Presentación de Estrategias de Enseñanza-Aprendizaje Virtual.pptx
Juan Ramón Jimenez
1. “Toda persona debe decidir una vez en su vida si se
lanza a triunfar, arriesgándolo todo, o si se sienta a ver
el paso de los triunfadores.”
Thomas Alva Edison
2.
3. Biografía
Nació en Moguer, Huelva, el 23 de diciembre de
1881.
Poeta español.
Premio Nobel de Literatura.
Le inspiraron los poemas de Rubén Darío.
Se casó con Zenobia Camprubí.
Abandonó España.
Murió en San Juan, Puerto Rico, el 29 de mayo de
1958.
4. Obras: Poesía
Muy numerosa.
Principales:
Poesías escogidas (1917).
Segunda antología poética (1922).
Canción (1936).
Tercera antología (1957).
Modernismo en sus primeros libros.
Luego apunta hacia lo inefable.
5. Obras: Prosa
Españoles de tres mundos.
Empezaron a publicarse en diarios y
revistas.
Principales:
Platero y yo (1917).
Romances de Coral Gables (1948).
Animal de fondo (1949).
7. Platero y yo
La perra parida.
La perra de que te hablo, Platero, es la de Lobato, el tirador. Tú la conoces bien, porque la
hemos encontrado muchas veces por el camino de los Llanos...
¿Te acuerdas? Aquella dorada y blanca, como un poniente anubarrado de mayo...
Parió cuatro perritos, y Salud, la lechera, se los llevó a su choza de las Madres porque se le
estaba muriendo un niño y Luis le había dicho que le diera caldo de perritos.
Tú sabes bien lo que hay de la casa de Lobato al puente de las Madres, por la pasada de las
Tablas...
Platero, dicen que la perra anduvo como loca todo aquel día, entrando y saliendo,
asomándose a los caminos, encaramándose en los vallados, oliendo a la gente... Todavía a la
oración la vieron, junto a la casilla del celador, en los Hornos, aullando tristemente sobre
unos sacos de carbón, contra el ocaso.
Tú sabes bien lo que hay de la calle de Enmedio a la pasada de las Tablas...
Cuatro veces fue y vino la perra durante la noche, y cada una se trajo a un perrito en la boca,
Platero.
Y al amanecer, cuando Lobato abrió su puerta, estaba la perra en un umbral mirando
dulcemente a su amo, con todos los perritos agarrados, en torpe temblor, a sus tetillas
rosadas y llenas...