1. Cosas que pasan en el capitalismo
Pascual Serrano. Valencia (España), 1964. Licenciado en Periodismo en 1993 en la Universidad
Complutense de Madrid. Se inició en el periodismo trabajando en el diario español ABC. Fue
fundador y redactor jefe de la revista Voces, editada por Izquierda Unida. Sus trabajos se han
desarrollado tras sus viajes por México, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Colombia,
Venezuela, Cuba, Iraq, Jordania y Líbano. En 1996 fundó junto con un grupo de periodistas la
publicación electrónica Rebelión (rebelion.org), que hoy funciona como diario alternativo en
Internet. Entre 2006 y 2007 fue asesor editorial de Telesur, un canal de televisión promovido
por Venezuela con la participación de Cuba, Argentina, Uruguay y Bolivia, que pretende ser un
modelo de comunicación contrapuesto a los medios dominantes del primer mundo. Es miembro
fundador de la Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad, creada en México en
2004. Ha colaborado en múltiples publicaciones: El Mundo (España), Brecha (Uruguay), Latino
(El Salvador), Granma (Cuba), Resumen Latinoamericano (España), Utopías (España), La Jornada
(México). Colabora habitualmente en una decena de publicaciones latinoamericanas sobre
temas de comunicación y política internacional. Es coautor de los libros Periodismo y crimen y
Washington contra el mundo y compilador de Mirando a Venezuela. A principios de 2006
publicó Perlas. patrañas, disparates y trapacerías en los medios de comunicación editado en
España por El Viejo Topo. En la actualidad es miembro del consejo de redacción de las revistas
Mundo Obrero, El Otro País y Pueblos, donde colabora habitualmente. En febrero de 2007 fue
Primer Premio del Concurso Internacional de ensayo “Pensar a contracorriente”, por su trabajo
“Violencia y medios de comunicación”, convocado por el Instituto Cubano del Libro, el
Ministerio de Cultura de Cuba y la Editorial Ciencias Sociales. En septiembre de 2007 publica
Perlas 2. Patrañas, disparates y trapacerías en los medios de comunicación, con prólogo de
Alfonso Sastre y epílogo de Ignacio Ramonet. Su último libro editado en España es Medios
violentos. Palabras e imágenes para el odio y la guerra.
Muchas veces observar algunas curiosidades de un sistema económico puede ser más elocuente y
clarificador de cómo es ese modelo que escuchar los principios ideológicos que lo inspiran. Algunas ellas
quisiera exponerlas ahora. En nuestros sistemas de mercado existen dos discursos con función de
paliativo social que están siendo muy explotados: el medioambiental y el de la solidaridad con los más
desfavorecidos. Quizás descubrir estas anécdotas puede ayudarnos a comprender cuán hipócrita son
esos discursos.
El pasado 10 de marzo, el escritor Felix de Azúa contaba en El País que había leído en el diario Tribune de
Genève que durante los próximos cuatro años Ginebra iba a importar 300.000 toneladas de basura de
Italia. La razón es que el nivel de concienciación para el reciclado de los ginebrinos ha dejado sin trabajo
a los tres inmensos hornos con capacidad para incinerar cera de 350 mil toneladas anuales, que la
empresa pública puso en funcionamiento en 2001. La amenaza de cierre de uno de ellos dejaría sin
trabajo a cincuenta operarios por lo que la solución será importar basura italiana, concretamente de la
región de Campania. De modo que se transportarán las basuras a lo largo de toda la península itálica.
Gracias a la conciencia ecológica de los suizos ahora se llevarán de viaje entre cuarenta y noventa mil
toneladas de basura fresca por año, se subirán primero en tren desde la punta de la bota hasta la
2. frontera suiza y luego en camiones hasta Ginebra. También descubro que la cosa no es nueva, llevaban
años importando basura alemana con el mismo objetivo. De modo que ya tenemos en nombre de la
protección medioambiental a trenes y camiones transportando toneladas de basura a lo largo de más de
mil kilómetros.
Y sigamos con este anecdotario del modelo capitalista. El 14 de marzo, prácticamente todos los medios
se hicieron eco de un decomiso policial en Algeciras de más de 230.000 artículos de ropa falsificada, con
un precio en mercado de 200 millones de euros. En virtud de la lucha contra “competencia desleal y la
protección al consumidor”, resulta que toda esa ropa será destruida en lo que se supone es una
campaña contra la falsificación y la piratería. Mientras las caritativas ong´s van por los países ricos
apelando a la solidaridad y recogiendo la ropa usada para los empobrecidos del mundo, la policía quema
la nueva.
Un poco más atrás en el tiempo, a finales del pasado año, encontramos otro ejemplo de derroche
energético conviviendo con el discurso político de la lucha contra el calentamiento global. Se trata de
una exposición de esculturas de hielo en Madrid que se abrió el 23 de noviembre y estuvo funcionando
hasta el 7 de enero. Consistía en una carpa de 3.000 metros cuadrados que se hubo que mantener a
ocho grados bajo cero, con bloques de hielo de hasta 2.000 kilos. Se tuvieron que traer 250 toneladas de
hielo desde Bélgica mediante 12 trailers frigoríficos. Además “durante varios días unos enormes cañones
formaron hasta 25.000 kilos de nieve para que los artistas pudieran modelar sus obras” que se
convertirían en agua el 7 de enero.
En conclusión, vivimos en un mundo que transporta la basura durante mil kilómetros para poder
quemarla, el hielo otros mil quinientos kilómetros para que luego se derrita, y la ropa la quema.