y para dejarles compartir
con ella su dolor y su miedo. Ella comprendió que el hablarles sobre el proceso de la
muerte, mejoraba y aliviaba la ansiedad y el sentimiento de soledad y desamparo que
tenían…. comprendió que tan solo con la palabra y el profundo amor hacia el prójimo se
podía lograr mucho más que con cualquier otra cosa enseñada por los libros.
Así fue como poco a poco, el concepto de la muerte fue integrándose en la medicina hasta
alcanzar hoy gran importancia con la terapia de cuidados paliativos por ejemplo, o el
simple hecho de dejar pasar a un moribundo los últimos días de vida en su casa, junto a sus
seres queridos y no en una unidad de cuidados intensivos con derecho de visita una hora al
día.
La muerte es tan parte de nosotros como lo es la vida día a día, exista o no exista
trascendencia a otra dimensión, se crea o no se crea Dios, debemos tratar con la muerte y
debemos saber enfrentarla.
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4. 2. DUELO
Este proceso, al que todos los seres humanos se ven enfrentados durante la vida, se
caracteriza en general por síntomas como shock, dolor, llanto, sensación de debilidad,
pérdida del apetito, pérdida de peso, dificultad para concentrarse, para hablar e incluso para
hablar. Además puede haber sueños con la persona fallecida y autorreproches ocasionales,
como asuntos que se hicieron o dejaron de hacer con el difunto.
La duración e intensidad de los síntomas depende de los factores que influyen en la
reacción a la muerte. Tradicionalmente los síntomas agudos duran entre 1 a 2 meses, y el
duelo en general entre 6 meses y un año, sin embargo puede haber síntomas o conductas
que perduren toda la vida.
Mundialmente, se aceptan 5 fases o etapas del duelo descritas por la psiquiatra Dra.
Elizabeth Kübler-Ross, que tras toda su vida dedicada al trabajo con moribundos, logró
detectar y analizar:
a) Fase 1: SHOCK O NEGACIÓN
Esta etapa suele pasar rápido. Es la primera reacción que la persona tiene cuando recibe la
noticia de una pérdida. Se caracteriza por conmoción, perplejidad, expresiones de dolor,
llanto y suspiros, negando lo acontecido con un sentimiento de “esto no puede ser verdad”.
b) FASE 2: IRA
En ésta etapa existe frustración e irritabilidad, haciéndose preguntas como ¿por qué a mí?.
Esta ira puede ser dirigida hacia Dios, el destino, algún amigo, familiar, médico, personal
de salud o incluso contra él mismo. Es necesario entender que es un proceso previsible y
adaptativo, similar a un mecanismo de defensa por desplazamiento ya que necesitan
expresar su ira para liberarse de ella.
c) FASE 3: NEGOCIACIÓN
La persona intenta negociar para poder sobrellevar de mejor manera la experiencia
traumática. En personas enfermas con una muerte inminente, esta etapa se caracteriza por
pedir tiempo para algún objetivo en particular sabiendo que la muerte ocurrirá.
d) FASE 4: DEPRESIÓN
En esta etapa aparecen los signos clínicos de depresión: abandono, inhibición psicomotora,
alteración del ciclo sueño vigilia, sentimiento de desesperanzas o incluso ideación suicida.
En los casos de enfermedad con muerte inminente, las personas necesitan llorar y afligirse
por la pérdida de su propia vida, donde hay un mayor riesgo de trastorno depresivo y/o
ideación suicida.
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5. e) FASE 5: ACEPTACIÓN
La muerte es inevitable y se acepta la universalidad de ella. La creencia religiosa puede
consolar la experiencia, para así comenzar a rearmar la vida. Las personas que deben
enfrentar su propia muerte, logran resolver sus asuntos incompletos y fallecen con un
sentimiento de paz consigo mismos y con el mundo. Muchos de ellos, encuentran la paz
con Dios y consiguen adoptar un concepto de muerte distinto, similar a la de una transición.
3. DUELO PATOLÓGICO
Se define cuando la persistencia o intensidad de los síntomas ha llevado a alguno de los
miembros de la familia, o a varios, a detener la vida laboral, relacional, académica u
orgánica. Es decir, cuando el duelo tiene una repercusión de gran cuantía en la capacidad
funcional de la persona.
Puede presentarse de diversas formas, ya sea como retraso del duelo o ausencia de este, así
como también de una intensidad o duración excesiva. En casos más complicados puede
asociarse a ideación suicida o a síntomas psicóticos
Las personas que presentan mayor riesgo son aquellas en situación de aislamiento social,
con historias de pérdidas traumáticas, repentinas y/o en circunstancias catastróficas. Así
como también cuando existe responsabilidad (ya sea real o imaginaria) en la muerte de la
otra persona o una relación marcada de dependencia y/o ambivalencia con el fallecido.
Dentro de las características del duelo patológico se pueden encontrar:
• Magnificación de algunos aspectos del duelo y/o respuestas psicóticas
• Identificación con el fallecido adoptando algunos gestos, rasgos o pertenencias,
creer que se es el fallecido o estar seguro que se está muriendo, sin estar en esa
condición.
• Oír las voces efímeras del fallecido o alucinaciones auditivas persistentes.
• La negación de ciertos aspectos de la muerte o la certeza de que la persona sigue
viva.
En caso de identificarse esta condición es necesaria la derivación a especialista.
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6. 4. DUELO SEGÚN EDADES
Los adultos y los niños manifiestan actitudes distintas ante la muerte que es necesario
considerar al momento de enfrentar un duelo. En la infancia estas actitudes están en
función del nivel de comprensión de los conceptos en torno a la muerte como por ejemplo
"está muy enfermo”, "va a morir" y "muerto".
Así hasta los dos años no suelen presentar reacciones graves inmediatas, aunque a veces se
ha evidenciado una actitud de aflicción. Sobre los tres a cuatro años, comienza a surgir el
miedo a la muerte, pero hay que tener claro que este miedo surge por la sensación de
desamparo que les acarrearía la muerte de sus seres queridos, y no por la muerte por si
misma ya que en este período apenas se asume la propia muerte.
En la niñez se suelen desarrollar juegos para controlar el miedo y/o la pena que les evoca la
muerte, también pueden producirse cambios de conductas ante la muerte de familiares tales
como desobediencia, agresividad, mal rendimiento escolar o acentuado interés por el tema
de la muerte, generalmente asociado al hecho de dormir. Sin embargo, de los 5 a los 10
años el temor a la muerte suele disminuir porque aparece la creencia de que existe una
trascendencia y que la muerte no es todo. Es común encontrar en esta etapa frases como
"está en el cielo" o "está con el Niño Jesús", que tranquiliza y facilita el proceso del duelo.
En la preadolescencia y adolescencia es difícil establecer pautas fijas, aunque ya se
empieza a establecer el temor por la muerte relacionada a procesos terminales asociadas a
dolor, sufrimiento y soledad, evidenciándose poco a poco la asunción de la muerte propia.
Sea como sea, la ansiedad y la melancolía suelen aparecer en estas edades ante la idea de la
muerte propia. También es frecuente la identificación con personas del entorno, por ello si
se da una fuerte identificación con alguien que ha fallecido podría darse una actitud
suicida.
Hasta los 2 años:
Concepto de la Muerte: Este grupo de edad por lo general no comprende el
significado de la muerte, pero los niños tienen conciencia de la pérdida y de la separación.
Reaccionan más ante las reacciones emocionales de los adultos y ante cualquier alteración
de sus horarios.
Respuesta al Duelo: Los bebés pueden buscar a los difuntos y ponerse ansiosos
como resultado de la separación. Las reacciones comunes incluyen: protestas, un cambio en
los hábitos de sueño, disminución de la actividad y pérdida de peso.
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7. Preescolares (de 2 a 4 años):
Concepto de la Muerte: Para este grupo de edad, la muerte es vista como algo
temporal y reversible. Los preescolares usualmente no visualizan la muerte como algo
distinto de la vida y no ven a la muerte como algo que les suceda a ellos. Los comentarios
típicos incluyen: "¿Cuándo volverá mi mami a casa?" "¿Cómo hace (la persona fallecida)
para comer o respirar?"
Respuesta al Duelo: Por lo general, la respuesta emocional de este grupo es breve
pero intensa, ya que tienden a estar orientados hacia el presente. Los preescolares están más
preocupados por la alteración en los patrones de cuidado o por las reacciones emocionales
de los adultos en sus vidas.
Primera Infancia (de los 4 a los 7 años):
Concepto de la Muerte: Este grupo todavía considera a la muerte como algo
reversible. Los niños a veces se sienten responsables de la muerte debido a pensamientos o
sentimientos que tuvieron sobre la persona fallecida, a veces llamado "pensamiento
mágico" similar a un sentimiento de culpabilidad “Estaba enojado con ella y deseé que se
muriera"
Respuesta al Duelo: La repetición de preguntas sobre el proceso de la muerte es
típica de este grupo de edad, "¿Cómo? ¿Por qué?" Pueden jugar a actuar la muerte o el
funeral como un intento de atravesar su duelo. Pueden comportarse como si nada pasara.
Otras respuestas típicas incluyen: ira, tristeza, confusión, dificultad para comer, para dormir
o comportamientos regresivos como orinarse en la cama.
Años Intermedios (de los 7 a los 11 años):
Concepto de la Muerte: Este grupo de edad puede querer ver a la muerte como algo
reversible, pero comienzan a verlo como algo final. Todavía no piensan en la muerte como
algo que puede ocurrirles a ellos o a los miembros de su familia, sino a la gente anciana o
muy enferma. Pueden creer que pueden escapar a la muerte a través de sus propios
esfuerzos. También pueden ver a la muerte como un castigo (particularmente antes de los
nueve años). Los niños de este grupo de edad pueden desarrollar miedos a daños y
mutilaciones corporales y pueden tener miedo que otros seres queridos fallezcan.
Respuesta al Duelo: Este grupo de edad por lo general quiere conocer detalles muy
específicos sobre la muerte. Pueden llegar a preocuparse por cómo otros están
respondiendo a la muerte. Pueden poner en acción su ira y su tristeza y tener problemas
para progresar en la escuela. También pueden desarrollar una actitud bromista sobre la
muerte o pueden retraerse y ocultar sus sentimientos. Los niños de esta edad a veces se
preocupan mucho por su propia salud. Otras respuestas típicas incluyen: conmoción,
negación, tristeza y regresión.
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8. 5. RESEÑA BIBLIOGRÁFICA
La historia de Elisabeth Kübler Ross explica en parte cómo fue que decidió dedicar su vida
entera a estudiar el proceso de la vida y la muerte.
Nació en 1926 en Suiza como una trilliza. Ella en una oportunidad confesó que no solo fue
difícil sobrevivir con 900 gramos en aquella época, sino que además fue difícil criarse sin
una identidad propia, tratando de descubrir quién era y qué quería. Con pocos años,
enfermó de neumonía y una vez hospitalizada conoció a una pequeña niña muy enferma, a
la que vio cómo los médicos trataban sin respeto alguno, y que tras su muerte, no
explicaron nada, como si la muerte no existiera. A esa corta edad, fue cuando supo que su
misión era aliviar el sufrimiento humano.
Al entrar a la escuela de medicina, otro hecho que marcó su vida fue conocer el campo de
concentración nazi tras la guerra, donde los niños judíos que esperaban su muerte
inminente dibujaron en los muros de manera instintiva mariposas, lo que interpretó como si
los niños consideraban la muerte no como un final sino como un cambio, así como la oruga
cambia a una mariposa.
Desde ese entonces, dedicó su vida entera a luchar contra el estigma que causaba la
muerte, sobretodo en el ámbito de la medicina, creando dos verdaderos bandos. Sin
embargo, no aflojó ante las críticas y siguió su instinto y su pasión que era sentarse cerca de
sus enfermos, dedicarles tiempo y escucharlos mientras ellos abrían su corazón.
“Mi trabajo con enfermos me había enseñado que existe un poder sanador que trasciende
los medicamentos, que trasciende la ciencia y eso es lo que yo llevaba cada día a las salas
del hospital. Durante mis visitas, me sentaba en las camas, les cogía las manos y hablaba
durante horas con ellos. Así aprendí que no hay ni un solo moribundo que no anhele cariño
o comunicación. Los moribundos no desean ese distanciamiento sin riesgos que practican
los médicos, ansían sinceridad… La mayoría de los médicos se mostraban demasiado
distanciados en su trato con los pacientes… necesitaban tratar a los pacientes como seres
humanos iguales que ellos pero para ellos la muerte significaba un fracaso”
La Dra. Elisabeth, tras años de experiencia, de recorrer el mundo dictando charlas y
enseñando al resto sus conclusiones, logra el objetivo que se planteo tempranamente en su
vida y muere el 2004 tras cuatro años postrada por una apoplejía. Resulta algo irónico que
incluso en su condición, ella logre rescatar que pese a que su proceso de morir sea
prolongado y lleno de dificultades… es un proceso lleno de enseñanzas necesarias antes de
macharse, sobretodo de paciencia y sumisión, ya que no hay dicha sin contratiempos ni
placer sin dolor.
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9. 6. CONCLUSIONES
La medicina tiene sus límites, la realidad no se enseña en la facultad ni en ninguna clase de
libros. Otra realidad que no se enseña, es que un corazón compasivo puede sanar casi todo.
Ser buen médico no tiene nada que ver con anatomía, cirugía ni con recetar los
medicamentos correctos. El mejor servicio que un médico puede prestar a un enfermo es
ser una persona amable, atenta, cariñosa y sensible.
Es necesario involucrarse con el paciente y con la familia del paciente, acompañarlos en el
proceso de la enfermedad y en proceso de la pérdida, conversar sobre la vida, conversar
sobre la muerte. Es natural sentir miedo o inquietud pero en conjunto, el duelo es más
armónico y la muerte más tranquila.
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10. 8. BIBLIOGRAFIA
- “SOBRE LA MUERTE Y LOS MORIBUNDOS”
- “LA MUERTE, UN AMANECER”
- “SOBRE EL DUELO Y EL DOLOR”
- “TRAS LOS PASOS DE ELISABETH KÜBLER ROSS: UNA NUEVA VISIÓN
DEL DUELO”
- http://www.youtube.com/watch?v=jgubKFrFj2E (la película “Acompañar a morir,
una mirada de amor”)
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