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Soteriología
L a D o c t r i n a d e l a S a l v a c i ó n
M u n d o B í b l i c o
E l E s t u d i o d e s u P a l a b r a
Walter Oswaldo Cuadra García
La soteriología es la rama de la teología que estudia la doctrina de la salvación.
La Doctrina de la Salvación
Soteriología
1
Soteriología:
La Doctrina de la Salvación
“Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues
es don de Dios”.
Efesios 2:8
Soteriología
INTRODUCCIÓN
a salvación es quizás la doctrina más importante que todos los
cristianos debemos comprender, especialmente porque hoy en
día existen muchas religiones y sectas que enseñan conceptos
errados en cuanto al tema de la salvación del alma. Por ejemplo, la Iglesia
Católica, Apostólica y Romana afirma que fuera de ella no hay salvación y que
esta se obtiene practicando fielmente sus 7 sacramentos. Los Testigos de Jehová
enseñan que no hay vida después de la muerte, creen en la aniquilación del alma
al morir y por ende no hay infierno, otros piensan que en la eternidad no habrá
infierno ya que es imposible que un Dios de amor condene a las personas, otros
como en el hinduismo creen en la reencarnación y que la clave en esta vida es
purgar nuestros pecados meditando de día y de noche para que al morir se
reencarne a una mejor vida, otros dicen que todas las religiones son buenas y
que lo importante es ser sincero en su práctica para llegar a ser salvo. Sin
embargo, todas estas ideas son erradas y conducen al infierno, de allí la
importancia de conocer lo que la Biblia enseña en cuanto al tema de la salvación
ya que de ello depende nuestra eternidad. Además, el tema de la salvación es
importante estudiarlo porque aún en medio de los cristianos hay algunos temas
que no se comprenden al 100%, por ejemplo, todos concordamos que la
salvación es por fe, pero algunos se preguntan: ¿Dios elige a unos para
salvación y otros para condenación? ¿Jesús murió solo por su iglesia y no por
todo el mundo? ¿Se pierde la salvación? ¿Después que alguien cae del
evangelio puede reconciliarse? ¿Qué lugar tienen las buenas obras en el
evangelio? ¿Los niños son inocentes y se salvan al morir en su infancia? Estas
y otras preguntas son las que el pueblo evangélico se hace, y de allí la
importancia de estudiar la doctrina de la salvación. La soteriología es la rama
de la teología que estudia la doctrina de la salvación, y en esta oportunidad
estudiaremos todos los temas relacionados con ella tal y como la salvación por
gracia, la fe, el arrepentimiento, la confesión de pecados, la justificación, el
nuevo nacimiento, la expiación, entre otros.
EL CONCEPTO BÍBLICO DE LA SALVACIÓN
efinir el concepto de salvación es sumamente importante ya nos
habla de la obra redentora que Cristo ha hecho en nosotros. Si
consideramos primero el significado etimológico de las
palabras que se traducen como salvación, tanto en el Antiguo como en el Nuevo
Testamento, podemos llegar a comprender su significado. Tanto en el Antiguo
como en el Nuevo Testamento se usa una sola palabra para referirse a la
salvación. En el Antiguo Testamento la palabra hebrea utilizada para referirse a
la salvación es yeshúa (‫ה‬ָ‫ְׁשּוע‬‫י‬), y literalmente significa quitar o librar a alguien
de una carga, opresión o peligro. El significado de la palabra salvación en el
Antiguo Testamento está íntimamente relacionado con la liberación, y esto lo
puede ver uno en diferentes pasajes, por ejemplo, Dios salvo a Israel
liberándolos de la esclavitud y la opresión de los egipcios: “Y Moisés dijo al
pueblo: No temáis; estad firmes, y ved la salvación que Jehová hará hoy con
vosotros; porque los egipcios que hoy habéis visto, nunca más para siempre los
veréis”, (Éxodo 14:13). Los jueces fueron usados por Dios para salvar a Israel
de sus enemigos trayéndoles la libertad del oprobio que les provocaban:
“Después de él fue Samgar hijo de Anat, el cual mató a seiscientos hombres de
L
D
La Doctrina de la Salvación
Soteriología
2
los filisteos con una aguijada de bueyes; y él también salvó a Israel”, (Jueces
3:31). Ezequías fue liberado de la opresión de Senaquerib rey de Asiria: “Así
salvó Jehová a Ezequías y a los moradores de Jerusalén de las manos de
Senaquerib rey de Asiria, y de las manos de todos; y les dio reposo por todos
lados”, (2 Crónicas 22:32). Más tarde salvo a Ezequías liberándolo del azote de
su enfermedad: “Jehová me salvará; por tanto cantaremos nuestros cánticos en
la casa de Jehová todos los días de nuestra vida.”, (Isaías 38:20). El salmista
confiaba en Dios quien para que lo salvara liberándolo de manos de sus
enemigos: “Invocaré a Jehová, quien es digno de ser alabado, y seré salvo de
mis enemigos”, (Salmo 18:3). En Isaías se le promete a Israel ser liberado de la
vergüenza y confusión de aquellos que hacen ídolos: “Confusos y avergonzados
serán todos ellos; irán con afrenta todos los fabricadores de imágenes. Israel
será salvo en Jehová con salvación eterna; no os avergonzaréis ni os
afrentaréis, por todos los siglos”, (Isaías 45:16-17). Y así sucesivamente
podemos ver que en el Antiguo Testamento la palabra salvación está
íntimamente relacionada con las obras de liberación que Dios efectúa sobre su
pueblo, liberación de sus enemigos, del juicio divino, de las enfermedades, del
oprobio, de la calamidad, y en general, de cualquier cosa que atente con
nuestra integridad física y espiritual. En cambio, la palabra griega utilizada en
el Nuevo Testamento para referirse a la salvación es sotería (σωτηρία), y se
utiliza haciendo referencia a la liberación del hombre de la servidumbre del
pecador a través de la fe en la obra de Cristo. El tema de la salvación en el
Nuevo Testamento está íntimamente relacionado con la obra expiatoria de
Cristo la cual libera al hombre de la culpa y del infierno.
Para comprender aún mejor el significado de la salvación podemos
analizar las definiciones que otros teólogos o diccionarios han dado. De acuerdo
con el Diccionario Bíblico Nelson, la salvación se define como el: “milagro
divino de la emancipación espiritual del hombre del dominio y culpa del pecado
y la muerte, y al goce de una vida eterna de comunión renovada con Dios”.
Lewis Sperry Chafer nos dice: “La palabra salvación representa la obra total
de Dios por medio de la cual Él rescata al hombre de la ruina eterna y la
sentencia del pecado y le confiere las riquezas de su gracia, incluyendo la vida
eterna ahora y en la gloria eternal en los cielos”. Charles Ryrie nos dice: “la
salvación incluye la obra completa de Dios en traer a las personas de la
condenación a la justificación, de la muerte a la vida eterna; y de alienación a
la filiación. Desde la perspectiva humana, incorpora todas las bendiciones que
estar en Cristo trae tanto en esta vida como en la vida venidera”. Por tanto,
podemos definir la salvación como la obra milagrosa que Dios efectúa sobre el
hombre perdonando sus pecados, liberándolo de la condenación eterna y
haciéndolo heredero de la vida eterna por medio de la fe en la obra expiatoria
de Cristo Jesús.
LA SALVACIÓN POR GRACIA MEDIANTE LA FE
“Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues
es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura
suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de
antemano para que anduviésemos en ellas”.
Efesios 2:8-10
lgo muy importante que debemos comprender en cuanto a la
salvación que Dios nos ofrece es que esta no se gana por medio
de las obras, sino por fe, como resultado de su bendita gracia,
tal y como Pablo lo enseña en su carta a los Efesios. En estos versículos Pablo
usa varias palabras interesantes en cuanto al tema de la salvación. Primeo nos
dice: Porque por gracia sois salvos por medio de la fe. Aquí se nos dice que en
la salvación intervienen dos factores importantes, la gracia y la fe. ¿Qué es
gracia? La palabra griega de donde se traduce gracia es járis (χάρις), la cual
algunos llaman caris, de donde proviene nuestra palabra latina carisma.
Literalmente esta palabra significa hacer merced con alguien que no lo merece.
El Dr. Lehman Strauss solía diferenciar entre gracia y misericordia, él decía:
“gracia es recibir lo que no merecemos, misericordia es no recibir lo que
merecemos”. Precisamente eso es la gracia, es que alguien que no lo merezca
reciba un regalo tan precioso y valioso como es la salvación de su alma, y al
mismo tiempo recibe misericordia, es decir, no recibe el pago de sus pecados,
algo que si merecía. Todo esto lo recibe por fe. La palabra fe viene del griego
pístis (πίστις), la cual nos dice que la salvación es a través de creer, creer que
Jesús puede perdonar nuestros pecados y salvarnos de la condenación eterna.
Además de esto nos dice que esta salvación no es por obras: y esto no de
vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Una vez
más Pablo nos deja claro que la salvación no depende del esfuerzo humano, de
su voluntad de hacer buenas obras, ya que es un don de Dios. La palabra don se
traduce del griego dóron (δῶρον), y literalmente significa regalo, de allí que el
apóstol diga que la salvación no puede ser ganada por medio de las obras ya que
es un regalo de Dios. Por tanto, la obra de la salvación es producto de la
enorme misericordia de Dios que la ofrece de manera gratuita a los seres
humanos, todo a través de la fe en su Hijo Jesucristo, y esta jamás se ganara
por medio de las buenas obras o la religión: “sabiendo que el hombre no es
justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también
A
La Doctrina de la Salvación
Soteriología
3
hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las
obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado”,
(Gálatas 2:16).
Ahora bien, que lugar tienen las buenas obras en todo esto. Está claro
que no nos salvaremos por medio de las buenas obras, pero esto no significa que
no debamos hacerlas: Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para
buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en
ellas. Lo cierto es que una vez se opere el milagro de la salvación en una
persona, en su ser se crea una nueva naturaleza que lo impulsa a busca a Dios,
obedecer su palabra y hacer buenas obras. Como verdaderos salvos por la fe se
espera que no perseveremos en el pecado abusando de la gracia: “¿Qué, pues,
diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? En
ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún
en él?”, (Romanos 6:1-2). También se espera que reflejemos en nuestro
carácter un fruto agradable al Señor: “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo,
paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales
cosas no hay ley”, (Gálatas 5:22-23). Y también se espera que hagamos buenas
obras, porque desde el momento de nuestra conversión venimos a ser un buen
árbol, y es imposible que el árbol bueno de malos frutos: “Así, todo buen árbol
da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol
dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol que no da buen
fruto, es cortado y echado en el fuego. Así que, por sus frutos los conoceréis”,
(Mateo 7:17-20). Como verdaderos hombres y mujeres salvos se espera que
hagamos buenas obras, no porque a través de ellas seremos salvas, sino
porque las obras son una evidencia de nuestra salvación. Santiago toca el tema
de las obras y la fe: “Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que
tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? Y si un hermano o una
hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, y
alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las
cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha? Así también la fe,
si no tiene obras, es muerta en sí misma. Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo
tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis
obras”, (Santiago 2:14-18). Santiago dice que la salvación va más allá de decir
que tenemos fe, nuestra fe debe evidenciarse a través de nuestras obras:
Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene
obras? ¿Podrá la fe salvarle? Él pregunta cómo alguien que dice ser salvo y
tener fe puede permanecer indiferente ante la necesidad de los desposeídos: Y si
un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del
mantenimiento de cada día, y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y
saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué
aprovecha? Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma. Alguien
que se comporte de esta manera y diga tener fe, esa fe es vana, porque la
verdadera obra de salvación que el Señor opera transforma totalmente a la
persona que cree y lo capacita para toda buena obra. Son las obras una evidencia
que Cristo nos ha cambiado y estas vienen de un verdadero acto de fe, tal y
como Santiago a través de nuestras obras nuestra fe se revela al mundo: Pero
alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo
te mostraré mi fe por mis obras. Por tanto, todo cristiano debe vivir de tal forma
que sabe que su salvación es por fe, reflejando su fe a través de sus obras.
EL ALCANCE DE LA SALVACIÓN
a salvación que Dios ha provisto al hombre es completa, de una
vez y para siempre, tal y como el autor de la carta a los Hebreos
dice: “Pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un
solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios”, (Hebreos
10:12). Antes de la cruz el método de expiación que Dios había dejado era el
sacrificio de machos cabríos con el fin de que la sangre de ellos cubriera los
pecados, pero una vez Cristo se ofreció como el sacrificio perfecto, ya no hay
necesidad de ofrecer más sacrificios: “Pero en estos sacrificios cada año se
hace memoria de los pecados; porque la sangre de los toros y de los machos
cabríos no puede quitar los pecados. Por lo cual, entrando en el mundo dice:
Sacrificio y ofrenda no quisiste; más me preparaste cuerpo. Holocaustos y
expiaciones por el pecado no te agradaron. Entonces dije: He aquí que vengo,
oh Dios, para hacer tu voluntad, Como en el rollo del libro está escrito de mí.
Diciendo primero: Sacrificio y ofrenda y holocaustos y expiaciones por el
pecado no quisiste, ni te agradaron (las cuales cosas se ofrecen según la ley), y
diciendo luego: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad; quita lo
primero, para establecer esto último. En esa voluntad somos santificados
mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre”,
(Hebreos 10:3-10). Por tanto, el hombre es salvo por medio de la fe en el
sacrificio de Cristo el cual es suficiente para perdonar nuestros pecados. Ahora
bien, esta salvación bendita opera en tres tiempos, en el pasado, presente y
futuro. Veamos.
La salvación del creyente, un hecho realizado en el pasado.
En la Biblia encontramos pasajes que nos enseñan que la salvación que
Dios ha operado en nosotros es un hecho que ocurrió en el pasado: “Porque a
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La Doctrina de la Salvación
Soteriología
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los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes
a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.
Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también
justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó”, (Romanos 8:29-30).
Aquí vemos como Dios nos predestino desde mucho antes que naciésemos para
esta tan gloriosa salvación, y a los que predestinó, llamó, y a los que llamó,
justificó, y a los que justificó, glorificó. Todo esto nos indica que es un hecho
que ocurrió en el pasado y que tiene su efecto en el presente, tal y como Pablo lo
menciona a los corintios: “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor
Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares
celestiales en Cristo, según nos escogió en él antes de la fundación del mundo,
para que fuésemos santos y sin mancha delante de él”, (Efesios 1:3-4). Por
tanto, la salvación tiene un alcance en el tiempo pasado donde Dios planeó que
seriamos salvos por medio del sacrificio de su Hijo, y por ello se le llama en
Apocalipsis el Cordero que fue inmolado desde antes de la fundación del
mundo: “Y la adoraron todos los moradores de la tierra cuyos nombres no
estaban escritos en el libro de la vida del Cordero que fue inmolado desde el
principio del mundo”, (Apocalipsis 13:8). Aquí se nos presenta a Cristo, como
un cordero que fue inmolado, es decir, ofrecido en sacrificio por nuestros
pecados desde el principio del mundo, esto una vez más nos confirma que la
salvación fue planeada por Dios para ser efectuada en nuestro tiempo.
La salvación es para el que cree ahora.
Es cierto que la salvación del creyente es un hecho consumado en el
pasado, pero también es un hecho que es un don que se ofrece al hombre en el
tiempo presente. Esta salvación actúa hoy liberándonos del yugo del pecado:
“Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley,
sino bajo la gracia”, (Romanos 6:14). Gracias a esta salvación hoy somos libres
de toda condenación: “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que
están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al
Espíritu”, (Romanos 8:1). Y en general, la salvación que Dios nos ofrece nos da
ahora una nueva vida: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura
es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”, (2 Corintios
5:17). Por ello la salvación tiene un alcance en el tiempo presente.
La salvación seguirá operando en la eternidad.
Finalmente, la salvación también operara en el futuro ya que en la
eternidad seremos glorificados y llegaremos a heredar el reino de los cielos:
“Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande
misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de
Jesucristo de los muertos, para una herencia incorruptible, incontaminada e
inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, que sois guardados por el
poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada
para ser manifestada en el tiempo postrero”, (1 Pedro 1:3-5). De esta forma
opera la salvación de Dios, siendo planeada en el pasado y consumada por
Cristo en la cruz, hoy está disponible para todo aquel que cree en Él, y a través
de su gracia llegamos a ser salvos y perfeccionados hasta el día que partamos de
este mundo para estar con él, allí nuestra salvación se completara: “Amados,
ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser;
pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le
veremos tal como él es”, (1 Juan 3:2).
El Arrepentimiento:
Lo que Provoca una Verdadera Conversión
“Y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y
resucitase de los muertos al tercer día; y que se predicase en su nombre el
arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando
desde Jerusalén”.
Lucas 24:46
El Arrepentimiento
La Doctrina de la Salvación
Soteriología
5
INTRODUCCIÓN
l arrepentimiento constituye uno de los temas más descollantes
de la doctrina de la salvación, especialmente porque es el
arrepentimiento que abre la puerta para que ocurra una
verdadera conversión en la vida de las personas. Nuestro Señor Jesús antes de
ascender a los cielos les dijo a sus discípulos que todo lo que hasta el momento
había acontecido era necesario para que en su nombre se predicara el
arrepentimiento y perdón de pecados a todas las naciones: Así está escrito, y así
fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día;
y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en
todas las naciones. Desde entonces, el arrepentimiento ha sido la medula de la
predicación cristiana, un tema que jamás debe pasar por alto. Pero ¿qué es el
arrepentimiento? ¿Cuáles son las evidencias de un verdadero arrepentimiento?
¿Qué resultados tiene el verdadero arrepentimiento? Veamos en esta ocasión
todo lo relacionado con este bendito tema.
¿QUÉ ES EL ARREPENTIMIENTO?
efinir el arrepentimiento es importante porque este va más allá
de un simple remordimiento o emoción de dolor pasajera.
Definamos el arrepentimiento considerando lo que dicen los
diccionarios y teólogos acerca de él. El Diccionario Nelson dice: “Traducción
de una familia de palabras que indican un regreso, un cambio de parecer, o un
repudio del pecado para volver a Dios”. Myer Pearlman nos define el
arrepentimiento como: “Un dolor verdadero por el pecado, acompañado de un
sincero esfuerzo por dejarlo”. La Confesión de Fe de Westminster dice: “Al
arrepentirse, un pecador se aflige por sus pecados y los odia, movido no sólo
por la vista y el sentimiento del peligro, sino también por lo inmundo y odioso
de ellos que son contrarios a la santa naturaleza y a la justa ley de Dios. Y al
comprender la misericordia de Dios en Cristo para los que están arrepentidos,
se aflige y odia sus pecados, de manera que se vuelve de todos ellos hacia Dios,
proponiéndose y esforzándose para andar con él en todos los caminos de sus
mandamientos”. Por tanto, el arrepentimiento tiene que provocar aflicción por el
pecado, dolor por las faltas cometidas, cambio de vida y volverse a Dios. Ahora
bien, si consideramos la palabra griega que en el Nuevo Testamento se traduce
como arrepentirse, podemos aprender un poco más. La palabra arrepentirse
viene del griego metanoéo (μετανοέω), una palabra compuesta de otras dos, que
son meta (μετά), que es dirigirse a una meta o blanco, o ir más allá de lo
esperado; y noiéo (νοιέω) que es comprender o percibir con la mente.
Considerando el significado etimológico de la palabra muchos llegan a traducir
al arrepentimiento como un cambio de mente que provoca un cambio de vida
radical. Por tanto, nosotros podemos definir el arrepentimiento como: Un
cambio en la manera de pensar provocado por un verdadero dolor por sus
pecados que le hacen al hombre reconocer su estado de miseria y necesidad de
salvación, y que lo impulsa al mismo tiempo a abandonar toda su inmundicia
y correr a Cristo para seguir una nueva vida.
EL ARREPENTIMIENTO UN TEMA QUE EL HOMBRE NECESITA
SABER
l arrepentimiento es un tema que ha sido predicado por la iglesia
del Señor. Tanta es la importancia de este que desde tiempos de
Juan el bautista se viene predicando: “En aquellos días vino
Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea, y diciendo: Arrepentíos,
porque el reino de los cielos se ha acercado”, (Mateo 3:1-2). Aproximadamente
tres meses después apareció Jesús predicando: “Desde entonces comenzó Jesús
a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha
acercado”, (Mateo 4:14). Durante su ministerio Jesús hablo de la necesidad que
todos tienen de arrepentirse de sus pecados, aun aquellos que confían en sus
buenas obras: “En este mismo tiempo estaban allí algunos que le contaban
acerca de los galileos cuya sangre Pilato había mezclado con los sacrificios de
ellos. Respondiendo Jesús, les dijo: ¿Pensáis que estos galileos, porque
padecieron tales cosas, eran más pecadores que todos los galileos? Os digo:
No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente. O aquellos dieciocho
sobre los cuales cayó la torre en Siloé, y los mató, ¿pensáis que eran más
culpables que todos los hombres que habitan en Jerusalén? Os digo: No; antes
si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente”, (Lucas 13:1-5). Antes de
ascender a los cielos les ordenó a sus discípulos que predicaran el
arrepentimiento a todas las naciones: “Y les dijo: Así está escrito, y así fue
necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día; y
que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en
todas las naciones, comenzando desde Jerusalén”, (Lucas 24:46). Cuando Pedro
predico el primer mensaje de la iglesia en el día de Pentecostés hablo acerca del
arrepentimiento: “Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros
en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del
Espíritu Santo”, (Hechos 2:38). Luego, en su segundo discurso en el pórtico de
Salomón, lo volvió a reafirmar: “Así que, arrepentíos y convertíos, para que
sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor
tiempos de refrigerio”, (Hechos 3:19). Y muchos años después, Pablo puesto de
E
D
E
La Doctrina de la Salvación
Soteriología
6
pie en el Areópago de Atenas, predico este mismo mensaje: “Pero Dios,
habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos
los hombres en todo lugar, que se arrepientan”, (Hechos 17:30). Por tanto, hoy
en día nosotros también debemos continuar predicando este glorioso mensaje.
Por ello la Confesión de Fe de Westminster dice: “El arrepentimiento para vida
es una gracia evangélica, y esta doctrina referente a ella debe ser predicada por
cada ministro del Evangelio, tanto como la de fe en Cristo”.
EVIDENCIAS DE UN VERDADERO ARREPENTIMIENTO
omo ya vimos el arrepentimiento va más allá de un
remordimiento pasajero, implica un verdadero cambio de mente
y vida, una verdadera conversión. No olvidemos que se llega a
ser cristiano no por tradición o por nacer en un hogar de padres cristianos, sino
por conversión, y para experimentar una verdadera conversión es necesario
arrepentirse: “Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados
vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de
refrigerio”, (Hechos 3:19). Un verdadero arrepentimiento tiene que evidenciarse
a través de tres elementos, y Myer Pearlman los describe así: “Tres elementos
constituyen el arrepentimiento bíblico: el intelectual, el emocional y el
práctico”; con palabras diferentes otros identifican tras elementos que se
evidencian en una persona que se arrepiente: Un cambio en la forma de pensar,
un cambio de sentimientos y un cambio de actitud. Consideremos la parábola del
hijo pródigo que nos ayudara a comprender lo que realmente implica un
arrepentimiento y cómo estos tres elementos se evidencian.
“También dijo: Un hombre tenía dos hijos; y el menor de ellos dijo a su padre:
Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde; y les repartió los
bienes. No muchos días después, juntándolo todo el hijo menor, se fue lejos a
una provincia apartada; y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente. Y
cuando todo lo hubo malgastado, vino una gran hambre en aquella provincia, y
comenzó a faltarle. Y fue y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra,
el cual le envió a su hacienda para que apacentase cerdos. Y deseaba llenar su
vientre de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba”.
Lucas 15:1-16
Esta parábola es una hermosa historia de caída, decadencia y
restauración, que nos muestra lo bajo que puede llegar el hombre por causa de su
pecado; pero como la gracia de Dios puede restaurarlo. Vemos como en esta
parábola el hijo menor llego delante del padre y le pidió la parte de los bienes
que le correspondían. Según la ley al mayor le tocaba el doble de herencia por
ser el primogénito, por lo que es de esperarse que al menor le correspondiera un
tercio de ella. Aquel padre accedió a la petición de su hijo menor y aquel
tomando la parte de su herencia se fue lejos y la desperdicio viviendo
perdidamente: No muchos días después, juntándolo todo el hijo menor, se fue
lejos a una provincia apartada; y allí desperdició sus bienes viviendo
perdidamente. Y cuando todo lo hubo malgastado… Esta parábola es una
perfecta comparación entre la vida que Dios le ha otorgado a los hombres y
cómo estos terminan desperdiciándola, viviendo perdidamente. Lo trágico de
llevar este tipo de vida es que conduce a la desgracia, nuestro ser va en
decadencia hasta llegar a nuestra propia ruina: … vino una gran hambre en
aquella provincia, y comenzó a faltarle. Y fue y se arrimó a uno de los
ciudadanos de aquella tierra, el cual le envió a su hacienda para que
apacentase cerdos. Y deseaba llenar su vientre de las algarrobas que comían los
cerdos, pero nadie le daba. Es estando en esta ruina que aquel hijo pródigo
experimenta un verdadero arrepentimiento, y aunque no se menciona la palabra
arrepentimiento, se ven muy claro los tres elementos que lo evidencian: Un
cambio en la forma de pensar, un cambio de sentimientos y un cambio de
actitud.
Un Cambio en la Manera de Pensar.
“Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen
abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre!”.
Lucas 15:17
De acuerdo a su significado etimológico el arrepentimiento es un
cambio de mente, tal y como Myer Pearlman: “Un vocablo griego para el
arrepentimiento significa literalmente un cambio mental o de propósito”, y esto
lo podemos ver en este versículo 17. Después que el hijo pródigo se vio en
terrible ruina, dice el texto que volvió en sí: Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos
jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de
hambre! Vemos como aquel hijo pródigo cambio su manera de pensar, ya que
antes solo quería salir huyendo de la casa de su padre para vivir como a él le
pareciera mejor; y ahora piensa que hasta un jornalero está mejor que él. Esto
nos sugiere que el hijo pródigo está experimentando un verdadero
arrepentimiento.
C
La Doctrina de la Salvación
Soteriología
7
Un Cambio en la Manera de Sentir.
“Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y
contra ti. Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus
jornaleros”.
Lucas 15:18-19
Después de cambiar su manera de pensar, viene un cambio en sus
sentimientos, ya que antes era un hombre soberbio que creía que no necesitaba a
su padre para vivir; pero ahora siente dolor por lo que ha hecho y desea pedir
perdón por lo que ha hecho y ser hecho un jornalero: Me levantaré e iré a mi
padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de
ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros. Esto es lo que provoca
el verdadero arrepentimiento en la vida de las personas, les cambia su mente, les
hace ver la miseria en la que se encentran y luego las conduce a un cambio de
sentimientos que se expresan en un auténtico dolor por su maldad y deseos de
pedir perdón por todas sus ofensas.
Un Cambio de Actitud.
“Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y
fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó. Y el
hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de
ser llamado tu hijo”.
Lucas 15:20-21
Aquí vemos a lo que conduce todo verdadero arrepentimiento, a un
cambio de actitud, a un cambio en nuestra manera de actuar y comportarnos.
Aquel hijo pródigo reconoció su maldad y se humilló tomando la decisión de
levantarse y correr al padre para pedirle perdón y que lo hiciera como uno de sus
jornaleros, porque ya no se sentía digno de ser llamado hijo suyo: Y
levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue
movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó. Y el hijo le
dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser
llamado tu hijo ¡Qué gran cambio! Este es el verdadero arrepentimiento. Sin este
último cambio solo sería un simple remordimiento que no conduce a nada. El
problema con aquellos que no se arrepienten de sus pecados es que son
incapaces de dejarlos y convertirse al Señor, y por tanto no se salvan. Por eso
vemos algunos casos de personas que, aunque reconocieron sus pecados, no se
arrepintieron de corazón sincero y por ello no alcanzaron la misericordia de
Dios. Veamos algunos de ellos:
1. Faraón confesó su pecado, pero sin arrepentimiento: “Entonces
Faraón envió a llamar a Moisés y a Aarón, y les dijo: He pecado esta
vez; Jehová es justo, y yo y mi pueblo impíos”, (Génesis 9:27).
2. Balaam confesó su pecado, pero no se arrepintió: “Entonces Balaam
dijo al ángel de Jehová: He pecado, porque no sabía que tú te ponías
delante de mí en el camino; más ahora, si te parece mal, yo me
volveré”, (Números 22:34).
3. Saúl de igual forma confesó sus pecados, pero no se arrepintió:
“Entonces Saúl dijo a Samuel: Yo he pecado; pues he quebrantado el
mandamiento de Jehová y tus palabras, porque temí al pueblo y
consentí a la voz de ellos. Perdona, pues, ahora mi pecado”, (1
Samuel 15:24).
4. Finalmente tenemos a Judas el cual reconoció su pecado, pero no se
arrepintió de corazón sincero, sino que decidió quitarse la vida:
“Entonces Judas, el que le había entregado, viendo que era
condenado, devolvió arrepentido las treinta piezas de plata a los
principales sacerdotes y a los ancianos, diciendo: Yo he pecado e
entregando sangre inocente. Mas ellos dijeron: ¿Qué nos importa a
nosotros? ¡Allá tú!”, (Mateo 27:3-4).
Todos estos hombres jamás se arrepintieron de sus pecados porque,
aunque reconocieron sus pecados, jamás se volvieron a Dios para buscar el
perdón sino perseveraron en su maldad hasta que encontraron la muerte, y en el
caso de Judas, el decidió suicidarse antes de pedirle perdón a Cristo.
EL ARREPENTIMIENTO ABRE LA PUERTA DEL PERDÓN
través del arrepentimiento se abre la puerta del perdón de Dios.
Uno lo puede ver en la parábola del hijo pródigo, donde el
padre al ver a su hijo arrepentido lo aceptó y le perdonó todas
sus ofensas, restaurándolo totalmente: “Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad
el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies.
Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta; porque este
mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron
a regocijarse”, (Lucas 15:22-24). Esta es una hermosa comparación con lo que
Dios hace en la vida de aquellos que se arrepienten de sus pecados por le es
imposible resistir un corazón contrito y humillado: “Los sacrificios de Dios son
A
La Doctrina de la Salvación
Soteriología
8
el espíritu quebrantado; al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh
Dios”, (Salmo 51:17). Por tanto, el necesario que la iglesia contemporánea
continúe anunciando el arrepentimiento para perdón de pecados, porque
solamente el verdadero arrepentimiento conducirá a la conversión.
La Conversión:
Lo que nos Define como Verdaderos Cristianos
“Porque ellos mismos cuentan de nosotros la manera en que nos recibisteis, y
cómo os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y
verdadero”.
1 Tesalonicenses 1:9
La Conversión
INTRODUCCIÓN
omo ya lo dijimos anteriormente, para llegar a ser cristianos
debemos experimentar una verdadera conversión, y lo que
provoca una verdadera conversión es el arrepentimiento. Hoy en
día muchos vivimos en países considerados como cristianos. Al preguntarles a
las personas acerca de su religión, muchos dicen ser cristianos por el simple
hecho de haber nacido en un hogar de padres cristianos. Incluso dentro de las
estadísticas de los llamados cristianos se incluyen católicos, testigos de Jehová,
adventistas, mormones protestantes y otros más que no visitan ninguna iglesia,
pero confiesan con sus bocas creer en el Dios de la Biblia. Pero realmente,
quiénes son los verdaderos cristianos. Antes de que Roma aceptara la fe cristiana
como su religión oficial, se era cristiano por conversión, por haber tenido un
verdadero encuentro con Jesucristo, lo cual lo cambiaba convirtiéndolo en nueva
criatura; sin embargo, allá en el 313 d.C. Constantino proclamo que la religión
oficial del imperio sería el cristianismo y a partir de allí se llegó a ser cristiano,
no por conversión sino por haber nacido en una nación supuestamente cristiana.
Esto provocó un gran mal, porque ser cristiano significa ser seguidor de Cristo, y
este es un nombre que se le dio a los discípulos por primera vez en Antioquía de
Siria: “Y se congregaron allí todo un año con la iglesia, y enseñaron a mucha
gente; y a los discípulos se les llamó cristianos por primera vez en Antioquía”,
(Hechos 11:26), y para llegar a ser cristiano tenía que experimentar una
verdadera conversión que a su vez era producto del arrepentimiento.
¿QUÉ ES LA CONVERSIÓN?
l Diccionario Bíblico Certeza define la conversión como: “Un
volverse, o regresar, a Dios”. Myer Pearlman nos dice: “En su
significado más simple, la conversión es el apartarse del pecado
y acudir a Dios”. El Diccionario Bíblico Nelson nos comenta en cuanto al uso
que la palabra tiene en el Antiguo Testamento: “En el Antiguo Testamento, la
palabra hebrea que se traduce "conversión" es shub, que significa "regresar,
volverse" y es un llamado de atención para dejar de lado prácticas idolátricas y
volver a Dios… En el Nuevo Testamento las palabras que expresan conversión
son metanoia (en los Sinópticos y Apocalipsis) y epistrofé (en Hechos y 1
Pedro). El concepto shub del Antiguo Testamento se complementa con la noción
de proceso de conversión (metanoia)… La conversión es una vuelta de algo
hacia algo. En su lado negativo es el arrepentimiento (Hechos 26:20) y en su
fase positiva es la fe (Hechos 11.21). La verdadera conversión se levanta sobre
el arrepentimiento y la fe, que llevan al creyente no solamente a observar una
nueva forma de vida, sino a una transformación espiritual completa (2 Corintios
3:18)”. Por tanto, la conversión es el acto mediante el cual el hombre, después
de arrepentirse de sus pecados, se vuelve a Dios abandonando sus pecados y
abrasando su nueva fe. Veamos a través de la vida del apóstol Pablo en qué
consiste la verdadera conversión.
C
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La Doctrina de la Salvación
Soteriología
9
LA VERDADERA CONVERSIÓN HACE QUE ABANDONEMOS
NUESTRA VIEJA VIDA
a verdadera conversión hace que alguien que haya estado
inmerso en su vida de pecado, la deje completamente y se
vuelva a una nueva vida, al cristianismo. Definitivamente este es
un gran milagro que todos necesitamos experimentar, porque esto es lo que nos
diferencia de un religioso más de este mundo. Uno puede ver en el Nuevo
Testamento como aquellos que se convirtieron a Cristo cambiaron radicalmente.
Por ejemplo, tenemos a Pablo el cual en un tiempo estuvo persuadido que su
misión era perseguir y terminar con los cristianos, era un fiel creyente de su
religión, un celoso fariseo que perseguía cruelmente a la iglesia: “Saulo,
respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, vino al sumo
sacerdote, y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de que si
hallase algunos hombres o mujeres de este Camino, los trajese presos a
Jerusalén. Mas yendo por el camino, aconteció que al llegar cerca de Damasco,
repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo; y cayendo en tierra, oyó
una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Él dijo: ¿Quién
eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar
coces contra el aguijón”, (Hechos 9:1-5). Llego el momento donde Jesús se le
cruzo en el camino en impacto tanto su vida que Pablo llego a entender que el
camino que estaba recorriendo era el equivocado, y en completo arrepentimiento
se sometió a su señorío: “El, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres
que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo
que debes hacer”, (Hechos 9:6). Fue aquí donde Saulo, que posteriormente fue
conocido como Pablo, se convirtió al cristianismo.
De esta forma se pasa a ser cristiano, es a través de una conversión y no
por medio de convencimiento o por pertenecer a una religión. En resumen, la
conversión significa volverse a Dios y esta está íntimamente ligada al
arrepentimiento. En el Nuevo Testamento la palabra que se traduce como
conversión es epistrofé (ἐπιστροφή), y conlleva la idea de “volverse a”, y la
vemos usar cuando se dice como los tesalonicenses se volvieron de su idolatría:
“Porque ellos mismos cuentan de nosotros la manera en que nos recibisteis, y
cómo os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y
verdadero”, (1 Tesalonicenses 1:9). En Hechos de los Apóstoles Pablo y
Bernabé explicaron a los creyentes de Jerusalén cómo los gentiles habían
obedecido al evangelio volviéndose al único Dios: “Ellos, pues, habiendo sido
encaminados por la iglesia, pasaron por Fenicia y Samaria, contando la
conversión de los gentiles; y causaban gran gozo a todos los hermanos”,
(Hechos 15:3). Por tanto, entendemos que la conversión implica volverse a Dios
abandonando nuestra vida de pecado, y que está ocurre cuando alguien
verdaderamente se ha arrepentido.
El Nuevo Nacimiento:
La puerta para ingresar a la familia de Dios
“Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de
nuevo, no puede ver el reino de Dios”.
Juan 3:3
INTRODUCCIÓN
tro de los temas importantes de la doctrina de la salvación es el
Nuevo Nacimiento. Como en el caso de la conversión, el nuevo
nacimiento ocurre en el momento que la persona se arrepiente
de sus pecados y se vuelve a Cristo. Tan importante es este tema que el mismo
Jesús le dijo a Nicodemo la necesidad que todos tenemos de nacer de nuevo: De
cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino
de Dios. Todos los seres humanos necesitamos nacer de nuevo, ya que de lo
contrario jamás llegaremos a ser hijos de Dios, ni se creará en nosotros la nueva
naturaleza que nos capacita para buscar su presencia. Veamos todo lo
concerniente al nuevo nacimiento.
TODOS NECESITAMOS NACER DE NUEVO
“Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre
los judíos. Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido
de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si
no está Dios con él. Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que
el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Nicodemo le dijo:
¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda
vez en el vientre de su madre, y nacer? Respondió Jesús: De cierto, de cierto te
digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino
de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu,
espíritu es. No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. El
viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; más ni sabes de dónde viene, ni
a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu”.
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La Doctrina de la Salvación
Soteriología
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Juan 3:1-8
Jesús y Nicodemo
uan nos relata la ocasión cuando un hombre llamado Nicodemo
visito de noche a Jesús. Este hombre era un principal entre los
judíos y aparte de eso era fariseo, es decir, una persona que
pertenecía a una secta religiosa muy importante de los tiempos de Jesús, este fue
de noche para hablar con Jesús: Rabí, sabemos que has venido de Dios como
maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios
con él. Sin embargo, lo que le contesto Jesús fue algo inesperado: De cierto, de
cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.
Esta afirmación confundió mucho a Nicodemo el cual creía que era salva, de
hecho, a los ojos humanos era un buen hombre, era un principal entre los judíos
y era fariseo, cómo es posible que si no nace de nuevo no va a poder ver el reino
de los cielos, pero estas palabras confundieron a aquel hombre: Nicodemo le
dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por
segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? La duda le queda a Nicodemo
por ello Jesús trata de aclarárselo: De cierto, de cierto te digo, que el que no
naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es
nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. Una
vez más Jesús le reafirma la necesidad de nacer de nuevo, ya que de ello
depende la salvación: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua
y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios, y aparte de eso, el hombre en
su estado original le es imposible que se acerque a Dios: Lo que es nacido de la
carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. Este es el problema,
el hombre en su estado natural está totalmente perdido ya que su naturaleza
pecaminosa lo impulsa a pecar y es incapaz por sí mismo de acerca a Dios: “Por
cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se
sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; y los que viven según la carne no
pueden agradar a Dios”, (Romanos 8:7-8). Por ello es necesario que el hombre
vuelva a nacer, porque así como su primer nacimiento, el físico, el dio una
naturaleza pecaminosa como herencia de Adán, así el nuevo nacimiento, el
espiritual, le dará una nueva naturaleza, una que lo capacita para buscar de Dios
y a abandonar las obras de la carne: “Y él os dio vida a vosotros, cuando
estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro
tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la
potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia,
entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de
nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos
por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás. Pero Dios, que es rico en
misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos
en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos)”,
(Efesios 2:1-5). Por tanto, el nuevo nacimiento es el hecho sobrenatural por
medio del cual Dios crea en el hombre un nuevo ser, una nueva naturaleza, el
nuevo hombre, el cual lo capacita para establecer una relación con Dios y
buscar todo lo que es del Espíritu. Esto es el nuevo nacimiento, es una obra
sobrenatural que difícilmente será explicado a través de teorías científicas o
razones humanas, sino es una experiencia personal que aquellos que se
arrepienten de sus pecados y se convierten al evangelio experimentan: No te
maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. El viento sopla de
donde quiere, y oyes su sonido; más ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así
es todo aquel que es nacido del Espíritu.
¿CÓMO OPERA EL NUEVO NACIMIENTO?
l nuevo nacimiento es una operación sobrenatural de Dios, no es
producto de un convencimiento humano, mucho menos
resultado de la persuasión religiosa, sino proviene de Dios. Es
un hecho milagro que cambia al hombre transformándolo en una nueva criatura.
En el nuevo nacimiento participan tres elementos importantes.
Nacemos de nuevo por medio de la palabra.
“El, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos
primicias de sus criaturas”.
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La Doctrina de la Salvación
Soteriología
11
Santiago 1:18
El primer elemento que interviene es la palabra, ya que un elemento
decisivo a través del cual Dios comunica su mensaje al hombre es por las
Sagradas Escrituras. La Biblia es el método a través del cual el Señor habla al
hombre y le comunica el plan de salvación a través de su Hijo Jesús:
“Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la
vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí”, (Juan 5:39). Santiago nos
dice que un elemento indispensable para el nuevo nacimiento en la palabra de
Dios: “El, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que
seamos primicias de sus criaturas”, (Santiago 1:18). También Pedro lo confirma
en su primera carta: “Siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de
incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre”, (1
Pedro 1:23). Por eso un elemento indispensable para nacer de nuevo es la
palabra la cual tiene el poder para hacer que el hombre reconozca su situación de
ruina espiritual y considere la oportunidad de ser salvo que tiene a través de
Cristo.
Nacemos de nuevo por medio de la fe.
“Pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús”.
Gálatas 3:26
El otro elemento que interviene en el nuevo nacimiento es la fe. No
basta solo escuchar la palabra y estar de acuerdo con ella, es necesario creerla
para nacer de nuevo y tener la vida eterna: Pues todos sois hijos de Dios por la
fe en Cristo Jesús. El conocimiento de su palabra está íntimamente ligado con
nuestra fe: “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios”,
(Romanos 10:17), ya que a través de la palabra no solo conocemos nuestra
situación de pecado, sino el plan de salvación y todas las promesas de Dios las
cuales debemos creer para llegar a ser salvos.
Nacemos de nuevo por medio del Espíritu Santo.
“Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y
del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios”.
Juan 3:5
Finalmente, nacemos de nuevo gracias a la intervención del Espíritu
Santo, tal y como Jesús lo dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no
naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Aquí se
menciona que hay que nacer del agua y del Espíritu, pero que significa eso. En
este pasaje el agua está relacionada con la limpieza de todos los pecados de la
persona. En la Biblia encontramos otros pasajes donde podemos ver que es a
través de la palabra de Dios que el hombre puede limpiar su vida de pecados.
Nuestro Señor Jesús dijo que sus discípulos estaban limpios por la palabra que
les había hablado: “Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he
hablado”, (Juan 15:3), también el salmista se preguntó cómo puede el joven
limpiar su vida: “¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu
palabra”, (Salmo 119:9). De aquí que se diga que cuando Jesús hablaba de
nacer del agua se refería figurativamente a nacer de la palabra de Dios lo cual ya
lo vimos anteriormente. Ahora bien, el Texto Sagrado nos dice también que
debemos nacer del Espíritu y aquí vemos la intervención del Espíritu Santo para
operar este glorioso milagro. “Más a todos los que le recibieron, a los que creen
en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son
engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino
de Dios”, (Juan 1:12-13). De esta forma, aquellos que se arrepienten de sus
pecados y se convierten a Cristo nacen de nuevo, habiendo tenido fe en la
palabra de Dios abren su corazón a Cristo para que el Espíritu Santo venga a
ellos y los convierta en nueva criatura.
RESULTADOS DEL NUEVO NACIMIENTO
l nuevo nacimiento es muy importante en la vida del hombre
porque este provoca cambios importantes en aquellos que se
convierten de corazón sincero al evangelio. En primer lugar, el
nuevo nacimiento nos convierte en hijos de Dios: “Mas a todos los que le
recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de
Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de
voluntad de varón, sino de Dios”, (Juan 1:12-12). La enseñanza del nuevo
nacimiento contradice la idea popular de que todos somos hijos de Dios. Lo
cierto es que la única forma de ser hechos sus hijos es a través del nuevo
nacimiento. Como hijos de Dios llegamos a desarrollar una verdadera relación
con Él y nos convierte en herederos del reino de los cielos: “Pues no habéis
recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis
recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! El
Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Y
si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es
que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos
glorificados”, (Romanos 8:15-17). Así como los padres desarrollan una relación
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La Doctrina de la Salvación
Soteriología
12
de amor con sus hijos, así ocurre con aquellos que hemos nacido de nuevo.
Antes esto era imposible porque por causa de nuestros pecados estábamos
enemistados con Dios, pero gracias a la fe en Cristo podemos llegar a ser salvos,
nacer de nuevo y ser hechos sus hijos. Lo segundo es que al nacer de nuevo
podemos ser salvos de la condenación eterna: “Respondió Jesús y le dijo: De
cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino
de Dios”, (Juan 3:3). Cuando una persona se arrepiente de sus pecados y se
convierte a Cristo, Dios opera en ella el milagro del nuevo nacimiento, y a partir
de allí es salvo de la condenación eterna. y ente tercer lugar, el nuevo
nacimiento crea en nosotros una nueva naturaleza que nos ayudará a vivir en
el Espíritu: “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en
Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.
Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del
pecado y de la muerte. Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era
débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y
a causa del pecado, condenó al pecado en la carne; para que la justicia de la
ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino
conforme al Espíritu”, (Romanos 8:1-4). A partir del momento que nacemos de
nuevo tenemos dos naturalezas, la vieja que está viciada con toda clase de
prácticas pecaminosas, y la espiritual, es nuestra responsabilidad alimentar la
nueva naturaleza para que esta gobierne nuestra vida: “En cuanto a la pasada
manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los
deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del
nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad”,
(Efesios 4:22-24). Finalmente, el nuevo nacimiento nos ayuda a abandonar
nuestra vieja vida e iniciar una nueva: “De modo que, si alguno está en Cristo,
nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”,
(2 Corintios 5:17). La obra de salvación que Dios opera en nosotros es completa,
ya que al crear en nosotros una nueva naturaleza nos capacita para buscar de su
presencia y poder huir de la vida de pecado que antes llevábamos. La palabra
griega que se traduce en la RV60 como criatura es ktisis (κτίσις), y literalmente
significa creación por lo que una mejor traducción de este pasaje sería decir que
aquel que está en Cristo es una nueva creación, tal y como la NVI lo traduce:
“Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha
pasado, ha llegado ya lo nuevo!”, (2 Corintios 5:17, NVI). Prácticamente esto
es lo que Dios hace, una nueva creación, no se trata de un proceso de renovación
de lo viejo, sino de hacer en nosotros todo nuevo, un nuevo comienzo, una
nueva relación con Dios, una nueva naturaleza, una nueva fe, una nueva familia
espiritual. Esta misma idea de todo nuevo se considera en el vocablo griego que
Jesús usa al decirle a Nicodemo la necesidad que tenia de nacer de nuevo:
“Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de
nuevo, no puede ver el reino de Dios”, (Juan 3:2). En el griego original las
palabras que se traducen en la Reina Valera como nacer de nuevo se escriben:
gennáo ánozen (γεννάω ἄνωθεν). Gennáo definitivamente significa nacer, pero
ánozen es una palabra cuyo significado encierra al menos tres aspectos
importantes que no se puede describir en una sola palabra en el español. En
primer lugar, ánozen describe una nueva creación, algo que ya existía, pero se
volvió a crear. Para poder ver el reino de los cielos es necesario que nuestra
antigua naturaleza sea cambiada, y Cristo lo hace creando en nosotros una nueva
naturaleza que nos impulsa a glorificar el nombre de Dios. En segundo lugar,
ánozen describe algo que vuelve a comenzar. En Cristo Jesús el creyente tiene
un nuevo comienzo, su vida antigua y sus pecados quedan en el pasado y Dios le
permite comenzar una nueva vida en dirección contraria a la del mundo.
Finalmente, ánozen describe algo que viene de arriba, es decir, del reino de
Dios. Por tanto, el nuevo nacimiento es una operación sobrenatural que opera de
manera divina, no es la acción del hombre lo que la provoca, sino la mano de
Dios, haciendo nuevas todas las cosas, permitiendo así un nuevo comienzo y
creando en él una nueva naturaleza que le permite vencer el pecado y acercarse
más al Señor.
LA REGENERACIÓN
a regeneración es otro de los temas referentes a la salvación que
de algún modo se relaciona mucho con la obra milagrosa del
nuevo nacimiento y por ello hemos decidido incluirlo en el tema
principal del nuevo nacimiento. De acuerdo con Myer Pearlman la regeneración
es: “Un acto divino que imparte al creyente penitente una vida nueva y más
elevada en unión con Cristo”. Si nos damos cuenta, la definición concuerda con
el hecho de nacer de nuevo porque es lo que provoca que el cristiano inicie una
nueva vida, de allí que algunos teólogos vean la regeneración y el nuevo
nacimiento como términos indistintos. Este acto de regeneración provoca una
verdadera vivificación en todo el ser de la persona a través de la limpieza de
todos sus pecados y la renovación que el mismo Espíritu Santo hace en su vida:
“nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su
misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el
Espíritu Santo”, (Tito 3:5). De acuerdo con lo visto podemos decir que la
regeneración es un acto en donde el Espíritu Santo opera sobre la vida de la
persona cambiando su ser interno, creando en el regenerado una nueva criatura y
otorgándole el derecho de ser hijo de Dios, un hombre capaz de vivir en el
Espíritu y decidido a abandonar el pecado.
L
La Doctrina de la Salvación
Soteriología
13
La Expiación:
La paga del pecado a través de un sustituto
“Mas Aarón y sus hijos ofrecían sacrificios sobre el altar del holocausto, y
sobre el altar del perfume quemaban incienso, y ministraban en toda la obra del
lugar santísimo, y hacían las expiaciones por Israel conforme a todo lo que
Moisés siervo de Dios había mandado”.
1 Crónicas 6:49
INTRODUCCIÓN
a expiación es un tema de suma importancia en la doctrina de la
salvación porque nos habla del sacrificio vicario de Cristo en la
cruz del Calvario el cual nos limpió de todos nuestros pecados,
siendo considerado en el cristianismo como el acontecimiento más importante y
trascendental de la historia del mundo. La expiación nos lleva al tema de los
sufrimientos de Cristo por causa de nuestros pecados y de cómo este sacrificio
nos limpia de todas nuestras iniquidades, tema que se desarrolla plenamente en
el Nuevo Testamento: “En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda
del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre”, (Hebreos 10:10). En el
Antiguo Testamento se habla mucho de la expiación ya que como parte de la ley
los israelitas tenía que realizar sacrificios de animales para que todos sus
pecados fueran expiados delante de Dios: “Mas Aarón y sus hijos ofrecían
sacrificios sobre el altar del holocausto, y sobre el altar del perfume quemaban
incienso, y ministraban en toda la obra del lugar santísimo, y hacían las
expiaciones por Israel conforme a todo lo que Moisés siervo de Dios había
mandado”, (1 Crónicas 6:49). El tema de la expiación se deja ver también en los
credos y confesiones de fe de las iglesias, tal vez no con este nombre, pero si a
través de tocar los sufrimientos de Cristo y sus resultados. Por ejemplo, el credo
niceno expresaba la declaración de fe dada por las iglesias en Constantinopla en
el 325 d.C. en cuanto a su salvación gracias a la muerte y resurrección de Cristo:
“Y fue crucificado por nosotros bajo el poder de Poncio Pilatos, padeció, y fue
sepultado; y al tercer día resucitó según las Escrituras”, las palabras por
nosotros nos indica que Cristo murió por nuestros pecados. El Catecismo Menor
de Westminster pregunta en el numeral 25: “¿Cómo ejecuta Cristo el oficio de
Sacerdote?”, a lo que este mismo responde: “Cristo ejecuta el oficio de
Sacerdote en haberse ofrecido a sí mismo, una sola vez en sacrificio para
satisfacer las demandas de la justicia Divina, reconciliarnos con Dios. y en
interceder continuamente por nosotros”. Vemos como asocian nuestra
redención con el sacrificio de Cristo. La Confesión de Fe de Westminster,
capítulo 8, párrafo 5, declara: “El Señor Jesucristo, por su perfecta obediencia y
por el sacrificio de sí mismo que ofreció una sola vez por el Espíritu eterno de
Dios, ha satisfecho plenamente a la justicia de su Padre, y compró para
aquellos que este le había dado, no solo la reconciliación sino también una
herencia eterna en el reino de los cielos”. Es el sacrificio de Cristo que ha
reconciliado al hombre con Dios y les ha dado herencia eterna. Por esto y más es
importante estudiar el tema de la expiación.
¿QUÉ SIGNIFICA EXPIACIÓN?
l Diccionario Ilustrado de la Biblia de Nelson traduce expiación
de la siguiente manera: “Acto por el que se quita el pecado o la
contaminación mediante un sacrificio o pago establecido por
Dios”. El Nuevo Diccionario de la Biblia de Alfonso Lockward dice en cuanto a
la expiación: “Acto por el cual, mediante un sacrificio, se busca que Dios sea
propicio, satisfaciendo su justicia, borrando la culpa, purificando el alma y
reconciliándola con él”. El Diccionario Bíblico Certeza comenta acerca de la
expiación: “Denota la obra de Cristo de resolver el problema planteado por el
pecado del hombre, como también la de llevar a los pecadores a una relación
correcta con Dios”. J. Oliver Buswell, Jr, dice: “La doctrina bíblica de la
expiación también se designa como el punto de vista penal. Esto significa que en
la cruz Cristo llevó la pena debida justamente por nosotros a causa de nuestros
pecados. El pensamiento se expresa en muchos pasajes de la Escritura, como
por ejemplo: «Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros
pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él...» (Isaías 53.5). El punto de
vista penal destaca que hay un orden moral en el universo que debe ser
mantenido mediante la imposición de un castigo por la transgresión de la ley
moral”. Charles Ryrie dice: “La expiación por sustitución, o vicaria, significa
simplemente que Cristo sufrió como un sustituto por nosotros, es decir, en vez
de nosotros, lo que redundó en beneficio de nosotros al proveer un pago por
nuestros pecados”. Y Myer Pearlman dice: “El Expiar por el pecado significa
ocultarlo de la vista de Dios, a fin de que pierda el poder de provocar su ira”.
L E
La Doctrina de la Salvación
Soteriología
14
La Expiación
Si consideramos su significado etimológico, vemos que el Diccionario
Bíblico Hebreo-Griego Vine nos dice que expiar se traduce de la palabra hebrea
kapar ( ָּ
‫כ‬
‫ר‬ַּ‫פ‬ ), la cual literalmente significa cubrir, y de esto comenta lo siguiente:
“Esta raíz se encuentra en todos los períodos de la historia del lenguaje hebreo.
Tal vez lo conocemos mejor por el término Yôm Kippur , «Día de Expiación».
Las modalidades verbales aparecen unas 100 veces en la Biblia hebraica.
Kapar se encuentra primero en Génesis 6:14, donde se usa en su sentido básico
de «cubrir». Dios da a Noé instrucciones, concernientes al arca, entre otras:
«Cúbrela con brea por dentro y por fuera» (RVA; «la embetunarás» RV;
«calafatearás»)”. Por tanto, podemos decir: “La expiación es el acto mediante
el cual se cubrían los pecados en el Antiguo Testamento a través de ofrecer un
animal en sacrificio a Dios, y en el Nuevo Testamento, Jesús se ofreció como
el Cordero perfecto no solo para cubrir nuestros pecados, sino para quitarlos y
presentarnos limpios delante de su Padre al haber expiado nuestros pecados
en su sacrificio en la cruz del Calvario”.
LA EXPIACIÓN A TRAVÉS DE LA BIBLIA
amos a estudiar la expiación como un acto en el cual el hombre
ofrece un sacrificio de un animal a Dios con el fin de cubrir sus
pecados, y como esto se realizó en el Antiguo Testamento y
como encontró su clímax en el Nuevo Testamento. Alguien podría preguntar:
¿por qué estudiar la expiación en el Antiguo Testamento? ¿Qué nos dicen los
sacrificios de machos cabríos y corderos? Myer Pearlman nos dice: “¿Por qué
vamos a ocupar tiempo y espacio e la descripción de los sacrificios del Antiguo
Testamento? Por la sencilla razón de que en el vocablo sacrificio tenemos la
clave del significado de la muerte de Cristo”. Comencemos a ver cómo se usa el
término de expiación en ambos testamentos.
La expiación en el Antiguo Testamento
Como ya hemos visto el termino hebreo expiar significa cubrir, y a
través de un sacrificio de un animal se pretendía quitar de los ojos de Dios las
transgresiones cometidas. La primera indicación de ofrecer el sacrificio de un
animal por los pecados del hombre lo encontramos en Génesis, después de la
caída del hombre: “Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron
que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron
delantales… Y Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los
vistió”, (Génesis 3:7, 21). Podemos ver cómo el hombre sintió vergüenza de su
desnudez después de haber comido del fruto del árbol de la ciencia del bien y el
mal, el cual el Señor se los había prohibido, así con el pecado entra la vergüenza
y en un acto inútil que querer cubrirla se hacen delantales de hojas, pero Dios la
cubre de una mejor manera con túnicas de pieles, lo cual nos sugiere que tuvo
que haber un sacrificio de animales previo a esto. Muchos opinan que aparte de
haber sido el primer sacrificio de animales, quedo establecido que el pecado
quedaría cubierto con sacrificios de animales, de tal forma que si el hombre
quería acercarse a Dios debería antes presentar sus sacrificios con el objetivo de
expiar sus pecados. Para algunos esta es la razón por la cual Dios vio con agrado
el sacrificio de Abel y no la de Caín: “Y aconteció andando el tiempo, que Caín
trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová. Y Abel trajo también de los
primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas. Y miró Jehová con agrado
a Abel y a su ofrenda; pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya. Y se
ensañó Caín en gran manera, y decayó su semblante”, (Génesis 4:3-5). Lo más
seguro es que en un momento determinado Dios le mostro a Adán que para
adorarlo antes tenían que ofrecer un sacrificio para expiar sus pecados, y Abel
debió haber creído que esta era la mejor manera de hacerlo, y por esta fe agrado
a Dios: “Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín, por lo
cual alcanzó testimonio de que era justo, dando Dios testimonio de sus
ofrendas; y muerto, aún habla por ella”, (Hebreos 11:4). De allí en adelante
vemos como los patriarcas ofrecían sacrificios de animales para acercarse en
adoración a Dios, lo vemos en Job el cual ofrecía sacrificios no solo por su
persona sino también por sus hijos: “Y acontecía que habiendo pasado en turno
los días del convite, Job enviaba y los santificaba, y se levantaba de mañana y
V
La Doctrina de la Salvación
Soteriología
15
ofrecía holocaustos conforme al número de todos ellos. Porque decía Job:
Quizá habrán pecado mis hijos, y habrán blasfemado contra Dios en sus
corazones. De esta manera hacía todos los días”, (Job 1:5). Noé ofreció
sacrificios en agradecimiento después del diluvio: “Y edificó Noé un altar a
Jehová, y tomó de todo animal limpio y de toda ave limpia, y ofreció holocausto
en el altar”, (Génesis 8:20). Cuando Dios ratifico su pacto con Abraham le pidió
sacrificio de animales: “Y le dijo: Yo soy Jehová, que te saqué de Ur de los
caldeos, para darte a heredar esta tierra. Y él respondió: Señor Jehová, ¿en qué
conoceré que la he de heredar? Y le dijo: Tráeme una becerra de tres años, y
una cabra de tres años, y un carnero de tres años, una tórtola también, y un
palomino”, (Génesis 15:7-9). En general, podemos ver cómo en los tiempos
patriarcales Dios pedía expiar los pecados a través de un sacrificio para
acercarse a Él. Luego en la dispensación de la ley, el Señor legislo en su palabra
la forma de cómo los israelitas tenían que expiar sus pecados. Existían muchas
leyes que hablaban acerca de la forma de como los israelitas tenían que expiar
sus pecados. Estaba en la ley la celebración del día de la expiación que era un
día al año donde se expiaban los pecados de todo el pueblo: “Y sobre sus
cuernos hará Aarón expiación una vez en el año con la sangre del sacrificio por
el pecado para expiación; una vez en el año hará expiación sobre él por
vuestras generaciones; será muy santo a Jehová”, (Éxodo 30:10). Y así,
dependiendo de las fiestas que se realizaban o de los pecados cometidos, se
establecían diferentes sacrificios con el fin de quitar de los ojos de Dios el
pecado cometido. Por tanto, vemos como aquellos que querían acercarse a Dios
en adoración tenían que ofrecer sacrificios para expiar sus pecados. Myer
Pearlman nos dice: “Aunque desnaturalizado en lo que respecta al patrón
original, los sacrificios paganos se basaban en dos ideas fundamentales:
adoración y expiación. (1) El hombre reconoce que está bajo el poder de una
Deidad que tiene ciertos derechos sobre él. Como reconocimiento de estos
derechos, y como señal de rendición personal, se ofrece un don o sacrificio. (2)
Con frecuencia, sin embargo, al tener consciencia de que el pecado ha
perturbado la relación, reconoce instintivamente que el mismo Dios que lo hizo
tiene el derecho de destruirlo, a menos que se haga algo para reparar la
relación rota”. En otras palabras, aunque las culturas antiguas reconocieron la
existencia de una deidad y su culpa por el pecado los hacia concluir que su
relación estaba rota y que debían ofrecer un sacrificio para apaciguar la ira de los
dioses. Fue desde el huerto del Edén, cuando el hombre cayó en pecado que
Dios estableció que, para acercarse a Él, el hombre tenía que expiar sus pecados
a través del sacrificio de un animal: “Y casi todo es purificado, según la ley, con
sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remisión”, (Hebreos 9:22).
La expiación en el Nuevo Testamento.
Los sacrificios del Antiguo Testamento eran buenos, pero
lamentablemente el hombre no comprendió que a Dios no le interesaba tanto el
acto externo de ofrecer un buen cordero sobre el altar, sino que El esperaba un
corazón contrito y humillado: “Los sacrificios de Dios son el espíritu
quebrantado; al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios”,
(Salmo 51:17). Lejos de apegarse a un requisito religioso el propósito de la ley y
las ofrendas era que el hombre reconociera su estado de pecaminosidad y la
necesidad de santificarse delante del Señor, que el temor a Dios lo guiara a toda
obediencia, pero Israel no lo entendió: “Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová
tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de
Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar
atención que la grosura de los carneros”, (1 Samuel 15:22). A pesar de los
repetidos sacrificios de animales, estos eran incapaces de provocar un cambio en
la vida interior de los hombres, al final, Israel fallo y no respeto el pacto que
Dios había hecho con ellos y por eso fueron desterrados a tierras extranjeras, sin
embargo, había una promesa de recogerlos de todas las tierras a donde hubieran
sido deportados y cambiaría el corazón duro de los hombres y les daría un nuevo
espíritu con el fin de que fueran completamente restaurados: “Di, por tanto: Así
ha dicho Jehová el Señor: Yo os recogeré de los pueblos, y os congregaré de las
tierras en las cuales estáis esparcidos, y os daré la tierra de Israel. Y volverán
allá, y quitarán de ella todas sus idolatrías y todas sus abominaciones. Y les
daré un corazón, y un espíritu nuevo pondré dentro de ellos; y quitaré el
corazón de piedra de en medio de su carne, y les daré un corazón de carne,
para que anden en mis ordenanzas, y guarden mis decretos y los cumplan, y me
sean por pueblo, y yo sea a ellos por Dios”, (Ezequiel 11:17-20). En la mente de
Dios estaba este plan, Él sabía que ni con todos los sacrificios de machos cabríos
lograría cambiar el interior de los hombres, y fue por eso que se proveyó de un
Cordero y un sacrificio perfecto que quitaría para siempre el pecado de los
hombres, así lo enseña Hebreos: “Porque la ley, teniendo la sombra de los
bienes venideros, no la imagen misma de las cosas, nunca puede, por los
mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año, hacer perfectos a los
que se acercan. De otra manera cesarían de ofrecerse, pues los que tributan
este culto, limpios una vez, no tendrían ya más conciencia de pecado. Pero en
estos sacrificios cada año se hace memoria de los pecados; porque la sangre de
los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados. Por lo cual,
entrando en el mundo dice: Sacrificio y ofrenda no quisiste; más me preparaste
cuerpo. Holocaustos y expiaciones por el pecado no te agradaron. Entonces
dije: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad, como en el rollo del
La Doctrina de la Salvación
Soteriología
16
libro está escrito de mí. Diciendo primero: Sacrificio y ofrenda y holocaustos y
expiaciones por el pecado no quisiste, ni te agradaron (las cuales cosas se
ofrecen según la ley), y diciendo luego: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer
tu voluntad; quita lo primero, para establecer esto último. En esa voluntad
somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez
para siempre”, (Hebreos 10:1-10). Este pasaje nos deja claro el plan de Dios, el
de ofrecer un sacrificio, un Cordero perfecto a través de cuyo sacrificio el
hombre pudiera ser santificados de una vez para siempre, y este cordero es
Jesucristo. Por ello Juan el bautista lo llamo el Cordero de Dios: “El siguiente
día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que
quita el pecado del mundo”, (Juan 1:29). Si nos damos cuenta el sacrificio de
Cristo no solo cubre el pecado, sino su sangre lo quita, algo que los sacrificios
de animales no hacían: “pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos
comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo
pecado”, (1 Juan 1:7), de igual forma, los sacrificios de animales eran incapaces
de cambiar al hombre interior, pero el de Cristo no solo perdona nuestros
pecados sino nos transforma y nos hace nuevas criaturas: “De modo que si
alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas
son hechas nuevas”, (2 Corintios 5:17). En este sentido este sacrificio expiatorio
es perfecto en todos los sentidos. Al respecto Myer Pearlman nos comenta: “Era
evidente que el sacrificio de un animal no podía por una parte equipararse al
valor de un alma, ni por la otra podía ejercer poder espiritual en el hombre
interior. No había elemento alguno en la sangre de un ser irracional que
pudiera realizar la redención espiritual del alma. Ello podía obtenerse solo
mediante la ofrenda de una vida humana perfecta”. Esa vida humana perfecta es
Cristo, y su sacrificio hoy en día es suficiente para quitar los pecados y dar vida
eterna.
EL SACRIFICIO PERFECTO DE CRISTO
on el sacrificio de Cristo la expiación toma un significado
completamente descollante para nosotros, ya que a través de él,
todo aquel que cree será salvo. El plan de Dios era ofrecer a su
Hijo como sacrificio por todos nuestros pecados y desde el Antiguo Testamento
habían profecías que hablaban de esto: “¿Quién ha creído a nuestro anuncio?
¿y sobre quién se ha manifestado el brazo de Jehová? Subirá cual renuevo
delante de él, y como raíz de tierra seca; no hay parecer en él, ni hermosura; le
veremos, más sin atractivo para que le deseemos. Despreciado y desechado
entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que
escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. Ciertamente
llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos
por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras
rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él,
y por su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como
ovejas, cada cual se apartó por su camino; más Jehová cargó en él el pecado de
todos nosotros. Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue
llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y
no abrió su boca. Por cárcel y por juicio fue quitado; y su generación, ¿quién la
contará? Porque fue cortado de la tierra de los vivientes, y por la rebelión de mi
pueblo fue herido. Y se dispuso con los impíos su sepultura, más con los ricos
fue en su muerte; aunque nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su boca”,
(Isaías 53:1-9). Este pasaje de Isaías es muy descriptivo en cuanto a los
padecimientos de Cristo, ahora bien, para que todo se cumpliera de la mejor
manera Jesús tenía que cumplir al pie de la letra todas las condiciones y
profecías del Antiguo Testamento. En primer lugar, tenía que ser un cordero
sin defecto, perfecto, tal y como la ley lo exigía desde el mismo cordero
pascual: “El animal será sin defecto, macho de un año; lo tomaréis de las ovejas
o de las cabras”, (Éxodo 12:5). En este sentido, Cristo representa al cordero
perfecto e inocente que fue sacrificado por nuestros pecados. Esta perfección e
inocencia radica en que nació no por la concepción de la unión sexual entre un
hombre y una mujer, porque de lo contrario hubiese nacido con la herencia
adánica del pecado, sino nació inmaculado, es decir, sin pecado concebido ya
que su encarnación fue producto de la obra del Espíritu Santo que hizo sombra
en María: “Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado
gracia delante de Dios. Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo,
y llamarás su nombre JESÚS. Este será grande, y será llamado Hijo del
Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la
casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin. Entonces María dijo al
ángel: ¿Cómo será esto? pues no conozco varón. Respondiendo el ángel, le
dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su
sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de
Dios”, (Lucas 1:30-35). En segundo lugar, Cristo tenía que ser el cumplimiento
de todas las figuras del Antiguo Testamento. Todos los sacrificios que se
ofrecían de acuerdo a la ley, todas sus fiestas, el mismo Tabernáculo y utensilios
del mismo eran una figura de Él: “Porque la ley, teniendo la sombra de los
bienes venideros, no la imagen misma de las cosas…”, (Hebreos 10:1). El autor
de la carta a los Hebreos nos enseña perfectamente como todas estas cosas eran
una sombra de los que sería en el futuro, así, los sacrificios de animales eran un
anuncio del sacrificio final que Cristo realizaría: “Porque si la sangre de los
toros y de los machos cabríos, y las cenizas de la becerra rociadas a los
C
La Doctrina de la Salvación
Soteriología
17
inmundos, santifican para la purificación de la carne, ¿cuánto más la sangre de
Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a
Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios
vivo?”, (Hebreos 9:13-14). Y al mismo tiempo el oficio sacerdotal según el
orden de Aarón era un símbolo del sacerdocio eterno que nuestro Señor Jesús
realizaría a favor de nuestras almas: “Porque tal sumo sacerdote nos convenía:
santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime
que los cielos; que no tiene necesidad cada día, como aquellos sumos
sacerdotes, de ofrecer primero sacrificios por sus propios pecados, y luego por
los del pueblo; porque esto lo hizo una vez para siempre, ofreciéndose a sí
mismo. Porque la ley constituye sumos sacerdotes a débiles hombres; pero la
palabra del juramento, posterior a la ley, al Hijo, hecho perfecto para
siempre”, (Hebreos 7:26-28). Este sacerdocio que Jesús ofrece es según el orden
de Melquisedec, porque no tiene principio ni fin, sino eterno: “Porque este
Melquisedec, rey de Salem, sacerdote del Dios Altísimo, que salió a recibir a
Abraham que volvía de la derrota de los reyes, y le bendijo, a quien asimismo
dio Abraham los diezmos de todo; cuyo nombre significa primeramente Rey de
justicia, y también Rey de Salem, esto es, Rey de paz; sin padre, sin madre, sin
genealogía; que ni tiene principio de días, ni fin de vida, sino hecho semejante
al Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre”, (Hebreos 7:1.3). Y este
nuevo sumo sacerdote se hizo fiador de un nuevo pacto: “Por tanto, Jesús es
hecho fiador de un mejor pacto. Y los otros sacerdotes llegaron a ser muchos,
debido a que por la muerte no podían continuar; más éste, por cuanto
permanece para siempre, tiene un sacerdocio inmutable; por lo cual puede
también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo
siempre para interceder por ellos”, (Hebreos 7:22-25). Es increíble considerar
como Jesús es el Cordero de Dios y al mismo tiempo se constituye como nuestro
Sumo Sacerdote: “Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento
celestial, considerad al apóstol y sumo sacerdote de nuestra profesión, Cristo
Jesús”, (Hebreos 3:1). Así todos los rituales, sacrificios y fiestas establecidas en
la ley eran una sombra que anunciaba el oficio de Cristo como Cordero y Sumo
Sacerdote. Finalmente, Cristo es el cumplimiento profético de todo el Antiguo
Testamento que culmina con su muerte expiatoria en la Cruz del Calvario.
Todo lo que se profetizo acerca de Él en la ley, los profetas y los Escritos se
cumplió, tal y como lo vemos en la siguiente tabla:
Profecía Comentario Cumplimiento
Y pondré enemistad entre ti y la
mujer, y entre tu simiente y la
simiente suya; ésta te herirá en
Sería la
simiente de la
mujer
Pero cuando vino el cumplimiento
del tiempo, Dios envió a su Hijo,
nacido de mujer y nacido bajo la
la cabeza, y tú le herirás en el
calcañar.
Génesis 3:15
ley.
Gálatas 4:4
Y Jehová dijo: ¿Encubriré yo a
Abraham lo que voy a hacer,
habiendo de ser Abraham una
nación grande y fuerte, y
habiendo de ser benditas en él
todas las naciones de la tierra?
Génesis 18:17-18
Sería
descendiente
de Abraham
Libro de la genealogía de
Jesucristo, hijo de David, hijo de
Abraham.
Mateo 1:1
Respondió Dios: Ciertamente
Sara tu mujer te dará a luz un
hijo, y llamarás su nombre
Isaac, y confirmaré mi pacto
con él como pacto perpetuo
para sus descendientes después
de él.
Génesis 17:19
Sería
descendiente
de Isaac
Abraham engendró a Isaac, Isaac
a Jacob, y Jacob a Judá y a sus
hermanos
Mateo 1:2
Lo veré, mas no ahora; Lo
miraré, mas no de cerca; Saldrá
ESTRELLA de Jacob, Y se
levantará cetro de Israel, Y
herirá las sienes de Moab,
Y destruirá a todos los hijos de
Set.
Números 24:17
Sería
descendiente
de Jacob
hijo de Jacob, hijo de Isaac, hijo
de Abraham, hijo de Taré, hijo de
Nacor,
Lucas 3:34
No será quitado el cetro de
Judá, Ni el legislador de entre
sus pies, Hasta que venga Siloh;
y a él se congregarán los
pueblos.
Génesis 49:10
Descendería de
la tribu de
Judá
hijo de Aminadab, hijo de Aram,
hijo de Esrom, hijo de Fares, hijo
de Judá,
Lucas 3:33
Lo dilatado de su imperio y la
paz no tendrán límite, sobre el
trono de David y sobre su reino,
disponiéndolo y confirmándolo
en juicio y en justicia desde
ahora y para siempre. El celo de
Jehová de los ejércitos hará
esto.
Isaías 9:7
Sería el
heredero del
trono de David
Libro de la genealogía de
Jesucristo, hijo de David, hijo de
Abraham.
Mateo 1:1
Pero tú, Belén Efrata, pequeña
para estar entre las familias de
Judá, de ti me saldrá el que será
Su lugar de
nacimiento
Cuando Jesús nació en Belén de
Judea en días del rey Herodes,
vinieron del oriente a Jerusalén
La Doctrina de la Salvación
Soteriología
18
Señor en Israel; y sus salidas
son desde el principio, desde los
días de la eternidad.
Miqueas 5:2
unos magos,
Mateo 2:1
Sabe, pues, y entiende que,
desde la salida de la orden para
restaurar y edificar a Jerusalén
hasta el Mesías Príncipe, habrá
siete semanas, y sesenta y dos
semanas; se volverá a edificar
la plaza y el muro en tiempos
angustiosos.
Daniel 9:25
El tiempo de su
nacimiento
Aconteció en aquellos días, que se
promulgó un edicto de parte de
Augusto César, que todo el mundo
fuese empadronado.
Este primer censo se hizo siendo
Cirenio gobernador de Siria.
Lucas 2:1-2
Por tanto, el Señor mismo os
dará señal: He aquí que la
virgen concebirá, y dará a luz
un hijo, y llamará su nombre
Emanuel.
Isaías 7:14
Nacería de una
virgen
El nacimiento de Jesucristo fue
así: Estando desposada María su
madre con José, antes que se
juntasen, se halló que había
concebido del Espíritu Santo.
Mateo 1.18
Así ha dicho Jehová: Voz fue
oída en Ramá, llanto y lloro
amargo; Raquel que lamenta
por sus hijos, y no quiso ser
consolada acerca de sus hijos,
porque perecieron.
Jeremías 31:15
La matanza de
los niños
Herodes entonces, cuando se vio
burlado por los magos, se enojó
mucho, y mandó matar a todos los
niños menores de dos años que
había en Belén y en todos sus
alrededores, conforme al tiempo
que había inquirido de los magos.
Mateo 2:16
Cuando Israel era muchacho, yo
lo amé, y de Egipto llamé a mi
hijo
Oseas 11:1
La huida a
Egipto
Y él, despertando, tomó de noche
al niño y a su madre, y se fue a
Egipto
Mateo 2:14
Mas no habrá siempre
oscuridad para la que está
ahora en angustia, tal como la
aflicción que le vino en el
tiempo que livianamente
tocaron la primera vez a la
tierra de Zabulón y a la tierra
de Neftalí; pues al fin llenará de
gloria el camino del mar, de
aquel lado del Jordán, en
Galilea de los gentiles. El
pueblo que andaba en tinieblas
vio gran luz; los que moraban
Su ministerio
en Galilea
Cuando Jesús oyó que Juan estaba
preso, volvió a Galilea; y dejando
a Nazaret, vino y habitó en
Capernaum ciudad marítima, en la
región de Zabulón y de Neftalí,
para que se cumpliese lo dicho por
el profeta Isaías, cuando dijo:
Tierra de Zabulón y tierra de
Neftalí, Camino del mar, al otro
lado del Jordán, Galilea de los
gentiles; El pueblo asentado en
tinieblas vio gran luz; Y a los
asentados en región de sombra de
en tierra de sombra de muerte,
luz resplandeció sobre ellos.
Isaías 9:1-2
muerte, Luz les resplandeció.
Mateo 4:12-16
Profeta de en medio de ti, de tus
hermanos, como yo, te levantará
Jehová tu Dios; a él oiréis
Deuteronomio 18:15
Como profeta Aquellos hombres entonces, viendo
la señal que Jesús había hecho,
dijeron: Este verdaderamente es el
profeta que había de venir al
mundo.
Juan 6:14
Juró Jehová, y no se
arrepentirá: Tú eres sacerdote
para siempre según el orden de
Melquisedec.
Salmo 110:4
Sería sacerdote
para siempre
Donde Jesús entró por nosotros
como precursor, hecho sumo
sacerdote para siempre según el
orden de Melquisedec.
Hebreos 6:20
Despreciado y desechado entre
los hombres, varón de dolores,
experimentado en quebranto; y
como que escondimos de él el
rostro, fue menospreciado, y no
lo estimamos.
Isaías 53:3
Su rechazo por
los judíos
A lo suyo vino, y los suyos no le
recibieron.
Juan 1:11
Y reposará sobre él el Espíritu
de Jehová; espíritu de sabiduría
y de inteligencia, espíritu de
consejo y de poder, espíritu de
conocimiento y de temor de
Jehová.
Isaías 11:2
Algunas de sus
características
Y Jesús crecía en sabiduría y en
estatura, y en gracia para con
Dios y los hombres.
Lucas 2:52
Alégrate mucho, hija de Sion;
da voces de júbilo, hija de
Jerusalén; he aquí tu rey vendrá
a ti, justo y salvador, humilde, y
cabalgando sobre un asno,
sobre un pollino hijo de asna.
Zacarías 9:9
Su entrada
triunfal
Tomaron ramas de palmera y
salieron a recibirle, y clamaban:
¡Hosanna! ¡Bendito el que viene
en el nombre del Señor, el Rey de
Israel! Y halló Jesús un asnillo, y
montó sobre él, como está escrito:
No temas, hija de Sion; He aquí tu
Rey viene,
Montado sobre un pollino de asna
Juan 12:13-4
Aun el hombre de mi paz, en
quien yo confiaba, el que de mi
pan comía,
Alzó contra mí el calcañar.
Salmo 41:9
Sería
traicionado
por un amigo
Entonces uno de los doce, que se
llamaba Judas Iscariote, fue a los
principales sacerdotes, y les dijo:
¿Qué me queréis dar, y yo os lo
entregaré? Y ellos le asignaron
La Doctrina de la Salvación
Soteriología
19
treinta piezas de plata. Y desde
entonces buscaba oportunidad
para entregarle.
Mateo 26:14-16
Y les dije: Si os parece bien,
dadme mi salario; y si no,
dejadlo. Y pesaron por mi
salario treinta piezas de plata.
Zacarías 11:12
Sería vendido
por 30 piezas
de plata
Entonces Judas, el que le había
entregado, viendo que era
condenado, devolvió arrepentido
las treinta piezas de plata a los
principales sacerdotes y a los
ancianos,
Mateo 27:3
Y me dijo Jehová: Échalo al
tesoro; ¡hermoso precio con que
me han apreciado! Y tomé las
treinta piezas de plata, y las
eché en la casa de Jehová al
tesoro
Zacarías 11:13
El dinero sería
devuelto
Los principales sacerdotes,
tomando las piezas de plata,
dijeron: No es lícito echarlas en el
tesoro de las ofrendas, porque es
precio de sangre. Y después de
consultar, compraron con ellas el
campo del alfarero, para sepultura
de los extranjeros.
Mateo 27:6-7
Cuando fuere juzgado, salga
culpable; Y su oración sea para
pecado. Sean sus días pocos;
Tome otro su oficio.
Salmo 109:7-8
El que lo
traicionará
seria culpable
y pocos sus
días y otro
tomaría su
oficio.
Este, pues, con el salario de su
iniquidad adquirió un campo, y
cayendo de cabeza, se reventó por
la mitad, y todas sus entrañas se
derramaron. Y fue notorio a todos
los habitantes de Jerusalén, de tal
manera que aquel campo se llama
en su propia lengua, Acéldama,
que quiere decir, Campo de
sangre. Porque está escrito en el
libro de los Salmos: Sea hecha
desierta su habitación, Y no haya
quien more en ella; y: Tome otro
su oficio. Es necesario, pues, que
de estos hombres que han estado
juntos con nosotros todo el tiempo
que el Señor Jesús entraba y salía
entre nosotros, comenzando desde
el bautismo de Juan hasta el día en
que de entre nosotros fue recibido
arriba, uno sea hecho testigo con
nosotros, de su resurrección.
Hechos 1:18-22
No me entregues a la voluntad Testigos falsos Y los principales sacerdotes y los
de mis enemigos; Porque se han
levantado contra mí testigos
falsos, y los que respiran
crueldad.
Salmo 27:12
lo acusarían ancianos y todo el concilio
buscaban falso testimonio contra
Jesús, para entregarle a la muerte,
y no lo hallaron, aunque muchos
testigos falsos se presentaban.
Pero al fin vinieron dos testigos
falsos, que dijeron: Este dijo:
Puedo derribar el templo de Dios,
y en tres días reedificarlo.
Mateo 26:59-61
Angustiado él, y afligido, no
abrió su boca; como cordero fue
llevado al matadero; y como
oveja delante de sus
trasquiladores, enmudeció, y no
abrió su boca.
Isaías 53:7
Permanecería
en silencio
cuando fuera
acusado
Pilato entonces le dijo: ¿No oyes
cuántas cosas testifican contra ti?
Pero Jesús no le respondió ni una
palabra; de tal manera que el
gobernador se maravillaba mucho.
Mateo 27:13-14
Di mi cuerpo a los heridores, y
mis mejillas a los que me
mesaban la barba; no escondí
mi rostro de injurias y de
esputos.
Isaías 50:6
Sería golpeado
y escupido
Y algunos comenzaron a escupirle,
y a cubrirle el rostro y a darle de
puñetazos, y a decirle: Profetiza. Y
los alguaciles le daban de
bofetadas.
Marcos 14:65
Se han aumentado más que los
cabellos de mi cabeza los que
me aborrecen sin causa.
Salmo 69:4
Sería odiado
sin causa
El que me aborrece a mí, también
a mi Padre aborrece. Si yo no
hubiese hecho entre ellos obras
que ningún otro ha hecho, no
tendrían pecado; pero ahora han
visto y han aborrecido a mí y a mi
Padre. Pero esto es para que se
cumpla la palabra que está escrita
en su ley: Sin causa me
aborrecieron.
Juan 15:23-25
Ciertamente llevó él nuestras
enfermedades, y sufrió nuestros
dolores; y nosotros le tuvimos
por azotado, por herido de Dios
y abatido. Mas él herido fue por
nuestras rebeliones, molido por
nuestros pecados; el castigo de
nuestra paz fue sobre él, y por
su llaga fuimos nosotros
Sufriría en
sustitución por
nosotros
Y cuando llegó la noche, trajeron
a él muchos endemoniados; y con
la palabra echó fuera a los
demonios, y sanó a todos los
enfermos; para que se cumpliese lo
dicho por el profeta Isaías, cuando
dijo: El mismo tomó nuestras
enfermedades, y llevó nuestras
dolencias
La Doctrina de la Salvación
Soteriología
20
curados.
Isaías 53:4-5
Mateo 8:16-17
Por tanto, yo le daré parte con
los grandes, y con los fuertes
repartirá despojos; por cuanto
derramó su vida hasta la
muerte, y fue contado con los
pecadores, habiendo él llevado
el pecado de muchos, y orado
por los transgresores.
Isaías 53:12
Sería
crucificado con
pecadores
Entonces crucificaron con él a dos
ladrones, uno a la derecha, y otro
a la izquierda.
Mateo 27:38
Porque perros me han rodeado;
Me ha cercado cuadrilla de
malignos;
Horadaron mis manos y mis
pies.
Salmo 22:16
Sus manos y
pies serían
horadados
Le dijeron, pues, los otros
discípulos: Al Señor hemos visto.
Él les dijo: Si no viere en sus
manos la señal de los clavos, y
metiere mi dedo en el lugar de los
clavos, y metiere mi mano en su
costado, no creeré. Ocho días
después, estaban otra vez sus
discípulos dentro, y con ellos
Tomás. Llegó Jesús, estando las
puertas cerradas, y se puso en
medio y les dijo: Paz a vosotros.
Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu
dedo, y mira mis manos; y acerca
tu mano, y métela en mi costado; y
no seas incrédulo, sino creyente.
Juan 20:25-27
Mas yo soy gusano, y no
hombre; Oprobio de los
hombres, y despreciado del
pueblo. Todos los que me ven
me escarnecen; estiran la boca,
menean la cabeza, diciendo: Se
encomendó a Jehová; líbrele él;
Sálvele, puesto que en él se
complacía.
Salmo 22:6-8
Sería
escarnecido e
insultado
Y los que pasaban le injuriaban,
meneando la cabeza, y diciendo:
Tú que derribas el templo, y en
tres días lo reedificas, sálvate a ti
mismo; si eres Hijo de Dios,
desciende de la cruz. De esta
manera también los principales
sacerdotes, escarneciéndole con
los escribas y los fariseos y los
ancianos, decían: A otros salvó, a
sí mismo no se puede salvar; si es
el Rey de Israel, descienda ahora
de la cruz, y creeremos en él.
Confió en Dios; líbrele ahora si le
quiere; porque ha dicho: Soy Hijo
de Dios. Lo mismo le injuriaban
también los ladrones que estaban
crucificados con él.
Mateo 27:39-44
Me pusieron además hiel por
comida,
Y en mi sed me dieron a beber
vinagre.
Salmo 69:21
Le darían hiel
y vinagre
Le dieron a beber vinagre
mezclado con hiel; pero después
de haberlo probado, no quiso
beberlo.
Mateo 27:34
Y derramaré sobre la casa de
David, y sobre los moradores de
Jerusalén, espíritu de gracia y
de oración; y mirarán a mí, a
quien traspasaron, y llorarán
como se llora por hijo
unigénito, afligiéndose por él
como quien se aflige por el
primogénito.
Zacarías 12:10
Su costado
sería
traspasado
Pero uno de los soldados le abrió
el costado con una lanza, y al
instante salió sangre y agua.
Juan 19:34
Repartieron entre sí mis
vestidos,
Y sobre mi ropa echaron
suertes.
Salmo 22:18
Soldados
echarían
suertes sobre
sus ropas
Cuando le hubieron crucificado,
repartieron entre sí sus vestidos,
echando suertes sobre ellos para
ver qué se llevaría cada uno.
Marcos 15:24
El guarda todos sus huesos;
Ni uno de ellos será
quebrantado.
Salmo 34:20
Sus huesos no
serían
quebrados
Más cuando llegaron a Jesús,
como le vieron ya muerto, no le
quebraron las piernas.
Juan 19:33
Y se dispuso con los impíos su
sepultura, más con los ricos fue
en su muerte; aunque nunca
hizo maldad, ni hubo engaño en
su boca.
Isaías 53:9
Sería sepultado
con los impíos
Cuando llegó la noche, vino un
hombre rico de Arimatea, llamado
José, que también había sido
discípulo de Jesús. Este fue a
Pilato y pidió el cuerpo de Jesús.
Entonces Pilato mandó que se le
diese el cuerpo. Y tomando José el
cuerpo, lo envolvió en una sábana
limpia, y lo puso en su sepulcro
nuevo, que había labrado en la
peña; y después de hacer rodar
una gran piedra a la entrada del
sepulcro, se fue.
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  • 1. Soteriología L a D o c t r i n a d e l a S a l v a c i ó n M u n d o B í b l i c o E l E s t u d i o d e s u P a l a b r a Walter Oswaldo Cuadra García La soteriología es la rama de la teología que estudia la doctrina de la salvación.
  • 2. La Doctrina de la Salvación Soteriología 1 Soteriología: La Doctrina de la Salvación “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios”. Efesios 2:8 Soteriología INTRODUCCIÓN a salvación es quizás la doctrina más importante que todos los cristianos debemos comprender, especialmente porque hoy en día existen muchas religiones y sectas que enseñan conceptos errados en cuanto al tema de la salvación del alma. Por ejemplo, la Iglesia Católica, Apostólica y Romana afirma que fuera de ella no hay salvación y que esta se obtiene practicando fielmente sus 7 sacramentos. Los Testigos de Jehová enseñan que no hay vida después de la muerte, creen en la aniquilación del alma al morir y por ende no hay infierno, otros piensan que en la eternidad no habrá infierno ya que es imposible que un Dios de amor condene a las personas, otros como en el hinduismo creen en la reencarnación y que la clave en esta vida es purgar nuestros pecados meditando de día y de noche para que al morir se reencarne a una mejor vida, otros dicen que todas las religiones son buenas y que lo importante es ser sincero en su práctica para llegar a ser salvo. Sin embargo, todas estas ideas son erradas y conducen al infierno, de allí la importancia de conocer lo que la Biblia enseña en cuanto al tema de la salvación ya que de ello depende nuestra eternidad. Además, el tema de la salvación es importante estudiarlo porque aún en medio de los cristianos hay algunos temas que no se comprenden al 100%, por ejemplo, todos concordamos que la salvación es por fe, pero algunos se preguntan: ¿Dios elige a unos para salvación y otros para condenación? ¿Jesús murió solo por su iglesia y no por todo el mundo? ¿Se pierde la salvación? ¿Después que alguien cae del evangelio puede reconciliarse? ¿Qué lugar tienen las buenas obras en el evangelio? ¿Los niños son inocentes y se salvan al morir en su infancia? Estas y otras preguntas son las que el pueblo evangélico se hace, y de allí la importancia de estudiar la doctrina de la salvación. La soteriología es la rama de la teología que estudia la doctrina de la salvación, y en esta oportunidad estudiaremos todos los temas relacionados con ella tal y como la salvación por gracia, la fe, el arrepentimiento, la confesión de pecados, la justificación, el nuevo nacimiento, la expiación, entre otros. EL CONCEPTO BÍBLICO DE LA SALVACIÓN efinir el concepto de salvación es sumamente importante ya nos habla de la obra redentora que Cristo ha hecho en nosotros. Si consideramos primero el significado etimológico de las palabras que se traducen como salvación, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, podemos llegar a comprender su significado. Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento se usa una sola palabra para referirse a la salvación. En el Antiguo Testamento la palabra hebrea utilizada para referirse a la salvación es yeshúa (‫ה‬ָ‫ְׁשּוע‬‫י‬), y literalmente significa quitar o librar a alguien de una carga, opresión o peligro. El significado de la palabra salvación en el Antiguo Testamento está íntimamente relacionado con la liberación, y esto lo puede ver uno en diferentes pasajes, por ejemplo, Dios salvo a Israel liberándolos de la esclavitud y la opresión de los egipcios: “Y Moisés dijo al pueblo: No temáis; estad firmes, y ved la salvación que Jehová hará hoy con vosotros; porque los egipcios que hoy habéis visto, nunca más para siempre los veréis”, (Éxodo 14:13). Los jueces fueron usados por Dios para salvar a Israel de sus enemigos trayéndoles la libertad del oprobio que les provocaban: “Después de él fue Samgar hijo de Anat, el cual mató a seiscientos hombres de L D
  • 3. La Doctrina de la Salvación Soteriología 2 los filisteos con una aguijada de bueyes; y él también salvó a Israel”, (Jueces 3:31). Ezequías fue liberado de la opresión de Senaquerib rey de Asiria: “Así salvó Jehová a Ezequías y a los moradores de Jerusalén de las manos de Senaquerib rey de Asiria, y de las manos de todos; y les dio reposo por todos lados”, (2 Crónicas 22:32). Más tarde salvo a Ezequías liberándolo del azote de su enfermedad: “Jehová me salvará; por tanto cantaremos nuestros cánticos en la casa de Jehová todos los días de nuestra vida.”, (Isaías 38:20). El salmista confiaba en Dios quien para que lo salvara liberándolo de manos de sus enemigos: “Invocaré a Jehová, quien es digno de ser alabado, y seré salvo de mis enemigos”, (Salmo 18:3). En Isaías se le promete a Israel ser liberado de la vergüenza y confusión de aquellos que hacen ídolos: “Confusos y avergonzados serán todos ellos; irán con afrenta todos los fabricadores de imágenes. Israel será salvo en Jehová con salvación eterna; no os avergonzaréis ni os afrentaréis, por todos los siglos”, (Isaías 45:16-17). Y así sucesivamente podemos ver que en el Antiguo Testamento la palabra salvación está íntimamente relacionada con las obras de liberación que Dios efectúa sobre su pueblo, liberación de sus enemigos, del juicio divino, de las enfermedades, del oprobio, de la calamidad, y en general, de cualquier cosa que atente con nuestra integridad física y espiritual. En cambio, la palabra griega utilizada en el Nuevo Testamento para referirse a la salvación es sotería (σωτηρία), y se utiliza haciendo referencia a la liberación del hombre de la servidumbre del pecador a través de la fe en la obra de Cristo. El tema de la salvación en el Nuevo Testamento está íntimamente relacionado con la obra expiatoria de Cristo la cual libera al hombre de la culpa y del infierno. Para comprender aún mejor el significado de la salvación podemos analizar las definiciones que otros teólogos o diccionarios han dado. De acuerdo con el Diccionario Bíblico Nelson, la salvación se define como el: “milagro divino de la emancipación espiritual del hombre del dominio y culpa del pecado y la muerte, y al goce de una vida eterna de comunión renovada con Dios”. Lewis Sperry Chafer nos dice: “La palabra salvación representa la obra total de Dios por medio de la cual Él rescata al hombre de la ruina eterna y la sentencia del pecado y le confiere las riquezas de su gracia, incluyendo la vida eterna ahora y en la gloria eternal en los cielos”. Charles Ryrie nos dice: “la salvación incluye la obra completa de Dios en traer a las personas de la condenación a la justificación, de la muerte a la vida eterna; y de alienación a la filiación. Desde la perspectiva humana, incorpora todas las bendiciones que estar en Cristo trae tanto en esta vida como en la vida venidera”. Por tanto, podemos definir la salvación como la obra milagrosa que Dios efectúa sobre el hombre perdonando sus pecados, liberándolo de la condenación eterna y haciéndolo heredero de la vida eterna por medio de la fe en la obra expiatoria de Cristo Jesús. LA SALVACIÓN POR GRACIA MEDIANTE LA FE “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas”. Efesios 2:8-10 lgo muy importante que debemos comprender en cuanto a la salvación que Dios nos ofrece es que esta no se gana por medio de las obras, sino por fe, como resultado de su bendita gracia, tal y como Pablo lo enseña en su carta a los Efesios. En estos versículos Pablo usa varias palabras interesantes en cuanto al tema de la salvación. Primeo nos dice: Porque por gracia sois salvos por medio de la fe. Aquí se nos dice que en la salvación intervienen dos factores importantes, la gracia y la fe. ¿Qué es gracia? La palabra griega de donde se traduce gracia es járis (χάρις), la cual algunos llaman caris, de donde proviene nuestra palabra latina carisma. Literalmente esta palabra significa hacer merced con alguien que no lo merece. El Dr. Lehman Strauss solía diferenciar entre gracia y misericordia, él decía: “gracia es recibir lo que no merecemos, misericordia es no recibir lo que merecemos”. Precisamente eso es la gracia, es que alguien que no lo merezca reciba un regalo tan precioso y valioso como es la salvación de su alma, y al mismo tiempo recibe misericordia, es decir, no recibe el pago de sus pecados, algo que si merecía. Todo esto lo recibe por fe. La palabra fe viene del griego pístis (πίστις), la cual nos dice que la salvación es a través de creer, creer que Jesús puede perdonar nuestros pecados y salvarnos de la condenación eterna. Además de esto nos dice que esta salvación no es por obras: y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Una vez más Pablo nos deja claro que la salvación no depende del esfuerzo humano, de su voluntad de hacer buenas obras, ya que es un don de Dios. La palabra don se traduce del griego dóron (δῶρον), y literalmente significa regalo, de allí que el apóstol diga que la salvación no puede ser ganada por medio de las obras ya que es un regalo de Dios. Por tanto, la obra de la salvación es producto de la enorme misericordia de Dios que la ofrece de manera gratuita a los seres humanos, todo a través de la fe en su Hijo Jesucristo, y esta jamás se ganara por medio de las buenas obras o la religión: “sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también A
  • 4. La Doctrina de la Salvación Soteriología 3 hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado”, (Gálatas 2:16). Ahora bien, que lugar tienen las buenas obras en todo esto. Está claro que no nos salvaremos por medio de las buenas obras, pero esto no significa que no debamos hacerlas: Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas. Lo cierto es que una vez se opere el milagro de la salvación en una persona, en su ser se crea una nueva naturaleza que lo impulsa a busca a Dios, obedecer su palabra y hacer buenas obras. Como verdaderos salvos por la fe se espera que no perseveremos en el pecado abusando de la gracia: “¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?”, (Romanos 6:1-2). También se espera que reflejemos en nuestro carácter un fruto agradable al Señor: “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley”, (Gálatas 5:22-23). Y también se espera que hagamos buenas obras, porque desde el momento de nuestra conversión venimos a ser un buen árbol, y es imposible que el árbol bueno de malos frutos: “Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. Así que, por sus frutos los conoceréis”, (Mateo 7:17-20). Como verdaderos hombres y mujeres salvos se espera que hagamos buenas obras, no porque a través de ellas seremos salvas, sino porque las obras son una evidencia de nuestra salvación. Santiago toca el tema de las obras y la fe: “Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha? Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma. Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras”, (Santiago 2:14-18). Santiago dice que la salvación va más allá de decir que tenemos fe, nuestra fe debe evidenciarse a través de nuestras obras: Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? Él pregunta cómo alguien que dice ser salvo y tener fe puede permanecer indiferente ante la necesidad de los desposeídos: Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha? Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma. Alguien que se comporte de esta manera y diga tener fe, esa fe es vana, porque la verdadera obra de salvación que el Señor opera transforma totalmente a la persona que cree y lo capacita para toda buena obra. Son las obras una evidencia que Cristo nos ha cambiado y estas vienen de un verdadero acto de fe, tal y como Santiago a través de nuestras obras nuestra fe se revela al mundo: Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras. Por tanto, todo cristiano debe vivir de tal forma que sabe que su salvación es por fe, reflejando su fe a través de sus obras. EL ALCANCE DE LA SALVACIÓN a salvación que Dios ha provisto al hombre es completa, de una vez y para siempre, tal y como el autor de la carta a los Hebreos dice: “Pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios”, (Hebreos 10:12). Antes de la cruz el método de expiación que Dios había dejado era el sacrificio de machos cabríos con el fin de que la sangre de ellos cubriera los pecados, pero una vez Cristo se ofreció como el sacrificio perfecto, ya no hay necesidad de ofrecer más sacrificios: “Pero en estos sacrificios cada año se hace memoria de los pecados; porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados. Por lo cual, entrando en el mundo dice: Sacrificio y ofrenda no quisiste; más me preparaste cuerpo. Holocaustos y expiaciones por el pecado no te agradaron. Entonces dije: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad, Como en el rollo del libro está escrito de mí. Diciendo primero: Sacrificio y ofrenda y holocaustos y expiaciones por el pecado no quisiste, ni te agradaron (las cuales cosas se ofrecen según la ley), y diciendo luego: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad; quita lo primero, para establecer esto último. En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre”, (Hebreos 10:3-10). Por tanto, el hombre es salvo por medio de la fe en el sacrificio de Cristo el cual es suficiente para perdonar nuestros pecados. Ahora bien, esta salvación bendita opera en tres tiempos, en el pasado, presente y futuro. Veamos. La salvación del creyente, un hecho realizado en el pasado. En la Biblia encontramos pasajes que nos enseñan que la salvación que Dios ha operado en nosotros es un hecho que ocurrió en el pasado: “Porque a L
  • 5. La Doctrina de la Salvación Soteriología 4 los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó”, (Romanos 8:29-30). Aquí vemos como Dios nos predestino desde mucho antes que naciésemos para esta tan gloriosa salvación, y a los que predestinó, llamó, y a los que llamó, justificó, y a los que justificó, glorificó. Todo esto nos indica que es un hecho que ocurrió en el pasado y que tiene su efecto en el presente, tal y como Pablo lo menciona a los corintios: “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él”, (Efesios 1:3-4). Por tanto, la salvación tiene un alcance en el tiempo pasado donde Dios planeó que seriamos salvos por medio del sacrificio de su Hijo, y por ello se le llama en Apocalipsis el Cordero que fue inmolado desde antes de la fundación del mundo: “Y la adoraron todos los moradores de la tierra cuyos nombres no estaban escritos en el libro de la vida del Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo”, (Apocalipsis 13:8). Aquí se nos presenta a Cristo, como un cordero que fue inmolado, es decir, ofrecido en sacrificio por nuestros pecados desde el principio del mundo, esto una vez más nos confirma que la salvación fue planeada por Dios para ser efectuada en nuestro tiempo. La salvación es para el que cree ahora. Es cierto que la salvación del creyente es un hecho consumado en el pasado, pero también es un hecho que es un don que se ofrece al hombre en el tiempo presente. Esta salvación actúa hoy liberándonos del yugo del pecado: “Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia”, (Romanos 6:14). Gracias a esta salvación hoy somos libres de toda condenación: “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu”, (Romanos 8:1). Y en general, la salvación que Dios nos ofrece nos da ahora una nueva vida: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”, (2 Corintios 5:17). Por ello la salvación tiene un alcance en el tiempo presente. La salvación seguirá operando en la eternidad. Finalmente, la salvación también operara en el futuro ya que en la eternidad seremos glorificados y llegaremos a heredar el reino de los cielos: “Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero”, (1 Pedro 1:3-5). De esta forma opera la salvación de Dios, siendo planeada en el pasado y consumada por Cristo en la cruz, hoy está disponible para todo aquel que cree en Él, y a través de su gracia llegamos a ser salvos y perfeccionados hasta el día que partamos de este mundo para estar con él, allí nuestra salvación se completara: “Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es”, (1 Juan 3:2). El Arrepentimiento: Lo que Provoca una Verdadera Conversión “Y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día; y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén”. Lucas 24:46 El Arrepentimiento
  • 6. La Doctrina de la Salvación Soteriología 5 INTRODUCCIÓN l arrepentimiento constituye uno de los temas más descollantes de la doctrina de la salvación, especialmente porque es el arrepentimiento que abre la puerta para que ocurra una verdadera conversión en la vida de las personas. Nuestro Señor Jesús antes de ascender a los cielos les dijo a sus discípulos que todo lo que hasta el momento había acontecido era necesario para que en su nombre se predicara el arrepentimiento y perdón de pecados a todas las naciones: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día; y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones. Desde entonces, el arrepentimiento ha sido la medula de la predicación cristiana, un tema que jamás debe pasar por alto. Pero ¿qué es el arrepentimiento? ¿Cuáles son las evidencias de un verdadero arrepentimiento? ¿Qué resultados tiene el verdadero arrepentimiento? Veamos en esta ocasión todo lo relacionado con este bendito tema. ¿QUÉ ES EL ARREPENTIMIENTO? efinir el arrepentimiento es importante porque este va más allá de un simple remordimiento o emoción de dolor pasajera. Definamos el arrepentimiento considerando lo que dicen los diccionarios y teólogos acerca de él. El Diccionario Nelson dice: “Traducción de una familia de palabras que indican un regreso, un cambio de parecer, o un repudio del pecado para volver a Dios”. Myer Pearlman nos define el arrepentimiento como: “Un dolor verdadero por el pecado, acompañado de un sincero esfuerzo por dejarlo”. La Confesión de Fe de Westminster dice: “Al arrepentirse, un pecador se aflige por sus pecados y los odia, movido no sólo por la vista y el sentimiento del peligro, sino también por lo inmundo y odioso de ellos que son contrarios a la santa naturaleza y a la justa ley de Dios. Y al comprender la misericordia de Dios en Cristo para los que están arrepentidos, se aflige y odia sus pecados, de manera que se vuelve de todos ellos hacia Dios, proponiéndose y esforzándose para andar con él en todos los caminos de sus mandamientos”. Por tanto, el arrepentimiento tiene que provocar aflicción por el pecado, dolor por las faltas cometidas, cambio de vida y volverse a Dios. Ahora bien, si consideramos la palabra griega que en el Nuevo Testamento se traduce como arrepentirse, podemos aprender un poco más. La palabra arrepentirse viene del griego metanoéo (μετανοέω), una palabra compuesta de otras dos, que son meta (μετά), que es dirigirse a una meta o blanco, o ir más allá de lo esperado; y noiéo (νοιέω) que es comprender o percibir con la mente. Considerando el significado etimológico de la palabra muchos llegan a traducir al arrepentimiento como un cambio de mente que provoca un cambio de vida radical. Por tanto, nosotros podemos definir el arrepentimiento como: Un cambio en la manera de pensar provocado por un verdadero dolor por sus pecados que le hacen al hombre reconocer su estado de miseria y necesidad de salvación, y que lo impulsa al mismo tiempo a abandonar toda su inmundicia y correr a Cristo para seguir una nueva vida. EL ARREPENTIMIENTO UN TEMA QUE EL HOMBRE NECESITA SABER l arrepentimiento es un tema que ha sido predicado por la iglesia del Señor. Tanta es la importancia de este que desde tiempos de Juan el bautista se viene predicando: “En aquellos días vino Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea, y diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado”, (Mateo 3:1-2). Aproximadamente tres meses después apareció Jesús predicando: “Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado”, (Mateo 4:14). Durante su ministerio Jesús hablo de la necesidad que todos tienen de arrepentirse de sus pecados, aun aquellos que confían en sus buenas obras: “En este mismo tiempo estaban allí algunos que le contaban acerca de los galileos cuya sangre Pilato había mezclado con los sacrificios de ellos. Respondiendo Jesús, les dijo: ¿Pensáis que estos galileos, porque padecieron tales cosas, eran más pecadores que todos los galileos? Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente. O aquellos dieciocho sobre los cuales cayó la torre en Siloé, y los mató, ¿pensáis que eran más culpables que todos los hombres que habitan en Jerusalén? Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente”, (Lucas 13:1-5). Antes de ascender a los cielos les ordenó a sus discípulos que predicaran el arrepentimiento a todas las naciones: “Y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día; y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén”, (Lucas 24:46). Cuando Pedro predico el primer mensaje de la iglesia en el día de Pentecostés hablo acerca del arrepentimiento: “Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo”, (Hechos 2:38). Luego, en su segundo discurso en el pórtico de Salomón, lo volvió a reafirmar: “Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio”, (Hechos 3:19). Y muchos años después, Pablo puesto de E D E
  • 7. La Doctrina de la Salvación Soteriología 6 pie en el Areópago de Atenas, predico este mismo mensaje: “Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan”, (Hechos 17:30). Por tanto, hoy en día nosotros también debemos continuar predicando este glorioso mensaje. Por ello la Confesión de Fe de Westminster dice: “El arrepentimiento para vida es una gracia evangélica, y esta doctrina referente a ella debe ser predicada por cada ministro del Evangelio, tanto como la de fe en Cristo”. EVIDENCIAS DE UN VERDADERO ARREPENTIMIENTO omo ya vimos el arrepentimiento va más allá de un remordimiento pasajero, implica un verdadero cambio de mente y vida, una verdadera conversión. No olvidemos que se llega a ser cristiano no por tradición o por nacer en un hogar de padres cristianos, sino por conversión, y para experimentar una verdadera conversión es necesario arrepentirse: “Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio”, (Hechos 3:19). Un verdadero arrepentimiento tiene que evidenciarse a través de tres elementos, y Myer Pearlman los describe así: “Tres elementos constituyen el arrepentimiento bíblico: el intelectual, el emocional y el práctico”; con palabras diferentes otros identifican tras elementos que se evidencian en una persona que se arrepiente: Un cambio en la forma de pensar, un cambio de sentimientos y un cambio de actitud. Consideremos la parábola del hijo pródigo que nos ayudara a comprender lo que realmente implica un arrepentimiento y cómo estos tres elementos se evidencian. “También dijo: Un hombre tenía dos hijos; y el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde; y les repartió los bienes. No muchos días después, juntándolo todo el hijo menor, se fue lejos a una provincia apartada; y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente. Y cuando todo lo hubo malgastado, vino una gran hambre en aquella provincia, y comenzó a faltarle. Y fue y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual le envió a su hacienda para que apacentase cerdos. Y deseaba llenar su vientre de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba”. Lucas 15:1-16 Esta parábola es una hermosa historia de caída, decadencia y restauración, que nos muestra lo bajo que puede llegar el hombre por causa de su pecado; pero como la gracia de Dios puede restaurarlo. Vemos como en esta parábola el hijo menor llego delante del padre y le pidió la parte de los bienes que le correspondían. Según la ley al mayor le tocaba el doble de herencia por ser el primogénito, por lo que es de esperarse que al menor le correspondiera un tercio de ella. Aquel padre accedió a la petición de su hijo menor y aquel tomando la parte de su herencia se fue lejos y la desperdicio viviendo perdidamente: No muchos días después, juntándolo todo el hijo menor, se fue lejos a una provincia apartada; y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente. Y cuando todo lo hubo malgastado… Esta parábola es una perfecta comparación entre la vida que Dios le ha otorgado a los hombres y cómo estos terminan desperdiciándola, viviendo perdidamente. Lo trágico de llevar este tipo de vida es que conduce a la desgracia, nuestro ser va en decadencia hasta llegar a nuestra propia ruina: … vino una gran hambre en aquella provincia, y comenzó a faltarle. Y fue y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual le envió a su hacienda para que apacentase cerdos. Y deseaba llenar su vientre de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba. Es estando en esta ruina que aquel hijo pródigo experimenta un verdadero arrepentimiento, y aunque no se menciona la palabra arrepentimiento, se ven muy claro los tres elementos que lo evidencian: Un cambio en la forma de pensar, un cambio de sentimientos y un cambio de actitud. Un Cambio en la Manera de Pensar. “Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre!”. Lucas 15:17 De acuerdo a su significado etimológico el arrepentimiento es un cambio de mente, tal y como Myer Pearlman: “Un vocablo griego para el arrepentimiento significa literalmente un cambio mental o de propósito”, y esto lo podemos ver en este versículo 17. Después que el hijo pródigo se vio en terrible ruina, dice el texto que volvió en sí: Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre! Vemos como aquel hijo pródigo cambio su manera de pensar, ya que antes solo quería salir huyendo de la casa de su padre para vivir como a él le pareciera mejor; y ahora piensa que hasta un jornalero está mejor que él. Esto nos sugiere que el hijo pródigo está experimentando un verdadero arrepentimiento. C
  • 8. La Doctrina de la Salvación Soteriología 7 Un Cambio en la Manera de Sentir. “Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros”. Lucas 15:18-19 Después de cambiar su manera de pensar, viene un cambio en sus sentimientos, ya que antes era un hombre soberbio que creía que no necesitaba a su padre para vivir; pero ahora siente dolor por lo que ha hecho y desea pedir perdón por lo que ha hecho y ser hecho un jornalero: Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros. Esto es lo que provoca el verdadero arrepentimiento en la vida de las personas, les cambia su mente, les hace ver la miseria en la que se encentran y luego las conduce a un cambio de sentimientos que se expresan en un auténtico dolor por su maldad y deseos de pedir perdón por todas sus ofensas. Un Cambio de Actitud. “Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó. Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo”. Lucas 15:20-21 Aquí vemos a lo que conduce todo verdadero arrepentimiento, a un cambio de actitud, a un cambio en nuestra manera de actuar y comportarnos. Aquel hijo pródigo reconoció su maldad y se humilló tomando la decisión de levantarse y correr al padre para pedirle perdón y que lo hiciera como uno de sus jornaleros, porque ya no se sentía digno de ser llamado hijo suyo: Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó. Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo ¡Qué gran cambio! Este es el verdadero arrepentimiento. Sin este último cambio solo sería un simple remordimiento que no conduce a nada. El problema con aquellos que no se arrepienten de sus pecados es que son incapaces de dejarlos y convertirse al Señor, y por tanto no se salvan. Por eso vemos algunos casos de personas que, aunque reconocieron sus pecados, no se arrepintieron de corazón sincero y por ello no alcanzaron la misericordia de Dios. Veamos algunos de ellos: 1. Faraón confesó su pecado, pero sin arrepentimiento: “Entonces Faraón envió a llamar a Moisés y a Aarón, y les dijo: He pecado esta vez; Jehová es justo, y yo y mi pueblo impíos”, (Génesis 9:27). 2. Balaam confesó su pecado, pero no se arrepintió: “Entonces Balaam dijo al ángel de Jehová: He pecado, porque no sabía que tú te ponías delante de mí en el camino; más ahora, si te parece mal, yo me volveré”, (Números 22:34). 3. Saúl de igual forma confesó sus pecados, pero no se arrepintió: “Entonces Saúl dijo a Samuel: Yo he pecado; pues he quebrantado el mandamiento de Jehová y tus palabras, porque temí al pueblo y consentí a la voz de ellos. Perdona, pues, ahora mi pecado”, (1 Samuel 15:24). 4. Finalmente tenemos a Judas el cual reconoció su pecado, pero no se arrepintió de corazón sincero, sino que decidió quitarse la vida: “Entonces Judas, el que le había entregado, viendo que era condenado, devolvió arrepentido las treinta piezas de plata a los principales sacerdotes y a los ancianos, diciendo: Yo he pecado e entregando sangre inocente. Mas ellos dijeron: ¿Qué nos importa a nosotros? ¡Allá tú!”, (Mateo 27:3-4). Todos estos hombres jamás se arrepintieron de sus pecados porque, aunque reconocieron sus pecados, jamás se volvieron a Dios para buscar el perdón sino perseveraron en su maldad hasta que encontraron la muerte, y en el caso de Judas, el decidió suicidarse antes de pedirle perdón a Cristo. EL ARREPENTIMIENTO ABRE LA PUERTA DEL PERDÓN través del arrepentimiento se abre la puerta del perdón de Dios. Uno lo puede ver en la parábola del hijo pródigo, donde el padre al ver a su hijo arrepentido lo aceptó y le perdonó todas sus ofensas, restaurándolo totalmente: “Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies. Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta; porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse”, (Lucas 15:22-24). Esta es una hermosa comparación con lo que Dios hace en la vida de aquellos que se arrepienten de sus pecados por le es imposible resistir un corazón contrito y humillado: “Los sacrificios de Dios son A
  • 9. La Doctrina de la Salvación Soteriología 8 el espíritu quebrantado; al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios”, (Salmo 51:17). Por tanto, el necesario que la iglesia contemporánea continúe anunciando el arrepentimiento para perdón de pecados, porque solamente el verdadero arrepentimiento conducirá a la conversión. La Conversión: Lo que nos Define como Verdaderos Cristianos “Porque ellos mismos cuentan de nosotros la manera en que nos recibisteis, y cómo os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero”. 1 Tesalonicenses 1:9 La Conversión INTRODUCCIÓN omo ya lo dijimos anteriormente, para llegar a ser cristianos debemos experimentar una verdadera conversión, y lo que provoca una verdadera conversión es el arrepentimiento. Hoy en día muchos vivimos en países considerados como cristianos. Al preguntarles a las personas acerca de su religión, muchos dicen ser cristianos por el simple hecho de haber nacido en un hogar de padres cristianos. Incluso dentro de las estadísticas de los llamados cristianos se incluyen católicos, testigos de Jehová, adventistas, mormones protestantes y otros más que no visitan ninguna iglesia, pero confiesan con sus bocas creer en el Dios de la Biblia. Pero realmente, quiénes son los verdaderos cristianos. Antes de que Roma aceptara la fe cristiana como su religión oficial, se era cristiano por conversión, por haber tenido un verdadero encuentro con Jesucristo, lo cual lo cambiaba convirtiéndolo en nueva criatura; sin embargo, allá en el 313 d.C. Constantino proclamo que la religión oficial del imperio sería el cristianismo y a partir de allí se llegó a ser cristiano, no por conversión sino por haber nacido en una nación supuestamente cristiana. Esto provocó un gran mal, porque ser cristiano significa ser seguidor de Cristo, y este es un nombre que se le dio a los discípulos por primera vez en Antioquía de Siria: “Y se congregaron allí todo un año con la iglesia, y enseñaron a mucha gente; y a los discípulos se les llamó cristianos por primera vez en Antioquía”, (Hechos 11:26), y para llegar a ser cristiano tenía que experimentar una verdadera conversión que a su vez era producto del arrepentimiento. ¿QUÉ ES LA CONVERSIÓN? l Diccionario Bíblico Certeza define la conversión como: “Un volverse, o regresar, a Dios”. Myer Pearlman nos dice: “En su significado más simple, la conversión es el apartarse del pecado y acudir a Dios”. El Diccionario Bíblico Nelson nos comenta en cuanto al uso que la palabra tiene en el Antiguo Testamento: “En el Antiguo Testamento, la palabra hebrea que se traduce "conversión" es shub, que significa "regresar, volverse" y es un llamado de atención para dejar de lado prácticas idolátricas y volver a Dios… En el Nuevo Testamento las palabras que expresan conversión son metanoia (en los Sinópticos y Apocalipsis) y epistrofé (en Hechos y 1 Pedro). El concepto shub del Antiguo Testamento se complementa con la noción de proceso de conversión (metanoia)… La conversión es una vuelta de algo hacia algo. En su lado negativo es el arrepentimiento (Hechos 26:20) y en su fase positiva es la fe (Hechos 11.21). La verdadera conversión se levanta sobre el arrepentimiento y la fe, que llevan al creyente no solamente a observar una nueva forma de vida, sino a una transformación espiritual completa (2 Corintios 3:18)”. Por tanto, la conversión es el acto mediante el cual el hombre, después de arrepentirse de sus pecados, se vuelve a Dios abandonando sus pecados y abrasando su nueva fe. Veamos a través de la vida del apóstol Pablo en qué consiste la verdadera conversión. C E
  • 10. La Doctrina de la Salvación Soteriología 9 LA VERDADERA CONVERSIÓN HACE QUE ABANDONEMOS NUESTRA VIEJA VIDA a verdadera conversión hace que alguien que haya estado inmerso en su vida de pecado, la deje completamente y se vuelva a una nueva vida, al cristianismo. Definitivamente este es un gran milagro que todos necesitamos experimentar, porque esto es lo que nos diferencia de un religioso más de este mundo. Uno puede ver en el Nuevo Testamento como aquellos que se convirtieron a Cristo cambiaron radicalmente. Por ejemplo, tenemos a Pablo el cual en un tiempo estuvo persuadido que su misión era perseguir y terminar con los cristianos, era un fiel creyente de su religión, un celoso fariseo que perseguía cruelmente a la iglesia: “Saulo, respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, vino al sumo sacerdote, y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de que si hallase algunos hombres o mujeres de este Camino, los trajese presos a Jerusalén. Mas yendo por el camino, aconteció que al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo; y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón”, (Hechos 9:1-5). Llego el momento donde Jesús se le cruzo en el camino en impacto tanto su vida que Pablo llego a entender que el camino que estaba recorriendo era el equivocado, y en completo arrepentimiento se sometió a su señorío: “El, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer”, (Hechos 9:6). Fue aquí donde Saulo, que posteriormente fue conocido como Pablo, se convirtió al cristianismo. De esta forma se pasa a ser cristiano, es a través de una conversión y no por medio de convencimiento o por pertenecer a una religión. En resumen, la conversión significa volverse a Dios y esta está íntimamente ligada al arrepentimiento. En el Nuevo Testamento la palabra que se traduce como conversión es epistrofé (ἐπιστροφή), y conlleva la idea de “volverse a”, y la vemos usar cuando se dice como los tesalonicenses se volvieron de su idolatría: “Porque ellos mismos cuentan de nosotros la manera en que nos recibisteis, y cómo os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero”, (1 Tesalonicenses 1:9). En Hechos de los Apóstoles Pablo y Bernabé explicaron a los creyentes de Jerusalén cómo los gentiles habían obedecido al evangelio volviéndose al único Dios: “Ellos, pues, habiendo sido encaminados por la iglesia, pasaron por Fenicia y Samaria, contando la conversión de los gentiles; y causaban gran gozo a todos los hermanos”, (Hechos 15:3). Por tanto, entendemos que la conversión implica volverse a Dios abandonando nuestra vida de pecado, y que está ocurre cuando alguien verdaderamente se ha arrepentido. El Nuevo Nacimiento: La puerta para ingresar a la familia de Dios “Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios”. Juan 3:3 INTRODUCCIÓN tro de los temas importantes de la doctrina de la salvación es el Nuevo Nacimiento. Como en el caso de la conversión, el nuevo nacimiento ocurre en el momento que la persona se arrepiente de sus pecados y se vuelve a Cristo. Tan importante es este tema que el mismo Jesús le dijo a Nicodemo la necesidad que todos tenemos de nacer de nuevo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Todos los seres humanos necesitamos nacer de nuevo, ya que de lo contrario jamás llegaremos a ser hijos de Dios, ni se creará en nosotros la nueva naturaleza que nos capacita para buscar su presencia. Veamos todo lo concerniente al nuevo nacimiento. TODOS NECESITAMOS NACER DE NUEVO “Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos. Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él. Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; más ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu”. L O
  • 11. La Doctrina de la Salvación Soteriología 10 Juan 3:1-8 Jesús y Nicodemo uan nos relata la ocasión cuando un hombre llamado Nicodemo visito de noche a Jesús. Este hombre era un principal entre los judíos y aparte de eso era fariseo, es decir, una persona que pertenecía a una secta religiosa muy importante de los tiempos de Jesús, este fue de noche para hablar con Jesús: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él. Sin embargo, lo que le contesto Jesús fue algo inesperado: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Esta afirmación confundió mucho a Nicodemo el cual creía que era salva, de hecho, a los ojos humanos era un buen hombre, era un principal entre los judíos y era fariseo, cómo es posible que si no nace de nuevo no va a poder ver el reino de los cielos, pero estas palabras confundieron a aquel hombre: Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? La duda le queda a Nicodemo por ello Jesús trata de aclarárselo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. Una vez más Jesús le reafirma la necesidad de nacer de nuevo, ya que de ello depende la salvación: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios, y aparte de eso, el hombre en su estado original le es imposible que se acerque a Dios: Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. Este es el problema, el hombre en su estado natural está totalmente perdido ya que su naturaleza pecaminosa lo impulsa a pecar y es incapaz por sí mismo de acerca a Dios: “Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios”, (Romanos 8:7-8). Por ello es necesario que el hombre vuelva a nacer, porque así como su primer nacimiento, el físico, el dio una naturaleza pecaminosa como herencia de Adán, así el nuevo nacimiento, el espiritual, le dará una nueva naturaleza, una que lo capacita para buscar de Dios y a abandonar las obras de la carne: “Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás. Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos)”, (Efesios 2:1-5). Por tanto, el nuevo nacimiento es el hecho sobrenatural por medio del cual Dios crea en el hombre un nuevo ser, una nueva naturaleza, el nuevo hombre, el cual lo capacita para establecer una relación con Dios y buscar todo lo que es del Espíritu. Esto es el nuevo nacimiento, es una obra sobrenatural que difícilmente será explicado a través de teorías científicas o razones humanas, sino es una experiencia personal que aquellos que se arrepienten de sus pecados y se convierten al evangelio experimentan: No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; más ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu. ¿CÓMO OPERA EL NUEVO NACIMIENTO? l nuevo nacimiento es una operación sobrenatural de Dios, no es producto de un convencimiento humano, mucho menos resultado de la persuasión religiosa, sino proviene de Dios. Es un hecho milagro que cambia al hombre transformándolo en una nueva criatura. En el nuevo nacimiento participan tres elementos importantes. Nacemos de nuevo por medio de la palabra. “El, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias de sus criaturas”. J E
  • 12. La Doctrina de la Salvación Soteriología 11 Santiago 1:18 El primer elemento que interviene es la palabra, ya que un elemento decisivo a través del cual Dios comunica su mensaje al hombre es por las Sagradas Escrituras. La Biblia es el método a través del cual el Señor habla al hombre y le comunica el plan de salvación a través de su Hijo Jesús: “Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí”, (Juan 5:39). Santiago nos dice que un elemento indispensable para el nuevo nacimiento en la palabra de Dios: “El, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias de sus criaturas”, (Santiago 1:18). También Pedro lo confirma en su primera carta: “Siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre”, (1 Pedro 1:23). Por eso un elemento indispensable para nacer de nuevo es la palabra la cual tiene el poder para hacer que el hombre reconozca su situación de ruina espiritual y considere la oportunidad de ser salvo que tiene a través de Cristo. Nacemos de nuevo por medio de la fe. “Pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús”. Gálatas 3:26 El otro elemento que interviene en el nuevo nacimiento es la fe. No basta solo escuchar la palabra y estar de acuerdo con ella, es necesario creerla para nacer de nuevo y tener la vida eterna: Pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús. El conocimiento de su palabra está íntimamente ligado con nuestra fe: “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios”, (Romanos 10:17), ya que a través de la palabra no solo conocemos nuestra situación de pecado, sino el plan de salvación y todas las promesas de Dios las cuales debemos creer para llegar a ser salvos. Nacemos de nuevo por medio del Espíritu Santo. “Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios”. Juan 3:5 Finalmente, nacemos de nuevo gracias a la intervención del Espíritu Santo, tal y como Jesús lo dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Aquí se menciona que hay que nacer del agua y del Espíritu, pero que significa eso. En este pasaje el agua está relacionada con la limpieza de todos los pecados de la persona. En la Biblia encontramos otros pasajes donde podemos ver que es a través de la palabra de Dios que el hombre puede limpiar su vida de pecados. Nuestro Señor Jesús dijo que sus discípulos estaban limpios por la palabra que les había hablado: “Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado”, (Juan 15:3), también el salmista se preguntó cómo puede el joven limpiar su vida: “¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra”, (Salmo 119:9). De aquí que se diga que cuando Jesús hablaba de nacer del agua se refería figurativamente a nacer de la palabra de Dios lo cual ya lo vimos anteriormente. Ahora bien, el Texto Sagrado nos dice también que debemos nacer del Espíritu y aquí vemos la intervención del Espíritu Santo para operar este glorioso milagro. “Más a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios”, (Juan 1:12-13). De esta forma, aquellos que se arrepienten de sus pecados y se convierten a Cristo nacen de nuevo, habiendo tenido fe en la palabra de Dios abren su corazón a Cristo para que el Espíritu Santo venga a ellos y los convierta en nueva criatura. RESULTADOS DEL NUEVO NACIMIENTO l nuevo nacimiento es muy importante en la vida del hombre porque este provoca cambios importantes en aquellos que se convierten de corazón sincero al evangelio. En primer lugar, el nuevo nacimiento nos convierte en hijos de Dios: “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios”, (Juan 1:12-12). La enseñanza del nuevo nacimiento contradice la idea popular de que todos somos hijos de Dios. Lo cierto es que la única forma de ser hechos sus hijos es a través del nuevo nacimiento. Como hijos de Dios llegamos a desarrollar una verdadera relación con Él y nos convierte en herederos del reino de los cielos: “Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados”, (Romanos 8:15-17). Así como los padres desarrollan una relación E
  • 13. La Doctrina de la Salvación Soteriología 12 de amor con sus hijos, así ocurre con aquellos que hemos nacido de nuevo. Antes esto era imposible porque por causa de nuestros pecados estábamos enemistados con Dios, pero gracias a la fe en Cristo podemos llegar a ser salvos, nacer de nuevo y ser hechos sus hijos. Lo segundo es que al nacer de nuevo podemos ser salvos de la condenación eterna: “Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios”, (Juan 3:3). Cuando una persona se arrepiente de sus pecados y se convierte a Cristo, Dios opera en ella el milagro del nuevo nacimiento, y a partir de allí es salvo de la condenación eterna. y ente tercer lugar, el nuevo nacimiento crea en nosotros una nueva naturaleza que nos ayudará a vivir en el Espíritu: “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne; para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu”, (Romanos 8:1-4). A partir del momento que nacemos de nuevo tenemos dos naturalezas, la vieja que está viciada con toda clase de prácticas pecaminosas, y la espiritual, es nuestra responsabilidad alimentar la nueva naturaleza para que esta gobierne nuestra vida: “En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad”, (Efesios 4:22-24). Finalmente, el nuevo nacimiento nos ayuda a abandonar nuestra vieja vida e iniciar una nueva: “De modo que, si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”, (2 Corintios 5:17). La obra de salvación que Dios opera en nosotros es completa, ya que al crear en nosotros una nueva naturaleza nos capacita para buscar de su presencia y poder huir de la vida de pecado que antes llevábamos. La palabra griega que se traduce en la RV60 como criatura es ktisis (κτίσις), y literalmente significa creación por lo que una mejor traducción de este pasaje sería decir que aquel que está en Cristo es una nueva creación, tal y como la NVI lo traduce: “Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo!”, (2 Corintios 5:17, NVI). Prácticamente esto es lo que Dios hace, una nueva creación, no se trata de un proceso de renovación de lo viejo, sino de hacer en nosotros todo nuevo, un nuevo comienzo, una nueva relación con Dios, una nueva naturaleza, una nueva fe, una nueva familia espiritual. Esta misma idea de todo nuevo se considera en el vocablo griego que Jesús usa al decirle a Nicodemo la necesidad que tenia de nacer de nuevo: “Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios”, (Juan 3:2). En el griego original las palabras que se traducen en la Reina Valera como nacer de nuevo se escriben: gennáo ánozen (γεννάω ἄνωθεν). Gennáo definitivamente significa nacer, pero ánozen es una palabra cuyo significado encierra al menos tres aspectos importantes que no se puede describir en una sola palabra en el español. En primer lugar, ánozen describe una nueva creación, algo que ya existía, pero se volvió a crear. Para poder ver el reino de los cielos es necesario que nuestra antigua naturaleza sea cambiada, y Cristo lo hace creando en nosotros una nueva naturaleza que nos impulsa a glorificar el nombre de Dios. En segundo lugar, ánozen describe algo que vuelve a comenzar. En Cristo Jesús el creyente tiene un nuevo comienzo, su vida antigua y sus pecados quedan en el pasado y Dios le permite comenzar una nueva vida en dirección contraria a la del mundo. Finalmente, ánozen describe algo que viene de arriba, es decir, del reino de Dios. Por tanto, el nuevo nacimiento es una operación sobrenatural que opera de manera divina, no es la acción del hombre lo que la provoca, sino la mano de Dios, haciendo nuevas todas las cosas, permitiendo así un nuevo comienzo y creando en él una nueva naturaleza que le permite vencer el pecado y acercarse más al Señor. LA REGENERACIÓN a regeneración es otro de los temas referentes a la salvación que de algún modo se relaciona mucho con la obra milagrosa del nuevo nacimiento y por ello hemos decidido incluirlo en el tema principal del nuevo nacimiento. De acuerdo con Myer Pearlman la regeneración es: “Un acto divino que imparte al creyente penitente una vida nueva y más elevada en unión con Cristo”. Si nos damos cuenta, la definición concuerda con el hecho de nacer de nuevo porque es lo que provoca que el cristiano inicie una nueva vida, de allí que algunos teólogos vean la regeneración y el nuevo nacimiento como términos indistintos. Este acto de regeneración provoca una verdadera vivificación en todo el ser de la persona a través de la limpieza de todos sus pecados y la renovación que el mismo Espíritu Santo hace en su vida: “nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo”, (Tito 3:5). De acuerdo con lo visto podemos decir que la regeneración es un acto en donde el Espíritu Santo opera sobre la vida de la persona cambiando su ser interno, creando en el regenerado una nueva criatura y otorgándole el derecho de ser hijo de Dios, un hombre capaz de vivir en el Espíritu y decidido a abandonar el pecado. L
  • 14. La Doctrina de la Salvación Soteriología 13 La Expiación: La paga del pecado a través de un sustituto “Mas Aarón y sus hijos ofrecían sacrificios sobre el altar del holocausto, y sobre el altar del perfume quemaban incienso, y ministraban en toda la obra del lugar santísimo, y hacían las expiaciones por Israel conforme a todo lo que Moisés siervo de Dios había mandado”. 1 Crónicas 6:49 INTRODUCCIÓN a expiación es un tema de suma importancia en la doctrina de la salvación porque nos habla del sacrificio vicario de Cristo en la cruz del Calvario el cual nos limpió de todos nuestros pecados, siendo considerado en el cristianismo como el acontecimiento más importante y trascendental de la historia del mundo. La expiación nos lleva al tema de los sufrimientos de Cristo por causa de nuestros pecados y de cómo este sacrificio nos limpia de todas nuestras iniquidades, tema que se desarrolla plenamente en el Nuevo Testamento: “En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre”, (Hebreos 10:10). En el Antiguo Testamento se habla mucho de la expiación ya que como parte de la ley los israelitas tenía que realizar sacrificios de animales para que todos sus pecados fueran expiados delante de Dios: “Mas Aarón y sus hijos ofrecían sacrificios sobre el altar del holocausto, y sobre el altar del perfume quemaban incienso, y ministraban en toda la obra del lugar santísimo, y hacían las expiaciones por Israel conforme a todo lo que Moisés siervo de Dios había mandado”, (1 Crónicas 6:49). El tema de la expiación se deja ver también en los credos y confesiones de fe de las iglesias, tal vez no con este nombre, pero si a través de tocar los sufrimientos de Cristo y sus resultados. Por ejemplo, el credo niceno expresaba la declaración de fe dada por las iglesias en Constantinopla en el 325 d.C. en cuanto a su salvación gracias a la muerte y resurrección de Cristo: “Y fue crucificado por nosotros bajo el poder de Poncio Pilatos, padeció, y fue sepultado; y al tercer día resucitó según las Escrituras”, las palabras por nosotros nos indica que Cristo murió por nuestros pecados. El Catecismo Menor de Westminster pregunta en el numeral 25: “¿Cómo ejecuta Cristo el oficio de Sacerdote?”, a lo que este mismo responde: “Cristo ejecuta el oficio de Sacerdote en haberse ofrecido a sí mismo, una sola vez en sacrificio para satisfacer las demandas de la justicia Divina, reconciliarnos con Dios. y en interceder continuamente por nosotros”. Vemos como asocian nuestra redención con el sacrificio de Cristo. La Confesión de Fe de Westminster, capítulo 8, párrafo 5, declara: “El Señor Jesucristo, por su perfecta obediencia y por el sacrificio de sí mismo que ofreció una sola vez por el Espíritu eterno de Dios, ha satisfecho plenamente a la justicia de su Padre, y compró para aquellos que este le había dado, no solo la reconciliación sino también una herencia eterna en el reino de los cielos”. Es el sacrificio de Cristo que ha reconciliado al hombre con Dios y les ha dado herencia eterna. Por esto y más es importante estudiar el tema de la expiación. ¿QUÉ SIGNIFICA EXPIACIÓN? l Diccionario Ilustrado de la Biblia de Nelson traduce expiación de la siguiente manera: “Acto por el que se quita el pecado o la contaminación mediante un sacrificio o pago establecido por Dios”. El Nuevo Diccionario de la Biblia de Alfonso Lockward dice en cuanto a la expiación: “Acto por el cual, mediante un sacrificio, se busca que Dios sea propicio, satisfaciendo su justicia, borrando la culpa, purificando el alma y reconciliándola con él”. El Diccionario Bíblico Certeza comenta acerca de la expiación: “Denota la obra de Cristo de resolver el problema planteado por el pecado del hombre, como también la de llevar a los pecadores a una relación correcta con Dios”. J. Oliver Buswell, Jr, dice: “La doctrina bíblica de la expiación también se designa como el punto de vista penal. Esto significa que en la cruz Cristo llevó la pena debida justamente por nosotros a causa de nuestros pecados. El pensamiento se expresa en muchos pasajes de la Escritura, como por ejemplo: «Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él...» (Isaías 53.5). El punto de vista penal destaca que hay un orden moral en el universo que debe ser mantenido mediante la imposición de un castigo por la transgresión de la ley moral”. Charles Ryrie dice: “La expiación por sustitución, o vicaria, significa simplemente que Cristo sufrió como un sustituto por nosotros, es decir, en vez de nosotros, lo que redundó en beneficio de nosotros al proveer un pago por nuestros pecados”. Y Myer Pearlman dice: “El Expiar por el pecado significa ocultarlo de la vista de Dios, a fin de que pierda el poder de provocar su ira”. L E
  • 15. La Doctrina de la Salvación Soteriología 14 La Expiación Si consideramos su significado etimológico, vemos que el Diccionario Bíblico Hebreo-Griego Vine nos dice que expiar se traduce de la palabra hebrea kapar ( ָּ ‫כ‬ ‫ר‬ַּ‫פ‬ ), la cual literalmente significa cubrir, y de esto comenta lo siguiente: “Esta raíz se encuentra en todos los períodos de la historia del lenguaje hebreo. Tal vez lo conocemos mejor por el término Yôm Kippur , «Día de Expiación». Las modalidades verbales aparecen unas 100 veces en la Biblia hebraica. Kapar se encuentra primero en Génesis 6:14, donde se usa en su sentido básico de «cubrir». Dios da a Noé instrucciones, concernientes al arca, entre otras: «Cúbrela con brea por dentro y por fuera» (RVA; «la embetunarás» RV; «calafatearás»)”. Por tanto, podemos decir: “La expiación es el acto mediante el cual se cubrían los pecados en el Antiguo Testamento a través de ofrecer un animal en sacrificio a Dios, y en el Nuevo Testamento, Jesús se ofreció como el Cordero perfecto no solo para cubrir nuestros pecados, sino para quitarlos y presentarnos limpios delante de su Padre al haber expiado nuestros pecados en su sacrificio en la cruz del Calvario”. LA EXPIACIÓN A TRAVÉS DE LA BIBLIA amos a estudiar la expiación como un acto en el cual el hombre ofrece un sacrificio de un animal a Dios con el fin de cubrir sus pecados, y como esto se realizó en el Antiguo Testamento y como encontró su clímax en el Nuevo Testamento. Alguien podría preguntar: ¿por qué estudiar la expiación en el Antiguo Testamento? ¿Qué nos dicen los sacrificios de machos cabríos y corderos? Myer Pearlman nos dice: “¿Por qué vamos a ocupar tiempo y espacio e la descripción de los sacrificios del Antiguo Testamento? Por la sencilla razón de que en el vocablo sacrificio tenemos la clave del significado de la muerte de Cristo”. Comencemos a ver cómo se usa el término de expiación en ambos testamentos. La expiación en el Antiguo Testamento Como ya hemos visto el termino hebreo expiar significa cubrir, y a través de un sacrificio de un animal se pretendía quitar de los ojos de Dios las transgresiones cometidas. La primera indicación de ofrecer el sacrificio de un animal por los pecados del hombre lo encontramos en Génesis, después de la caída del hombre: “Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales… Y Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió”, (Génesis 3:7, 21). Podemos ver cómo el hombre sintió vergüenza de su desnudez después de haber comido del fruto del árbol de la ciencia del bien y el mal, el cual el Señor se los había prohibido, así con el pecado entra la vergüenza y en un acto inútil que querer cubrirla se hacen delantales de hojas, pero Dios la cubre de una mejor manera con túnicas de pieles, lo cual nos sugiere que tuvo que haber un sacrificio de animales previo a esto. Muchos opinan que aparte de haber sido el primer sacrificio de animales, quedo establecido que el pecado quedaría cubierto con sacrificios de animales, de tal forma que si el hombre quería acercarse a Dios debería antes presentar sus sacrificios con el objetivo de expiar sus pecados. Para algunos esta es la razón por la cual Dios vio con agrado el sacrificio de Abel y no la de Caín: “Y aconteció andando el tiempo, que Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová. Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas. Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda; pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya. Y se ensañó Caín en gran manera, y decayó su semblante”, (Génesis 4:3-5). Lo más seguro es que en un momento determinado Dios le mostro a Adán que para adorarlo antes tenían que ofrecer un sacrificio para expiar sus pecados, y Abel debió haber creído que esta era la mejor manera de hacerlo, y por esta fe agrado a Dios: “Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó testimonio de que era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas; y muerto, aún habla por ella”, (Hebreos 11:4). De allí en adelante vemos como los patriarcas ofrecían sacrificios de animales para acercarse en adoración a Dios, lo vemos en Job el cual ofrecía sacrificios no solo por su persona sino también por sus hijos: “Y acontecía que habiendo pasado en turno los días del convite, Job enviaba y los santificaba, y se levantaba de mañana y V
  • 16. La Doctrina de la Salvación Soteriología 15 ofrecía holocaustos conforme al número de todos ellos. Porque decía Job: Quizá habrán pecado mis hijos, y habrán blasfemado contra Dios en sus corazones. De esta manera hacía todos los días”, (Job 1:5). Noé ofreció sacrificios en agradecimiento después del diluvio: “Y edificó Noé un altar a Jehová, y tomó de todo animal limpio y de toda ave limpia, y ofreció holocausto en el altar”, (Génesis 8:20). Cuando Dios ratifico su pacto con Abraham le pidió sacrificio de animales: “Y le dijo: Yo soy Jehová, que te saqué de Ur de los caldeos, para darte a heredar esta tierra. Y él respondió: Señor Jehová, ¿en qué conoceré que la he de heredar? Y le dijo: Tráeme una becerra de tres años, y una cabra de tres años, y un carnero de tres años, una tórtola también, y un palomino”, (Génesis 15:7-9). En general, podemos ver cómo en los tiempos patriarcales Dios pedía expiar los pecados a través de un sacrificio para acercarse a Él. Luego en la dispensación de la ley, el Señor legislo en su palabra la forma de cómo los israelitas tenían que expiar sus pecados. Existían muchas leyes que hablaban acerca de la forma de como los israelitas tenían que expiar sus pecados. Estaba en la ley la celebración del día de la expiación que era un día al año donde se expiaban los pecados de todo el pueblo: “Y sobre sus cuernos hará Aarón expiación una vez en el año con la sangre del sacrificio por el pecado para expiación; una vez en el año hará expiación sobre él por vuestras generaciones; será muy santo a Jehová”, (Éxodo 30:10). Y así, dependiendo de las fiestas que se realizaban o de los pecados cometidos, se establecían diferentes sacrificios con el fin de quitar de los ojos de Dios el pecado cometido. Por tanto, vemos como aquellos que querían acercarse a Dios en adoración tenían que ofrecer sacrificios para expiar sus pecados. Myer Pearlman nos dice: “Aunque desnaturalizado en lo que respecta al patrón original, los sacrificios paganos se basaban en dos ideas fundamentales: adoración y expiación. (1) El hombre reconoce que está bajo el poder de una Deidad que tiene ciertos derechos sobre él. Como reconocimiento de estos derechos, y como señal de rendición personal, se ofrece un don o sacrificio. (2) Con frecuencia, sin embargo, al tener consciencia de que el pecado ha perturbado la relación, reconoce instintivamente que el mismo Dios que lo hizo tiene el derecho de destruirlo, a menos que se haga algo para reparar la relación rota”. En otras palabras, aunque las culturas antiguas reconocieron la existencia de una deidad y su culpa por el pecado los hacia concluir que su relación estaba rota y que debían ofrecer un sacrificio para apaciguar la ira de los dioses. Fue desde el huerto del Edén, cuando el hombre cayó en pecado que Dios estableció que, para acercarse a Él, el hombre tenía que expiar sus pecados a través del sacrificio de un animal: “Y casi todo es purificado, según la ley, con sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remisión”, (Hebreos 9:22). La expiación en el Nuevo Testamento. Los sacrificios del Antiguo Testamento eran buenos, pero lamentablemente el hombre no comprendió que a Dios no le interesaba tanto el acto externo de ofrecer un buen cordero sobre el altar, sino que El esperaba un corazón contrito y humillado: “Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios”, (Salmo 51:17). Lejos de apegarse a un requisito religioso el propósito de la ley y las ofrendas era que el hombre reconociera su estado de pecaminosidad y la necesidad de santificarse delante del Señor, que el temor a Dios lo guiara a toda obediencia, pero Israel no lo entendió: “Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros”, (1 Samuel 15:22). A pesar de los repetidos sacrificios de animales, estos eran incapaces de provocar un cambio en la vida interior de los hombres, al final, Israel fallo y no respeto el pacto que Dios había hecho con ellos y por eso fueron desterrados a tierras extranjeras, sin embargo, había una promesa de recogerlos de todas las tierras a donde hubieran sido deportados y cambiaría el corazón duro de los hombres y les daría un nuevo espíritu con el fin de que fueran completamente restaurados: “Di, por tanto: Así ha dicho Jehová el Señor: Yo os recogeré de los pueblos, y os congregaré de las tierras en las cuales estáis esparcidos, y os daré la tierra de Israel. Y volverán allá, y quitarán de ella todas sus idolatrías y todas sus abominaciones. Y les daré un corazón, y un espíritu nuevo pondré dentro de ellos; y quitaré el corazón de piedra de en medio de su carne, y les daré un corazón de carne, para que anden en mis ordenanzas, y guarden mis decretos y los cumplan, y me sean por pueblo, y yo sea a ellos por Dios”, (Ezequiel 11:17-20). En la mente de Dios estaba este plan, Él sabía que ni con todos los sacrificios de machos cabríos lograría cambiar el interior de los hombres, y fue por eso que se proveyó de un Cordero y un sacrificio perfecto que quitaría para siempre el pecado de los hombres, así lo enseña Hebreos: “Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año, hacer perfectos a los que se acercan. De otra manera cesarían de ofrecerse, pues los que tributan este culto, limpios una vez, no tendrían ya más conciencia de pecado. Pero en estos sacrificios cada año se hace memoria de los pecados; porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados. Por lo cual, entrando en el mundo dice: Sacrificio y ofrenda no quisiste; más me preparaste cuerpo. Holocaustos y expiaciones por el pecado no te agradaron. Entonces dije: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad, como en el rollo del
  • 17. La Doctrina de la Salvación Soteriología 16 libro está escrito de mí. Diciendo primero: Sacrificio y ofrenda y holocaustos y expiaciones por el pecado no quisiste, ni te agradaron (las cuales cosas se ofrecen según la ley), y diciendo luego: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad; quita lo primero, para establecer esto último. En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre”, (Hebreos 10:1-10). Este pasaje nos deja claro el plan de Dios, el de ofrecer un sacrificio, un Cordero perfecto a través de cuyo sacrificio el hombre pudiera ser santificados de una vez para siempre, y este cordero es Jesucristo. Por ello Juan el bautista lo llamo el Cordero de Dios: “El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”, (Juan 1:29). Si nos damos cuenta el sacrificio de Cristo no solo cubre el pecado, sino su sangre lo quita, algo que los sacrificios de animales no hacían: “pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado”, (1 Juan 1:7), de igual forma, los sacrificios de animales eran incapaces de cambiar al hombre interior, pero el de Cristo no solo perdona nuestros pecados sino nos transforma y nos hace nuevas criaturas: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”, (2 Corintios 5:17). En este sentido este sacrificio expiatorio es perfecto en todos los sentidos. Al respecto Myer Pearlman nos comenta: “Era evidente que el sacrificio de un animal no podía por una parte equipararse al valor de un alma, ni por la otra podía ejercer poder espiritual en el hombre interior. No había elemento alguno en la sangre de un ser irracional que pudiera realizar la redención espiritual del alma. Ello podía obtenerse solo mediante la ofrenda de una vida humana perfecta”. Esa vida humana perfecta es Cristo, y su sacrificio hoy en día es suficiente para quitar los pecados y dar vida eterna. EL SACRIFICIO PERFECTO DE CRISTO on el sacrificio de Cristo la expiación toma un significado completamente descollante para nosotros, ya que a través de él, todo aquel que cree será salvo. El plan de Dios era ofrecer a su Hijo como sacrificio por todos nuestros pecados y desde el Antiguo Testamento habían profecías que hablaban de esto: “¿Quién ha creído a nuestro anuncio? ¿y sobre quién se ha manifestado el brazo de Jehová? Subirá cual renuevo delante de él, y como raíz de tierra seca; no hay parecer en él, ni hermosura; le veremos, más sin atractivo para que le deseemos. Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; más Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros. Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca. Por cárcel y por juicio fue quitado; y su generación, ¿quién la contará? Porque fue cortado de la tierra de los vivientes, y por la rebelión de mi pueblo fue herido. Y se dispuso con los impíos su sepultura, más con los ricos fue en su muerte; aunque nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su boca”, (Isaías 53:1-9). Este pasaje de Isaías es muy descriptivo en cuanto a los padecimientos de Cristo, ahora bien, para que todo se cumpliera de la mejor manera Jesús tenía que cumplir al pie de la letra todas las condiciones y profecías del Antiguo Testamento. En primer lugar, tenía que ser un cordero sin defecto, perfecto, tal y como la ley lo exigía desde el mismo cordero pascual: “El animal será sin defecto, macho de un año; lo tomaréis de las ovejas o de las cabras”, (Éxodo 12:5). En este sentido, Cristo representa al cordero perfecto e inocente que fue sacrificado por nuestros pecados. Esta perfección e inocencia radica en que nació no por la concepción de la unión sexual entre un hombre y una mujer, porque de lo contrario hubiese nacido con la herencia adánica del pecado, sino nació inmaculado, es decir, sin pecado concebido ya que su encarnación fue producto de la obra del Espíritu Santo que hizo sombra en María: “Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios. Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin. Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? pues no conozco varón. Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios”, (Lucas 1:30-35). En segundo lugar, Cristo tenía que ser el cumplimiento de todas las figuras del Antiguo Testamento. Todos los sacrificios que se ofrecían de acuerdo a la ley, todas sus fiestas, el mismo Tabernáculo y utensilios del mismo eran una figura de Él: “Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas…”, (Hebreos 10:1). El autor de la carta a los Hebreos nos enseña perfectamente como todas estas cosas eran una sombra de los que sería en el futuro, así, los sacrificios de animales eran un anuncio del sacrificio final que Cristo realizaría: “Porque si la sangre de los toros y de los machos cabríos, y las cenizas de la becerra rociadas a los C
  • 18. La Doctrina de la Salvación Soteriología 17 inmundos, santifican para la purificación de la carne, ¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?”, (Hebreos 9:13-14). Y al mismo tiempo el oficio sacerdotal según el orden de Aarón era un símbolo del sacerdocio eterno que nuestro Señor Jesús realizaría a favor de nuestras almas: “Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los cielos; que no tiene necesidad cada día, como aquellos sumos sacerdotes, de ofrecer primero sacrificios por sus propios pecados, y luego por los del pueblo; porque esto lo hizo una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo. Porque la ley constituye sumos sacerdotes a débiles hombres; pero la palabra del juramento, posterior a la ley, al Hijo, hecho perfecto para siempre”, (Hebreos 7:26-28). Este sacerdocio que Jesús ofrece es según el orden de Melquisedec, porque no tiene principio ni fin, sino eterno: “Porque este Melquisedec, rey de Salem, sacerdote del Dios Altísimo, que salió a recibir a Abraham que volvía de la derrota de los reyes, y le bendijo, a quien asimismo dio Abraham los diezmos de todo; cuyo nombre significa primeramente Rey de justicia, y también Rey de Salem, esto es, Rey de paz; sin padre, sin madre, sin genealogía; que ni tiene principio de días, ni fin de vida, sino hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre”, (Hebreos 7:1.3). Y este nuevo sumo sacerdote se hizo fiador de un nuevo pacto: “Por tanto, Jesús es hecho fiador de un mejor pacto. Y los otros sacerdotes llegaron a ser muchos, debido a que por la muerte no podían continuar; más éste, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio inmutable; por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos”, (Hebreos 7:22-25). Es increíble considerar como Jesús es el Cordero de Dios y al mismo tiempo se constituye como nuestro Sumo Sacerdote: “Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, considerad al apóstol y sumo sacerdote de nuestra profesión, Cristo Jesús”, (Hebreos 3:1). Así todos los rituales, sacrificios y fiestas establecidas en la ley eran una sombra que anunciaba el oficio de Cristo como Cordero y Sumo Sacerdote. Finalmente, Cristo es el cumplimiento profético de todo el Antiguo Testamento que culmina con su muerte expiatoria en la Cruz del Calvario. Todo lo que se profetizo acerca de Él en la ley, los profetas y los Escritos se cumplió, tal y como lo vemos en la siguiente tabla: Profecía Comentario Cumplimiento Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en Sería la simiente de la mujer Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la la cabeza, y tú le herirás en el calcañar. Génesis 3:15 ley. Gálatas 4:4 Y Jehová dijo: ¿Encubriré yo a Abraham lo que voy a hacer, habiendo de ser Abraham una nación grande y fuerte, y habiendo de ser benditas en él todas las naciones de la tierra? Génesis 18:17-18 Sería descendiente de Abraham Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham. Mateo 1:1 Respondió Dios: Ciertamente Sara tu mujer te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Isaac, y confirmaré mi pacto con él como pacto perpetuo para sus descendientes después de él. Génesis 17:19 Sería descendiente de Isaac Abraham engendró a Isaac, Isaac a Jacob, y Jacob a Judá y a sus hermanos Mateo 1:2 Lo veré, mas no ahora; Lo miraré, mas no de cerca; Saldrá ESTRELLA de Jacob, Y se levantará cetro de Israel, Y herirá las sienes de Moab, Y destruirá a todos los hijos de Set. Números 24:17 Sería descendiente de Jacob hijo de Jacob, hijo de Isaac, hijo de Abraham, hijo de Taré, hijo de Nacor, Lucas 3:34 No será quitado el cetro de Judá, Ni el legislador de entre sus pies, Hasta que venga Siloh; y a él se congregarán los pueblos. Génesis 49:10 Descendería de la tribu de Judá hijo de Aminadab, hijo de Aram, hijo de Esrom, hijo de Fares, hijo de Judá, Lucas 3:33 Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto. Isaías 9:7 Sería el heredero del trono de David Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham. Mateo 1:1 Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Su lugar de nacimiento Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén
  • 19. La Doctrina de la Salvación Soteriología 18 Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad. Miqueas 5:2 unos magos, Mateo 2:1 Sabe, pues, y entiende que, desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos. Daniel 9:25 El tiempo de su nacimiento Aconteció en aquellos días, que se promulgó un edicto de parte de Augusto César, que todo el mundo fuese empadronado. Este primer censo se hizo siendo Cirenio gobernador de Siria. Lucas 2:1-2 Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel. Isaías 7:14 Nacería de una virgen El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo. Mateo 1.18 Así ha dicho Jehová: Voz fue oída en Ramá, llanto y lloro amargo; Raquel que lamenta por sus hijos, y no quiso ser consolada acerca de sus hijos, porque perecieron. Jeremías 31:15 La matanza de los niños Herodes entonces, cuando se vio burlado por los magos, se enojó mucho, y mandó matar a todos los niños menores de dos años que había en Belén y en todos sus alrededores, conforme al tiempo que había inquirido de los magos. Mateo 2:16 Cuando Israel era muchacho, yo lo amé, y de Egipto llamé a mi hijo Oseas 11:1 La huida a Egipto Y él, despertando, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto Mateo 2:14 Mas no habrá siempre oscuridad para la que está ahora en angustia, tal como la aflicción que le vino en el tiempo que livianamente tocaron la primera vez a la tierra de Zabulón y a la tierra de Neftalí; pues al fin llenará de gloria el camino del mar, de aquel lado del Jordán, en Galilea de los gentiles. El pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz; los que moraban Su ministerio en Galilea Cuando Jesús oyó que Juan estaba preso, volvió a Galilea; y dejando a Nazaret, vino y habitó en Capernaum ciudad marítima, en la región de Zabulón y de Neftalí, para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí, Camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles; El pueblo asentado en tinieblas vio gran luz; Y a los asentados en región de sombra de en tierra de sombra de muerte, luz resplandeció sobre ellos. Isaías 9:1-2 muerte, Luz les resplandeció. Mateo 4:12-16 Profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará Jehová tu Dios; a él oiréis Deuteronomio 18:15 Como profeta Aquellos hombres entonces, viendo la señal que Jesús había hecho, dijeron: Este verdaderamente es el profeta que había de venir al mundo. Juan 6:14 Juró Jehová, y no se arrepentirá: Tú eres sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec. Salmo 110:4 Sería sacerdote para siempre Donde Jesús entró por nosotros como precursor, hecho sumo sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec. Hebreos 6:20 Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. Isaías 53:3 Su rechazo por los judíos A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Juan 1:11 Y reposará sobre él el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová. Isaías 11:2 Algunas de sus características Y Jesús crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y los hombres. Lucas 2:52 Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna. Zacarías 9:9 Su entrada triunfal Tomaron ramas de palmera y salieron a recibirle, y clamaban: ¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor, el Rey de Israel! Y halló Jesús un asnillo, y montó sobre él, como está escrito: No temas, hija de Sion; He aquí tu Rey viene, Montado sobre un pollino de asna Juan 12:13-4 Aun el hombre de mi paz, en quien yo confiaba, el que de mi pan comía, Alzó contra mí el calcañar. Salmo 41:9 Sería traicionado por un amigo Entonces uno de los doce, que se llamaba Judas Iscariote, fue a los principales sacerdotes, y les dijo: ¿Qué me queréis dar, y yo os lo entregaré? Y ellos le asignaron
  • 20. La Doctrina de la Salvación Soteriología 19 treinta piezas de plata. Y desde entonces buscaba oportunidad para entregarle. Mateo 26:14-16 Y les dije: Si os parece bien, dadme mi salario; y si no, dejadlo. Y pesaron por mi salario treinta piezas de plata. Zacarías 11:12 Sería vendido por 30 piezas de plata Entonces Judas, el que le había entregado, viendo que era condenado, devolvió arrepentido las treinta piezas de plata a los principales sacerdotes y a los ancianos, Mateo 27:3 Y me dijo Jehová: Échalo al tesoro; ¡hermoso precio con que me han apreciado! Y tomé las treinta piezas de plata, y las eché en la casa de Jehová al tesoro Zacarías 11:13 El dinero sería devuelto Los principales sacerdotes, tomando las piezas de plata, dijeron: No es lícito echarlas en el tesoro de las ofrendas, porque es precio de sangre. Y después de consultar, compraron con ellas el campo del alfarero, para sepultura de los extranjeros. Mateo 27:6-7 Cuando fuere juzgado, salga culpable; Y su oración sea para pecado. Sean sus días pocos; Tome otro su oficio. Salmo 109:7-8 El que lo traicionará seria culpable y pocos sus días y otro tomaría su oficio. Este, pues, con el salario de su iniquidad adquirió un campo, y cayendo de cabeza, se reventó por la mitad, y todas sus entrañas se derramaron. Y fue notorio a todos los habitantes de Jerusalén, de tal manera que aquel campo se llama en su propia lengua, Acéldama, que quiere decir, Campo de sangre. Porque está escrito en el libro de los Salmos: Sea hecha desierta su habitación, Y no haya quien more en ella; y: Tome otro su oficio. Es necesario, pues, que de estos hombres que han estado juntos con nosotros todo el tiempo que el Señor Jesús entraba y salía entre nosotros, comenzando desde el bautismo de Juan hasta el día en que de entre nosotros fue recibido arriba, uno sea hecho testigo con nosotros, de su resurrección. Hechos 1:18-22 No me entregues a la voluntad Testigos falsos Y los principales sacerdotes y los de mis enemigos; Porque se han levantado contra mí testigos falsos, y los que respiran crueldad. Salmo 27:12 lo acusarían ancianos y todo el concilio buscaban falso testimonio contra Jesús, para entregarle a la muerte, y no lo hallaron, aunque muchos testigos falsos se presentaban. Pero al fin vinieron dos testigos falsos, que dijeron: Este dijo: Puedo derribar el templo de Dios, y en tres días reedificarlo. Mateo 26:59-61 Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca. Isaías 53:7 Permanecería en silencio cuando fuera acusado Pilato entonces le dijo: ¿No oyes cuántas cosas testifican contra ti? Pero Jesús no le respondió ni una palabra; de tal manera que el gobernador se maravillaba mucho. Mateo 27:13-14 Di mi cuerpo a los heridores, y mis mejillas a los que me mesaban la barba; no escondí mi rostro de injurias y de esputos. Isaías 50:6 Sería golpeado y escupido Y algunos comenzaron a escupirle, y a cubrirle el rostro y a darle de puñetazos, y a decirle: Profetiza. Y los alguaciles le daban de bofetadas. Marcos 14:65 Se han aumentado más que los cabellos de mi cabeza los que me aborrecen sin causa. Salmo 69:4 Sería odiado sin causa El que me aborrece a mí, también a mi Padre aborrece. Si yo no hubiese hecho entre ellos obras que ningún otro ha hecho, no tendrían pecado; pero ahora han visto y han aborrecido a mí y a mi Padre. Pero esto es para que se cumpla la palabra que está escrita en su ley: Sin causa me aborrecieron. Juan 15:23-25 Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros Sufriría en sustitución por nosotros Y cuando llegó la noche, trajeron a él muchos endemoniados; y con la palabra echó fuera a los demonios, y sanó a todos los enfermos; para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: El mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias
  • 21. La Doctrina de la Salvación Soteriología 20 curados. Isaías 53:4-5 Mateo 8:16-17 Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirá despojos; por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores, habiendo él llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores. Isaías 53:12 Sería crucificado con pecadores Entonces crucificaron con él a dos ladrones, uno a la derecha, y otro a la izquierda. Mateo 27:38 Porque perros me han rodeado; Me ha cercado cuadrilla de malignos; Horadaron mis manos y mis pies. Salmo 22:16 Sus manos y pies serían horadados Le dijeron, pues, los otros discípulos: Al Señor hemos visto. Él les dijo: Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré. Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro, y con ellos Tomás. Llegó Jesús, estando las puertas cerradas, y se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros. Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente. Juan 20:25-27 Mas yo soy gusano, y no hombre; Oprobio de los hombres, y despreciado del pueblo. Todos los que me ven me escarnecen; estiran la boca, menean la cabeza, diciendo: Se encomendó a Jehová; líbrele él; Sálvele, puesto que en él se complacía. Salmo 22:6-8 Sería escarnecido e insultado Y los que pasaban le injuriaban, meneando la cabeza, y diciendo: Tú que derribas el templo, y en tres días lo reedificas, sálvate a ti mismo; si eres Hijo de Dios, desciende de la cruz. De esta manera también los principales sacerdotes, escarneciéndole con los escribas y los fariseos y los ancianos, decían: A otros salvó, a sí mismo no se puede salvar; si es el Rey de Israel, descienda ahora de la cruz, y creeremos en él. Confió en Dios; líbrele ahora si le quiere; porque ha dicho: Soy Hijo de Dios. Lo mismo le injuriaban también los ladrones que estaban crucificados con él. Mateo 27:39-44 Me pusieron además hiel por comida, Y en mi sed me dieron a beber vinagre. Salmo 69:21 Le darían hiel y vinagre Le dieron a beber vinagre mezclado con hiel; pero después de haberlo probado, no quiso beberlo. Mateo 27:34 Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito. Zacarías 12:10 Su costado sería traspasado Pero uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua. Juan 19:34 Repartieron entre sí mis vestidos, Y sobre mi ropa echaron suertes. Salmo 22:18 Soldados echarían suertes sobre sus ropas Cuando le hubieron crucificado, repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes sobre ellos para ver qué se llevaría cada uno. Marcos 15:24 El guarda todos sus huesos; Ni uno de ellos será quebrantado. Salmo 34:20 Sus huesos no serían quebrados Más cuando llegaron a Jesús, como le vieron ya muerto, no le quebraron las piernas. Juan 19:33 Y se dispuso con los impíos su sepultura, más con los ricos fue en su muerte; aunque nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su boca. Isaías 53:9 Sería sepultado con los impíos Cuando llegó la noche, vino un hombre rico de Arimatea, llamado José, que también había sido discípulo de Jesús. Este fue a Pilato y pidió el cuerpo de Jesús. Entonces Pilato mandó que se le diese el cuerpo. Y tomando José el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia, y lo puso en su sepulcro nuevo, que había labrado en la peña; y después de hacer rodar una gran piedra a la entrada del sepulcro, se fue. Mateo 27:57-60 Porque no dejarás mi alma en el Seol, Ni permitirás que tu santo vea Su resurrección Mas el ángel, respondiendo, dijo a las mujeres: No temáis vosotras; porque yo sé que buscáis a Jesús,