Clasificaciones, modalidades y tendencias de investigación educativa.
El Corredor Mediterráneo
1. Suplemento Cultural del Centro
Río Cuarto . Río Tercero . San Francisco . Villa María Miércoles 04 de septiembre de 2019 . Año 19 N° 869
El Corredor Mediterráneo
humorsolini
POR HERALDO MUSSOLINI
PÁG. 8
LA POESÍA
REALISTA
La figura de
Ramón Campoamor
POR ISABEL REZMO
PÁG. 4-5
ENREDADITOS
El rey, el pajarito
y el león
POR BACHI SALAS
PÁG. 6 Durante décadas los científicos creyeron en una evolución lineal de la especie humana y
centraronsusesfuerzosenlabúsquedadel“eslabónperdido”.Sinembargo,losmásrecien-
tes descubrimientos de restos fósiles ponen de manifiesto que el Homo sapiens tuvo más de
un pariente, con alguno de los cuales llegó a convivir.
PÁG. 2-3
Cuentos completos 3*
RUBEM FONSECA
POR LEANDRO CALLE
PÁG. 7
Los parientes perdidos
del Homo sapiens
LA COLUMNA
Lectores
fuera de lugar
POR RAFAEL OBLIGADO
PÁG 8
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2. Las alarmas sobre la existencia de parien-
tes desconocidos del Homo sapiens sal-
taron en 2010, cuando en la cueva rusa
de Denisova, al sur de Siberia, fueron
hallados cinco pequeños restos fósiles
que, si bien no permitían prefigurar su
aspecto físico, fue posible reconstruir su
genoma a partir del ADN preservado por
el frío en el diente de una niña. El resulta-
do los emparentó con los neandertales,
los cuales desde su aparición hace unos
400.000 años se expandieron por
Europa, mientras que los denisovanos –
así fueron bautizados- lo hicieron por
Asia. Antes de su extinción hace unos
40.000 años, unos y otros convivieron y
copularon con los sapiens salidos de
África, a quienes transmitieron variantes
genéticas, que permitieron a estos últi-
mos adaptarse a las condiciones ambien-
tales hostiles del entorno, como el frío
polar o la escasez de oxígeno de la cordi-
llera Himalaya. Según explica Jean-
Jacques Hublin, paleoantropólogo del
Instituto Max Planck de Antropología
Evolutiva, en la revista “Nature”, “a juz-
gar por la mandíbula y lo que sabemos de
otros fósiles ya conocidos de China,
como Maba (sur de China), Xujiayao
(norte) y Penghu (Taiwan), que también
pueden ser de denisovanos, estamos
ante unos humanos muy parecidos a los
de la Sima de los Huesos de Atapuerca
(Burgos, España), con una cabeza gran-
de, los arcos de las cejas muy marcados,
dientes voluminosos y frente huidiza”.
La constatación de los denisovanos
como parientes de la especie Homo
entraba en la lógica evolutiva que los
antropólogos habían sostenido hasta
entonces, pero en 2004, el descubrimien-
to en la isla de Flores (Indonesia) de una
especie de hace 50.000 años, a la que se
llamó Homo floresiensis y, popularmen-
te, hobbit, recordando los humanos
pequeños de “El señor de los anillos”, de
J.R.R. Tolkien, abrió la puerta a la idea de
una teoría evolutiva basada en la diversi-
dad contraria al modelo que representa-
ba a la sucesión lineal de primates que
culminaba con el Homo sapiens.
Las características generales del Homo
floresiensis pronto lo situaron en el cami-
no evolutivo del Homo erectus e incluso
su pequeño tamaño encontró respuesta
en la teoría del aislamiento insular y en la
adaptación física a un medio condiciona-
do por la ausencia de grandes depreda-
dores y las limitaciones alimenticias.
Cabe recordar que el Homo erectus fue la
primera especie humana salida de África
hace casi dos millones de años y que
tenía una envergadura física semejante a
la del hombre actual, una mecánica loco-
motriz que le permitía caminar y correr
erecto, y una capacidad craneal de unos
1.100 cm3, que pasará de los 1.400/1450
cm3 del Homo sapiens primitivo a los
1.600 cm3 del humano de hoy.
Sin embargo, el hallazgo de vestigios
óseos en la isla filipina de Luzón ha plan-
teado un nuevo enigma a los antropólo-
gos que ahora discuten si a los reconoci-
dos homíninos – Homo erectus, neander-
tales, denisovanos, Homo floresiensis y
Homo sapiens-, cabe añadirle ahora un
nuevo pariente al que se ha dado el nom-
bre de Homo luzoniensis.
Primero, en el valle de Cagayán, en
Luzón, se hallaron herramientas de pie-
dra que testimoniaban la presencia de
homininos - subtribu de los homínidos,
entre los que también se cuentan los
chimpancés, los gorilas y los bonobos, -
hace unos 700.000 años, lo que alentó a
los científicos a intensificar su búsqueda.
Ésta tuvo su fruto en 2007, cuando en la
cercana cueva de Callao se encontró una
falange, que data de hace 67.000 años.
Posteriormente, entre 2011 y 2015, casi en
la entrada de esta enorme cavidad de
siete cámaras fueron desenterrados tres
huesos del pie, dos de la mano y un
fémur y siete dientes, que pertenecieron
a dos adultos y un niño de hace unos
50.000 años. Sin embargo, hasta ahora
no se ha hallado ningún cráneo que per-
mita calcular su capacidad craneal.
Tampoco el fémur roto hace posible
medir con precisión su estatura, aunque
se calcula que podría ser de 1,50 m. Los
dientes son pequeños y semejantes a lo
de nuestra especie, motivo por el cual se
lo clasificó en el género Homo, si bien las
manos y los pies se parecen a los austro-
lopitecos, parientes lejanos que vivían en
África dos millones de años antes y cuyas
extremidades estaban adaptadas para la
vida en los árboles.
Esta mezcla de características primitivas
y modernas plantea un gran enigma a
antropólogos y paleoantropólogos acer-
ca del origen del Homo luzoniensis, cuyas
características son semejantes a las del
Homo floresiensis, el hominino que vivió
por la misma época en la isla indonesia
de Flores por la misma época, pero defi-
nitivamente no son iguales.
“No es fácil evaluarlo [al hallazgo) por-
que hay muy pocos fósiles, pero hay base
para proponer que sea una nueva espe-
cie – afirma Antonio Rosas, paleoantro-
pólogo español en la revista “Nature”-.
Lo que está claro –continúa- es que ratifi-
ca que la diversidad de nuestro género es
increíble y está en la antítesis de ese
modelo lineal que representa a una espe-
cie de primates tras otra hasta culminar
en los sapiens”, lo que vendría a dar
mayor peso a la opinión de aquellos que
creen que la evolución siguió caminos
alternativos condicionada por el entorno
y el mayor o menos aislamiento de las
poblaciones.
Actualmente, los científicos trabajan
sobre dos hipótesis principales. La prime-
ra considera que el Homo luzoniensis
proceda del Homo erectus, el primer
hominino que salió de África hace casi
dos millones de años, y alcanzó Asia
poblando el territorio de la China actual.
El Corredor Mediterráneo / Página 2
Los
parientes
perdidos
del Homo
sapiens
Por Redacción ECM-AT
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3. El luzoniensis como el floresiensis habrí-
an evolucionado durante miles de años
aislados en sus islas reduciendo su tama-
ño debido a la ausencia de grandes
depredadores y a la necesidad de ahorrar
energía ante las limitaciones de los recur-
sos alimenticios del medio. Esta posibili-
dad encuentra apoyo en el tamaño de los
dientes y de los huesos de la mano,
semejantes por otro lado a las dimensio-
nes de los “negritos”, grupos étnicos
que habitan zonas aisladas del sur y
sudeste de Asia, como las islas Nicobar y
Adamán, los pueblos Semang y Batec, de
la Malasia continental, sur de Tailandia y
Filipinas. Según explica Florent Détroit,
paleoantropólogo del Museo Nacional
de Historia Natural de París y miembro
del equipo que descubrió el luzonensis a
la revista “Nature”, algunas de estas
poblaciones, cuyos individuos no supe-
ran el metro y medio de estatura, “tienen
un 1% de ADN de otra especie Homo que
no ha sido identificada”. La segunda
hipótesis sostiene que el luzoniensis des-
ciende de los australopitecos aunque el
único elemento para sostenerla sea la
morfología de las manos. El problema de
esta teoría es que pone en entredicho la
idea generalmente aceptada de que el
primer homínido en salir de África fue el
Homo erectus.
Otros científicos especulan con otras
hipótesis menos plausibles, como la de
Chris Stringer, investigador del Museo de
Historia Natural de Londres, quien sostie-
ne que tanto los Homo floriesensis y
luzonienses descienden de una antepa-
sado común surgido en la isla de
Sulawesi, donde se han hallado herra-
mientas líticas de hace unos 110.000
años, o la del estadounidense Erik
Trinkaus, quien afirma que ambas espe-
cies son en realidad Homo sapiens pato-
lógicos: “Es una rareza que debe ser con-
siderada en el contexto del Pleistoceno,
en el que eran muy abundantes las mal-
formaciones”, explica a “Nature”. María
Martinon, directora del Centro Nacional
de Investigación sobre Evolución
Humana, y matizando criteriosamente la
polémica afirmación de Trinkaus añade
“no creo que el Homo floresiensis sea un
Homo sapiens patológico, pero sí que
tiene patologías, algo que tampoco es de
extrañar si estás hablando de una pobla-
ción aislada, con altos niveles de endoga-
mia y que sufre además un proceso de
enanismo insular que afecta a procesos
de crecimiento general, sobre todo cuan-
do se ha visto que las hibridaciones entre
especies producen patologías”.
Pero, aparte de estas especulaciones, los
hallazgos de estos parientes lejanos del
Homo sapiens plantean otras preguntas
enigmáticas. Una de ellas sería ¿cómo lle-
garon hasta allí salvando distancias enor-
mes por mar?. Hasta ahora se creía que
sólo el Homo sapiens estaba dotado de
curiosidad o lo que los científicos llaman
wanderlust, es decir, el fuerte impulso
por el viaje y la exploración. “Prueba de
esto –dice María Martinon- es que no hay
evidencia de movimiento entre islas y
una vez que llegaban a ellas quedaban
atrapados. Los conjuntos de herramien-
tas que se han hallado son bastante ines-
pecíficos y sencillos. En general se acepta
que consumían sobre todo fauna terres-
tre, pero no peces debido a su incapaci-
dad para desarrollar tecnologías de
pesca, razón por la cual no conformaban
poblaciones móviles o con capacidad de
dispersión”. De acuerdo con Martinon, el
impulso instinto de explorar era propio
del Homo sapiens “al igual que el arte de
mayor complejidad, como el que dejó en
las cuevas de Altamira (España) o
Chauvet y Lascaux (Francia) de hace
unos 40.000 años, período a partir del
cual se dan las primeras evidencias de
navegación del sapiens en aguas profun-
das de Asia relacionadas con la pesca del
atún. También en ese período, coinciden-
te con la llegada de los sapiens, aparece
el arte rupestre en la isla de Sulawesi,
cercana a Flores, y se extinguen los florie-
sensis y los luzoniensis. Redundando en
esta afirmación, Jean-Jacques Hublin
dice que “ni siquiera los neandertales
que habitaban en la península italiana
cruzaron el estrecho que la separaba de
Sicilia”.
No obstante, Florent Détroit no es tan
tajante como sus colegas negando al
erectus curiosidad y arrojo para lanzarse
al mar. “Muchos expertos no creen que
el Homo erectus tuviese la suficiente
inteligencia para cruzar el mar a propósi-
to, pero cada vez tenemos más eviden-
cias de que se asentaron en islas del
sudeste asiático, así que probablemente
no se trate de una accidente”, dice y
añade que “es imposible pensar que una
población pueda asentarse en una isla
haciendo un solo viaje; hicieron falta
varias llegadas con varios individuos de
ambos sexos para que prosperase la
población”.
Según el español Antonio Rosas, no hay
que descartar que los Homo floriesensis
y luzonensis llegaran a las islas en balsas
naturales. “Hay que imaginar – explica
Rosas- los ríos caudalosos que discurren
por los bosques tropicales del sudeste
asiático y que tras una tormenta o un tsu-
nami arrastran amasijos de troncos y
hojarasca. Los homínidos se habrían subi-
do y las corrientes hicieron el resto. Estas
balsas naturales son la explicación más
plausible de cómo los primates llegaron a
Sudamérica desde África hace 23 millo-
nes de años. También explican la llegada
de ciertos reptiles a las islas Galápagos y
de mamíferos a la isla de Madagascar”.
Lo cierto es que aun así no sabemos
cuánto duraron estas travesías ni tampo-
co si se produjeron en realidad, con lo
que por estas y más razones seguimos
ignorando muchas cosas sobre nuestro
propio pasado.
El Corredor Mediterráneo / Página 3
Deacuerdoconlosdescubrimientosefectuadosenlosúltimostiempos
habíamásdeuneslabónenlaevolucióndelosprimatesquederivóen
el Homo sapiens, tal como lo confirman los restos fósiles hallados en
Rusia, China, Indonesia y, recientemente, Filipinas.
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4. El Corredor Mediterráneo / Página 4
Tradicionalmente, suele dividirse la
producción literaria española del
siglo XIX en dos grandes movimien-
tos: Romanticismo y Realismo. La
poesía realista es la que se escribe
entre el final del Romanticismo y la
aparición de la poesía moderna: nue-
vos planteamientos del 98,
Modernismo, vanguardia...El
Realismo aparece en Francia hacia
1830 en paralelo a la estética román-
tica, pero con unos presupuestos
estéticos contrarios a ésta.
La poesía realista es un género poco
apreciado, pues tiene una leve
forma lírica, trata asuntos de pobre
interés y su calidad es parecida a la
de la prosa mediocre. Además a su
expresión le falta naturalidad y le
sobra afectación, porque peca de
sentimentalismo y tiene una aparen-
te finalidad docente y moralizadora,
que resulta artificial y exagerada. El
realismo tuvo por objetivo la repro-
ducción exacta, completa, sincera,
del ambiente social y de la época del
momento. Esta réplica debe ser fácil
de comprender.
Descripción minuciosa y detallada de
la realidad; el autor se basa en la
observación y documentación acer-
ca de la realidad que va a ser objeto
de su escritura. Temas cotidianos;
Los personajes son individuos nor-
males, descritos en su exterior, inte-
rior y entorno social. Objetividad: El
escritor se muestra al margen del
relato. Presenta un lenguaje realista;
trata de reflejar fielmente el estilo
coloquial, incluso con sus incorrec-
ciones y vulgarismos.
En esta época el escritor es un cro-
nista que describe la realidad tal
como es, después de observarla y de
documentarse. Sus obras tienen una
intención social y moralizadora para
despertar conciencias y mejorar el
comportamiento humano. De ahí
que traten temas cotidianos como el
amor, la familia y la religión, se
expresen con sencillez y usen esca-
sos recursos literarios. Incluso a tra-
vés del Naturalismo, el escritor rea-
lista se adentra en la descripción de
los aspectos más crudos de la reali-
dad y de la conducta humana, bus-
cando las leyes que la rigen.
Es la época de los grandes novelistas
europeos: Stendhal, Balzac, Flaubert
y Zola (Francia), Dickens (Inglaterra),
Dostoievski y Tolstoi (Rusia). En
España, destacan Benito Pérez
Galdós, Leopoldo Alas Clarín, Juan
Valera, José María Pereda, Vicente
Blasco Ibáñez, Emilia Pardo Bazán,
Pedro Antonio de Alarcón (Novela).
José de Echegaray –Premio Nobel–,
Adelardo López de Ayala y Manuel
Tamayo y Baus (Teatro). Ramón de
Campoamor (Poesía).
De entre las figuras del momento
suele destacarse a Ramón de
Campoamor
CAMPOAMORFIGURADELREALISMO
Luis Alberto de Cuenca define a la
perfección a Ramón de Campoamor
y Campoosorio en su entrada de la
Antología de las Cien mejores poesí-
as de la lengua castellana. El tres
expreso se reproduce en el volumen
respetando su integridad, una
auténtica narración melodramática
con avatares trágicos que incluso
mereció una adaptación al cine.
Campoamor, famoso en su época,
despreciado después por algunos,
es ahora admirado por muchos poe-
tas, Cernuda y De Cuenca entre ellos.
Sus poemas conmueven, atrapan,
comunican.
Podemos decir que Campoamor es
un poeta personal de difícil inclusión:
posromanticismo, realismo, nueva
poesía… las Doloras, las
Humoradas, los grandes poemas de
Campoamor pasaron al acervo
popular con rapidez y hasta hace
pocos años era relativamente fácil
encontrar personas poco lectoras de
poesía que sin embargo podían reci-
tar párrafos enteros de El tren
Expreso o El Gaitero de Gijón.
Don Ramón de Campoamor nació en
Asturias el 24 de septiembre de 1817.
Huérfano muy pronto de padre, fue
educado por su madre durante su
infancia, que pasó en su tierra natal.
Cursó Latín y Filosofía. Y más tarde
Lógica y Matemáticas.
Compaginó enseguida sus estudios
prácticos con su gran pasión litera-
ria. Se pasaba largas horas en la
Biblioteca Nacional leyendo y estu-
diando las obras de los clásicos espa-
ñoles y universales. Mientras tanto
frecuentaba las tertulias literarias y
se había dado a conocer con la publi-
cación de algunas poesías que mere-
cieron elogios.
Sus primeras obras fueron un tomo
de Fábulas y otros dos titulados
Ternezas y flores (1840) y Ayes del
alma (1842). Por ellos sería llamado
el "poeta de las damas". Al igual que
Zorrilla o Echegaray no desdeñó la
gestión ni la política. Llego a publicar
una serie de cuadernos que tituló
Historia crítica de las Cortes reforma-
doras (1837). Desde las filas del
Partido Moderado (Conservador) de
Romero Robledo llegó a ser –entre
otros puestos relevantes- goberna-
dor civil de Alicante y de Valencia
(1854).
A su muerte, el 11 de febrero de
1901,fue venerado por casi todos
pero tras la eclosión de la
Generación del 98 comenzó a ser
víctima de ataques de todo tipo.
Desde las instancias académicas se
despreciaron como filosofía barata
sus versos más sentenciosos, justa-
mente esos que el pueblo hizo suyos
sin reparos. Pese al descrédito de los
estudiosos a partir de la década de
los treinta del siglo XX lo cierto es
que en sus obras encontramos siem-
pre puntos de vista originales, sor-
presas conceptuales o un pensa-
miento expresado con asombrosa
sencillez sintáctica.
Campoamor innovó la poesía espa-
ñola. Lo apreciamos en su obra la
"Dolora", drama tomado directa-
mente de la realidad, sin las metáfo-
ras y sin los simbolismos de una poe-
sía indirecta, me parece un género
más europeo, más verdadero y más
humano que la fábula oriental.
Por Isabel Rezmo
LA POESÍA
REALISTA:
La figura de
Ramón
Campoamor
LECTURA
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5. El Corredor Mediterráneo / Página 5
Las Dolaras, de Campoamor, se
publicaron en 1846. La creación de
una escuela campoamorina puede
fecharse en 1841, cuando encontra-
mos sus versos encabezando poe-
mas de otros autores. Las Doloras,
además, fueron publicándose en
revistas desde 1844. Navarrete, en
su crítica al segundo de
Campoamor, “Ayes del alma”, ya lo
consideraba como poeta de su
siglo, frente al caduco
Romanticismo. Debe tenerse en
cuenta que Campoamor había ata-
cado duramente al Romanticismo
en 1837, con un artículo publicado
en el número 32 de No me olvides
(pág. 314), titulado: "Acerca del
estado actual de nuestra poesía".
La atracción que los poemas de
Campoamor ejercían sobre muchos
jóvenes poetas de su tiempo es fácil
de comprender, puesto que es la
opción más coherente y razonada
que se ofrece a la poesía de la
época. Representa la ruptura con lo
viejo, con lo manido, en pos de lo
moderno y de lo científico. Es la
opción culta. La otra opción, la del
encuentro con lo popular a través
del romance, la balada y el cantar,
es, podríamos decir, la de los menos
letrados. Ambas opciones buscan la
superación del Romanticismo y de
su continuación ecléctica, basándo-
lo casi todo en el descubrimiento de
un nuevo género. Campoamor
obtiene sus primeros logros con las
Doloras. Los baladistas y populistas,
por su parte, culminarán en la rima
becqueriana. Una nueva vía se abre
con la recuperación del estilo de
Quintana: será la vía del poema de
sentido cívico escrito por Gaspar
Núñez de Arce. Campoamor,
Bécquer y Núñez de Arce conoce-
rán con sus libros un éxito prodigio-
so. Éxito postumo, en el caso de
Bécquer.
A los seis años de morir Núñez de
Arce, las ediciones de sus libros de
versos pasaban en España y
América de cuatrocientas (edicio-
nes de 500, 1.000 y 2.500 ejempla-
res) y se conocía la existencia de
doscientas ediciones piratas. Ello
puede explicar que Juan Valera
escribiese: “Yo entiendo que este
siglo es el siglo de la poesía lírica, ya
que la calidad del conjunto no lo jus-
tifica”. Sin embargo, las tres ten-
dencias enlazarán con la poesía del
modernismo y del noventaiocho.
Queda como poesía realista pura la
de Ramón de Campoamor y otros
autores como
Manuel del Palacio y Joaquín María
Bartrina. Los realistas achacan a los
románticos el demostrar: un falso
concepto del lenguaje poético;
excesiva preocupación formal;
escaso planteamiento filosófico, y
excesivo individualismo.
a) Un falso concepto del lenguaje
poético. Los románticos se esforza-
ron en crear
un léxico propio de la poesía. La
labor de Campoamor, importantísi-
ma, fue demostrar
que no hay términos poéticos y
apoéticos, que el lenguaje cotidiano
puede ser vehículo
idóneo para la poesía. No es aventu-
rado afirmar que la poesía española
contemporánea
ha vivido de ese logro campoamori-
no, aunque el Modernismo reinte-
grara el léxico
escogido que los realistas abolie-
ron. La palabra no se concibe entre
los realistas como pura forma.
Tienden a hacer una poesía asequi-
ble a todos y, por ello, sin caer en la
altisonancia del pretendido lengua-
je poético.
b) Excesiva preocupación formal. El
propio Campoamor, en su Poética,
con el peculiar estilo agresivo de su
prosa, dice a los poetas: Dejaos de
reminiscencias, de asonancias y de
versos.
Atribuye la decadencia de la lírica
española a la timidez de los poetas
por asociarse a las tendencias de la
época. Para los realistas, el
Romanticismo sólo vivió del pasa-
do, no del presente. Para
Campoamor y su escuela, todo lo
que es propio del hombre puede y
debe ser tema de la poesía. El arte
es una manifestación de la actividad
humana y no puede aislarse de las
restantes manifestaciones del hom-
bre, pasadas o presentes. Los
románticos olvidaron el presente. El
poeta, pues, debe vivir su tiempo, y
vivirlo en sus aspectos más repre-
sentativos: en su cultura.
Para Campoamor, la cultura de una
época tiene dos insignes manifesta-
ciones: la ciencia y el pensamiento.
De ahí que afirme que es menester
poner las ciencias al servicio del
arte, agrandando su esfera con esa
magnífica irrupción de ideas, de fra-
ses y de giros que en forma de lite-
ratura prosaica, de filosofía y de
ciencias naturales van elevando
cada vez más el nivel del espíritu
humano.
El arte, según los poetas del realis-
mo, puede ser de tres tipos: idealis-
ta, cuando las imágenes se aplican a
ideas; realista, cuando se aplican a
cosas y naturalista, cuando se apli-
can las ideas a cosas que repugnan
a los sentidos. El arte de mayor
categoría para los realistas, y no es
más que una aparente paradoja, es
el idealista.
d) Excesivo individualismo. El pri-
mer paso hacia la profundización
temática de la poesía debe ser el
abandono del individualismo.
Campoamor escribe en su Poética:
No hay poeta digno de este nom-
bre, hasta que, dejando el horizon-
te limitado de sus ideas propias,
entra en la esfera de la vida externa
y se asimila toda la parte de los
conocimientos humanos necesaria
para llevar a cabo las construccio-
nes de sus obras. Expresar las ideas
propias es cosa fácil al que las tiene.
Lo que es dificilísimo es apropiarse
las ideas y los elementos exteriores.
Pero, aunque sea difícil, no hacerlo
significa ir en contra de su tiempo.
Como piensa Jean Paul Sartre, sólo
siendo fiel a su época puede el escri-
tor salvar el paso del tiempo. La
poesía verdaderamente lírica debe
reflejar los sentimientos personales
del autor en relación con los proble-
mas propios de su época, escribe
Campoamor en su Poética. Y, líneas
más abajo: No es posible vivir en un
tiempo y respirar en otro. Esto es lo
que hicieron, según los realistas, los
poetas románticos.
Los mayores logros de Ramón de
Campoamor y de su escuela se
hallan en los poemas breves, donde
reina la antítesis y el humor más o
menos escépticos. La tendencia a la
elipsis es evidente y acertada. Su
obra, en este aspecto, sirvió para
recuperar el concepto y es, ya lo
observó Luis Cernuda, aunque
parezca increíble, un claro antece-
dente de la greguería, del
Ramonismo.
Sólo sabiendo situar la poesía realis-
ta en sus compromisos históricos,
podremos apreciar lo que significó
de innovación formal y conceptual.
Fue la producción más estética y éti-
camente meditada de la poesía
española y, en ese sentido, nuestra
poesía más europea hasta la van-
guardia. Si sus logros no caminaron
a la par de la calidad de sus plantea-
mientos se debe a que los poetas
decimonónicos estaban demasiado
preocupados por saber qué es la
poesía. Para cierre de este artículo
elegimos sus silvas «A la luz», para
presentar a Campoamor como
poeta descriptivo en sus ensayos
juveniles. En la tercera de ellas pinta
el declinar de la tarde, y luego
añade:
Los árboles sus cúpulas frondosas /
con verde pompa y majestad incli-
nan, / a impulso, de las auras sono-
rosas / que hacia el ocaso tras la luz
caminan. / Si alza la noche su ateza-
do manto, / la luz, huyendo, sus
horrores dobla; / si gime un ave en
dolorido canto,/ el eco gime, y su
plañir redobla,/ Quejas levanta al
murmurar doliente / fugaz el aura
en apacibles giros,/ y al trasmontar
la luz, son de la fuente / las aguas
llanto, y el rumor suspiros./ ¡Ay! no
es así cuando a los frescos llanos /
bajan al alba en celestial decoro / síl-
fides blancas, que con rubias manos
/ la aurora ciñen con guirnaldas de
oro./ Plácida entonces sin rumor
aspira / ligera el aura despertando
olores,/ y regalada del frescor, res-
pira / amor la selva, y la pradera
amores. / La niebla entonces, por el
manso viento / se adorna de los
rayos matutinos,/ y entonces se
oyen con sabroso acento,/ en vez
de quejas, amorosos trinos.
Bibliografía:
Poesías escogidas / Ramón de Campoamor ;
ilustración de F. Gómez ...
www.cervantesvirtual.com/obra.../ff0e95b
a-82b1-11df-acc7-002185ce6064_3.html
Real Academia Española:
http://www.rae.es/academicos/ramon-de-
campoamor
Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes:
El Realismo. Arte y literatura, propuestas
técnicas y estímulos ideológicos:
http://www.cervantesvirtual.com/obra-
visor/el-realismo-arte-y-literatura-propues-
t a s - t e c n i c a s - y - e s t i m u l o s -
ideologicos/html/01fa98aa-82b2-11df-acc7-
002185ce6064_2.html
Fundación Juan March:
https://www.march.es/musica/jovenes/poe
sia-en-musica/realismo.asp
Reconsideración de la poesía realista del
siglo XIX, Jorge Urrutia. Universidad de
Extremadura
https://cvc.cervantes.es/ensenanza/biblio-
teca_ele/aepe/pdf/boletin_15_08_76/bole-
tin_15_08_76_14.pdf
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6. El Corredor Mediterráneo / Página 6
Había una vez un rey que usaba
capa roja y barba negra.
(No, no, usaba capa negra y barba
roja.)
Como era muy valiente, salió un día
de caza a atrapar un león.
(No, no, no era valiente y en vez de
un león volvió a su casa con un
pajarito)
-Acá vengo con un león – dijo el rey
– y lo voy a encerrar con mis pro-
pias manos en una enorme jaula.
(No, no. Volvió con un pajarito y lo
encerró en una jaulita)
- Mi león es muy bravío – comenta-
ba el rey para darse importancia –
cada noche ruge enloquecido y
hace estremecer las piedras del
palacio.
(No, no. El pajarito no era bravío,
sino manso y delicado. Y cada
noche piaba con gran pena, hacien-
do estremecer el alma del palacio)
Hasta que un día, el pajarito se
enfermó de nostalgia.
- Mi león está enfermo, ya no ruge
– dijo el rey.
- Está tan triste que parece un paja-
rito, majestad – se atrevió a decirle
un Sabio.
- Entonces, si parece un pajarito,
habrá que matarlo – exclamó el rey
– No me gustan los leones que
parecen pajaritos. Dicto sentencia y
que se haga justicia. Por hacerse
pasar por pajarito, mañana a la
hora del alba, este león será ejecu-
tado.
Al día siguiente, después del alba,
el rey se puso su capa roja que era
negra, peinó su barba negra que
era roja y salió a recibir el cadáver
del león que era un pajarito.
Lo esperaban cien soldados silen-
ciosos, una jaula abierta y una plu-
mita azul.
- ¿Quién ha dejado escapar a mi
león? – aulló el rey.
Shtttt. Nadie contesta.
Vuelve el rey a preguntar, pero sólo
se escucha el miedo de los solda-
dos.
- ¡Si no contestan, cortaré cabezas!
Cuento uno, cuento dos y cuento…
Entonces el Sabio susurró:
- Según parece, su león tenía verda-
deramente un corazón de león.
Rugió, rugió y con sus bramidos
rompió los barrotes de la jaula.
Pero, claro, no estaba solo. Hemos
comprobado – y mostró la plumita
- que fue ayudado por un terrible
pajarito
FIN
ENREDADITOS es un material edu-
cativo digital, producido por la
SUBSECRETARÍA DE EDUCACIÓN Y
CULTO DE LA MUNICIPALIDAD DE
RÍO CUARTO , destinado a los nive-
les inicial y primario de todas las
escuelas de la ciudad y que se
encuentra en el sitio oficial de la
Municipalidad,www.riocuarto.gov.ar .
El siguiente cuento destinado al
NIVEL PRIMARIO ha sido publicado
en 2018, en referencia a los días
patrios y proponiendo que cada día
sea un ejercicio de reflexión sobre
el valor de la libertad.
El rey,
el pajarito
y el león
Por Bachi Salas
Ilustración: Rocío Toledo
ENREDADITOS
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7. El Corredor Mediterráneo / Página 7
reseña Cuentos
completos 3*
Rubem Fonseca
Editorial Tusquets, Barcelona, 2019
Este año acaba de salir el tercer
tomo de los “Cuentos completos”
de Rubem Fonseca, escritor brasile-
ño nacido en Minas Gerais en 1925.
Reservado y huraño pareciera nues-
tro Salinger latinoamericano. Casi no
da entrevistas y desde los 38 años se
dedica a escribir. Estudió administra-
ción de empresas, derecho penal y
formó parte de la policía brasileña.
Sus cuentos, hoy reunidos en tres
gruesos tomos por la editorial
Tusquets, dan cuenta de un escritor
emblemático del vecino país.
¿Género negro? ¿Realismo sucio? Tal
vez no se pueda encasillar a Fonseca
en un género preciso. Sí, es cierto
que tiene mucho de policial pero va
más allá del policial; y por su lengua-
je áspero y a veces procaz podríamos
situarlo dentro del realismo sucio a
lo Bukowski, también. Por momen-
tos y sobre todo en ciertos niveles
del lenguaje sexual, me parece aso-
ciado al cubano Pedro Juan
Gutiérrez y su “Trilogía sucia de la
Habana” aunque en ese caso, el adje-
tivo “sucia” ya lo clasifica dentro del
realismo anteriormente menciona-
do. Pero más allá de estos “intríngu-
lis” literarios, lo que puede observar-
se es que Rubem Fonseca posee una
vasta obra que puede adquirirse en
cualquier librería más o menos
buena. Su obra se reparte principal-
mente entre la novela y el cuento.
Nos ocupamos ahora del cuento por-
que el pasado año salieron dos
tomos de sus cuentos completos. Ya
en 2019, sale “Cuentos completos 3”
que reúne los siguientes libros:
“Secreciones, excreciones y desati-
nos” (2002); “Pequeñas criaturas”
(2002); “Ella y otras mujeres”
(2006); “Axilas y otras historias inde-
corosas” (2011) y “Amalgama”. Cada
tomo de los publicados por
Tusquets, cuenta con aproximada-
mente 500 páginas. En mi memoria
subyacen varios cuentos de Fonseca
leídos en alguna edición española y
alguna que otra novela. Cuando
tenés entre las manos las más o
menos 1500 páginas de cuentos, el
peso literario se vuelve interesante.
Por un lado te das cuenta que has
leído una parte muy pequeña unos
pocos libros del autor y por otro
lado comprendés que los cuentos
que leíste pertenecen a distintos
libros, tal vez por haber uno incur-
sionado en antologías del género
policial y esas cosas. Pero lo bueno
del cuento es que tiene su propia
dinámica y su mundo “cerradoabier-
to”. Me regalan para el día del padre
el tomo número tres que correspon-
de al año 2019. Encuentro algunos
cuentos que he leído, los releo, des-
cubro textos nuevos. Fonseca des-
lumbra con su escritura áspera,
llana, inventiva. No tiene concesio-
nes y si bien su dureza es “negra” no
da golpes bajos. Lo que por momen-
tos pueden parecernos golpes bajos,
termina siendo pura realidad de un
observador en un país hermosamen-
te violento. La característica princi-
palmente urbana de sus relatos es
un dato a tener en cuenta. Rubem
Fonseca nos dice muchas veces
aquello que no queremos escuchar,
es más, la manera –tosca, machista,
directa, sin códigos,- con la que nos
habla, por momentos puede moles-
tar. Pero uno ya está ahí metido en
su atmósfera. Vayamos a un ejemplo
y por qué no, comenzar por el princi-
pio. El primer cuento con el que el
lector va a encontrarse es
“Copromancia”. Pertenece al libro:
“Secreciones, excreciones y desati-
nos”. Con ese título ya más o menos
el autor nos va preparando. Lo cierto
es que Fonseca en el primer cuento
construye un argumento bien con-
creto en donde el título tiene corres-
pondencia directa: el protagonista
del cuento es alguien que poco a
poco desarrolla o cree desarrollar un
talento que consiste en la adivina-
ción a través de la lectura de las
heces. Reservado y algo sombrío, el
protagonista va adquiriendo cierta
destreza hasta la compra de una
polaroid con la cual realiza un regis-
tro exhaustivo de sus evacuaciones.
En esa atmósfera –bastante aromá-
tica por cierto- aparece el amor, una
chica, y varias preocupaciones. La
manera de narrar la historia junto a
la loca inventiva de la copromancia,
generan un cuento magnífico, una
perfecta entrada a las quinientas
páginas que restan. Fonseca posee
además un gran talento para, en
muy pocas páginas, crear historias
fascinantes que atrapan al lector
desde el primer párrafo.
Es cuerioso que siendo Brasil un país
vecino se conozca de manera tan
escasa su producción literaria. Un
país descomunal en su dimensión
geográfica y cultural. Si revisamos
hacia atrás los anaqueles de la
memoria obviamente encontramos
al grandísimo y “amado” Jorge
Amado pero ya más acá, a nivel de
mercado que penetra y decide, el
autoayudismo de Paulo Coelho. En
algún borde de la infancia ese libro
que hizo furor: “Mi planta de naranja
lima” de José Mauro de Vasconcelos
y últimamente otro gran nombre:
Clarice Lispector. Luego, seguramen-
te, habrá una excelente cantidad de
escritoras y escritores que no llegan
a nuestros escaparates.
Sin embargo, Rubem Fonseca a sus
ya más de noventa años parece ser
uno de los escritores brasileños que
comienza a dar la vuelta al mundo.
Leandro Calle
*Reseña publicada por cortesía de
Hoy Día Córdoba.
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8. El Corredor Mediterráneo / Página 8
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La Columna
humorsolini
Por Heraldo Mussolini
La lectora de Flaubert
Lectores
fuera de lugar
Por Rafael Obligado
En el segundo anaquel de arriba abajo, en el primer
armario de la izquierda en la pared sur ,al fondo , está
El último lector, de Ricardo Piglia. Saco el libro y lo leo
de pie, caminando lentamente entre las mesas donde
los alumnos estudian; ellos hacen una lectura utilitaria,
yo hago una hedónica. Ellos leen en un rápido, yo en
un remanso. Soy un lector excéntrico, como Dahlman
en el almacén de campaña, mientras come sardinas, de
espaldas a los paisanos que, obligadamente, van a
provocarlo: no podría extrañarme si una bolita de
papel viniera a golpear el libro que estoy leyendo.
Otro caso: el joven Lucio Mansilla, debajo de una plan-
ta, al frente de un matadero, lee, en francés El contrato
social, de Rousseau. Al joven ocioso, sobrino de Rosas,
le sobra tiempo para pensar en francés un proyecto de
país. Léase bien donde: en la puerta de un matadero,
símbolo de la barbarie desde Echeverría.
(A este excéntrico lo centraron: su propio padre, el
héroe de Obligado, lo mandó al exilio, para que desa-
rrollara en seguridad sus lecturas iluministas.)
En esos años, Manuel Baigorria estaba asilado, desde
mucho tiempo antes, en las tolderías de Painé.
Paradoja: en la dicotomía sarmientina, civilización o
barbarie, Baigorria había optado por la civilización, y
esa opción lo lleva a vivir con los salvajes, para comba-
tir a los gobiernos federales.
En sus memorias, escritas desde Mayo del 68 “en la
Villa de Río Cuarto, no teniendo en que distraerse”,
Baigorria cuenta que había tenido en las tolderías un
ejemplar del Facundo al que le faltaban algunas hojas.
Era el regalo de un capitanejo que lo había obtenido en
el asalto a una galera en la Villa de Achiras.
Párrafo aparte para el capitanejo que, habiendo roba-
do el libro en el asalto a la galera, se lo llevó como
obsequio a Baigorria. El indio encuentra, entre otros
artículos personales que serían más o menos valiosos,
cuyas funciones le serían más o menos comprensibles,
ese objeto opaco, impenetrable para él, pero supone
que su amigo lo valoraría, y en un gesto de exquisita
cortesía, lo salva de la destrucción, para llevárselo de
regalo.
Desde entonces, Baigorria leyó y releyó eternamente,
en el corazón mismo del desierto, en su lugar más
representativo, la toldería, esa “summa contra salva-
jes”, texto capital del imaginario sarmientino.
¿Y el lector más fuera de lugar, el mártir de la causa? El
hombre, o la mujer, que viajaban en la galera asaltada
por los indios llevando ese libro prohibido, clandestino.
Era 1850; tal vez venían de Chile, donde el libro había
sido publicado poco tiempo antes. Tal vez alguien
venía leyéndolo durante el viaje; alguien que acaso
pagara con su vida, como Dahlman, su condición de
lector fuera de lugar.
SUPLEMENTO CULTURAL DEL CENTRO
DECLARADO DE INTERÉS CULTURAL POR EL
CONCEJO DELIBERANTE DE RÍO CUARTO
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