Luisa de Marillac y la educación de las niñas pobres
Sanando con sonido
1. Sanando con Sonido
Partiremos de que no es necesario estar enfermo para recibir el beneficio de la terapia del sonido.
Nuestros pensamientos emociones y programación negativos adoptan una forma densa a modo
de patrones de energía cristalizados en nuestros campos etéricos. Esos patrones cristalizados
van penetrando gradualmente hasta que en última instancia se manifiestan como la enfermedad
física en el cuerpo.
El sonido es capaz de disolver estas cristalizaciones o energías potencialmente dañinas mucho
antes de que lleguen al cuerpo físico. Los terapeutas del sonido occidentales utilizan una
combinación de voz e instrumentos acústicos y sagrados de distintas culturas.
Un conocimiento funcional del sonido, intención, intuición y energía provocará cambios
poderosos en cada nivel de nuestro ser. Se trata de una terapia holística que actúa en los estratos
físico, emocional, mental y espiritual. Uno de los recursos de sanación por medio del sonido
conocidos es la antigua técnica del canto de armónicos, ya sean mantras o vocalizaciones de
dos o tres sonidos de distinto tono a la vez.
Antes de comenzar a dar terapia del sonido, es importante conocer el cuenco que tenemos.
Los cuencos tibetanos están afinados con el Universo, con el vacío y su expansión.
¿Qué es la sanación?
La sanación es un viaje hacia nuestra totalidad que dura toda la vida.
Sanación es recordar lo que hemos olvidado sobre conexión, unidad e interdependencia entre
todas las cosas, del universo.
Sanación es abrazar lo que más tememos.
Sanación es abrir lo que está cerrado, ablandar lo que se ha endurecido y obstruye.
Sanación es entrar en el momento transcendente e intemporal en que se experimenta lo divino.
Sanación es creatividad, pasión y amor.
Sanación es evitar culpar y rechazar la culpa.
Sanación es buscarse y expresarse plenamente, la luz y la sombra, la parte masculina y la
femenina. Sanación es aprender a confiar en la vida.
Cuando estamos poco desarrollados en cualquiera de estos conceptos, la puerta que conduce
al amor y a la salud permanece cerrada. Están ocultas u oscurecidas.
Debemos tener en cuenta lo siguiente:
FRECUENCIA + INTENCIÓN = SANACIÓN
Frecuencia: cuencos tibetanos tocados correctamente
Intención: tanto del terapeuta como del paciente por sanarse
El Terapeuta: No sana por si mismo. El terapeuta es el canal por el que la energía de una
vibración superior fluye. Mientras tocamos los cuencos pedimos sanación para el paciente. Los
dones que un terapeuta pueda desarrollar provienen de un orden vibratorio superior y de su
esfuerzo por dominar su ego.
2. El paciente: Es el receptor o destinatario de la energía curativa que le envía el transmisor y que
sabiamente sabe mezclar con la técnica que utilice, en este caso los cuencos cantores.
El paciente es quién se cura a si mismo, con el poderoso apoyo de la energía del universo. El
efecto final de la recepción de la energía a través de los cuencos en el paciente, es que facilita
que este haga circular fluidamente su propia energía, con la cantidad y calidad necesarias para
que pueda vivir saludablemente.
Así, el paciente logra la reconexión con la Energía Maestra del Universo y consecuentemente se
originan procesos de revitalización física, mental y emocional, que dan lugar a un estado de
bienestar general y de salud.
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