Este documento resume una presentación sobre cómo la ciencia puede contribuir a la educación para la paz. Argumenta que la ciencia ha traído grandes beneficios pero también desigualdades, y que se necesita una nueva visión ética de la ciencia enfocada en el bienestar humano y medioambiental. Propone que los científicos deben promover la paz rechazando investigaciones peligrosas y fomentando la cooperación internacional.
ACRÓNIMO DE PARÍS PARA SU OLIMPIADA 2024. Por JAVIER SOLIS NOYOLA
La ciencia y la educación para la paz
1. LIBRO MEMORIAS SIMPOSIO INTERNACIONAL DE EDUCACIÓN Y
PEDAGOGÍA: INNOVACIONES Y EDUCACIÓN PARA LA PAZ, realizado en la
Universidad de Cartagena, 5-7 de mayo de 2015 ISBN: 978-958-58932-3-8, Editorial
REDIPE- UNIVERSIDAD DE CARTAGENA, 2015
“LA CIENCIA Y LA EDUCACIÓN PARA LA PAZ”
Maria Emanuel Melo de Almeida
Universidad Abierta de Portugal
Resumen
Con esta comunicación sobre ―La ciencia y la educación para la paz‖ se busca
comprender cómo la ciencia puede ser un medio que permita edificar una cultura de paz
a través de la educación para la paz, contribuyendo a la transformación de las injusticias
y desigualdades sociales.
El principal objetivo de esta exposición es verificar cómo la ciencia puede contribuir a la
educación para la paz. El conocimiento científico y tecnológico há traído grandes
beneficios a la humanidad; sin embargo, estos beneficios no se distribuyen
equitativamente, lo cual ha ampliado la brecha entre los países industrializados y en
desarrollo, causando el detrimento del medio ambiente, el desequilibrio y la exclusión
social (UNESCO, 1999).
Para promover la construcción de una cultura de paz a través de la educación para la paz
son necesarios nuevas formas de pensar y concebir la sociedad, puesto que las áreas
científicas y tecnológicas tienen una gran influencia en la construcción del pensamiento
individual y colectivo de las personas. Es esencial realizar no sólo investigaciones
relacionadas con la construcción de una cultura de paz, sino también informar y discutir
con la sociedad la diferencia entre las investigaciones realizadas en provecho de la paz y
el desarrollo, aplicadas al conocimiento, a la resolución de problemas sociales y
ambientales, de las que son orientadas para fines bélicos.
Las comunidades científicas no logran per se poner fin a la producción de armas. A pesar
de esta incapacidad, deberían esforzarse por rechazar y prevenir el adelanto de
investigaciones que ponen en peligro la vida humana y el medio ambiente, desarrollando
y promoviendo una ética científica pacifista (UNESCO, 1999). Así, es necesario mirar no
sólo la sociedad actual, sino los derechos de las futuras generaciones, la responsabilidad
ética y moral de cada individuo para permitir la supervivencia futura, una vida humana
digna y feliz.
Palabras clave
Ciencia, Cultura de paz, Educación para la paz, Ética, Paz, Tecnología
Introducción
2. Teniendo en cuenta que la aplicación de los avances científicos y tecnológicos en ciertas
ocasiones han sido la causa del deterioro del medio ambiente, la fuente de desequilibrio
y de exclusión social, la ciencia no debiera contribuir a que los científicos fueran ajenos
a su medio social. Así, surge la necesidad de una ética científica que invierta estas
tendencias promoviendo el bien y la paz en un ambiente donde la diversidad cultural es
un valor a preservar. En este sentido surge la necesidad de impulsar una ética científica
pacifista que mire no solo a las necesidades de las investigaciones científicas sino a los
resultados que estas pueden alcanzar para la humanidad y el medio ambiente.
Los aspectos mencionados anteriormente, evidencian la relevancia de la ponencia que se
presenta en seguida y que tiene como objetivo verificar como la ciencia puede contribuir
a la construcción de una cultura de paz a través de la educación para la paz.
Para alcanzar el objetivo propuesto se realiza un breve análisis sobre una nueva visión de
la ciencia, el rol de los científicos y la paz, las implicaciones de la ciencia, el papel de la
ciencia en la construcción de la paz, la ciencia y la educación para la paz, terminando con
unas reflexiones finales.
Resulta indispensable mejorar el conocimiento, el análisis y contribuir para armonizar las
interrelaciones entre la ciencia, la tecnología y la sociedad. Los sistemas políticos
democráticos deberían valorar y apoyar el desarrollo de la ciencia y de la tecnología, en
lo que respecta el progreso social, el enriquecimiento cultural y ambiental.
Según la UNESCO (2002b) es necesario renovar el compromiso en favor de la ciencia
para la paz, el desarrollo y evidenciar la utilización responsable de la ciencia en beneficio
de las sociedades a través de la eliminación de la pobreza y del impulso de la seguridad
humana.
La UNESCO (2002a) en la Declaración sobre Ciencia y la utilización del conocimiento
científico titulada: ―Ciencia para el Siglo XXI – Un nuevo compromiso‖, evidencia, en
el punto nº 31, que la comunidad científica, como afirma el Ato Constitutivo (UNESCO,
2002a: 8), debe promover la ―solidaridad intelectual y moral de la humanidad‖, la base
de una cultura de paz.
En este sentido, la cooperación entre los científicos es una contribución valiosa y
constructiva para la seguridad mundial, para el desarrollo de interacciones pacíficas entre
diferentes naciones, sociedades y culturas, inclusive en el sentido del desarmamiento
nuclear y como sucedió entre regiones enmarcadas por conflictos, como Israel y Palestina
(UNESCO 2012).
Por lo tanto, a través de una nueva visón de la ciencia es necesario mirar no solo la
sociedad actual, sino los derechos de las futuras generaciones que son hoy de la
responsabilidad ética y moral de cada individuo, con miras a permitir la supervivencia
futura de una vida humana feliz y digna.
1. Una nueva visión de la ciencia
La ciencia es un factor fundamental que moldea nuestras vidas, formas de pensar y de
relacionarnos; contribuye a la resolución de distintos problemas humanos siendo también
una llave para el desarrollo económico. Durante mucho tiempo se pensó que la evolución
3. científica aportaría a la liberación de la humanidad, la esclavitud y de los sufrimientos
inherentes a la insatisfacción de las necesidades básicas.
Después de una reflexión y teniendo como base la promoción de una cultura de paz,
verificase que la evolución acelerada de la ciencia, tuvo efectos perturbadores en la
interrelación entre los seres humanos y el universo. Por un lado, las revoluciones son el
resultado de una inestabilidad causada por actividades humanas y por el otro, son la causa
de cambios en el ser humano.
El comportamiento y la historia de las ciencias plantean dos cuestiones. La primera es la
correlación con las técnicas que son extensiones de la ciencia.
Sin embargo, es importante subrayar que hay algo técnico en la actitud científica.
Rodrígues (1997) afirma que es común a la ciencia y a la técnica subyugar la naturaleza
obligándola a revelar sus secretos y poniéndola al servicio del individuo. La segunda
cuestión está relacionada con el capitalismo.
Las ciencias surgieron cuando el capitalismo se imponía, apoyaba las ciências y se servía
de ellas para luchar contra la supremacía.
Estas dos cuestiones plantean un tercer aspecto a tener cuenta ¿cuál es la función de la
ciencia en la actualidad? La vida sería impensable sin la ciencia y también sin la
tecnología. También importante subrayar que la intervención y la maximización de los
provechos que generaron las sociedades de consumo, degradan el medio ambiente de
manera irreversible y han aumentado la brecha entre los pobres y los ricos. De este modo,
la ciencia está cada vez más sujeta a la no-razón del Estado, de la cual surge su
contribución a la violencia, a la opresión, a la guerra, así como a los peligros inherentes
a la ingeniería nuclear y biológica.
Panikkar (1993) considera que desde la perspectiva de la paz, la ciencia gnosis es valiosa
y es un privilegio de pocas personas. La ciencia de la paz no puede crear desigualdades
entre los individuos, ni generar competitividad, ni justificar situaciones que deterioren la
paz.
La razón humana sobrepasa en cierto sentido a la ciencia, ya que ésta puede ser vista
como un arma. Así, la ciencia (al menos, la ciencia defendida por ciertos científicos) no
es auténtico conocimiento, ni sabiduría y tampoco experiencia; es práctica y poder que
transforman a los individuos en vencedores, y permiten convencer, controlar y dominar.
Reflexionando sobre el uso de la ciencia como arma, Panikkar (1993: 155) evidencia la
necesidad del desarme cultural como una condición para la paz, porque si "el
conocimiento es para ‗ser‘ la cultura no se obtiene para tener poder o dominar, sino para
ver, para conocer, para juzgar, para alcanzar la realización humana y lograr la paz.
De donde se puede deducir la necesidad de profundizar en el aspecto relacionado con los
científicos y la paz.
2. Los científicos y la paz
Según el Informe 2005 sobre la Situación Social en el Mundo (Naciones Unidas, 2005b),
el desarrollo, la seguridad y los derechos humanos están ligados y se refuerzan
mutuamente, como ha afirmado el Secretario General de la ONU declarando que "no
4. puede haber desarrollo sin seguridad, ni seguridad sin desarrollo y no puede haber ningún
de los dos sin respeto a los derechos humanos" (Naciones Unidas, 2005b: 88).
Por estas razones, los científicos han discutido la cuestión del principio de precaución,
que surgió después del impacto de la experiencia con la bomba atómica y se adoptó como
una guía para las organizaciones nacionales e internacionales. Según Cioci y Meazzini
(2005), este principio se explica, por la ética de la responsabilidad, propuesta en 1979 por
el filósofo hebreo Hans Jonas.
La definición del principio de precaución se formuló en una reunión en enero de 1998 en
Wingspread, en presencia de científicos, abogados, legisladores y ecologistas. La
Declaración Wingspread (1998) sobre el principio de precaución dice que deben ser
tomadas las medidas cautelares cuando una actividad representa una amenaza para el
medio ambiente o la salud humana.
Este principio es importante, porque la acción de los seres humanos puede tener
consecuencias destructivas para todo el planeta y para las generaciones futuras. Por lo
tanto, la ética debe mirar hacia el futuro bajo el imperativo de Hans Jonas (1992: 31):
"actúa de tal manera que las consecuencias de tus acciones sean compatibles con la
permanencia de una vida humana auténtica en la tierra".
Es el principio de precaución que se encuentra en la base del texto del Protocolo de Kioto
sobre la reducción de las emisiones de gases y el efecto invernadero que fue aprobado el
16 de febrero de 2005. El problema surge cuando se pasa de la declaración de principios
a la aplicación concreta de los mismos, puesto que las decisiones son difíciles y a veces
contradictorias. En este contexto, urge hacer frente a las implicaciones de la ciencia, a la
responsabilidad de los científicos en el proceso de paz, al papel de la ciência en la
construcción de la paz y a la ciencia y la educación para la paz.
3. Implicaciones de la ciencia
Las sociedades del pasado vivían en contacto con los riesgos naturales. En la actualidad,
la ciencia y la técnica proporcionan a los seres humanos médios que permiten liberarse,
en parte, de las contingencias materiales existentes en la vida cotidiana y satisfacer las
crecientes necesidades. Actualmente se espera que la investigación científica cree
presupuestos que garanticen y aumenten el bienestar para el futuro. Pero, puede suceder
lo contrario, en la medida en que aumenta la conciencia de que el desarrollo tecnológico
conduce a la humanidad a una situación tal que la misma existencia terrenal se ve
amenazada.
Más aún, el peligro aumenta con la presencia de las armas nucleares, cuyo uso puede
llegar a destruir el medio ambiente, afectando a la genética y a la biotecnología, entre
otras realidades (Mario Albornoz, 2013).
Según la Comisión Europea (2000) sobre la Ciencia, Sociedad y Ciudadanos en Europa,
el impacto de las consecuencias del progreso científico y tecnológico no se limita a estas
áreas, ya que "la evolución prevista en el nível de las neurociencias, la tecnología virtual,
o incluso en el campo de la robótica y la inteligencia artificial, no dejan de suscitar dudas
al respecto‖.
5. Echeverría (2002) refuerza este punto al afirmar que el conocimiento científico es el
resultado final de un sistema de acción que comprende la práctica científica que por lo
general es compleja.
La actividad científica comprende diferentes acciones. Bajo el punto de vista axiológico,
es necesario que ni las acciones, ni los resultados obtenidos sean considerados científicos
sin una evaluación previa. La evaluación consiste en una formulación de políticas que
facilite la anulación de riesgos de acción. En esta línea de pensamiento Echeverría (2002)
considera que la evaluación se basa en una acción racional con el apoyo de los valores
positivos en perjuicio de los negativos.
El aspecto principal de este tipo de intervención axiológica, es el hecho de hacer posible
la evaluación antes, durante y después de la ejecución de las actividades. Las
prevenciones y evaluaciones pueden servir para advertir a la conciencia humana de que
en cualquier actividad científica existen siempre riesgos, mayores o menores, que deben
ser gestionados correctamente (Mario Albornoz, 2013).
Desde la Segunda Guerra Mundial hasta finales de los años ochenta del siglo pasado el
desarrollo de la sociedad tecnológica originó el llamado riesgo tecnológico, que se
manifiesta en forma de desastres: petrolífero, químico, nuclear, entre otros.
En los últimos años, la atención se ha centrado en otras formas de riesgo de origen
humano, que son más frecuentes y más sofisticados. Estos riesgos afectan a la salud, al
medio ambiente y son resultado de la industria nuclear, de la contaminación de alimentos,
de las ondas electromagnéticas, del cambio climático, de las prácticas industriales y de la
negligencia, entre otras causas.
Actualmente, la sociedad espera que los nuevos avances científicos y tecnológicos sean
objeto de un análisis de los riesgos antes de introducirse en la sociedad. Los riesgos
también deben ser evidenciados y confrontados con los beneficios que la ciencia y la
tecnología proporcionan a la sociedad.
Se corre riesgo siempre que algo valioso para la persona, la vida y la salud se ve
amenazado. De ahí, la importancia de la responsabilidad que cada individuo tiene con los
demás en el campo científico. Responsabilidad que, cual valor añadido, debería ser tenido
en cuenta a la hora de ejercer el papel de investigador. En este sentido surge la
responsabilidad que los científicos deben tener en el proceso de paz.
4. La responsabilidad de los científicos en el proceso de paz
En la actualidad, la responsabilidad de los científicos es un tema relevante, aunque a veces
sólo se contempla como un debate puramente académico. En vista de la amenaza existente
para la humanidad, ahora la responsabilidad es diferente y más exigente que en el pasado.
No se puede caer en posiciones extremas, como no asignar responsabilidad a los
científicos, o ceder por completo; es importante que la responsabilidad sea entendida en
un sentido moral y no legal. El grado de responsabilidad moral depende
fundamentalmente del tipo de investigación que hace el científico.
6. El conocimiento se convierte en un medio de manipulación y al mismo tiempo en un
instrumento eficaz de poder, porque su aplicación puede tener efectos útiles o nocivos
sobre los seres humanos y la sociedad.
El documento de trabajo de la Comisión de las Comunidades Europeas de Ciencia,
Sociedad y Ciudadanos en Europa (2000) señaló que la cuestión de la libertad de
investigación implica una cierta tensión entre la libertad y otros valores éticos.
La Carta Europea de los Derechos Fundamentales, aprobada por el Consejo Europeo de
Biarritz (2000) para la adopción formal en el Consejo Europeo de Niza, recuerda que la
libertad es un principio fundamental de la concepción del mundo, afirmando que "el arte
y la investigación científica son libres‖. Sin embargo, los límites respeto de los principios
éticos y morales deben ser fuertemente defendidos y promovidos.
Así, en los países democráticos, los científicos son formalmente libres pero no es obvia
la libertad material. Hay limitaciones relacionadas con el impacto, las restricciones
económicas, los intereses industriales y comerciales. Cada vez es más importante que los
científicos tengan posibilidades de determinar sus objetos de investigación y elegir la
forma de conducir su trabajo (Comisión Europea, 2000).
Es todavía necesario subrayar la responsabilidad que los científicos deben tener respecto
a este controvertido tema; más aún si se trata de su aplicación respecto a la cual existe
mayor claridad. Pongamos un ejemplo de la dificultad en compatibilizar el derecho a
investigar y el derecho a vivir en paz: ¿la única manera de prevenir la producción de
armas, sería prohibir a los científicos investigar dicho campo armamentístico? Algunos
responden diciendo que tal prohibición supondría la reducción del derecho a la libertad y
a la natural curiosidad, causa de la dedicación de la humanidad a la búsqueda de la verdad.
Mientras tanto, el mundo se derrite en sangre causada por los bombardeos y las
destrucciones masivas de edificios y poblaciones.
La ciencia puede permanecer libre, pero debe estar sujeta a ciertas restricciones para
asegurar que la vida en la tierra no se destruye. El investigador sincero y honesto sabe
cuál es el verdadero propósito y sentido de la investigación.
Dürr (1999) afirma que la ciencia orientada para el conocimiento tiene un significado
filosófico y cultural, lo cual es esencial para la convivencia humana.
Recomienda aún que los científicos hagan un juramento hipocrático, en modo a cuestionar
sus acciones en relación con las posibles consecuencias, y no realicen lo que podría poner
en peligro la vida humana.
Esta idea, desarrollada en la Conferencia Mundial sobre la Ciencia en Budapest, aboga
por la introducción de un juramento ético para los científicos como un requisito para su
graduación (Portolés, 2001).
Durán y Riechmann (1998) informan que los científicos deben hacer un juramento ético
que reconozca y evidencie el compromiso de no exceder los límites éticos y actuar de
manera responsable. Este juramento es un reflejo de la necesidad de promover una ética
científica y pacifista, de manera que los científicos actúen responsablemente y no realicen
investigaciones que pongan en peligro la vida humana y el medio ambiente (OEI, 1999).
Tanto el progresso como las obras que se basan en un potencial peligro pueden tener
7. consecuencias inaceptables para los seres vivos o para la biosfera, por eso deben ser
prohibidos, independientemente de que sirvan para fines constructivos o destructivos.
Así, surge la importancia de relacionar la ciencia con la construcción de la paz.
5. El papel de la ciencia en la construcción de la paz
Se puede decir que todo lo que rodea los individuos es producto de la ciencia.
Según Appleyard (2004) el futuro pertenece a la ciencia, pero es inevitable que esté al
servicio de la verdad y del respecto por la humanidad.
En su Plan de Acción sobre Ciencia y Sociedad, la Comisión Europea (2000) menciona
que es necesario el conocimiento, la ciencia, la tecnología y la innovación, puesto que
―los progresos científicos y tecnológicos diarios permiten innovaciones esenciales para
la calidad de vida y para la competitividad mundial y, […] la cooperación científica
constituye muchas veces un elemento importante en el diálogo con los países terceros.
La misma Comisión dice que hay indicadores que revelan la existencia de un desfase
entre el potencial de realización de innovaciones científicas y tecnológicas y las
necesidades y aspiraciones de los ciudadanos, en particular con respecto a la paz, al
empleo, a la seguridad y al desarrollo sostenible del planeta.
La encuesta del Eurobarómetro de octubre de 2001 sobre las actitudes de los europeos
ante la ciencia, revela un panorama de contrastes, donde se mezclan la confianza, la
esperanza y también el interés en actividades científicas o incluso temores con respecto a
sus consecuencias.
Estos datos informan que el ochenta por ciento de los europeos creen que la ciencia
terminará con enfermedades como el cáncer o el SIDA. Los científicos disfrutan de un
alto nivel de confianza, ya que al setenta y dos por ciento de los encuestados les gustaría
que los políticos basasen más sus opciones en el consejo de especialistas.
La misma encuesta señala que los ciudadanos europeos no siempre tienen una percepción
positiva de la ciencia y de la tecnología. Diversos sectores de la población están
actualmente al margen de la ciencia. Incluso los riesgos industriales y/o las cuestiones
éticas son comentadas en los medios de comunicación, realzando el deseo de una mejor
búsqueda de progreso.
Así, Europa debería aunar los esfuerzos desplegados en los Estados Miembros sobre un
marco comunitario con el fin de permitir que los ciudadanos europeos sean más capaces
de evaluar los aspectos científicos y tecnológicos de la época y se involucren en la
promoción de la ciencia que, si se gestiona bien, promueve una cultura de paz en el
mundo.
Por lo tanto es necesario motivar una educación científica basada en valores, que permita
a las personas, creer en el potencial de la ciencia y de la tecnología, cuando se utiliza para
el beneficio de la humanidad, en particular para la promoción de la paz (Almeida, 2011).
El conocimiento científico es esencial para una ciudadanía moderna y democrática y para
la comprensión de las cuestiones económicas, sociales y tecnológicas.
8. Toda la sociedad puede y debe participar en la política con el objetivo de controlar las
consecuencias del rápido progreso científico y tecnológico, destacando los beneficios y
los riesgos que esto conlleva para las personas, la sociedad y el medio ambiente.
Según Charpak (1996), en el campo educativo, es esencial desarrollar el potencial
científico de los estudiantes con el fin de promover los valores de cooperación, el respeto,
la solidaridad, la paz, la ciudadanía y la responsabilidad, que se erigen como factores que
conducen a una mejor integración en la escuela y en el mundo.
Así tornase importante analizar el aspecto relacionado con la ciencia y la educación para
la paz.
6. La ciencia y la educación para la paz
En relación con lo expuesto es importante considerar la educación para la paz, como una
acción educativa permanente al largo de toda la vida, facilitadora y promotora de las
relaciones positivas y armoniosas de la persona consigo misma, con los demás, con la
naturaleza y con lo trascendente, lo que favorece la resolución de conflictos de manera
no violenta y que tiene como objetivo la justicia, la libertad, la igualdad, la fraternidad y
la construcción de una cultura de paz que garantiza una existencia feliz y pacífica del
individuo y de la sociedad.
Es todavía importante tener en cuenta las características e implicaciones básicas de la
educación para la paz que son subrayadas por Jares (1983, 1986, 1991 y 1996) cuando
dice que: i) la educación para la paz es una forma especial de la educación en valores; ii)
tiene como principal objetivo recuperar la idea de la paz positiva; iii) es una educación
desde y para la acción; iv) consiste en un proceso continuo y permanente; v) puede hacer
parte de la dimensión transversal del currículo comprehendiendo todos los elementos y
etapas educativas; vi) presupone combinar la teoría y la práctica, sobre todo la correlación
entre los resultados que se deben alcanzar y los medios a utilizar; vii) tiene como objetivos
y contenidos prioritarios la educación para la comprensión internacional, la educación
para los derechos humanos, la educación para el desarme, la educación intercultural, la
educación para el desarrollo, la educación para el conflicto y la desobediencia; viii) y,
finalmente para que se pueda educar para la paz implica la existencia de un cuerpo
docente comprometido pedagógica y socialmente con la construcción de una cultura de
paz.
Así, en el siglo XXI y en esta nueva civilización caracterizada por câmbios rápidos y
complejos, comprobase la necesidad de revisar los valores y las acciones examinando la
práctica pedagógica, guiándola para una educación en valores, para los derechos humanos
y para la paz (Grossi, 2000). Esta necesidad se debe principalmente al hecho de vivir en
una era de perplejidad en que la sociedad humana se encuentra delante de la urgencia en
encontrar nuevos caminos que conducen a la ruptura del mecanicismo, de la
fragmentación y de la linealidad. Por lo tanto, es a partir de estos nuevos paradigmas que
la ciencia se une al desafío de entender el mundo desde una perspectiva holística
(Beauclair, 2007).
Entendiendo la educación como una posible manera de enfrentar los retos expuestos, se
espera que esta sea responsable por la producción y la reproducción de bienes simbólicos
y materiales, y que discuta la contribución que corresponde a cada educador para superar
9. este contexto y enfrentar los nuevos desafíos que se imponen. En éste sentido urge ver la
ciencia según un enfoque holístico, pues es una manera de percibir la realidad, donde los
conceptos se pueden aplicar a los procesos de expansión, de intuición y de conciencia, a
fin de lograr una sociedad más humana basada en la construcción de la paz. Es todavía
necesario tratar de encontrar los demás según una perspectiva de alegría, de esperanza y
de renovación de la propiá vida. Pues solamente así, otro mundo será efectivamente
posible.
Los maestros deben fomentar en los alumnos los valores que facilitan la comprensión del
proceso que conduce a la plena realización de la paz. En este sentido, es imprescindible
en el educador un constante análisis y auto reflexión crítica de sus comportamientos y de
la forma de educar, para que todos estos aspectos sean coherentes con los valores que
propone desarrollar en función de la paz. Sólo entonces, científicos, educadores, maestros
en general pueden educar para la paz: la paz entendida de una manera positiva; la paz
como el proceso creativo de resolución de conflictos; la paz que según Montessori (sd)
es principio práctico de la humanidad y la organización social; la paz que se funde en la
propia naturaleza del ser humano, por lo que es un principio único y universal común a
todos los individuos.
Delante del vertiginoso ritmo de cambio que arrastra el mundo, surgen nuevos retos para
la educación, puesto que debe preparar al individuo para tomar cada vez más decisiones,
no solamente las que afectan a las opciones de vida a nivel personal, sino también las que
consideren las consecuencias éticas, sociales y ambientales. En este sentido, es urgente
renovar los planes de estudio (currículos), los contenidos y los métodos de enseñanza y
aprendizaje, teniendo como principal objetivo lograr no sólo una mayor calidad de la
educación en general como una mayor relevancia, considerando las necesidades de los
estudiantes y de la sociedad, aspectos que sólo se pueden lograr mediante la promoción
de valores como la esperanza, la paz, la felicidad y el bien común.
De lo expuesto verificase que el futuro de la humanidad, requiere la construcción de la
paz mediante la educación, la ciencia, la cultura y la comunicación, porque la lucha por
el derecho a la paz, inspirada en el ideal democrático de la dignidad, de la igualdad y del
respeto por la persona, es el medio más seguro para erradicar la exclusión, la
discriminación, la intolerância y la violencia que amenaza la cohesión de las sociedades
y conduce a los conflictos armados. La humanidad enfrenta un gran desafío: construir un
mundo que viva en paz, democrático, próspero y justo. Esto requiere una educación para
la paz, que se caracteriza como un proceso dinámico y permanente, creador de las bases
de una nueva cultura: la cultura de la paz que se manifiesta como la expresión de aprender
a pensar y actuar de manera diferente, que sea facilitadora de una relación equilibrada y
armoniosa de las personas con ellas mismas, con los demás y con el medio ambiente. Así
la conciencia holística de la educación para la paz corresponde a un sentido cósmico y
ecológico. En este contexto, la función educativa no es la única meta de la escuela, la
responsabilidad recae también en los elementos del entorno social y sobre las experiencias
que se convierten en oportunidades para aprender.
La cultura de paz debe ser el principal objetivo de cualquier política educativa, ya que su
finalidad es garantizar una educación de calidad para todos los ciudadanos. En este
contexto, la ciudadanía democrática es una expresión de la cohesión social que permite a
10. los individuos participar libremente en la organización de la sociedad. Por todo esto, la
educación para la paz no puede fragmentarse en diferentes dimensiones o dominios,
porque siendo la paz, un derecho humano, en la base de la educación es importante
conciliar la paz interior, la paz social y la paz con la naturaleza. En este contexto, la
construcción de una cultura de paz mediante la educación, requiere un aprendizaje
específico, es decir, aprender a vivir juntos y a desarrollar estrategias que permitan la
construcción de un pensamiento común centrado en el concepto positivo de la paz.
Reflexiones finales
En una perspectiva clásica, hasta la mitad del siglo XX, la acción de los efectos
producidos por el ser humano se limita a su entorno; la intervención en la naturaleza no
tenía efectos definitivos o consecuencias irreversibles; la propiá naturaleza restablecía su
equilibrio y las consecuencias de las acciones humanas sobre el nivel ecológico no
superaban una generación.
Actualmente, las consecuencias de la llamada tecno-ciencia, relativas a los niveles físico,
químico, biológico y/o genético afectan a todo el planeta, a todos los seres humanos, y
van más allá de los límites cronológicos de un futuro cierto (Mario Albornoz, 2013).
El ecosistema que consiste en la interdependencia de todos los factores que permiten la
vida en el planeta, ahora está directamente afectado por la acción del ser humano. La
tecno-ciencia puede causar cambios prejudiciales en el equilibrio de la vida vegetal y/o
animal (mediante la creación de especies transgénicas) y en la vida humana (con la
manipulación genética de los seres humanos y la cuestión de la energía atómica).
El desarrollo de la tecno-ciencia requiere una reflexión sobre la comprensión de la
naturaleza y de la moralidad en su modo de actuar. La cuestión de los limites éticos,
sociales y políticos de acción tecno-científica es común a la cuestión de los derechos de
las generaciones futuras.
Cabe aclarar que el concepto de ―derecho de las generaciones futuras‖ alcanza a las
generaciones de los siglos venideros, no sólo de los seres aún no existentes, sino también
a los que escapan totalmente de nuestro conocimiento.
Cuando se habla de derechos, se plantea el interrogante moral y por supuesto la
responsabilidad que el ser humano del siglo XXI tiene en relación con la naturaleza, con
los ecosistemas locales y globales y por lo tanto con la calidad de vida que le deja a los
descendientes.
Los derechos de las generaciones futuras se convierten en la determinación de las normas
éticas y morales de responsabilidad, para las posibles intervenciones de la tecno-ciencia.
Así, Jonas (1992) afirma que los descubrimientos científicos derivados de la tecno-ciencia
causaran una evolución en las condiciones de la vida humana, por lo que una persona
puede estar enfrentando una autodestrucción suicida global. Para Renaud (1996), esta
amenaza puede ser una advertencia con respecto a no comprometer las circunstancias que
permiten la supervivencia indefinida de la humanidad en la tierra.
Jonas (1992) señala que la cuestión de la continuidad de la vida en la Tierra es un deber
moral, porque la vida se toma como un valor, y éste coincide con la preferencia de ser.
11. Desde este enfoque es donde se aprecia la necesidad de contemplar no sólo a la sociedad
actual, sino también a los derechos de las generaciones futuras y a la supervivencia del
ser humano en medio de las amenazas que la tecnociência crea a su alrededor, lo cual es
responsabilidad ética y moral de cada individuo.
Las futuras generaciones esperan que el individuo actual asuma su responsabilidad hacia
sí mismo y hacia la supervivencia futura, permitiendo una vida humana digna y feliz.
En este sentido, se puede ver cómo la ciencia contribuye a la construcción de la paz en la
medida en que puede proteger no solo la vida actual, sino también la vida de las
generaciones futuras.
Este aspecto fue estudiado en una reunión de representantes de distintas academias de
diversos países, donde los científicos manifestaron su preocupación por el peligro que
puede surgir en el futuro y afirmaron que ―el hombre no debe destruir sino crear‖
(Emelyanov, 1984: 146).
Los mismos científicos concluyeron que pueden y deben hablar con autoridade en lo que
se refiere a la defensa de la paz y sobre los problemas vitales com que se depara la
humanidad, puesto que son los científicos los que conocen las cuestiones que las actuales
y las próximas generaciones tienen que solucionar. Estos investigadores apelaron a los
científicos de todo el mundo para que se apresuren a defender los valores humanos
universales, a promover la paz y el progreso social para todos, a oponerse a la carrera de
armamentos, a solucionar los problemas internacionales a través del diálogo y
negociación y a reforzar y desarrollar una política de paz (Almeida, 2011).
Sólo así se llegará a la convicción de que la acción conjunta de todas las fuerzas
interesadas en la construcción de la paz en el mundo conseguirá mantener al planeta vivo
y apto para acoger y promover la supervivencia humana.
Para finalizar, cito un dialogo de Petrarca con un loco que hace hincapié sobre la
importancia de la paz:
Petrarca refiere el siguiente diálogo que tuvo con un loco:
―El loco, al ver los soldados marchando, pregunta al poeta: "¿A donde vas?"
"A la guerra," respondió Petrarca.
El loco observa: ―¿Es cierto que esta guerra terminará un día a través de la Paz?‖
"¡Por supuesto!", Responde el poeta.
Luego añade el loco "¿Por qué no hacen ya la paz antes de empezar la guerra?‖
Y Petrarca concluye pensativo: ―¡Pienso como un loco!‖ (Yarce, 2004: 160).
Referencias bibliográficas
Albornoz, M. (2013). La ciencia, la tecnología y la innovación en Iberoamérica. In OEI
El Estado de la ciencia. Principales indicadores de ciencia y tecnología.
Iberoamericanos/interamericanos. Recuperado en 2014, diciembre10, de
http://www.ricyt.org/publicaciones.
12. Almeida, M. E. M. (2011). A educação para a paz no ensino das Ciências Naturais.
Lisboa: FCT/Fundação Calouste Gulbenkian.
Appleyard, B. (2004). Ciencia vs humanismo. Un desacuerdo imprevisible. Buenos
Aires: Editorial El Ateneo.
Beauclair, J. (2007). No tempo do possível: notas sobre educação para a paz. Revista
Iberoamericana de Educación, 42 (2), 10 de Marzo. OEI.
Charpak, G. (1996). As ciências na escola primária: uma proposta de acção. Mem
Martins: Inquérito.
Cioci, V. & Meazzini, G. (2005). Uno scienziato di fronte alla natura. Città Nuova, 11,
10 Giugno, 32-35.
Comissão das Comunidades Europeias (2000). Ciência, Sociedade e Cidadãos na
Europa. Recuperado en 2014, diciembre 15, de
http://www.geocities.com/CollegePark/Union/6478/ética_ue.html
Conselho Europeu de Biarritz (2000). Carta dos Direitos Fundamentais da União
Europeia para a adopção no Conselho Europeu de Nice. Recuperado en 2014,
diciembre 19, de
http://www.geocities.com/CollegePark/Union/6478/ética_ue.html
Declaración de Wingspread (1998). Princípio de precaução. Recuperado en 2014,
diciembre 22, de http://www.fgaia.org.br/texts/t-precau.html
Durán, A. & Riechmann, J. (1998). Tecnologias genéticas: ética de la I+D. Genes en el
laboratório y en la fábrica, 9(12), 17.
Dürr, Hans-Peter (1999). Da ciência à ética. A física moderna e a responsabilidade do
cientista. Lisboa: Instituto Piaget.
Echeverría, J. (2002). Ciencia y valores. Madrid: Ediciones Destino.
Emelyanov, V. (1984). Hombres de ciencia opuestos a la carriera armamentista. In J.
Roblat (Ed.) Los científicos, la carrera armamentista y el desarmo (1ª ed.) (pp.
133-147). Barcelona: UNESCO.
Grossi, E. P. (2000). A coragem de mudar em educação. Petrópolis: Editora Vozes.
Jares, X. R. (Ed.) (1983). Educación para la paz. Cuadernos de Pedagogia, 107, 69-72.
______ (Ed.) (1986). Educar para arma-la paz. A Coruña: Via Láctea.
______ (1991). Educación para la paz. Su teoria y su práctica. Madrid: Editorial Popular.
______ (Ed.) (1996). Construir a paz. Cultura para a paz. Vigo: Xerais.
Jonas, H. (1992). Le principe responsabilité. Une éthique pour la civilization
technologique. Paris: Cerf.
Montessori, M. (s.d.) Educação e Paz. Queluz: Portugália.
13. Naciones Unidas (2005b). Relatório mundial sobre a situação social. A desigualdade.
New York: United Nations.
OEI (1999). La ciencia para el siglo XXI: una nueva visión y un marco de acción.
Reunión regional de consulta de América Latina y el Caribe de la conferencia
mundial sobre la ciencia. Santo Domingo (República Dominicana), 10–12 de
marzo de 1999. Recuperado en 2014, diciembre 09 de
http://www.unesco.org/science/wcs/meetings/lac_santo_domingo_s_99.ht
m#cultura _ciencia
Panikkar, R. (1993). Paz y desarme cultural. Santander: Editorial Sal Terrae.
Portolés, C.M. (2001). Ciencia, pensamiento y necesidades humanas: una reflexión desde
la responsabilidad. In Centro Pignatelli (Ed.). La paz es una cultura. Seminario de
Investigación para la paz (pp. 131-150). Zaragoza: Departamento de Cultura y
Turismo.
Renaud, M. (1996). Os direitos das gerações vindouras. In L. Archer, J. Biscaia & W.
Oswald. Bioética (pp. 150-154). Lisboa: Editorial Verbo.
Rodrigues, J. M. (1997). Ciência In Polis. Enciclopédia Verbo da Sociedade e do Estado
(2ª ed.). Vol. 1 (pp. 880-885). Lisboa: Verbo.
UNESCO (1999). Educação para um futurosustentável.Uma visão transdisciplinar para
uma acção compartilhada. Brasília: Ed. Ibama.
______ (2002a). Mensaje del Director General de la UNESCO en el Día Mundial de la
Ciencia para la Paz y el Desarrollo – 10 de noviembre de 2002. Recuperado en
2014, diciembre 16, de http://www.unesco.org/pao/events/messes.htm
______ (2002b). Día Mundial de la Ciencia al Servicio de la Paz y del Desarrollo.
Resolución 31C/20. Recuperado en 2014, diciembre 12, de
http://www.unesco.org/science/wcs/esp/declaracion_s.htm
______ (2012). Ciência pela Paz e pelo Desenvolvimento. Message from Irina Bokova,
Director-General of UNESCO on the occasion of the World Science Day for
Peace and Development. Recuperado en 2014, diciembre 12, de http://idest-
istoe.blogspot.pt/2012/11/ciencia-pela-paz-epelo-desenvolvimento.html
Yarce, J. (2004). Valor para vivir los valores. Como formar a los hijos con un sólido
sentido ético. Barcelona: Belacqva.