1. El impacto de la tecnología en el lenguaje
Cada vez que se produce una nueva incorporación tecnológica, la invención –en
forma de artilugio o aplicación, entre otras posibilidades– viene acompañada de la
palabra que la denomina en el idioma en que fue inventado, y de todo el universo
que la acompaña, algo que obliga a mantener actualizado nuestro ‘diccionario’ con
una alta frecuencia. La telefonía móvil, las redes sociales, la posibilidad de
comunicarnos en cualquier momento y de compartir contenidos rápidamente, ha
generado, no sólo un aumento de las modalidades de comunicación, sino también
una transformación en el lenguaje que utilizamos para comunicarnos, en definitiva,
las palabras con la que nos hemos acostumbrado a convivir, muchas de ellas
reinventadas a partir del término original, pero siempre comprendidas e identificadas
por sus usuarios.
El lenguaje se ha visto obligado, así, a adoptar nuevos términos tecnológicos. Son
muchos los anglicismos nacidos en la Red que llegan a nuestras vidas para
quedarse, bien en su forma original, bien en su forma adaptada al español. Y es
la Real Academia Española la encargada de arrojar luz a todo este asunto y,
siempre en función de su uso e integración en la sociedad, de descartar estos
anglicismos o de incorporarlos a la ‘santa biblia’ que es su diccionario.
Siempre en función de su uso e integración en la sociedad, la Real Academia
Española es la encargada de descartar los anglicismos o de incorporarlos a su
diccionario
A día de hoy, tuit, tuitear y tuitero, así como chatear o blog, son palabras adaptadas
y aceptadas por la RAE. En cambio, términos utilizados como ‘wasap’ o
‘guasapear’, posibles adaptaciones al español de ‘whatsapp’ y sus ‘derivados’, no
están recogidos en su diccionario. Lo mismo ocurre con ‘selfi’ (en plural, ‘selfis’),
que se utiliza en lugar de ‘selfie’ cuando nos referimos a las fotografías que uno
toma de sí mismo. De momento, ni rastro en el repertorio de palabras de la Rel
Academia Española.
Por otro lado, se consideran mal usadas las palabras ‘googlear’ o ‘guglear’
(consultar en Google), ‘resetear’ (reiniciar) o ‘facebookear’ (navegar por
2. Facebook), pero nada impide que inunden nuestros mensajes escritos, ya que
forman parte de nuestro universo lingüístico cotidiano.
Capítulo aparte merecen los memes, que inundan la Red. Son un nuevo lenguaje,
una nueva forma de expresión. Graciosos y virales, se reproducen todos los días.
Con ‘meme’ nos referimos a cualquier imagen o texto, a menudo de contenido
humorístico, que se comparte viralmente en las redes sociales durante un periodo
breve de tiempo. ¡Twitter, Facebook y Whatsapp hacen que vuelen! Hemos visto
muchos fenómenos y aproximaciones en los últimos años, pero finalmente han
sido esas viñetas que todos compartimos las que han acabado por concentrar el
significado de ‘meme’. Y es tienes uno para casi cualquier cosa que quieras
expresar, hasta el punto de que existen generadores de memes y otras
aplicaciones para crear cuantos quieras.
A día de hoy, tuit, tuitear y tuitero, así como chatear o blog, son palabras
adaptadas y aceptadas por la RAE.
A toda esta realidad lingüística se añade otra: el método abreviado que ha
acabado por imponer la mensajería instantánea (todo comenzó con los SMS),
ahora elevado al máximo exponente con las redes sociales, un caldo de cultivo
hacia la simplificación absoluta. Abreviaturas como ‘k’ (que) o ‘tb’ (también), junto
con el uso de emoticonos, son ya imprescindibles