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Cuentos
          La víctima se encontraba en su refugio de mala muerte, el mesero
          colombiano en la conquista de Buenos Aires. Cerveza, fernet, vino.
          Ecos de rock n`roll como explosiones de pólvora, retumbaban entre
          aplausos. El grupo eufórico no parecía aunar en las manifestaciones
          propias de respaldo-cariño de su público, asi que en su presente
          extendían la versión de la canción tres, cuatro, cino minutos más.

          En una de tales extensiones la vi. Bueno, apenas observé como me
          miraba, que en calidad de camarero extranjero, feo y macho era toda
          una redundante ganancia para la noche que ya se antojaba
          redondita. Con la mayor camaradería que se me ocurrió me desplace
          en medio de mis clientes y sin atender el llamado de ninguno, me
          dirigí hacia su rostro que solo existía ahí. Hola soy Héctor y soy tuyo,
          me dije en un pensamiento antes. Ahora si: Hola quieres algo?
          Cuando pronunció la respuesta algo ya me inquietó pues ahí cesó
          toda la maquina imaginaria.c orrompida y ansiosa correspondiente al
          momento. Desde ahí empecé a pisar un escenario… como si el títere
          que era acabara de cobrar vida. Mas adelante pinochito que era este
          pechito cobraría conciencia de su realidad ficticia o mejor de su
          realidad acomodada o alucinógena? No sé. Poco a poco la lamia se
          separó de su grupo mitológico para fabricar el encuentro con sus
          satisfacciones y necesidadees miticas-egolatras-suburbanas.
La historia de la lamia


Nada era desconcierto. Incluso cuando coqueteó con mi amigo el
barman (pancho un homenaje a vos, alma argentina sacrificada) no
me produjo una necesidad de defensa territorial. Espere
pacientemente dentro de mi recorrido disciplinado bar-mesas-
propina-bar. En algunos de estos recorridos me encontré con su voz
agitada y pintada en dos hermosos ojos verdes –te espero cuando
acabes de trabajar- El títere respondió con su respuesta programada
– ten paciencia porque no se a que horas acabe todo esto. Pero la
lamia tenia todo elucubrado. Elaboró el plan mientras escogía al
hombre o el oráculo se lo comentó?, fue antes de escoger el boliche?
Vacíos que quedan en los mitos. Precisamente ese sábado el boliche
cerró a las tres de la mañana como nunca, desde que trabajaba ahí,
había pasado.

Como no cabía en mi desconcierto de lo temprano que habiamos
salido y lo perfecto de la noche, Sofía mi compañera y amiga
camarera me acompaño hasta la puerta con el úncio propósito de
intercambiar gestos de victoria____. La lamía estaba en la puerta
acechando, mientras tomaba su cerveza con la mayor comodidad del
mundo. En ese momento la realidad se sacudió y si no fuera por
testigos, diría que jamás ocurrió. El unico testigo fue precisamente,
sofi que acertó a acompañarnos hasta San Telmo (alla vivía su
novio). Rogaba, eso si, que no se nos fuera a unir en la celebración
con la lamia, quien insistia en invitarla a seguir con nosotros.
Mientras abarcabamos el taxi, descubría su boca
desproporcionadamente pequeña con respecto a su rostro blanco
casi áureo, desproporcionadamente hermosa boca con piercing de
ñapa.
El curso de los acontecimientos me pareció tan natural que cerré la boca por unos
minutos. Me propuse abrirla solo para pronunciar lo estrictamente necesario… como
por ejemplo indicarle al taxista que tomará la córdoba en vez de la avenida
corrientes. El taxista entra entonces en el complot. Al escuchar el acento afirma: sos
colombiano!!! Y si, lo soy (hasta las expresiones locales se escuchan bien con
semejante acento). Y bueno fíjate vos: mi esposa es paisa; vivi con ella en medellin
un par de años y tuve que volver.. no pude recomponer el visado (la frase cierra con
tono catastrófrico, en cualquier acento posible). La historia de un amor exitoso pero
imposible. Uff. El cuento del destino, la confabulación universal, la magia. El
momento es el de cogerle la mano…. A ver…hmmm…lentamente. Ok. Ya esta.

La lamia apenas se relamía. No se inmutó, no se estremeció, no hubo un cruce de
miradas, no hubo rechazo, no hubo complicidad…nada. El curso natural de los
acontecimientos le pertenecía, un artificio de la lamia, gran hermana, señora de mis
entrañas. Mientras, taxista terminaba su historia con una propuesta de negocio
argenbiano o colombino que todavía no logro recordar en que consistía, y que no
viene al caso entre otras. Nos dejó en San Telmo, Sofi se despidió con una sonrisita
cómplice pero certera y que bien venia al caso. El destino: cha cha cha. Todo
transeúnte turístico entre los 20 y 30 años, rumbero y extranjero, mas o menos
puede dar testimonio de aquel bar. Muy porteño, mucho baile y mucha magia. Muy
romántico para lamia. A esa altura ya andábamos cogidos de la mano como dos
viejos amantes. Parecía saberlo todo de mi. Las palabras salian a un encuentro
cercano del primer tipo. Su corte de pelo tipo „garçon‟ apenas parecía moverse,
mientras su espalda me presentaba poco a poco el gran tatuaje lagartija que
asomaba su hombro izquierdo. Sin mas, empezaron los besos; no recuerdo muchos
detalles pero ya estaba envuelto en la situación y nada parecía sorprendernos. Por
este corazón nada parecía ser absolutamente nuevo, el oxigeno que nos
traspasábamos se envolvía en un puente hace años construido.
Su gran pequeña boca trituraba cerraba mis dudas sobre si lo que soñaba concluía
en algo (perdón el préstamo Luís Alberto, pero vos también tienes la culpa por
inspirador). Por supuesto, me comencé a impacientar, mientras ella se relajaba por
completo y estudiaba su siguiente movida. Esas horas pasaron conmovidas,
magníficas. Tenía puestas unas botas militares que se me antojaron bastante
sensuales, imaginaba desatando las agujetas…revelando un misterio militar,
aplicando la táctica para la batalla que empezaba. Puff!!! Pero la de la estrategia era
ella. Y terminaría con todo, y el polvo se acumularía sobre los cadáveres.

Pasaban las 5 de la mañana. Horario aparentemente flexible en Buenos Aires un
viernes. Ya habia escuchado el comentario – vivo sola – y la idea no dejaba de
darme vueltas como el buen animal en celo que, Oh condena humana somos los
seres atrapados por sus ansiedades. Me tranquilizó cuando iba a tomar el taxi para
partir enseguida. Pero con un breve susurro indicó a taxista nuevo y a mi que nos
dirigíamos a otra zona de la ciudad. Santa fe con callao, por Dios!!! Que vamos a
hacer a esta hora alla? Pregunte de la mas decente no revelo-mis-intenciones-de-
llevarte-a-la-cama forma posible. Ella sonríe y me cuenta de un amigo con el que
trabajaba en un bar. Llamó por su móvil, del que parece ser solo salían llamadas, y
confirmó la visita 15 minutos antes de nuestra llegada..ah y con vino, por favor. Yo
no creía nada, hasta qu enos dejaron en un bolichito. Tranquilo conocí a este tano
en apariencia y argentino de entrañas. Conversamos de cualquier tema y realmente
el tipo me atrapó. No se si sería parte del complot pero realmente el tema me había
cautivado (no recuerdo cual era, amnesia emocional supongo). La lagartija parecia
haberse asomado un poco mas pero esta vez para burlarse de mi. Ya la prórroga de
los besos se había simplificado a un régimen común y dulce de besos salteados,
espontáneos. El piercing ya era una vieja costumbre, para ella y para mi. En un
momento tuve que excusarme para ir al excusado.
El piercing ya era una vieja costumbre, para ella y para mi. En un momento tuve que
excusarme para ir al excusado. Y por un momento Salí del sopor en el que me
encontraba solo para afianzarme firmemente en la idea de un casamiento. Mientras
ubicaba la luz del baño, pensaba porque pensaba en matrimonios a esa altura del
paseo. Mientras me bajaba el cierre, mi rostro hacia abajo comenzaba a sonreír por
la sola idea de una boda. Y el chorro salió..era ella. Por ella haría lo que fuera, hasta
casarme, hasta quedarme: Lamia logró atraparme y hundirme a trincherazos en el
fondo del costal donde recogía a sus víctimas. Baje las escaleras convencido de que
era ella. Y a trincherazos no fue, yo entre solito en el costal. El eco de su voz me
regresó a su lado; sentía que me lanzaba gritos hipnóticos desde el bar donde
continuaba el monólogo de su amigo tano.

7.30 de la mañana. Nos enfrentamos juntos por primera vez al sol. Ya esta..vida mia
amor de mis entrañas, futura esposa hago lo que sea por ti, pero por ahora
hagamos el amor. Quieres ir a tu casa-. Ta…Lo a mis anchas como si fuera mía. Y lo
fue. Por el resto de las 7 horas restantes..piercing, lagartijas, taxistas, vinos,
boliches, gran pequeña boquita..todo era mío.

…..La lamia se internó en su caverna y allá me llevó, alma de dragón. Tomaba todas
las decisiones, todas las formas, me enredo en su cuerpo y me llevo mas allá de las
pesadillas, de los temores, de las pasiones, nada me era negado y adentro todo era
desconocido. Todo era oscuro a plena luz de un día de primavera. Algo se iluminó
pero apenas lo supe deje de entenderlo. Hay algo que te quiero contar pero para eso
necesito saber si te vas devuelta a Colombia. Yo a esas alturas le conteste la verdad
de ese minuto: no sé. 5 minutos antes de conocerte vida mía estaba seguro de
volver. Semejante encerrona dejaba entrever situaciones próximas en el futuro con
la lamia. Laura se hacia llamar.
Así que con la mayor tranquilidad de la piel posible me fui levantando de la cama.
Con el corazón en llamas deje entrever sutilmente mis intenciones de volverla a ver:
te llamo el lunes para ver que hacemos. Muy sutil para hablar desde un sábado a las
3 de la tarde..pero era verdad tenia que trabajar esa noche y tenía un asado el
domingo.

Cuando le conté lo ocurrido a Anahi, mi compañera de vivienda en la calle
Ravigniani, Palermo, Buenos Aires me respondió con su desenfadado optimismo de
siempre: y bueno, quizás no la volvas a ver en tu vida. Y yo le repliqué que como se
le ocurre que aquel había sido un encuentro de lo mas mágico para ambas almas,
que ni siquiera llegaban a ser gemelas carajo; eran una sola encendida en las
mismísimas llamas del infierno o saltando en los dulcísimos montes del cielo pero
en una sola unidad. Que ya aprendería ella a respetar mas al amor y a creer,
deleznable criatura de dios. Y llegó el lunes, no sin antes pasar el tiempo por la
hora y media esa fastidiosa de los domingos entre 5 y 6 y 30 de la tarde, en donde
el mundo muestra sus peores galas. Donde la semana no se conforma con morir
sola sino que además pretende arrastrarnos con su agonía.
Y el lunes como cualquier otro lunes se arrojo encima con todo el peso de su rutina.
Empezaba la semana con el embate del pasado fin de semana reciente. Todo en el
aire estaba como magnetizado y eso incluía a mi pesar, el polen de la flora porteña
que se me adhería al sinus como paparazis buscando farándula. El polén se anido
hasta el punto de la “congestión” que me llevó a una angustia que suponía la idea
de encontrarme solo y sin saber que hacer.

Mientras el polen se encargaba de congestionar mi salud, Laura descongestionaba
mi alma sacudiendo el corazón de telarañas, de porfines y de fines y de miradas
limpiecitas al futuro. Todo estaba claro en mi vida que empezaba nuevamente con
una sola llamada.

Mientras el tono de marcado sacudía el oído, el resto de mi ser, incluyendo el otro
oido, todo lo podía perdonar, todo lo podía confiar. Abriría licitación a cualquiera de
los edificios que había destruido: paternidad, matrimonio, vejez con sentido,
inmortalidad. Ya iba por las almas gemelas cuando la taquicardia de tonos me
anunció que no estaba en casa. Buenoooooo…… lo bueno toma su tiempo. En la
tarde del lunes sin la animosidad de la mañana, intenté de nuevo desde el locutorio
de los peruanos vecinos, esta vez a su móvil…nada. Aclaro que no se trataba de
datos mal dados pues era su gran pequeña boca encarnada en la voz que hilaba su
nombre para anunciar, en el recipiente de mensajes, que no podia atender. Ojalá se
hubieran dado de esa forma las cosas, con eso corría a un rincón de mi casa a llorar
un rato. Y a llorar de la rabia por pendejo, por andar lubricando fantasias y
meretrices inexistentemente deseadas.
Entonces ya lo bueno no toma su tiempo, es más lo bueno del tiempo se podía ir al
carajo. Necesitaba verla, saber que existía y que mi actual amor no solo obedecía a
un impasse creativo de alguna neurona papafrita en el momento y en el lugar justo.
Debia saber, tocar, examinar, escuchar. Recrear la fantasía en el presente para
alimentar aquello que hace particular cada una de nuestras vidas.

Pero como siempre el caleidoscopio se encargo de reflejar al payasito con una
mueca grotesca. Anahi se había encargado de proponer el espejo, fiel a su
insoportable pero muy acertado despotismo existencial, rasgo algo argento. Y el
payasito lloró, no sin antes comprobar desde todo móvil posible que era verdad que
no contestaba. Llegué al sitio remoto donde pase la noche con ella, que ya se
consolidaba como una especie de Olimpo dentro de mi propia mitología…pero al
llegar me encontré con las ruinas, rogando por encontrar al fantasma como un
arqueólogo fantaseando el arca perdida. –Si, se llama Laura la conoce ud?- no, no la
conozco….y así de timbre en timbre, de piso en piso de todo sospechoso de ser su
vecino. Estaba seguro que ese era el edificio, ¿Como no me iba a acordar del recinto
que me encerró con la diosa? Sin embargo, para estar seguro fui timbrando en toda
edificación de la zona, que correspondiera siquiera vagamente al recuerdo. Estuve
tentado a seguir timbrando por todo Buenos Aires, pero ya la realidad se encargaba
de cerrarme las entradas al subte y a los buses y a los trenes. En uno de los apartes
de nuestro encuentro, prometí que si era ella la única, la no. 1, la señalada,
entonces era posible que no volviera a Colombia, por lo que me permití interpretar
su ausencia como una señal: el humo blanco que necesitaba para empezar a decir
adiós al sueño rioplatense.
Y figuró que la trascendencia de la historia además de ser justamente contada a mis
amigos más cercanos, mereció ser consignada en el papel además. A medida que la
historia se repetía empezó a llamar la atención el hecho de un sujeto implícito, un
sujeto escondido sin distancias en el tiempo, cierto reflejo de un espejo reflejando
otro visto desde lejos…cierto dejo de innumerables momentos, fuentes, espacios e
imágenes.

De entre las palabras, de entre los recuerdos saltó..estaba allí la lamia

Ahí estaba con uno mas de sus disfraces, pero en esencia la misma. Era ella
reencarnando en una más de sus cubiertas, hermosas escogidas. Formidable
emergió del inconciente para encarnarse

Próxima entrega: Bogotá

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  • 2. La historia de la lamia Nada era desconcierto. Incluso cuando coqueteó con mi amigo el barman (pancho un homenaje a vos, alma argentina sacrificada) no me produjo una necesidad de defensa territorial. Espere pacientemente dentro de mi recorrido disciplinado bar-mesas- propina-bar. En algunos de estos recorridos me encontré con su voz agitada y pintada en dos hermosos ojos verdes –te espero cuando acabes de trabajar- El títere respondió con su respuesta programada – ten paciencia porque no se a que horas acabe todo esto. Pero la lamia tenia todo elucubrado. Elaboró el plan mientras escogía al hombre o el oráculo se lo comentó?, fue antes de escoger el boliche? Vacíos que quedan en los mitos. Precisamente ese sábado el boliche cerró a las tres de la mañana como nunca, desde que trabajaba ahí, había pasado. Como no cabía en mi desconcierto de lo temprano que habiamos salido y lo perfecto de la noche, Sofía mi compañera y amiga camarera me acompaño hasta la puerta con el úncio propósito de intercambiar gestos de victoria____. La lamía estaba en la puerta acechando, mientras tomaba su cerveza con la mayor comodidad del mundo. En ese momento la realidad se sacudió y si no fuera por testigos, diría que jamás ocurrió. El unico testigo fue precisamente, sofi que acertó a acompañarnos hasta San Telmo (alla vivía su novio). Rogaba, eso si, que no se nos fuera a unir en la celebración con la lamia, quien insistia en invitarla a seguir con nosotros. Mientras abarcabamos el taxi, descubría su boca desproporcionadamente pequeña con respecto a su rostro blanco casi áureo, desproporcionadamente hermosa boca con piercing de ñapa.
  • 3. El curso de los acontecimientos me pareció tan natural que cerré la boca por unos minutos. Me propuse abrirla solo para pronunciar lo estrictamente necesario… como por ejemplo indicarle al taxista que tomará la córdoba en vez de la avenida corrientes. El taxista entra entonces en el complot. Al escuchar el acento afirma: sos colombiano!!! Y si, lo soy (hasta las expresiones locales se escuchan bien con semejante acento). Y bueno fíjate vos: mi esposa es paisa; vivi con ella en medellin un par de años y tuve que volver.. no pude recomponer el visado (la frase cierra con tono catastrófrico, en cualquier acento posible). La historia de un amor exitoso pero imposible. Uff. El cuento del destino, la confabulación universal, la magia. El momento es el de cogerle la mano…. A ver…hmmm…lentamente. Ok. Ya esta. La lamia apenas se relamía. No se inmutó, no se estremeció, no hubo un cruce de miradas, no hubo rechazo, no hubo complicidad…nada. El curso natural de los acontecimientos le pertenecía, un artificio de la lamia, gran hermana, señora de mis entrañas. Mientras, taxista terminaba su historia con una propuesta de negocio argenbiano o colombino que todavía no logro recordar en que consistía, y que no viene al caso entre otras. Nos dejó en San Telmo, Sofi se despidió con una sonrisita cómplice pero certera y que bien venia al caso. El destino: cha cha cha. Todo transeúnte turístico entre los 20 y 30 años, rumbero y extranjero, mas o menos puede dar testimonio de aquel bar. Muy porteño, mucho baile y mucha magia. Muy romántico para lamia. A esa altura ya andábamos cogidos de la mano como dos viejos amantes. Parecía saberlo todo de mi. Las palabras salian a un encuentro cercano del primer tipo. Su corte de pelo tipo „garçon‟ apenas parecía moverse, mientras su espalda me presentaba poco a poco el gran tatuaje lagartija que asomaba su hombro izquierdo. Sin mas, empezaron los besos; no recuerdo muchos detalles pero ya estaba envuelto en la situación y nada parecía sorprendernos. Por este corazón nada parecía ser absolutamente nuevo, el oxigeno que nos traspasábamos se envolvía en un puente hace años construido.
  • 4. Su gran pequeña boca trituraba cerraba mis dudas sobre si lo que soñaba concluía en algo (perdón el préstamo Luís Alberto, pero vos también tienes la culpa por inspirador). Por supuesto, me comencé a impacientar, mientras ella se relajaba por completo y estudiaba su siguiente movida. Esas horas pasaron conmovidas, magníficas. Tenía puestas unas botas militares que se me antojaron bastante sensuales, imaginaba desatando las agujetas…revelando un misterio militar, aplicando la táctica para la batalla que empezaba. Puff!!! Pero la de la estrategia era ella. Y terminaría con todo, y el polvo se acumularía sobre los cadáveres. Pasaban las 5 de la mañana. Horario aparentemente flexible en Buenos Aires un viernes. Ya habia escuchado el comentario – vivo sola – y la idea no dejaba de darme vueltas como el buen animal en celo que, Oh condena humana somos los seres atrapados por sus ansiedades. Me tranquilizó cuando iba a tomar el taxi para partir enseguida. Pero con un breve susurro indicó a taxista nuevo y a mi que nos dirigíamos a otra zona de la ciudad. Santa fe con callao, por Dios!!! Que vamos a hacer a esta hora alla? Pregunte de la mas decente no revelo-mis-intenciones-de- llevarte-a-la-cama forma posible. Ella sonríe y me cuenta de un amigo con el que trabajaba en un bar. Llamó por su móvil, del que parece ser solo salían llamadas, y confirmó la visita 15 minutos antes de nuestra llegada..ah y con vino, por favor. Yo no creía nada, hasta qu enos dejaron en un bolichito. Tranquilo conocí a este tano en apariencia y argentino de entrañas. Conversamos de cualquier tema y realmente el tipo me atrapó. No se si sería parte del complot pero realmente el tema me había cautivado (no recuerdo cual era, amnesia emocional supongo). La lagartija parecia haberse asomado un poco mas pero esta vez para burlarse de mi. Ya la prórroga de los besos se había simplificado a un régimen común y dulce de besos salteados, espontáneos. El piercing ya era una vieja costumbre, para ella y para mi. En un momento tuve que excusarme para ir al excusado.
  • 5. El piercing ya era una vieja costumbre, para ella y para mi. En un momento tuve que excusarme para ir al excusado. Y por un momento Salí del sopor en el que me encontraba solo para afianzarme firmemente en la idea de un casamiento. Mientras ubicaba la luz del baño, pensaba porque pensaba en matrimonios a esa altura del paseo. Mientras me bajaba el cierre, mi rostro hacia abajo comenzaba a sonreír por la sola idea de una boda. Y el chorro salió..era ella. Por ella haría lo que fuera, hasta casarme, hasta quedarme: Lamia logró atraparme y hundirme a trincherazos en el fondo del costal donde recogía a sus víctimas. Baje las escaleras convencido de que era ella. Y a trincherazos no fue, yo entre solito en el costal. El eco de su voz me regresó a su lado; sentía que me lanzaba gritos hipnóticos desde el bar donde continuaba el monólogo de su amigo tano. 7.30 de la mañana. Nos enfrentamos juntos por primera vez al sol. Ya esta..vida mia amor de mis entrañas, futura esposa hago lo que sea por ti, pero por ahora hagamos el amor. Quieres ir a tu casa-. Ta…Lo a mis anchas como si fuera mía. Y lo fue. Por el resto de las 7 horas restantes..piercing, lagartijas, taxistas, vinos, boliches, gran pequeña boquita..todo era mío. …..La lamia se internó en su caverna y allá me llevó, alma de dragón. Tomaba todas las decisiones, todas las formas, me enredo en su cuerpo y me llevo mas allá de las pesadillas, de los temores, de las pasiones, nada me era negado y adentro todo era desconocido. Todo era oscuro a plena luz de un día de primavera. Algo se iluminó pero apenas lo supe deje de entenderlo. Hay algo que te quiero contar pero para eso necesito saber si te vas devuelta a Colombia. Yo a esas alturas le conteste la verdad de ese minuto: no sé. 5 minutos antes de conocerte vida mía estaba seguro de volver. Semejante encerrona dejaba entrever situaciones próximas en el futuro con la lamia. Laura se hacia llamar.
  • 6. Así que con la mayor tranquilidad de la piel posible me fui levantando de la cama. Con el corazón en llamas deje entrever sutilmente mis intenciones de volverla a ver: te llamo el lunes para ver que hacemos. Muy sutil para hablar desde un sábado a las 3 de la tarde..pero era verdad tenia que trabajar esa noche y tenía un asado el domingo. Cuando le conté lo ocurrido a Anahi, mi compañera de vivienda en la calle Ravigniani, Palermo, Buenos Aires me respondió con su desenfadado optimismo de siempre: y bueno, quizás no la volvas a ver en tu vida. Y yo le repliqué que como se le ocurre que aquel había sido un encuentro de lo mas mágico para ambas almas, que ni siquiera llegaban a ser gemelas carajo; eran una sola encendida en las mismísimas llamas del infierno o saltando en los dulcísimos montes del cielo pero en una sola unidad. Que ya aprendería ella a respetar mas al amor y a creer, deleznable criatura de dios. Y llegó el lunes, no sin antes pasar el tiempo por la hora y media esa fastidiosa de los domingos entre 5 y 6 y 30 de la tarde, en donde el mundo muestra sus peores galas. Donde la semana no se conforma con morir sola sino que además pretende arrastrarnos con su agonía.
  • 7. Y el lunes como cualquier otro lunes se arrojo encima con todo el peso de su rutina. Empezaba la semana con el embate del pasado fin de semana reciente. Todo en el aire estaba como magnetizado y eso incluía a mi pesar, el polen de la flora porteña que se me adhería al sinus como paparazis buscando farándula. El polén se anido hasta el punto de la “congestión” que me llevó a una angustia que suponía la idea de encontrarme solo y sin saber que hacer. Mientras el polen se encargaba de congestionar mi salud, Laura descongestionaba mi alma sacudiendo el corazón de telarañas, de porfines y de fines y de miradas limpiecitas al futuro. Todo estaba claro en mi vida que empezaba nuevamente con una sola llamada. Mientras el tono de marcado sacudía el oído, el resto de mi ser, incluyendo el otro oido, todo lo podía perdonar, todo lo podía confiar. Abriría licitación a cualquiera de los edificios que había destruido: paternidad, matrimonio, vejez con sentido, inmortalidad. Ya iba por las almas gemelas cuando la taquicardia de tonos me anunció que no estaba en casa. Buenoooooo…… lo bueno toma su tiempo. En la tarde del lunes sin la animosidad de la mañana, intenté de nuevo desde el locutorio de los peruanos vecinos, esta vez a su móvil…nada. Aclaro que no se trataba de datos mal dados pues era su gran pequeña boca encarnada en la voz que hilaba su nombre para anunciar, en el recipiente de mensajes, que no podia atender. Ojalá se hubieran dado de esa forma las cosas, con eso corría a un rincón de mi casa a llorar un rato. Y a llorar de la rabia por pendejo, por andar lubricando fantasias y meretrices inexistentemente deseadas.
  • 8. Entonces ya lo bueno no toma su tiempo, es más lo bueno del tiempo se podía ir al carajo. Necesitaba verla, saber que existía y que mi actual amor no solo obedecía a un impasse creativo de alguna neurona papafrita en el momento y en el lugar justo. Debia saber, tocar, examinar, escuchar. Recrear la fantasía en el presente para alimentar aquello que hace particular cada una de nuestras vidas. Pero como siempre el caleidoscopio se encargo de reflejar al payasito con una mueca grotesca. Anahi se había encargado de proponer el espejo, fiel a su insoportable pero muy acertado despotismo existencial, rasgo algo argento. Y el payasito lloró, no sin antes comprobar desde todo móvil posible que era verdad que no contestaba. Llegué al sitio remoto donde pase la noche con ella, que ya se consolidaba como una especie de Olimpo dentro de mi propia mitología…pero al llegar me encontré con las ruinas, rogando por encontrar al fantasma como un arqueólogo fantaseando el arca perdida. –Si, se llama Laura la conoce ud?- no, no la conozco….y así de timbre en timbre, de piso en piso de todo sospechoso de ser su vecino. Estaba seguro que ese era el edificio, ¿Como no me iba a acordar del recinto que me encerró con la diosa? Sin embargo, para estar seguro fui timbrando en toda edificación de la zona, que correspondiera siquiera vagamente al recuerdo. Estuve tentado a seguir timbrando por todo Buenos Aires, pero ya la realidad se encargaba de cerrarme las entradas al subte y a los buses y a los trenes. En uno de los apartes de nuestro encuentro, prometí que si era ella la única, la no. 1, la señalada, entonces era posible que no volviera a Colombia, por lo que me permití interpretar su ausencia como una señal: el humo blanco que necesitaba para empezar a decir adiós al sueño rioplatense.
  • 9. Y figuró que la trascendencia de la historia además de ser justamente contada a mis amigos más cercanos, mereció ser consignada en el papel además. A medida que la historia se repetía empezó a llamar la atención el hecho de un sujeto implícito, un sujeto escondido sin distancias en el tiempo, cierto reflejo de un espejo reflejando otro visto desde lejos…cierto dejo de innumerables momentos, fuentes, espacios e imágenes. De entre las palabras, de entre los recuerdos saltó..estaba allí la lamia Ahí estaba con uno mas de sus disfraces, pero en esencia la misma. Era ella reencarnando en una más de sus cubiertas, hermosas escogidas. Formidable emergió del inconciente para encarnarse Próxima entrega: Bogotá