2. CIRCUNSTANCIAS HISTÓRICAS
• La vida de BEETHOVEN transcurre entre dos fechas (1770 – 1827) y en dos ciudades,
Bonn y Viena. Como en Goya, esas dos fechas señalan dos mundos diferentes; en 1770 el
Antiguo Régimen está definido por monarquías de origen divino, primacía socio-política
de la aristocracia, creación sometida a normas, vida social artificiosa, de pelucas y rapé.
• Cuando BEETHOVEN tiene 19 años estalla la Revolución Francesa, con su grito
apasionado de libertad, que va a recoger años después el Romanticismo; todos los
cambios, la libertad, la pasión, el ideal, son asumidos musicalmente por el compositor de
Bonn. Pero a diferencia de HAENDEL, HAYDN o MOZART, BEETHOVEN no viaja, vive en
Viena, que tras la reforma de JOSÉ II, con el acceso del nuevo emperador FRANCISCO se
convierte en la sede del conservadurismo europeo, en símbolo del Antiguo Régimen.
3. Viena es una ciudad bellísima, presidida por los palacios nobiliarios, en los que se escucha a MOZART y HAYDN.
En 1815 se reúne el Congreso que trata de borrar de Europa los vestigios de la Revolución Francesa y de la obra
de NAPOLEÓN. De alguna manera Viena vive siempre en 1770, en una sociedad que no cambia.
La grandeza de la personalidad de BEETHOVEN
consistió en fundir los dos mundos, la tradición y la
revolución. BEETHOVEN no rompe con la tradición
porque vive en el pasado, en Viena, pero al mismo
tiempo asume las nuevas concepciones de la
sociedad y el hombre y las traduce a la música, con lo
que abre una nueva edad para el arte musical.
Antes de BEETHOVEN, la música era funcional o
artesana, se concebía para circunstancias externas,
para solemnizar una festividad religiosa (BACH) o
ambientar una fiesta aristocrática (MOZART).
Beethoven introduce el individualismo en el primer
plano de la creación.
El hombre habla por medio de la música. “Mi existencia
es una constate meditación” dice. La noción de arte al
servicio de la sociedad es sustituida por la del arte por el
arte.
4. EINSTEIN dijo que Beethoven escribió para la eternidad. En un siglo de nacionalismos
no hace música alemana –como WAGNER- sino música humana.
Con frecuencia se han establecidos paralelismos entre GOYA y BEETHOVEN – a veces fáciles
como la común sordera-; la más auténtica es esta dimensión de puente, de asunción de la
tradición para superarla y de apertura de nuevos caminos para la música y la pintura. De la
misma manera que GOYA estudia a VELÁZQUEZ para pintar después de manera bien distinta,
BEETHOVEN estudia a BACH, HAYDN y es influido intensamente por Mozart para crear,
después de su sordera, una música nueva. Las diferencias entre la Segunda y la Tercera
Sinfonía o el Concierto de Piano Número 2 y el Número 3, no son menores que entre las
pinturas negras y los bocetos para tapices goyescos.
Con estos dos genios singulares ha nacido un nuevo mundo estético, coincidente con un
nuevo mundo social y filosófico.
5. LA PERSONALIDAD DE BEETHOVEN.
Además de disponer de su música, ya que su propósito confesado era el de plasmar sus sentimientos
íntimos en un pentagrama, contamos con una masa de documentación escrita –correspondencia y papeles,
cuadernos de conversación- superior a la habitual, debido a su sordera.
Música y documentación nos permiten un conocimiento bastante completo del compositor, de cuya
personalidad resaltaremos algunas notas:
• Amor a la naturaleza, actitud que va a caracterizar al Romanticismo. “Amo a un árbol más que a un
hombre”, escribe. Prefiere componer en los boques de Viena o en el campo, al regreso de un largo paseo.
• Sentimientos de solidaridad con la humanidad entera. Su idea de la fraternidad universal se recoge en
los cambios que realiza en los versos de SCHILLER, al componer la Oda a la Alegría de la Novena
Sinfonía.
• Libertad. Es un deseo casi desesperado, que se refleja en su técnica , al romper con sus maestros, y en su
trato social, en el que no son infrecuentes las brusquedades. “¡¡¡Libertad!!! ¿Qué cosa puede desear más
el hombre?” , exclama apasionadamente.
6. • Su humor esquizoide, en el que pueden convivir la violencia y la ternura. Su agresividad se
sublima en su música; en compensación a sus frustraciones crea un mundo ideal de amor y
amistad (Oda a la Alegría).
• La sordera, para un músico en teoría es una pérdida irreparable, pero Beethoven conocía ya
todos los sonidos y no tuvo dificultades para componer. Eso sí, no pudo viajar ni dirigir
conciertos, salvo al principio y excepcionalmente, ni adular a los grandes en reuniones
sociales por lo que se vio obligado a sumergirse en sí mismo y a profundizar en su arte.
• Su vida es un calvario de frustraciones económicas, familiares y de salud. Pero su música
no refleja estas frustraciones sino afán de lucha, exaltación de los héroes y triunfo. Esta
concepción victoriosa de la naturaleza humana la refleja también por escrito: “aunque la
vida sea triste ser hombre es ser alegre”
7. LA OBRA
La complejidad técnica y el volumen sonoro de su obra le impidieron legar una
producción tan extensa como la de algunos músicos del siglo XVIII, o trabajar tan
deprisa como ellos. En los cinco conciertos de Beethoven hay tanto trabajo como en los
27 de Mozart, y hubiera resultado imposible que el músico de Bonn intentase componer
en tres días alguna de sus sinfonías, como hizo el de Salzburgo.
A LISZT debemos la clasificación de su obra en tres estilos o etapas.
1. Clásica (hasta 1801), correspondería a las obras influidas por HAYDN y MOZART.
Ejemplo: Primera (oir min. 21) y Segunda sinfonías, un conjunto de seis cuartetos
de cuerda (Opus 18), los primeros dos conciertos para piano(los n.º 1 y n.º 2) y la
primera docena de sonatas para piano, incluyendo la famosa Sonata Patética
8. 2. Romántica (hasta 1815), también llamado heroica, comienza después de la crisis personal provocada
por la creciente sordera del músico. Es destacada por las obras de gran escala que denotan el heroísmo
y la lucha. Las composiciones de este periodo incluyen seis sinfonías (las n.º 3, 4, 5, 6, 7 y 8), los últimos
tres conciertos para piano, el Triple concierto y el Concierto para violín, cinco cuartetos de cuerda (n.º
7 al 11), varias sonatas para piano (incluyendo la Sonata “Claro de Luna”, Waldstein y Appassionata),
la Sonata Kreutzer para violín, y su única ópera, Fidelio.
3. El periodo tardío o de plenitud comienza alrededor de 1815 hasta su muerte en 1827. Se trazan
caminos que en gran parte no tuvieron ya continuadores. Las obras de dicho periodo se caracterizan
por su profunda carga intelectual, sus innovaciones formales y su intensidad, expresión sumamente
personal. El Cuarteto de cuerda n.º 14, Op. 131 tiene siete movimientos enlazados y la Novena sinfonía
incorpora la fuerza coral a una orquesta en el último movimiento. Otras composiciones de este periodo
son la Misa Solemne, los cinco últimos cuartetos de cuerda (incluyendo la Grosse fugue) y las cinco
últimas sonatas para piano.
9. El mundo del sonido de Beethoven es un sonido áspero, una explosión musical, una revolución musical
que transmite con precisión el espíritu de los tiempos. Aquí hay no sólo variedad sino también
conflicto. Beethoven utiliza con frecuencia la instrucción sforzando, que significa ataque. Se trata de
una música violenta, llena de movimiento.
Todos los géneros experimentaron en manos del compositor una profunda transformación.
• El piano inicia una era de extraordinario desarrollo hasta convertirse en el instrumento predilecto
de los músicos románticos. En las 32 Sonatas para Piano no se limita a introducir las más audaces
innovaciones técnicas, sino que convierte al instrumento en el vehículo expresivo de verdaderos
poemas musicales. La más célebre, la sonata “Appasionata” (Número 23), es una de las más
intensas confesiones de amor que la música ha legado. En los conciertos para piano y orquesta el
instrumento solista dialoga en pie de igualdad, sin protagonismos, con el conjunto orquestal,
culminando un proceso iniciado por Mozart. Sobresale el Concierto Número 4, y sobre todo el
diálogo estremecedor entre piano y orquesta de su tiempo lento.
10. • Con Beethoven la forma de la sonata avanza a un nivel superior, la transforma de una mera forma a una
potente e íntima expresión de sus sentimientos más interiores. El busca la libertad de expresión absoluta
por medio de la sonata. Aquí la dimensión de la sonata se amplía grandemente con respecto a su forma
clásica. Los tempos son más flexibles, e incluso cambian de lugar. Pero sobre todo, el final ya no es
simplemente una mera recapitulación, sino un desarrollo y una culminación de todo lo sucedido
anteriormente.
• En el campo de la música religiosa, aunque no dedicó una atención comparable a la de BACH , cubrió
generosamente este capítulo con su Misa Solemne, haciendo suya la herencia de los polifonistas e
innovando con esta obra el género. Destacan el “Agnus Dei” y el “Benedictus”.
11. • Las Nueve Sinfonías conforman el capítulo más popular; la Tercera, “Heroica”,
cuya dedicatoria a Bonaparte rompería cuando éste invadió Prusia, la Quinta,
con sus poderosas llamadas al destino, la Sexta, “Pastoral” (1808), que
introduce la romántica subjetivación de la naturaleza, describe las emociones
que se despiertan en el compositor al recordar escenas campestres. En ella
utiliza algunas de las técnicas de lo que será la música programática, contando
una historia sencilla e imitando el canto de los pájaros y los truenos. La
Séptima, apoteosis de la danza, la Novena, (1824), considerada una de las más
importantes obras del compositor, que funde la voz humana con la orquesta,
en su Himno a la Alegría, son las más conocidas y, en su momento, las más
innovadoras.
12. • Se ha repetido que BEETHOVEN no estuvo dotado para la ópera, género del que aparte del poema
Egmont, solo nos dejó Fidelio, ambas obras exaltadoras de dos tipos de heroísmo diferentes. No
obstante, la importancia de sus oberturas inducen a pensar que prefería utilizar la expresividad de los
instrumentos antes que la más fácil de la voz humana.
• Es en la música de cámara, concretamente en los 17 Cuartetos, donde se entrevé, con acentos más
originales, el genio; mientras el género sinfónico encontró bastantes continuadores, el cuarteto aparece
como una isla en la producción musical de los dos últimos siglos, salvo ciertas influencias en SCHUBERT
y más indirectamente en BELA BARTOK. La evolución es muy similar a la de las sonatas para piano. Los
seis primeros se encuentran muy cercanos a HAYDN; a partir del Número 7, la revolución es evidente y
el violonchelo recibe un tratamiento similar a los otros instrumentos. En los seis últimos (Números 12
a 17) se encuentra lo más hondo de la música beethoniana: las crisis, las meditaciones sobre la
muerte, los accesos de melancolía, el ansia de lucha, los gestos de libertad, sus tiempos rápidos
(especialmente la gran fuga del Cuarteto 17)
13. INNOVACIONES TÉCNICAS
La ruptura beethoveniana se manifiesta no solo en el espíritu o en la concepción de
la música como confesión íntima, sino también en el plano técnico. Con él nos
encontramos un compositor que piensa para la orquesta. Se trata de un músico
fundamentalmente instrumental: “cuando me viene una idea la oigo en un
instrumento, nunca en la voz”.
La orquesta adquiere amplitud por lo que es más apropiada para el teatro grande y
el público numeroso. Nace el concierto con su acepción actual, de comunicación
con un público de masas; el auditorio no va a ser una minoría de alto rango sino el
pueblo en el sentido que el romanticismo y el liberalismo le asignan de protagonista
de la nueva época. Los artistas como los políticos, empiezan a dirigirse a las
muchedumbres.
14. Para un oyente que compare una sinfonía de MOZART y una de BEETHOVEN, la
diferencia más perceptible es que en el último los instrumentos de viento adquieren
más importancia.
Para guardar equilibrio entre las familias instrumentales se fortalece la presencia de
la cuerda, a los violines se les pone notas más agudas, a los contrabajos más graves, y
las violas y los violonchelos se subdividen en muchos momentos.
Los timbales adquieren valores expresivos, sin perder su papel rítmico.
15. .
El entusiasmo que los músicos románticos –SCHUBERT, BERLIOZ, WAGNER,
BRAHMS- sintieron por el compositor de Bonn podría resumirse en este triple
aspecto:
• Beethoven significa una concepción más humana y más libre del arte musical,
asimilable por los valores del Romanticismo.
• Desde el punto de vista social la dimensión de sus conjuntos instrumentales se
adecúa a las necesidades de una era de masas y de conciertos para el pueblo.
• En el aspecto técnico, sus aportaciones tímbricas y sus recursos expresivos
legaron la pauta a los compositores del siglo XIX.