3. La gran mayoría de cristianos hemos sido educados en la idea
generalizada de que el Nuevo Testamento fue comunicado
originalmente en griego y que los manuscritos originales están en
griego y, por tanto, el estudio del griego ha tomado y continúa
tomando preferencia sobre el hebreo.
Hoy día, eruditos cristianos están cada vez más y más alejándose
de esa posición y abriéndose al hecho de que lo contrario podría
ser el caso. Por muchos años la mayoría de la gente creyó que la
tierra era plana, hasta que finalmente alguien demostró que no
era así. Con la mente abierta, consideremos los argumentos que
sostienen que el nuevo testamento en realidad fue escrito en
hebreo.
5. El 78% de toda la Escritura fue
escrita en hebreo.
Todos los mazoret (evangelios)
que contienen aproximadamente
el 50% del Nuevo Testamento
hasta Hechos 15, y al menos tres
cartas, la 1 de Kefa (Pedro),
Ya'akov (Santiago) y Yehudim
(Hebreos) fueron escritos por
judíos y para judíos lo cual eleva a
un 90% el trasfondo hebraico del
Nuevo Testamento.
6. El resto lo constituyen las
cartas de Pablo, pero en los
manuscritos griegos de las
cartas de Pablo, tenemos no
menos de 167 citas de
Moshé, los Profetas y los
Salmos, lo cual, si fuese
retirado, elevaría a 95% el
total hebraico del Nuevo
Testamento, dejando
solamente un 5% con
características griegas.
7. Pero si recordamos que ese
5% tiene como intención
mostrar la verdad judía de la
redención y de la salvación a
una audiencia no judía,
entonces el mensaje mismo,
aunque vestido de griego,
tiene un trasfondo hebraico
que no debemos ignorar si
queremos ser fieles al
mensaje de la Biblia.
8. Una vez aclarado el idioma escritural,
solo tenemos que ver cual es el
nombre del Mesías en el texto
hebraico, y su nombre es:
¡ Y E S H Ú A !
Su significado: “Salvador” o “Yahweh
es Salvación”
9. Conclusiones:
Yeshua nació hebreo, por lo
tanto su nombre es hebreo.
Su nombre es asignado por El
Padre Eloim.
El significado, el poder, las
bendiciones, las promesas y todo
lo que encierra el nombre del
Mesías, es atribuible al nombre
hebreo original Yeshúa.
10. Conclusiones:
Cuando se traduce este
nombre, todo eso cambia y se
pierde. Esto es precisamente lo
que ha sucedido cuando las
versiones hispanas, en vez de
mantenerse fieles al nombre
hebreo, lo han transliterado del
griego de donde
surgió entonces "Jesús".
11. Conclusiones:
Ahora bien, estas cosas han sucedido por ignorancia. Por tanto,
somos acogidos a misericordia, pero, como dijera el apóstol:
"Di-os, habiendo pasado por alto los tiempos de esta
ignorancia, ahora manda a todos los hombres, en todo lugar,
que cambien su modo de pensar", es decir, si usando el nombre
de "Jesús" ha habido milagros y portentos extraordinarios:
¿Qué será cuando el pueblo descubra la riqueza profética y
redentora asociada con el verdadero nombre del Mesías y
comience a usarlo?