La conquista romana de Hispania se llevó a cabo entre los siglos III a.C. y I d.C., estableciéndose las provincias Hispania Citerior e Hispania Ulterior. Los romanos se enfrentaron a varias rebeliones pero lograron someter a toda la península tras derrotar a los cántabros y astures entre el 29-19 a.C. Tras la caída del Imperio Romano de Occidente en 476 d.C., el Reino Visigodo gobernó Hispania desde Toledo, logrand
Tema 1 parte 2 de los primeros humanos a la desaparición de la monarquía visi...
Conquista romana y reino visigodo Hispania
1. Lectura "La conquista de Hispania y el Reino Visigodo"
La Segunda Guerra Púnica (218-202 a. C.), entre Roma y
Cartago, dio ocasión a los romanos para intervenir en España, de
donde expulsaron a los cartaginenses (205 a. C.). La conquista
total de España por los romanos no se llevó a cabo hasta el año 19
a. C., en que se somete a los cántabros y astures. Comenzaron por
la ocupación del alto valle del Betis (Guadalquivir); fundaron
Itálica -actual Santiponce, cerca de Sevilla-. De hecho, el Senado
Romano consideraba a Hispania como una parte del Imperio
Romano y, de derecho, se establecen (197 a. C.) dos provincias:
Hispania Citerior e Hispania Ulterior.
Mapa de la Hispania de los Bárbaros
Roma tuvo que hacer frente a las rebeliones de ilergetes,
jacetanos, ausetanos y turdetanos, vencidos por Catón.
Paralelamente se desarrollan las guerras celtibérica (153-133 a.
C.) y lusitana (154-138 a. C.), esta última dirigida por Viriato
contra Roma. Desde la caída de Numancia -en la proximidad de
Soria- en 133 a. C. hasta la sublevación de Sertorio (82 a. C.), los
romanos se dedicaron a organizar la administración de la
Península Ibérica y a explotar sus riquezas naturales.
Constituido el Segundo Triunvirato en Roma y eliminado de él
Lépido, Octavio y Marco Antonio se repartieron las provincias
romanas, correspondiendo las de la Península Ibérica a Octavio.
Dueño éste de los destinos de Roma, después del suicidio de
Marco Antonio, tuvo que hacer frente a la rebelión de los
cántabros y astures (29-19 a. C.), cuyo fin señala la total
pacificación y dominio de la Península Ibérica por los romanos.
En el año 27 a. C., Hispania Ulterior fue dividida en Lusitania y
Bética; la Citerior recibió en nombre de Tarraconensis. Más
importante y duradera fue la división de Diocleciano (293 p. C.),
por la que la Hispania -que formaba parte de la Prefectura de Las
Galias- quedó dividida en las siguientes provincias: Bética,
Lusitania, Gallaecia, Tarraconensis, Carthaginensis y Tingitania, a
2. la que se agregó la denominada Insulae Baleares. La
romanización de Hispania se llevó a cabo principalmente durante
el Imperio, es decir, desde el año 19 a. C. y se completó, por
influencia del Cristianismo, entre los siglos II y IV de nuestra Era.
Desde el año 409, los suevos, alanos y vándalos ocupaban buena
parte de la Península Ibérica. Los suevos, establecidos en Galicia,
mantuvieron su independencia durante siglo y medio (411-585). A
la caída del Imperio Romano de Occidente (476), el Reino
Visigodo quedó libre del pacto con Roma, adquiriendo plena
soberanía. Pero este reino no era netamente ibérico, sino
galohispano -pues la corte residía unas veces en Tolosa
(Toulouse) y otras en Burdeos o Arlés- hasta que dejó de existir el
llamado Reino Visigodo de Tolosa, a causa de la victoria de los
francos sobre los visigodos en Vouillé (507). Entonces el centro
político del Reino Visigodo se traslada a la Península Ibérica y la
capital se establece en Toledo. Leovigildo (573-586) intentó la
unidad territorial de la Península, luchando contra los bizantinos
-Imperio Romano de Oriente-, que se asentaban en la Bética, y
venciendo a los suevos, cuyo reino quedó convertido en una
provincia visigoda. Recaredo (586-601) realizó la unidad
religiosa, convirtiéndose él y obligando a hacerlo a su pueblo del
arrianismo al catolicismo. Con Wamba (672-680), la monarquía
visigoda alcanzó su mayor esplendor. En la batalla de Guadalete
o de La Janda (711) es derrotado el rey Rodrigo por los
beréberes, a causa de la traición de los seguidores de Vitiza, con
lo que desaparece la monarquía visigoda hispana.