1. DIOS DEMANDA ATENCIÓN Y OBEDIENCIA
Estudio 18 26 de Abril 2015
CONTEXTO: Amós 7:1 a 8:3
TEXTO BÁSICO: Amós 7: 1-17; 8: 1-3
VERDAD CENTRAL: Las cuatro visiones del castigo que Dios daría a Israel nos enseñan lo que
pasa cuando ignoramos la voz del Señor.
VERSÍCULO CLAVE: Amós 7:8 Jehová entonces me dijo: ¿Qué ves, Amós? Y dije: Una plomada
de albañil. Y el Señor dijo: He aquí, yo pongo plomada de albañil en medio de mi pueblo
Israel; no lo toleraré más.
ESTUDIO PANORÁMICO DEL CONTEXTO
Las “visiones” de Amós que se encuentran en estos capítulos son en realidad sueños proféticos o pesadillas sobre el futuro.
En un sentido, estas visiones representan las credenciales del profeta. No predicó por deseo de predicar, sino por una
obligación poderosa que no pudo eludir. Es interesante que todas están relacionadas con acontecimientos de la vida diaria.
Otra persona pudiera haberlas visto sin darles mayor importancia. Amós, por otro lado, vio la mano de Dios obrando en los
hechos de la vida diaria. Esto es de suma importancia para entender los motivos detrás de la actuación de Amós.
1. LA VISIÓN DE LAS LANGOSTAS, Amós 7: 1-3
1
El Señor, Yahvé, me dio a ver esto: he aquí que criaba langostas al tiempo que comenzaba a crecer la hierba primaveral, y
que venía después de la corte del rey, 2
e iban a acabar de devorar el verdor de la tierra. Yo dije: ¡Oh Señor, Yahvé, ten
piedad! ¿Cómo va a sostenerse Jacob, siendo tan pequeño? 3
Y Yahvé se compadeció por esto, y dijo: No será así.
En la primera visión, el profeta contempla un enjambre de langostas, criado por Dios para enviarlo sobre el país de Israel,
precisamente cuando comenzaba a brotar la hierba primaveral (v.1), de cuyas reservas habían de vivir los ganados durante el
estío. La amenaza de invasión de langostas para consumir esta preciosa reserva queda agravada por el hecho de que este
año la recolección de heno seguía a un año en que se había hecho la corta del rey, es decir, se había dado como tributo real
la última cosecha de heno. Así, la situación deficiente del pueblo era mayor, y, en consecuencia, la desaparición de la nueva
hierba primaveral revestía los caracteres de una verdadera catástrofe.
El profeta intercede ante Yahvé para que no envíe tan gran castigo, ya que entonces no podría sostenerse como nación
Jacob-Israel, pues es pequeño o débil, incapaz de sufrir grandes pruebas. Yahvé accede a su ruego y no envía el castigo que
tenía preparado, esperando que Israel cambie de conducta.
2. LA VISIÓN DEL FUEGO, Amós 7: 4-6
4
Hízome ver también esto Yahvé, el Señor; y he aquí que Yahvé se aprestaba a castigar con fuego y, que había de devorar
el gran abismo e iba a consumir la heredad. 5
Yo dije: ¡Oh Señor, Yahvé! ¡Detente, por favor! ¿Cómo va a sostenerse Jacob
siendo tan pequeño? 6
Yahvé se compadeció por esto y dijo: Tampoco será esto.
La segunda visión es paralela a la primera. Yahvé quiere enviar una sequía general como castigo para consumir su heredad, la
tierra de Israel. Llama al fuego como instrumento de su justicia para litigar con el pueblo pecador. Yahvé, pues, quiere enviar
el fuego sobre el abismo, o depósito de aguas subterráneas, de donde provenían los ríos y las fuentes, para secarlo y así
privar de agua a la heredad o tierra de Palestina (v.4). Amos, aterrado por el castigo, suplica en los mismos términos
compasión para su pueblo, que es pequeño e incapaz de subsistir a tal prueba. Yahvé accede de nuevo a las súplicas del
profeta en un último arranque de longanimidad (v.6).
Se suele pensar que la función del profeta se limita a la confrontación del pueblo con el mensaje de Dios, con el llamamiento
de cambiar su manera de vivir y seguir las enseñanzas del Señor. En esta función el profeta habla en nombre de Dios, dando
su mensaje de amonestación y su llamado a arrepentirse.
2. Sin embargo, Amós nos muestra la importancia del papel de la intercesión del profeta. En estos pasajes vemos que el profeta
también habla en nombre del pueblo y a favor del pueblo. El profeta también es un defensor y mediador por las necesidades
del pueblo.
La compasión de Dios puede ser conmovida por la oración a favor del necesitado. Este pasaje nos enseña que aun en las
circunstancias que demandarían castigo, Dios se inclina hacia la misericordia y la gracia. La ira de Dios no es la manifestación
preferida que él quiere dar al hombre por su pecado, aunque tiene que usarla cuando el hombre no responde a su
llamamiento (ver Oseas_11:8-9 y Juan_3:17).
Los esfuerzos para confrontar la injusticia no pueden ser separados de las oraciones por la misericordia de Dios, a pesar de la
injusticia que se haya cometido.
La acción social y la oración intercesora deben ir juntas. De esta manera lo que podemos hacer nosotros a favor de nuestro
prójimo se combina con nuestros ruegos a Dios por la acción de su misericordia.
3. LA VISIÓN DE LA PLOMADA, Amós 6: 7-9
7
También me dio a ver esto: Estaba Yahvé cerca de un muro y en su mano tenía la plomada. 8
Yahvé me preguntó: ¿Qué es
lo que ves, Amos? Yo respondí: Una plomada. Y dijo el Señor: He aquí que yo pongo la plomada en medio de mi pueblo,
Israel. Ya no le perdonaré más tiempo. 9
Los altos de Isaac serán devastados, y destruidos los santuarios de Israel. Me
alzaré con la espada contra la casa de Jeroboam.
En esta visión se entiende que algún tiempo ha pasado y nada ha cambiado en el comportamiento del pueblo de Israel. El
versículo 7:7 es muy difícil de traducir; es la única vez que la expresión aparece en el AT. Desde la Edad Media los rabinos lo
habían traducido plomada de albañil y así tiene sentido al leer el versículo. (La palabra usada en hebreo significa “estaño”.)
La idea es que el Señor emplea una plomada para medir la rectitud del edificio moral y religioso de la nación. Como resultado
halló a la sociedad entera inclinada hacia la maldad. En el Midrash comentan: “Como con un documento acreedor en su
mano, Dios ahora va a reclamar el pago de la deuda que tienen con él”. El edificio nacional va a caer debido a su inclinación
al pecado en todos los niveles de la sociedad. A pesar de tener los planos del Gran Arquitecto para construir una nación que
respetara los derechos de todos y que administrara la justicia de forma imparcial, el pueblo ha fracasado totalmente. Ver
Génesis_6:5; Génesis_8:21 sobre la inclinación natural del ser humano hacia la maldad.
El profeta ya no pudo interceder más; este problema no era el resultado de una plaga exterior sino es un cáncer mortal en el
corazón de la nación entera. Tuvo que resignarse a la sentencia de Dios: ¡No lo soportaré más! Dios no pudo pasar por alto
un pecado tan grave. Los santuarios y lugares de culto pagano van a ser destruidos; es más, la familia de Jeroboam II no va a
continuar sobre el trono de Israel.
A veces se interpreta el libro de Amós señalando al profeta como un hombre frío, muy estricto, sin compasión para nadie.
¡No es cierto! Aquí se ve como persona muy humana que vivía en una relación íntima con su Señor. No halló ninguna
satisfacción en la muerte de sus compatriotas malos; intercedió por ellos y en distintas ocasiones hizo una súplica a ellos
para que buscaran a Dios, y así vivir la vida abundante. Este tema es la esencia de los caps. 4 y 5.
4. AMASÍAS CONFRONTA A AMÓS, Amós 7: 10-17
10
Amasias, sacerdote de Betel, mandó a decir a Jeroboam: Amos está conspirando contra ti en
medio de la casa de Israel. La tierra no puede ya soportar sus palabras. 11
Pues Amos va diciendo:
Jeroboam morirá a la espada, e Israel irá al cautiverio, lejos de su tierra. 12
Amasias dijo a Amos:
Vidente, ve y escapa a la tierra de Judá y come allí tu pan, haciendo el profeta. 13
Pero guárdate de
volver a profetizar contra Betel; mira que éste es un santuario del rey y una casa real. 14
Amos
respondió a Amasias, diciendo: Yo no soy profeta ni hijo de profeta, sino que soy boyero y
cultivador de sicómoros. 15
Yahvé me tomó detrás del ganado y me dijo: Ve a profetizar a mi pueblo,
Israel. 16
Escucha, pues, ahora la palabra de Yahvé: Tú me dices: No profetices contra Israel ni
hagas predicciones contra la casa de Isaac 17
Por eso así dice Yahvé: Tu mujer será deshonrada en
la ciudad, tus hijos caerán a la espada, tu tierra será repartida a cordel, tú morirás en una tierra
contaminada, e Israel irá al cautiverio lejos de su tierra.
Amos acaba de anunciar la ruina de Israel y de la dinastía de Jeroboam. Es una denuncia valiente, que se atrae las iras de los
que gozaban de los privilegios de la situación. Un sacerdote de Betel llamado Amasias le acusa al rey de conspirador contra la
casa real, pues la tierra no puede soportar sus palabras (v.10). Después de denunciarle ante el rey, Amasias habla
3. personalmente a Amos para convencerle por las buenas de que no debe continuar su predicación. A su entender, es un
intruso que ha querido venir al reino de Samaria a ganar su pan dándoselas de profeta. Lo mejor que puede hacer es volver a
Judá y allí continuar su labor de profeta: Vidente (término entonces despectivo), escapa a tu tierra y come allí tu pan
haciendo de profeta (v. 12).
Las palabras de Amasias indignaron al celoso profeta de Dios, Amos, que había venido a predicar sin buscar ningún provecho
de su ministerio. Amasias debe tener en cuenta que él no es un profeta de profesión ni hijo de profeta (v.14), es decir,
perteneciente a las asociaciones de profetas. El tenía su modo de vivir asegurado como boyero y cultivador de higos de
sicómoros, pero por inspiración divina dejó su negocio y se fue a predicar al reino del norte, en contra de sus intereses
materiales: Yahvé me tomo detrás del ganado y me dijo: Ve a profetizar a mi pueblo, Israel (v.16). Su vocación profética,
pues, procede exclusivamente de Dios, y se siente revestido de una autoridad especial para predicar donde Dios le manda.
Es el representante de los intereses de Yahvé, y, por tanto, oponerse a su predicación es oponerse a los designios divinos.
No estaba en Betel por iniciativa propia sino por mandato directo de Dios. Cabe la pregunta: ¿Hubo muchos sacerdotes y
profetas en el norte?, ¿por qué no utilizó Dios uno de ellos? Justamente este es el gran misterio de la profecía bíblica, tanto
en el NT como en el AT. Dios llama a los siervos que él sabe que le pueden ser útiles en cada situación determinada. No
importa si son hombres o mujeres, ricos o pobres, bien educados o autodidactas; el llamamiento a servir a Dios es
sumamente personal. El que escoge la vocación sin un llamado por Dios está destinado a fracasar. Eso sí, si la iglesia o la
organización religiosa oficial se enfría y la “voz auténtica” de Dios no se oye por sus oficiales, entonces Dios levanta a “sus
siervos, los profetas” para dar su mensaje a la población. El verdadero profeta no tiene otra alternativa excepto anunciar la
Palabra de Dios que Dios mismo le ha dado (Amós_3:8; Jeremías_20:9; 1Corintios_9:16).
Aunque no se menciona a Asiria por nombre, la entrevista termina con una descripción del sufrimiento que le esperaba a la
familia del sacerdote y una afirmación de la próxima invasión de la tierra y el cautiverio de su población, cosa que se cumplió
al pie de la letra en menos de 40 años (2 Reyes_17:23; 2Reyes_25:21).
5. LA VISIÓN DE UNA CESTA CON FRUTAS DE VERANO, Amós 8: 1-3
1
El Señor, Yahvé, me dio a ver esto: He aquí que había un cestillo de fruta madura, 2
y me dijo: ¿Qué es lo que ves, Amos?
Yo le respondí: Un cestillo de fruta madura. Yahvé me dijo: Ha llegado el fin a mi pueblo, Israel. No le perdonaré ya más
tiempo. 3
En aquel día se trocarán en lamentaciones los cantos del templo1
— oráculo del Señor, Yahvé — ; serán muchos
los cadáveres, que serán arrojados en silencio en cualquier lugar.
Esta visión sigue la línea de las anteriores del c.7. En éstas se había hecho resaltar la longanimidad de Yahvé, que
pacientemente perdona a su pueblo; pero la medida de la prevaricación de Israel se ha colmado, y, por tanto, no puede
tardar la intervención de la justicia divina, ya que Israel está maduro para su castigo. La suerte de Israel es expresada en un
juego de palabras en hebreo. El profeta ve un cestillo de fruta (qayis), que simbolizará el fin (qés) de Israel: Ha llegado el fin a
mi pueblo (v.2). Que pudiéramos parafrasear con un juego aproximado en nuestra lengua: el profeta ve un cestillo de frutas
maduras (es la significación exacta de qayis), porque maduro está Israel para el castigo.
Los pecadores postergan el arrepentimiento cada día, porque piensan que el Señor tarda en sus juicios.
Prevaricador AT: la falta de compromiso del pueblo de Israel a guardar el pacto en Sinaí ( profanar el pacto, rebelión). Prevaricador NT: es aquel
cristiano que no cumple con su conducta u obligación como hijo de Dios. Es aquel miembro que no actúa conforme a su llamado.
La respuesta de Dios es tajante. ¡Ha llegado el final… no lo soportaré más! El momento de cantar endechas ha llegado; habrá
tantos muertos que no quedará más energía ni voz para cantar los himnos fúnebres. La palabra “fin” no se emplea mucho en
el AT. Lamentaciones_4:18 y Ezequiel_7:2-3, Ezequiel_7:6 lo usan para describir la muerte de Judá. Es una palabra muy difícil
de emplear en el discurso profético; más allá no queda nada para la nación.
Solamente Dios puede crear algo “nuevo” después de la muerte, el fin de una nación o una persona; de esto Isaías_43:19 y 1
Corintios 15 nos dan amplio testimonio. Amós sabía que el fin de la nación era inminente, pero también sabía que los planes
de Dios nunca llegan a su “fin”. Dios queda en control; él seguirá su propio plan por la eternidad.
Longanimidad: Extremada paciencia.
Romanos 2:4, “¿O menosprecias las riquezas de su benignidad (bondad), paciencia y longanimidad (magnanimidad), ignorando que la bondad de
Dios te guía al arrepentimiento?” 3:25, “a quien Dios exhibió públicamente como propiciación por su sangre a través de la fe, a fin de demostrar su
justicia, porque en su tolerancia (paciencia) Dios pasó por alto los pecados cometidos anteriormente”. En estos textos los dos términos
(longanimidad, paciencia) se refieren al retrasar el castigo.