Montañas, desiertos y bosques tropicales dominan la costa india
1. SURFER RULE 2016 — 85
INDIAVIAJAMOS CON EL SURFISTA PROFESIONAL ARTHUR BOURBON,
EL PERIODISTA OLIVIER DEZEQUE Y EL ARTISTA SPOE AL SUDOESTE
DE INDIA, CHENNAI, EN BUSCA DE OLAS. ADEMÁS, EL ESCRITOR OZZIE HOPPE NOS
DESCRIBE LAS MONTAÑAS, DESIERTOS Y BOSQUES TROPICALES
DE UN TERRITORIO DIVIDIDO ENTRE AGUAS.
Locales curiosos, taxistas ingeniosos y line ups vacíos.
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TEXTOS: VITTORIO SOMMELLA,
OLIVIER DEZEQUE Y OZZIE HOPPE.
FOTOGRAFÍAS COSTA ORIENTAL-SUDOESTE: SPOE.
FOTOGRAFÍAS MONZONES: OZZIE HOPPE.
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ivilización milenaria, antigua colonia bri-
tánica, paraíso de los hippies en los años
70 y gran protagonista de la globalización
económica: India sigue siendo un país bo-
rroso, lleno de contradicciones y misterios.
Un territorio de 7.000 kilómetros de costa,
dividido por los mares árabes y Lakshad-
weep (Laquedivas), la Bahía de Bengala y
el océano Índico.
Surfear en la tierra de Bollywood, es pa-
rar el tiempo y la aventura inesperada, una
emoción que se tatúa en el alma. La mito-
logía hindú concibe las olas como una ar-
monización de lo inconsciente manifestado;
energía que se pone en marcha para generar
un eco cósmico. No importa cómo sean las
condiciones en el agua, en India hay siempre
momentos para encontrarte solo en el line
up, con aquella sensación entre despiste, li-
bertad y alegría infinita.
Desde la costa oriental
hacia el sudoeste
P O R V I T TO R I O S O M M E L L A
Y O L I V I E R D E Z EQ U E
Aquí, para encontrar olas buenas, tene-
mos que elegir entre buscarnos la vida o una
conexión a internet. Dejamos Sri Lanka para
coger un vuelo que nos lleva a Chennai (an-
tiguamente conocida como Madrás). A bor-
do, los indios están como locos. El precio delC
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alcohol en el avión es muy barato. Esto esti-
mula a todos nuestros compañeros de viaje,
transformando el viaje en la película Aterriza
como puedas, en versión Bollywood.
Llegados a Tamil Nadu, mientras que los
demás pasajeros revenden sus botellas de
alcohol para comprar electrodomésticos
en el duty free, cogemos un taxi para diri-
girnos a Shore. El taxista habla sin parar,
cogiendo las curvas como Fernando Alon-
so y contándonos orgullosamente cómo ha
decorado su interior dedicándolo a Shiva.
Asustados, reímos entre dientes confiando
profundamente en la protección de la diosa
con seis brazos y piel azul.
En Mahabalipuram las olas son pe-
queñas, pero el agua está a 30 grados y el
viento no está tan mal. Optamos por una
sesión finless y por unas cuantas horas nos
olvidamos del materialismo, gozando de
las modestas ceremonias de la naturaleza
y disfrutando de un descanso. El tamaño de
las olas nos obliga a realizar exploraciones lo-
cales, experimentos gastronómicos a base de
pollo masala –40 céntimos de euro– y medi-
taciones en templos hindúes.
Las previsiones ahora son más favorables
aunque parezca que las olas lleguen con una
tormenta.Nosmovemosyoptamosporcoger
un taxi para ir en busca de olas. Bajo la lluvia,
escépticos y con nuestro piloto visiblemente
preocupado, nos acercamos a Madurai.
Cambiamos de plan y decidimos dirigir-
nos hacia Kovalam. Nuestro conductor se
mueve hábilmente entre vacas desperdi-
gadas y camiones que circulan en sentido
contrario. Nosotros alucinamos, pero los
conductores locales no parecen muy pre-
ocupados. Efectivamente, hay que consi-
derar que, para ellos, la fatalidad de una
muerte accidental significa simplemente
la reencarnación.
Empezamos a pensar en este surf trip
como una etapa mística de nuestra existen-
cia cuando, de repente, nos encontramos
con algunos cuerpos sin vida al borde de la
carretera. En un minuto de silencio cambia
toda nuestra perspectiva.
“MONTAÑAS,
DESIERTOS
Y EXUBERANTES
BOSQUES TROPICALES
DOMINAN UN TERRITORIO
DIVIDIDO ENTRE AGUAS.
7.000 KILÓMETROS DE
UNA COSTA SIN FIN”
¡Kovalam es Biarritz en salsa picante!
Hoteles en la playa, alquiler de bicicletas,
motos, bodyboards y turistas buscando un
nuevo credo. El faro domina el spot que
ofrece una izquierda rápida en la parte sur
y una buena derecha más al norte. Las se-
siones empiezan a ser más intensas y noso-
tros, lejos de la realidad, disfrutamos de las
olas durante cinco días esperando encon-
trar el nirvana.
Arthur y Spoe quieren ver más, así que
nos adentramos hacia el sur. La ciudad de
Mercedes recorre carreteras sumergidas
en paisajes salvajes y desconocidos. Mien-
tras pasamos, los nativos nos observan con
curiosidad. Al final del día llegamos a una
aldea fascinante, casi surreal. El lugar es
mágico y las derechas rompen con potencia
y con un ritmo casi hipnótico.
Buscamos un alojamiento, pero sin suer-
te. Abandonamos el lugar para llegar a la
ciudad más cercana. Tras horas de carre-
tera, la tranquilidad se transforma, una
vez más, en pleno spring break religioso.
La ciudad está colapsada y todos los aloja-
mientos llenos. Nos toca reservar las últi-
mas habitaciones disponibles en un hotel
de lujo donde pasamos una noche inolvida-
ble, abrumados por la apoteosis de alegría,
fiesta y borracheras de los locales.
Al amanecer, partimos muy motivados
para volver a esta ola perfecta. Por fin, el
surf está a la altura de nuestras expecta-
tivas. La ola es un slab robusto y potente
con una segunda sección larga que abre sin
traicionar. ¡Los dioses están con nosotros!
Nos tiramos al agua y surfeamos sin pausa
hasta que el swell va perdiendo fuerza. De
Entre series, Arthur agradeciendo a los pescadores locales en un pico solitario. ● Arthur disfrutando al máximo de su hallazgo.
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regreso al hotel, tras una cena a base de de-
licias picantes y vino, comemos los últimos
pasteles secos de nuestro viaje. Mientras,
el ritmo postapocalíptico de la ciudad se
va normalizando y, de este modo, nuestro
periplo indio llega a su fin.
Unos complicados
monzones (sudoeste)
P O R OZ Z I E H O P P E
No hay olas en India. Algunas veces,
incluso en medio de nuestro hambrien-
to apetito de encontrar olas, paramos de
surfear. Esto tiende a crear una extraña
sensación, como si fuera la última comi-
da antes de un periodo de hambruna. Esa
última ola remada que ya no sabes cuándo
será la próxima sesión. Esos instantes de
surf antes de una temida pausa que calará
en lo más profundo de nuestra mente.
A veces, es un trabajo, una lesión, un
enigma filosófico o, incluso, compromisos
familiares, pero para mí era un inminente
viaje a India, y recuerdo este voluntario
retiro con una inquietante nitidez. Era de
noche, había finalizado un día con muchas
olas surfeadas con la sensación de haber
cogido sin parar esa cinta transportadora
que te lleva al pico al finalizar cada ola. Te-
Arthur buscando suerte entre las rocas en un clásico point break índico.
Equipo de vigilantes de la playa en servicio durante la hora punta.
“NO IMPORTA CÓMO SEAN
LAS CONDICIONES EN
EL AGUA, EN INDIA HAY
SIEMPRE MOMENTOS PARA
ENCONTRARTE SOLO EN
EL LINE UP, CON AQUELLA
SENSACIÓN ENTRE
DESPISTE, LIBERTAD Y
ALEGRÍA INFINITA”
5. 92 — SURFER RULE 2016 SURFER RULE 2016 — 93
nía doloridas todas las partes de mi cuerpo,
mi piel irritada manchaba mi camiseta de
sangre y remar era una pesadilla con suce-
sivos picores y fuertes suspiros.
Había surfeado todas las horas dispo-
nibles del día debajo de un sol implacable
que dejó mis labios tan marcados como el
barrido del viento salado sobre la arena
de la playa. Los siguientes meses los tenía
programados para estar en India, surfeé
hasta caer extenuado en cuerpo y alma.
Tenía que surfear.
¿Por qué estaba cogiendo un descanso
en mi surf? Estaba dirigiéndome a India y
en teoría no puedes surfear allí, por varias
razones: no hay olas y está demasiado po-
“AL FINAL DEL DÍA
LLEGAMOS A LA CIUDAD
DE MERCEDES AL SUR
UNA ALDEA FASCINANTE,
CASI SURREAL. UN LUGAR
MÁGICO DONDE LAS
DERECHAS ROMPEN CON
POTENCIA Y CON UN
RITMO HIPNÓTICO”
Un Biarritz en salsa picante.
Agua a 30 grados y olas para una sesión de finless.
Arthur aprovechando al máximo la sección del inside.
blado para plantearte conducir con tu ma-
terial de surf. Antes de marcharme de viaje
entregué mis tablas de surf a un chaval
local que, emocionado por mi regalo, me
devolvió una sonrisa llena de un enorme
entusiasmo.
Llegado a este punto, mi visión sobre India
era extremadamente inocente al fijarme sólo
en los detalles más mundanos. “No hay olas
en India, sólo haz otras cosas, abre la mente,
pasea, lee y no pienses en surfear”, me dije a
mí mismo y permití que la sensación de no
surfear penetrase gradualmente en mí.
Todo pasa tan rápido en India que es
difícil retenerlo todo. He viajado alrede-
6. SURFER RULE 2016 — 9594 — SURFER RULE 2016
El Himalaya: el ritmo de los swells índicos nace aquí, entre las montañas más altas del mundo.
“COMPROBÉ CABOS Y
BOCAS DE RÍOS, Y VI
INCREÍBLES BANCOS DE
ARENA QUE PODRÍAN
SERVIR EN EL DÍA
CORRECTO. QUIZÁS
ANTES DEL MONZÓN
DEL SUDOESTE”
dor del país a un ritmo vertiginoso y en el
transcurso de cuatro meses tuve que pasar
tres semanas viajando en tren y acampan-
do al lado de la fuente del Ganges en el Hi-
malaya. Acampé con tribus gitanas en el
desierto de Thar, tomé opio, leí todos los li-
bros sobre la historia de India que llegaron
a mis manos y pude desvincularme de cual-
quier estereotipo que hubiera albergado.
Aturdido por la sobreexcitación, el pla-
cer, el desagrado y la información que uno
experimenta a la llegada, busqué después
un chapuzón en el océano. Conseguí chillar
de la emoción en una sesión de bodysurf a
orillas de una playa desértica en el sur de
Karnataka. Fue esta visita la que comenzó
podrían servir en el día correcto. Quizás an-
tes del monzón del sudoeste.
EL MONZÓN DEL SUDOESTE
Este monzón consiste en una serie de fuer-
tes lluvias que aparecen y desaparecen des-
de junio hasta principios de octubre que
llega como una explosión al sur de India,
durante la primera semana de junio. Tras
su llegada al punto más meridional del
país, Kanyakumari, el monzón se arrastra
hacia el norte, como la sombra de la capa
de un villano, hasta la zona más árida de
India: el desierto de Thar.
El término monzón proviene de la pala-
bra mausam, que significa “temporada” en
a picar mi curiosidad. El invierno en India
y la tranquilidad del mar Arábigo imposibi-
litaban los swells. Comprobé cabos y bocas
de ríos, y vi increíbles bancos de arena que
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“PARA SURFEAR BUENAS
OLAS EN INDIA, DEBES
SER UN EXPERTO DE
LOS VIENTOS LOCALES
Y CAUTO OBSERVADOR
DE LAS PREVISIONES
METEOROLÓGICAS”
SURFER RULE 2016 — 97
El conocimiento local hace la diferencia entre una sesión para recordar o un simple baño.
árabe. En su esencia, no es más que una in-
versión de los vientos superficiales en el mar
de Arabia. Esta inversión es causada por el
cambio de temperatura sobre la masa con-
tinental de India que, durante el invierno,
está parcialmente protegida de frentes árti-
cos por una de las cordilleras más alta del
mundo, el Himalaya. El monzón del sudoes-
te es el pulso de India. ¡Trae lluvia, oportu-
nidades y el mejor surf del país!
EL SURF EN INDIA
El océano Índico acuna India y sus dos océa-
nos, la Bahía de Bengala, al este, y el mar
Arábigo, al oeste. Sus inmensas zonas coste-
ras se alargan desde Pakistán a Sri Lanka y
llegan hasta Bangladés, distancia equivalen-
te entre el norte de Francia y Senegal.
Las dos costas se encuentran práctica-
mente inactivas desde diciembre hasta
abril. El aire fresco del Himalaya cae so-
bre India continental y trae un flujo cons-
tante de energía eólica marina al lado
de la costa. Todas las grandes olas del
océano Índico desaparecen durante este
para llegar al océano Pacífico. El otro swell
en la costa oeste se forma por el monzón,
que adquiere tamaño mientras se acerca y
desprende su dramática potencia alrede-
dor de la primera semana de junio. Estos
swells se caracterizan por tener mucha di-
rección del oeste y pueden regalar surf en
zonas que normalmente no tienen olas.
Google Maps ofrece la posibilidad de en-
contrar los sitios con bancos de arena antes
y después del monzón. En este paisaje es
posible encontrarse olas de muy buena ca-
lidad que rompen pocas veces al año, pero
que, al mismo tiempo, atraen a tanta gente
como cualquier otro país donde el surf esté
más establecido. Para surfear buenas olas
en India, se debe ser un prodigioso experto
de los vientos locales y cauto observador de
las previsiones meteorológicas.
Cuando todas las condiciones se ali-
nean, India ofrece una infinita posibilidad
de arrecifes, beachbreaks, puntas, bahías
y bocas de ríos que esperan a los surfistas
más motivados y aventureros. ◆
tiempo y, aparte de algunos windswell, la
costa del país se convierte en un lago.
Unos meses antes de que el monzón
del sudoeste llegue, todo empieza a cam-
biar. En el momento en el que los vientos
pre-monzónicos comienzan a soplar a 20
grados de latitud al este de Madagascar, los
Rugientes Cuarentas del océano Índico co-
mienzan a calentarse. Gracias a este fenó-
meno, India recibe un swell de largo perio-
do y que se forma por tormentas que viajan
desde Sudáfrica, pasando por Australia