Benita Rossello fundó en 1837 el Instituto de las Hijas de Nuestra Señora de la Misericordia dedicado a la educación y asistencia de niñas y enfermos. Dirigió el instituto con fe, caridad y sacrificio hasta su muerte en 1880. Su ejemplo inspiró la expansión del instituto y obras de caridad en Italia, Argentina y otros países.
2. El 27 de mayo de 1811, nace Benita, en
Albisola, cerca de Savona, cuarta hija de la
familia Rossello.
3. Es bautizada en el mismo día de su
nacimiento.
El resplandor de la Gracia
inunda de nueva vida el
alma de la pequeña niña.
4. El padre, Bartolomé, es ceramista. Benita, con
su consentimiento, juega haciendo figuritas
de monjitas y conventos en su taller.
5. Benita siempre está dispuesta a ofrecerse
para los quehaceres de la casa.
Siendo generosa, se
apresura a compartir un
caramelo o juguete con
los demás.
Con gozo da el pan,
que le entrega su madre,
María, a los mendigos
que golpean a su puerta.
6. Sentada sobre la arena o escondida en la
escalerita de su casa, Benita, repasa las
lecciones de catecismo
con sus amigas y les
repite las explicaciones
recibidas de su maestra.
También lo hace con su
familia, lo que le vale el
apelativo cariñoso de
su padre: “maestrita”.
7. Su amor por la Santísima Madre de la
Misericordia, la hace desear peregrinar hacia su
santuario próximo a
Savona con los adultos,
pero, como es pequeña aún
para un trayecto tan largo,
organiza una peregrinación
de niñas, que marchan
cantando y rezando hasta la
Capilla que se encuentra al
margen del pueblo.
8. A los quince años, para meditar sobre la
caducidad de la vida terrenal, la vanidad de
los placeres y ambiciones de
este mundo, Benita pide
al sepulturero una calavera,
que coloca en su dormitorio.
Una sola cosa sirve para la
eternidad: el Amor a Dios
en un corazón puro,
la bondad, la caridad,
la Santidad!
9. Reconociendo los beneficios de la dirección
espiritual, Benita, se dirige por el cerro de las
Ninfas, hasta la Iglesia
de los padres capuchinos
en Savona.
Su vida de piedad y caridad se
resume en su propósito:
“Evitar todo pecado,
hacerme útil al prójimo,
llegar a ser santa” y
en su lema: “El corazón
a Dios y las manos al
trabajo!”
10. Por medio de una prima, es invitada a Savona, a
presentarse como enfermera y asistir al anciano
señor Morleone.
Su humildad, laboriosidad,
bondad y generosidad
contribuyen a que el
enfermo recupere la salud.
Tan querida es por el
matrimonio Morleone,
que desean adoptarla,
pero el Señor tiene otros
planes para Benita.
11. Es hora de realizar su vocación.
Sin embargo, surgen dificultades:
No es aceptada en el convento
por carecer de dote.
Por ese tiempo, entre 1832
y 1834, pierde a su padre,
madre y dos hermanos.
Arrodillada frente a la
Virgen de la Misericordia,
se entrega completamente
a Ella: “Oh María, se mi madre
y yo seré siempre vuestra hija”.
12. El Señor, que había despertado la vocación religiosa en su
corazón, en 1837 le manifiesta de qué manera lo servirá.
Un día, el Obispo de Savona, Monseñor de Mari,
reprende a grupo de niñas
desgreñadas e insolentes
que se encuentran en la
calle, pero solo obtiene de
ellas una carcajada y un
insulto. Ante este
acontecimiento, expresa su
deseo de encontrar almas
generosas, que las reciban y
las eduquen.
13. Benita siente el llamado del Señor a esta obra.
Postrada a los pies del Obispo, le dice:
“Heme aquí. Disponga de
mí como mejor le parezca”.
El Obispo, admirado de su
fervorosa caridad y
profunda fe, acepta el
ofrecimiento y la invita
a que reúna colaboradoras.
14. El 10 de agosto de 1837, el Obispo da
canónicamente principio al Instituto
“Hijas de Nuestra Señora
de la Misericordia”,
en la casa de la Comenda
de los Caballeros de Malta.
Junto a Benita
se encuentran sus
amigas de infancia:
Ángela y Dominga
Pescio, sus primas y
Paulina Barla.
15. El 2 de octubre de 1837, festividad de N. S. de la
Paz en Savona, visten el hábito religioso, símbolo
exterior de su
consagración a Cristo.
Consiste en una túnica
negra, una pañoleta
azul, un rosario al
costado y el crucifijo
sobre el pecho.
Desde ese momento,
Benita será la hermana
María Josefa.
16. El árbol, que simboliza el Instituto, se levanta
a la orilla del río de la gracia divina, bajo el
reflejo luminoso de la
Madre Celestial
figurada en la letra M,
rodeada de doce
estrellas que brillan
en el azul; en la cinta
el nombre del instituto
y el lema.
17. En un ambiente pobre en bienes materiales y
extremadamente rico en espirituales, el 2 de
agosto de 1939,
las religiosas se unen
a Dios con los votos
definitivos.
En 1940, Sor María
Josefa Rosello es elegida,
por voto unánime de la
Comunidad, Madre General.
18. Las niñas del vecindario acuden a la escuela. Y el
apostolado es tan fecundo, que en 1940, la casa
resulta pequeña.
La Hermana Josefa,
confiando en la Divina
Providencia, consigue
la compra de la casa
continua, el edificio
Brignole- Balbi, que
queda como la
Casa Madre de las
Hijas de N. S. de la
Misericordia.
19. Muchas jóvenes acuden para servir al Señor
junto a la
Hermana Josefa.
Un día Ana María, la
hermana de Benita,
toca a la puerta.
-“Quiero compartir tu
misión”
-“Ven, nos haremos
santas”
20. En ese año fallece el Obispo de Mari y es
reemplazado
desde 1942 por
Monseñor Riccardi,
quien es para el
Instituto, Padre y
Pastor.
21. En 1942, llega una invitación desde Varazze,
donde las hermanas se dedicarán al cuidado de
los enfermos en el
Hospital. Se abre
también una escuela.
Luego las Hijas de la
Misericordia son
llamadas a Sassello.
Así continúan
fundaciones en
distintas ciudades.
22. En el año 1855, el Padre Olivieri le hace conocer y la
asocia a la Obra del Rescate de Morenitas.
Con limosnas de almas
generosas, rescatan a
morenitas del mercado
de esclavos de El Cairo.
La Misericordia de Savona
se convierte en el centro
de la Obra, donde la Santa
Madre, recibe especialmente
a aquellas que, por sus
discapacidades, no aceptarían
en otras instituciones.
23. El 10 de mayo de 1859, aniversario de la
Coronación de la Madre de la Misericordia,
inaugura en el palacio
Doria, “la Casa de la
Providencia”, para las
niñas pobres y sin
parientes.
24. Alentada por su deseo de colaborar con las
vocaciones sacerdotales, el 12 de abril de
1869, la Santa Madre, abre la “Casa de los
Clérigos” para los
jóvenes pobres,
anhelosos de
consagrarse a Dios.
25. El 3 de agosto de 1868 recibe una carta de Monseñor
Escalada, Arzobispo de Buenos Aires, pidiéndole en
el nombre el Gobierno,
hermanas para asistir a
los enfermos.
Luego de varias dificultades,
se concreta el envío de
hermanas, que parten de
Génova el 14 de noviembre
de 1875, con la bendición
de Pío IX y con la presencia
de Don Bosco, que despide
a sacerdotes y religiosas
salesianos.
26. Tras una vida consagrada al Señor, de entrega generosa a la misión
que Él le había encomendado,
siguiendo cincuenta y tres casas,
totalmente entregada al trabajo,
la Madre, a los sesenta y cinco
años, se dirige al final de su
vida.
Con mucho esfuerzo,
cuando la enfermedad le da
tregua, baja a la Capilla a
recibir a Jesús sacramentado.
Cuando las fuerzas físicas ya
no son suficientes para
desarrollar su labor, la sostiene,
más que nunca, con la oración y
el sufrimiento.
27. El 7 de diciembre 1880, víspera de Fiesta de
la Inmaculada Concepción, mientras en la
Capilla está expuesto el
Santísimo Sacramento,
la santa Madre reza:
“Jesús mio, misericordia”
y “Señor, en tus manos
encomiendo mi espíritu”.
Con estas disposiciones
entrega su alma a Dios.
28. El 6 de noviembre de 1938,
en la Basílica Vaticana, es
proclamada Beata por Pío XI.
El 12 de junio de 1949, se
realiza la Canonización y
Pío XII, proclama Santa a la
Madre María Josefa Rossello.
Entre otras de sus innumerables
virtudes, el Papa destaca
su caridad: “Amar a Dios en
su adorable majestad y en
su paternal bondad; amar
también su imagen,
la miseria de sus criaturas;
he aquí lo que da a la caridad
el sello particular de la misericordia”.
29. La Madre sigue viviendo en su Instituto, arrastrando
con su ideal de amor a Dios y al prójimo, un número
de jóvenes de corazón
ardiente.
Se multiplican las obras de
caridad y misericordia en
distintos lugares del mundo.
Su ejemplo inspira a las
Hijas de la Misericordia
y su intercesión bondadosa
alcanza a todos los que
reciben los beneficios del
Instituto por ella fundado.
30. Nos señala el camino con:
Su fe, caridad y sacrificio
Su confianza en la
Divina Providencia
Su amor a Dios, a la
Eucaristía y a la Iglesia
Su meditación asidua
de la Pasión de Cristo
Su Devoción al Sagrado
Corazón, a la Santísima
Virgen y a San José