El documento analiza los principales retos que enfrenta la sociedad venezolana en un posible contexto electoral. Identifica tres factores: 1) La crisis de las instituciones públicas dominadas por el chavismo, 2) La crisis de los partidos políticos y su desconexión de la sociedad, 3) La muerte del voto debido a la desconfianza en el sistema. También analiza el estado de la ciudadanía y concluye que a pesar de la abstención, la sociedad civil muestra organización y es la clave para superar la crisis a través de la
Trabajo historia sobre el Renacimiento en la arquitectura
entrevista.pdf
1. ¿En el posible contexto
electoral que puede
experimentar Venezue-
la, ¿cuáles cree usted
que son los factores
más retadores que la
sociedad deberá en-
frentar?
Sin lugar a duda, el principal
obstáculo que atraviesa la
sociedad venezolana para
reconquistar su democracia,
su constitucionalidad, es la
desinstitucionalización a la
cual nos ha arrastrado el
chavismo. En Venezuela las
instituciones han muerto,
todos los poderes públicos,
en todos sus niveles, han
sucumbido ante la par-
tidización, hoy son asientos
del partido de gobierno,
apartando fines nacionales,
sustituyéndolos por prerrog-
ativas de la élite guberna-
mental y su órbita d colab-
oradores, las instituciones
públicas están psuvizadas.
Ello ha permitido que pau-
latinamente los procesos
electorales en Venezuela
han perdido su validez
jurídica y legítima, a medida
iba in crescendo el rechazo
de los venezolanos a la
gestión pública del chavis-
mo, éste supo aprovechar
su control absolutista sobre
las instituciones, los recursos
y las armas del Estado para
ir labrando procesos elec-
torales que “garantizaban”
condiciones mínimas, que
luego se fueron transfor-
mando en las condiciones
absurdas que hoy padece-
mos.
El punto de quiebre fue el
2015, las parlamentarias de
ese año, dónde el chavismo
a pesar de su faraónica
ventaja ya no pudo contro-
lar los procesos electorales
permitiendo vestigios de
legalidad y legitimidad. A
partir de ese momento el
régimen avanzó en una
reingeniería electoral anti-
democrática e inconsti-
tucional que le permite, no
solo el reacomodo de las
circunscripciones elector-
ales a beneplácito de su
partido, sino que impone
partidos, candidatos, electo-
res y resultados, tal como lo
confirmará Smartmatic
luego de haberse perpetra-
do la fallida constituyente de
2017.
A partir de ese momento
surge la abstención, no
como un fenómeno
encabezado por la
oposición, sino como resul-
tado del descontento ciu-
dadano contra
las insti-
tuciones
psuvizadas y
contra una
oposición que
no ha estado
a la altura de
las exigencias.
El chavismo
ha sabido
aniquilar el
voto, pues no
premia, no
castiga, ni
genera
cambios,
además, el
chavismo “no
pierde ni
perdiendo”,
toda instan-
cia que los
venezolanos le
restan a través
del voto el
régimen elimi-
na facultades,
competencias,
recursos e impone
un poder paralelo. En
consecuencia, el
venezolano reflexionó
¿Para qué votar? Hoy los
habitantes de este país
no tienen fe en el voto, en
un sistema frontalmente
divorciado con la democ-
racia, de violencia insti-
tucionalizada… esa es una
dolorosa realidad, un obstá-
culo enorme.
Por otro lado, el lado de la
oposición venezolana, el
escenario tampoco es alen-
tador. El chavismo ha sabido
alzar una oposición paralela,
aglutinada hoy en la de-
nominada “Alianza
Democrática”, una oposición
electorera que busca lavar
la cara al chavismo
venezolano participando en
todos los procesos elector-
ales ilegales, simulando una
democracia inexistente. Así
mismo, la oposición recono-
cida internacionalmente,
liderada por Juan Guaidó, se
encuentra sumergida en
una crisis profunda de legiti-
midad e incluso de legali-
dad, los argumentos que
sostienen su interinato día a
día se debilitan ante las
acusaciones de presuntos
actos de corrupción, tráfico
de influencias, entre otros.
Por si fuera poco, la total
desunión de sus integrantes,
divididos en un G4 (que hoy
es G3) y en un numeroso
grupo de partidos políticos
que también sufren de la
indiferencia de los ciudada-
nos. Sea cual sea la
oposición a la cual se haga
referencia se encuentra
to-
tal-
mente de-
sconectada de la
sociedad civil, haciendo
gala de un partidocentrismo
obsoleto que no va acorde
con los partidos políticos del
presente siglo.
De este modo, los princi-
pales obstáculos que afron-
ta la sociedad venezolana
para rescatar su democra-
cia, su constitucionalidad, es
la crisis de las instituciones
públicas, hoy domadas por
el chavismo. En segundo
lugar, la crisis de los partidos
políticos y su liderazgo, su
desconexión y falta de con-
fianza/credibilidad. En tercer
lugar, la muerte del voto.
Estas 3 realidades dificultan
el retorno a la democracia,
al estado de derecho cual-
quier liderazgo que decida
enfrentar esta lucha debe
tener muy claro esta reali-
dad. Por último, pero no
menos importante, hablam-
os de la peor crisis económi-
ca de toda nuestra historia,
ante la inacción de su socie-
dad política los venezolanos
han sido empujados a
encarar solo la realidad
per-
sonal,
la realidad
familiar, olvidán-
dose del concepto de
nación. La sociedad
venezolana se ocupa de
solventar las vicisitudes del
día, perdiendo interés en lo
nacional, en la política, en
todo aquello que sea ajeno
a la visión reductora de la
nación.
Desde el punto de vista
de organización políti-
ca, ¿cómo se encuen-
tran los partidos oposi-
tores? ¿Cuáles son sus
puntos débiles?
Con relación a lo anterior-
mente expuesto, señalamos
las organizaciones políticas
venezolanas están sumergi-
das en la realidad qué
impone el régimen. El
chavismo se ha encargado
de desvirtuarlos, desnatu-
ralizarlos, de saber direccio-
narlos a sus fines retencioni-
stas de poder. Los partidos
políticos en Venezuela atra-
viesan su peor crisis existen-
cial, nos topamos con parti-
dos judicializados a los que
las insti-
tuciones
públicas
controladas
por el
chavismo les
han secues-
trado siglas e
impuestos
directivas.
Nos topamos
con liderazgos
totalmente
divorciados
de los intere-
ses de la
sociedad, con
una concep-
ción política
vetusta, que
se correspon-
de con creen-
cias políticas de
mediados del
siglo pasado.
Ante una reali-
dad partidista
tan equívoca, no
podemos esperar más
que estrategias
erróneas. Estas organi-
zaciones hoy siguen
pensando la sociedad
civil está esperando por
ellos, que ansían sus
lineamientos, sus direc-
trices y no hay concep-
ción más imperfecta que
esa. Sí no se comprende
que las organizaciones con
fines políticos hoy tienen la
obligación de reconectarse
con la sociedad e ir tras de
ella será muy poco lo que se
pueda avanzar. El mejor
ejemplo lo tenemos con el
proceso de primarias que,
tal cómo están siendo con-
feccionado, no llaman la
atención del electorado
venezolano, motivado a que
antes de intentar recurrir al
voto se deben generar
condiciones que permitan
recobrar la esperanza en el
sufragio, que permita ga-
rantizar un candidato electo
por primarias reales pueda
ser impuesto al régimen y
sus instituciones todopoder-
osas, más importante aún,
se debe garantizar que un
posible candidato opositor
que triunfe pueda ejercer
todas las competencias, las
facultades y disponer de los
recursos que constitucional-
mente le otorga al cargo
obtenido, eso no lo pueden
lograr los partidos solos,
debe ser toda la sociedad
venezolana.
Ciertamente, el régimen ha
implementado estratage-
mas para debilitar la
oposición venezolana, sin
embargo, debemos señalar
que la oposición también se
ha autodestruido. No se
puede pretender reconstruir
la nación desde una per-
spectiva partidista, lo que
ocurre en Venezuela va
mucho más allá de estas
organizaciones, más aún,
cuando la inexistencia de
una democracia debilita las
funciones de los partidos.
Las organizaciones con fines
políticos de hoy día deben
sumarse como uno más al
contexto social de la nación
y diseñar estrategias al lado
de los sectores, esa es la
unión verdadera que
necesita el país, no la de
simples partidos… y al pare-
cer ello tampoco se ha
comprendido aún, esa es
una gran debilidad.
Son diversos los puntos
débiles que afrontan los
partidos políticos. En primer
lugar, la desnaturalización
inducida de su liderazgo, por
un lado, el régimen impone
falsas figuras y por otro lado
nos topamos con personali-
dades enclaustradas en
dirigencias opacas, casi
vitalicias, que impiden el
surgimiento de nuevos líde-
res, de nuevas ideas, de
nuevas acciones, incapaces
de imponer la agenda políti-
ca nacional, permitiendo
sea el régimen ser quien lo
haga. El principal enemigo
de los partidos políticos es el
régimen quien con control
absolutista de las insti-
tuciones (que deberían ser
del Estado) los desnaturalizo
y sabotea sus funciones, en
igual medida, esos lider-
azgos funestos, también
pueden ser considerados
como principales enemigos
de estas organizaciones.
Para subsanar estás adver-
sidades se requiere de un
proceso real de relegiti-
mación de los partidos,
donde por primarias trans-
parentes sus bases puedan
decidir su liderazgo, pero
lamentablemente en la
realidad no se observa esta
dinámica, por el contrario,
apreciamos cómo se con-
tinúan cometiendo mismos
errores, no quedando más
que anhelar lúdicamente un
despertar de la conciencia
por parte de aquella figuras
que tienen la responsabili-
dad de conducción de estas
organizaciones y den un
viraje de accionar de 180º y
vayan tras las acciones
correctas, con miras a res-
catar los partidos políticos:
Su conexión, su legitimidad,
sus planes de acciones
factibles.
EL CUERPO CIUDADANO
VENEZOLANO EN EL
PANORAMA ELECTORAL DEL
2022-2023
Por Leandro Rodríguez Linárez
EL CUERPO CIUDADANO VENEZOLANO EN EL PANORAMA
ELECTORAL DEL 2022-2023 Por Leandro Rodríguez Linárez
2. ¿Cómo definiría usted el
estado actual de la ciu-
dadanía en lo que con-
cierne a su partici-
pación política?
El estado de la ciudadanía
en la actualidad es muy
complejo, los venezolanos
estamos afrontando un
sistema antidemocrático el
cual no estamos acostumb-
rados. La sociedad
venezolana ha perdido su
principal herramienta, el
voto. Ha sido abandonada
por quienes se supone de-
berían ser sus protectores,
es decir, por el gobierno, por
la oposición y el andamiaje
internacional luce ineficaz.
Ello, como dijimos, ha ob-
ligado que el concepto
nación desaparezca, achi-
cando la visión patria, haci-
endo solo útil/visible el
entorno familiar, personal.
La abstención es un
fenómeno social espontá-
neo, que en Venezuela sig-
nifica “no insisto más”, no
creo en el sistema político
imperante y para que ello
sea modificado urgen
estrategias diferentes.
Ambos sectores han extraí-
do beneficios de la ab-
stención, la oposición logró
deslegitimar al régimen en
el occidente, ante la comu-
nidad internacional
democrática, pero el chavis-
mo se apoderó práctica-
mente de todos los cargos
de elección popular, aunque
ya tenía ese poder. La socie-
dad venezolana ha sido la
gran perjudicada, sin réditos
en este hecho.
Somos creyentes que en la
sociedad civil venezolana se
encuentra la solución al
oscurantismo que ha
envuelto al país desde 1999.
El liderazgo político hace las
veces de tendones, pero
es la sociedad en
su conjunto
el múscu-
lo, la
fuerza.
Las veces
que se ha
derrotado al
régimen, como en el
derrocamiento de Hugo
Chávez en el 2002, así como
en las protestas de 2014 y
2017, han sido producto de la
presión social, por eso que el
régimen hoy por hoy las
evita a toda costa.
La actuación de la sociedad
venezolana hoy día es digna
de estudio, presenta niveles
de organización y de acción
espontanea que en nada
tiene que ver o se vinculan
a intereses político par-
tidistas, la crisis del
país ha obligado a
que los distintos
sectores nacio-
nales como
gremios de
jubilados,
traba-
jadores
de la
salud,
educa-
tivos,
em-
plea-
dos
públi-
cos,
etc.
reten al
chavis-
mo en las
calles
exigiendo
reivindica-
ciones socio-
económicas, así
como la recon-
quista de una serie
de derechos y liberta-
des que a lo largo de
todo este tiempo el régimen
ha aniquilado… ello es fun-
damental.
Este inusual contexto nos
permite concluir que la
sociedad venezolana tiene
ansias por rescatar todo lo
que ha perdido a lo largo de
estas más de 2 décadas de
sufrimiento y vejación. Im-
portante sería la sociedad
política supiera interpretar
estas señales y dirigiera
esfuerzos para
unirse en los
objetivos
co-
munes.
La
so-
cie-
dad
venezola-
na aparen-
temente, tras
mucho dolor y
sufrimiento, ha comenzado
a comprender que los parti-
dos, el gobierno, que la
oposición, no pueden con-
tinuar siendo los protagonis-
tas en una eventual democ-
racia. Es mucho lo que falta
por hacer, pero sin lugar a
duda, estos niveles de orga-
nización y de
lucha
enci-
enden la luz
de la esperanza en las
acciones futuras porque no
depende de terceros, sino
de ella misma, una sociedad
ansiosa de libertad.
Las debilidades que atentan
contra la sociedad
venezolana se resumen en
que las instituciones públi-
cas hacen las veces de su
enemiga, aniquiladoras de
democracia y constitucio-
nalidad. Los partidos políti-
cos marchan por un rumbo
totalmente ajeno y la comu-
nidad internacional ha dem-
ostrado con creces solo está
detrás de los intereses
económicos que le benefi-
cien, sin importar el daño
que pueda causar a los
venezolanos. Es por ello, la
unión de los venezolanos
(Sociedad Civil), de todos los
sectores, es la única vía
para alcanzar los fines, los
propósitos que encendieron
las antorchas de nuestra
independencia. La organi-
zación que experimenta la
sociedad en estos momen-
tos es probablemente el
mejor destello de esperanza.
¿Considera usted que la
sociedad civil
venezola-
na
es
apática o
indiferente a sus pro-
cesos y deberes políti-
cos? De ser afirmativa o
negativa su respuesta,
¿a qué se debe?
Seguro estamos, las
respuestas a esta interro-
gante han sido abordadas
en las respuestas anteriores.
En efecto, para qué la socie-
dad venezolana se reen-
cuentre con sus deberes y
derechos políticos debe
primero rescatarse la
sensación de poder alca-
nzar los valores democráti-
cos, constitucionales, así
como el concepto de
nación. Los esfuerzos ten-
dentes a reactivar la política
como ciencia, la política
como herramienta para la
calidad de vida, no deben
ser alimentados con frases
prefabricadas, con enuncia-
dos fútiles, deben ser con-
feccionadas estrategias que
atiendan los puntos neurál-
gicos de nuestra realidad,
acciones que ofrezcan ga-
rantía de un liderazgo civil y
partidista realmente en
afinidad con las necesi-
dades de la nación.
Es necesario crear condi-
ciones electorales competi-
tivas para que el voto sea
nuevamente la herramienta
social de cambio y, repeti-
mos, es necesaria las
estrategias definitorias
que permitan que los
espacios rescatados
por vía del sufragio
puedan ser ejer-
cidos en pleni-
tud de condi-
ciones. Ha
sido la
ausencia
de resul-
tados y
la prof-
a-
nación
del
voto lo
que ha
hecho
el
venezola-
no se aísle
de lo políti-
co, pero es
hoy cuando el
país ha tocado
fondo que la
sociedad comienza
a luchar por sí misma.
La apatía que hoy reina
en la sociedad puede irse
disipando en la medida en
que la misma sociedad
alcance logros importantes
tras su lucha, tras la organi-
zación que hoy día está
demostrando. Esta
lucha sin temor a
equivocarnos
representa una
oportunidad
dorada que hará
los partidos
políticos y todos
los sectores se
unan a esta lucha
que tiene como único
objetivo salvar al país.
¿Cree que el venezola-
no tiene cultura o edu-
cación política? De ser
negativa su respuesta,
¿tiene aquello raíces
históricas o es un
fenómeno reciente?
Sin lugar a duda, uno de los
artificios más eficientes que
el chavismo ha aplicado en
Venezuela es la siembra de
una cultura política retro-
grada, solamente compara-
ble con la que existió a me-
diados del siglo pasado,
donde el epicentro de la
política eran figuras auto
engrandecidas e ideologías
solamente serviles a
pequeñas élites, ambos
componentes sirvieron de
manera idónea para
explotar al máximo la nefas-
ta viveza criolla que tanto
daño nos ha causado.
No es casualidad, lo trans-
versal en las naciones sub-
desarrolladas son
regímenes presidencialistas,
centralistas por excelencia,
donde la toma de deci-
siones más relevantes recae
en una persona o en un
pequeño grupo, en detri-
mento de las mayorías. Este
tipo de “gobernantes” son
enemigos acérrimos de
sistemas políticos descen-
tralizados, así como de la
independencia de los pode-
res públicos, factor esencial
para propulsar el desarrollo
de las naciones.
En las naciones consid-
eradas desarrolladas es
imposible toparse con prim-
itivos cultos seudo religiosos
a personalidades políticas,
muñecos inflables alegóri-
cos a éstos en desfiles patri-
os o distintivos partidistas en
las oficinas públicas. Es
igualmente difícil encontrar
en estas sociedades discur-
sos que intenten cimentar el
carácter “indispensable” de
estos aciagos personajes.
Es necesario recalcar, las
naciones desarrolladas
(molesto calificativo, lo
sabemos) primero han
sabido madurar política-
mente para luego dar inicio
a su desarrollo económico y
posterior biene-
star social, es
imposible
una nación
con cultu-
ra política
imberbe
pueda
desarrol-
larse, al
menos en lo
que es determi-
nante para la calidad
de vida de sus habitantes.
De este modo, el chavismo
irrumpe en nuestro siglo XXI
con prácticas propias de
mediados del siglo pasado,
enalteciendo figuras auto-
engrandecidas, obligando a
un solo partido, a una sola
ideología, con férrea censu-
ra informativa, girando al
centralismo ultroso, a la
dependencia de ayudas
públicas, a la práctica de
teorías y conceptos comu-
nistoides superados hace
mucho por la humanidad
decente, entre otros no
EL CUERPO CIUDADANO
VENEZOLANO EN EL
PANORAMA ELECTORAL DEL
2022-2023
Por Leandro Rodríguez Linárez
EL CUERPO CIUDADANO VENEZOLANO EN EL PANORAMA
ELECTORAL DEL 2022-2023 Por Leandro Rodríguez Linárez
3. EL CUERPO CIUDADANO
VENEZOLANO EN EL
PANORAMA ELECTORAL DEL
2022-2023
Por Leandro Rodríguez Linárez
EL CUERPO CIUDADANO VENEZOLANO EN EL PANORAMA
ELECTORAL DEL 2022-2023 Por Leandro Rodríguez Linárez
menos artilugios atrasa-
dores.
Lo triste, es que se ha
sabido rodear de presuntos
políticos opositores que no
solo pueden ser consider-
ados flagrantes colabora-
dores, sino que han repli-
cados la conducta de los
líderes rojos rojitos, hacien-
do de sus organizaciones
partidistas templos a su
propio culto.
Todo esto nos ha llevado a
la más profunda desesper-
anza aprendida, a la
apatía, a la emigración
como único recurso de
superación personal o a la
práctica de una economía
de subsistencia, muchas
veces propia del canibalis-
mo.
No todo está perdido, a lo
largo y ancho de país la
sociedad civil se activa
como nunca antes, cansa-
da de esperar por el gobi-
erno o la oposición, libera
sus propias luchas ten-
dentes a rescatar una
existencia digna.
Es cierto, la democracia
(inexistente hoy día en
Venezuela) depende en
gran medida de los parti-
dos políticos, son necesari-
os, pero ninguno es impre-
scindible. El dinamismo y la
evolución social de las
últimas décadas han
hecho de los partidos unas
organizaciones más en el
gran espectro de la socie-
dad e incluso, candidatos
independientes y de la
sociedad civil han destro-
nado a los que se creían
líderes/partidos irrevoca-
bles. En Venezuela es nece-
sario replicar esos dignos
ejemplos… la política debe
despolitizarse, la debemos
socializar.
Una sociedad civil entorno
a la política obliga a los
partidos a generar sinergia
ininterrumpida con la
sociedad a la que pert-
enece, los obliga atender
las necesidades de la po-
blación, a ser políticamente
eficiente. La sociedad civil
es la esperanza toda vez
que la política en Venezue-
la ha llegado a niveles de
repugnante putrefacción
¿Cuál sería el mejor
escenario que pudiese
darse en el posible
escenario electoral?
¿Qué habría que hacer
para obtenerlo?
Insistimos, los partidos
políticos del siglo XXI nada
tienen que ver con los del
siglo pasado, incluso, los
partidos de países subde-
sarrollados, como los de
Venezuela, tampoco se
emparentan en lo más
mínimo con los existentes
en las naciones del primer
mundo. El chavismo ha
sido exitoso en retroceder
la política de nuestro país
al menos 60 o 70 años, a fin
de inhabilitar estas organi-
zaciones, desfasarlas del
contexto histórico, hacerse
inmune a ellas.
Los partidos políticos en
Venezuela, con sus honro-
sas excepciones, son
tumultos de personas que
giran alrededor de una
persona o, cuando mucho,
alrededor de presuntas
ideologías que hace déca-
das han quedado en
desuso por las sociedades
avanzadas por ser obtusas,
radiografías de un pasado
indecoroso.
Desde hace mucho, los
países nórdicos dejaron
atrás las ideologías, la
nomenclatura “derecha o
izquierda” es solo nominal,
durante la campaña elec-
toral y, sobre todo, en las
gestiones públicas, los
políticos se avocan a los
problemas reales de la
gente, al pragmatismo,
tanto que es difícil diferen-
ciar los discursos de
“ambos bandos”, tanto que
la abstención es siempre
alta porque estas socie-
dades se sienten tan con-
formes con sus políticos
que prácticamente les da
igual quien gane.
En el siglo XXI, los partidos
políticos son unas organi-
zaciones más en el contex-
to de las sociedades donde
se desenvuelven, partidos
históricos como el PRI en
México, con casi 100 años
en el poder, fue desplazado
por un nuevo movimiento.
Lo mismo ocurrió en El
Salvador y otras naciones,
todas con diversos resulta-
dos, buenos y malos, pero
el meollo del asunto es que
ya no hay partido político
“indispensable”.
¿El secreto? Una sociedad
civil organizada, compro-
metida con su destino. La
sociedad civil ha sido la
protagonista en el siglo XXI
donde los cambios políti-
cos han tenido lugar.
Tristemente, en Venezuela
la visión de los enemigos
de la democracia ha sido
destruirla, paradójica-
mente, partidizarla.
La “de-
moc-
ra-
cia
protagónica” y “el poder
popular” han sido recursos
verborrei- cos en
un plan
mucho más
amplio y
perverso, el
de limitar,
castrar y man-
tener en condi-
ción de secues-
tro a toda orga-
nización, movi-
miento o estructu-
ra social, un pater-
nalismo de Estado
que luego se trans-
formó en una
relación de esclavitud,
a través de una pobre-
za planificada de la que
hablaremos en otro
momento.
Todo esto nos ha
hecho llegar a un ver-
gonzoso
2022,
donde la
política
retrocede
mucho
más,
empu-
jada
por
una
débil
bur-
buja
económica y una
coyuntura internacional
que hace los recursos
energéticos de Venezuela
opaquen la tragedia de los
habitantes de este país. El
chavismo, más rechazado
que nunca, a través de la
violencia institucionalizada,
recobra fuerza al saber
extraer ventaja de su
entorno. La oposición
venezolana se asfixia en un
circulo vicioso de diálogos
furtivos y procesos elector-
ales cada vez en condi-
ciones más absur-
das.
El régimen juega sus
cartas, con sus opositores
de siempre y una nueva
generación que ha manu-
facturado a su imagen y
semejanza, empujan la
política venezolana al
sendero que le da la gana,
controlando y
manipulado a sus
colaboradores
por medio de
cuotas de poder
y tras la apetito-
sa oferta de
recursos para
las pretendi-
das cam-
pañas elector-
ales, por eso
observamos
infaustos per-
soneros
hablando
solo de
elecciones
y no de lo
real-
mente
impor-
tante, la
libertad.
El lider-
azgo
políti-
co
con-
tinúa
viendo
al país
bajo el
partido-
centris-
mo, bajo
la óptica
del siglo
pasado. La
sociedad
política sost-
iene la
creencia que
la sociedad civil está
aguardando impaciente-
mente por ellos, por sus
directrices, sus lineamien-
tos… no hay nada más
equívoco, alejado de reali-
dad que esa despuntada
presunción. Al contrario,
hoy cuesta encontrar
venezolanos creyentes en
partidos o en algún lider-
azgo proveniente de ellos,
más del 80% de la po-
blación los repudia, sí esta
realidad no se acepta peor
nos irá.
En consecuencia, visión
errada estrategias erradas.
Las primarias se están
vendiendo como la pana-
cea, sin embargo, la
verdad es que los habi-
tantes de este país poco o
nada les importa, en
cuanto no representan una
alternativa, es decir,
escoger entre mismas
figuras de siempre, donde
figuran figuras respons-
ables del caos, da lo
mismo que no elegir.
Aceptando la dispendiosa
decisión que el próximo
escenario de lucha contra
el régimen serán las presi-
denciales - obsequiándole
2 años de relativa paz en
momentos de mayor
rechazo, donde los
venezolanos sobreviven
indignantemente - entonc-
es, para poder obtener
resultados favorables se
debe:
1) Crear condiciones para
que el proceso de prima-
rias sea atractivo, digerible.
Primeramente, los aspi-
rantes a candidatos deben
pertenecer a una nueva
generación, rostros frescos,
con nuevas propuestas,
acciones, una figura aleja-
da de quienes hasta el
momento han tenido la
oportunidad fracasada de
lidiar contra el régimen. En
segundo lugar, es perento-
rio establecer un mecanis-
mo fiable, una instancia
electoral que permita ga-
rantizar el resultado ob-
tenido sea el legítimo,
regido bien sea por per-
sonalidades incuestion-
ables y/o por la sociedad
civil organizada. Unas pri-
marias entre mismos ros-
tros, mismas dirigencias,
regidas por los mismos
partidos, donde el G4 tiene
insana ventaja competiti-
va, no generarán confian-
za, participación, al con-
trario, serán parte del
problema.
2) En segundo lugar, supo-
niendo lo primero se
cumpla y arroje un candi-
dato deseado por los
venezolanos, se debe gen-
erar un plan tendente a
imponerlo ante las insti-
tuciones psuvizadas,
tengan por seguro el régi-
men hará todo a su alca-
nce para imponer al suyo,
uno que provenga de la
Alianza Democrática y
demás colaboradores.
Para ello es imprescindible
la sociedad civil organi-
zada, esté dispuesta a
luchar, a ejercer todas las
presiones posibles.
3) En tercer lugar, desde ya,
se deben definir las
estrategias con miras
asegurar el respeto del
voto de cara a las próxi-
mas presidenciales, a fin el
régimen y sus instituciones
no puedan burlar los resul-
tados electorales en las
urnas ni posterior a la
proclamación del candida-
to que, bajo estos términos,
ganaría abrumadora-
mente. Evitar se le resten
competencias, facultades y
recursos. Para esta fase
estratégica es también
determinante la sociedad
civil organizada y la comu-
nidad internacional, sus
delegaciones, observa-
ciones, sus cuerpos
diplomáticos, todo aquello
que contribuya al rescate
de la democracia, de
nuestra constitucionalidad.
Esto en cuanto al intento
por revitalizar los partidos,
sus liderazgos. Otro esce-
nario pudiera ser el sur-
gimiento de un outsider
respaldado por la sociedad
civil organizada, por ejem-
plo, Lorenzo Mendoza, im-
plicaría la ruptura definitiva
del chavismo y la
oposición, sin embargo, la
cultura política rupestre
donde el chavismo nos ha
arrastrado, la ausencia de
institucionalidad, su com-
promiso con la empresa
familiar, una de las más
grandes y exitosas de la
región, son motivos
valederos para suponer no
lo hará. Mientras, seguimos
a la espera de un liderazgo
casi prodigioso, que com-
prenda la crisis/rechazo
hacia los partidos políticos
y se ocupe, en primer lugar,
de rescatar la fe en el voto.
No todo está perdido, la
sociedad civil se organiza,
ella (como ha ocurrido en
otras latitudes) puede
organizarse e incluso
transformarse en organi-
zación con fines políticos,
pudiendo ser una alternati-
va a la podredumbre poli-
tiquera dizque opositora.
Solo se rescatan de esa
podredura quienes involu-
cran en sus discursos y
acciones a la sociedad
civil, quienes la llaman a
ser protagonista.
Un escenario electoral
positivo no depende del
liderazgo político criollo,
depende de la sociedad
venezolana, de hasta
dónde logre llegar en sus
niveles de organización y
de presión..