2. Contexto histórico
A partir del año 1500 d.C. un puñado de europeos tomó posesión de un
territorio cinco veces más grande que Europa y que con sus 40 millones de
hombres poseía dos veces el número de habitantes de Europa Occidental.
Este inmenso continente albergaba culturas diversas, pueblos con estructuras
políticas y económicas altamente desarrolladas y un territorio con una
geografía poblada de selvas, montañas, valles fértiles, zonas insulares,
territorios desérticos, etc.
3. Aunque Colón llegó a América en 1492, solo a partir de 1519 se inició la
conquista de los territorios continentales. Hasta entonces los españoles
habían encontrado en las Antillas pueblos dispersos que no habían
presentado mayor oposición. En 1508 la explotación de las Antillas entró
en crisis y fue necesario emprender nuevas campañas. Ya en 1517 los
españoles tuvieron noticias de la existencia de un gran imperio en donde
abundaban el oro y la plata. La conquista de México se llevó a cabo en el
lapso brevísimo de dos años, entre 1519 y 1521, en una campaña en la que
las pugnas entre aztecas y tlaxcaltecas fueron aprovechadas a favor de los
españoles. Desde México, el propio Hernán Cortés organizó la conquista
de más territorios, que se inició en Guatemala, Honduras y Nicaragua y
llegó hasta Castilla de oro en las costas de Colombia y Venezuela.
4.
5. Al llegar el siglo XVI, los hombres que de España y Portugal habían llegado
a América y se habían arraigado allí ya no eran los mismos; tampoco los
nativos, quienes habían recibido la influencia de los europeos y aprendido
otra lengua pero que fueron obligados a aceptar los parámetros culturales
y sociales impuestos por la metrópoli.
6. Muy pronto esta nueva sociedad tuvo conciencia de su diferencia. La
rivalidad evidente entre los portugueses y españoles que cruzaban o el
mar y los criollos o indianos nacidos en suelo americano, así fueran de
padres europeos se prolongó hasta los tiempos de la independencia, dos
siglos más tarde; igualmente la contienda entre criollos y mestizos.
7. Durante este largo periodo el propósito fundamental de la corona española
se encaminó a defender la religión católica y a sacar provecho económico de
sus colonias. Las aldeas se trasformaron en ciudades florecientes y se asentó
el régimen tradicional que conocemos hasta nuestros días: el de la
desigualdad social entre la burguesía urbana blanca o mestiza y las
comunidades aborígenes condenadas a la desaparición o a ser asimiladas
como esclavos.
9. Colón en su “Diario Del Primer Viaje” deja ver fácilmente cómo su
imaginación se deja arrastrar por el mundo que observa: “La mar llana como
un río y los aires los mejores del mundo… el cantar de los pájaros es tal que
parecen que nunca se querría partir de aquí, y las manadas de papagayos
oscurecen el sol”. La misma imagen de la naturaleza desbordante se ofrece en
la carta que Américo de Vespuccio dirigió a Lorenzo de Medici en 1500: “Los
árboles son de tanta belleza y tanta blandura que nos sentíamos estar en el
paraíso terrenal, y ninguno de aquellos árboles ni sus frutos tenían semejanza
con los de estas partes, y por el río vimos muchas clases de peces de variadas
formas”.
10. En muchos de los relatos de esa época predomina la exaltación frente a la
exuberancia del ambiente natural: se habla de playas llenas de perlas, de la
infinita variedad de árboles y animales, que para los españoles resultaba
difícil de comparar con lo que conocían y, por tanto, solo podían referirse
a ella en tono hiperbólico o exagerado.
11. Lo real maravilloso
La mayoría de las crónicas fueron escritas por hombres supersticiosos,
ignorantes, perplejos ante el mundo y las empresas que acometían. Balboa,
Cortés, Pizarro, Quesada, De Soto, Belalcázar, Valdivia, Mendoza, fueron,
gracias a su temeridad, convertidos en los héroes de estas gestas. Subieron a
los andes dos veces más altos que los Alpes europeos, alucinando en la
búsqueda de países colmados de oro y cruzando selvas ignoradas que, en su
imaginación estaban pobladas de enanos y gigantes. Muchas expediciones
que no naufragaron en el atlántico, fueron devoradas por las selvas y los
montes interminables.
13. No todas las crónicas hablan de un universo fabuloso. Hay algunas en las que
de manera muy lúcida se denuncia la destrucción del nuevo mundo. En breves
años comarcas enteras fueron asoladas y pueblos nativos fueron exterminados.
Los españoles no solo trajeron el látigo, las armas de fuego y la sed de oro,
sino también enfermedades desconocidas para los nativos como la viruela y la
sífilis. En algunas regiones como en la Patagonia, los indígenas acostumbrados
a su desnudez fueron obligados a llevar prendas que al mantenerse húmedas
les causaron pulmonía, enfermedad que diezmo su población al mínimo. Uno
de los textos clásicos que denuncia esta tragedia étnica fue escrito por el fraile
español Fray Bartolomé de las Casas. Desafortunadamente, la solución que dio
el fraile al rey de España para proteger a la población indígena fue tan
lamentable como el mismo problema: Reemplazar a los indios por esclavos
africanos.