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Apocalipsis Capítulo 10
EL ÁNGEL PODEROSO CON EL LIBRITO ABIERTO
Versículo 1. “Entonces vi descender del cielo a otro ángel poderoso, envuelto en una
nube, y el arco iris sobre su cabeza. Su rostro era como el sol, sus piernas como colum-
nas de fuego”.
7CBA:982. El ángel poderoso que instruyó a Juan era nada menos que Cristo.
Cuando coloca su pie derecho en el mar y su pie izquierdo sobre la tierra seca,
muestra la parte que desempeña en las escenas finales del gran conflicto con Sata-
nás. Esta posición denota su supremo poder y autoridad sobre toda la tierra. El conflic-
to se ha intensificado y agudizado de una época a otra, y seguirá intensificándose hasta
las escenas finales, cuando la obra magistral de los poderes de las tinieblas llegará al
máximo. Satanás junto con los hombres impíos, engañará a todo el mundo y a las igle-
sias que no reciban el amor de la verdad. Pero el ángel poderoso exige atención. Clama
en alta voz. Debe mostrar el poder y la autoridad de su voz a aquellos que se han unido
con Satanás para oponerse a la verdad.
PE:286. Pronto apareció la gran nube blanca sobre la que venía sentado el Hijo del
hombre. Al vislumbrarse a la distancia, parecía muy pequeña. El ángel dijo que
era la señal del Hijo del hombre. Cuando se acercó a la tierra, pudimos contemplar la
excelsa gloria y majestad de Jesús al avanzar como vencedor. Una comitiva de santos
ángeles ceñidos de brillantes coronas le escoltaban en su camino.
7CBA:1000. Aquel que se ha desempeñado como nuestro intercesor, que oye todas
las oraciones y confesiones de arrepentimiento, que está representado con un arco
iris rodeando su cabeza, símbolo de gracia y amor, pronto terminará su obra en el
santuario celestial. La gracia y la misericordia dejarán entonces el trono, y la Injusticia
tomará su lugar Aquel a quien han buscado sus hijos, ocupará el lugar que le correspon-
de: la investidura de juez Supremo (RH, 01-01-1889).
3SG:75. Un arco iris es representado en el cielo alrededor del trono, también por
encima de la cabeza de Cristo, simbolizando la misericordia divina que circunda la
tierra. Cuando el hombre por su gran iniquidad provoca la ira de Dios, Cristo, el inter-
cesor del hombre, intercede por él, y apunta hacia el arco iris en al nube, como evidencia
de la gran misericordia y compasión de Dios por el hombre errante; también el arco iris
ubicado arriba del trono y encima de Su cabeza es emblemático de la gloria y misericor-
dia de Dios que allí descansa para beneficio del hombre arrepentido.
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TM:154-155. Tenéis una obra seria y solemne que hacer para preparar el camino del Se-
ñor. Necesitáis la unción celestial, y podéis tenerla. "Todo cuanto pidiereis al Padre en
mi nombre, os lo dará. Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre: pedid, y recibi-
réis, para que vuestro gozo sea cumplido". ¿Quién puede ser frívolo, quién puede ocu-
parse en conversaciones livianas y comunes, mientras por la fe ve al Cordero inmolado
clamando ante el Padre como el intercesor de la iglesia sobre la tierra?
Por la fe miremos el arco iris que rodea el trono, la nube de pecados confesados de-
trás de él. El arco iris de la promesa es una seguridad que se da a cada alma hu-
milde, contrita y creyente, de que su vida es una con Cristo, y de que Jesús es uno
con Dios. La ira de Dios no caerá sobre un alma que busca refugio en él. Dios mismo
ha declarado: "Y veré la sangre, y pasaré de vosotros". "Y estará el arco en las nubes, y
verlo he para acordarme del pacto perpetuo".
Ed:115. Así como el arco en las nubes es el resultado de la unión de la luz del sol y la
lluvia, el arco que hay sobre el trono de Dios representa la unión de su misericordia y su
justicia. Dios dice al alma pecadora pero arrepentida: Vive: Para ti se "halló redención".
PE:178. El pobre, débil y mísero hombre escupió en el rostro del Rey de gloria, y, las
turbas respondieron con una brutal gritería de triunfo al degradante insulto. Con crueles
bofetadas desfiguraron aquel rostro que henchía los cielos de admiración. Pero quienes
le maltrataron volverán a contemplar aquel rostro brillante como el sol meridiano e in-
tentarán huir delante de su mirada. En vez de la brutal gritería de triunfo, se lamentarán
acerca de él.
ML:357. Todos los rostros reflejarán la imagen de su Redentor. Entonces no se verán
rostros ansiosos o perturbados, sino que todos estarán resplandecientes y gozando de pu-
reza inmarcesible. Los ángeles estarán allí, también los santos resucitados con los
mártires, y lo mejor de todo, lo que nos dará el máximo gozo, nuestro amante Sal-
vador, quien sufrió y murió para que gozáramos de esa felicidad y libertad. Su glo-
riosa faz resplandecerá más que el sol, y alumbrará la bella ciudad y reflejará glo-
ria en todos sus contornos.
3SP:165-166. En silencio, los espectadores miraron el fin de la terrible escena. El sol
resplandecía; pero la cruz estaba todavía rodeada de tinieblas. Los sacerdotes y prínci-
pes miraban hacia Jerusalén; y he aquí, la nube densa se había asentado sobre la ciudad
y las llanuras de Judea. El sol de justicia, la luz del mundo, retiraba sus rayos de Jerusa-
lén, la que una vez fuera la ciudad favorecida. Los fieros rayos de la ira de Dios iban di-
rigidos contra la ciudad condenada.
De repente, la lobreguez se apartó de la cruz, y en tonos claros, como de trompeta,
que parecían repercutir por toda la creación, Jesús exclamó: "Consumado es."
"Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu." Una luz circuyó la cruz y el rostro
del Salvador brilló con una gloria como la del sol. Inclinó entonces la cabeza sobre
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el pecho y murió.
TM:284-285. Los que quieren mirar a las almas humanas a la luz de la cruz del Calvario
no necesitan errar con respecto a la estima que debiera colocarse sobre ellas. La razón
por la cual Dios permitió que algunos miembros de la familia humana fueran tan ricos y
otros tan pobres seguirá siendo un misterio para los hombres hasta la eternidad a menos
que entren en la debida relación con Dios y realicen sus planes, en lugar de obrar de
acuerdo con sus propias ideas egoístas, según las cuales, debido a que un hombre es rico
ha de ser más altamente respetado que su vecino pobre. Dios hace que su sol brille so-
bre los justos y los injustos, y este sol representa a Cristo el sol de Justicia, que bri-
lla como la luz del mundo, dando sus bendiciones y misericordias, visibles e invisi-
bles, a los ricos y a los pobres por igual. Este principio ha, de guiar nuestra conduc-
ta hacia nuestros semejantes. El Señor es quien enseña los más elevados sentimientos
morales los más humildes principios; y ningún hombre puede desviarse de ellos, y estar
sin culpa. Es el mayor Insulto inferido a la bondad de Dios dudar de que él está dispues-
to a que impartamos a los demás las bendiciones tanto espirituales como temporales, que
el nos ha dado libremente.
HAp:470. La columna de fuego que anuncia terror e ira al transgresor de la ley de
Dios, es una señal de misericordia y liberación para los que guardan sus manda-
mientos. El brazo que es fuerte para herir a los rebeldes, será fuerte para librar a los lea-
les. Todo el que sea fiel será salvo. "Enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y
juntarán sus escogidos de los cuatro vientos, de un cabo del cielo hasta el otro". (Mat.
24:31).
3T:340. La columna de nube de día y la columna de fuego de noche significaba la
presencia de Dios, lo cual era un viviente memorial delante de ellos. La presencia
divina no dependía de la presencia de Moisés. Pero al mismo tiempo que él estaba in-
tercediendo por ellos en el monte, ellos estaban adentrándose en vergonzosos errores, en
transgresión de la ley que tan recientemente se había proclamado con grandeza.
Versículo 2. “ Tenía en su mano un librito abierto. Puso su pie derecho sobre el mar, y
el izquierdo sobre la tierra,”
CS:404-405. El mismo mensaje revela el tiempo en que este movimiento debe realizar-
se. Se dice que forma parte del "evangelio eterno;" y que anuncia el principio del juicio.
El mensaje de salvación ha sido predicado en todos los siglos; pero este mensaje es parte
del Evangelio que sólo podía ser proclamado en los últimos días, pues sólo entonces po-
día ser verdad que la hora del juicio había llegado. Las profecías presentan una sucesión
de acontecimientos que llevan al comienzo del juicio. Esto es particularmente cierto del
libro de Daniel. Pero la parte de su profecía que se refería a los últimos días, debía Da-
niel cerrarla y sellarla "hasta el tiempo del fin." Un mensaje relativo al juicio, basado en
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el cumplimiento de estas profecías, no podía ser proclamado antes de que llegásemos a
aquel tiempo. Pero al tiempo del fin, dice el profeta, "muchos correrán de aquí para allá,
y la ciencia será aumentada." (Dan. 12:4, V.M.)
TM:115. Fue el León de la tribu de Judá quien quitó el sello del libro y le dio a Juan
la revelación de lo que sucedería en estos últimos días.
Daniel cumplió su misión de dar su testimonio, el cual fue sellado hasta el tiempo del
fin, cuando el mensaje del primer ángel debía ser proclamado a nuestro mundo. Estos
asuntos son de infinita importancia en estos últimos días; pero aunque "muchos serán
limpios, y emblanquecidos, y purificados", "los impíos obrarán impíamente, y ninguno
de los impíos entenderá". ¡Cuán cierto es esto! El pecado es la transgresión de la ley de
Dios; y los que no acepten la luz con respecto a la ley de Dios no comprenderán la pro-
clamación de los mensajes del primero, segundo y tercer ángeles. Al libro de Daniel se
le quita el sello en la revelación que se le hace a Juan, lo cual nos permite avanzar
hasta las últimas escenas de la historia de este mundo.
2MS:123. El mensaje de Apocalipsis 14 que proclama que la hora del juicio ha llegado,
es dado en el tiempo del fin; y al ángel de Apocalipsis 10 se lo representa con un pie
en el mar y el otro sobre la tierra para demostrar que el mensaje se llevará a países
distantes; se cruzará el océano y las islas del mar escucharán la proclamación del
último mensaje de amonestación dado a nuestro mundo.
"Y el ángel que vi en pie sobre el mar y sobre la tierra, levantó su mano al cielo, y juró
por el que vive por los siglos de los siglos, que creó los cielos y las cosas que están en él,
y la tierra y las cosas que están en ella, y el mar y las cosas que están en él, que el tiem-
po no sería más" (Apoc. 10:5-6).
Este mensaje anuncia el fin de los períodos proféticos. El chasco de los que espera-
ban ver al Señor en 1844 fue muy amargo para los que habían aguardado tan ar-
dientemente su aparición. Dios permitió que ocurriera este chasco, y que los corazones
se manifestaran.
7CBA:982-983. La posición del ángel -un pie sobre el mar el otro sobre la tierra- signi-
fica la extensión de la proclamación del mensaje. Cruzará los anchos océanos y será
proclamado en otros países en todo el mundo. La comprensión de la verdad, la alegre
recepción del mensaje, están representadas por el acto de devorar el librito. La verdad
en cuanto al advenimiento de nuestro Señor era [es] un precioso mensaje para nuestras
almas (MS 59, 1900).
Versículo 3. “y clamó a gran voz, como ruge un león. Y cuando hubo clamado, siete
truenos emitieron sus voces.”
7CBA:982. La luz especial que se le dio a Juan, expresada en los siete truenos, era
un bosquejo de sucesos que debían ocurrir bajo los mensajes de los ángeles primero
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y segundo. No era lo mejor para la gente conocer esos eventos, porque su fe debe
necesariamente ser probada. El plan de Dios era que se proclamaran verdades más
maravillosas y avanzadas. Los mensajes de los ángeles primero y segundo debían ser
proclamados; pero no había de revelarse mayor luz antes que esos mensajes hubiesen
hecho su obra específica. Esto se representa por medio del ángel que estaba parado con
un pie en el mar, proclamando con un solemne juramento que el tiempo no sería más.
Versículos 4-5. Cuando los siete truenos hablaron, yo iba a escribir, pero una voz del
cielo me dijo: "Sella lo que dijeron los siete truenos, y no lo escribas. Entonces, el ángel
que vi de pie sobre el mar y sobre la tierra, levantó su mano al cielo,”
7CBA:982. Después de que los siete truenos emitieron sus voces, se le ordena a
Juan, como a Daniel, con respecto al librito: "Sella las cosas que los siete truenos
han dicho". Estas cosas se refieren a sucesos futuros que serán revelados a su debi-
do tiempo. Daniel recibirá su heredad al fin de los días. Juan ve el librito al cual le han
quitado los sellos. De esto se deduce que las profecías de Daniel tienen su aplicación en
la proclamación al mundo de los mensajes del primero, del segundo y del tercer ángel.
La apertura del librito era el mensaje en relación con el tiempo.
Los libros de Daniel y el Apocalipsis son uno. El primero es una profecía; el otro, una
revelación; uno es un libro sellado; el otro, un libro abierto. Juan escuchó los misterios
que pronunciaron los truenos; pero se le ordenó que no los escribiera.
Versículo 6. “y juró por el que vive por los siglos de los siglos, que creó el cielo y cuan-
to hay en él, la tierra y cuanto hay en ella, y el mar y cuanto hay en él, que ya no habrá
más tiempo,”
7CBA:982. La luz especial que se le dio a Juan, expresada en los siete truenos, era un
bosquejo de sucesos que debían ocurrir bajo los mensajes de los ángeles primero y se-
gundo. No era lo mejor para la gente conocer esos eventos, porque su fe debe necesa-
riamente ser probada. El plan de Dios era que se proclamaran verdades más maravillosas
y avanzadas. Los mensajes de los ángeles primero y segundo debían ser proclama-
dos; pero no había de revelarse mayor luz antes que esos mensajes hubiesen hecho
su obra específica. Esto se representa por medio del ángel que estaba parado con
un pie en el mar, proclamando con un solemne juramento que el tiempo no sería
más.
Este tiempo, el que el ángel declara con un solemne juramento, no es el fin de la
historia del mundo ni del tiempo de gracia, sino del tiempo profético que precederá
al advenimiento de nuestro Señor; es decir, la gente no tendrá otro mensaje acerca de
un tiempo definido. Después de este lapso, que ahora abarca desde 1842 a 1844, no
puede haber ningún cómputo definido de tiempo profético. El cálculo más prolongado
llega hasta el otoño de 1844.
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1MS:220. Cristo dio a sus discípulos verdades cuya anchura, profundidad y valor poco
apreciaron y tampoco comprendieron, y el mismo estado de cosas existe hoy en el pue-
blo de Dios. También hemos fallado en comprender la grandeza o percibir la belleza de
la verdad que Dios nos ha confiado hoy. Si avanzáramos en conocimiento espiritual, ve-
ríamos que la verdad se desarrolla y expande en ciertos aspectos en que poco hemos so-
ñado, pero nunca se desarrollará en algún aspecto que nos induzca a imaginar que po-
demos conocer los tiempos y las sazones que el Padre ha puesto en su sola potestad. Vez
tras vez se me ha amonestado acerca de fijar fechas. Nunca más habrá un mensaje
para el pueblo de Dios que se base en el tiempo. No hemos de saber el tiempo defi-
nido, ya sea del derramamiento del Espíritu Santo o de la venida de Cristo.
2MS:120-121. El libro que fue sellado no fue el Apocalipsis, sino la porción de la profe-
cía de Daniel que se refería a los últimos días. La Escritura dice: "Pero tú, Daniel, cierra
las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin. Muchos correrán de aquí para allá, y
la ciencia se aumentará" (Dan. 12: 4). Cuando se abrió el libro se proclamó: "El
tiempo no será más". (Véase Apocalipsis 10: 6.) Ahora ha sido abierto el libro de
Daniel, y la revelación hecha por Cristo a Juan debe llevarse a todos los habitantes
de la tierra. Mediante el aumento del conocimiento debe prepararse a un pueblo
para que resista en los últimos días.
2MS:23. "Y el ángel que vi en pie sobre el mar y sobre la tierra, levantó su mano al cie-
lo, y juró por el que vive por los siglos de los siglos, que creó los cielos y las cosas que
están en él, y la tierra y las cosas que están en ella, y el mar y las cosas que están en él,
que el tiempo no sería más" (Apoc. 10:5-6).
Este mensaje anuncia el fin de los períodos proféticos. El chasco de los que espera-
ban ver al Señor en 1844 fue muy amargo para los que habían aguardado tan ar-
dientemente su aparición. Dios permitió que ocurriera este chasco, y que los cora-
zones se manifestaran.
QUE EL TIEMPO NO SERÍA MÁS. Véase también EGW sobre Revelación 1:3, “por-
que el tiempo está cerca”.
Versículo 7. “sino que en los días de la voz del séptimo ángel, cuando él esté por tocar la
trompeta, el misterio de Dios se cumplirá, como él lo anunció a sus siervos los profetas.”
ST, 18 de Noviembre de 1889.
ST, 28 de Mayo de 1894.
ST, 25 de Marzo de 1897.
7CBA:931. Se necesita toda la eternidad para desplegar las glorias y extraer los
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preciosos tesoros de la Palabra de Dios. No permitáis que hombre alguno venga a
vosotros y comience a disecar la Palabra de Dios diciendo qué es revelación, qué es
inspiración, y qué no lo es, sin que lo reprendáis. Decid a todos esos sencillamente
que no saben, que no son capaces de comprender las cosas del misterio de Dios. Lo
que deseamos es inspirar fe. No deseamos que nadie diga: "Esto quiero rechazar y es-
to quiero recibir", sino queremos tener fe implícita en la Biblia en conjunto y tal como
es.
[PH120] 31. El Señor Jesús está realizando experimentos en los corazones humanos
por medio de la manifestación de su misericordia y abundante gracia. Está reali-
zando transformaciones tan sorprendentes que Satanás, con toda su triunfante jac-
tancia, con toda su confederación del mal unida contra Dios y las leyes de su go-
bierno, se detiene para mirarla como una fortaleza inexpugnable ante sus sofismas
y engaños. Son para él un misterio incomprensible. Los ángeles de Dios, serafines y
querubines, los poderes comisionados para cooperar con los agentes humanos, contem-
plan con asombro y gozo, cómo hombres caídos, una vez hijos de la ira, están desarro-
llando, por la enseñanza de Cristo, caracteres a la semejanza divina, para ser hijos e hijas
de Dios, para desempeñar una parte importante en las ocupaciones del cielo.
7T:29.
B Echo, 30 de Abril de 1894.
RH, 8 de Mayo de 1900.
PP:108. Ninguna mente finita puede comprender plenamente la existencia, el poder,
la sabiduría, o las obras del Infinito. El escritor sagrado dice: "¿Alcanzarás tú el rastro
de Dios? ¿Llegarás tú a la perfección del Todopoderoso? Es más alto que los cielos:
¿qué harás? es más profundo que el infierno: ¿cómo lo conocerás? Su dimensión es mas
larga que la tierra, y más ancha que la mar." (Job 11:7-9.) Los intelectos más poderosos
de la tierra no pueden comprender a Dios. Los hombres podrán investigar y aprender
siempre; pero habrá siempre un infinito inalcanzable para ellos.
7CBA:983. La dispensación evangélica es el último período de gracia que será con-
cedido a los hombres. Los que viven bajo esta dispensación de prueba y examen, y
sin embargo no son inducidos a arrepentirse y a obedecer, perecerán con los deslea-
les. No hay una segunda prueba. El Evangelio que debe ser predicado a todas las nacio-
nes, tribus, lenguas y a todos los pueblos, presenta la verdad en líneas claras que mues-
tran que la obediencia es la condición para obtener la vida eterna. Cristo imparte su jus-
ticia a aquellos que le permiten que quite sus pecados. Tenemos con Cristo una deuda
por la gracia que nos hace completos en él (MS 40, 1900).
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RH, 17 de Junio de 1902.
CS:370. "Las cosas secretas-dice Moisés-pertenecen a Jehová nuestro Dios; mas las re-
veladas nos pertenecen a nosotros y a nuestros hijos para siempre," y el Señor declara
por el profeta Amós que "no hará nada sin que revele su secreto a sus siervos los profe-
tas." (Deuteronomio 29: 29; Amós 3: 7, V.M.) Así que los que estudian la Palabra de
Dios pueden confiar que encontrarán indicado con claridad en las Escrituras el
acontecimiento más estupendo que debe realizarse en la historia de la humanidad.
AO:93. En tiempo pasado el Señor Dios del cielo reveló sus secretos a sus profetas,
y lo sigue haciendo todavía. El presente y el futuro son igualmente claros para Él, y
muestra a sus siervos la historia futura de lo que habrá de ser. El Omnisciente miró
a través de las edades y predijo mediante sus profetas el levantamiento y la caída de
reinos, centenares de años antes de que ocurrieran los eventos preanunciados. El eco de
la voz de Dios se deja escuchar a través de las edades, diciéndole al hombre lo que ha de
ocurrir. Reyes y príncipes ocupan sus lugares en el tiempo designado. Ellos piensan que
están llevando adelante sus propios propósitos, pero en realidad están cumpliendo la pa-
labra que Dios dio por medio de sus profetas. Desempeñan su parte en el desarrollo de
los grandes propósitos de Dios. Se suceden los eventos, y así se cumple la palabra que
Dios ha hablado.
CS:392. No obstante, a pesar de no haber sido dado a los profetas que comprendiesen
enteramente las cosas que les fueron reveladas, procuraron con fervor toda la luz que
Dios había tenido a bien manifestar. "Buscaron e inquirieron diligentemente," "inqui-
riendo qué cosa o qué manera de tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en
ellos." ¡Qué lección para el pueblo de Dios en la era cristiana, para cuyo beneficio
estas profecías fueron dadas a sus siervos! "A quienes fue revelado que no para sí
mismos, sino para nosotros, ministraban estas cosas." Considerad a esos santos
hombres de Dios que "buscaron e inquirieron diligentemente" tocante a las revela-
ciones que les fueron dadas para generaciones que aún no habían nacido. Compa-
rad su santo celo con la indiferencia con que los favorecidos en edades posteriores
trataron este don del cielo. ¡Qué censura contra la apatía, amiga de la comodidad y
de la mundanalidad, que se contenta con declarar que no se pueden entender las
profecías!
DTG:201. "No hará nada el Señor Jehová, sin que revele su secreto a sus siervos los pro-
fetas". Aunque "las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios, . . . las reveladas
son para nosotros y para nuestros hijos por siempre.” Dios nos ha dado estas cosas, y
su bendición acompañará al estudio reverente, con oración, de las escrituras profé-
ticas.
Versículo 8. “La voz que oí del cielo habló otra vez conmigo, y dijo:
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‘Ve, toma el librito abierto de mano del ángel que está sobre el mar y sobre la tierra.’”
2T:692-693.
Versículo 9. “Fui al ángel, y le pedí que me diese el librito. Y él me dijo: "Toma, cóme-
lo. Será dulce como la miel en tu boca, pero amargará tu estómago.”
EL LIBRITO. Véase EGW sobre 10:2, 8.
Versículo 10. “Entonces tomé el librito de mano del ángel, y lo comí. Y en mi boca fue
dulce como la miel, pero después que lo comí, fue amargo en mi estómago.”
NB:62-63. Quienes amen sinceramente a Jesús pueden comprender la emoción de
los que entonces esperaban con intensísimo anhelo la venida de su Salvador. Estaba
cerca el día en que se lo aguardaba. Poco faltaba para que llegase el momento en que
esperábamos ir a su encuentro. Con solemne calma nos aproximábamos a la hora seña-
lada. Los verdaderos creyentes permanecían en apacible comunión con Dios, símbolo
de la paz que esperaban disfrutar en la hermosa vida venidera. Nadie de cuantos
experimentaron esta esperanzada confianza podrá olvidar jamás aquellas dulces
horas de espera.
PE:236. Jesús y toda la hueste celestial miraban con simpatía y amor a quienes con
dulce expectación habían anhelado ver a quien amaban. Los ángeles se cernían so-
bre ellos y los sostenían en la hora de su prueba. Los que habían rechazado el mensa-
je permanecieron en tinieblas, y la ira de Dios se encendió contra ellos por no haber re-
cibido la luz que les había enviado desde el cielo.
NB:67-68. El expectante pueblo de Dios se acercaba a la hora en que ansiosamente es-
peraba que su gozo quedase completo con el advenimiento del Salvador. Pero tampoco
esta vez vino Jesús cuando se lo esperaba. Amarguísimo desengaño sobrecogió a la pe-
queña grey que había tenido una fe tan firme y esperanzas tan altas. No obstante, nos
sorprendimos de sentirnos libres en el Señor y poderosamente sostenidos por su gracia y
fortaleza.
Comentario Bíblico Adventista:
1.
Vi.
Ver com. cap. l:l; 4:l. Este pasaje (cap. 10:1 a 11:14) constituye un paréntesis entre la
sexta y séptima trompetas, parecido al del cap. 7, que se intercala entre los sellos sexto y
séptimo.
Descender del cielo.
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La visión se enfoca sobre un ser celestial, pero su ubicación está aún en la tierra.
Otro ángel fuerte.
O sea, además de los ángeles que habían aparecido poco antes. Evidentemente es un
ángel distinto de los que retienen los cuatro vientos (cap. 7:l), de los que tocan las siete
trompetas (cap. 8:2), del ángel ante el altar (cap. 8:3) y de los que están junto al río Eu-
frates (cap. 9:14). Este ángel puede ser identificado como Cristo (ver EGW, Material
Suplementario com. cap. 10:1-1l), quien como Señor de la historia hace la proclamación
del verso 6.
Envuelto.
Gr. peribállo, "arrojar alrededor", "envolver", "vestir". El ángel se ve envuelto en una
nube. Las Escrituras frecuentemente relacionan a las nubes con las apariciones de Cristo
(Dan. 7:13; Hechos 1:9; Apoc. 1:7; 14:14; cf. Salmo 104:3; 1 Tes. 4:17).
Arco iris.
Cf. Apoc. 4:3; Eze. 1:26-28. El rostro del ángel, que brilla "como el sol" a través de la
nube que lo envuelve, puede considerarse como lo que forma el arco. Cf. com. Gén.
l:12-13.
Como el sol.
Compárese con la descripción de Cristo en cap. l:16.
Pies.
La comparación de los pies como columnas parece algo incongruente, pero la palabra
"pies" (póus) designa también a las piernas, que se asemejan a columnas de fuego (cf.
Cant. 5:15; cf. com. Eze. 1:7).
Columnas de fuego.
Compárese con la descripción de los pies de Cristo en cap. l:15.
2.
En su mano.
Compárese con el simbolismo de Eze. 2:9.
Un librito.
Gr. biblarídion, "rollito", diminutivo de biblíon, "libro", "rollo". Biblarídion aparece en
el NT sólo en este capítulo. Al contrastar este rollito con el rollo (biblíon) que estaba en
la mano de Dios (cap. 5:l), es evidentemente más pequeño. Compárese con el simbo-
lismo de Eze. 2:9.
Abierto.
El verbo griego manifiesta que el libro ha sido abierto y permanece abierto; pero el rollo
anterior estaba sellado con siete sellos (cap. 5:l). Daniel recibió la orden: "cierra las pa-
labras y sella el libro hasta el tiempo del fin" (cap. 12:4). Esta admonición se aplica par-
ticularmente a la parte de las profecías de Daniel que se refieren a los últimos días (ver
com. cap. 12:4), y, sin duda, de una manera especial a los detalles cronológicos de los
2300 días (cap. 8:14) en lo que se relaciona con la predicación de los mensajes del pri-
mero, el segundo y el tercer ángel (Apoc. 14:6-12). Puesto que el mensaje del ángel de
Apoc. 10 se refiere a tiempo, y probablemente a los acontecimientos del tiempo del fin,
cuando el libro de Daniel debía ser abierto (Dan. 12:4), parece razonable concluir que el
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librito abierto en la mano del ángel era el libro de Daniel. Con esta presentación que se
hace a Juan del librito abierto, se revelan las porciones selladas de la profecía de Daniel,
se aclara el cómputo cronológico que señala el fin de la profecía de los 2300 días. Por
esta razón, el capítulo que consideramos se enfoca en el tiempo cuando se hizo la pro-
clamación de los versos 6-7, es decir, entre 1840 y 1844 (ver com. verso 6; EGW, Mate-
rial Suplementario com. cap. 10:1-11).
Sobre el mar, y sobre la tierra.
El mar y la tierra se usan repetidas veces para abarcar el mundo como una unidad (Éxo.
20:4, 11; Salmo 69:34). El hecho de que el ángel esté de pie sobre el mar y la tierra, su-
giere la proclamación mundial de su mensaje y también su poder y autoridad sobre el
mundo.
3.
Gran voz.
Cf. cap. 1:10; 5:2; 6:10; 7:2.
Como ruge un león.
Se destaca únicamente la nota profunda y resonante de la voz del ángel. No se registra
lo que dijo.
Siete truenos.
Otra de las varias series de siete que caracterizan al Apocalipsis (ver com. cap. l:11).
4.
Yo iba a escribir.
Juan entiende las voces de los siete truenos, y se prepara para registrar su mensaje. Este
pasaje indica que Juan registraba las visiones del Apocalipsis cuando se le revelaban, y
no en un momento posterior.
Sella.
A Juan se le ordena, como a Daniel mucho antes, que "selle" la revelación que había re-
cibido (cf. Dan. 12:4). Pablo también había oído en visión "palabras inefables que no le
es dado al hombre expresar" (2 Cor. 12:4). Es obvio que los mensajes de los siete true-
nos no eran una revelación para la gente de los días de Juan. Sin duda revelaban detalles
de los mensajes que habían de ser proclamados en "el tiempo del fin”. (Dan. 12:4; cf.
com. Apoc. 10:2). Por lo tanto, pueden entenderse como una descripción de los mensa-
jes del primero y el segundo ángel (cap. 14:6-8; ver EGW, Material Suplementario com.
cap. 10:1-11).
5.
Levantó su mano.
Gesto característico al pronunciar un juramento tanto en tiempos antiguos como ahora
(Gén. 14:22-23; Deut. 32:40; Eze. 20:15; Dan. 12:7).
6.
El que vive.
Cf. com. cap. 1:18; 4:9; 15:7.
Que creó.
Cf. Éxo. 20:11; Salmo 146:6. No podía haberse hecho un juramento más solemne (ver
12. Pág. 12
Heb. 6:13). Cuando el ángel, que es Cristo, jura por el Creador (ver com. Apoc. 10: 1),
está jurando por sí mismo.
Que el tiempo no sería más.
Gr. jrónos oukéti éstai, "tiempo no más será". Esta misteriosa declaración ha sido inter-
pretada de diversas maneras. Muchos expositores han entendido que señala el fin del
tiempo y el comienzo de la eternidad. Otros han tomado la palabra "tiempo" en el senti-
do del tiempo que transcurre inmediatamente antes de los acontecimientos finales de la
historia, y han traducido: "no habrá más demora". Los adventistas del séptimo día en ge-
neral han entendido que estas palabras describen particularmente el mensaje proclamado
en los años 1840-1844 por Guillermo Miller y otros, en relación con el fin de la profecía
de los 2300 días. Han entendido que el "tiempo" es tiempo profético, y que su fin signi-
fica la terminación de la profecía cronológica más larga de la Biblia: la de los 2.300 días
de Dan. 8:14. Después de esta profecía no habría otro mensaje fundado en un tiempo de-
finido, exacto. No hay ningún otro período profético que se extienda más allá de 1844.
7.
Días.
Algunos comentadores han tomado estos "días" como días-años proféticos; pero si se
entienden como días o como años no hay mayor diferencia porque la expresión es de ca-
rácter general, y como viene después de la declaración del verso 6 no pueden especificar
un período que puede medirse (ver com. verso 6). El sentido del pasaje es que en el
tiempo de la séptima trompeta el misterio de Dios será consumado. En el plan de Dios
este acontecimiento seguiría a la proclamación de que "el tiempo no sería más" (verso
6). Compárese con la declaración de la séptima plaga: "Hecho está" (cap. 16:17).
El séptimo ángel.
En cuanto a los acontecimientos, cf. cap. 11:15-19.
Cuando él comience.
O "cuando hiciere sonar". La séptima trompeta señala un punto culminante en el gran
conflicto entre Cristo y Satanás, como lo revela la proclamación de las voces del cielo en
ese tiempo (cap. 11:15).
El misterio de Dios.
En cuanto a un comentario sobre la palabra "misterio", cf. com. Apoc. 1:20; cf. com.
Rom. 11:25. Jesús usó una frase similar: "el misterio del reino de Dios" (Mar. 4:11), y
Pablo también habla del "misterio de Dios" (Col. 2:2), y el "misterio de Cristo" (Col.
4:3). El misterio de Dios, que él revela a sus hijos, es su propósito para con ellos: el plan
de salvación. Cf. 1 Tim. 3:16; 2JT:374.
Se consumará.
Ver com. cap. 11:15.
Sus siervos los profetas.
La declaración y exposición del "misterio de Dios" (ver com. 11 "el misterio de Dios")
ha sido siempre la misión de sus siervos los profetas en sus mensajes para los hombres
(ver com. Rom. 3:21).
8.
13. Pág. 13
La voz.
Sin duda la voz que le había prohibido a Juan que escribiera lo que habían declarado los
siete truenos (verso 4), como lo demuestra la repetición de las frases "del cielo" y "otra
vez".
Ve y toma.
Se le ordena a Juan que tome parte en la visión.
El librito.
Ver com. verso 2
Abierto
Ver com. verso 2.
En la mano.
Ver. Com. verso 2
El mar.. la tierra.
Ver com. verso 2.
9.
Me diese.
Juan es colocado en una situación en la expresa su deseo de tener el libro. Desempeña el
papel de los que proclamaron el mensaje adventista en los años 1840-1844. Aunque
equivocados en cuanto al tiempo del acontecimiento que proclamaban, sin embargo fue-
ron dirigidos por Dios, y el mensaje del pronto advenimiento fue precioso para sus al-
mas. Su cómputo de la cronología profético de Dan. 8: 14 era correcto (ver el comenta-
rio respectivo), pero están equivocados en cuanto a la naturaleza del acontecimiento que
debía suceder al final de los 2300 días.
Cómelo.
Compárese con el simbolismo de Eze. 3:1 (cf. Jer. 15:16) Comerse el libro es una figura
de lenguaje que representaba la plena comprensión del significado del mensaje conteni-
do en el rollito. La experiencia de Juan en Apoc. 10:10 describe exactamente la de los
creyentes adventistas cuando comprendieron más plenamente el significado de los men-
sajes de los tres ángeles (cap. 14:6-12) en relación con el verdadero cumplimiento de la
profecía de los 2300 días.
Te amargará el vientre.
Ver com. verso 10. El orden de las frases en los versos 9 y 10 es una forma familiar de
paralelismo hebreo (ver com. cap. 1:2; 9: 17): "Te amargará el vientre...En tu boca será
dulce como la miel... Era dulce en mi boca como la miel... Amargó mi vientre".
En tu boca será dulce.
Ver com. verso 10.
10.
Tomé.
Ver com. verso 9.
Dulce... como la miel.
Cf. Eze. 3:3. Los mensajes de Dios a sus siervos han sido a menudo, como en el caso de
Ezequiel, una mezcla de dulzura y amargura porque pueden revelar su amor y también
14. Pág. 14
sus castigos. Los profetas de Dios han experimentado tanto el éxtasis de la visión divina
como la amargura de tener que dar mensajes de reprensión, experiencia por la que pasó
Juan en esta visión puede considerarse, en un sentido específico, como un símbolo de la
de los creyentes adventistas en los años 1840-1844. Cuando esos creyentes oyeron por
primera vez el mensaje de la inminencia de la segunda venida, fue para ellos "dulce co-
mo la miel"; pero cuando Cristo no vino como lo esperaban, su experiencia fue en ver-
dad amarga. Cf. com. verso 9.
Amargó mi vientre.
Ver com. "dulce como la miel".
11.
El.
Cristo, el "ángel" de los versos 1, 9.
Es necesario que profetices otra vez.
Cf. Eze. 3:1, 4. Aunque el comer el rollo le había producido amargura a Juan, las pala-
bras consoladoras que Cristo dirige al profeta son que ahora debe profetizar nuevamente.
A Juan como representante de los creyentes adventistas después del chasco, se le impone
la obligación de proclamar un mensaje adicional, más amplio. Aún queda por hacer una
gran obra. Deben salir a proclamar el mensaje del tercer ángel de Apoc. 14:9-12.
Sobre.
"Acerca de" o "para"; cualquiera de estos significados concuerda con el contexto. Los
mensajes serían "para muchos pueblos..." y "acerca de muchos pueblos".
Muchos pueblos.
A medida que los creyentes adventistas comprendían el pleno significado del mensaje
del tercer ángel, se dieron cuenta más y más que era un mensaje para el mundo, que te-
nía que ser llevado a "muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes". Esta convicción ha
dado como resultado uno de los programas más extensos de evangelización mundial que
haya visto la historia 815 cristiana a medida que los adventistas del séptimo día han pro-
clamado "a toda nación, tribu, lengua y pueblo" (cap. 14:6) el mensaje que les fue dado.
COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE
11 2JT:154; 9T:123
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