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Prólogo
Es esto un rejunte? - Sí.
Es esto un decálogo sobre tu persona? - También.
Es esto una confesión? - Ponele.
Es esto una carta de despedida? - Meh.
Es esto una antología autocondescendiente? - Chupame un huevo.
Usted acaba de adquirir un libro sobre Netfliz para Pobres, y acaba de ser estafado. Acá no hay
reseñas de películas. Netfliz nació en un verano de mierda en el que se condensaron cansancio,
frustración y una necesidad espontánea por hacer algo útil. Hay algo de Netfliz para Pobres acá?
Bueno, el carácter ecléctico es más o menos parecido al del contenido.
El éxito conscuente de la página de Facebook resultó ser casi una ironía, una de esas estafas que
le hacen creer a uno sobre la providencia cagándose de risa. Hace prácticamente una década
que dí por comenzada mi vida profesional como dibujante y animador, una profesión de vuelo
de cabotaje con nafta para dos cuadras sobre las islas del Tigre. Y de repente, 4 mil seguidores
posteando links de Youtube. Citando y deformando a Moria, con este libro me estoy colgando
de mis propias tetas (las de Netfliz). Podría dejar de mariconear y aprovechar el impulso para
hacerme notar. Hele aquí pues.
Ahora quiero hacer el video animado conmovedor de internet perfecto, insuperable. En el clímax
un ejército de niños arrojan celulares a un pozo negro y comienzan a leer libros cuyo título es
“libro” mientras una mujer renovada le cierra la puerta a un tipo que no la quiso gorda, quien se
va caminando solo en la nieve para pegarse un tiro fuera de cámara, las flores crecen sobre su
cadáver y tapan las fábricas malas de videojuegos bélicos, pero un guerrillero acuchilla en cámara
lenta a un cachorrito que aúlla en agonía el himno de Malvinas, pero no importa porque en el cielo
encuentra en el suicidado un nuevo dueño y compañero eterno, la mujer renovada se vuelve tan
superficial que se pone a tirar monedas metafóricas gigantes que aplastan ballenas y zorros que se
transforman en autos de lujo, pero su alma se verá salvada por un personaje con barba sin razón
otra de existir en el guión de hacerla viajar a su infancia, donde demuestran que una pedagogía
Waldorf sin estudiar fracciones le hubiese provisto un camino impío, entonces a fuerza de puro
deseo reescribe su vida porque se pone a bailar en la calle hasta que envejece, y se ve ignorada
por la juventud distraída con ese macramé virtual que perdió los valores del macramé vegano,
entonces la viejita muere por inanición tapada por la nieve, pero no importa porque deja una rosa
de papel en origami que vuela regando belleza en la ciudad gris e inesperadamente se transforma
en un proyectil bélico cuya sensibilidad disuelve en el aire a un dictador -el guerrillero asesino
de cachorritos ascendido- en pleno discurso déspota, para dar paso a la Navidad, Rosh Hashaná,
una fiesta patria que es mejor que una extranjera, un día que es mejor que cualquiera porque es
el presente donde la gente no toma paracetamol porque es el diablo, y la reputísima madre que te
remilparió. Ah, los niños que leen libros marca “libro” ahora tienen alas porque leyeron libros y
desde el cielo te cagan buenas intenciones.
Pero mejor no. Tengo que seguir haciendo cosas difíciles, como mudarme a la República Checa.
Supongo que siempre tuve un corazón disléxico, y allá descubra que el futbol es digno de emo-
cionarme, y me transformo en Andy Kutnezoff. También los años de telemarketer me arruinaron
los dedos, tiendo a adelantarme y acortar las sílabas, como signo de ansiedad capitalista. Pero soy
un hombre flexible y cambiante, y como tal puedo lograr todo lo que me poronga.
Santiago Slaby
Prefacio por Camilo Sesto
Siempre me traiciona la razón
y me domina el corazón
no sé luchar contra el amor
Siempre me voy a enamorar
de quien de mí no se enamora
es por eso que mi alma llora
Y ya no puedo más
ya no puedo más
siempre se repite
la misma historia
Ya no puedo más
ya no puedo más
estoy harto de rodar
como una noria
Vivir así es morir de amor
por amor tengo el alma herida
por amor, no quiero más vida que
su vida
melancolía
Vivir así es morir de amor
soy mendigo de sus besos
soy su amigo, quiero ser algo más
que eso
melancolía
Siempre se apodera de mi ser
mi serenidad se vuelve locura
y me llena de amargura
Siempre me voy a enamorar
de quien de mí no se enamora
es por eso que mi alma llora
Y ya no puedo más
ya no puedo más
siempre se repite
la misma historia
Ya no puedo más
ya no puedo más
estoy harto de rodar
como una noria
Vivir así es morir de amor
por amor tengo el alma herida
por amor, no quiero más vida
que su vida
melancolía
Vivir así es morir de amor
soy mendigo de sus besos
soy su amigo, quiero ser algo
más que eso
melancolía
Vivir así es morir de amor
por amor tengo el alma herida
por amor, no quiero más vida
que su vida
melancolía
*Camilo Sesto creado por Bob Kane
EPÍLOGO
Historietas
basadas en
sueñosHistorietas
basadas en
sueñosHistorietas
basadas en
sueñosHistorietas
basadas en
sueñosHistorietas
basadas en
sueñosHistorietas
basadas en
sueñosHistorietas
basadas en
sueñosmi vida, mi vida son números primos sobre ruedas
* Sueño de Yamila Hauteville
Selección de
c u e n t o s
El día que G C llegó a nuestras vidas
El cielo estaba entre violáceo y rojo. Podía ser
crepúsculo o amanecer, pero después de un velo-
rio maratónico adentro de esa piecita claustrofóbi-
ca provista por el PAMI no sabíamos con certeza;
nos importaba un carajo. El tío Carlos se había
muerto.
Habíamos acordado en el límite sanitario de doce
horas, impuesto en la antigüedad para evitar casos
de catalepsia; hoy en día desvirtuado hacia el mo-
mento en el que el cuerpo empieza a hincharse en
una noche de verano. No tanto por una cuestión
de afecto, sino porque… no sé por qué. Nunca en-
tendí qué clase de relación tenían con él… a veces
parecía admiración, a veces resignación, a veces
miedo.
Así que llegado el momento, comenzamos ese éx-
odo familiar, un grupo de trece integrantes, y yo
como buen quinceañero, siete metros más adelan-
te. Pero en vez de poder diferenciarme de ellos,
me sentía como la zanahoria al final del palo.
“Yo sé, yo sé que ahora él está mejor” decía mi pri-
ma/abuela/vayaunoasaberqué Doris, en un gesto
de idiosincracia formal y decorosa, o tal vez para
hacerse escuchar y ganar un poco de atención.
Mientras veía crecer en distintos ángulos formas
trapezoidales en las hendiduras de las baldosas,
de un color cada vez más indefinido, comencé
a pensar en la complejidad musical del tema de
Popeye. Hay algo matemático ahí en ese sonido
popular que se perdió con Debussy y nunca más
volvió a lo sinfónico. El tío Carlos era un exponente
de esta teoría. Era un natural sobre el tema: una
Nochebuena fue capaz de tirarse un pedo con las
primeras notas de un tema de Kraftwerk. Me reí
tanto que estornudé vitel toné. Música electrónica
europea de fines de los setenta y olor a sulfuro de
hidrógeno y metano mezclado con ensalada rusa
y turrón. Esa era una buena forma de definir al tío
Carlos. Tenía una chispa que…
Sonó una vieja desde el fondo. Me dí vuelta, y volví
a ver la formación circular tan previamente en-
sayada en la salita del PAMI. En el centro se encon-
traba nadando crol sobre las baldosas, tía Esther
con un bajón de presión. Podía escuchar el rechi-
nar de los dientes de Doris mientras levantábamos
a su hermana (pues había sido descendida a un
deshonroso nº3) para hacer una parada en algún
barcito abierto. No sólo ella, todos necesitábamos
un respiro.
En fin, en el apuro de no tener que terminar
velando doce horas más, empezamos a trans-
portar a Doris, que se encontraba en modo de-
cididamente horizontal. Es bastante volumino-
sa, así que los trece y yo, sin poder levantar la
mirada, la tomábamos de algún extremo donde
sobrara algo que agarrar. A mí me tocaba un
bulto que sobresalía del tobillo, así que camina-
ba sin prestar atención a qué tenía por delante.
Hasta que la ausencia de una baldosa me hizo
tropezar, y en vez de hacer equilibrio tomando
el tobillo de Doris, lo solté y me voy al suelo de
forma estrepitosa. El contrapeso que genera la
tía es tal que termino de espaldas, viendo qué
estaba delante nuestro pero ciento ochenta
grados dado vuelta. Mientras escucho un ala-
rido digno del cruce híbrido de una oveja y un
tiranosaurio de Spielberg y reprimendas de la
comuna familiar en un segundo plano, contem-
plé nuestro destino: un cafecito abierto.
Mientras nos acercabamos, vimos que este úni-
co foco de luz amarillenta en lo que queda de
civilización tiene guirnaldas de papel maché y
algunas lámparas de aceite en la fachada col-
gando del toldo de lata. La pintura del nombre
estaba irreconocible. El bar estaba cercado por
taxis, vacíos y negros en su interior como car-
cazas de viejas armaduras. Entramos muy tími-
damente sin saber qué esperar. La ausencia que
caracterizaba el lugar intimidaba. Yo imaginaba
ninjas saliendo hasta por debajo del cenicero.
Juntamos cuatro mesas y esperamos que lleg-
ue alguien. Creo que cuatro mesas no era sufi-
ciente, ya que siendo todos de una fisionomía
bastante similar –salvo yo, no sé si por mutación
o por joven- de alguna forma resolvimos en fu-
sionar hombro con hombro, torso rectangular a
torso rectangular; generando un muro de carne
impecable, exacto. Porque ante todo nuestra
familia se caracterizaba por demostrar la fina
mesura de nuestros actos. No como el tío.
Un silbido muy intenso como el de un ruiseñor,
colorido y agudo parecía retratar una balada de
algún cantante que lleva bisoñé. Empezamos a
escuchar pasos, duros y secos contra la losa del
piso.
Nuestras cabezas viraban en todos los ángulos,
pero no sabíamos hallar la fuente del sonido. El
silbido se detuvo en la mitad de una nota, como
una grabación interrumpida al tirar del cable.
En el momento exacto en el que sincrónicamente
nuestras miradas estaban en dirección opuesta a
la mesa, un esta llido limpio, certero, fuerte pero
sin generar crujido alguno, se manifestó con su
emisor, en el centro de la mesa.
Un hombre estaba parado sobre ella.
Naturalmente, nos sobresaltamos. Los demás
quedaron preplejos ante semejante actitud, yo
quedé absorto ante la majestuosidad en la que
cerraba sus puños sobre los costados de su cin-
tura. Una sonrisa de acero. Estaba levemente
inclinado hacia atrás, dedicando sus brillantes di-
entes a un horizonte lejano. El inventor del Pep-
sodent, dirían. Algo en él me hizo entrecerrar los
ojos, y durante un instante cortísimo giré mi cabe-
za a ambos lados para comprobar que los demás
hacían lo mismo. Las lámparas del bar oscilaron
por un par de segundos. Curiosamente, como
si saliera y entrara de foco varias veces y fuése-
mos lentes de cámaras apuntándolo; decidiendo
cómo era. Entonces vemos a quién enmarca ese
traje de seda azul, tan perfectamente poligonal.
Tío nono Elvio exclamó antes que nadie “¡E´ Yorr
Cluni!”
Y en efecto lo era. Sí.
Y rió una carcajada artificiosa, pero perfecta.
“Que noche rutilante, no es así amigos?” - dijo a
modo de presentación.
Silencio.
Los ojos de George Clooney rotan de extremo a
extremo, buscando una respuesta afirmativa.
“Traeme una lágrima, pibe” – pidió Elvio, para
tranquilidad de un George Clooney que exhala.
George se arrodilla como quien recibe una bendi-
ción de la Reina de Inglaterra, pero con el mentón
elevado.
“Me gusta tu actitud, sabés. Esa iniciativa, es lo
que me abrió puertas hacia Jolibud”
“Yo también quiero ir a Jolibud, tráigame un té
con leche” -Madrina Mabel hizo su pedido
“Un cortado”
“Leche con miel”
“Una giniebra”
“Un cachamay”
“Un vermú con ingredientes”
“Una bomba de crema”
Los pedidos continuaban, mientras George Cloo-
ney respondía cada petición afirmando con su
cabeza con una satisfacción cada vez más cercana
al orgasmo, saboreando hasta el infinito cosas
tan mundanas.
“¡Muy bien, en instantes solamente sus
paladares serán registro de mi obra!” –Grita
George Clooney, hablando con el matafuegos en
el extremo próximo a la pared.
“¡Aleeee—HOP!” Sentencia George Clooney lu-
ego de tomar carrera y pegar un salto desde la
mesa con sus extremidades extendidas: hacia el
futuro, hacia la cocina. Pero en pleno trayecto
aéreo su cabeza impacta contra una lámpara de
aceite y cae de forma recta sentado al suelo.
“Pero la remilput…” Puedo escuchar decir entre-
dientes mientras se reincorpora.
“Vaya con cuidado, y mándele saludos a Yulia
Robers”, dice Esther como si nada hubiese
pasado.
Tambaleando, caminando con renguera recién
adquirida escucho una respuesta casi a modo de
posdata:
“ P r r r p p p … p d d d d d d p p p b b l l l l l l p - p - p -
ppppptptptpptptpt-t-t-t-t-prof.”
Y entró a la cocina.
Algo no me cuajaba.
En los minutos de espera por el pedido pude no-
tar a mi familia sentada boquiabierta y felíz, sin
discurso posible. Como cuando de chiquito en el
hospital con meningitis me visitó el Pato Donald
y casi se desnuca por resbalarse con las patas de
felpa. El pato Donald pasó 10 días internado al
lado mío, agarrándose el zapallo. Juro que to-
davía no sé cómo hizo. Juro que no sé.
George Clooney volvió con una gran bandeja
plateada con el festín. Una vez servido todo como
se debe, siempre dando pequeñas acotaciones
picarezcas pero apropiadas para cada comensal.
Yo era el último a servir, y me susurró al oído:
“Pibe, a vos te parece con este calor lechita con
miel? Si querés también te traigo un bay biscuit
con forma de poronga”
Apoyé la mano sobre la boca. Y la retiré rápida-
mente.
Esther le tironea de la manga a George y dice:
“Ay Yorrsh, no nos hace un recuento de su car-
rera, háblenos de sus mejores recuerdos con las
estrellas, venimos de un trámite pesado, sabe…”
Yo bajé mi cabeza, impotente.
George se aclaró la garganta, bajó los hombros,
cerró los ojos y apretó sus labios, simulando
modestia.
“Bueno, he tenido mis momentos en Forrest
Gump, La Lista de Schindler, Mujer Bonita, Titanic,
Danza con Lobos…” Dijo, y tomó aire por la naríz
mientras sus ojos apuntaban al techo.
“Pero cómo olvidarnos de su obra cumbre, don Cl-
uni…” dijo Elvio a modo inquisitivo y por supuesto,
retórico.
En ese momento George Clooney por 3 octavas de
segundo clavó su mirada en la mía y me sonrió con
dulzura. Casi compadeciéndose y entendiendo mi
lugar. Y luego continuó:
“Ah, sí, claro… cómo olvidarme de…” (sus labios
enmarcaron una gran “M” mientras miraba a am-
bos lados)
“ … Parque Jurásico”
Tengo recuerdos muy vagos del resto de la
noche. Me acuerdo de perderme en el océano
blanco de mi leche con miel, levemente ama-
rga, y de un gran, gran júbilo por parte de mi
familia. Música muy fuerte, una mezcla de per-
cusiones y sonidos festivos, vientos metálicos
y armonías muy agudas. Luego me ví a mí mis-
mo en plena madrugada, fuera del bar, con el
cuerpo entumecido pero de pie, viendo como
George Clooney guiaba un trencito bailantero
que se llevaba a mi familia. No sé a dónde. Pero
todos cantaban. Se perdieron en el horizonte.
Y liberado, sonreí .
Con dignidad, expelí un flato.
El turco indiscreto. (nota: inspirado en el
Corazón Delator)
A diferencia de muchos de mis compañeros de
batallón, después de la guerra pude rehacer
mi vida, aunque no sin cicatrices. Una herida
traicionera por parte de un impertinente tur-
co mientras cometía mis necesidades me había
inhabilitado de la posibilidad de descendencia.
Luego una infección se hizo cargo de mi ojo izqui-
erdo, por lo que los méritos militares me llevan
sin cuidado. Pero como les dije, supe encontrar-
le cauce a mi vida, gracias a haber heredado un
sencillo estudio, acondicionado con lo suficiente
para poner en práctica mis conocimientos en es-
cribanía. Sin embargo, con el pasar de los años
las tareas cotidianas interrumpían cada vez más
mis deberes profesionales. Durante las noches,
mi ángulo de visión ausente dibujaba turcos y
carne podrida sobrecondimentada.
Una mañana tuve la audacia de desoír las
amenazas que circulaban en el pueblo sobre
los recién llegados gitanos. El nuevo mercado,
he escuchado, es para los que quieren arries-
gar su pellejo a cambio de un par de peniques
de di- ferencia. Peniques que, sepan disculpar,
no me sobran desde mi creciente incapacidad
física. Se había armado una muchedumbre, allí,
donde sobresalía una pirámide de huevos sobre
muchas cabezas. La humedad y el calor mezcla-
ba y condensaba desde la tierra diversos olores
de heces animales y orín seguramente humano.
Entonces, hice uso de mi condición social de vie-
jo para abrirme entre la gente a bastonazos y pa-
tadas gratuitamente. Esperaba encontrarme con
una buena pelea, aquellas que me hacen sentir
revigorizado, corajudo. Fue curiosa entonces,
la circunstancia en la que encontré a ese joven
recostado sobre la tierra en posición fetal. No
veía los sobrantes de una pelea, no estaba lasti-
mado. Apenas sucio. Pude darme cuenta que no
había caído, su postura era totalmente delibera-
da. Recordé esas largas temporadas boca abajo,
agudizando mi vista detrás de una trinchera. El
joven sostenía la mirada sobre la extensión de
su brazo izquierdo. En su mano sostenía con una
mezcla de cuidado y rechazo, sobre la punta de
sus dedos, un huevo. Murmuraba cosas. Estaba
bien vestido para sostener semejante actitud,
nada de harapos, aunque sus colores y texturas
no combinaban mucho. Entre los curiosos que lo
rodeaban, presente estaba el Idiota del Pueblo.
Se abrazaba a sí mismo mientras sollozaba sin
lágrimas, deformando la cara en una mueca aún
más fea. El joven continuaba examinando el hue-
vo sin importar la reacción del vulgo. Una voz de
poca intensidad pero estridente pareció salir de
su garganta:
- Tres semanas. Tres. Al sol varias veces. Podre-
dumbre gitana.
Al exclamar la última sentencia, cerró el puño de
su mano con el huevo dentro. Entre sus dedos se
escurría una baba que recorría matices entre el
verde y el negro. El olor era omnipresente, im-
posible de ignorar. Se reincorporó con la veloci-
dad de un soldado con grandes convicciones.
Miró al vendedor con una mezcla de ira y júbi-
lo inexplicable. Sus ojos eran negros. Señaló con
intensidad al gitano, y de su dedo índice la iner-
cia condujo restos de huevo podrido a tener una
trayectoria aérea sobre la naríz del señalado.
- Los testigos pueden dar por sentado que es re-
sponsable de sus actos, no es así?! - Dijo entre
dientes el vendedor, mientras tomaba el cuchillo
de su cinturón de delantal.
Juro que no entiendo por qué lo hice. Practiqué
la caminata más torpe y patética que mi aspecto
permitía para interponerme entre ambos como
un factor neutro en el conflicto.
- Por fin te encuentro, Edgar! Sepa disculparlo, es
tan escurridizo...
Me apropié de él al tomarlo del brazo, y por al-
guna razón sobre la cual prefiero no profundizar,
no opuso resistencia. Quizá por agradecimiento,
quizá por sumisión. Ya les dije, no quiero profun-
dizar.
Parecía haber nacido para trabajar conmigo;
tenía eficiencia, una actitud lineal y cierta re-
tención hacia los detalles. Me impresionó lo rápi-
do que se adaptó. Incluso parecía adelantarse
a mis órdenes. Apenas asentía y pronunciaba
palabras, sin levantar la vista. En su modestia o
secretismo, según por donde se lo vea, estableció
un código mutuo y tácito, donde sólo lo necesa-
rio era pronunciado en palabras. Su mutismo sin
embargo fue lo suficientemente intimidante para
expresar sin palabras que su nombre era irrele-
vante. Como Edgar lo adopté, y Edgar resultó ser,
ni más ni menos.
No compartimos la mesa. Una vez arrimé la puer-
ta de la habitación de servicio que ocupaba. Su
plato de habas estaba blanco, impecable. Las ha-
bas estaban dispuestas en filas perfectas sobre el
marco superior de la puerta. Para sumar, no pre-
sentaban restos de estofado.
Cerré la puerta lo más cuidadosamente posible y
procuré olvidar semejante paisaje.
Al principio de nuestra convivencia creí que mis
ansiedades nocturnas tenderían a disminuir. Pero
resultó lo contrario. Faltando tres minutos para la
medianoche, día por medio, retumbaban varios
golpes por las paredes del estudio. Edgar podría
tener la consideración de patear entre sueños de
forma no tan similar a los redobles de tambores
turcos. En fin, cada uno vivió la guerra como pudo,
y se llevó a su casa una guerra distinta. Preguntar
no sólo sería descortés, además francamente pre-
fiero seguir respetando nuestro contrato de pri-
vacidad.
Mientras crecía la frecuencia de estos llamados de
la parca, Edgar se mostraba cada vez más sociable.
Incluso una mañana mencionó el comienzo de la
estación fría, y sirvió té, para dos! Su actitud ar-
tificiosa era más que evidente cuando intentaba
servir la tetera con la torpeza de un monaguillo
principiante. Luego parecía olvidar por comple-
to su nueva faceta y volvía a recorrer los pasillos
mirando hacia el suelo, murmurando. En los últi-
mos días, cada vez que notaba su presencia, hacía
un movimiento brusco con sus hombros y cabeza,
esperando quién sabe qué. Muchas veces lograba
que dé media vuelta. Lamentablemente, no supe
encontrar demonio alguno. Debería dormir más.
No había Luna cuando me despertaron los com-
pañeros. Me habían advertido la presencia de al
menos veinte turcos entre los árboles.
El campamento estaba rodeado. El viento
se había detenido, y podía oír al menos uno,
jadeando, muy cerca. Me había atrincherado
en un rincón, curiosamente, muy confortable.
Resolví en quedarme quieto y prestar atención
en todas las señales del paisaje; los arbustos, los
pastizales, las rocas, el velador, los abetos.
El colchón.
Bigger than Mary.
“La Iglesia… la Iglesia es como Garbarino. Vos
querés una licuadora, pero vas y comprás lo
que te conviene, no lo que querés” Me dijo
José.
Yo ya me sentía muy lejos de ese debate gasta-
do, y caer en una postura adolescente ya no me
generaba la misma satisfacción que al comien-
zo de nuestros veinte años de amistad. Así que
me limité a asentir con la cabeza y a pronunciar
un empático “Mnjáh”, mientras estacionaba
sobre una de esas calles que corta Perón a la
altura de Once.
Entramos en la santería y nuestros ojos eran los
de dos chiquitos en El Mundo del Juguete; filas
y filas de estantes llenas de estatuas de yeso
mal pintadas con esmalte color pastel, de for-
mas icónicas o aspirantes a serlo. Santos, qui-
meras, demonios, ángeles, rubios, pelirrojos,
negros, gordos, flacos, felices, enojados, desa-
fiantes. Generalmente bizcos, pero ese rasgo,
supongo, es inintencional.
Mientras buscábamos un catalizador apropia-
do, el Jose continuaba “Sobretodo en la parte
de las garantías, uno se compra la capacidad
de evitar una desgracia particular, como una
madrina mía que se hizo no se qué peregri-
nación para no morir en un accidente de tránsi-
to. Pero igual cagó fuego.
Literalmente. Le explotó el calefón. De haber
algún mártir carbonizado por instalaciones de
gas pedorras por ahí se salvaba”.
El pragmatismo cristiano tenía que actualizarse
en servicio de los empleados de mala muerte. Y
nosotros decidimos ser la vanguardia. O de eso
convencí a José.
Si bien los dos todavía éramos relativamente
jóvenes, ya no lo éramos. Si reventábamos
como su madrina, los medios no nos identifi-
carían como “la tragedia de dos jóvenes”, sino
como “el chiste de los dos boludos grandes que
pasados los treinta se juntaban todos los sába-
dos a armar el scalectrix y tomar Nesquick”.
“¿Te acordás antes de que largáramos la UBA,
cuando hicimos ese curso de Criminología?” Le
dije mientras hundía mis manos en un contain-
er de sahumerios.
“Psé. Queríamos ser Batman y Robin. La Inge-
niería Química no nos alcanzaba.” –me con-
testó entremezclando palabras con una risa
ronca y desgraciada.
Yo podría decir que siempre fui un boludo y pude
salir airoso, pero José tiene más razones para ser
Robin de mi Batman. Cuando lo fui a buscar la
mujer lo miraba desde la puerta, con una ceja ar-
queada y los brazos cruzados. Aunque creo que me
miraba el coche. La atorranta me lo miraba nomás.
Diría que el alerón verde flúo de TC-2000 sobre
mi Renault 12 no la encandilaba precisamente. Al
momento que el Jose abriese la puerta y se dara
vuelta para saludar a la Bichi, ella ya había cerrado
la puerta tras suyo. Él no las entiende.
Decenas de deidades nos vigilaban mientras
jugábamos a ser arqueólogos en nuestra investi-
gación.
“Boludo, tengo la posta. Una estampita de Gilda”,
me dijo José con cara de Indiana Jones realizado.
“¿Qué es esto, la santa patrona de las canciones
que suenan copadas cuando las toca Ataque 77?”,
le contesté incrédulo.
“No me seguís. Mirá, está todo. El potencial inter-
rumpido de forma trágica (José apuntó las palmas
de sus manos, rectas con los dedos fusionados, ha-
cia su pecho) y un accidente de tránsito” (prosiguió
apuntando sus palmas hacia arriba, esta vez hacia
mí) “¿No ves que a mí me destraba y a vos te pre-
viene?”
Entonces comenzamos la conversación telepática
que sólo nosotros podemos hacer en situaciones
críticas. Habíamos desarrollado esos poderes para
explorar los profundos misterios del culo de la pro-
fe de Físico-Química. José en pose estática, con sus
manos señalándome, comenzó a afirmar varias
veces con su cabeza con las cejas alzadas. Reprimía
saltitos de ansiedad. Yo repliqué con mi mirada de
“ pero vos sos un pelotudo, sabés”.
Interrumpí el enlace psíquico y le dije “Potencial,
qué potencial? No laburabas en la industria musi-
cal, te echaron de una fábrica de tapas de empana-
das José.”
Pero me puse a pensar en el episodio pedorro de
novela de Suar en el que su vida se había trans-
formado. Domingos de fideos con tuco de lata y
lunes de salchichas. Así que me encogí de hombros
y accedí.
José sostenía una sonrisa entre orgullosa y medio-
cre y afirmó ladeando su cabeza hacia un costado
brevemente.
Gracias a un cassette de Vilma Palma e Vampiros en
el estéreo del auto de regreso a mi depto, nuestra
misión extendió sus objetivos y pedimos una pizza.
Después helado. Y al delivery de cerveza. Por se-
gunda vez. Quedamos acostados sobre el parquet,
mirando el techo, donde las grietas formaban una
suerte de campo de estrellas donde se dibujaban
anhelos del pasado y culos. Rodeados por los res-
tos de batalla en el piso, balbuceando recuerdos,
cada vez más pausados, más llenos de oraciones sin
terminar, cada vez más cerca a los monosílabos y
algún pedo triste. Ambos sabíamos que el fantasma
latente del bajón se avecinaba y retomamos nues-
tro plan.
Rato después, José declaraba con cierta ira conteni-
da:
“Hace media hora que estamos sentados con la luz
apagada y las persianas bajas frente a una estampi-
ta religiosa de Gilda pegada a una vela prendida. No
pasa un carajo. ¿Me pasás los clasificados?”
“No, no, acá falta que hagamos algo. No sé… una
danza ponele.” Dije insatisfecho.
“Dejá, voy a la baulera y traigo el Estanciero.” Me
contestó con la desilución calma de un pibe que se
dá cuenta que está crecido para tener juguetes al
recibir medias y un pulóver para navidad.
Me quedé mirando mis zapatillas de loneta, y me
dí cuenta de la acumulación de años de graffitis. Mil
y una historias con birome y marcador habían gen-
erado en ambas piezas una intersección, un punto
de convergencia accidental de infinidad de letras.
Mis ojos se clavaron respectivamente en un aguje-
ro negro en cada zapatilla, hasta que escucho a José
que me dice con un tono reanimado:
“Loco, mirá lo que encontré…”
Una vez sentados en piernas cruzadas e inclinados
hacia adelante, el Jose desplegó el tablero Ouija y
acomodó un vaso de tequila invertido a modo de
guía. Dubitativamente tomó la estampita de Gilda,
la miró con cierto desdén y la arrojó como si fuese
una partida de Truco.
“¡Envido, conchuda!” Exclamó.
Me contuve la risa, no terminaba de entender
dónde le terminaba el cinismo y le empezaba la
convicción. Se había puesto una campera de gim-
nasia en los hombros, con la capucha puesta, que
le tapaba media cara. Apoyamos nuestros índices
sobre el reverso del vaso que señala la ubicación
de las letras en el tablero. Empezamos a moverlo
de forma más o menos sincrónica, pero José es-
taba entrecerrando los ojos y respirando por
la naríz de forma muy expresa, al modo que
una madre se contiene de embocarle un bollo
al pibe delante de los vecinos. Pero contínua-
mente, y de forma creciente. Los hombros le
temblaban. Saqué mi dedo y le dije:
“Para un cacho José, tomátelo con soda, yo te
quería distraer un…”
Y el Jose levantó su rostro y me devolvió una
mirada intensa, como si le hubiesen amputado
los párpados.
Puse el dedo de nuevo en la copa, pero José
se había detenido en el extremo izquierdo del
tablero, donde reza “HELLO”.
Entonces tímidamente, José empezó a cantu-
rrear entre dientes:
“No me arrepiento de este amor/aunque me
cueste el corazón
Amar es un milagro y yo te amé/como nunca
jamás lo imaginé”
Contuve las ganas de tirarme un pedo festivo.
No era la letra desvirtuada en la cancha de In-
dependiente. El hijo de puta se la sabía como
un mantra. Pero José una vez más me sor-
prendió en su eclecticismo, y sentenció:
“Pero la reputa madre…!
Quise hacer algo para sostener el clima, algo
solemne, algo que nos deje en una dirección
distinta al abismo saturnino al que la vida nos
acostumbró, algo…algo. Extendí mis manos ha-
cia el cielo, y de prepo se me escapó un
“¡Llévanos con tu líder!”
José reanudó el enlace psíquico que comparti-
mos y con una ceja me dijo algo así como “Tu
papá debió haber sido Corki convulsionando
en la cama equivocada”.
Pero antes de que pudiese contestar, lo ví
apoyar su mano en su parietal, y con los ojos
cerrados un hilo rojo nació desde su naríz. Un
zumbido lejando empezó a crecer, se tornó vi-
bración y cobró una audición más y más grave.
Como mil voces sincronizadas al final de un
gran abismo. O desde la cima del acantilado,
y el abismo se encontrara en el centro de mi
cabeza. Mis dientes empezaron a castañear de
la reverberación, y un líquido cálido empezó a
caer de mis fosas nasales.
Un metro sobre el tablero, una luz azul cyan
comenzó a materializarse. José y yo estábamos
físicamente paralizados por la gracia de un eco
cada vez más profundo y grave; atrapados en
una frecuencia que condensa todas las frecuen-
cias.
Tres ejes empiezan a diferenciarse en la creci-
ente luz de un azul cada vez más intenso. Se
define un triángulo isósceles de dos metros
de alto y metro y medio de ancho. Podíamos
notar de a poco detalles textiles sobre la apa-
rición, y lentamente comenzó a girar sobre su
eje. Se podía notar el volumen de una persona
dentro, aunque la vestimenta fuese excesiva-
mente almidonada y tratara de evitar cualquier
contorno humano. Del fulgor exceso pudimos
notar dos detalles que confirmaban mis sospe-
chas. Boquiabiertos, vimos un pequeño trián-
gulo rosado dividido en dos: eran dos manos
fusionadas en sus palmas; y en el ángulo norte
del triángulo alertamos sobresalir tras capas y
capas de algún material tejido, un rostro. Uno
femenino. Y enojado. Un sombreado se asoma-
ba sobre sus labios.
El festival luminoso se interrumpió y el trián-
gulo dejó de levitar. Golpeó el tablero de Ouija
con una fuerza que hizo temblar las paredes.
La Virgen María tenía la boca muy fruncida.
José y yo no recuperábamos el habla, cuando
sus ojos, de mirada estática e indignada em-
pezaron a concentrar luz. Disparóse un rayo de
su mirada e incineróse un viejo póster de Be-
atriz Salomón. Sus fauces se abrieron lentam-
ente, temblorosas, y un sonido horriblemente
desafinado estalló en consonantes duras:
“¡PU-RÍ-SI-MA!”
José y yo salimos del trance y lentamente em-
pezamos a arrastrarnos lejos de ella. Otro líqui-
do cálido empapó mi muslo derecho, haciendo
que el jean nevado se pegue a mi piel. Despa-
cio, desde el piso le dije a José “A la cuenta de
tres, rajamos para la cocina… uno… dos…”
La Virgen María empezó a concentrar luz nue-
vamente en sus ojos. Y echamos a correr como
una jauría de perros hasta cruzar el umbral de
la cocina, y no paramos hasta derribar la mesa
desayunadora como si fuese una trinchera de
aglomerado. Nos sentamos usando la protec-
ción improvisada como respaldo. Yo me puse a
llorar:
“Boludo, yo quería sacarte la depre, no quiero
que la Virgen María te fulmine de un rayo”
Mientras moqueaba y sollozaba, José estaba en
lo que yo creí era un shock, y podía escuchar
algo símil a los pasos de la Virgen, o algo así.
Pude imaginar, su traje tan excesivamente rígido,
que se acercaba arrastrando los pies de costado a
costado torpemente, barriendo cajas de pizza y bo-
tellas. Su locomoción producía un estremecimien-
to de viejos engranajes de una fábrica raspándose.
“La puta madre, el parquet”, dije para mí mismo
mientras pegaba quejiditos. Al momento de decir
eso, escuché algo parecido a un alarido.
Volví a ver a José congelado en una expresión ine-
narrable, y le tomé le hombro y mientras mi voz se
quebraba le dije “José, sabé que yo quería lo mejor
para vos, no la vida de mierda que tenés…”
En ese instante el ruido de un martillo golpeando
un yunque correspondía a la a la extensa inflexi-
bilidad del uniforme de la Virgen María incapaz
de cruzar el umbral de la puerta. Su cara volvió a
proyectar más frustración aún. José rompió el si-
lencio:
“No, sos vos el que no entiende. Yo me cagué la
vida solo. Vos hiciste la tuya, no te tenés que
hacer cargo de nada. Yo me estanqué en esa fábri-
ca de mierda desde los dieciocho, rogando que me
asciendan a un lugar donde me pueda rascar las
bolas. Yo me junté con esa pelotuda incogible. Yo
apunté bajo y caí bajo.”
“¡LLE-NA-DE-GRA-CIA!” Exclamó la virgen María.
Algo pasó en José. Tomó aire y apretó sus labios, se
dió vuelta, se levantó y enfrentó a la Virgen María,
cuyos ojos concentraban violencia y luz a punto de
ser descargados. Le gritó con el peso de toda una
vida castrada:
“¡Llena de gracia, a vos hay que llenarte de pito,
me recontra cago en Dios!”
Desde detrás de la mesa lo que llegué a ver fue un
estallido de luz, pero no una aurora boreal azul o
mi amigo en llamas, sino… un alud ocre.
La instrucción literal que nos había conducido a la
Virgen María nos habían dejado energía residual
para poder invocar corpóreamente sus insultos,
tal cual plegaria convertida en designio divino. Un
olor a metano y una consistencia irregularmente
cremosa inundó la casa, y por si fuera poco esto
sucedió sincrónicamente en todo el planeta, donde
haya objeto cristiano alguno.
Esto tendría que haber sido razón de júbilo en el
mundo entero, no estamos solos, el dios verdade-
ro es cristiano y toneladas de mierda eran la prue-
ba tangible de lo divino que como humanos racio-
nales demandamos por milenios.
Sin embargo no fue el caso.
El Jose se cagó en Dios. Posta.
Luego de divorciarse, José se vino a vivir conmigo,
como tuvo que haber sido desde el principio. Re-
botó de laburo en laburo, y ahora estamos en un
emprendimiento para hacer de la pista de scalec-
trix más grande del país la atracción principal en
temporada alta de Mar del Plata. Es una belleza.
Garantizamos la satisfacción de los clientes
porque los autitos nunca se salen de la pista. Se
trata de sólo disfrutar el paisaje y dejarse ir por
la pista eternamente.
De tanto en tanto, mientras tomamos nesquick
por las tardes, vemos las repeticiones diarias
que los noticieros pasan desde hace dos años,
descubriendo cada vez más detalles sobre el
día en el que la Iglesia Católica cayó no en una
Guerra Santa, sino a fuerza de caca. Y amistad.
Durante unos meses del año 2007 tuve
el extraño privilegio de trabajar como
Personal Psychic en un callcenter en una
campaña llamada Gimme Astro. Allí,
clientes estadounidenses de clase media
baja enviaban sms convencidos que por el
costo de 2 U$s estaban comunicados con
un mentalista que dominaba disciplinas
tales como el tarot, runas, astrología, vi-
das pasadas; lo que sirviera para revestir
de misticismo una mera psicología de café
porteño que sirva de ansiolítico o palma-
da en el hombro o nuca, según el caso.
Después sufrí acoso laboral devenido en
sexual, por parte de una persona cuyo
nombre sólo recuerdo el apodo secreto
que le atribuí: “Gordo Puto”. Pero esa es
otra historia.
Se trataba de acompañar y arrojar obvie-
dades con un léxico complejo o florido
mientras a la vez se dejaba un anzuelo pi-
cando para que el cliente siga pagando.
Solían agradecer a la gente que ellos de-
nominaban creativa, y en un part-time
salías arrancándote los pelos de la ingle.
Tiene sentido, ya que en ese lugar des-
cubrí que el catalizador cotidiano más
grande para inventar cosas donde no hay,
es la ansiedad.
EL OPERADOR SUAVE
user3172586 - 12/03/2007 22:59 : hello
Eve - 12/03/2007 23:08 : Hi, I am Eve, your personal psychic. The Tower tells me about positive
changes ahead of you sweety.
user3172586 - 23/03/2007 23:47 : Marcie(Me)Jan23,1972,Holly(Friend Formerboss)Nov17,1964or1965,In
what way will Holly come in my life really soon?
Eve - 23/03/2007 23:57 : Hello, this is Eve, your personal psychic. I sense by the Magician card
that by your will is power, you will get the achievments what you are looking for
user3172586 - 24/03/2007 00:09 : What do you mean that Holly will be coming in to my life really
soon?
Eve - 24/03/2007 00:22 : That depends exclusively in how aware are you about your decisions. Stay
allert.
user3172586 - 08/04/2007 14:13 : Will Holly call me this coming week?
user3172586 - 08/04/2007 14:29 : Will Holly call me this coming week?
Eve - 08/04/2007 14:34 : Hello Marcie, I can see that you are in a great expectation. But Hollie
seems to be in a hard time of her life...
Eve - 08/04/2007 14:35 : You need to be patient, and give her time to think about what she needs...
however, you need to take the first step.
user3172586 - 08/04/2007 23:40 : Why did Holly tell me the other day on Saturday to not call her
anymore?
Eve - 08/04/2007 23:49 : The Stars show me that she has a lot on her mind sweety, she needs space.
You should think about calling other friends for now sweety.
user3172586 - 08/04/2007 23:59 : Did Holly get fired from Staples even though she is still there for
now?
Eve - 09/04/2007 00:01 : The Stars show me that she is looking for a different job sweety, she has
a lot of doubts and fears.
user3172586 - 09/04/2007 00:09 : Will I talk to Holly later this week?
Eve - 09/04/2007 00:13 : Marcie, sweety I do not see you getting in touch with her for a long time.
It will be better for both of us. She might be mad at you
user3172586 - 14/04/2007 23:19 : Did Holly get fired from Staples even though she is still there for
now?
Eve - 14/04/2007 23:50 : Marcie, I unveield the hermit card. Here I see a period of introspection,
where you need to take some distnace from Holly...
user3172586 - 14/04/2007 23:51 : Did Holly(Nov17,1964 or1965) get fired from Staples even though she
is still there for now?
user3172586 - 15/04/2007 00:01 : Marcie(Me)Jan23,1972,Holly(Nov17,1964or1965,Is Holly currently mad
at me?
Eve - 15/04/2007 00:24 : I see Holly feels like she has no privacy... You need to consider to take
care of yourself...
Eve - 15/04/2007 00:24 : focus ur energies in what u need... Holly is fine, you need to preserve
yourself from pain...
user3172586 - 15/04/2007 00:40 : Marcie(Me)Jan23,1972,Holly(Nov17,1964or1965,H olly Is just a friend
of mine.Does she consider me more than a friend though?
Eve - 15/04/2007 00:55 : Marcie... I’m sorry but the service is about to close... Would you like to
continue tomorrow sweety??’
user3172586 - 15/04/2007 21:23 : Will I talk to Holly later this week?
user3172586 - 15/04/2007 21:53 : Will I talk to Holly later this week?
Eve - 15/04/2007 23:08 : Hi, this is Eve, your personal psychic. The Grey Star shows me that you
will not talk to her this week sweety.
Eve - 15/04/2007 23:08 : I can also see changes in your life. I can see that a very special person
will appear in your life.
user3172586 - 20/04/2007 00:21 : Marcie(Me,Jan 23,1972)Holly(Nov17,1964or1965)Did Holly get the card
the letter that I mailed to her last week?If so,does she like the card letter?
user3172586 - 20/04/2007 00:40 : Marcie(Me,Jan 23,1972)Holly(Nov17,1964or1965)Did Holly get the card
the letter that I mailed to her last week?If so,does she like the card letter?
Eve - 20/04/2007 00:50 : Unfortunately, the service is about to close. I will be here in case you
need me. Have a nice night.
user3172586 - 20/04/2007 23:17 : Marcie(Me,Jan 23,1972)Holly(Nov17,1964or1965)Did Holly get the card
the letter that I mailed to her last week?If so,does she like the card letter?
user3172586 - 20/04/2007 23:30 : Marcie(Me,Jan 23,1972)Holly(Nov17,1964or1965)Did Holly get the card
the letter that I mailed to her last week?If so,does she like the card letter?
Eve - 20/04/2007 23:49 : Hello Marcie, I´m here for you. I can see she got it and her aura doesn´t
look troubled by it so she probably liked it.
user3172586 - 21/04/2007 00:02 : Does Holly regret the things that she said to me the last time that
I called her?
Eve - 21/04/2007 00:19 : She is somewhat confused about it. But I see that Holly needs some time
for herself. Why do you ask?
user3172586 - 21/04/2007 00:29 : Marcie(Me)Jan23,1972,Holly(Nov17,1964or1965,Is Holly currently mad
at me?
Eve - 21/04/2007 00:45 : Well, I´m sorry to say but I think she´s still mad at you. I sense this
conversation has troubled her a lot and she´s trying to forget about it.
Eve - 21/04/2007 00:46 : I think that if you want to talk to her again you´ll have to ontact her
cause she won´t. But you shouldn´t do it yet cause she needs some time to calm down.
user3172586 - 21/04/2007 00:53 : Marcie(Me)Jan23,1972,Holly(Nov17,1964or1965,Does Holly consider me
more than a friend?
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BUSCANDO DESESPERADAMENTE A HOLLY
user3215918 - 22/04/2007 11:02 : Will my 4 kids suffer?
Eve - 22/04/2007 13:34 : Hello dear, this is Eve your personal psychic.I see that the Hierpohant
card recommend you to follow a system of personal beliefs,so you stay together
user3215918 - 22/04/2007 13:40 : Will i ever make 1 millon dollor 4 my life insurance?
Eve - 22/04/2007 13:42 : Excuse me dear, the High Priestess card noticed that there is something
really important you are not telling me. What are you planning?
user3215918 - 22/04/2007 13:51 : make good money
Eve - 22/04/2007 13:55 : I see a future of accomplishment your you and your kids, and as long you
stay together as a family,the best. Are you concerned in your own well-being?
user3215918 - 22/04/2007 13:57 : Yup. Will my husband ever help me 2 pay bills
Eve - 22/04/2007 14:01 : I see by the Six of Swords that his distanced attitude comes from a need
of deep recovery after a difficult time.But he will help u in a near future
user3184725 - 19/05/2007 16:11 : my boyfriend is making me choose betwee n him the cat he broke out
in2 a rash is i t the cat or something else in my house he s allergic 2
Angel - 19/05/2007 16:14 : Hello dear, this is Angel your personal psychic. Dear, the Empress card is
calling you to follow your heart, despite of all allergies and excuses.
user3184725 - 19/05/2007 16:17 : is it the cat or something else he has a cat at his house doesnt
break out in2 a rash also i’ve had my cat 4 months nothing ha ppen b4
Angel - 19/05/2007 16:19 : Dear, I am not allowed to make any medical readings, besides it is not
ethical. If he gets you in this choice questionings, he is bothered by something else
user3199130 - 10/04/2007 20:09 : hello
user3199130 - 10/04/2007 20:12 : Michael luman 1-27-89 will i ever find true love?
Misti - 10/04/2007 20:25 : Hello Michael, this is Misti your personal psychic. I sense by the Jus-
tice card that you are the master of your own destiny, it will always depends on your will
Misti - 10/04/2007 20:27 : Your social cappabilities will be always your strenght in order to get
who you want, dear
user3199130 - 10/04/2007 20:29 : Will you ever have sex with me?
Misti - 10/04/2007 20:50 : Dear, let me remind you that this is a psychic service. Focus your ener-
gy in real possibilities, Michael.
user3242409 - 16/05/2007 16:15 : hello
Mae - 16/05/2007 16:17 : Hello dear, this is Mae your personal psychic. I see that you have a great
doubt clouding your sight. Ask me for guidance.
user3242409 - 16/05/2007 16:18 : michael 1 29 89 will i ever make monday
user3242409 - 16/05/2007 16:19 : will i ever make money
Mae - 16/05/2007 16:20 : Michael, I sense that you are about to achievw what you want. Being Aquar-
ius use your independant way of being to manage the best way to make money
user3242409 - 16/05/2007 16:21 : like what
Mae - 16/05/2007 16:25 : Dear, is there any reason you think you could not trust in the idea that
you will make money on your own? Have more faith in your person...
Mae - 16/05/2007 16:26 : You could get in touch with your creative and original cappabilities to
make your own path. Could be a personal project.
user3242409 - 16/05/2007 16:28 : is my sex good
Mae - 16/05/2007 16:31 : The Empress card says that in order to improve in that field u must get
more in touch with your own nature, u have to feel more confortable w/yourself
user3242409 - 16/05/2007 16:32 : but my size
Mae - 16/05/2007 16:37 : Dear, do not worry about that. As I said, you will find yourself much more
attractive once you feel more confortable and secure with yourself.
user3242409 - 16/05/2007 16:39 : ya but girls like men with big dicks
Mae - 16/05/2007 16:41 : Dear, the Six of Pentalces card says that you will have to learn to manage
your life with your actual resources. Do not judge girls that way.
user3242409 - 16/05/2007 16:45 : can u tell me if the girl i text all the time is the one
Mae - 16/05/2007 16:50 : Well, if she is the one will depend on your perception. But let me advice
you that you have to look for a better way to relate tha text messages.
user3230770 - 03/05/2007 17:52 : Jack 4/9/1922
May - 03/05/2007 18:31 : Jack, I see that there will be good opportunities for you in your future.
According to the Star card you will meet a lot of new people
user3230770 - 04/05/2007 16:30 : Hey
May - 04/05/2007 16:56 : Hello dear! and welcome back! Ready to continue our session of yesterday?
I feel that you have a lot of questions for me, feel free to ask me!
user3230770 - 04/05/2007 17:00 : Are you a real person
May - 04/05/2007 17:16 : Yes dear, I am a real person, and I am a psychic too. I am here to help
you. Dear, I feel that you want to share some questions with me...
user3230770 - 04/05/2007 17:23 : What kind of questions
May - 04/05/2007 17:32 : I feel that you wonder about your future life dear. Your future has a lot
of surprises, and changes for you
user3230770 - 04/05/2007 17:41 : MY QUESTION IS THERE IS A Militery base hidden deep in the Navada
desert!
May - 04/05/2007 17:57 : I am sorry dear, but I didnt understand your previous message. Can you ex-
plain that to me again?
user3230770 - 04/05/2007 18:08 : here in nevada 90 miles north of las vegas there is a militery base
that no one can enter!
ME PEGO EL CORCHAZO O NO
EL GATO
FALTA AMOR
FALTA TODO
QUIERO CREER
La Oscura
Historia de
la Banda del
Gordo Cobayo
N. de. A.: originalmente esta historieta era di-
rigida a un público infantil, y una vez realizada
me dí cuenta que mi visión de “infantil” era mera-
mente entendible bebiendo latas de bebidas ener-
gizantes a las tres de la mañana escuchando Sonic
Youth. Mis nobles intenciones de crear un perso-
naje para chicos (originalmente “El Chobriali”)
terminaron como todas las cosas que intenté con-
cientemente de focalizar como “convencionales”;
una vez más boicoteadas por mi estúpida visión del
mundo. Una cagada completamente ilógica, pero con
unos dibujos que todavía me agradan. Por eso llamé
a mi amigo Magrio González, que supo encontrar un
refrescante sentido adaptando la narrativa visual
rellenando los espacios de texto con un guión ple-
namente tumbero.
Rosencrantz y Guildenstern contra los fantasmas
Rosencrantz y Guildenstern contra los fantasmas
Nota: la baterista estuvo inmovilizada por un
cuadro depresivo, por lo cual no participó
Tratando de encontrar evidencias en los segmentos que engendramos.
--------------------------------------------------
El peligro, siempre el peligro. Ya una orden militarizada del sistema inmunológico.
Cuidado! Tápese el culo, preferentemente con banderín rojo, el de esa sección. No, no, la otra.
Correme las sábanas que la lluvia anda cayendo de a un cántaro helado a la vez.
No, no te digo las de a cuadros. Esas ásperas, tapizadas de espirales concéntricos que nunca
llegan al centro, por más que te quedes mirando horas.
-Practiquemos inglés : throw me the rubber!-
Quiero ser un diccionario, pero con mayor musicalidad si es posible.
-------------------------------------------------
Dame un vaso de leche al que pueda sumergir un muérdago
Un poco estrecho, y con bordes filosos en la boca
Podría acicalarme los labios, pero sólo soy nada más que un deportista en esto
nada más que un deportista
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Me siento muy bien.
Amo esta quimera.
Necesitaba estas joyas.
Alguien en un sueño me dijo que voy a ser lo que más tenga en mi vida.
Entonces, hay que cosechar.
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Quiero sentir tus dedos enterrándose en mi nuca. Como sopapas frías de electroencefalograma.
Es que no tengo un cilindro incorporado que gire para enfocar, viste?
Puedo gritar con orgullo, si bien no suelo caracterizarme por esas cosas.
Soy una criatura del desierto.
Puedo encontrar mis nexos en mi vacuidad.
Puedo hechar raíces en mi agujero de gusano y legislar sobre la nada.
---------------------------------------------------
Que una luz refracte el prisma, para poder ver los colores.
Necesito ser tus ojos, y ganar la distancia que hay en su profundidad. La distancia
lamentablemente, se mide en tiempo. El tiempo no juzga intensidad.
---------------------------------------------------
Cuando se debe reemplazar el instinto por la deducción, qué nos queda?...
Un pozo emocional con base racional, señores.
Un animal mal embalsamado.
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¿Sólo hay que saber escuchar?
El sonido del pasto
en la rivera
siempre permanece
y el murmullo, esa capacidad
no
Intermitencias.
.
.
.
Intermitencias en el pulso, el denominado silencio.
Lo ven?
Son las pausas lo que verdaderamente determinan la existencia de un ruido, no el ruido en sí.
Irónicamente, es la ausencia la que certfica la diferencia entre un estado y otro.
La distancia que genera ese tiempo virtual entre párrafos.
Denada
Estoy en Montecarlo.
Estoy en Siberia.
Si no se produce un salto en el medio, es que entre Montecarlo y Siberia no hay ni un colectivo.
Y si fuera así, Montecarlo y Siberia serían como la provincia de Buenos Aires, donde las calles
tienen dos nombres. Pero no. Tiene que haber un instante de vacío en el medio del impulso.
Si tardan mucho, prueben hacer piecito.
Nada?
No te asustes tanto, disfrutá del silencio.
De nada.
El Viajero Embalsamado le dicen. Cruza océanos enteros sin chistar, no posee graznido carac-
terístico ni ninguna actitud particular. Salvo la inédita particularidad de no hacer realmente
nada, al punto de poder volar sin siquiera agitar sus alas. Migrador eterno que no envejece,
sino que se desgasta de poco a poco. Testigos afirman que ni siquiera se mueve, tan solo levita
un poco unos metros y sale disparado hacia las nubes en velocidades supersónicas en pose
estática; como si no le hiciera diferencia estar sobre tierra o aire. Otros dicen que vuela de
costado o en cualquier posición poco aerodinámica. Incluso al revés. No posee familia, se
desconocen sus actitudes reproductorias y ni siquiera se lo pueden relacionar con otras sub-
especies de aves. Rara vez se le ha visto descender para buscar alimento o para refugiarse de la
lluvia. Estudiosos del esoterismo afirman que cada un lapso de años, abandona esta errática
actitud y se dirige hacia la estratósfera, para quedar en órbita. Los más atrevidos del campo
científico teorizan con un posible campo magnético interno que les permite generar centros
de gravedad ajenos a la Tierra, dando paso a la posibilidad de que en su vida llegan volar
técnicamente, sino caer. Caer eternamente en todas las direcciones. Nunca se encontraron
registros fósiles de esta extraña ave. Los paisanos que conviven en su ecosistema tiene un
apodo, “piedra voladora”, como referencia a su aparente actitud. Los más ancianos dicen que
esta ave no puede morir, pues nunca estuvo viva.
UNA
GRAN
FAMILIA
(...)
No sé dra, yo tampoco entiendo lo que pasa.
(...)
Andá a Piscopatología, pero no a Psicología, A Psicopatología, entendiste?
(...)
35 estudios? Ya hasta dudo de mi sangre.
(...)
En la parada del 124, de madrugada. Un interno del Borda (su remera decía “Radio
la Colifata”...aunque seamos piadosos y obviemos otros aspectos), comienza a danzar
al lado mío, al son de su walkman. Ante la desaprobación del público circundante,
empiezo a seguir tímidamente sus pasos, con los hombros y el cuello.
Aunque mi mp3 reprodujera sonidos de la lluvia grabados, creo que escuchábamos
lo mismo.
10 septiembre 2007

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Netfliz para pobres libro

  • 1. Prólogo Es esto un rejunte? - Sí. Es esto un decálogo sobre tu persona? - También. Es esto una confesión? - Ponele. Es esto una carta de despedida? - Meh. Es esto una antología autocondescendiente? - Chupame un huevo. Usted acaba de adquirir un libro sobre Netfliz para Pobres, y acaba de ser estafado. Acá no hay reseñas de películas. Netfliz nació en un verano de mierda en el que se condensaron cansancio, frustración y una necesidad espontánea por hacer algo útil. Hay algo de Netfliz para Pobres acá? Bueno, el carácter ecléctico es más o menos parecido al del contenido. El éxito conscuente de la página de Facebook resultó ser casi una ironía, una de esas estafas que le hacen creer a uno sobre la providencia cagándose de risa. Hace prácticamente una década que dí por comenzada mi vida profesional como dibujante y animador, una profesión de vuelo de cabotaje con nafta para dos cuadras sobre las islas del Tigre. Y de repente, 4 mil seguidores posteando links de Youtube. Citando y deformando a Moria, con este libro me estoy colgando de mis propias tetas (las de Netfliz). Podría dejar de mariconear y aprovechar el impulso para hacerme notar. Hele aquí pues. Ahora quiero hacer el video animado conmovedor de internet perfecto, insuperable. En el clímax un ejército de niños arrojan celulares a un pozo negro y comienzan a leer libros cuyo título es “libro” mientras una mujer renovada le cierra la puerta a un tipo que no la quiso gorda, quien se va caminando solo en la nieve para pegarse un tiro fuera de cámara, las flores crecen sobre su cadáver y tapan las fábricas malas de videojuegos bélicos, pero un guerrillero acuchilla en cámara lenta a un cachorrito que aúlla en agonía el himno de Malvinas, pero no importa porque en el cielo encuentra en el suicidado un nuevo dueño y compañero eterno, la mujer renovada se vuelve tan superficial que se pone a tirar monedas metafóricas gigantes que aplastan ballenas y zorros que se transforman en autos de lujo, pero su alma se verá salvada por un personaje con barba sin razón otra de existir en el guión de hacerla viajar a su infancia, donde demuestran que una pedagogía Waldorf sin estudiar fracciones le hubiese provisto un camino impío, entonces a fuerza de puro deseo reescribe su vida porque se pone a bailar en la calle hasta que envejece, y se ve ignorada por la juventud distraída con ese macramé virtual que perdió los valores del macramé vegano, entonces la viejita muere por inanición tapada por la nieve, pero no importa porque deja una rosa de papel en origami que vuela regando belleza en la ciudad gris e inesperadamente se transforma en un proyectil bélico cuya sensibilidad disuelve en el aire a un dictador -el guerrillero asesino de cachorritos ascendido- en pleno discurso déspota, para dar paso a la Navidad, Rosh Hashaná, una fiesta patria que es mejor que una extranjera, un día que es mejor que cualquiera porque es el presente donde la gente no toma paracetamol porque es el diablo, y la reputísima madre que te remilparió. Ah, los niños que leen libros marca “libro” ahora tienen alas porque leyeron libros y desde el cielo te cagan buenas intenciones. Pero mejor no. Tengo que seguir haciendo cosas difíciles, como mudarme a la República Checa. Supongo que siempre tuve un corazón disléxico, y allá descubra que el futbol es digno de emo- cionarme, y me transformo en Andy Kutnezoff. También los años de telemarketer me arruinaron los dedos, tiendo a adelantarme y acortar las sílabas, como signo de ansiedad capitalista. Pero soy un hombre flexible y cambiante, y como tal puedo lograr todo lo que me poronga. Santiago Slaby
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  • 4. Prefacio por Camilo Sesto Siempre me traiciona la razón y me domina el corazón no sé luchar contra el amor Siempre me voy a enamorar de quien de mí no se enamora es por eso que mi alma llora Y ya no puedo más ya no puedo más siempre se repite la misma historia Ya no puedo más ya no puedo más estoy harto de rodar como una noria Vivir así es morir de amor por amor tengo el alma herida por amor, no quiero más vida que su vida melancolía Vivir así es morir de amor soy mendigo de sus besos soy su amigo, quiero ser algo más que eso melancolía Siempre se apodera de mi ser mi serenidad se vuelve locura y me llena de amargura Siempre me voy a enamorar de quien de mí no se enamora es por eso que mi alma llora Y ya no puedo más ya no puedo más siempre se repite la misma historia Ya no puedo más ya no puedo más estoy harto de rodar como una noria Vivir así es morir de amor por amor tengo el alma herida por amor, no quiero más vida que su vida melancolía Vivir así es morir de amor soy mendigo de sus besos soy su amigo, quiero ser algo más que eso melancolía Vivir así es morir de amor por amor tengo el alma herida por amor, no quiero más vida que su vida melancolía *Camilo Sesto creado por Bob Kane
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  • 41. Historietas basadas en sueñosHistorietas basadas en sueñosHistorietas basadas en sueñosHistorietas basadas en sueñosHistorietas basadas en sueñosHistorietas basadas en sueñosHistorietas basadas en sueñosmi vida, mi vida son números primos sobre ruedas
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  • 63. * Sueño de Yamila Hauteville
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  • 66. Selección de c u e n t o s
  • 67. El día que G C llegó a nuestras vidas El cielo estaba entre violáceo y rojo. Podía ser crepúsculo o amanecer, pero después de un velo- rio maratónico adentro de esa piecita claustrofóbi- ca provista por el PAMI no sabíamos con certeza; nos importaba un carajo. El tío Carlos se había muerto. Habíamos acordado en el límite sanitario de doce horas, impuesto en la antigüedad para evitar casos de catalepsia; hoy en día desvirtuado hacia el mo- mento en el que el cuerpo empieza a hincharse en una noche de verano. No tanto por una cuestión de afecto, sino porque… no sé por qué. Nunca en- tendí qué clase de relación tenían con él… a veces parecía admiración, a veces resignación, a veces miedo. Así que llegado el momento, comenzamos ese éx- odo familiar, un grupo de trece integrantes, y yo como buen quinceañero, siete metros más adelan- te. Pero en vez de poder diferenciarme de ellos, me sentía como la zanahoria al final del palo. “Yo sé, yo sé que ahora él está mejor” decía mi pri- ma/abuela/vayaunoasaberqué Doris, en un gesto de idiosincracia formal y decorosa, o tal vez para hacerse escuchar y ganar un poco de atención. Mientras veía crecer en distintos ángulos formas trapezoidales en las hendiduras de las baldosas, de un color cada vez más indefinido, comencé a pensar en la complejidad musical del tema de Popeye. Hay algo matemático ahí en ese sonido popular que se perdió con Debussy y nunca más volvió a lo sinfónico. El tío Carlos era un exponente de esta teoría. Era un natural sobre el tema: una Nochebuena fue capaz de tirarse un pedo con las primeras notas de un tema de Kraftwerk. Me reí tanto que estornudé vitel toné. Música electrónica europea de fines de los setenta y olor a sulfuro de hidrógeno y metano mezclado con ensalada rusa y turrón. Esa era una buena forma de definir al tío Carlos. Tenía una chispa que… Sonó una vieja desde el fondo. Me dí vuelta, y volví a ver la formación circular tan previamente en- sayada en la salita del PAMI. En el centro se encon- traba nadando crol sobre las baldosas, tía Esther con un bajón de presión. Podía escuchar el rechi- nar de los dientes de Doris mientras levantábamos a su hermana (pues había sido descendida a un deshonroso nº3) para hacer una parada en algún barcito abierto. No sólo ella, todos necesitábamos un respiro. En fin, en el apuro de no tener que terminar velando doce horas más, empezamos a trans- portar a Doris, que se encontraba en modo de- cididamente horizontal. Es bastante volumino- sa, así que los trece y yo, sin poder levantar la mirada, la tomábamos de algún extremo donde sobrara algo que agarrar. A mí me tocaba un bulto que sobresalía del tobillo, así que camina- ba sin prestar atención a qué tenía por delante. Hasta que la ausencia de una baldosa me hizo tropezar, y en vez de hacer equilibrio tomando el tobillo de Doris, lo solté y me voy al suelo de forma estrepitosa. El contrapeso que genera la tía es tal que termino de espaldas, viendo qué estaba delante nuestro pero ciento ochenta grados dado vuelta. Mientras escucho un ala- rido digno del cruce híbrido de una oveja y un tiranosaurio de Spielberg y reprimendas de la comuna familiar en un segundo plano, contem- plé nuestro destino: un cafecito abierto. Mientras nos acercabamos, vimos que este úni- co foco de luz amarillenta en lo que queda de civilización tiene guirnaldas de papel maché y algunas lámparas de aceite en la fachada col- gando del toldo de lata. La pintura del nombre estaba irreconocible. El bar estaba cercado por taxis, vacíos y negros en su interior como car- cazas de viejas armaduras. Entramos muy tími- damente sin saber qué esperar. La ausencia que caracterizaba el lugar intimidaba. Yo imaginaba ninjas saliendo hasta por debajo del cenicero. Juntamos cuatro mesas y esperamos que lleg- ue alguien. Creo que cuatro mesas no era sufi- ciente, ya que siendo todos de una fisionomía bastante similar –salvo yo, no sé si por mutación o por joven- de alguna forma resolvimos en fu- sionar hombro con hombro, torso rectangular a torso rectangular; generando un muro de carne impecable, exacto. Porque ante todo nuestra familia se caracterizaba por demostrar la fina mesura de nuestros actos. No como el tío. Un silbido muy intenso como el de un ruiseñor, colorido y agudo parecía retratar una balada de algún cantante que lleva bisoñé. Empezamos a escuchar pasos, duros y secos contra la losa del piso. Nuestras cabezas viraban en todos los ángulos, pero no sabíamos hallar la fuente del sonido. El silbido se detuvo en la mitad de una nota, como una grabación interrumpida al tirar del cable.
  • 68. En el momento exacto en el que sincrónicamente nuestras miradas estaban en dirección opuesta a la mesa, un esta llido limpio, certero, fuerte pero sin generar crujido alguno, se manifestó con su emisor, en el centro de la mesa. Un hombre estaba parado sobre ella. Naturalmente, nos sobresaltamos. Los demás quedaron preplejos ante semejante actitud, yo quedé absorto ante la majestuosidad en la que cerraba sus puños sobre los costados de su cin- tura. Una sonrisa de acero. Estaba levemente inclinado hacia atrás, dedicando sus brillantes di- entes a un horizonte lejano. El inventor del Pep- sodent, dirían. Algo en él me hizo entrecerrar los ojos, y durante un instante cortísimo giré mi cabe- za a ambos lados para comprobar que los demás hacían lo mismo. Las lámparas del bar oscilaron por un par de segundos. Curiosamente, como si saliera y entrara de foco varias veces y fuése- mos lentes de cámaras apuntándolo; decidiendo cómo era. Entonces vemos a quién enmarca ese traje de seda azul, tan perfectamente poligonal. Tío nono Elvio exclamó antes que nadie “¡E´ Yorr Cluni!” Y en efecto lo era. Sí. Y rió una carcajada artificiosa, pero perfecta. “Que noche rutilante, no es así amigos?” - dijo a modo de presentación. Silencio. Los ojos de George Clooney rotan de extremo a extremo, buscando una respuesta afirmativa. “Traeme una lágrima, pibe” – pidió Elvio, para tranquilidad de un George Clooney que exhala. George se arrodilla como quien recibe una bendi- ción de la Reina de Inglaterra, pero con el mentón elevado. “Me gusta tu actitud, sabés. Esa iniciativa, es lo que me abrió puertas hacia Jolibud” “Yo también quiero ir a Jolibud, tráigame un té con leche” -Madrina Mabel hizo su pedido “Un cortado” “Leche con miel” “Una giniebra” “Un cachamay” “Un vermú con ingredientes” “Una bomba de crema” Los pedidos continuaban, mientras George Cloo- ney respondía cada petición afirmando con su cabeza con una satisfacción cada vez más cercana al orgasmo, saboreando hasta el infinito cosas tan mundanas. “¡Muy bien, en instantes solamente sus paladares serán registro de mi obra!” –Grita George Clooney, hablando con el matafuegos en el extremo próximo a la pared. “¡Aleeee—HOP!” Sentencia George Clooney lu- ego de tomar carrera y pegar un salto desde la mesa con sus extremidades extendidas: hacia el futuro, hacia la cocina. Pero en pleno trayecto aéreo su cabeza impacta contra una lámpara de aceite y cae de forma recta sentado al suelo. “Pero la remilput…” Puedo escuchar decir entre- dientes mientras se reincorpora. “Vaya con cuidado, y mándele saludos a Yulia Robers”, dice Esther como si nada hubiese pasado. Tambaleando, caminando con renguera recién adquirida escucho una respuesta casi a modo de posdata: “ P r r r p p p … p d d d d d d p p p b b l l l l l l p - p - p - ppppptptptpptptpt-t-t-t-t-prof.” Y entró a la cocina. Algo no me cuajaba. En los minutos de espera por el pedido pude no- tar a mi familia sentada boquiabierta y felíz, sin discurso posible. Como cuando de chiquito en el hospital con meningitis me visitó el Pato Donald y casi se desnuca por resbalarse con las patas de felpa. El pato Donald pasó 10 días internado al lado mío, agarrándose el zapallo. Juro que to- davía no sé cómo hizo. Juro que no sé. George Clooney volvió con una gran bandeja plateada con el festín. Una vez servido todo como se debe, siempre dando pequeñas acotaciones picarezcas pero apropiadas para cada comensal. Yo era el último a servir, y me susurró al oído: “Pibe, a vos te parece con este calor lechita con miel? Si querés también te traigo un bay biscuit con forma de poronga” Apoyé la mano sobre la boca. Y la retiré rápida- mente. Esther le tironea de la manga a George y dice: “Ay Yorrsh, no nos hace un recuento de su car- rera, háblenos de sus mejores recuerdos con las estrellas, venimos de un trámite pesado, sabe…”
  • 69. Yo bajé mi cabeza, impotente. George se aclaró la garganta, bajó los hombros, cerró los ojos y apretó sus labios, simulando modestia. “Bueno, he tenido mis momentos en Forrest Gump, La Lista de Schindler, Mujer Bonita, Titanic, Danza con Lobos…” Dijo, y tomó aire por la naríz mientras sus ojos apuntaban al techo. “Pero cómo olvidarnos de su obra cumbre, don Cl- uni…” dijo Elvio a modo inquisitivo y por supuesto, retórico. En ese momento George Clooney por 3 octavas de segundo clavó su mirada en la mía y me sonrió con dulzura. Casi compadeciéndose y entendiendo mi lugar. Y luego continuó: “Ah, sí, claro… cómo olvidarme de…” (sus labios enmarcaron una gran “M” mientras miraba a am- bos lados) “ … Parque Jurásico” Tengo recuerdos muy vagos del resto de la noche. Me acuerdo de perderme en el océano blanco de mi leche con miel, levemente ama- rga, y de un gran, gran júbilo por parte de mi familia. Música muy fuerte, una mezcla de per- cusiones y sonidos festivos, vientos metálicos y armonías muy agudas. Luego me ví a mí mis- mo en plena madrugada, fuera del bar, con el cuerpo entumecido pero de pie, viendo como George Clooney guiaba un trencito bailantero que se llevaba a mi familia. No sé a dónde. Pero todos cantaban. Se perdieron en el horizonte. Y liberado, sonreí . Con dignidad, expelí un flato.
  • 70. El turco indiscreto. (nota: inspirado en el Corazón Delator) A diferencia de muchos de mis compañeros de batallón, después de la guerra pude rehacer mi vida, aunque no sin cicatrices. Una herida traicionera por parte de un impertinente tur- co mientras cometía mis necesidades me había inhabilitado de la posibilidad de descendencia. Luego una infección se hizo cargo de mi ojo izqui- erdo, por lo que los méritos militares me llevan sin cuidado. Pero como les dije, supe encontrar- le cauce a mi vida, gracias a haber heredado un sencillo estudio, acondicionado con lo suficiente para poner en práctica mis conocimientos en es- cribanía. Sin embargo, con el pasar de los años las tareas cotidianas interrumpían cada vez más mis deberes profesionales. Durante las noches, mi ángulo de visión ausente dibujaba turcos y carne podrida sobrecondimentada. Una mañana tuve la audacia de desoír las amenazas que circulaban en el pueblo sobre los recién llegados gitanos. El nuevo mercado, he escuchado, es para los que quieren arries- gar su pellejo a cambio de un par de peniques de di- ferencia. Peniques que, sepan disculpar, no me sobran desde mi creciente incapacidad física. Se había armado una muchedumbre, allí, donde sobresalía una pirámide de huevos sobre muchas cabezas. La humedad y el calor mezcla- ba y condensaba desde la tierra diversos olores de heces animales y orín seguramente humano. Entonces, hice uso de mi condición social de vie- jo para abrirme entre la gente a bastonazos y pa- tadas gratuitamente. Esperaba encontrarme con una buena pelea, aquellas que me hacen sentir revigorizado, corajudo. Fue curiosa entonces, la circunstancia en la que encontré a ese joven recostado sobre la tierra en posición fetal. No veía los sobrantes de una pelea, no estaba lasti- mado. Apenas sucio. Pude darme cuenta que no había caído, su postura era totalmente delibera- da. Recordé esas largas temporadas boca abajo, agudizando mi vista detrás de una trinchera. El joven sostenía la mirada sobre la extensión de su brazo izquierdo. En su mano sostenía con una mezcla de cuidado y rechazo, sobre la punta de sus dedos, un huevo. Murmuraba cosas. Estaba bien vestido para sostener semejante actitud, nada de harapos, aunque sus colores y texturas no combinaban mucho. Entre los curiosos que lo rodeaban, presente estaba el Idiota del Pueblo. Se abrazaba a sí mismo mientras sollozaba sin lágrimas, deformando la cara en una mueca aún más fea. El joven continuaba examinando el hue- vo sin importar la reacción del vulgo. Una voz de poca intensidad pero estridente pareció salir de su garganta: - Tres semanas. Tres. Al sol varias veces. Podre- dumbre gitana. Al exclamar la última sentencia, cerró el puño de su mano con el huevo dentro. Entre sus dedos se escurría una baba que recorría matices entre el verde y el negro. El olor era omnipresente, im- posible de ignorar. Se reincorporó con la veloci- dad de un soldado con grandes convicciones. Miró al vendedor con una mezcla de ira y júbi- lo inexplicable. Sus ojos eran negros. Señaló con intensidad al gitano, y de su dedo índice la iner- cia condujo restos de huevo podrido a tener una trayectoria aérea sobre la naríz del señalado. - Los testigos pueden dar por sentado que es re- sponsable de sus actos, no es así?! - Dijo entre dientes el vendedor, mientras tomaba el cuchillo de su cinturón de delantal. Juro que no entiendo por qué lo hice. Practiqué la caminata más torpe y patética que mi aspecto permitía para interponerme entre ambos como un factor neutro en el conflicto. - Por fin te encuentro, Edgar! Sepa disculparlo, es tan escurridizo... Me apropié de él al tomarlo del brazo, y por al- guna razón sobre la cual prefiero no profundizar, no opuso resistencia. Quizá por agradecimiento, quizá por sumisión. Ya les dije, no quiero profun- dizar. Parecía haber nacido para trabajar conmigo; tenía eficiencia, una actitud lineal y cierta re- tención hacia los detalles. Me impresionó lo rápi- do que se adaptó. Incluso parecía adelantarse a mis órdenes. Apenas asentía y pronunciaba palabras, sin levantar la vista. En su modestia o secretismo, según por donde se lo vea, estableció un código mutuo y tácito, donde sólo lo necesa- rio era pronunciado en palabras. Su mutismo sin embargo fue lo suficientemente intimidante para expresar sin palabras que su nombre era irrele- vante. Como Edgar lo adopté, y Edgar resultó ser, ni más ni menos. No compartimos la mesa. Una vez arrimé la puer- ta de la habitación de servicio que ocupaba. Su plato de habas estaba blanco, impecable. Las ha-
  • 71. bas estaban dispuestas en filas perfectas sobre el marco superior de la puerta. Para sumar, no pre- sentaban restos de estofado. Cerré la puerta lo más cuidadosamente posible y procuré olvidar semejante paisaje. Al principio de nuestra convivencia creí que mis ansiedades nocturnas tenderían a disminuir. Pero resultó lo contrario. Faltando tres minutos para la medianoche, día por medio, retumbaban varios golpes por las paredes del estudio. Edgar podría tener la consideración de patear entre sueños de forma no tan similar a los redobles de tambores turcos. En fin, cada uno vivió la guerra como pudo, y se llevó a su casa una guerra distinta. Preguntar no sólo sería descortés, además francamente pre- fiero seguir respetando nuestro contrato de pri- vacidad. Mientras crecía la frecuencia de estos llamados de la parca, Edgar se mostraba cada vez más sociable. Incluso una mañana mencionó el comienzo de la estación fría, y sirvió té, para dos! Su actitud ar- tificiosa era más que evidente cuando intentaba servir la tetera con la torpeza de un monaguillo principiante. Luego parecía olvidar por comple- to su nueva faceta y volvía a recorrer los pasillos mirando hacia el suelo, murmurando. En los últi- mos días, cada vez que notaba su presencia, hacía un movimiento brusco con sus hombros y cabeza, esperando quién sabe qué. Muchas veces lograba que dé media vuelta. Lamentablemente, no supe encontrar demonio alguno. Debería dormir más. No había Luna cuando me despertaron los com- pañeros. Me habían advertido la presencia de al menos veinte turcos entre los árboles. El campamento estaba rodeado. El viento se había detenido, y podía oír al menos uno, jadeando, muy cerca. Me había atrincherado en un rincón, curiosamente, muy confortable. Resolví en quedarme quieto y prestar atención en todas las señales del paisaje; los arbustos, los pastizales, las rocas, el velador, los abetos. El colchón.
  • 72. Bigger than Mary. “La Iglesia… la Iglesia es como Garbarino. Vos querés una licuadora, pero vas y comprás lo que te conviene, no lo que querés” Me dijo José. Yo ya me sentía muy lejos de ese debate gasta- do, y caer en una postura adolescente ya no me generaba la misma satisfacción que al comien- zo de nuestros veinte años de amistad. Así que me limité a asentir con la cabeza y a pronunciar un empático “Mnjáh”, mientras estacionaba sobre una de esas calles que corta Perón a la altura de Once. Entramos en la santería y nuestros ojos eran los de dos chiquitos en El Mundo del Juguete; filas y filas de estantes llenas de estatuas de yeso mal pintadas con esmalte color pastel, de for- mas icónicas o aspirantes a serlo. Santos, qui- meras, demonios, ángeles, rubios, pelirrojos, negros, gordos, flacos, felices, enojados, desa- fiantes. Generalmente bizcos, pero ese rasgo, supongo, es inintencional. Mientras buscábamos un catalizador apropia- do, el Jose continuaba “Sobretodo en la parte de las garantías, uno se compra la capacidad de evitar una desgracia particular, como una madrina mía que se hizo no se qué peregri- nación para no morir en un accidente de tránsi- to. Pero igual cagó fuego. Literalmente. Le explotó el calefón. De haber algún mártir carbonizado por instalaciones de gas pedorras por ahí se salvaba”. El pragmatismo cristiano tenía que actualizarse en servicio de los empleados de mala muerte. Y nosotros decidimos ser la vanguardia. O de eso convencí a José. Si bien los dos todavía éramos relativamente jóvenes, ya no lo éramos. Si reventábamos como su madrina, los medios no nos identifi- carían como “la tragedia de dos jóvenes”, sino como “el chiste de los dos boludos grandes que pasados los treinta se juntaban todos los sába- dos a armar el scalectrix y tomar Nesquick”. “¿Te acordás antes de que largáramos la UBA, cuando hicimos ese curso de Criminología?” Le dije mientras hundía mis manos en un contain- er de sahumerios. “Psé. Queríamos ser Batman y Robin. La Inge- niería Química no nos alcanzaba.” –me con- testó entremezclando palabras con una risa ronca y desgraciada. Yo podría decir que siempre fui un boludo y pude salir airoso, pero José tiene más razones para ser Robin de mi Batman. Cuando lo fui a buscar la mujer lo miraba desde la puerta, con una ceja ar- queada y los brazos cruzados. Aunque creo que me miraba el coche. La atorranta me lo miraba nomás. Diría que el alerón verde flúo de TC-2000 sobre mi Renault 12 no la encandilaba precisamente. Al momento que el Jose abriese la puerta y se dara vuelta para saludar a la Bichi, ella ya había cerrado la puerta tras suyo. Él no las entiende. Decenas de deidades nos vigilaban mientras jugábamos a ser arqueólogos en nuestra investi- gación. “Boludo, tengo la posta. Una estampita de Gilda”, me dijo José con cara de Indiana Jones realizado. “¿Qué es esto, la santa patrona de las canciones que suenan copadas cuando las toca Ataque 77?”, le contesté incrédulo. “No me seguís. Mirá, está todo. El potencial inter- rumpido de forma trágica (José apuntó las palmas de sus manos, rectas con los dedos fusionados, ha- cia su pecho) y un accidente de tránsito” (prosiguió apuntando sus palmas hacia arriba, esta vez hacia mí) “¿No ves que a mí me destraba y a vos te pre- viene?” Entonces comenzamos la conversación telepática que sólo nosotros podemos hacer en situaciones críticas. Habíamos desarrollado esos poderes para explorar los profundos misterios del culo de la pro- fe de Físico-Química. José en pose estática, con sus manos señalándome, comenzó a afirmar varias veces con su cabeza con las cejas alzadas. Reprimía saltitos de ansiedad. Yo repliqué con mi mirada de “ pero vos sos un pelotudo, sabés”. Interrumpí el enlace psíquico y le dije “Potencial, qué potencial? No laburabas en la industria musi- cal, te echaron de una fábrica de tapas de empana- das José.” Pero me puse a pensar en el episodio pedorro de novela de Suar en el que su vida se había trans- formado. Domingos de fideos con tuco de lata y lunes de salchichas. Así que me encogí de hombros y accedí. José sostenía una sonrisa entre orgullosa y medio- cre y afirmó ladeando su cabeza hacia un costado brevemente.
  • 73. Gracias a un cassette de Vilma Palma e Vampiros en el estéreo del auto de regreso a mi depto, nuestra misión extendió sus objetivos y pedimos una pizza. Después helado. Y al delivery de cerveza. Por se- gunda vez. Quedamos acostados sobre el parquet, mirando el techo, donde las grietas formaban una suerte de campo de estrellas donde se dibujaban anhelos del pasado y culos. Rodeados por los res- tos de batalla en el piso, balbuceando recuerdos, cada vez más pausados, más llenos de oraciones sin terminar, cada vez más cerca a los monosílabos y algún pedo triste. Ambos sabíamos que el fantasma latente del bajón se avecinaba y retomamos nues- tro plan. Rato después, José declaraba con cierta ira conteni- da: “Hace media hora que estamos sentados con la luz apagada y las persianas bajas frente a una estampi- ta religiosa de Gilda pegada a una vela prendida. No pasa un carajo. ¿Me pasás los clasificados?” “No, no, acá falta que hagamos algo. No sé… una danza ponele.” Dije insatisfecho. “Dejá, voy a la baulera y traigo el Estanciero.” Me contestó con la desilución calma de un pibe que se dá cuenta que está crecido para tener juguetes al recibir medias y un pulóver para navidad. Me quedé mirando mis zapatillas de loneta, y me dí cuenta de la acumulación de años de graffitis. Mil y una historias con birome y marcador habían gen- erado en ambas piezas una intersección, un punto de convergencia accidental de infinidad de letras. Mis ojos se clavaron respectivamente en un aguje- ro negro en cada zapatilla, hasta que escucho a José que me dice con un tono reanimado: “Loco, mirá lo que encontré…” Una vez sentados en piernas cruzadas e inclinados hacia adelante, el Jose desplegó el tablero Ouija y acomodó un vaso de tequila invertido a modo de guía. Dubitativamente tomó la estampita de Gilda, la miró con cierto desdén y la arrojó como si fuese una partida de Truco. “¡Envido, conchuda!” Exclamó. Me contuve la risa, no terminaba de entender dónde le terminaba el cinismo y le empezaba la convicción. Se había puesto una campera de gim- nasia en los hombros, con la capucha puesta, que le tapaba media cara. Apoyamos nuestros índices sobre el reverso del vaso que señala la ubicación de las letras en el tablero. Empezamos a moverlo de forma más o menos sincrónica, pero José es- taba entrecerrando los ojos y respirando por la naríz de forma muy expresa, al modo que una madre se contiene de embocarle un bollo al pibe delante de los vecinos. Pero contínua- mente, y de forma creciente. Los hombros le temblaban. Saqué mi dedo y le dije: “Para un cacho José, tomátelo con soda, yo te quería distraer un…” Y el Jose levantó su rostro y me devolvió una mirada intensa, como si le hubiesen amputado los párpados. Puse el dedo de nuevo en la copa, pero José se había detenido en el extremo izquierdo del tablero, donde reza “HELLO”. Entonces tímidamente, José empezó a cantu- rrear entre dientes: “No me arrepiento de este amor/aunque me cueste el corazón Amar es un milagro y yo te amé/como nunca jamás lo imaginé” Contuve las ganas de tirarme un pedo festivo. No era la letra desvirtuada en la cancha de In- dependiente. El hijo de puta se la sabía como un mantra. Pero José una vez más me sor- prendió en su eclecticismo, y sentenció: “Pero la reputa madre…! Quise hacer algo para sostener el clima, algo solemne, algo que nos deje en una dirección distinta al abismo saturnino al que la vida nos acostumbró, algo…algo. Extendí mis manos ha- cia el cielo, y de prepo se me escapó un “¡Llévanos con tu líder!” José reanudó el enlace psíquico que comparti- mos y con una ceja me dijo algo así como “Tu papá debió haber sido Corki convulsionando en la cama equivocada”. Pero antes de que pudiese contestar, lo ví apoyar su mano en su parietal, y con los ojos cerrados un hilo rojo nació desde su naríz. Un zumbido lejando empezó a crecer, se tornó vi- bración y cobró una audición más y más grave. Como mil voces sincronizadas al final de un gran abismo. O desde la cima del acantilado, y el abismo se encontrara en el centro de mi cabeza. Mis dientes empezaron a castañear de la reverberación, y un líquido cálido empezó a caer de mis fosas nasales. Un metro sobre el tablero, una luz azul cyan comenzó a materializarse. José y yo estábamos físicamente paralizados por la gracia de un eco cada vez más profundo y grave; atrapados en
  • 74. una frecuencia que condensa todas las frecuen- cias. Tres ejes empiezan a diferenciarse en la creci- ente luz de un azul cada vez más intenso. Se define un triángulo isósceles de dos metros de alto y metro y medio de ancho. Podíamos notar de a poco detalles textiles sobre la apa- rición, y lentamente comenzó a girar sobre su eje. Se podía notar el volumen de una persona dentro, aunque la vestimenta fuese excesiva- mente almidonada y tratara de evitar cualquier contorno humano. Del fulgor exceso pudimos notar dos detalles que confirmaban mis sospe- chas. Boquiabiertos, vimos un pequeño trián- gulo rosado dividido en dos: eran dos manos fusionadas en sus palmas; y en el ángulo norte del triángulo alertamos sobresalir tras capas y capas de algún material tejido, un rostro. Uno femenino. Y enojado. Un sombreado se asoma- ba sobre sus labios. El festival luminoso se interrumpió y el trián- gulo dejó de levitar. Golpeó el tablero de Ouija con una fuerza que hizo temblar las paredes. La Virgen María tenía la boca muy fruncida. José y yo no recuperábamos el habla, cuando sus ojos, de mirada estática e indignada em- pezaron a concentrar luz. Disparóse un rayo de su mirada e incineróse un viejo póster de Be- atriz Salomón. Sus fauces se abrieron lentam- ente, temblorosas, y un sonido horriblemente desafinado estalló en consonantes duras: “¡PU-RÍ-SI-MA!” José y yo salimos del trance y lentamente em- pezamos a arrastrarnos lejos de ella. Otro líqui- do cálido empapó mi muslo derecho, haciendo que el jean nevado se pegue a mi piel. Despa- cio, desde el piso le dije a José “A la cuenta de tres, rajamos para la cocina… uno… dos…” La Virgen María empezó a concentrar luz nue- vamente en sus ojos. Y echamos a correr como una jauría de perros hasta cruzar el umbral de la cocina, y no paramos hasta derribar la mesa desayunadora como si fuese una trinchera de aglomerado. Nos sentamos usando la protec- ción improvisada como respaldo. Yo me puse a llorar: “Boludo, yo quería sacarte la depre, no quiero que la Virgen María te fulmine de un rayo” Mientras moqueaba y sollozaba, José estaba en lo que yo creí era un shock, y podía escuchar algo símil a los pasos de la Virgen, o algo así. Pude imaginar, su traje tan excesivamente rígido, que se acercaba arrastrando los pies de costado a costado torpemente, barriendo cajas de pizza y bo- tellas. Su locomoción producía un estremecimien- to de viejos engranajes de una fábrica raspándose. “La puta madre, el parquet”, dije para mí mismo mientras pegaba quejiditos. Al momento de decir eso, escuché algo parecido a un alarido. Volví a ver a José congelado en una expresión ine- narrable, y le tomé le hombro y mientras mi voz se quebraba le dije “José, sabé que yo quería lo mejor para vos, no la vida de mierda que tenés…” En ese instante el ruido de un martillo golpeando un yunque correspondía a la a la extensa inflexi- bilidad del uniforme de la Virgen María incapaz de cruzar el umbral de la puerta. Su cara volvió a proyectar más frustración aún. José rompió el si- lencio: “No, sos vos el que no entiende. Yo me cagué la vida solo. Vos hiciste la tuya, no te tenés que hacer cargo de nada. Yo me estanqué en esa fábri- ca de mierda desde los dieciocho, rogando que me asciendan a un lugar donde me pueda rascar las bolas. Yo me junté con esa pelotuda incogible. Yo apunté bajo y caí bajo.” “¡LLE-NA-DE-GRA-CIA!” Exclamó la virgen María. Algo pasó en José. Tomó aire y apretó sus labios, se dió vuelta, se levantó y enfrentó a la Virgen María, cuyos ojos concentraban violencia y luz a punto de ser descargados. Le gritó con el peso de toda una vida castrada: “¡Llena de gracia, a vos hay que llenarte de pito, me recontra cago en Dios!” Desde detrás de la mesa lo que llegué a ver fue un estallido de luz, pero no una aurora boreal azul o mi amigo en llamas, sino… un alud ocre. La instrucción literal que nos había conducido a la Virgen María nos habían dejado energía residual para poder invocar corpóreamente sus insultos, tal cual plegaria convertida en designio divino. Un olor a metano y una consistencia irregularmente cremosa inundó la casa, y por si fuera poco esto sucedió sincrónicamente en todo el planeta, donde haya objeto cristiano alguno. Esto tendría que haber sido razón de júbilo en el mundo entero, no estamos solos, el dios verdade- ro es cristiano y toneladas de mierda eran la prue- ba tangible de lo divino que como humanos racio- nales demandamos por milenios. Sin embargo no fue el caso.
  • 75. El Jose se cagó en Dios. Posta. Luego de divorciarse, José se vino a vivir conmigo, como tuvo que haber sido desde el principio. Re- botó de laburo en laburo, y ahora estamos en un emprendimiento para hacer de la pista de scalec- trix más grande del país la atracción principal en temporada alta de Mar del Plata. Es una belleza. Garantizamos la satisfacción de los clientes porque los autitos nunca se salen de la pista. Se trata de sólo disfrutar el paisaje y dejarse ir por la pista eternamente. De tanto en tanto, mientras tomamos nesquick por las tardes, vemos las repeticiones diarias que los noticieros pasan desde hace dos años, descubriendo cada vez más detalles sobre el día en el que la Iglesia Católica cayó no en una Guerra Santa, sino a fuerza de caca. Y amistad.
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  • 77.
  • 78. Durante unos meses del año 2007 tuve el extraño privilegio de trabajar como Personal Psychic en un callcenter en una campaña llamada Gimme Astro. Allí, clientes estadounidenses de clase media baja enviaban sms convencidos que por el costo de 2 U$s estaban comunicados con un mentalista que dominaba disciplinas tales como el tarot, runas, astrología, vi- das pasadas; lo que sirviera para revestir de misticismo una mera psicología de café porteño que sirva de ansiolítico o palma- da en el hombro o nuca, según el caso. Después sufrí acoso laboral devenido en sexual, por parte de una persona cuyo nombre sólo recuerdo el apodo secreto que le atribuí: “Gordo Puto”. Pero esa es otra historia. Se trataba de acompañar y arrojar obvie- dades con un léxico complejo o florido mientras a la vez se dejaba un anzuelo pi- cando para que el cliente siga pagando. Solían agradecer a la gente que ellos de- nominaban creativa, y en un part-time salías arrancándote los pelos de la ingle. Tiene sentido, ya que en ese lugar des- cubrí que el catalizador cotidiano más grande para inventar cosas donde no hay, es la ansiedad. EL OPERADOR SUAVE
  • 79. user3172586 - 12/03/2007 22:59 : hello Eve - 12/03/2007 23:08 : Hi, I am Eve, your personal psychic. The Tower tells me about positive changes ahead of you sweety. user3172586 - 23/03/2007 23:47 : Marcie(Me)Jan23,1972,Holly(Friend Formerboss)Nov17,1964or1965,In what way will Holly come in my life really soon? Eve - 23/03/2007 23:57 : Hello, this is Eve, your personal psychic. I sense by the Magician card that by your will is power, you will get the achievments what you are looking for user3172586 - 24/03/2007 00:09 : What do you mean that Holly will be coming in to my life really soon? Eve - 24/03/2007 00:22 : That depends exclusively in how aware are you about your decisions. Stay allert. user3172586 - 08/04/2007 14:13 : Will Holly call me this coming week? user3172586 - 08/04/2007 14:29 : Will Holly call me this coming week? Eve - 08/04/2007 14:34 : Hello Marcie, I can see that you are in a great expectation. But Hollie seems to be in a hard time of her life... Eve - 08/04/2007 14:35 : You need to be patient, and give her time to think about what she needs... however, you need to take the first step. user3172586 - 08/04/2007 23:40 : Why did Holly tell me the other day on Saturday to not call her anymore? Eve - 08/04/2007 23:49 : The Stars show me that she has a lot on her mind sweety, she needs space. You should think about calling other friends for now sweety. user3172586 - 08/04/2007 23:59 : Did Holly get fired from Staples even though she is still there for now? Eve - 09/04/2007 00:01 : The Stars show me that she is looking for a different job sweety, she has a lot of doubts and fears. user3172586 - 09/04/2007 00:09 : Will I talk to Holly later this week? Eve - 09/04/2007 00:13 : Marcie, sweety I do not see you getting in touch with her for a long time. It will be better for both of us. She might be mad at you user3172586 - 14/04/2007 23:19 : Did Holly get fired from Staples even though she is still there for now? Eve - 14/04/2007 23:50 : Marcie, I unveield the hermit card. Here I see a period of introspection, where you need to take some distnace from Holly... user3172586 - 14/04/2007 23:51 : Did Holly(Nov17,1964 or1965) get fired from Staples even though she is still there for now? user3172586 - 15/04/2007 00:01 : Marcie(Me)Jan23,1972,Holly(Nov17,1964or1965,Is Holly currently mad at me? Eve - 15/04/2007 00:24 : I see Holly feels like she has no privacy... You need to consider to take care of yourself... Eve - 15/04/2007 00:24 : focus ur energies in what u need... Holly is fine, you need to preserve yourself from pain... user3172586 - 15/04/2007 00:40 : Marcie(Me)Jan23,1972,Holly(Nov17,1964or1965,H olly Is just a friend of mine.Does she consider me more than a friend though? Eve - 15/04/2007 00:55 : Marcie... I’m sorry but the service is about to close... Would you like to continue tomorrow sweety??’ user3172586 - 15/04/2007 21:23 : Will I talk to Holly later this week? user3172586 - 15/04/2007 21:53 : Will I talk to Holly later this week? Eve - 15/04/2007 23:08 : Hi, this is Eve, your personal psychic. The Grey Star shows me that you will not talk to her this week sweety. Eve - 15/04/2007 23:08 : I can also see changes in your life. I can see that a very special person will appear in your life. user3172586 - 20/04/2007 00:21 : Marcie(Me,Jan 23,1972)Holly(Nov17,1964or1965)Did Holly get the card the letter that I mailed to her last week?If so,does she like the card letter? user3172586 - 20/04/2007 00:40 : Marcie(Me,Jan 23,1972)Holly(Nov17,1964or1965)Did Holly get the card the letter that I mailed to her last week?If so,does she like the card letter? Eve - 20/04/2007 00:50 : Unfortunately, the service is about to close. I will be here in case you need me. Have a nice night. user3172586 - 20/04/2007 23:17 : Marcie(Me,Jan 23,1972)Holly(Nov17,1964or1965)Did Holly get the card the letter that I mailed to her last week?If so,does she like the card letter? user3172586 - 20/04/2007 23:30 : Marcie(Me,Jan 23,1972)Holly(Nov17,1964or1965)Did Holly get the card the letter that I mailed to her last week?If so,does she like the card letter? Eve - 20/04/2007 23:49 : Hello Marcie, I´m here for you. I can see she got it and her aura doesn´t look troubled by it so she probably liked it. user3172586 - 21/04/2007 00:02 : Does Holly regret the things that she said to me the last time that I called her? Eve - 21/04/2007 00:19 : She is somewhat confused about it. But I see that Holly needs some time for herself. Why do you ask? user3172586 - 21/04/2007 00:29 : Marcie(Me)Jan23,1972,Holly(Nov17,1964or1965,Is Holly currently mad at me? Eve - 21/04/2007 00:45 : Well, I´m sorry to say but I think she´s still mad at you. I sense this conversation has troubled her a lot and she´s trying to forget about it. Eve - 21/04/2007 00:46 : I think that if you want to talk to her again you´ll have to ontact her cause she won´t. But you shouldn´t do it yet cause she needs some time to calm down. user3172586 - 21/04/2007 00:53 : Marcie(Me)Jan23,1972,Holly(Nov17,1964or1965,Does Holly consider me more than a friend? ------------------------------------------------------- -------------------------------------------------------------------------------- BUSCANDO DESESPERADAMENTE A HOLLY
  • 80. user3215918 - 22/04/2007 11:02 : Will my 4 kids suffer? Eve - 22/04/2007 13:34 : Hello dear, this is Eve your personal psychic.I see that the Hierpohant card recommend you to follow a system of personal beliefs,so you stay together user3215918 - 22/04/2007 13:40 : Will i ever make 1 millon dollor 4 my life insurance? Eve - 22/04/2007 13:42 : Excuse me dear, the High Priestess card noticed that there is something really important you are not telling me. What are you planning? user3215918 - 22/04/2007 13:51 : make good money Eve - 22/04/2007 13:55 : I see a future of accomplishment your you and your kids, and as long you stay together as a family,the best. Are you concerned in your own well-being? user3215918 - 22/04/2007 13:57 : Yup. Will my husband ever help me 2 pay bills Eve - 22/04/2007 14:01 : I see by the Six of Swords that his distanced attitude comes from a need of deep recovery after a difficult time.But he will help u in a near future user3184725 - 19/05/2007 16:11 : my boyfriend is making me choose betwee n him the cat he broke out in2 a rash is i t the cat or something else in my house he s allergic 2 Angel - 19/05/2007 16:14 : Hello dear, this is Angel your personal psychic. Dear, the Empress card is calling you to follow your heart, despite of all allergies and excuses. user3184725 - 19/05/2007 16:17 : is it the cat or something else he has a cat at his house doesnt break out in2 a rash also i’ve had my cat 4 months nothing ha ppen b4 Angel - 19/05/2007 16:19 : Dear, I am not allowed to make any medical readings, besides it is not ethical. If he gets you in this choice questionings, he is bothered by something else user3199130 - 10/04/2007 20:09 : hello user3199130 - 10/04/2007 20:12 : Michael luman 1-27-89 will i ever find true love? Misti - 10/04/2007 20:25 : Hello Michael, this is Misti your personal psychic. I sense by the Jus- tice card that you are the master of your own destiny, it will always depends on your will Misti - 10/04/2007 20:27 : Your social cappabilities will be always your strenght in order to get who you want, dear user3199130 - 10/04/2007 20:29 : Will you ever have sex with me? Misti - 10/04/2007 20:50 : Dear, let me remind you that this is a psychic service. Focus your ener- gy in real possibilities, Michael. user3242409 - 16/05/2007 16:15 : hello Mae - 16/05/2007 16:17 : Hello dear, this is Mae your personal psychic. I see that you have a great doubt clouding your sight. Ask me for guidance. user3242409 - 16/05/2007 16:18 : michael 1 29 89 will i ever make monday user3242409 - 16/05/2007 16:19 : will i ever make money Mae - 16/05/2007 16:20 : Michael, I sense that you are about to achievw what you want. Being Aquar- ius use your independant way of being to manage the best way to make money user3242409 - 16/05/2007 16:21 : like what Mae - 16/05/2007 16:25 : Dear, is there any reason you think you could not trust in the idea that you will make money on your own? Have more faith in your person... Mae - 16/05/2007 16:26 : You could get in touch with your creative and original cappabilities to make your own path. Could be a personal project. user3242409 - 16/05/2007 16:28 : is my sex good Mae - 16/05/2007 16:31 : The Empress card says that in order to improve in that field u must get more in touch with your own nature, u have to feel more confortable w/yourself user3242409 - 16/05/2007 16:32 : but my size Mae - 16/05/2007 16:37 : Dear, do not worry about that. As I said, you will find yourself much more attractive once you feel more confortable and secure with yourself. user3242409 - 16/05/2007 16:39 : ya but girls like men with big dicks Mae - 16/05/2007 16:41 : Dear, the Six of Pentalces card says that you will have to learn to manage your life with your actual resources. Do not judge girls that way. user3242409 - 16/05/2007 16:45 : can u tell me if the girl i text all the time is the one Mae - 16/05/2007 16:50 : Well, if she is the one will depend on your perception. But let me advice you that you have to look for a better way to relate tha text messages. user3230770 - 03/05/2007 17:52 : Jack 4/9/1922 May - 03/05/2007 18:31 : Jack, I see that there will be good opportunities for you in your future. According to the Star card you will meet a lot of new people user3230770 - 04/05/2007 16:30 : Hey May - 04/05/2007 16:56 : Hello dear! and welcome back! Ready to continue our session of yesterday? I feel that you have a lot of questions for me, feel free to ask me! user3230770 - 04/05/2007 17:00 : Are you a real person May - 04/05/2007 17:16 : Yes dear, I am a real person, and I am a psychic too. I am here to help you. Dear, I feel that you want to share some questions with me... user3230770 - 04/05/2007 17:23 : What kind of questions May - 04/05/2007 17:32 : I feel that you wonder about your future life dear. Your future has a lot of surprises, and changes for you user3230770 - 04/05/2007 17:41 : MY QUESTION IS THERE IS A Militery base hidden deep in the Navada desert! May - 04/05/2007 17:57 : I am sorry dear, but I didnt understand your previous message. Can you ex- plain that to me again? user3230770 - 04/05/2007 18:08 : here in nevada 90 miles north of las vegas there is a militery base that no one can enter! ME PEGO EL CORCHAZO O NO EL GATO FALTA AMOR FALTA TODO QUIERO CREER
  • 81. La Oscura Historia de la Banda del Gordo Cobayo N. de. A.: originalmente esta historieta era di- rigida a un público infantil, y una vez realizada me dí cuenta que mi visión de “infantil” era mera- mente entendible bebiendo latas de bebidas ener- gizantes a las tres de la mañana escuchando Sonic Youth. Mis nobles intenciones de crear un perso- naje para chicos (originalmente “El Chobriali”) terminaron como todas las cosas que intenté con- cientemente de focalizar como “convencionales”; una vez más boicoteadas por mi estúpida visión del mundo. Una cagada completamente ilógica, pero con unos dibujos que todavía me agradan. Por eso llamé a mi amigo Magrio González, que supo encontrar un refrescante sentido adaptando la narrativa visual rellenando los espacios de texto con un guión ple- namente tumbero.
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  • 86. Rosencrantz y Guildenstern contra los fantasmas
  • 87. Rosencrantz y Guildenstern contra los fantasmas
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  • 120. Nota: la baterista estuvo inmovilizada por un cuadro depresivo, por lo cual no participó
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  • 134. Tratando de encontrar evidencias en los segmentos que engendramos. -------------------------------------------------- El peligro, siempre el peligro. Ya una orden militarizada del sistema inmunológico. Cuidado! Tápese el culo, preferentemente con banderín rojo, el de esa sección. No, no, la otra. Correme las sábanas que la lluvia anda cayendo de a un cántaro helado a la vez. No, no te digo las de a cuadros. Esas ásperas, tapizadas de espirales concéntricos que nunca llegan al centro, por más que te quedes mirando horas. -Practiquemos inglés : throw me the rubber!- Quiero ser un diccionario, pero con mayor musicalidad si es posible. ------------------------------------------------- Dame un vaso de leche al que pueda sumergir un muérdago Un poco estrecho, y con bordes filosos en la boca Podría acicalarme los labios, pero sólo soy nada más que un deportista en esto nada más que un deportista ------------------------------------------------- Me siento muy bien. Amo esta quimera. Necesitaba estas joyas. Alguien en un sueño me dijo que voy a ser lo que más tenga en mi vida. Entonces, hay que cosechar. ------------------------------------------------ Quiero sentir tus dedos enterrándose en mi nuca. Como sopapas frías de electroencefalograma. Es que no tengo un cilindro incorporado que gire para enfocar, viste?
  • 135. Puedo gritar con orgullo, si bien no suelo caracterizarme por esas cosas. Soy una criatura del desierto. Puedo encontrar mis nexos en mi vacuidad. Puedo hechar raíces en mi agujero de gusano y legislar sobre la nada. --------------------------------------------------- Que una luz refracte el prisma, para poder ver los colores. Necesito ser tus ojos, y ganar la distancia que hay en su profundidad. La distancia lamentablemente, se mide en tiempo. El tiempo no juzga intensidad. --------------------------------------------------- Cuando se debe reemplazar el instinto por la deducción, qué nos queda?... Un pozo emocional con base racional, señores. Un animal mal embalsamado. --------------------------------------------------- ¿Sólo hay que saber escuchar? El sonido del pasto en la rivera siempre permanece y el murmullo, esa capacidad no
  • 136. Intermitencias. . . . Intermitencias en el pulso, el denominado silencio. Lo ven? Son las pausas lo que verdaderamente determinan la existencia de un ruido, no el ruido en sí. Irónicamente, es la ausencia la que certfica la diferencia entre un estado y otro. La distancia que genera ese tiempo virtual entre párrafos. Denada
  • 137. Estoy en Montecarlo. Estoy en Siberia. Si no se produce un salto en el medio, es que entre Montecarlo y Siberia no hay ni un colectivo. Y si fuera así, Montecarlo y Siberia serían como la provincia de Buenos Aires, donde las calles tienen dos nombres. Pero no. Tiene que haber un instante de vacío en el medio del impulso. Si tardan mucho, prueben hacer piecito. Nada? No te asustes tanto, disfrutá del silencio. De nada.
  • 138. El Viajero Embalsamado le dicen. Cruza océanos enteros sin chistar, no posee graznido carac- terístico ni ninguna actitud particular. Salvo la inédita particularidad de no hacer realmente nada, al punto de poder volar sin siquiera agitar sus alas. Migrador eterno que no envejece, sino que se desgasta de poco a poco. Testigos afirman que ni siquiera se mueve, tan solo levita un poco unos metros y sale disparado hacia las nubes en velocidades supersónicas en pose estática; como si no le hiciera diferencia estar sobre tierra o aire. Otros dicen que vuela de costado o en cualquier posición poco aerodinámica. Incluso al revés. No posee familia, se desconocen sus actitudes reproductorias y ni siquiera se lo pueden relacionar con otras sub- especies de aves. Rara vez se le ha visto descender para buscar alimento o para refugiarse de la lluvia. Estudiosos del esoterismo afirman que cada un lapso de años, abandona esta errática actitud y se dirige hacia la estratósfera, para quedar en órbita. Los más atrevidos del campo científico teorizan con un posible campo magnético interno que les permite generar centros de gravedad ajenos a la Tierra, dando paso a la posibilidad de que en su vida llegan volar técnicamente, sino caer. Caer eternamente en todas las direcciones. Nunca se encontraron registros fósiles de esta extraña ave. Los paisanos que conviven en su ecosistema tiene un apodo, “piedra voladora”, como referencia a su aparente actitud. Los más ancianos dicen que esta ave no puede morir, pues nunca estuvo viva.
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  • 148. (...) No sé dra, yo tampoco entiendo lo que pasa. (...) Andá a Piscopatología, pero no a Psicología, A Psicopatología, entendiste? (...) 35 estudios? Ya hasta dudo de mi sangre. (...) En la parada del 124, de madrugada. Un interno del Borda (su remera decía “Radio la Colifata”...aunque seamos piadosos y obviemos otros aspectos), comienza a danzar al lado mío, al son de su walkman. Ante la desaprobación del público circundante, empiezo a seguir tímidamente sus pasos, con los hombros y el cuello. Aunque mi mp3 reprodujera sonidos de la lluvia grabados, creo que escuchábamos lo mismo. 10 septiembre 2007