Los discípulos de Emaús regresaban tristes de Jerusalén comentando la crucifixión y muerte de Jesús cuando este se les acercó y comenzó a caminar con ellos, explicándoles lo ocurrido a través de las Escrituras. Al llegar a Emaús, Jesús compartió la Eucaristía con ellos y desapareció, dejándolos reconocerlo.