1. COMENTARIO-RESUMEN
M A X W E B E R
“SOBRE LA TEORÍA DE LAS
CIENCIAS SOCIALES”
Ediciones Península, 1971.
2. INDICE:
1.- La objetividad del conocimiento en las ciencias y la política sociales.
2.- El sentido de la “libertad de valoración” en las ciencias sociológicas y
económicas”.
1.- Las ciencias sociales debido a su origen práctico no distinguían entre lo que “es” y lo
que “debe ser” pero las ciencias experimentales no deben tener por tarea establecer
normas o recetas para la práctica política o económica. Se debe hacer también crítica
de los jucios de valor: analizar tanto los fines como los medios.
En el campo de las ciencias sociales la ideología a menudo enturbia la argumentación
científica. Cuanto más trascendental es la importancia cultural de un problema más
intervienen las ideas de valor y menos abordable se muestra a una respuesta unívoca.
Los ideales o “principios” supremos se manifiestan en cada época tras la lucha con
otros ideales tan sagrados como aquellos, por tanto nada tienen que ver con la
objetividad científica. Pero, dado que no se puede impedir manifestar los ideales que
animan a los investigadores, sí se puede obligar a seguir ciertas normas:
- Recordar a los lectores/oyentes y a sí mismos cuáles son los valores que se
mantienen y en los que se basan para medir la realidad.
- Se pueden exponer los ideales pero en tal caso se debe indicar cuándo termina de
hablar el científico y cuándo comienza el hombre de sentimiento.
Para definir lo que es un fenómeno socio-económico el primer hecho que nos
encontramos es que nuestra existencia física y la satisfacción de nuestras necesidades
choca con limitaciones de los medios para satisfacerlas (lucha material por la
existencia). El hecho socio-económico está condicionado por nuestro interés y por la
importancia cultural que le conferimos en cada caso. Podemos distinguir 3 tipos:
- Los acontecimientos o instituciones económicas en sentido estricto.
- Los fenómenos económicamente importantes (como las religiones) y
- Los fenómenos económicamente condicionados (como el arte).
El Estado es un buen ejemplo de esas tres modalidades..
La parcialidad de este enfoque es intencionada, pues el estudio genérico de “lo social”
no ofrece ningún punto de vista específico y puede ser inabarcable. Rechazamos el
materialismo histórico como ideología o como explicación causal exhaustiva, pero no
como método de análisis e interpretación. El objetivo es el conocimiento de la realidad
social según su significado cultural y su relación causal pero siendo conscientes que
sólo podremos abarcar un fragmento finito de su infinita diversidad. Necesitamos
descubrir regularidades, leyes, pero sólo podemos apoyarnos en la realidad individual
que nos rodea (irreductible a lo cuantitativo).
El método a seguir sería, como primera tarea, establecer las “leyes” y factores
(hipotéticos) para acceder al conocimiento al que aspiramos. La segunda tarea sería el
análisis y exposición ordenada de la agrupación individual e históricamente dada de
tales factores y su importancia concreta causal. La tercera sería remontar en el pasado
más lejano posible las distintas particularidades individuales de tales agrupaciones de
importancia para el presente y ofrecer una explicación histórica. Y una posible cuarta
tarea consistiría en la evaluación de las posibles agrupaciones en el futuro.
Para todo ello es preciso tener conceptos claros y el conocimiento de esas hipotéticas
leyes como medio, no como fin. No debemos olvidar la particularidad del estudio de las
ciencias de la cultura: que es inseparable de las ideas de valor que le confieren
significado. Todo conocimiento de la realidad cultural es siempre un conocimiento bajo
ciertos puntos de vista, abordados consciente o inconscientemente en virtud de las
ideas de valor del investigador o las dominantes en su época.
Se han desprestigiado las teorías abstractas y las histórico-empíricas frente al método
de las ciencias naturales o exactas, pero las construcciones de la teoría abstracta son
un caso especial de formación de conceptos propio de las ciencias de la cultura.
Hablamos del tipo ideal. No es una hipótesis ni una representación de lo real, sino un
instrumento heurístico: “Se obtiene mediante la acentuación unilateral de uno o varios
puntos de vista y mediante la reunión de gran cantidad de fenómenos individuales,
difusos y discretos, que pueden darse en mayor o menor número y que se suman a los
3. puntos de vista unilateralmente acentuados a fin de formar un cuadro homogéneo de
ideas”. En cada caso estudiaremos la proximidad o lejanía entre la realidad y la imagen
ideal para ver si el fenómeno observado se corresponde al concepto o se desvía de él.
En ningún caso se trata de un modelo a seguir, sino de un cuadro mental, una
construcción lógica y explícita, interesante como medio que puede mostrar su eficacia
para el conocimiento de fenómenos culturales concretos.Estos tipos ideales están
sujetos a provisionalidad (por el transcurso histórico) y pueden describir tanto hechos
estáticos como procesos dinámicos.
2.- Entendemos por “valoraciones” las apreciaciones prácticas de un fenómeno en el
cual pueden influir nuestras acciones al aprobarlo o reprobarlo. Debemos tratar de
forma distinta el problema de la “libertad” de determinada ciencia respecto a las
valoraciones, de la “libertad” de introducirlas el catedrático en sus lecciones (esto es
más cuestionable pues existen mejores foros de expresión de sus ideales).
Admitiendo que se puede y debe separar hecho de valor existen dos posturas: por una
parte que se debe descartar el juicio de valor y por otra que ambos (hecho y valor)
pueden someterse a discusión. Weber es partidario de esto último, pero bajo la
responsabilidad de tomar clara consciencia de los propios valores. La presunta
“imparcialidad” no existe, ni sirve una síntesis de “compromiso” entre diversas
valoraciones antagónicas.
Las ciencias, normativas o empíricas, el único servicio que pueden prestar al político es
el de informarles de los hechos y sus posibles soluciones prácticas. Se discute aquí la
elección de fines, no tanto de los medios ante un fin ya establecido. Es importante por
tanto poder realizar el estudio de las valoraciones para comprender los motivos
humanos, los puntos de vista y causas últimas de la realidad, aunque por ese camino
resulte imposible alcanzar una “ética” normativa universal.
Una disciplina empírica sólo puede mostrar: a) los inevitables medios, b) los resultados
secundarios o consecuencias no previstas y c) las consecuencias de la competencia
entre las diversas valoraciones posibles que afectan a a) y b).Las disciplinas filosóficas
pueden además descubrir el sentido de las valoraciones, su estructura significativa. La
disciplina de las ciencias sociales es por ello la menos apropiada para ahorrar la
elección al individuo.
La utilidad de una discusión sobre valoraciones prácticas realizada en el lugar
apropiado y en sentido correcto, si está bien dirigida, fecunda el trabajo empírico al
ayudar a seleccionar los problemas de interés.
Además precisamos un elemento en el análisis de la vida social que no existe en las
ciencias naturales: la comprensión -verstehen- que “consiste en la capacidad del
infestigador de comprender de forma compenetradora un pensamiento extraño a sus
propios hábitos”. La noción de lo “normativamente correcto” aquí sólo se considera
como un tipo convencional de comprensión.
En conclusión : la teoría científica de lo económico-social , además de la elaboración de
“tipos ideales” y del establecimiento de relaciones causales (diferentes de las ciencias
naturales), tiene otras tareas: mediante la interpretación económica de la historia y de la
sociología tiene que estudiar el conjunto de fenómenos sociales, para determinar en
qué medida están condicionados por causas económicas. Por otra parte tiene que
estudiar igualmente cómo los procesos y las estructuras económicas están
condicionadas a su vez por fenómenos sociales, teniendo en cuenta la diversidad de
naturaleza y el desarrollo de estos fenómenos (ejemplo, los actos y estructuras
políticas: el Derecho y el Estado).