23. Chapter 1
2006
1.1 noviembre
Quiero vivir (I want to live!; U.S.A., 1953) (2006-11-03 18:36)
[1]
SINOPSIS ARGUMENTAL.-
[2]Barbara ”Babs” Graham es una chica alegre y explosiva, con un gusto desmedido por la vida regalada:
bonitos trajes, hombres guapos y fiestas interminables llenan una ”agenda” cuya cobertura económica
requiere el recurso constante a la pillería y, llegado el caso, la delincuencia menor: pequeñas estafas,
cheques sin fondos y fruslerías de ese tipo, que, en alguna que en otra ocasión, la llevana visitar ciertos
hoteles enrejados. No obstante, y tras una fachada de insolencia y descaro, nuestra chica alberga, en su
fondo, un íntimo deseo, que es el de llevar una vida sosegada y hogareña: encontrar a un hombre bueno
que la retire del desenfreno continuo y con el que poder fundar una familia tranquila y feliz. Parece que
sus buenos deseos pueden cuajar en realidad: Babs se casa, y tiene un hijo, pero las cosas empiezan pronto
a torcerse; su marido, adicto a las apuestas, amenaza con arruinar una economía doméstica cada vez más
precaria, y, pese a la presencia del pequeño Henry, ella decide volver a las andadas, uniéndose a una banda
de delincuentes habituales con los que colabora, dando cobertura a sus variados golpes y obteniendo, con
ello, pingües ingresos. Los acontecimientos tomarán un cariz funesto cuando el último golpe resulta ser el
asesinato de la anciana Mabel Monahan: aunque Barbara piensa que, una vez más, saldrá bien librada de
su encuentro con la justicia, su actitud altanera y despreocupada, unida a la hostilidad interesada de una
prensa ávida de morbo, terminará por llevarla a una situación trágica...
RESEÑA CRÍTICA.-
23
24. Para abrir, planos oblicuos en sucesion frenética, al ritmo de combos de free-jazz lanzando una música
estridente y sincopada. Para cerrar, planos largos, prolongados, morosos, enfundados en un silencio
sobrecogedor. De un extremo a otro de la cuerda, la enésima revisitación de la historia de la mujer
marcada, aquella incapaz de huir de un destino que se le impone, que la arrolla y ahoga cualquier posibilidad
de redención. Esa es la propuesta de [3]Quiero vivir, una historia con componentes no excesivamente
originales, pero trazada con eficiencia y buen hacer por su director, [4]Robert Wise.
Aunque el protagonismo absoluto y omnipresente de su personaje principal, Babs Graham, sitúa en una
posición destacada el que constituye su leit-motiv (ése al que se aludía, el de la mujer víctima de su sino),
no es ése el único tema que se desliza a través de sus fotogramas, sino que hay muchas más componentes
de fondo, que dotan al film de una consistencia muy elevada. Ahí están, también, cuestiones como la del
papel que juegan los medios de comunicación y su avidez morbosa por llevar a su público esa carnaza
de la que se alimenta su rueca imparable (y estamos en las postrimerías de los años 50, para pasmo de
todos los que podemos contemplar, a fecha actual, cómo suelen correr esas turbias aguas: ha variado el
volumen, pero no la esencia...), y, muy especialmente, por la ominosa presencia que adquiere en su tramo
final, el de la pena de muerte y sus implicaciones morales y existenciales.
La mezcla de todas esas cuestiones requiere, como condición indispensable para conseguir que el resultado
final no se convierta en un pastiche de retazos inconexos, un equilibrio narrativo y un sentido del ritmo
más que correctos: tanto en uno como en otro aspecto, Wise demuestra buen pulso y dotes técnicas más
que suficientes; la historia se desarrolla con brío e interés, y cada aspecto temático consigue su relieve sin
ensombrecer al resto y sin generar ningún tipo de confusión. Acierto pleno, pues, en este sentido.
Capítulo aparte merece, también, el excelente trabajo de la actriz protagonista, una [5]Susan Hayward
que dota a su personaje de todos aquellos componentes emocionales y de carácter que el papel exige:
muy especialmente, el descaro y la insolencia como armas defensivas, bajo las cuales subyace un fondo
de bondad que se esfuma ante los señuelos de la vida regalada por la que prefiere deslizarse, incapaz de
sobreponerse a la fatalidad que terminará engulléndola. El tramo más complicado, que es el de ese final
donde ha de dejar traslucir una desesperación acorde con lo dramático de su situación sin por ello perder,
hasta el último suspiro, ese punto de soberbia bajo la cual se ha ido refugiando a lo largo de toda la trama,
lo solventa con nota, y es, posiblemente, ahí donde radica el mayor de sus méritos. El Oscar a la mejor
actriz protagonista que la Academia le concedía no hacía sino reconocer la tremenda valía de su trabajo,
frente al cual el resto de intérpretes no hace sino orbitar como complemento necesario pero poco lucido.
En definitiva, Quiero vivir constituye una excelente muestra de film-noir, que, basado en un hecho real, se
nos ofrece trufado de elementos complementarios en el orden temático y magníficamente rodado, con buen
cuidado de sus aspectos formales y accesorios –excelente fotografía y magnífica la banda sonora musical
(no cabía esperar menos con la autoría de Wise, todo un maestro de ese género)-, y en el cual, sobre el
fastuoso trabajo interpretativo de su actriz principal, se termina erigiendo, amén de la sempiterna historia
de la mujer marcada, todo un alegato –con la mera plasmación de su ominosa realidad, sin mayores
aditamentos de exacerbación dramática- contra la pena de muerte. Para los convencidos de la justicia de
la causa, ya es motivo más que suficiente para acercarse a ella con enorme interés.
¿Te interesa alguna otra crítica? [6]Entra en la sección correspondiente, y búscala..-
1. http://photos1.blogger.com/blogger/7197/4157/1600/Quiero%20vivir.jpg
2. http://spanish.imdb.com/title/tt0051758/quotes
3. http://spanish.imdb.com/title/tt0051758/combined
4. http://spanish.imdb.com/name/nm0936404/
5. http://spanish.imdb.com/name/nm0001333/
6. http://globmanuel.blogspot.com/2006/11/crticas-de-cine.html
thalatta (2006-12-30 02:41:00)
Buenísima,recuerdo haberla visto la primera vez de jovencita en la tele en casa de mis padres, con mi madre, al
calor del hogar. Era invierno. Muy buena...
(Me estoy paseando por tu blog y eso jejeje)
24
25. Manuel Márquez (2006-12-30 09:31:00)
Muchas gracias por tu comentario, compañera; sí que se trata de una película muy llamativa, de ésas que suelen
dejar huella, y de calidad bastante estimable. Y, por lo demás, espero que el paseo te haya resultado agradable; si
decides retornar después de él, por aquí andaremos.
Un cordial saludo.
Anónimo (2011-07-17 00:59:57)
Quiero saber la fecha de su ejecución: enviar a: hector.rdz11@gmail.com
Gracias!
Estreno casa (2006-11-05 14:48)
Algo tan complicado en el mundo real, debido a las búrbujas inmobiliarias y fenómenos colaterales -de las
que les hablaba en un artículo reciente-, sigue siendo algo relativamente sencillo, aquí, en el ciberespacio.
Estreno nuevo blog, aunque, en realidad, no se trata de un estreno, sino de una mera y simple mudanza.
Este blog dará continuidad, en cuanto a contenidos y secciones, al anterior glob de Manuel -respetando,
incluso, la secuenciación de los artículos ”numerados”-, y espero poder seguir contando en él con la
fidelidad y la atención de ustedes, amigos lectores, a los que doy mi más efusiva bienvenida.
Toda sugerencia relacionada con su aspecto visual, su enfoque o cualquier otra cuestión relativa al mismo,
será bienvenida (y, muy probablemente, atendida, en la medida en que resulte posible). Cuento, pues,
con ellas...
Que el cielo la juzgue (Leave her to heaven; U.S.A., 1945) (2006-11-09 20:29)
[1]
SINOPSIS ARGUMENTAL.-
[2]Rick Harland es, además de un hombre afable y tranquilo, un novelista de éxito, que lleva una plácida
existencia lejos del mundanal ruido, en compañía de su hermano menor, y físicamente impedido, Danny.
En un viaje que realiza para visitar a su viejo amigo y abogado Glenn, conoce a una hermosa y enigmática
muchacha, [3]Ellen, de la que se enamora pérdidamente. Su sentimiento amoroso se ve felizmente corre-
spondido, y Ellen, que, casualmente, se dirige a visitar, en compañía de su madre y de su prima Ruth, a la
misma persona que Rick, rompe su compromiso con un prometedor político (Russell Quinton), y se casa
poco menos que súbitamente con su nuevo y fulgurante amor. Las dificultades no tardan en surgir cuando
25
26. Ellen, de una forma cada vez más obsesiva y caprichosa, pretende de forma sistemática apartar a Rick
del contacto con cualquier persona que no sea ella misma, intentando hacer de la vida de la pareja una
búrbuja totalmente aislada del mundo exterior. Y las formas de eliminar los obstáculos que se interponen
entre ella y sus pretensiones serán cada vez más mortíferas...
RESEÑA CRÍTICA.-
[4]John M. Stahl ha pasado a la historia de la cinematografía como un director que, sin llegar a la altura
de los grandes maestros de su época (Ford, Capra, Lubitsch, Walsh ...), sí que desempeñaba su oficio con
notable solvencia y, muy particularmente, se movía con especial delectación en el ámbito del melodrama,
el plato fuerte de su catálogo creativo, y género por el que consiguió un renombre y reconocimiento que
aún perdura en nuestros días (no nos queda demasiado lejana –año 2000- la retrospectiva que le brindó el
[5]Festival Internacional de Cine de Donostia).
Ésta –que terminaría siendo, con motivo de su muerte pocos años después –en 1949-, una de sus últimas
películas- constituye una muestra muy propia de ese buen hacer, erigiéndose como un magnífico drama,
henchido de las pasiones y avatares que suelen constituir el tejido narrativo del género, pero que va
algo más allá, para introducirse (aun sin llegar, probablemente, a esas profundidades psicológicas que
sí alcanzaron obras maestras cercanas en el tiempo –y recuerdo, en este momento, [6]Laura, de Otto
Preminger, o [7]Vértigo (De entre los muertos), de Hitchcock-) por vericuetos exploratorios de fondos
humanos y ofrecernos el dibujo de corrientes subterráneas más sutiles y ocultas que las que habitualmente
muestran films más ”livianos”.
En este caso, esas corrientes de fondo fluyen por el terreno de la posesión; posesión como fuerza ar-
rasadora, capaz de sepultar cualquier otro atisbo de sentimiento y de distorsionar actitudes y actuaciones.
La protagonista, Ellen Berent, vive afectada por un síndrome posesivo con una capacidad destructiva
realmente impresionante, y que se proyecta en todos los órdenes de su vida y sobre todas aquellas personas
que le rodean: su padre –un personaje ausente físicamente, pero cuya presencia pesa, y mucho, en el
desarrollo de la trama-, con quien le vincula un lazo casi edípico (hasta tal punto exarcebado, que sólo por
el parecido con él estará dispuesta a romper una relación estable y prometedora con su novio, Russ, para
arrojarse en los brazos de un más abducido que seducido Dick Harland –hipnotizado por su magnético y
frío encanto-); su madre y su prima y cuasi-hermana, Ruth, a quienes trata con desprecio (a la primera) y
odio desatado (a la segunda), fruto de unos celos frente a los cuales los de Otelo no serían sino ligeros
resquemores; y los seres más queridos de su esposo –el hermano inválido de éste, Danny, y el futuro hijo
común de ambos-, sobre los cuales no dudará en proyectar un impulso tanático irreprimible: si sólo la
muerte puede apartarlos y conseguir que dejen de ser un estorbo entre Dick y ella –y su ansia de soledad
absoluta en derredor-, adelante con la muerte. En tal tesitura, el desenlace final no deja de ser más que un
corolario lógico a la propuesta dramática que la historia nos ha ido desgranando con un goteo constante y
bien medido desde su flash-back inicial.
Para encarnar a esa suerte de némesis arrolladora, la opción fue la de una de las más grandes estrellas
del estudio (Fox), [8]Gene Tierney: belleza gélida y distante, su trabajo es muy desigual (aun así, no
fue ello óbice para alcanzar una nominación al Oscar), y así como su frialdad interpretativa viene como
anillo al dedo a aquellas situaciones que requieren ese registro de carácter (ejemplo significativo el de la
secuencia en que Danny muere ahogado en medio del lago: sus ojos ocultos tras las gafas de sol y su rictus
enigmático ofrecen una composición magistral), termina resultando, igualmente, una rémora para aquellos
pasajes en que la situación dramática exige algo más de tensión expresiva. En el caso de su partenaire,
[9]Cornel Wilde, no se aprecian tales altibajos, ya que su personaje muestra un carácter mucho más plano,
de mucha mayor estabilidad emocional, y él le confiere un punto de tranquilidad amable muy apropiado,
pero su trabajo no pasa de ser meramente correcto. El resto del reparto (con mención especial para un
Vincent Price con un papel secundario bastante breve, pero que cobra cierto relieve en el desenlace de la
historia –una muy desvahída, tanto en su ambientación como en su plasmación fílmica, secuencia judicial:
demasiado precipitada, quizá para no exceder un metraje estándar-) cumple su cometido con eficiencia, y,
aun sin especial brillantez, soporta bien un examen de su trabajo.
Historia bien contada, con un rutilante Technicolor –que arrancaba con fuerza en estos años- y bien cuidada
en sus aspectos accesorios –la música, de [10]Alfred Newman, tiene una presencia puntual contadísima,
pero da clima con adecuación absoluta a los requerimientos de la trama; y en cuanto a la dirección
artística, el trabajo de Ransford y Wheeler también es muy bueno, especialmente en unos maravillosos, y
26
27. perfectamente aprovechados, escenarios naturales para exteriores-, [11]Que el cielo la juzgue se erige como
un drama tenso e intenso, además de bien trufado de esos ribetes de negro que siempre enriquecen la
capacidad de enganche de la historia: la buena obra de un buen cineasta, demostrativa de que no siempre
es necesaria la genialidad del autor para poder degustar un plato de buen cine.
¿Te interesa alguna otra crítica? [12]Entra en la sección correspondiente, y búscala..-
1. http://photos1.blogger.com/blogger/7197/4157/1600/Que%20el%20cielo%20la%20juzgue3.2.jpg
2. http://spanish.imdb.com/title/tt0037865/quotes
3. http://spanish.imdb.com/title/tt0037865/quotes
4. http://spanish.imdb.com/name/nm0821472/
5. http://www.sansebastianfestival.com/
6. http://spanish.imdb.com/title/tt0037008/
7. http://spanish.imdb.com/title/tt0052357/
8. http://spanish.imdb.com/name/nm0000074/
9. http://spanish.imdb.com/name/nm0928425/
10. http://spanish.imdb.com/name/nm0000055/
11. http://spanish.imdb.com/title/tt0037865/combined
12. http://globmanuel.blogspot.com/2006/11/crticas-de-cine.html
L. Gante (2011-02-22 16:04:34)
Me ha gustado el blog en general, y la crítica sobre ”Que el cielo la juzgue” en concreto (a través de ella te he
encontrado), aunque quizá hayas exagerado la inexpresividad de Gene Tierney (no podemos dejar de recordar
”Laura” o ”El fantasma y la señora Muir”. Como me ha gustado tu blog lo he utilizado como enlace en el mío
(elblogdelgante.blogspot.com) para pinchar sobre ”Que el cielo la juzgue”. Volveré a echarle un vistazo más
despacio al tuyo. ¡¡Gracias!!
Manuel Márquez Chapresto (2011-03-07 07:54:09)
Muchas gracias, compa L. Gante, por tu cariñoso comentario, y bienvenido a esta tu cibercasa, cuyos contenidos
espero sean de tu agrado en esa visita más detenida que espero ilusionadamente. Y ya paso por el tuyo, a ver qué
tal. Es posible, como apuntas, que me haya ”cebado” un tanto excesivamente con Gene Tierney, pero ésa fue mi
apreciación en el momento en que ví la peli; igual una revisión me induciría otra perspectiva sobre ese aspecto.
Un abrazo y buena semana.
Anónimo (2013-04-10 02:08:19)
Esta pelicula ”Leave her to Heaven” saldra restaurada en alta definicion en formato Blu-Ray en Estados Unidos en
Julio, en edicion megalimitada de solo 3000 copias
27
28. Arco del triunfo (Arch of triumph; U.S.A., 1948) (2006-11-23 21:14)
[1]
Casablanca, Casablanca... dictan los cánones de la recta (y correcta) crítica que no se debe nunca
encabezar una recensión con una referencia expresa al título de una obra distinta a aquella sobre la que
versa, pero se hace, en este caso, tan, tan complicado respetar esa regla... Y es que hablar de reminiscencias,
o influencias, implica quedarse muy corto respecto a la relación de esta película menor, que es [2]Arch of
triumph, con el mítico film de Michael Curtiz que fue su ilustre predecesor. No es sólo la coincidencia
(que no es poco) de su protagonista femenina, [3]Ingrid Bergman; o los perfiles de los personajes, con ese
poso de dolor y amargura siempre presentes; o las connotaciones de la historia, plenamente imbricada en
la segunda gran guerra (si en aquel caso lo era en sus estertores, en éste en sus prolegómenos). Es mucho
más que eso: es la atmósfera –las luces, las sombras, los claroscuros, los interiores-, es la intencionalidad
–un alegato político de primer orden, posicionado claramente en el frente aliado: no en vano se basa en la
obra homónima de [4]Erich María Remarque-, es la mezcla de los elementos dramáticos y románticos –con
idéntico paralelismo de las tramas-. Demasiados aspectos como para pasarlos por alto de manera ligera.
En esa tesitura, cualquier acercamiento a esta Arch of triumph se convierte, inevitablemente, en un juego
de comparaciones, tanto de los aspectos que las identifican –sobre los cuales ya se ha hecho, sin ánimo de
exhaustividad, relación en el párrafo introductorio- como de los que las diferencian. Y, evidentemente, se
hace mucho más interesante entrar en estos últimos.
Para empezar, el protagonista masculino. [5]Charles Boyer no es Humphrey Bogart, pero da la talla más
que suficientemente, y compone un personaje principal a la medida de la historia. Hierático y un punto
cínico, la vida le ha dañado fuertemente, y su sed de venganza atempera sus sentimientos más nobles y
le hace mostrar siempre una frialdad a veces engañosa, tanto en la relación con su partenaire femenina
(mucho más volcada e ilusionada que él) como en su trato con su amigo más cercano, ese ”coronel”Morozov
-trasunto, con su cachaza e ironía, del capitán Renault que bordara en Casablanca Claude Rains- al que
encarna fenomenalmente un [6]Louis Calhern en un punto álgido de su carrera. Ese rictus de amargura y
desencanto que Boyer esboza de forma casi permanente –sin alcanzar el rango de ”mueca De Niro” que
podría constituir su referente gestual más cercano, aun tan alejado en el tiempo- se ajusta como guante a
la mano a la idiosincrasia del personaje.
El decorado. Aquí no estamos en el entorno exótico, y un tanto ”descolocado”, de esa Casablanca
ultramarina y misteriosa, sino en el mismo corazón de Europa, ese París que asomaba en la ”película-
fuente” como un recuerdo vago de tiempos mejores, y que aquí constituye el escenario donde se desarrolla
casi íntegramente la trama. No implica una diferencia sustancial de tono, pero sí ofrece una perspectiva
diferente, constituyendo casi un personaje más, con sus calles, sus cafés y sus hoteles pletóricos de
refugiados que huyen de la barbarie nazi: un terreno de juego ideal para una historia de desencantos y
desarraigos.
Para finalizar este breve recorrido de discordancias, dos aspectos más: la duración y el desenlace. La
28
29. película de [7]Lewis Milestone –un director cuya carrera, que había alcanzado su cúspide en la frontera de
las decadas de los 20 y 30, con dos Oscars como mejor director en 1928 y 1930, ya empezaba a declinar-
es desusadamente larga, si tomamos en consideración su género y temática: 133 minutos van bastante
más allá de lo que era tendencia usual en la época para un drama de tintes políticos. Tema distinto,
y muy discutible, es sí constituyen el metraje necesario (o, en su caso, el más idóneo) para dar cabal
cobertura a las necesidades de la narración. En cuanto al desenlace, resulta tan agridulce como todo
el tono general de la película: una situación que podría haber resultado de un dramatismo extremo y
tremendista –y se agradece que no termine haciendo derivar a la película hacia lo puramente folletinesco-
se diluye, en buena medida, debido a la contención del personaje protagonista, muy mediatizado por sus
dudas y sus contradicciones; nada que ver, en cualquier caso, con esa coda simpática y esperanzadora que
cierra Casablanca.
Nos hallamos, en suma, ante una obra menor, no por ello desdeñable, pero innegablemente lastrada
por su similitud con su predecesora y referente. ¿Qué hubiera sido de ella si, seis años antes, no se
hubiera estrenado esa leyenda cinéfila a la que tantas alusiones se han hecho? Hipótesis de imposible
comprobación: la historia ya no da pie para la marcha atrás, y las cosas fueron como fueron. No fue el
primer caso en la historia del cine, y tampoco es previsible que no vaya a producirse mil y una veces más;
e ineludiblemente, volveremos a comparar...
1. http://photos1.blogger.com/blogger/7197/4157/1600/arcodetriunfo.0.jpg
2. http://spanish.imdb.com/title/tt0040109/combined
3. http://spanish.imdb.com/name/nm0000006/
4. http://spanish.imdb.com/name/nm0718871/
5. http://spanish.imdb.com/name/nm0000964/
6. http://spanish.imdb.com/name/nm0129894/
7. http://spanish.imdb.com/name/nm0587277/
Josep Maria Yago (2009-09-03 20:17:55)
Buena crítica.
LOS CUATRO HIJOS DE ADAM (ADAM HAD FOUR SONS; U.S.A., 1941)
(2006-11-30 20:28)
[1]
Perfidia contra tormento, o los dos polos (tópicos) de la condición femenina frente a frente, en una
29
30. reproducción más, la enésima, de la madre de todas las batallas. [2]Adam had four sons (U.S.A., 1941)
nos la ofrece en todo su esplendor y crudeza, aunque, eso sí, envuelta en toneladas del más almibarado y
meloso azúcar que el Hollywood de los años 40 fuera capaz de fabricar.
Además, no hay que precipitarse, porque la lucha tarda en llegar. Esta película de [3]Gregory Ratoff -un
miembro más de esa pléyade de artistas rusos que, emigrada, recaló en el cine de los Estados Unidos
huyendo de los rigores soviéticos, con una carrera mucho más prolífica como actor que como director
(en lo que sí coinciden ambas es en el escaso brillo de los títulos que las componen)-, se abre con la
presentación de la familia Stoddard, un auténtico dechado de virtudes sin mácula, pura encarnación de
las esencias y valores patrios: desde esa madre doliente y abnegada a la que da vida una [4]Fay Wray en
las antípodas de esa sensualidad desbordante que derrochara en la legendaria King-Kong (hasta su rubia
cabellera sacrifica en aras de una imagen casta y bondadosa), hasta el padre, ese agente de bolsa (en
aquel entonces, aún no había brokers en Wall Street....) cariñoso y honrado a carta cabal que interpreta
un veterano como [5]Warner Baxter, discreto y eficiente, pasando por esos cuatro hijos que son perfectos
émulos –en machote, claro está- de las mujercitas de L.M. Alcott, educados, amantísimos, sanos y fuertes.
Guinda a tamaño pastel sólo la podía poner una institutriz francesa, tierna y sensible. ¿Y quién más
propia para tales menesteres que la antivampiresa por excelencia? Tachín, tachín, he aquí que aparece la
[6]Ingrid Bergman más ingridbergmaniana que imaginarse pueda, y toda la pantalla se llena de azúcar y
miel, puro derroche...
Pero no hay felicidad que cien años dure, y los buenos, precisamente porque lo son, también han de pagar
su cuota de dolor y sufrimiento: la muerte y las penurias económicas se ceban en los intachables Stoddard,
enturbiendo el paraíso familiar y empujándolos a tener que atravesar la larga y penosa travesía del desierto
–que, en uno de los escasos alardes técnicos que muestra la película, se desarrolla mediante elipsis amplias
a base de fundidos encadenados de un indudable regusto ”kane-iano”, si se me permite la expresión-;
travesía que, paradójicamente, no terminará sino con el advenimiento de la primera gran guerra, que
insufla nuevos bríos a la economía norteamericana, y, con ello, devuelve la estabilidad y el bienestar
económico a nuestra familia, cuyos hijos (¿qué otra cosa podrían ser muchachitos tan ejemplares?) se
han hecho bravos y recios soldaditos yanquis.
Y llegan también las mujeres. Vuelve la institutriz francesita, a la que el descalabro económico de Wall
Street había hecho víctima de una ”regulación de empleo” de las de la época, pero también aparece,
incubando el huevo de la serpiente, un nuevo elemento: la mujer pérfida, ésa que pondrá en peligro todo
aquello con lo que no pudieron ni la ruina ni la enfermedad. Interpretada fenomenalmente por Susan
Hayward, este demonio emponzoñará, con sus enredos y seducciones, las relaciones entre los hermanos,
entre éstos y el padre, y entre el padre y la institutriz; abriendo una batalla descarnada, en la que cada
una pondrá sobre el tapete todas las armas disponibles.
El tira y afloja se resuelve como cabía esperar, obviamente: el sufrimiento y la paciente espera (trufadas
por momentos de desesperanza al mismo borde del abismo) obtienen su recompensa final, imponiéndose
sobre la maldad y la mentira. La chica dulce y buena se queda con el hombre tierno y bondadoso y
consigue expulsar del paraíso a la mala requetemala, justamente derrotada en pago por sus muchos y
terribles pecados. Happy end a tono con las premisas bajo las que se ha desarrollado íntegramente la
trama.
Que los buenos sean tan buenos (sólo hay un resquicio de debilidad, convenientemente expiado) y los
malos sean tan malos, facilita mucho las identidades emotivas, pero se ajusta bien poco tanto al mundo
real como al deseo de cualquiera de ver retratadas sobre la pantalla personalidades más sutiles. Ni la
adoración más desmedida por Ingrid Bergman (y yo, padre, me acuso de profesar tal religión...) debería
hacer salvable de la quema a este mediocre y, a todas luces, olvidable film.
¿Te interesa alguna otra crítica? [7]Entra en la sección correspondiente, y búscala..-
30
31. 1. http://photos1.blogger.com/x/blogger2/1766/4526/1600/784571/Los%204%20hijos%20de%20Adam.jpg
2. http://spanish.imdb.com/title/tt0033314/combined
3. http://spanish.imdb.com/name/nm0711855/
4. http://spanish.imdb.com/name/nm0942039/
5. http://spanish.imdb.com/name/nm0062828/
6. http://spanish.imdb.com/name/nm0000006/
7. http://globmanuel.blogspot.com/2006/11/crticas-de-cine.html
Ofertas viajes (2008-12-31 04:37:00)
hmmm, la verdad es que tu descripción me sedujo. Mi padre y mi abuelo me hablaron de esta película más de una
vez. Al final entre tu y ellos conseguiréis que la vea! jejj
Teleconferencia internacional (2009-02-26 00:46:00)
son todos de eva?
1.2 diciembre
Metablog VI: las vocaciones onomásticas (2006-12-04 20:50)
[1]
Una cuestión que siempre me ha llamado mucho la atención, en el mundillo este del bloguerío, es el
del deleite con que todos sus partícipes (autores, lectores y comentaristas) suelen entregarse a las cele-
braciones onomásticas: ocasiones que suelen considerarse merecedoras de un artículo ad hoc, dedicado,
normalmente (si bien, eso sí, cada cual a su muy peculiar manera y estilo), a glosar motivos, causas y
otras consideraciones diversas explicativas de la presencia del blog en este maremágnum. No es nada,
ciertamente, muy diferente a lo que sucede en el ”mundo-papel”, y se inscribe, desde luego, en esa que
parece ser necesidad compulsiva de trazar hitos y marcas de referencia a la que todos, en mayor o menor
medida, solemos sucumbir (igual es que no hay otra humana forma de orientarse un poquito en este
mundo tan convulso...), unida a esa tendencia celebratoria a la que los bienestantes pobladores de nuestras
bienestantes sociedades parecemos estar tan entregados.
Me parece respetable; no negaré que, incluso, en alguna ocasión puntual, y más de forma totalmente
circunstancial, y casi aleatoria (aquello que cantaba el Aute, de ”pasaba por allí, pasaba por allí...”; les
31
32. puedo asegurar que así me ha pasado en alguna ocasión), que con vocación entusiasta, yo mismo me he
prestado a formar parte del ceremonial, enviando mi nota-comentario de felicitación al cumplidor afectado
–cosa que, por por otra parte y pese a lo antes apuntado, he hecho de corazón y con espíritu cordial: no
tengan duda al respecto-.
Pero, sin ánimo de querer parecer mosca cojonera ni de enarbolar el esnobismo del rarito (ya tengo
el armario suficientemento lleno de poses e imposturas; ésta, créanme, ya no me cabe...), a mí no me
gustan tales celebraciones. Y, en la medida en que puedo evitarlas, las evito. Si me preguntan el por qué,
tampoco sabré darles una respuesta. Ni sesuda o profunda (no trato de escapar del yugo del tiempo, ni
de la percepción de lo inexorable de su paso, ni vainas de ese tenor; o igual sí, quién sabe...), ni frívola o
zascandilera (ni ”yo paso de esas cosas”, ni ”me parecen una solemne tontería”, ni cuestiones similares; o
igual también, quién sabe...).
Así que, por favor, cuando este blog cumpla algo –un año, ó dos, ó tres...-, avísenme ustedes, si son tan
amables. Si, además, son capaces de explicarme por qué son ustedes los que me tienen que avisar a mí, y
no a la inversa, les prometo un agradecimiento tan prolongado como la persistencia de este blog. Pero de
ese tema hablamos el próximo día...
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A salto de mata XIV: Pinochet, qué asco, qué pena... (2006-12-06 20:52)
[1]
[2]Pinochet se va a morir. Evidentemente: de cajón. Como todos los seres humanos, algún día. Además,
en su caso, va a ser pronto, según parecen apuntar todos los indicios conocidos y aun cuando las últimas
noticias sobre el tema hablan de una recuperación casi milagrosa: un infarto agudo de miocardio, cuando
se tienen noventa y un años y múltiples problemas de salud, no es complicación fácil de superar ni siquiera
para alguien que, como él, puede esgrimir con fundamento aquel viejo dicho de ”yerba mala...”. Va a ser
una pena, una auténtica pena.
No por el hecho en sí de que muera, que es algo que, en su caso, y a diferencia de lo que suele ser
pauta común en el caso de cualquier ejemplar de nuestra especie, va a ser motivo de regocijo y albricias
generalizadas. No. Va a ser una pena porque lo va a hacer sin haber recibido una condena en firme por
sus innumerables barbaridades y felonías, ésas que lo han convertido en un símbolo de cuanto siniestro y
terrorífico se puede llegar a albergar en el fondo del corazón de los hombres, y que lo van a hacer ingresar,
con todos los honores, en ese panteón de preclaros próceres de la humanidad, junto a otros bichos de
32
33. similar ralea, cuyos nombres omitiré por ser sobradamente conocidos de todos.
Logro que va a alcanzar, más tarde o más temprano, gracias, precisa y tristemente, a un aprovechamiento
estricto y amplio, hasta la extenuación, hasta apurar su último resquicio, de todo el sistema de derechos
y garantías que él mismo masacró de manera brutal e inmisericorde a lo largo de sus años de ejercicio
del poder (no quiero llamar a eso ”carrera política”, porque ni la versión más chapucera e indigna del
ejercicio político puede hallar parangón en todo lo que esta mala bestia llegó a hacer en dicho periodo). Es
nuestro único consuelo, la única conclusión esperanzadora para todos aquellos que creemos en la vigencia
universal y atemporal de los derechos humanos: incluso quien menos los respetó, y más cruentamente los
violó, puede y ha de disfrutar de ellos.
También habría que esperar alguna otra iniciativa que, dado que no es factible una reparación en justicia,
ya imposible (¿quién podría, y de qué manera, reparar el daño y el dolor causados? Nadie, de ninguna...),
sí que, al menos, no añada más infamia, como es el penoso espectáculo de ver a toda su caterva de
familiares disfrutando de un estatus económico labrado a golpe de rapiña y latrocinio desenfrenado, a la
infamia ya sufrida. Tiene que haber opciones, tiene que haberlas, para poner fin a algo tan bochornoso e
indigno; tema distinto será el de si hay oportunidad y voluntad para ello. Ojalá que sí.
Llegue cuando llegue el suceso, ni bailaremos sobre su tumba, ni disfrutaremos viendo al bueno de [3]Henry
Kissinger besando compungido su feretro envuelto en su bandera de buen patriota chileno (hubiera sido
una estampa tan edificante como aleccionadora acerca de muchos de los arcanos del siglo XX; y es que
no hay bestias sanguinarias sin pastores que las azucen y mantengan...). Pero muérete ya, en mala hora,
Augusto Pinochet, y permite que no te olvidemos para que nunca más te vuelvas a repetir. Y maldito
seas, por siempre, maldito seas...
1. http://2.bp.blogspot.com/_HC69p-xwHIE/RXchANXcFuI/AAAAAAAAAAY/9TDH0hBapI0/s1600-h/Pinochet.jpg
2. http://es.wikipedia.org/wiki/Augusto_Pinochet
3. http://es.wikipedia.org/wiki/Henry_A._Kissinger
Miriam G. (2006-12-18 21:43:00)
Pinochet ha muerto un 10 de diciembre, día internacional de los Derechos Humanos: ¡toma ya!
Un beso, Miriam G.
Manuel Márquez (2006-12-19 14:27:00)
Pues es cierto, compañera, paradojas de la vida. Y qué fantástico hubiera sido que, con la partida de defunción,
hubieran ido anexadas dos o tres condenas penales en firme. En fin, el próximo será, habrá que seguir trabajando
por ello...
Gracias por tu comentario, y un cordial saludo.
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