ALMIRANTE JOSÉ MARÍA GARCIA LETRAS BREVES N° 5.pdf

ALMIRANTE JOSÉ MARIA GARCÍA --- Felipe Natera W.
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Felipe Natera Wanderlinder
Almirante
José María
García
Isla de Margarita, Venezuela,
noviembre 2020.

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Almirante José María García
©1989 Felipe Natera Wanderlinder
©2020 Biblioteca Digital Neoespartana
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Este trabajo fue publicado por la Gobernación del
estado Nueva Esparta en noviembre de 1989,
Bicentenario del Almirante José María García.
Nuestra finalidad es dar a conocer las letras
neoespartanas y sus autores, por la importancia
que tienen en el acervo cultural de nuestro estado.
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FELIPE NATERA
WANDERLINDER:
Periodista, Escritor, Cronista. Nación
en Santa Ana del Norte el 21 de marzo
de 1917. Cronista de la Ciudad de Santa
Ana. Fundador y Director de la Revista
y programa de radio “Margariteñerías”.
Miembro Correspondiente de la
Academia de la Lengua por el estado
Nueva Esparta. Publicó. Zona Franca,
Juan Millán Fundador de Tucuptta,
Francisco Esteban Gómez: vida y obra
del Adalid Margariteño, entre otros.
Falleció en Santa Ana el 03 de agosto
del 2003.

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ALMIRANTE
JOSÉ MARÍA GARCÍA
José María García nació
frente al mar el 13 de noviembre de
1789. Desde niño tiraba sus cordeles
en la playa de Porlamar, tenía gran
obsesión por las cuestiones marinas.
Nació y vivió en la casa que después
fue reconstruida por el Subteniente
José Jesús Campos Velásquez,
pariente del héroe, casa piloto de la
ciudad. Allí también habitaron sus
familiares por mucho tiempo, entre

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ellos, su hermana Josefa María
García, llamada por el cariño
Machepita.
Los padres de José María
García vinieron de Sabana Grande,
sur de la Isla, a aposentarse en
Porlamar. Se dedicaron a la pesca y
a la navegación en pequeños veleros
que surcaban el Caribe.
En estas faenas llevaban
casi siempre a José María,
muchacho despierto y de marcadas
aptitudes.
Sabedor el General Juan Bautista
Arismendi de las condiciones de
este joven, lo llama y lo pone a su
servicio.

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Le encomienda tareas que
dan resultados satisfactorios. Esa
prueba le valió que el 15 de agosto
de 1815 recibiera el título de
ALFEREZ DE FRAGATA y a la
vez se le diera el mando de la
balandra artillada «AURORA».
El General Arismendi tenía
una información precisa del
movimiento, no tan sólo de los
españoles, sino de los propios
patriotas. Sabe de la permanencia
del Libertador en Jamaica; de su
salida para Venezuela y por la
noticia recibida en alta mar de la
caída de Cartagena y verse obligado
a desviarse hacia Haití adonde

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también se habían retirado otros
jefes venezolanos. Dispone entonces
Arismendi enviar una comisión
compuesta por los Tenientes
Coroneles Francisco Olivieri y Juan
Rodríguez, quienes fueron
trasladados a Los Cayos en Haití en
la balandra «La Bruja» al mando del
Alférez José María García, para
invitar al General Bolívar a que se
trasladara a Margarita a objeto de
ponerse al frente de las tropas
acantonadas y planificar nuevas
acciones hada la recuperación de la
República.
Cumplida la misión, el
Capitán de Navío Luis Brión les

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ordena levar anclas y regresar a
Margarita. Ya traían la buena nueva
de que Bolívar viajaría a encontrarse
con el General Juan Bautista
Arismendi. Al regreso, García tuvo
que librar combate y capturar naves
enemigas que llevó a la bahía de
Juangriego
El General Juan Bautista
Arismendi ordena a José María
García conducir en la balandra
«Aurora», bajo su mando a los
Teniente-Coroneles José Jacinto
Rodríguez y Francisco Olivier para
gestionar ante el Gobierno de Haití
elementos de guerra.

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Las urgentes necesidades de
los mismos y la pérdida de
Ocumare, lo obligaban a prepararse
para nuevos encuentros. Esto
ocurrió en el mismo año de 1816.
Recibe José María García
órdenes de incorporarse a la
Escuadra Republicana.
El Comandante Antonio
Díaz lo toma a su servicio. Frente a
Barcelona libra pelea con fiereza,
logra triunfos y el 15 de febrero de
1817 se le eleva a TENIENTE DE
NAVIO.
Regresa a Margarita donde
sirve con la actividad que le es
característica. Tiene a su mando la

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goleta de guerra «Tártaro». Queda
bajo las órdenes del Almirante
Brión. Va en la expedición hacia el
Bajo Orinoco, cumple toda la
campaña hasta la rendición de
Guayana la Vieja. Regresa
nuevamente a Margarita en la
flechera de guerra «El Rosario» para
traer a bordo a su Jefe y amigo el
General Juan Bautista Arismendi.
Lleva al General Santiago
Mariño a las costas de Cumaná y a
su regreso tiene que librar reñido
combate con una nave de mayor
capacidad que la suya, a la que
somete y captura. Su arrojo y
valentía son premiados con el

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ascenso a CAPITAN DE
FRAGATA el 31 de octubre de
1818.
El Capitán de Navío Nicolás
Joly, Jefe de la División Marítima
que debía tratar con los gobiernos de
las Antillas, asuntos relacionados
con la guerra, pone al Capitán
García al mando de la goleta «La
Espartana». Al regreso captura a la
goleta enemiga «Carlota» junto con
los bergantines «San José» y
«Medea», los cuales son llevados a
Margarita.
Forma parte de la
expedición al mando del Almirante
Brión, hacia la Nueva Granada y

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coopera decididamente en la
rendición del Río Hacha, Santa
Marta y Sabanilla. En la fragata
«Diana» participa en el bloqueo de
Cartagena en 1821.
Meritoria hoja de servicios
la de José María García. Admirable
su actuación en cada una de las
misiones que le fueron confiadas.
Estuvo al lado de los más
importantes próceres navales. Sirvió
con el Vicealmirante Luis de
Clemente y Palacio y con el Capitán
Renato Beluche. Comandó el ber-
gantín de guerra «Queche
Libertador». Incursionó por las
costas de Coro, Maracaibo y La

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Guaira con resultados satisfactorios
para la causa republicana.
Un poco cansado después de
brillantes actúaciones regresa a su
Isla. Llega a Porlamar y lo recibe su
hermana Josefa María García,
«Machepita».
Con ella permanece algún
tiempo. Es llamado en 1825
urgentemente para confiarle una
importante misión, y parte de
Pampatar al mando del bergantín de
guerra «Pichincha» y junto con el
bergantín «Independencia» va a los
Estados Unidos de Norteamérica
bajo las órdenes del Capitán de

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Navio Nicolás Joly en misión
oficial.
Regresa a Venezuela y el
General José Antonio Páez en 1826
lo encarga de la goleta de guerra
«Telégrafo» y le ordena llevar a los
Coroneles Francisco Avendaño, Dr.
Nicolás Martínez y Lic. Angel
Quintero comisionados del
Gobierno a conferenciar en
Barcelona con el General José Fran-
cisco Bermúdez sobre asuntos de
interés para la estabilidad del
régimen y paz de la República.
Cumple 38 años de edad,
está en pleno vigor y su nombre
resplandece porque su

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responsabilidad es manifiesta ante
los compromisos que contrae.
Se le designa Capitán de
Puerto en La Guaira. Es ascendido el
29 de enero de 1829 a CAPITAN
DE NAVIO. Va a la Capitanía de
Puerto y del Apostadero en el
Orinoco. El 16 de junio de 1830 se
le encarga de la goleta de guerra
«Independencia». Su salud se
resiente y se le concede en Caracas,
Letras de Cuartel con el goce de la
tercera parte de su sueldo, conforme
a la resolución asentada en el Libro
de Toma de Razón, suscrita por el
General Carlos Soublette.

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Vinieron días aciagos para
la República. Bandos opuestos
discutían y peleaban. La llamada
Revolución de las Reformas en 1835
agita consignas encendidas. A José
María García se le tiene como recio
puntal de ese movimiento; pero
llega el fracaso, detenidos sus
propiciadores. García es expulsado a
Curazao. Abandonado allí por sus
copartidarios, padece las mayores
privaciones hasta caer en la miseria
más torturante.
No le queda más alternativa
que regresar a la Patria, someterse a
su adverso destino, concretado a la
pena de muerte que pendía sobre

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todos los que habían tomado parte
en aquella acción considerada como
delito de lesa patria. Vaga de una
parte a otra, busca contactos en
vano, hasta que un día de 1840 es
hecho prisionero en Ocumare de la
Costa. Se le conduce al castillo de
Pampatar para ser sometido a proce-
samiento judicial.
El tribunal que conoció su
causa dictó sentencia a la pena
capital. Pero ante alegatos válidos de
sus importantes servicios prestados
a la Marina de Guerra el gobierno al
conmutarle la pena por prisión, le
perdonó así la vida. En el Castillo de
San Carlos Borromeo, en su lar

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nativo Margarita permaneció con
grandes consideraciones.
Hasta se le permitió que su
compañera Rita Gómez diera a luz
un hijo en la propia fortaleza, quien
se bautizó con el nombre de José
María y cuya partida de bautizo
corre inserta en el libro N° 1 de 1841
de la Parroquia de Pampatar, pero
con la rareza de que el padre aparece
como padrino en unión de la señora
Josefa Villalba.
Este José María García
Gómez ocupó lugar prominente en
los destinos de Venezuela y llegó a
ser General en Jefe de la República.

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En el año de 1842 el Capitán García
recibió plena libertad.
Vuelve a recobrar su
prestigio y en 1848 el General José
Tadeo Monagas, Presidente de la
Nación, lo designa Segundo
Comandante de la Escuadra
Nacional para hacer la campaña en
el Golfo de Venezuela. Penetró en el
Lago sin prácticos, tanta era su
pericia y habilidad como marino que
no veía obstáculos y fondeó su nave
frente a la Barra. Dispuso el sondeo
y balizaje antes del amanecer para lo
cual encargó a los Capitanes de Fra-
gata: Domingo Díaz, hermano del
Comandante Antonio Díaz, a José

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Ramón Yépez, a los Teniente-
Coroneles Miguel Gama y Cristóbal
Monagas.
Esto permitió al General
Justo Briceño, Jefe de Operaciones
de Mar y Tierra ordenar al Capitán
García y al Capitán de Fragata
Francisco Javier Curtís y Teniente
de Navío Antonio León con sus
respectivas embarcaciones levaran
anclas y atravesaran la Barra de
Maracaibo. Allí se libró singular
combate contra las fuerzas
revolucionarias, cuya derrota no se
hizo esperar, dando el triunfo a la
Armada gubernamental. Se tomaron

23
muchos prisioneros, pertrechos de
guerra y buques.
La valentía y arrojo de José
María García, le fueron reconocidos
expresamente por el Presidente de la
República General José Gregorio
Monagas quien solicitó de la
Cámara del Senado su ascenso a
GENERAL DE BRIGADA, lo cual
fue acordado en la sesión de dicho
Cuerpo el 22 de febrero de 1835.
Obtuvo licencia y se retiró a
la vida privada a saborear las glorias
y merecimientos con sus esfuerzos y
decisión granjeados.
Pero la República no lo
olvidaba, sabía de su tenacidad y

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valor. El General Monagas lo llama
nuevamente, requiere de sus
valiosos servicios ante la
insurrección de un grupo de
revolucionarios en el Oriente. Lo
encarga de la Escuadra Nacional y
se dirige a someter a los revoltosos
lo que logra para restablecer el orden
en la región. Ante este triunfo se le
premia con la condecoración Busto
del Libertador, cuya resolución
establece:
«José Gregorio Monagas,
General en Jefe, Presidente de la
República. En cumplimiento del
artículo 2 del Decreto Legislativo
del 11 de marzo del corriente año,

25
que autoriza para conceder una me-
dalla con el busto del Hombre
clásico del Nuevo Mundo, del Padre
insigne de la Patria, Simón Bolívar,
y ateniendo a los servicios prestados
a la República por el General de
Brigada José María García, he
venido a acordarle el uso de la
referida Medalla». «Dado, firmado
de mi mano, refrendado por el
Secretario de Guerra y Marina en
Caracas a 8 de julio de 1854, año 25
de la Ley y 44 de la Independencia.
Fdo. J.G. Monagas. Fdo. El
Secretario de Guerra y Marina, Juan
Muñoz Tebar».

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Recibe instrucciones el
General García, ante los
acontecimientos políticos de 1858
de hacerse a la mar a librar combates
contra las fuerzas desafectas al
Gobierno. Viene lo inesperado, la
renuncia del General Monagas a la
Presidencia de la República. Cesa en
sus intentos y se retira a la vida
privada.
Un hombre de inquietudes,
solicitado, capaz de aportar todavía
mucho a cualquier causa. No
desatiende al llamado de amigos, se
adhiere al movimiento que proclama
la Federación. Junto con su hijo José
María García Gómez y bajo las ór-

27
denes del General Pedro Vicente
Aguado se levanta en armas en
Maiquetía. Toma a La Guaira; rinde
la guarnición y detiene al Coronel
Carlos Plaza y demás oficiales.
Fracasa la Revolución, es hecho
prisionero. Pero por su conducta,
antecedentes, prestigio y
consideraciones logra la libertad. Se
le concede Letras de Inválido y se le
da licencia definitiva.
Pocos Oficiales de nuestra
Independencia como José María
García logran ascensos en riguroso
orden y ganados en buena lid. Sirvió
con lealtad, abnegación y
sacrificios. Todo lo dio por la Patria,

28
porque siempre fue un hombre de
pocos recursos económicos, apenas
lo que le proporcionaba su sueldo
como marino. Amante de la libertad,
liberal por principios. Sus ideas
estaban unidas a su valor
incomparable, encaminadas a lograr
un mundo de justicia y equidad. Ya
golpeado por los años y ante intensa
actividad que signó toda su vida,
quebrantada su salud, fija su
residencia en Maiquetía y allí muere
el ilustre neoespartano, margariteño
integral, el 7 de noviembre de 1856
a la edad de 67 años, apenas una
diferencia de seis días para su
cumpleaños.

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Fue motivo de luto para la
Patria, los buques surtos en el puerto
pusieron su señal de duelo. La
población deploró su muerte llena
de sentimientos; sus restos
permanecieron en la Iglesia de San
Juan de Dios de La Guaira hasta que
el Gobierno ordenó el traslado de los
mismos al Panteón Nacional como
correspondía a héroe de tan
altísimos méritos con título de
Almirante de la República.
Nueva Esparta le da su
apellido al Municipio que integra el
Valle del Espíritu Santo, del Distrito
Mariño.

30
En el Archivo General de la
Nación se guardan originales las
Hojas de servicio del Almirante
García, de su expediente hemos
tomado el material que nos ha
servido para hilvanar estas cuartillas
como también hemos recibido datos
de familiares del Procer, entre ellos:
Don Francisco (Chico) Cedeño
Gómez y doña Cruz Fermín de
Velásquez (la Negra), quienes viven
en Porlamar.
Margarita, madre fecunda,
da hijos para enaltecer el gentilicio y
servir a la Patria en todos sus
confines y en distintas actividades
ya en lo militar, en la ciencia y en

31
tantas profesiones y servicios que
honran, como este insigne
Almirante José María García, a
quien rendimos el homenaje de
nuestra admiración.

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DISCURSO PRONUNCIADO
POR FELIPE NATERA
WANDERLINDER CON
MOTIVO DEL
BICENTENARIO DEL
ALMIRANTE JOSE MARIA
GARCIA
13 DE NOVIEMBRE DE 1989
EN SESION SOLEMNE DEL
CONCEJO MUNICIPAL DEL
MUNICIPIO AUTONOMO
MARINO,
CELEBRADO EN EL
VALLE DEL ESPIRITU SANTO

33
Está muy bien que el
Concejo Municipal del Municipio
Autónomo Mariño celebre por
primera vez en doscientos años, el
nacimiento de uno de los hombres
que se entregaron por entero al
servicio de la Patria, en la lucha por
alcanzar la independencia de
Venezuela, como lo fue el Almirante
José María García.
El nombre de este
esclarecido ciudadano es casi
desconocido en nuestro medio. Fue
eliminado del pensum de estudios lo
relacionado a la historia. Nuestros
jóvenes, por tanto, desconocen ese
acontecer fundamental del pasado.

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Las acciones guerreras, lo colonial y
todo aquello que nos dio la
formación de pueblo. Se ignora el
nombre de nuestros héroes y su
contribución a un proceso que
constituye la expresión más
auténtica de lo que somos y de
dónde venimos.
La falta de centros
históricos, de instituciones que
recojan ese acervo tan disperso que
constituye la historia de la región;
entrega de lleno a escudriñar y a
acopiar todos los elementos que
pueden conocerse con exactitud y
precisión de lo que ha pasado aquí.
Los esfuerzos han sido de particula-

35
res muy reducidos en su gran
extensión, como ese aporte
interesante que nos ha brindado el
Prof. Jesús Manuel Subero, el poeta
Rosauro Rosa Acosta, el Dr. Angel
Félix Gómez, el Prof. Ramón Borra
Gómez, el cronista José Joaquín
Salazar Franco y muy escasamente
algún otro, quienes en forma
encomiable han tratado de
desentrañar ese pasado en la medida
de exiguos recursos, limitaciones
para ir a las fuentes informativas a
obtener los elementos necesarios y
así escribir y dejar en el libro o en el
folleto, los episodios memorables
del Estado Nueva Esparta.

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A ellos me he unido en la
medida de mi alcance para
contribuir a la divulgación de esos
conocimientos históricos. Y nos
preocupa la falta de relevo porque
observamos en la juventud ese poco
o ningún interés en dedicarse a los
afanes de la historia.
Como consecuencia de lo
que he expresado antes está la falta
de conocimiento sobre la perso-
nalidad de un hombre como José
María García, que llega por sus
servicios a ser Almirante de la
República, alta jerarquía alcanzada
por méritos bien demostrados en esa
intensa ludia que nos dio libertad.

37
En nuestra división
político-territorial, los municipios
llevan nombres de héroes. Una vez
propusimos que en los respectivos
decretos se explicaran esas
designaciones a dichas entidades.
Estamos seguros que muy
pocos saben en El Valle del Espíritu
Santo, porqué este Municipio se
llama García, lo mismo acontece
con Marcano, Díaz y otros. Y aún
nos atrevemos a afirmar, con el
respeto debido, que muchos de
nuestros legisladores en cuyas
manos estuvo el reciente proceso
municipalista desconocen por

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completo las razones de tal
denominación.
En un pequeño trabajo sobre
la vida y obra del Almirante José
María García, que publiqué y luego
leí en la oportunidad de celebrarse
un año más de la fundación de
Porlamar, recogí de los propios
labios de familiares del prócer, entre
ellos Francisco Cedeño y Cruz
Fermín de Velásquez, -ésta aún
vive- que él nació en Pórlamar, así
lo oyeron de viva voz de sus
antepasados en casa ubicada en la
hoy calle Arismendi, frente al mar,
la que señala el Prof. Subero como
la primera construida en la Ciudad.

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Poca importancia se ha dado
en los presupuestos oficiales al
interés de incluir partidas para la
investigación histórica. Una vez ese
estudioso de nuestra historia, que lo
fue el Hermano Nectario María,
solicitó una poca cantidad mensual a
fin de acopiar documentos
relacionados con Margarita,
existentes en el Archivo de Indias-
España.
A pesar de las diligencias
que hice no fue posible lograr algo
en tal sentido. He pedido a
FONDENE crear un departamento
destinado a grabar, archivar,
divulgar todo aquello relativo a la

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memoria del pueblo neoespartano en
la voz de sus artistas y la palabra de
hombres de significación pública.
La respuesta a esa idea que
considero plausible y útil, no ha
llegado, ya que por ese medio
pueden las futuras generaciones
conocer a quienes impulsaron la
cultura en sus distintas
manifestaciones. Los escritores
neoespartanos escasamente han
logrado la publicación de algún
libro, en cambio se gastan los
dineros en cuestiones que nada
dejan y que se esfuman en lo
negativo e inútil. Es propicio el mo-
mento para hacer un llamado a los

41
distintos candidatos a la
Gobernación del Estado a objeto de
que se percaten de una situación de
crisis en la divulgación de estas
cuestiones de señalada relevancia
para la vida regional y aquel que
llegare a ocupar tal responsabilidad
debe hacer suyo el deber de corregir
las deficiencias y ausencias en
cuanto a publicaciones de carácter
histórico.
Que funde instituciones
serias de estudio e investigación o
bien se le encomiende con los
recursos necesarios a la Asociación
de Escritores, Fedecene, Guaicamar,
con planes bien determinados y se

42
publique tanto material que se puede
reunir para dar lo que nece-
sariamente debe conocerse.
Pocos saben de qué el
primer jesuita de Venezuela, Rafael
Salazar, nació en La Asunción en
1589 como lo asienta en la revista
Margariteñerías otro de la misma
orden, el reverendo Pedro Pablo
Barnola, quien le siguió en
Venezuela y se ordenó después de
siglos. Ese sacerdote tuvo actuación
descollante en la República de Chile
y dejó huella perdurable por su
activa dedicación a la enseñanza.
Pocos saben de que la
primera peña literaria de Venezuela

43
se constituyó en San Juan Bautista
bajo una ceiba milenaria. Allí
escritores y poetas discutían y
conformaban toda una actividad en
pro de las letras.
Poco se sabe de que el
Almirante José María García, tuvo
un hijo, el General en Jefe José
María García Gómez, quien nació en
el castillo de San Carlos Borromeo
de Pampatar, cuando su padre sufría
prisión en dicha fortaleza. Este José
María García Gómez, fue Ministro
de la Guerra, Ministro de Obras
Públicas, Presidente del Estado
Aragua, Diputado y Senador al
Congreso de la República,

44
Gobernador de Caracas y Secretario
de la Presidencia de la República, y
fue quien decretó el primer
acueducto de Porlamar.
Comandante Antonio Díaz, nativo
de San Juan Bautista fue jefe de las
fuerzas sutiles de Venezuela, y
hermano del Comandante Fernando
Díaz, héroe de la célebre acción de
Pagayos en el Orinoco donde murió
combatiendo y del Comandante
Domingo Díaz, herido en la batalla
del Lago de Maracaibo y por cuya
causa más tarde murió en La Guaira.
Poco se sabe de que el Gral.
Francisco Esteban Gómez, con su

45
arrojo y valentía contribuyó
enormemente a lograr el triunfo en
la misma batalla del Lago de
Maracaibo. En esa acción murieron
los margariteños Comandante
Manuel González, quien fue Edecán
del Libertador; Santiago Moreno y
José Ramón Acosta.
primer presidente de Venezuela fue
el Margariteño Manuel Moreno de
Mendoza, al presidir el triunvirato
de 1811 por ausencia del titular Don
Cristóbal Mendoza.
Poco se sabe de que nuestro
Libertador tuvo sangre margariteña
por descendencia materna que venia

46
de Ana de Rojas, la que El Tirano
Aguirre asesinara en sus andanzas
por la Isla. Y ha faltado la
investigación de que el mismo
Bolívar, tenía descendencia del
Guaiquerí Francisco Fajardo como
lo asienta un prestigioso escritor
americano.
Potos saben de que después
del triunfo inmortal de Ayacucho,
las tropas realistas se hicieron
fuertes en El Callao, último centro
de resistencia española, y que allí
murieron los margariteños José
González, Francisco Guzmán, Juan
Ortega, Juan Cosme y Rafael
Alvarado.

47
Poco se sabe de que existió
el Lie. Gaspar Marcano, el cantor de
la gesta insular con su largo poema
algunas veces publicado pero de
escasa circulación.
el Gral. Pablo Morales Miliani,
nativo de San Juan Bautista, cuyo
aporte a la guerra de independencia
fue valioso.
Poco se nombra a
Concepción Mariño, con el título de
la Magnánima Señora por haber
contribuido con su fortuna y tomado
parte activa en la célebre invasión a
Venezuela desde el islote de
Chacachacare, uno de los episodios

48
relevantes de nuestra independencia
y que encabezara su hermano el
Gral. en Jefe Santiago Mariño.
el Gral. Miguel Arismendi, Edecán
del Libertador, hijo del General en
Jefe Juan Bautista Arismendi.
Poco se sabe de que la más
grande heroína nativa de Margarita
fue Petronila Mata, esposa del Gral.
Francisco Esteban Gómez,
encerrada en los calabozos del
Castillo de Pampatar y trasladada
por la armada al Castillo San
Antonio de la Eminencia en Cumaná
donde dio a luz un niño y se le
mantuvo con raciones de pescado

49
salado para que la sed la devorara.
Enviada a La Guaira como pri-
sionera bajo los tormentos y
acciones indignas de sus opresores
permaneció veinte meses en las bó-
vedas de ese puerto. Ningún pueblo
de Venezuela como el nuestro dio
tantas heroínas cuya participación
en la guerra fue de suma
importancia.
Y si vamos a hablar de lo
contemporáneo, tenemos hombres
ilustres, militares, del arte y la
ciencia que son desconocidos.
¿Sabrán todos los alumnos del liceo
Francisco Antonio Rísquez, por qué
ese plantel lleva ese nombre

50
glorioso? Se han ocupado allí de
promover que un grupo de
estudiantes escriba sobre la vida y
obra de ese hijo esclarecido de
Juangriego, alto valor de la medicina
americana, rector de la Universidad
Central de Venezuela y, ¿escritor de
prestigio?
De la misma forma como yo
he venido a esta tribuna a hablar de
estos antecedentes históricos y en
consecuencia del Almirante José
María García, también estoy aquí
para reclamar responsabilidad y que
el nombre de ese héroe neoespartano
no continúe desde hoy en el olvido,
basta del silencio donde reposan sus

51
restos en el Panteón Nacional en la
compañía de otros margariteños
ilustres como el Gral. en Jefe Juan
Bautista Arismendi, Gral. Francisco
Esteban Gómez, Luisa Cáceres de
Arismendi y el Gral. en Jefe
Santiago Mariño que por espacio de
134 años una lapidita señalaba el si-
tio que cubría sus restos, se le
rescató del olvido y se le levantó un
monumento digno de su memoria.
Ahora que el Municipio
García se va a constituir legalmente
y serán elegidos los miembros que
integrarán su Concejo Municipal se
debe tener como principio elevar,
enaltecer a ese extraordinario

52
hombre. Llevar a las escuelas su
figura y que se explique cuáles
fueron sus actuaciones a lo largo de
su fecunda vida en bien de la Patria.
Son muchos los que en el pasado
prestaron servicio de incalculable
valor y permanecen en la anonimia
porque carecemos de medios para
darlos a conocer.
Que el nombre del Almirante García
resplandezca. A ese marino insigne
que jamás conoció el miedo, sus
hazañas y comportamientos lo
llevaron a hacerse digno de
consideración y respeto en la
armada venezolana.

53
Sus actuaciones fueron en
beneficio de la Patria; jamás lo
tentaron ambiciones hacia el lucro.
Sus ideas liberales y republicanas lo
condujeron a sufrir también cárcel.
Fue celoso de sus
obligaciones, empieza como sol-
dado raso y llega a lograr todas las
insignias de una carrera que lo elevó
a la condición de Almirante, el más
alto título de las Fuerzas Navales. Su
figura se alza en la Escuela Naval de
Catia La Mar, Litoral Central. En
Puerto Ayacucho lleva su nombre el
cuartel del ejército. Fue bautizada
una fragata con' su nombre.

54
Su hoja militar lo distingue
por sus abnegados servicios
prestados al país con lealtad y
sacrificio.
El Almirante José María
García, debe ser conocido por el
pueblo neoespartano como su hijo
esclarecido. Maestros, estudiantes,
funcionarios, todos cumplamos con
revivir los hechos gloriosos del
pasado. Demos contenido real a la
historia, porque los pueblos sin
historia, son pueblos sin rumbos.
Almirante José María
García, neoespartano integral,
Héroe de nuestra Independencia.

55
Así eran los margariteños de ese
tiempo.
Lobo de mar de entonces, de
cuanto contra el pecho se reventaba
el mar.
El Almirante José María
García se crecía en la pelea no por
él, porque lo más cercano era la
muerte. Lo hacía así porque el
hombre tiene que escoger y él
escogió la Patria.

56
Esta edición de Almirante José
maría García de Felipe Natera
Wanderlinder, se terminó de digitalizar
en los Talleres de Producciones
VAVOS para la Biblioteca Digital
Neoespartana el 12 de noviembre de
2020

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