El documento explica el origen y significado del Año Santo o Jubileo en la tradición judía y cristiana. Los judíos celebraban cada 49 años un Año de Jubileo en el que se perdonaban las deudas y se liberaban a los esclavos. Jesús anunció el verdadero Año de Gracia en su ministerio. La Iglesia Católica celebra Jubileos para distribuir las gracias de Cristo y promover la misericordia. Durante un Jubileo, los fieles pueden obtener indulgencias u remisiones
Santa Luisa de Marillac nos muestra: Los escollos a evitar
Año de la misericordia
1. Año de la misericordia
AÑO DE GRACIA E INDULGENCIA
2. Qué es un Jubileo
La palabra “JUBILEO” proviene de la palabra
hebrea “YOBEL” que se refiere al cuerno de
carnero que los judíos usaban como trompeta para
llamar a una fiesta. De ahí que para la Iglesia, la
convocatoria a un AÑO SANTO reviste las
características de un JUBILEO, es decir, una GRAN
FIESTA. Por eso lo llamamos AÑO SANTO JUBILAR.
3. Los hebreos descansaban el séptimo día de
cada semana (shabat o sábado). Desde que
el pueblo judío salió de Egipto, celebraban
cada 7 años un año sabático en el que
dejaban descansar la tierra, para que ese
año encontrarán comida los pobres en el
campo. Cada 7 años, celebraban un AÑO
SANTO o AÑO JUBILAR, dedicado al SEÑOR.
En los Años Santos, además de ayudar a los
pobres, se perdonaban las deudas y se
liberaba a los esclavos.
Nuestro JUBILEO
CATÓLICO tiene su
origen en este Jubileo
hebreo, el cual
encuentra sus raíces
en el Libro del Levítico
Capítulo 25.
4. “Habló Yahvé a Moisés en el monte Sinaí diciendo: Habla a los israelitas y diles: Cuando hayan
entrado en la tierra que voy a darles, la tierra tendrá su descanso en honor de Yahvé. Seis años
sembrarás tu campo, seis años podarás tu viña y cosecharás sus productos: pero el séptimo año
será de completo descanso para la tierra, un sábado en honor de Yahvé: no sembrarás tu campo,
no podarás tu viña. No segarás los rebrotes de la última siega, ni vendimiarás los racimos de tu
viña sin podar.
Será año de descanso completo para la tierra. Aún en descanso, la tierra les alimentará a ti, a tu
siervo, a tu sierva, a tu jornalero, a tu huésped, que residen junto a ti. También a tus ganados y a
los animales de tu tierra servirán de alimento todos su productos.
Contarás siete semanas de años. Siete veces siete años: de modo que el tiempo de las siete
semanas de años, vendrá a sumar cuarenta y nueve años. Entonces en el mes séptimo, el diez del
mes, harás resonar el cuerno por toda vuestra tierra. Declararán santo el año cincuenta y
proclamarán en la tierra liberación para todos sus habitantes. Será para ustedes un jubileo, cada
uno recobrará su propiedad, y cada cual regresará a su familia. Este año cincuenta será para
ustedes un jubileo”.
5. En el Nuevo
Testamento:
“Vino a Nazaret, donde se había criado y,
según su costumbre, entró en la
sinagoga el día de sábado y se levantó
para hacer la lectura. Le entregaron el
volumen del profeta Isaías y
desenrollando el volumen, halló el pasaje
donde estaba escrito: «El Espíritu del
Señor sobre mí, porque me ha ungido
para anunciar a los pobres la Buena
Nueva, me ha enviado a proclamar la
liberación de los cautivos y la vista a los
ciegos, para dar la libertad a los
oprimidos y proclamar un año de gracia
del Señor». Enrollando el volumen lo
devolvió al ministro y les dijo: «Esta
Escritura, que acaban de oír, se ha
cumplido hoy»”.
Los profetas anunciaban la llegada del
Mesías, quien establecería el verdadero año
jubilar, un año de gracia y de perdón.
Evangelio de Lucas, 4, 14ss:
6. ¿Por qué celebramos Jubileos?
EL PROPÓSITO FUNDAMENTAL ES:
“repartir” de una manera abundante
entre los hijos de la Iglesia las gracias
que nos ha merecido Cristo y para
concienciar a los fieles de la gran
necesidad que tenemos de la
misericordia de Dios. Al mismo tiempo,
el Jubileo nos invita a ser
misericordiosos con los demás, como
Dios lo es con nosotros. Al mismo
tiempo que recibimos el perdón de
Dios, hemos de estar dispuestos a
ofrecer nuestro perdón a los
hermanos.
CELEBRAR UN JUBILEO ES:
“como abrir las puertas del cielo para
que desciendan las bendiciones de lo
alto a todos aquellos que lo imploren”.
La Iglesia cree en el mandato del
Señor: “Yo te doy las llaves del Reino
de los Cielos: lo que ates en la tierra,
quedará atado en el cielo y lo que
desates en la tierra, quedará desatado
en el cielo”. (Mt. 16,19).
7.
8. Año
Santo
Extraordi
nario
La Iglesia lo
proclama por
una razón
especial y su
celebración de
un Año Santo
es una fiesta
para la Iglesia,
un momento de
gracias y
bendición, un
tiempo para
acercarse de
mejor manera
al Señor.
9. Indulgencia
1.«La indulgencia es la remisión ante Dios de la pena temporal por
los pecados, ya perdonados, en cuanto a la culpa, que un fiel
dispuesto y cumpliendo determinadas condiciones consigue por
mediación de la Iglesia, la cual, como administradora de la
redención, distribuye y aplica con autoridad el tesoro de las
satisfacciones de Cristo y de los santos».
2. En general, para lucrar las indulgencias hace falta cumplir determinadas
condiciones (las enumeramos en los números 3 y 4) y realizar determinadas
obras (en los números 8, 9 y 10 se indican las que corresponden al Año santo).
10. 3. Para lucrar las indulgencias, tanto plenarias como parciales, es preciso que, al
menos antes de cumplir las últimas exigencias de la obra indulgenciada, el fiel se
halle en estado de gracia.
4. La indulgencia plenaria sólo se puede obtener una vez al día. Pero, para
conseguirla, además del estado de gracia, es necesario que el fiel
- tenga la disposición interior de un desapego total del pecado, incluso venial;
- se confiese sacramentalmeпte de sus pecados;
- reciba la sagrada Eucaristía (ciertamente, es mejor recibirla participando en la
santa misa, pero para la indulgencia sólo es necesaria la sagrada Comunión);
- ore según las intenciones del Romano Pontífice.
11. 5. Es conveniente, pero no necesario, que la confesión sacramental, y
especialmente la sagrada Comunión y la oración por las intenciones del Papa, se
hagan el mismo día en que se realiza la obra indulgenciada; pero es suficiente
que estos sagrados ritos y oraciones se realicen dentro de algunos días (unos
veinte) antes o después del acto indulgenciado. La oración según la mente del
Papa queda a elección de los fieles, pero se sugiere un «Padrenuestro» y un
«Avemaría». Para varias indulgencias plenarias basta una confesión sacramental,
pero para cada indulgencia plenaria se requiere una distinta sagrada Comunión
y una distinta oración según la mente del Santo Padre.
6. Los confesores pueden conmutar, en favor de los que estén legítimamente
impedidos, tanto la obra prescrita como las condiciones requeridas
(obviamente, excepto el desapego del pecado, incluso venial).
7. Las indulgencias siempre son aplicables o a sí mismos o a las almas de los
difuntos, pero no son aplicables a otras personas vivas en la tierra.