La Generación Que Manifestará a Dios En La Tierra (Spanish Edition) Edición Kindle. Dios está haciendo nacer un ejército de hijos que manifestarán la sustancia del Padre en toda la tierra. ... Al enemigo le lleva años corromper una identidad, a Dios un instante restaurarla.
5. COMENTARIOS
Es sorprendente ver cómo Dios está levantando y moviendo las
aguas de una generación apasionada que quiere ver a Dios como Señor,
desea verlo manifestarse como Rey, pero por sobre todo está buscando a
Dios como Padre. Es allí donde comienza el clamor de los hijos de la
intimidad. Te animo a que dejes tu reputación de lado y te presentes
delante de Él con el mayor título que te fue otorgado en esta tierra, que
es ser hijo de Dios y que te vuelvas un verdadero íntimo. Espero que este
libro te lleve cada vez más cerca del corazón del Padre así como lo hizo
conmigo.
Lucas Conslié
Ministro de adoración, ministerio Toma Tu Lugar, Córdoba, Argentina.
Hoy en nuestro mundo tan turbulento, mientras algunos están orando
para que Dios nos saque de este planeta tan perdido y otros están
declarando el juicio de Dios, yo escucho la voz del Padre por medio de
Isaías 60:1-2 proclamar:
“Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de
Jehová ha nacido sobre ti. Porque he aquí que tinieblas cubrirán la
tierra, y oscuridad las naciones; mas sobre ti amanecerá Jehová, y
sobre ti será vista su gloria”. El problema no es el enemigo, el problema
es que no sabemos quiénes somos. Fuimos diseñados para brillar en la
oscuridad, no para huir de ella. Todo Latinoamérica espera la
6. manifestación de los hijos de Dios. Mariano tiene su cabeza recostada
sobre el pecho de Jesús y está escuchando lo que el Espíritu está
diciendo a la Iglesia: Jesús vino para salvar lo que se había perdido.
Nuestra identidad es ser hijos de la Intimidad.
Roger Cunningham
Pastor, Iglesia Cristiana La Viña Las Condes, Santiago, Chile.
Tengo el alto honor de conocer a Mariano Sennewald desde hace
algunos años, conocer a su familia y el magno trabajo que están
desarrollando junto a los santos de MiSion a favor de esta y las próximas
generaciones. Reconozco que él es un verdadero hijo de la intimidad, al
cual Dios le ha dado una voz que ahora llega a nosotros de forma escrita.
Sin lugar a dudas, aquí se vuelcan años de experiencia junto a verdades
presentes que son parte de la preparación del Cuerpo de Cristo.
Recomiendo plenamente este libro para todos aquellos que entienden
que, como generación, estamos siendo formados en el secreto para
manifestarse en lo público como hijos de la intimidad con el Padre.
Gracias Mariano por ser un instrumento de justicia en nuestra generación
y disponer tu vida para servir a la Iglesia en toda la tierra.
Gustavo Lara
Apóstol, Ministerio UNGE, Buenos Aires, Argentina.
Indiscutiblemente la venida de Jesús se acerca y El Padre está
restaurando la identidad del Cuerpo de Cristo a nivel mundial. Lo está
haciendo a través de una generación de íntimos totalmente libres y
transformados. Éstos, han comprendido que el mayor éxito y propósito
de nuestra existencia es cumplir el primer y segundo mandamiento desde
7. el fundamento eterno de la herencia de nuestra identidad como: Hijos,
Novia, Reyes y Sacerdotes de Dios. En mi opinión Mariano Sennewald
además de ser un modelo y prototipo atinado de un “Hijo de la
intimidad”, es un verdadero precursor, representante y vocero de esta
generación, que llevará este mensaje a todo Iberoamérica.
David Lugo
Ministro de Adoración, Ministerio IHOP, Kansas City, Estados Unidos.
Cada vez que lo he visto a Mariano hablar en conferencias, he
quedado deslumbrado al ver cómo logra con frescura compartir algo
nuevo y provocador. Al leer este libro, me doy cuenta que logró hacer
esto mismo en él. Transmite gran nivel de energía y entusiasmo sobre
nuestra identidad como hijos de la intimidad. Me desafió a verme como
me veo en la Presencia de Dios y a cuestionarme la brecha. Si quieres un
salto cuántico en tu vida espiritual, lee este libro.
Gonzalo Zubieta
Consultor internacional en Estrategia y Liderazgo, Santiago, Chile.
Creo, sin temor a equivocarme, que este libro que tienes en tus
manos, es uno de los mensajes más claros que el Cielo está hablando a
esta generación. No solo es un buen libro sino que es un activador,
ningún lector quedará igual después de ser expuesto a la Palabra de Dios
revelada en cada página. Cuando termines, querrás responder a ese
llamado de pasar de la teoría a la práctica y ser parte de los
representantes y embajadores de Dios para este tiempo. Y lo que más me
bendice es que el autor, mi amigo Mariano, vive lo que escribe.
Menny Escobar
8. Pastor, Iglesia Rey de Reyes, Buenos Aires, Argentina
La vida y el mensaje del Espíritu en la voz de Mariano Sennewald
hacen eco en nuestro ser, alimentan la eternidad y generan fruto. El libro
que tienes en tus manos es el resultado de una vida en el secreto, de
decisiones radicales y tiempos proféticos escuchando el corazón del
Padre. No son palabras al viento; es un mensaje para una generación que
crece y gestiona su vida desde el secreto y la intimidad. Este no es un
libro sobre argumentos o exposición de ideas, sino un llamado profético
a las generaciones y una clave apostólica para los santos. Este mensaje
alimentará el desarrollo de los diseños de Dios en tu vida y serán
principios de sabiduría y poder divino para caminar en los caminos del
Hijo, movido por el Espíritu Santo, agradando a Papá en todo.
Rodrigo Gorjón
Pastor, Centro Familiar de Adoración, Córdoba, Argentina.
He sido bendecido por poder conocer a mi hermano Mariano durante
toda su vida y he sido testigo de su búsqueda incansable por la Presencia
de Dios. Es allí donde recibe la revelación continua sobre la que se
fundamenta su vida, familia y ministerio. Hijos de la intimidad es el
llamado de Dios a conectarte con un estilo de vida de dependencia, guía
y abandono al Espíritu Santo de Dios que te llevará a ser la
representación exacta de Jesús y manifestar Su gloria a este mundo
perdido. Jamás podremos ir en búsqueda de los perdidos sin la
revelación de que primero hemos sido encontrados.
Sebastián Sennewald
Evangelista, Iglesia El Encuentro, Ministerio EMUBA, Buenos Aires, Argentina.
9. Conozco al autor de este libro como nadie, hemos sido amigos,
novios y hace muchos años un feliz matrimonio. Hay algo que siempre
me ha conmovido y no ha cambiado, sino que crece y se fortalece cada
día: Su amor y deseo incansable de escuchar la voz del Padre y hacer oír
esa Voz a todo el mundo. Veo tanto del Padre en su vida y este libro es
solo una muestra escrita de lo que él vive cada día. He sido la primera en
leer Hijos de la intimidad, y estoy convencida de que será un proceso de
transformación, sanidad y restauración en cada uno que lo lea. En estas
páginas lograrás descubrir al Papá que te soñó y formó para que estés
cerca de Él y lo reveles a otros. Deseo que este mensaje vivo te enamore
de Jesús y avive tu vida como lo hizo y lo sigue haciendo conmigo.
Analía Mora de Sennewald
Ministerio MiSion Centro de Entrenamiento Ministerial, Buenos Aires, Argentina.
10. DEDICATORIA
Dedico este libro a quienes me han mostrado la naturaleza del Padre
a través de sus vidas como hijos de Dios durante toda mi vida. Cada
pequeño acto de amor divino que he visto en cientos de hombres y
mujeres que viven como hijos de la intimidad, me ha revelado que Él es
real y cercano, y han incrementado mi deseo de vivir para Él.
A los hijos del Viento, que de forma invisible, anónima, espontánea,
impredecible, poderosa y constante, revelan al Padre cada semana en
cada rincón de la tierra, sin esperar los aplausos del hombre sino la
recompensa del cielo.
A todos los que están dispuestos a morir a las tradiciones humanas y
religiosas, para establecer la denominación celestial en la tierra.
A los que pagan el precio de discipular personas más que realizar
tareas, convirtiéndose en padres espirituales para una generación
huérfana de alma.
A los que están dando su vida por transformar la realidad con los
ojos fijos en la eternidad.
11. AGRADECIMIENTOS
A Quien se reveló a mi vida como un Padre cercano, y me dice
constantemente que me ama y le caigo bien. ¡Gracias por ser más real
que el aire que respiro y darle sentido a todo!
A mi compañera perfecta, el amor de mi vida. Sin vos, nunca podría
haber escrito este libro, haces que me sienta pleno y feliz, sos la muestra
visible y tangible que Dios premia a quiénes le honran.
A la mayor inspiración de este libro, mi princesa Conie. Todo lo que
aquí está escrito nació contigo. Has sido mi mayor seminario, me diste
un doctorado en amor, felicidad, plenitud y me desafiaste a ser un mejor
hombre, el papá que te mereces. Mi vida cambió cuando me dijiste
“papá” por primera vez.
A mis padres, les debo todo lo que soy. Papá, sos la persona que más
ha influenciado en mi vida, te admiro y sigo aprendiendo como es el
Padre cuando te miro. Mamá, siempre creíste en mí cuando ni yo lo
hacía, soy fruto de tus oraciones y perseverancia, gracias por nunca darte
por vencida. A mi hermano Sebastián y el resto de mi familia, gracias
por su paciencia y compañía en esta maravillosa aventura.
De forma especial agradezco a mis hijos espirituales, no tengo
palabras para decirles cuánto los amo, caminar con ustedes, discipularlos
y disfrutarlos, ha inspirado mucho del contenido de este libro.
13. PRÓLOGO
Cuando Dios creó a Adán fue con la intención de hacer una
extensión de Su persona en la tierra. Las palabras: imagen y semejanza,
en el original refieren a sombra y horma. Fuimos hechos por la “horma
de Dios” para ser Sus representantes en esta tierra. Satanás odia esto,
porque es una posición que él jamás volverá a tener. Por eso nuestro
enemigo, como padre de los rechazados, se esfuerza para imprimir y
grabar en las personas raíces de rechazo para que el ser humano se sienta
y viva como huérfano. Sin embargo, para esto ha venido Cristo, para
deshacer las obras del diablo y para rescatar lo que se había perdido
desde el Edén: intimidad con el Padre otra vez e identidad de hijos. Jesús
dejó de ser el unigénito de Dios para transformarse en el primogénito de
muchos hermanos.
“Mas a cuantos lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el
derecho de ser hijos de Dios. Éstos no nacen de la sangre, ni por deseos
naturales, ni por voluntad humana, sino que nacen de Dios”
- Juan 1:12-13
Somos hijos de Dios por Su voluntad y no por esfuerzo de prácticas
religiosas. Esto es un fruto de Su intimidad, de tener Su espíritu, Sus
características, Su genética en nuestro interior. Hoy hay mucha gente
convencida pero pocos convertidos. La conversión es una parte esencial
en la reforma que Dios está haciendo a través de Su iglesia en las
15. persona es legalmente hijo de sus progenitores. Sin embargo, también es
un término que se utiliza para las empresas o cualquier tipo de negocio
al determinar sus extensiones o “filiales”. Usualmente son anexos, lo
más parecido posible al original, que expresan bien lo que uno quiere
vender o comunicar. Un ejemplo claro de esto es McDonald’s. Un día
teníamos que ir con parte de mi equipo a Portugal y fue un viaje bastante
largo con varias escalas. En veinticuatro horas comimos tres veces en
esta cadena de comidas rápidas. No es que seamos fanáticos de ese lugar
sino que era el único que estaba abierto y lo más “seguro” que teníamos.
La ventaja es que esa cadena de hamburguesas es exactamente igual en
cualquier parte del mundo (nos ha salvado varias veces). Trabajan con el
sistema de “filiales” donde todos sus restaurantes tienen que ser lo más
parecido al original y por dicha razón tienen tanto éxito a nivel mundial.
Dios pensó en nosotros para que seamos mucho más que “comida
rápida”, nos creó con la idea que seamos sus “filiales”, o sea, Sus hijos
en esta tierra. La obra de Cristo en la cruz nos permite volver a esa
horma y ser otra vez a Su imagen y semejanza de tal manera que
representemos con exactitud a nuestro Creador, lo más parecido a lo
original posible.
Sería bueno que tomes estos próximos días para replantearte si
realmente estás siendo “una buena filial” del cielo en la tierra. Si todos
tus frutos, tus obras, tu carácter y tus reacciones demuestran que eres
Hijo de la intimidad. Te animo a ser parte del remanente que Dios ha
adoptado para marcar esta generación, haciendo en la tierra como es en
el cielo. No te distraigas, porque tiempo y oportunidad acontecen a
todos, así que aprovecha tu tiempo y atrapa tu oportunidad de vivir como
un hijo de la intimidad con Dios.
17. INTRODUCCIÓN
El pastor dijo que Dios se regocijaba sobre nosotros con cánticos,
citando al profeta Sofonías. Al instante uno de los ministros empezó a
cantar de parte de Dios:
“Mi alegría eres tú, hijo de mi corazón
Mi deleite eres tú, hijo de mi intimidad”
En ese momento pude sentir un calor en mi interior semejante al de
un leño ardiendo. Ese fuego comenzó a derretir mis temores hasta
consumirlos por completo. Qué maravilloso es oír la música detrás de la
música y escuchar la voz de Dios envuelta en las palabras. Una persona
no es verdaderamente libre hasta que oye la voz del Padre susurrar su
nombre. Nunca entenderé cómo Dios escoge los momentos para
visitarnos y avivarnos. Camino a Damasco…Huyendo de Egipto…En la
cárcel de Patmos…Durmiendo sobre una almohada de piedra…,
pareciera que los desiertos son los escenarios preferidos de Dios para
hablar a Sus hijos. El amor divino es capaz de atravesar cualquier
barrera para despertar el propósito en los elegidos desde la eternidad.
Dios busca adoradores que adoren al Padre y hará lo imposible por
encontrarlos. Los verdaderos adoradores son hijos. Donde se encuentra
un hijo de Dios, se abren los cielos, se oye la voz del Padre y el Espíritu
desciende de forma visible. En ese cuadro te imagino con este libro en
tus manos. La canción que oí aquel día está comenzando a sonar en tu
18. interior. Estás a punto de ser inundado por el amor del Padre de una
manera sobrenatural. Su voz te tomará y trasladará a lugares altos como
lo hace un águila con sus crías.
Al enemigo le lleva años corromper una identidad, a Dios un instante
restaurarla. Todos hemos sido definidos por el mundo. Alguien nos dijo
quiénes éramos y qué debíamos hacer. Somos el resultado de
experiencias que nos marcaron y dictaron nuestro andar. Pero ¿qué
sucedería si descubres que Dios dice otra cosa sobre ti? ¿Qué si hasta
aquí has vivido para suplir las expectativas del hombre y no las de tu
Creador? ¿Lo que dicen las personas de ti, coincide con aquello que el
Padre siente cuando piensa en ti?
Jesús preguntó: “¿Quién dicen que soy?” El mundo lo había
definido: “Algunos dicen que eres Juan el Bautista, otros Elías, otros
Jeremías o alguno de los profetas”. La opinión de la gente disonaba con
lo que el Padre pensaba de Él. Entonces, inconforme con la respuesta
volvió a lanzar el interrogante: “Ustedes, quién dicen que soy?”. Es ahí
que el discípulo apasionado declaró: “Tú eres el Cristo, el hijo del Dios
viviente”. De repente Jesús escuchó a alguien que lo definió en sintonía
a lo que su Padre pensaba de él. El cielo y la tierra coincidieron y este
hijo de la intimidad del Padre se activó. Eso sucederá en los próximas
días, la voz de estas páginas se alinearán con la sinfonía del cielo y de
repente el Espíritu Santo comenzará a danzar en tu interior. La
revelación de Jesús nos lleva al descubrimiento de quiénes somos. Eso
sucedió con Pedro. Nota que el tosco pescador no había escuchado esta
declaración de ningún predicador, ni la había leído en ningún libro. Sin
duda la información que tenía sobre Jesús no era parte de su herencia
religiosa, sino de su intimidad con el Padre. Este hombre que se estaba
convirtiendo en un fundamento inconmovible por generaciones, había
19. nacido en la intimidad. Y entonces Jesús lo definió. Le dijo quién era y
qué haría con Él. Lo llamó Simón Pedro y le dijo que sobre esa identidad
edificaría la Iglesia gloriosa que haría retroceder al infierno y desatar el
cielo en la tierra. Simón significa “el que oye a Dios”, Pedro es “roca”.
“El que oye a Dios es una roca”, pasarán los años, permanecerá firme y
Jesús podrá construir Su reino sobre él. El imperio eterno está
constituido por hijos. Dios sueña con una familia. No puede haber hijos
si no hay un Padre. Si no tienes entendimiento de quién es tu Padre,
nunca podrás caminar como hijo. Dios te adoptó como hijo, ¿tú lo has
adoptado como Padre? La revelación que tienes de Jesús, determina tu
identidad. Él se llama Padre Eterno y tú Su hijo por los siglos de los
siglos. Jesús está enamorado de la Iglesia. Por generaciones le ha
ofrecido Su corazón, no a una institución religiosa sino a hombres y
mujeres que corresponden a Su amor. Esa pasión no es estéril, sino que
da como fruto hijos. Éstos no nacen de normas, reglamentos o principios
de hombres. Puedes heredar una religión, una denominación y hasta un
ministerio, pero tu relación con Dios no figura en el testamento, sino que
se desarrolla y se cultiva. Quiero animarte a entrar en Su habitación.
Vayamos juntos a un lugar donde no hay otro sonido más que la voz de
Dios. Por los próximos días te desafío a que bajes el volumen de todo
alrededor. Entra en ese cuarto de intimidad donde Dios te dirá cosas que
no puede decirte en público. Lo que ilumina este ambiente de amor es
una luz de revelación que te hará verlo como nunca antes lo hiciste.
Descubrirás aspectos de Dios que te atraerán fervientemente a Él.
También podrás observar tu corazón desnudo, sin las vestiduras de la
religión. En Su espejo identificarás áreas que necesitan ser sanadas con
urgencia. Disfrutarás el aroma del conocimiento de Cristo que perfumará
la atmósfera y te irás impregnado de Él para manifestarlo en todo lugar.
20. Serás abrazado, definido y enviado. Nunca has sentido un amor igual,
nadie te ha mirado de esa manera. Entrarás solo, experimentarás el
regazo del Padre y saldrás como parte de un ejército que manifestará a
Dios en la tierra. Hay una generación que está por nacer. No nacerán de
un sistema religioso. No son fruto del esfuerzo humano. Son los nacidos
en el secreto. Estos revolucionarios serán dados a luz en pesebres
espirituales. Desiertos, habitaciones, trenes, colectivos, patios, parques,
playas y cocinas, serán las salas de parto donde Dios alumbrará a cientos
que manifestarán la esencia del corazón del Ser no Creado a la
humanidad. No los busques en la multitud, están perdidos en los
negocios del Padre. Son los herederos de la eternidad. Son los hijos de la
intimidad.
- Mariano Sennewald
23. L
CAPÍTULO 1
· Hijos de la Intimidad ·
a noticia inundó mi vida de felicidad. Era el día de mi cumpleaños.
Mi esposa me despertó con un desayuno, una pancarta muy grande
con muchas fotos y frases llenas de amor y ternura. En cada imagen
había textos escritos repasando las aventuras, los viajes, las experiencias
de nuestros primeros años de matrimonio. Cuando creí que eso era todo,
me contó que faltaba algo más y me entregó un sobre. Dijo que ese era
el regalo más pequeño y a la vez más grande que recibiría en mi vida. Al
abrirlo encontré el test de embarazo que notificaba que seríamos padres
por primera vez. Lloramos de alegría, nos abrazamos y adoramos a
nuestro Dios por la mayor corona y honra que podríamos recibir en la
tierra.
A las semanas fuimos a realizar la primera ecografía. Desde ese
momento mi corazón fue impactado por un amor que jamás había
experimentado. El doctor dijo: “Su tamaño es como el de un grano de
arroz”. Escuchar su corazón latir de manera continua y profunda, era
como un mensaje directo de Dios diciéndonos cuánto nos amaba.
Enseguida recordé las palabras de David: “Mi embrión vieron tus ojos, Y
en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego
24. formadas, sin faltar una de ellas1
”. Pude entender que desde que éramos
del tamaño de un grano de arroz ya éramos vistos por el Padre. Mi
pequeña estaba captando toda la atención de quien la había creado. Era
fruto del amor y la intimidad con mi esposa. Allí fue donde Dios
comenzó a hablarme de este libro, de una generación de hijos de la
intimidad, del amor entre Jesús y Su amada.
Así fue como comenzamos a vivir un avivamiento de amor en
nuestros corazones. En ese contexto, hubo una experiencia que me
marcó. Al transcurrir los primeros meses, todo el mundo quería saber el
sexo de nuestro bebé. Estábamos ansiosos en cada ecografía, pero no se
dejaba ver. En una de las visitas al doctor, recuerdo que pasamos con el
ecógrafo un buen rato y no podía descubrir su sexo. Él exclamó: “Es
muy raro ver a un bebé con las piernas cruzadas todo el tiempo y que en
cada oportunidad que hemos intentado no destrabe sus piecitos”. Con
mi esposa comenzamos a reírnos. ¿Por qué? Porque así soy yo, no
importa cómo me haya quedado dormido, siempre despierto con las
piernas cruzadas. Aun cuando estoy sentado, pongo siempre un pie
encima del otro (acabo de mirarme mientras escribo este libro, y ¡así
estoy ahora mismo!). Cuando le explicamos el motivo de nuestra risa al
doctor, él dijo: “Es que es así, los hijos portan la naturaleza de sus
padres”. ¡Wow! Qué revelación maravillosa. Una generación de hijos de
la intimidad que portan la naturaleza de su Padre. Esa es nuestra esencia.
El día que mis ojos vieron a Conie por primera vez y la tuve en brazos,
mi vida cambió. Vi tanto de mí en ella, que aprendí el siguiente
principio: La gloria del Padre, es ver Su naturaleza en los hijos. Ella no
soy yo, ni su mamá, pero porta nuestra esencia. Y siempre la llevará.
¿Por qué? Porque nació de la intimidad y el amor.
25. Hijos de la religión o hijos de la intimidad
Dios está haciendo nacer una generación que son hijos de la
intimidad. Cuando los conoces no puedes identificarlos con una
tradición religiosa sino con la naturaleza del Padre. Recuerda, la gloria
del Padre es que te parezcas a Él. Hoy tenemos cientos de hijos
parecidos a denominaciones y estructuras religiosas, pero pocos que
representen la denominación celestial. La tierra quiere ver una
generación de hijos que expresen la naturaleza divina en poder, carácter
y gloria. Necesitamos hijos que puedan decir como Jesús: “Y el que me
ve, ve al que me envió”.2
La creación gime por la manifestación de los
hijos de Dios:
“Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la
manifestación de los hijos de Dios”
- Romanos 8:19
¡Qué paradoja! Hoy hay más cristianos que nunca en la tierra, pero
no todos viven como hijos que muestran al Padre. Existen cuarenta y un
mil denominaciones evangélicas en el mundo. En naciones como Brasil
o Estados Unidos, he visto tres iglesias en una misma cuadra. Hay
cientos y miles de formas de culto. Se están construyendo muchos reinos
pero no todos tienen el ADN del Rey. Tenemos muchos hijos de
costumbres y tradiciones religiosas, que necesitan volver a nacer del
amor. Cuando viajo por distintas naciones y conozco cristianos es muy
sencillo darse cuenta de su trasfondo. Cada hijo de la religión responde a
paradigmas y clichés establecidos por el sistema. Es como si portaran un
evangelio superficial, vendido en serie, poco genuino, con frases
armadas y muy predecibles. Lo primero que me preguntan cuando me
26. conocen es: “¿De qué denominación es usted pastor?” Y no quiero decir
que las denominaciones no son importantes, pero cuando éstas
determinan nuestra identidad y no la naturaleza del Padre, estamos en
problemas. No son malas las estructuras, pero fueron creadas para
sostener las edificaciones y no para limitar lo que el Arquitecto quiere
edificar. No escribí este libro en contra de las denominaciones, para
nada, y tampoco busco que dejes tu iglesia, al contrario, continúa
leyendo y te darás cuenta. De hecho, creo que tú eres la herramienta que
Dios utilizará para el cambio que los que te rodean necesitan. Pero
también creo que hoy la iglesia necesita redefinir su identidad, más allá
del lugar donde Dios colocó a cada hijo, debemos volver juntos a nuestra
esencia, que es el regazo del Padre y desde ese lugar unirnos para
derribar los muros que nos han separado por siglos. La iglesia es la gran
idea de Dios que ha nacido del amor eterno de Jesús por nosotros.
Leamos las palabras de Jesús a los fariseos, quiénes eran hijos de la
religión:
“Sabiendo Jesús los pensamientos de ellos, les dijo: Todo reino
dividido contra sí mismo, es asolado, y toda ciudad o casa
dividida contra sí misma, no permanecerá”
- Mateo 12:25
El mundo no quiere ver religiosos que tienen soluciones para todas
las cosas y creen que pueden arreglarlo todo aunque haya que quemar en
hogueras a los que no piensen como ellos. Solo necesitan experimentar
el amor, el carácter, el poder y la gloria del Dios vivo a través de tus
toques, palabras, abrazos y señales. No quieren discursos o sermones,
quieren ver y probar a Dios a través de nuestras vidas. Si tú quieres ser
27. uno de esos, que portan la naturaleza del Padre y que manifiestan Su
sustancia a este mundo, necesitas una experiencia como la que vivió
Nicodemo.
Nacidos de arriba
“Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un
principal entre los judíos. Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí,
sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede
hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él. Respondió Jesús
y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no
puede ver el reino de Dios”
- Juan 3:1-3
Quiero presentarles a Nicodemo: un hijo de la religión. Cuando era
niño veía a los maestros de la ley y soñaba algún día vestir los
ornamentos religiosos y enseñar doctrina al pueblo. Su máximo anhelo
era llegar a integrar el Sanedrín y así definir la dirección religiosa de la
nación. Se preparó toda su vida, pagó un alto precio para lograrlo, se
convirtió en un experto en doctrina judía y en este momento ha
alcanzado un lugar de privilegio ante los ojos de la aristocracia
sacerdotal de Israel. Muchos lo consideran un principal entre los judíos.
Su consejo y sabiduría es requerida por todos. Sin embargo, hay un
vacío en su interior que la teología no puede llenar. Tampoco el
reconocimiento del sistema religioso, ni siquiera la jerarquía que tiene en
la denominación. Tiene hambre por algo que no ha probado.
De repente, encuentra a un hombre que trae vida a los preceptos que
desde pequeño ha guardado. Nunca había visto esos principios más que
en papiros, pero ahora los ve encarnados en un mortal de Nazaret. La
28. pregunta rápida que viene a su mente es: “¿De qué denominación será
este hombre? ¿Será saduceo, fariseo? ¿Habrá estudiado en una escuela
de profetas o en un seminario de la ley? ¿Cuál será su sinagoga y quién
será su rabí?”. Sin embargo, este sabio que si algo conoce a la perfección
es la religión judía, con sus referentes, templos y corrientes, se da cuenta
de que Jesús no encaja en ninguna de ellas. Y llega a la siguiente
conclusión: “Rabí, sabemos que has venido de Dios…nadie puede hacer
las señales que tú haces”. La vida de Jesús no tiene explicación natural
ni religiosa. No corresponde a ninguna estructura terrenal. Tampoco se
lo puede identificar con ningún maestro que haya en Israel. Este hombre
vino del Padre. El ADN de Jesús es Divino, todo en Él es una expresión
del Reino que no puede ser dividido. Los actos cotidianos de Su vida no
encajan en las ecuaciones humanas. Hay una sola fuente capaz de dar a
luz a un hombre así: Dios. Esto llama poderosamente la atención de
Nicodemo. De repente, se encuentra frente a un escenario desconocido
pero atractivo. Aún no ha descubierto bien cuál es la razón que capta
tanto su interés, pero está dispuesto a descubrirlo aunque deba poner en
juego su reputación. Esa noche, sale en una búsqueda cuidadosa de
Jesús. Nadie puede verlo. ¿Qué dirían aquellos que lo dan todo por
guardar la santa tradición farisea si ven a este líder hablar con un
apasionado joven que acaba de voltear las mesas en el templo, acusando
al sistema religioso de transformar la casa de su Padre en una cueva de
ladrones? Estar dispuestos a perder la posición, reputación y control es
el primer paso de aquellos que anhelan dejar de ser hijos de la religión y
transformarse en hijos del Espíritu. Y Nicodemo lo hizo.
Rápidamente Jesús toma el mando de la conversación. El Maestro
sabe qué es lo que atrajo al religioso a esta cita divina. Este hombre
necesita ver, más que saber. Entonces le dice: “De cierto, de cierto te
29. digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios”. La
palabra original para “de nuevo” también implica “de arriba”. Es
necesario nacer de arriba. Juan lo explica de esta manera:
“Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les
dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados
de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de
Dios”
- Juan 1:12-13
No podemos cumplir el propósito de Dios ni ver Su Reino si no
sabemos quiénes somos y a dónde pertenecemos. He dedicado mi primer
libro El jardín de la amistad para describir de dónde venimos y a dónde
vamos, un lugar de intimidad donde Dios nos está esperando cada día
para revelarnos Su corazón. Dios ha puesto este libro Hijos de la
intimidad en mi corazón, para revelar quiénes somos, una generación
nacida “de arriba”, del corazón del Padre, del fruto del amor entre Cristo
y Su Iglesia. No hemos nacido “de abajo”, de la tierra. Juan dice que:
“Los hijos de Dios no fueron engendrados por personas, fueron un deseo
del Eterno”. No son fruto de estructuras religiosas, de denominaciones o
de “super” ministros. Son hijos del secreto. Una vez que la iglesia
entienda quién es, definida por el Padre, alcanzará niveles de
manifestación de la gloria de Dios nunca vistos anteriormente. Si no
vivimos el proceso de morir a la religión y nacer de nuevo y de arriba,
nunca podremos entender en plenitud el Reino de Dios. Creo que esto
describe a cientos que hoy ocupan bancos en los templos cada domingo.
Pero Dios está haciendo nacer una generación de hijos e hijas del Dios
vivo, que manifestarán el cielo en la tierra y la naturaleza del Padre en
30. todo lugar. Unificarán el Reino dividido, no solo conocerán los
principios sino que vivirán el poder de la Palabra, movidos por el
Espíritu Santo y sus vidas solo podrán ser explicadas por argumentos
sobrenaturales.
Hijos del Espíritu
He aprendido el potencial que tiene el hacerle preguntas a Dios.
Muchas veces no recibimos respuestas, porque no hacemos las preguntas
correctas. Dios no tiene problemas con nuestras preguntas cuando
realmente nuestra motivación es escuchar Su voz y recibir Su dirección.
Cuando Dios pone una inquietud en tu corazón es porque Él quiere
darte una revelación. Nicodemo preguntó, y en ese momento se abrió un
portal de revelación tremendo para su vida, y para nosotros que
disfrutamos de esta conversación transformadora:
“Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo?
¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y
nacer? Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no
naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo
que esnacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu,
espíritu es”
- Juan 3:4-6
Para nacer de nuevo hay que morir primero. ¿Cuánto de tu
humanidad debe morir para convertirte en un hijo del Espíritu? ¿Cuántos
aspectos de tu carácter te han acompañado siempre y han nacido de la
carne? ¿Cuántos de tus sueños provienen de abajo y no de arriba?
Cuando Dios te llama a matar algo en tu vida, es que Él quiere traer a luz
31. algo mucho más glorioso. En este proceso Nicodemo estaba muriendo,
pero estaba naciendo un hijo de la intimidad que defendería a Jesús en el
Sanedrín delante de todos los religiosos3
, alguien que junto a José de
Arimatea llevaría el cuerpo de Jesús a la gloriosa tumba.4
Un hijo de la
religión estaba desapareciendo y un protagonista del Reino e íntimo de
Jesús estaba por manifestarse. “Nacer de agua” era un término que
usaban los judíos para el nacimiento natural. Jesús estaba diciendo que
además del nacimiento natural, debía haber un nacimiento engendrado
por el Espíritu Santo. Cuántos “muertos vivos” caminan hoy por la tierra
que han nacido de agua pero no del Espíritu y entonces no pueden ver el
Reino de Dios. Aún en la misma iglesia sucede esto. No tengo dudas de
que estamos experimentando el comienzo de un despertar espiritual que
traerá una revolución de luz a las naciones. Hace años Dios está
llamando a Su pueblo al amor íntimo. Podemos ver a la Amada del
Señor responder a tal atractiva invitación de forma radical y apasionada.
De esta pasión nacerá una generación de hijos de la intimidad. Cuando
visito congregaciones en distintas naciones, no importa de la
denominación que sean, puedo notar que cada vez son menos las cosas
que nos separan y Dios está trayendo una misma identidad, deseos
similares por la Presencia de Jesús y aún formas de adoración y oración
en común. De repente, de las cuarenta y un mil maneras distintas de
vivir la vida del Reino, en vez de discutir cuál es la mejor, entendemos
que hay una forma y es ser como Jesús, un hijo “de arriba” y del
Espíritu. Jesús fue claro: “Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo
que es nacido del Espíritu, espíritu es”. ¿Qué somos? Si nacimos del
Espíritu, creo que como Jesús tenemos que empezar a identificarnos
como “hijos de Dios”. Y con esta identidad asumir la responsabilidad de
que todos los que nos vean, vean la naturaleza del Padre en nosotros.
32. Debo decirte que la religiosidad será cada vez menos atractiva para el
mundo, pero cientos de Nicodemos pondrán en juego su reputación y
posición para encontrar a hijos de Dios que porten la naturaleza del
Padre. Mi corazón se goza cuando las personas ven a mi hija y me dicen:
“No hay dudas que es tu hija, se parece tanto a ti”. Anhelo que en la
medida en que vaya creciendo se convierta en una gran mujer de Dios
que manifieste la naturaleza del Padre en las naciones. Que las personas
no la identifiquen por su nacionalidad, o su religión, o su estatus social y
cultural, sino porque es una hija que muestra al Padre y no puede ser
definida por ninguna explicación que no sea sobrenatural.
Dios puso este mensaje en mi interior para aquellos Nicodemos que
se sienten vacíos por la religiosidad y necesitan una revolución espiritual
que cambie sus vidas para siempre. También para aquellos que como
Jesús provocarán la atracción de muchos Nicodemos que les dirán: “Yo
no entiendo lo que haces, pero reconozco que vienes del Padre, porque
nadie hace lo que tú haces”. Seas uno u otro eres parte de una
generación que está por manifestarse en la tierra, hijos de la intimidad,
que en todo lugar donde estén, producirán que los cielos se abran, que el
Espíritu descienda de forma visible y que la voz del Padre se escuche en
la tierra diciendo: “Estos son mis hijos amados y por ellos mi corazón
siente placer”.
¿Cómo se produce ese cambio interno? ¿Cómo saber si soy un hijo
de la religión o de la intimidad? ¿Cómo transformarme en un
protagonista de lo que Dios hará en los próximos años en la tierra? Éstos
han sido los interrogantes que me llevaron a dar a luz este libro.
Cuestionamientos similares le hizo el principal de los fariseos a Jesús.
Te animo a que avancemos juntos en este camino maravilloso y
descubramos cómo Jesús transformó a Nicodemo en un hijo de la
36. E
CAPÍTULO 2
· Hijos del viento ·
n mi primer viaje a Bolivia conocí amigos extraordinarios. La
noche que describiré a continuación la identifico como una de las
más maravillosas de toda mi vida. El calor del hogar de la familia
pastoral que me hospedaba solo podría lograrse cuando la Presencia de
Dios es el centro de un lugar. Era una velada donde las apasionantes
charlas e historias de Reino eclipsaban la deliciosa comida que había
sobre la mesa. Los pastores comenzaron a describirme uno de los
momentos más difíciles y a la vez gloriosos de sus vidas. La historia
tenía que ver con su hija menor. Cuando transitaba sus catorce años de
edad, los padres le preguntaron qué regalo deseaba recibir para su
cumpleaños número quince. En muchos países latinoamericanos se
acostumbra agasajar a las quinceañeras con una fiesta o con un viaje
para disfrutar con amigos o familiares. La respuesta de la niña al
principio no parecía ser extraña. “Un viaje”, exclamó. Hasta ese
momento imagina la emoción de sus padres por la elección de su hija, ya
que no tendrían gastos exorbitantes en comidas, bebidas y cotillón, sino
que disfrutarían un tiempo increíble con la familia.
- ¡Qué bueno hija! y ¿a dónde te gustaría ir?
37. - A Irán, a traficar Biblias -respondió la apasionada adolescente.
Recuerdo cómo estos preciosos hijos de Dios, describieron el
acontecimiento. La sangre se congeló dentro de ellos y cientos de
interrogantes llenaron sus mentes y aún sus bocas. -¿A Irán? ¿Al país
número uno enemigo del pueblo de Israel? ¿Al lugar donde si
encuentran a alguien con una Biblia la mayor suerte que esa persona
puede obtener es pasar su vida en la cárcel, antes que ser muerta o
torturada? ¿Qué le harían a una pequeñita de quince años si la
encontraran con una Biblia? Rápidamente comenzaron a explicar todos
los argumentos por los cuales esto era una locura y que de ninguna
manera ellos la autorizarían a realizar tal “suicidio”, quise decir, viaje.
Por los siguientes ocho meses trataron de convencerla. Con
razonamientos, fotos de torturas, historias reales de misioneros que aún
hoy están presos en esas naciones de Medio Oriente. Pero ¡Qué difícil es
quebrar la voluntad de alguien que tiene en su interior el ADN de Aquel
que fue capaz de dejar Su trono y dar Su vida para que otros la
obtengan! En el transcurso de ese tiempo, los padres de la joven se
fueron dando cuenta de que ningún argumento podría hacerla desistir,
porque aquellos que ya murieron a todo por causa de Jesús, no tienen
nada que perder, ni siquiera su propia vida. Fue así que después de un
duro proceso, los papás de esta “hija de la intimidad”, escucharon a Dios
decirles que esta locura era Su plan y que debían permitirle el viaje. Al
poco tiempo, Cecilia se estaba embarcando en la aventura Divina. Al
llegar al aeropuerto de Irán, sintió una voz del Espíritu que le decía que
debía entrar por una puerta, ésta tenía un letrero que decía: “Entrada para
diplomáticos”. La joven apasionada obedeció. Al verla, los policías de
migraciones, le dieron la bienvenida y ni siquiera revisaron su equipaje.
En medio de tal intervención sobrenatural, el Espíritu Santo volvió a
38. susurrar: Bienvenida embajadora del Reino Inconmovible. A los minutos
estaba dentro de esta hostil nación con una maleta llena de Biblias.
Muchas personas recibieron el tesoro de la palabra de Dios a través de
esta valiente guerrera. Semanas más tarde se reencontró con su familia
para contarles las experiencias celestiales que había vivido. Tengo otros
amigos que han introducido Biblias en Irán de formas milagrosas. Los
scanners de las aduanas se rompían justo cuando ellos estaban
ingresando, a los policías les agarraba picazón en los ojos al revisar su
equipaje e historias semejantes. ¡Cuánto amo la vida de aquellas
personas que solo pueden ser explicadas sobrenaturalmente! En ellos
veo la naturaleza del Padre. Pocas veces he contemplado en los ojos de
una persona tanta libertad y amor como en los de mi amiga boliviana.
Éste es uno de los tantos ejemplos que podría usar para describir a los
“hijos del viento”. Aquellos “invisibles” que son movidos por el
Espíritu, impredecibles para el sistema natural, pero que se hacen sentir
y todo lo que tocan lo sanan. Dios está soplando a estos portadores de
aliento de vida sobre la tierra desde Su propia boca. Jesús se refirió a
ellos cuando dialogaba con Nicodemo:
“Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido
del Espíritu, espíritu es”
- Juan 3:6
Si te fijas en el comentario de tu Biblia, notarás que la misma palabra
griega que se utiliza en este pasaje significa tanto espíritu como viento.
El viento representa una generación de invisibles, que no les interesa
tanto ser vistos pero sí se hacen sentir. No pueden ser controlados ni
atrapados en sistemas humanos y religiosos. Son movidos y dirigidos
39. por el Espíritu Santo. Existe una dimensión de intimidad con Dios y
pasión por Su Presencia en la cual tu espíritu y el de Dios se entrelazan y
literalmente eres poseído por Él. El Espíritu comienza a determinar tus
pasos, movimientos y se empieza a ver a Cristo en ti, esperanza de
gloria. Ésta es una característica fundamental que diferencia a los hijos
de la religión de los hijos de la intimidad. Mientras los primeros
responden a paradigmas religiosos y sus movimientos son determinados
por tradiciones humanas, los hijos del Espíritu son movidos y dirigidos
literalmente por Dios.
Invisibles e impredecibles
Quisiera volver a la historia de Jesús y Nicodemo. En esta
apasionante charla, el Señor utiliza la figura del viento para describir a
los que nacen “de arriba”:
“No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. El
viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde
viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu”
- Juan 3:8
¡Qué maravillosa descripción de la generación que Dios está
levantando en la tierra! El viento no se ve, pero se oye. Así son los hijos
de la intimidad. Tienen un sonido. No están tan preocupados por el
reconocimiento del sistema, pero tienen una voz profética que es clara y
poderosa para estos tiempos. Entiendo que Dios está liberando una
unción creativa sobre aquellos que estén dispuestos a vivir el proceso de
morir a la religión y nacer al Espíritu. Esta voz se manifestará a través de
canciones, libros, mensajes y proyectos. Se escuchará no solo en templos
40. sino en universidades, empresas, palacios legislativos y hasta
presidenciales. Un viento fresco está soplando sobre las naciones. Son
los invisibles, cuando quieras verlos solo verás al Espíritu en ellos.
Quisiera hacer la siguiente salvedad: cuando hablo de esta
generación, no me refiero solo a los jóvenes, no tiene que ver con la
edad, sino con personas que son parte del ejército que Dios está
reclutando para lo que viene. De hecho es muy probable que Nicodemo
no fuera joven en este diálogo, ya que era un principal entre los judíos y
esta jerarquía solo la poseían los que tenían una reputación religiosa
adquirida a través de los años. Jesús continúa la descripción de los hijos
del viento diciendo: “No sabes de dónde vienen ni a dónde van”. Los
hijos de la intimidad son “impredecibles”. Esta es la antítesis de la
religiosidad que trabaja arduamente para hacer a los hijos de Dios
predecibles. Todo tiene que estar controlado y estructurado. No hay
espacio para la sorpresa. No queremos que nada nos sorprenda y se vaya
de las manos, ni siquiera aceptamos cuando Dios quiere irrumpir en
nuestros servicios estructurados y llamamos muchas veces “desorden” a
lo impredecible. Estoy totalmente de acuerdo que necesitamos orden,
pero cuando para lograrlo sacamos al Dios “incontrolable” de la
ecuación, perdemos lo más importante.
La religiosidad produce temor a lo nuevo. Los programas litúrgicos
cada vez son más rígidos y seguros. Nada puede salir de lo planificado.
Hacemos cultos en serie, como si fuera un producto sin fallas para
clientes exigentes. Si la hora se pasa un poco, los consumidores se
quejarán y ya no volverán la semana próxima. Tenemos horarios para la
adoración, para los anuncios, para el sermón. No hay espacio para
sucesos impredecibles. Todo debe venir de algún lado e ir hacia otro.
Exactamente lo contrario a lo que dijo Jesús. Que funcione no quiere
41. decir que sea del Espíritu. Los hijos del viento son impredecibles. Son
guiados y movidos por Dios en todo. Declaro que en los próximos años,
sabremos dónde empezarán los cultos, pero no tendremos idea dónde
terminarán, porque será tanto el mover del Espíritu que tomará el control
y los hombres lo perderemos. Podremos preparar el altar, convocar al
pueblo y aún a los profetas de Baal, pero no podremos fabricar el fuego.
Deberemos desarrollar corazones que atraigan la gloria Divina. Los hijos
del viento se preguntarán al comenzar cada culto: “Espíritu Santo ¿qué
quieres hoy? Tenemos nuestro plan, pero si tú no irrumpes y te
manifiestas nada tiene sentido”. Cuando alguien nos pregunte: “¿Cómo
son los servicios en tu denominación, en tu iglesia?” Diremos: “La
verdad no tengo ni idea, porque cada semana es distinto, nunca es igual,
pero siempre escucharás y experimentarás la Presencia del Dios Vivo”.
El encuentro no estará centrado en los hombres sino en la belleza de
Jesús y en el poder de Dios. Los sermones no serán los que produzcan
milagros, sino que explicarán y enseñarán sobre la gloria experimentada
por cada uno de quienes sean alcanzados por el viento del Espíritu a
través de los hijos. Así como en Pentecostés, primero caerá el fuego del
Espíritu y el viento recio, y después los “Pedros” de esta generación
explicarán: “No están ebrios como vosotros suponéis…esto es lo que
dijo el profeta Joel…”. 5
Dios está trayendo un cambio y los que tienen
oído para oír están oyendo el sonido de este viento. El control humano
será transformado en temor Divino. El orgullo en dependencia. El
pecado en santidad. Y la esclavitud en libertad.
Movidos por el Espíritu
El mundo está cambiando. La iglesia también. La evolución es parte
42. de la vida. Todos los días crecemos. Todas las personas vivas cambian.
Debemos direccionar esas transformaciones hacia el Varón Perfecto y
crecer cada día a Su estatura.
Vivimos un tiempo donde nos hemos dado cuenta de que la
religiosidad no alcanza. El evangelio teórico ha fracasado. Debemos
volver al punto donde nos corrimos y retomar el rumbo. Todos los
cambios que produzcas en este tiempo deben acercarte a una vida llena y
movida por el Espíritu Santo. Adán sin aliento de vida era barro inerte.
El cuerpo sin espíritu es simplemente un pedazo de carne. La iglesia sin
el gobierno del Espíritu son ladrillos y personas amontonadas. Hay una
dimensión espiritual descripta en Romanos 8 llamada “La vida en el
Espíritu” (te recomiendo que leas todo el capítulo). El resumen de este
maravilloso relato sobre lo que los hijos del Espíritu deben ser está en el
verso 14:
“Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son
hijos de Dios”
- Romanos 8:4
Quiero que notes la relación entre ser hijo de Dios y ser movido por
el Espíritu. De esto habló Jesús a Nicodemo. Ser lleno del Espíritu es
una experiencia, ser guiado y movido por el Espíritu es un proceso, un
estilo de vida. Él no solo quiere llenarte, también quiere dirigirte. No
solo quiere darte un culto glorioso, Su compromiso es que vivas una
vida gloriosa. Un hijo del viento es conducido en su diario andar por la
voluntad del Espíritu. Debo hacerte la pregunta “¿Estás tomado de tal
manera por el Espíritu Santo que Él guía cada paso que realizas? ¿Quién
gobierna en tu vida, la carne o el Espíritu?” Cuando el Espíritu guía la
43. vida de una persona la conduce constantemente a la voluntad del Padre.
Él te toma y determina tus movimientos. Inclina tus actos hacia la
devoción con Dios y la extensión de Su Reino. Ya no puedes moverte a
tu manera sino que es Él quien te direcciona en todo.
Un guante en las manos de Dios
Hace muchos años asistí a una conferencia y recuerdo un mensaje
que me marcó. Hablaba sobre vidas controladas por el Espíritu. El
reconocido orador utilizó como ejemplo un guante. Lo que más recuerdo
de la prédica es esta ilustración. Era simple y poderosa. Dijo: “Nosotros
somos los guantes, Dios es la mano. Si Él nos toma, ya no podremos
hacer lo que queremos, Él nos poseerá por completo, nos moverá y
nuestra vida estará controlada por Su Espíritu”. En mi memoria sobre
aquel día está la siguiente oración que elevé al Padre: “Yo quiero ser un
guante en Tus manos”. Con los años descubrí que este ejemplo tenía
mucho más sentido espiritual del que creía. El guante tiene la forma de
la mano. Nosotros tenemos la forma de Dios, fuimos creados conforme a
Su imagen y semejanza. Así como el guante solo sirve para la mano,
nosotros fuimos diseñados para ser repletos por Él. Cuando Dios nos
posee a través de Su Espíritu de manera absoluta, tomamos Su forma. El
guante pasa a ser parte de la mano, como nosotros pasamos a ser parte
de Dios. Pablo dijo: “Ya no vivo yo, mas vive Cristo en mi”.6
Si alguien
nos toca con un guante, no atribuimos el toque al pedazo de lana, sino a
la persona. En esta dimensión espiritual, los hijos del viento son guantes
en las manos de Dios. Cuando tocamos a alguien, la gente no nos ve a
nosotros sino a quien nos ha tomado. Las personas dirán después de un
culto: “Dios me habló”, en lugar de “qué tremendo ´fulanito´”. Otros
44. declararán: “sentí el toque de Dios” en vez de atribuir la gloria y el
poder a los hombres. Dios quiere que tomemos Su forma y esto solo
puede suceder cuando nos toma el Espíritu. Dios desea determinar
nuestros movimientos. Él anhela que seamos uno con Él. Mi amiga
Cecilia fue un guante en las manos de Dios para introducir Biblias en
Irán. Tengo otros amigos pastores de Estados Unidos que dejaron todo
para abrir una obra hace treinta años en Cochabamba (Bolivia). Hoy hay
allí una iglesia con un auditorio para más de mil personas, un colegio
para cientos de niños, un orfanato y están impactando más que a una
ciudad, a una nación. El día que estos amados hermanos dejaron todo se
convirtieron en guantes en las manos de Dios para acariciar esa nación.
La gente no les concede la gloria a ellos, solo entienden que Dios se
mudó allí. Tengo una amiga trabajando en la India, reclutando
muchachas de las familias para que no sean entregadas en matrimonio
(allí las entregan desde los cinco años edad). Muchas mueren laceradas
sexualmente, o son esclavizadas toda su vida. Los padres hacen esta
aberración solo por un poco de dinero. Mi amiga es un guante en la
mano de Dios para abrazar a estas niñitas. Otro pastor conocido en un
país cerrado al evangelio (no lo nombraré por seguridad) está preso hace
cinco años por predicar a Cristo. Recientemente en el juicio, le dijeron
que si negaba a Jesús, le darían su libertad y lo devolverían con su
esposa e hijas. Él contestó: “Puedo perder mi libertad, puedo perder a
mi esposa, puedo perder a mis hijas, pero no puedo perder mi fe en
quien me hizo libre por la eternidad, Jesucristo”. Podría enumerarte
tantos casos más de invisibles, que cada semana en distintas ciudades
movidos por el Espíritu, están edificando el Reino de Dios y
experimentando lo sobrenatural. Han perdido su voluntad, pero son parte
de un deseo mayor. Han decidido vivir la vida del Espíritu y rendir su
45. carne. Todos viven en plenitud. Un amigo me enseñó que plenitud no es
tenerlo todo, es no tener necesidad de nada. Esto solo puede venir por la
experiencia del Espíritu completando cada espacio de nuestro interior.
Por eso: ¡En Su Presencia tenemos plenitud! Dios ya tomó nuestra forma
a través de Jesús, para que nosotros podamos tomar Su forma a través
del Espíritu. Como hijos tenemos la naturaleza del Padre. La única
manera de convertirnos en hijos del viento es dejando de alimentar la
carne en todas sus formas y comenzar a nutrir el espíritu. Debemos
matar toda carnalidad en nuestras vidas, todo aquello que quiere llenar el
guante y dirigirlo hacia otros propósitos. Defino “carnalidad” como lo
que “enfría” tu anhelo ferviente por Dios. La adoración es una cuestión
de deseos. Todo lo que deseas más que a Jesús es idolatría. De esta
manera hasta el mismo ministerio puede convertirse en un ídolo si
prefieres ser usado a ser amado. El Espíritu siempre creará un apetito en
tu interior que solo puede ser suplido por Jesús y Su voluntad. Toda
“teología” que obstruya tu adoración a Dios y tu amor al prójimo es
incorrecta. Ser tomado por el Espíritu te acercará a Él y te conectará a
los demás. Dios te conducirá hacia un destino glorioso y de repente
sonreirás como solo aquellos que han alcanzado plenitud lo hacen.
Hambre por lo sobrenatural
Un religioso puede convertirse en un hijo del viento cuando da lugar
al hambre por lo sobrenatural. Así le sucedió a Nicodemo. Fue lo
inexplicable lo que lo atrajo: “Nadie puede hacer las señales que tú
haces”. La religión hace que pongas la vista en lo natural y explicable.
Recuerdo una charla que tuve hace varios años con un líder de jóvenes
de una iglesia grande en mi nación. Él me dijo: “Yo solo creo lo que
46. entiendo y puedo comprobar, lo demás para mí es misticismo”. ¿Dónde
ubicamos la fe en esa ecuación? Confundimos espiritualidad con
misticismo. No podemos ver y experimentar el Reino de Dios sin
hambre por lo espiritual, porque ésta es su sustancia. Lo espiritual es
invisible, impredecible y a la vez poderoso, transformador y atractivo.
Así son los hijos del viento. Así es Jesús.
Retomemos la historia de Nicodemo. Luego de esta maravillosa
descripción que Jesús hace de un hijo del Espíritu, la cabeza de
Nicodemo está a punto de explotar (¡espero que la tuya también!). En
realidad su espíritu está a punto de ser mudado. Entonces, hace la
pregunta.
“Respondió Nicodemo y le dijo: ¿Cómo puede hacerse esto?”
- Juan 3:9
Notamos que esta segunda pregunta ya no es tan larga como la
primera. A veces las palabras sobran para quienes solo esperan ver lo
que nunca vieron. Hay un deseo profundo de vivir un cambio, una
transformación. Su interrogante manifiesta que hay hambre por lo
sobrenatural en esta alma religiosa. Nicodemo hace la pregunta que
todos quisiéramos hacer: “¿Cómo puede hacerse esto?”. En otras
palabras “¿Cómo dejar de ser un religioso y ser parte de este Reino que
estás describiendo? ¿Cómo, siendo un hombre que he defendido con
fervor la denominación judía en el Sanedrín, que ha asistido a la
sinagoga toda la vida y enseñado allí, puedo entrar en esta dimensión
espiritual?”. He sentido en mi espíritu esta pregunta en muchos hombres
y mujeres de Dios que conozco. Algunos lo expresan como un sentir de
que temen estar perdiéndose algo. Otros saben que hay más, pero ya
47. están grandes para un cambio. Prefieren la comodidad de lo conocido
antes que la frescura de lo que Dios está enviando. Lo entiendo porque
estuve en ese lugar. Pero de ese lado, se sabe mucho y no se ve nada del
Reino. Los templos están llenos de personas que saben mucho y no ven
nada. Pero Jesús le está hablando a Nicodemo no de saber, sino de ver.
Esto hace explotar su corazón en una corta pregunta: “¿Cómo hago
esto?” Si la pregunta de este hombre religioso es la misma que la tuya,
es necesario que la hagas. No alcanza con pensarla, es tiempo de
expresar tu hambre. Nicodemo tuvo que dejar “de noche” su comodidad
y salir en búsqueda de su transformación. Debes dejar tu comodidad y en
intimidad (de noche) comenzar a buscar al Espíritu como nunca antes.
Esa hambre, esa pasión, te llevarán a la revelación. Abrirán una puerta
delante de ti a una dimensión del Espíritu donde ya no tendrás el control,
todo será gobernado por Él. Esto no te lo puede dar un libro, ni un
hombre, es algo que solo obtienen los que se animan a cruzar la línea y
hablar con Él cara a cara. Nicodemo está ahí, en el momento exacto
donde su vida tomará un nuevo rumbo. Está por saltar de las cómodas y
acolchonadas butacas de la religión hacia la plataforma de la aventura
del Reino. Esa es la diferencia entre las personas como mi amiga
boliviana y tantos otros adolescentes que son entretenidos cada semana
en nuestras iglesias con el único objetivo de que no vayan a una
discoteca. Jesús no quiere distraernos del mundo, quiere atraernos
hacia el Reino. Es lo que distingue a aquellos que están viviendo como
hijos del viento, movidos y dirigidos cada día a aventuras sobrenaturales
y a los que se conforman con un cristianismo teórico, basado en leyes y
conocimientos que solo enfrían nuestro amor por Dios y por el prójimo.
Esa es la línea que este hombre está a punto de cruzar, y yo clamo a Dios
para que sea la misma frontera que tú estés a punto de traspasar. ¿Estás
51. U
CAPÍTULO 3
· Fijos los ojos en el Padre ·
na semana después de que nació Conie, vivimos quizá uno de los
momentos más difíciles de nuestras vidas. Le diagnosticaron una
infección que le estaba haciendo perder peso en forma vertiginosa.
Nació con casi tres kilogramos. En pocos días estaba apenas unos
gramos por encima de los dos kilogramos. Nos mandaron a internarla de
urgencia. Recuerdo llegar a la clínica donde unos días antes habíamos
vivido momentos de plena alegría y ahora el panorama era totalmente
opuesto. Era un día de invierno muy frío, el temor por nuestra hijita lo
hacía congelado y oscuro (así lo recuerdo). El lugar estaba abarrotado de
gente, literalmente atendían personas en los pasillos porque no daban
abasto. Nos atendieron en la guardia de urgencias. Al examinarla y ver la
orden del médico, las caras de las doctoras nos trasmitían la seriedad del
asunto. Nos dijeron que esperásemos. Al rato, la jefa de neonatología se
acercó y con rostro preocupado nos dijo que la clínica estaba colapsada,
no entraban más bebés en el sector destinado a cuidados intensivos de
recién nacidos y que Conie sería trasladada a otra clínica. Tampoco
podría retirarla del lugar por mi cuenta, ya que corría peligro su vida.
Debíamos esperar una ambulancia equipada para la situación. O sea en
52. otras palabras, no podían recibirla y tampoco podía llevármela. Estaba
en el medio y no se podía hacer nada. Nos ubicaron en un pasillo interno
y nos dijeron que habían pedido el traslado con urgencia, pero debido a
que muchas clínicas estaban igual, la situación era compleja y debían
aguardar respuestas. Esperamos seis eternas horas en aquel angosto y
oscuro pasillo. Jamás olvidaré esa sensación. Mi esposa lloraba, mi hija
también. Nadie me había dicho cómo había que actuar en una situación
así. Llevaba solo siete días de aprender a ser papá, me sentía totalmente
indefenso y vulnerable. No entendía cómo Dios que me había regalado
algo tan maravilloso ahora quizá, me lo pediría. En medio de esa
situación, viví mi proceso con el Padre. Recordé que una niña de tres
años de nuestra iglesia, unos meses antes del parto, se había despertado
diciéndole a sus papás: “Conie, va a ser sana y salva”. Lo repitió todo el
día. Su papá me había llamado asombrado en aquel momento. Me dijo:
“Mariano, ella nunca habla así, no sé por qué lo dice, pero está diciendo
que tu hija va a ser sana y salva”. En medio de aquel pasillo, recordé
esas palabras. Si Dios había despertado meses atrás el espíritu de una
niña para profetizar esto, ¿qué podía estar fuera de control? Mientas lo
natural nos decía una cosa, el Espíritu comenzó a susurrarnos otra. En
medio de ese escenario, una de mis discípulas me envió una canción que
acababa de componer. La letra decía: “Estoy aquí Papá, mirándote a los
ojos…Y veo en ti, que todo está bajo Tu voluntad, nada temeré, tú te
ocupas de mí, Fuerte Dios, Admirable, Padre Eterno eres Tú…”. Fijé
mis ojos en el Padre, y el temor comenzó a disiparse. Me fortalecí en el
Señor, lleno de confianza abracé a mi esposa, le hablé estas palabras y
ambos adoramos a Jesús. Por el siguiente mes todos los resultados
médicos parecían adversos. Pero teníamos una palabra: “Conie va a ser
sana y salva”. Cuando una palabra viene de Dios, no importa a través de
54. a la mirada de amor del Padre. Si la adoración es nuestra sonrisa hacia
Él, solo puede manifestarse cuando encontramos esos ojos fijos en
nosotros. Nuestra alma llora cuando no podemos encontrar Su atención.
Somos como ese bebé que tiene unos ojos muy grandes enfrente suyo,
pero su llanto no le permite verlos. Fijar la mirada en Jesús establece el
canal por donde nuestra alma es fortalecida y nuestro espíritu nutrido. Es
el vínculo que desata la más sincera adoración y atrae el favor del cielo
hacia nuestras vidas. Los ojos de la fe te despiertan a la realidad de que
Él está enfrente tuyo y te ama tanto que no puede quitar Su vista de ti.
Recuerdo, en este proceso de prueba, cuando le inyectaban vacunas a mi
hija en sus pequeños muslitos. Mi corazón se desgarraba, ella estallaba
en llanto. Yo la miraba fijamente, le decía: “Aunque no entiendes lo que
está pasando, este dolor es por tu bien. Te dolerá un poco ahora, pero te
hará más fuerte después. En medio de tu dolor, papá está contigo,
mírame hija, y encontrarás mis ojos fijos en ti”. Así es nuestro Padre
Celestial. Todo dolor que a veces permite en nuestras vidas es para
nuestra fortaleza, no para nuestro mal. A veces necesitamos esas dosis
de prueba, para experimentar una sanidad completa. Ver al Padre
sonriéndo al mirarnos nos hace fuertes. Quizá si te lo digo de otra
manera te suena más familiar: “El gozo del Señor es nuestra fuerza”.7
Más de una vez los ojos de la religión te dirán que eso no es de Dios. En
lugar de una mirada de amor, encontrarás una mirada de juicio. Tu
propia carne aliada al acusador, levantará el dedo, para incrementar la
crisis. El enemigo te propondrá otras opciones para mirar. Hará que fijes
tu vista en hombres. Muchas veces pensarás que si una persona no te
ayuda, no podrás salir del pozo. Te hará más dependiente de otros que de
Dios y sin darte cuenta te guiará a la idolatría. Otras veces te susurrará
que la culpa de tu situación la tiene alguien más. Frecuentemente actúa
55. responsabilizando a tus autoridades (el diablo siempre ha tenido un serio
problema con la autoridad). Culparás a tus papás, a tus pastores o
encontrarás a alguien. Pero si logras atravesar esas murallas y fijar tus
ojos en Jesús, encontrarás la mirada más tierna de amor alentándote.
Sabrás que no estás solo, simplemente estabas mirando al lugar
incorrecto, como un bebé que se distrae por todo y llora. Sus ojos te
cautivarán y escucharás Su voz diciéndote: “Yo no te he dejado. Es
necesario este proceso, mírame solo a mí y encontrarás el lugar de tu
seguridad”. Entonces sonreirás.
El poder de mirar a Jesús
Observemos la siguiente historia relatada en Números 21:4-9 que
tiene gran conexión con lo que vimos hasta aquí:
“Después partieron del monte de Hor, camino del Mar Rojo, para
rodear la tierra de Edom; y se desanimó el pueblo por el camino. Y
habló el pueblo contra Dios y contra Moisés: ¿Por qué nos hiciste subir
de Egipto para que muramos en este desierto? Pues no hay pan ni agua,
y nuestra alma tiene fastidio de este pan tan liviano. Y Jehová envió
entre el pueblo serpientes ardientes, que mordían al pueblo; y murió
mucho pueblo de Israel. Entonces el pueblo vino a Moisés y dijo:
Hemos pecado por haber hablado contra Jehová, y contra ti; ruega a
Jehová que quite de nosotros estas serpientes. Y Moisés oró por el
pueblo. Y Jehová dijo a Moisés: Hazte una serpiente ardiente, y ponla
sobre una asta; y cualquiera que fuere mordido y mirare a ella, vivirá.
Y Moisés hizo una serpiente de bronce, y la puso sobre una asta; y
cuando alguna serpiente mordía a alguno, miraba a la serpiente de
bronce, y vivía”
56. - Números 21:4-9
énfasis añadido por el autor
Esta es una historia maravillosa. El pueblo de Israel está en la tierra
de “en medio”. Hace rato salió de Egipto y parece que la tierra
prometida no llega. La tierra de “en medio” del camino es un lugar muy
difícil para un cristiano. Es el lugar donde se prueba si eres hijo del
Espíritu o hijo de la religión. Es un lugar hostil, árido y seco. No parece
haber mucho pan ni agua y el alma tiene fastidio por la realidad. El
desierto puede ser el escenario de tus máximos encuentros con Dios o el
cementerio donde tu alma enterrará todo tu ser. Si en ese punto del
proceso quitas tus ojos de Jesús para ponerlo en otro lugar,
probablemente decaerán tus fuerzas y te alejarás de las promesas. Pasar
una prueba implica no quitar tus ojos de Dios aún en medio del dolor.
Éste te fortalece. Poner tu mirada en los hombres o en las circunstancias
cuando atraviesas la tierra de “en medio” puede resultar mortal. Es allí
donde se gesta el desaliento. Entonces leemos la siguiente frase: el
pueblo se desanimó. Esta palabra implica lo contrario a “ánimo”. La
palabra ánimo tiene la misma raíz griega de la palabra “ánima”. Ésta es
ánemos que significa viento. Ánima significa soplo o respiración y
además es de donde proviene la palabra alma. Dios le da vida a Adán
soplando sobre él. Entonces la palabra ánimo viene a ser como dar
aliento, dar alma, dar vida. Estar desanimado significa entonces estar sin
el soplo de Dios, o sea con el Espíritu apagado.8
El desaliento que
experimenta el pueblo de Dios está directamente relacionado a su débil
comunión con Él. Puede haber teología, leyes, reputación, pero cuando
no hay intimidad hay desánimo. Por esta razón, los hijos del viento no
pueden caminar en desánimo, porque el ánimo es su esencia. Siempre
57. que el desaliento golpee la puerta de sus vidas, encuentran la fortaleza en
el Espíritu de Dios, elevando su mirada al Padre.
El siguiente paso de estos hijos de la religión en el desierto es buscar
un responsable. Alentados por aquel que siempre ha tenido graves
problemas de sujeción culpan a sus autoridades: Dios y Moisés. ¿Notaste
la secuencia? Primero apagar el Espíritu, después enojarse con su pastor.
En lugar de responsabilizarte por tu situación, el espíritu de religiosidad
siempre te propondrá a alguien para culpar. Elevar nuestra alma en
contra de las autoridades que Él estableció es un tema innegociable para
Dios. Fue ese pecado el que fundó el reino de las tinieblas. Cuestionar la
autoridad no existía hasta que el diablo lo hizo. Dios es radical en este
aspecto en toda la Biblia. Como paso siguiente al desánimo (pérdida de
comunión con Dios) y la crítica (proyectar nuestros errores en otros),
viene la consecuencia, que son las serpientes ardientes que traen muerte
entre el pueblo de Dios. Vemos que es la misma manera en que Satanás
actúa hoy en día. Actitudes incorrectas a la naturaleza Divina abren
puertas en nuestros jardines para que las serpientes sigan entrando. Le
pasó a Adán, le pasó al pueblo aquí en esta historia y les pasa a tantos
cristianos hoy en día. Éstos son síntomas claros de los hijos de la
religión. Guantes que están llenos de muchas cosas, menos del Espíritu
de Dios.
Luego de esta situación terrible el pueblo se arrepiente. Vemos que
el dolor fortalece a algunos que sobreviven. Su corazón se vuelve a
Dios, corren hacia Moisés y claman por misericordia. Para Dios es
irresistible un corazón arrepentido. Este clamor llega al Padre y envía
una respuesta. Quizá la solución razonable de todos nosotros sería retirar
las serpientes ardientes. Pero la lógica de Dios sobrepasa todo
entendimiento. Él no quita las serpientes, sino que le dice a Moisés que
58. haga una serpiente de bronce, la ponga sobre un asta y la levante. Cada
israelita que mire esta provisión Divina, será redimido de la muerte.
Notemos el detalle: Dios le dice a Moisés que la salvación vendrá por un
ejemplar de la misma especie que traía maldición, pero ésta, santificada,
brillará de una forma distinta y los que lo miren serán restaurados. ¿Te
suena esto? Claro que sí, representa a Jesús. El postrer Adán, uno de la
misma especie que aquel que introdujo la maldición en el mundo. Pero
este hombre santificado, el Hijo de Dios, quitará la condenación y el
juicio de aquellos que lo miren. Y ¿cuál es el secreto de quienes son
liberados del veneno de la serpiente? Fijar sus ojos en Él. Dios no quita
la maldición del mundo de forma automática, sino que les enseña a los
hijos de Israel a adorar. Provee un camino de redención. Ese camino es
una persona, un hombre, Jesús. Como aprendimos en la historia del
comienzo, mirar es adorar. Somos transformados en lo que miramos.
Cuando nuestra mirada se encuentra con la suya hay gozo, restauración
y libertad. Jesús le dice a cada discípulo: ¡Sígueme! Para seguir a
alguien no podemos perderlo de vista. No podemos seguir a Jesús si
estamos distraídos con el mundo, o con las circunstancias. Los fariseos
discutían doctrina en recintos estériles, los discípulos seguían a Jesús y
participaban en obras sobrenaturales. ¿Dónde están puestos tus ojos? En
Jesús glorificado, encontramos ese aliento que se necesita en la tierra de
“en medio”. La lógica de la religión se quiebra ante el poder de
Jesucristo resucitado. Las serpientes ardientes siguen en el mundo pero
ya no tienen poder. Ellas nos recuerdan que si dejamos de mirar la
serpiente de bronce, morimos. Jesús dice:
“Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz.
En el mundo tendréis aflicción; pero confiad,
59. yo he vencido al mundo”
- Juan 16:33
La serpiente de bronce representa a Jesús, en unos momentos te
mostraré esto de la boca de Él mismo. Todos los que tienen acceso a ella
pueden ser libres. No somos transformados “haciendo tareas” o
“cantando canciones” sino “mirando” Su gloria9
. Y nota el tiempo
verbal, presente continuo. Es la acción permanente de tener fijos los ojos
en Él. David logró tener un corazón conforme al de Dios porque había
descubierto este secreto:
“Mis ojos están siempre hacia Jehová, porque él sacará
mis pies de la red”
- Salmo 25:15
“Los que miraron a él fueron alumbrados, Y sus rostros
no fueron avergonzados”
- Salmo 34:5
Dejemos la historia de Moisés y volvamos a nuestra escena entre
Jesús y Nicodemo. Hasta aquí Jesús describió a los hijos del Espíritu
como hijos del viento, invisibles, impredecibles y sobrenaturales.
Nicodemo está desesperado por entrar en esta dimensión y le pregunta a
Jesús cómo podría lograr ser un hijo del viento. ¿Estás listo para conocer
la respuesta de Jesús?
De un religioso a un hijo de la intimidad
“Respondió Jesús y le dijo: ¿Eres tú maestro de Israel, y no sabes esto?
De cierto, de cierto te digo, que lo que sabemos hablamos, y lo que
61. delante de él. Así como sucedió con Pablo, cientos de fariseos y
maestros de la ley, desde el primer día que miraron a Jesús con
revelación, nunca más pudieron dejar de mirarlo. Solo los que lo miran
fijamente son transformados de gloria en gloria en Su misma imagen.
No es lo mismo mirar a alguien que fijar los ojos en esta persona.
Cuando estaba soltero había mirado a otras muchachas, hasta que un día
mis ojos se fijaron en quien hoy es mi esposa y nunca pude dejar de
mirarla. Jesús le está diciendo a Nicodemo: “Si quieres entrar en esta
denominación celestial, Yo Soy la puerta. A partir de ahora tendrás que
mirarme, seguirme. El Padre me va a levantar, y todos los que me miren
serán transformados”. El evangelio no es una filosofía de vida, es una
persona: Jesús. Sin Él no hay evangelio. El Maestro no les dijo a los
discípulos: “A partir de ahora los domingos tendrán que separarme la
siguiente franja horaria”. Él les dijo: “Síganme”. El evangelio no es
asistir a un culto sino seguir a una Persona. Y para seguir a alguien no
hay que perderlo de vista. ¿Será que entre tantas estrategias, actividades
y ministerios perdimos de vista a Jesús? Yo creo que sí y esto ha hecho
que hoy tengamos cientos de hijos de la religión y muy pocos hijos del
viento. Pero Jesús sigue reclutando discípulos en esta generación y
diciéndoles: “Sígueme”. Creo que ése es el mensaje que Jesús te está
gritando a través de este libro.
Fijemos la mirada en Jesús
“Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra
fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando
la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del
trono de Dios”
62. - Hebreos 12:2, NVI
énfasis añadido por el autor
Es tiempo de fijar nuestros ojos en Él, ya que Sus ojos están fijos en
ti.11
Si miras a los hombres, a las circunstancias, te desanimarás,
compararás, criticarás y te alejarás de Su Voluntad. Toda crisis se desata
cuando quitamos los ojos de Cristo. Según el pasaje de Hebreos, la fe no
se inicia en los hombres, en un pastor, en una denominación, Jesús es el
iniciador de la fe. Todos los hombres de Dios deben inspirarte a poner
tus ojos en Él. Todo lo que comienza en Él es perfeccionado.12
Si te
mantienes con ojos solo para Él, tu fe crecerá y se fortalecerá. La fe es el
arma más potente para la extensión del Reino de los Cielos en la tierra.
El lugar donde la fe es entrenada, es en Él. Mientras tengas tus ojos en
Él tu fe irá aumentando, creciendo, fortaleciéndote y llevándote a nuevas
dimensiones y niveles del Reino.
La iglesia no es un lugar para admirar a los hombres, sino para
adorar a Jesús. Cuando estás concentrado en Él, sirves y amas al prójimo
con libertad, porque tu aprobación y recompensa vienen de otro lugar.
Estoy convencido de que el avivamiento que la Iglesia de los últimos
tiempos experimentará tiene que ver con una pasión por Jesús como
nunca antes. Hageo profetizó que cuando Jesús sea “deseado” por las
naciones, será Su regreso.13
Todos los que experimentan avivamientos
son personas, iglesias y ciudades que han fijado sus ojos en Jesús. Los
demás cristianos fijan sus ojos en esos modelos e intentan descifrar
cómo hacer para que en sus ministerios e iglesias tengan el mismo
resultado. Debemos ver el cielo, que es el mayor lugar de despertar
espiritual, desear, que así como es allá, todos mirando al Cordero, sea en
la tierra. Si crees que ya conoces todo sobre Jesús, déjame darte una
63. noticia: no te alcanzará la eternidad para descubrir nuevos aspectos de
Su persona, porque Él es eterno e infinito. Cada vez que encontramos
una ventana abierta en la Biblia para observar cómo es un culto en el
cielo, encontramos a todos allí sin poder retirar su mirada y admiración
del que está sentado en el trono. Los ancianos, los ángeles, los seres
vivientes y absolutamente todo lo creado, no pueden dejar de
contemplarlo y repetir una y otra vez: “Santo, santo, santo”. Su belleza
es indescriptible y Su gloria eterna. Isaías tuvo un encuentro con Dios y
luego dijo que Su nombre es Admirable. Esta palabra significa Aquel
que es digno de ser mirado, que produce admiración y placer en otros.
Para muchos “ser admirable” es una cualidad, imagina la dimensión de
lo que Jesús produce en quienes se encuentran con Él, que más que una
característica de Su personalidad, “Admirable” es Su nombre y Su
identidad.
Estaba predicando sobre esto en una iglesia y un pastor de muchos
años estaba en la primera fila escuchándome. Este es un hombre de Dios
tremendo, muy respetado por cientos de pastores, lleno de sabiduría y
unción. Cuando estábamos terminando el culto vi que él estaba
inclinado, de pie, pero con todo el cuerpo hacia sus piernas. Quería
pasarle el micrófono para que haga el cierre, pero no cambiaba su
actitud. Estuvo así por más de media hora. Finalmente decidí hacer el
cierre y despedir a la gente. Al rato, volvió en sí, me abrazó
profundamente y me dijo: “Hoy vi a Jesús. No pude verlo cara a cara,
porque Su gloria no me dejaba levantar la vista, pero estaba delante de
mí. Por primera vez en toda mi vida, lo vi delante de mí. No tengo
palabras para explicar lo que sucedió, solo quiero adorarlo”.
Es tremendo como Cristo se está revelando a los “Nicodemos” que
anhelan cruzar la línea y transformarse en hijos de la intimidad. Aquellos
64. que están dispuestos a dejarlo todo a fin de estar más cerca de Su
corazón. Hay mucho más disponible para los que tienen hambre por Él,
para aquellos que como el pueblo en el desierto están elevando su
mirada y encontrando Sus ojos de amor. Jesús es el avivamiento eterno.
Sus fuentes son inagotables y siguen fluyendo día a día. En Su mirada
encontrarás los placeres superiores de Su Presencia que no se comparan
con ningún deleite que este mundo pueda ofrecerte. Jesús es el placer
superior y al mirarlo comenzarás a ser transformado más como Él. Nos
convertimos en aquello que miramos. Dime en quién están puestos tus
ojos y te diré quién serás de aquí a diez años. Éste es el camino para
convertirte de un hijo de la religión a un hijo de la intimidad. Ésta fue la
respuesta que Jesús le dio a Nicodemo. Y fue en ese instante que el velo
se rasgó en este religioso. Una pasión se desató en su interior. Pudo ver
quién estaba delante de él. Como ese bebé que de repente fijó sus ojos en
su papá. Entonces dejó de llorar. Y comenzó a sonreír. Con el tiempo mi
hija aprendió a mirarme, cada vez más seguido. Entonces, estamos listos
para el siguiente paso. Escuchar Su voz. Ser un hijo de la intimidad tiene
que ver con escuchar y oír al Padre. Como Jesús no hacía nada que no
veía hacer al Padre y no decía nada que no oía decir al Padre, ya
podemos sentir Su mirada de amor fija en nosotros. Es tiempo de
escuchar lo que Su corazón nos está gritando.
En las próximas páginas no solo sentirás Sus ojos de amor sobre ti
sino que escucharás Su voz que te libera. No puedes vivir como hijo de
la intimidad sin saber lo que Dios dice de ti. Con una fe fuerte, iniciada y
perfeccionada en Él, avancemos en este maravilloso camino que solo
transitan aquellos que anhelan ser hijos de la intimidad.
67. U
CAPÍTULO 4
· Erradicando el espíritu de orfandad ·
n amigo entró a un orfanato en los Estados Unidos. Me contó con
detalles su experiencia en aquel lugar. Conoció niños
abandonados de toda edad. Describió el sitio como uno de los más tristes
que le tocó visitar. El director del lugar comenzó a guiarlo por las
instalaciones contándole el duro trabajo que hacían al tomar a esos
pequeños rechazados y ministrarles el amor de Dios. Recorrió todo el
recinto hasta llegar a un lugar que llamó su atención por encima de
cualquier otro. En esta habitación había muchas cunas, una al lado de la
otra. Enseguida notó algo muy particular allí, un silencio atroz
gobernaba el cuarto. A rápida vista contó unas cincuenta cunas, pero no
había indicios de vida en ellas. El director le explicó que ese era el sitio
donde tenían a los bebés recién nacidos abandonados por sus padres. Él
preguntó: “¿Están vivos los bebés?”, el hombre respondió: “Claro,
puedes acercarte a verlos”. Al acercarse a ellos notó que allí estaban, la
mayoría despiertos, con los ojitos abiertos, solo que no lloraban, estaban
paralizados. Esperó unos momentos y la situación continuaba igual. Los
veía tristes y desorientados. Sin embargo, no clamaban. Entonces, mi
amigo lleno de angustia, preguntó si lo que acontecía era normal, “¿Por
68. qué los bebés no lloran, ni claman, ni gimen?” La respuesta del
encargado del orfanato impactó el corazón de este joven como el mío
cuando me lo contó. Las palabras difíciles de digerir fueron: “Los bebés
solo claman cuando saben que son escuchados por sus padres. Una vez
que el bebé se siente que no es visto ni oído, deja de llorar. Estos bebés
ya lloraron mucho, pero han dejado de hacerlo hace un tiempo. Los
bebés huérfanos ya no llaman a sus padres”. Con lágrimas en los ojos mi
amigo relataba estas palabras y en ese momento el Espíritu comenzó a
describirme cómo el espíritu de orfandad opera en los hijos de la religión
para sembrar muerte en sus corazones y alejarlos del amor del Padre.
Hoy en día son muchos los que dejaron de clamar porque sienten que
Su Padre ya no los ama, ni los escucha. Están mudos, paralizados y no se
sienten ni vistos ni amados por Dios. Quizá oraron por algo y no
recibieron la respuesta deseada y prefirieron creer la mentira que no eran
tenidos en cuenta. El espíritu de orfandad es una de las mayores armas
diabólicas para quebrar la esencia de un hijo. Encontramos en tantos
lugares que la iglesia no ora, no llora, no clama ni adora. Solo respira,
vive o sobrevive.
La orfandad es mucho más que el abandono de los padres,
técnicamente es un sentimiento que produce falta de valor, protección y
amparo. Es un espíritu de temor que trae tanto rechazo que las personas
necesitan encontrar su seguridad y estima en otras cosas que no sean los
brazos del Padre. Un huérfano espiritual buscará reemplazar la Presencia
de Dios con ministerio, dinero, placeres o aun con estructuras religiosas.
Intentará encontrar valor en lo que hace, siendo esto algo temporal, en
lugar de en quién es, algo eterno. En tantas naciones del mundo
encontramos este espíritu destruyendo propósitos de cientos de hombres
y mujeres. Muchas iglesias ya se han convertido en orfanatos
69. espirituales, donde se acumulan personas que respiran pero que no
tienen relación con Dios. Pablo describe a este espíritu de la siguiente
manera:
“Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en
temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual
clamamos: ¡Abba, Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro
espíritu, de que somos hijos de Dios”
- Romanos 8:15-16
El Padre tiene un plan. Visitar ese orfanato en tu alma y adoptarte.
Quebrará cualquier barrera y finalmente traerá Su calor a tu espíritu.
Responderá una y mil veces a tu pregunta: ¿Aún me amas? “De tal
manera te amo, que he dado a mi hijo unigénito por ti”.14
Mientras leas
las siguientes páginas recibirás al espíritu de adopción tomando tu vida y
volverás a clamar. Solo claman los que saben que son oídos por su
padre. Solo oran los que son hijos. Si prestas atención, ya puedes
comenzar a escuchar la voz del Espíritu testificando a tu espíritu: “Eres
hijo, eres hijo de Dios, no eres hijo de una religión, eres amado desde la
eternidad y elegido como hijo del Dios vivo”. Hay un vacío en tu
interior que no puede ser llenado por el éxito natural, ministerial o
empresarial. Ser un gran ministro, reconocido por multitudes no podrá
saciar tu hambre de amor interno. Jamás podrás encontrar valor, amparo
y protección en otras cosas que no sean los brazos de Aquel que diseñó
cada fibra de tu ser y trazó planes de plenitud para que camines en ellos.
Lo único que trae paz a tu alma es ver los cielos abiertos y escuchar la
voz de tu Padre diciendo: “Eres mi hijo amado”.
“Eres mi hijo y me caes bien”