5. Este suelo representa
a las personas “que
tienen su propio
camino, las que no
están abiertas para
algo nuevo, no están
dispuestas a
aprender”
(Augusto Jorge Cury en el “Maestro Inolvidable”)
6. Estar al borde del
camino, es estar “en
el mundo”, donde
reina el diablo.
Más, -y esto es lo que
queremos apuntar- es
en este mundo en el
que nos
movemos, este es
nuestro cotidiano.
9. Una espiritualidad del
cotidiano significa
que el lugar por
excelencia del
encuentro con DIOS
es la vida
ordinaria, en el
mundo, al borde del
camino.
10. Ya no hay “tienda del
encuentro” (Cf. Ex 33, 7-
11), el velo del templo
ha sido rasgado (Cf. Mt
27, 51). DIOS ha salido de
la zarza, del Sancta
Sanctorum para
abrazarnos en medio
de nuestras
realidades.
11. Allí, en lo
cotidiano, en el
cumplimiento del
deber, encontró y
llamó Jesús a los
suyos: a Pedro, a
Juan, a Mateo, a
Pablo…
Allí llamó a
Francisco, a Juanito
Bosco, a Madre
Mazzarello.
12. Ahora bien, en el
mundo la Palabra no
encuentra espacio, es
necesario arar la
tierra, destruir el
asfalto…
Porque, ¿qué es lo que
hace que en el mundo
la Palabra no sea
acogida?
13. La dureza de corazón.
El orgullo.
“El orgullo es el virus
psíquico que destruye
todo y cualquier tipo
de personalidad” (Ib.)
Por eso Jesús eligió a
pescadores de Galilea
y no a fariseos.