1. Dos estudios analizan los restos encontrados
en la isla cercana a Madagascar
Uno de ellos achaca su pequeño tamaño a
una evolución al hábitat
Descarta que se trate de una especie humana
distinta
Otro analiza sus pies extraordinariamente
grandes y lo sitúa como un homínido
primitivo
El 'hombre de las flores' era en realidad una mujer moderna con
una deformidad
Un espécimen de menos
de un metro de alto
Hace cinco años, el hallazgo del esqueleto
y el cráneo de un homínido
especialmente pequeño en la isla de
Flores, junto a Madagascar, se convirtió
en todo un problema para la comunidad
científica: ¿se trataba de una nueva especie
humaa-una especie de 'hobbits' tal y
como los describió Tolkien-, un homo
sapiens con microencefalopatía o un
homínido primitivo más cercano a los
actuales simios que al ser humano?
2. Entorno natural en el que vivió. Las características del hábitat podrían haber
determinado evolución de los individuos hacia
una especie única.
El tamaño desproporcionado de los dedos de los pies de estos homínidos -que les
hacía parecidos a los 'hobbit'- les coloca más cerca de los rasgos de los homínidos
más primitivos, como el Austrolophitecus, lo que negaría que se tratase de un
descendiente del Homo Erectus.
Y es que el Hombre de Flores tiene unos pies muy grandes en proporción con sus
pequeñas piernas, casi más de la mitad de la extensión del fémur, mientras que en el
caso de los hombres sus pies son bastante más pequeños que el mismo hueso.
"Puede que su pequeño tamaño les fuera útil
a ambos para sobrevivir en una isla y jugara un
papel fundamental en su evolución"
3. no pertenecían a una especie
extinta desconocida hasta el
momento, sino que tienen todas
las características del moderno
Homo sapiens.
Hembra de 25 a 30 años de una
subespecie de H. sapiens y no de
una especie nueva.
el cerebro del ‘hombre de las
flores’ es “erróneamente
pequeño” y contradice las leyes
fundamentales de la biología
“Lo que dice esta ley, es que si tu
cuerpo tiene la mitad del tamaño
normal, el tamaño del cerebro sólo
puede ser un 15% más pequeño que
uno normal”.
El Homo floresiensis no se
puede excluir del grupo de los
microcéfalos.
no pertenecían a una especie
extinta desconocida hasta el
momento, sino que tienen todas
las características del moderno
Homo sapiens.
4. Cretinismo o hipotiroidismo Yodo/Selenio
Mandíbula LB6 perteneciente a un adulto , de hace
15.000 años, y los huesos del brazo derecho
perteneciente al ejemplar original (conocido como
LB1); estarían confirmando la presencia de una
duradera población enanizada desde hace unos
74.000 años a hasta hace unos 12.000 años, que
convivió con los seres humanos modernos.
Existencia de una
criatura normal con un
tamaño de cerebro igual
a lo que se indicaría con
los restos hallados
pruebas procedentes de Ling Bua, tales como las
características que presentan los demás huesos de los
especímenes encontrados. Así, hasta el momento la falta
de hallazgos de otros cráneos ha impedido descartar
totalmente la hipótesis a favor o en contra del
descubrimiento de una nueva especie.
5. «terrorismo científico»
Los restos fueron descubiertos
mayoritariamente por los indonesios
Controversia sobre el acceso a los restos
Especie humana caracterizada por su pequeña
talla fruto de un proceso evolutivo aislado en
la remota isla de Las Flores
Alejado del resto del mundo durante este tiempo,
evolucionó en esta pequeña estatura, como los
elefantes pigmeos que se supone que cazaba.
Las sofisticadas herramientas de piedra encontradas en
los alrededores del lugar donde se halló, sugerían que no
eran poco inteligentes, aún cuando su cerebro no era
mayor que el de un chimpancé.
6. el ‘hombre de las flores’ era una mujer moderna que
sufría microcefalia. Este desorden se caracteriza por la
existencia de un cerebro pequeño, pero también por
deformaciones en el rostro y la mandíbula. Algunos
científicos creen que estos síntomas podrían hacer
parecer primitiva a una mujer moderna, en términos
evolutivos.
Según la nueva teoría, “tendríamos una población enferma, como
una especie de colonia de leprosos, que vivió en la isla hace 18.000
años. La probabilidades de que esto sea así son casi inexistentes”,
bromea uno de los descubridores.