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FESTIVO
DF
CARNAVALES DE LA CIUDAD DE MÉXICO
CHARRO DE CARNAVAL
SANTA CRUZ MEYEHUALCO, DELEGACIÓN IZTAPALAPA, 2013.
“México son las manos hábiles de sus artesanos, la fuerza de sus
trabajadores, México es la fusión de culturas y de tradiciones; es
variedad de aromas y sabores; es el colorido de su ferias y fiestas
populares; es la grandeza de sus pirámides y la modernidad de
sus ciudades…”
Enrique Peña Nieto
CHINELO
DELEGACIÓN MILPA ALTA, 2013.
COMPARSA DE CARNAVAL
PEÑÓN DE LOS BAÑOS, DELEGACIÓN VENUSTIANO CARRANZA, 2013.
CHARRO CARNAVALERO
TLALTENCO, DELEGACIÓN TLÁHUAC, 2013.
MÁSCARA DE CHINELO
SAN PEDRO CUAJIMALPA, 2013.
PRÓLOGO
La gran ciudad de México es por vocación un inmenso
mosaico cultural de espacios comunitarios, héroes calle-
jeros, celebraciones íntimas, mujeres luchonas, pueblos,
colonias y barrios fiesteros, tronido de cuetes, ferias y,
por supuesto, carnavales.
	 Así, irrumpiendo la rutina de los días, pintando
de colorido las calles de siempre y acompasando el an-
dar con danzas y músicas atemporales, mujeres, hom-
bres, abuelas y abuelos, niñas y niños inundan paseos
y arterias viales para anunciar a todos que la fiesta ha
llegado. No cualquier festividad, sino la de carnaval, la
que todo lo invierte, la que reconstituye, la que prece-
de en muchas ocasiones al primer Miércoles de Ceniza,
pero en muchas otras se extiende sobre un calendario
cubierto de nuevas jornadas.
	 La memoria popular sobre esta fiesta hunde sus
raíces en los tiempos en los que el presidente Juárez lu-
chaba por combatir a los traidores de la patria. Anclados
en aquella época, los recuerdos de los primeros carna-
vales articulan una mitología que lo mismo retrocede a
los tiempos del arribo de los aztecas al Altiplano Central
que a escenas de la vida campesina porfirista y surgen
como respuesta a los intentos de modernización de los
años cuarenta y cincuenta del siglo pasado. Sin embar-
go, pese a sus diferencias cada una de estas versiones
del origen recupera el sueño igualitario de la inversión
de roles, que tiene como fin alterar el orden habitual del
mundo, para terminar la fiesta con un acto restaurador
donde se castiga a los transgresores de los preceptos
morales.
	 Luego de escuchar los distintos testimonios de
la defeña comunidad carnavalera quedan también de
manifiesto los nexos familiares que unen a los morado-
res del Distrito Federal con quienes habitaron y habitan
los estados de Tlaxcala, Morelos, Guerrero, Hidalgo y el
circundante Estado de México, entre otros. Vínculos que
por cierto fueron construidos sobre rutas comerciales
y mercados regionales donde la Tierra Caliente, Costa
Chica y Costa Grande, el Valle Poblano o la costa vera-
cruzana siguen vivos en el imaginario colectivo.
	 Las máscaras, los trajes, las danzas, las músicas
y la infaltable cocina tradicional que acompaña a los
carnavales tienen historia de largo aliento, como podrá
constatar el lector, evoca añejas relaciones de amistad
y trabajo entre pueblos que hoy parecen distantes. Re-
corridos que hoy parecen largos, hace apenas medio
siglo no lo eran, pues dichas poblaciones se encontra-
ban vinculadas aún por los restos de la intrincada red
de canales y complejos lagunares que desde tiempos
prehispánicos dieron al Valle de México una identidad
acuática. De allí que en muchas de estas celebraciones,
los estribillos que cantan las cuadrillas recuerden con
alegría la pesca lagunar, la caza de patos y el cultivo en
las chinampas.
	 Los personajes distintivos de los carnavales
constituyen todo un arsenal de inventiva y creatividad
resultando uno de los mayores atractivos de estas fes-
tividades: huehuenches, arrieros, charros, caporales,
chinelos, muñecas, licenciados, apaches, disfrazados,
saltimbanquis o morras se dan cita en representaciones
dancísticas que apelan a fusilamientos, ahorcamientos,
juicios o incluso a coronaciones de reinas para reiniciar
la rutina. Y en este tránsito del caos al orden las músicas
de todo tipo son el acompañamiento ideal para dar rien-
da suelta a las pasiones.
	 Resulta complicado sintetizar en poco espacio la
diversidad carnavalera que hoy vive esta ciudad capital.
Lo que sí se puede hacer es insistir en la vigorosa orga-
nización comunitaria que hace posible la realización de
cada una de las celebraciones de carnestolendas. Igual-
mente, debe insistirse en la conciencia que expresan los
carnavaleros al respecto de que su fiesta constituye un
patrimonio cultural, herencia de sus padres y abuelos
que ellos a su vez deben salvaguardar para el usufructo
de las futuras generaciones. De allí que los carnavales
sean un mirador privilegiado para valorar las sólidas re-
des de colaboración y compromiso comunitario que los
mantienen como una fiesta viva que mira al futuro.
	 Los testimonios recuperados, las historias y las
anécdotas que aquí se cuentan deberán comprender-
se como acontecimientos que como bien lo dice Eduar-
do Galeano “(…) sucedieron, casi sucedieron o nunca
sucedieron, pero lo bueno que tienen es que suceden
cada vez que se cuentan.” Así, la fuerza y valor de esta
provocadora instantánea carnavalesca que hoy ofrece-
mos a través de este libro reside en que son el producto
de las vivencias y pasión con que esta ciudad ha mantie-
ne viva su tradición.
	 Vaya pues este libro como un reconocimiento a
los miles y miles de personajes anónimos que año con
año se preparan con fervor para salir a las calles a dan-
zar, engalanados con vistosos trajes y máscaras, sólo
para recordarle a la gente que de las tentaciones de la
carne, nadie, - oiga usted bien -nadie se salva.
¡Que lo disfruten!
Agustín Dany
Secretario de Cultura PRI DF
HUEHUENCHE CON MÁSCARA DE MADERA
CARNAVAL “FAMILIA SÁNCHEZ”, DELEGACIÓN GUSTAVO A. MADERO, 2013.
ÍNDICE
Carnavales de Iztacalco
Carnaval de Venustiano Carranza
Peñón de los Baños
Carnavales de Gustavo A. Madero
Carnaval de Cuajimalpa
San Pedro Cuajimalpa
Carnaval de Xochimilco
Carnaval de Azcapotzalco
Santiago Ahuizotla
Carnavales de Tláhuac
Carnavales de Iztapalapa
Carnavales de Milpa Alta
Anexos
Carnavales y prácticas musicales
Los que beben pulque, los huehuenches
Glosario
Bibliografía
Directorio
Agradecimientos
19 |
39 |
55 |
81 |
99 |
119 |
141 |
167 |
213 |
243 |
258 |
259 |
260 |
262 |
CU
AZ
GU
VE
IZT
IZT
XO
TL
MI
CUAJIMALPA
AZCAPOTZALCO
GUSTAVO A. MADERO
VENUSTIANO CARRANZA
IZTACALCO
IZTAPALAPA
XOCHIMILCO
TLÁHUAC
MILPA ALTA
FESTIVO
DF
CARNAVALES DE LA CIUDAD DE MÉXICO
19
IZTACALCO
| IZTACALCO |
2120
En Iztacalco los carnavales se celebran “por todo lo
alto”. En 2014 se cumplirán cien años de realizarse inin-
terrumpidamente, acompañados del ya tradicional “Bai-
le de los licenciados”. Para los habitantes de esta dele-
gación, dicha festividad constituye uno de los eventos
más importantes del año, ya que continúa con una tradi-
ción que entre los meses de febrero, marzo y abril, hace
posible que, todos los vecinos bailen por las calles ata-
viados de vistosos disfraces y máscaras sorprendentes
que evocan sucesos históricos de añejos tiempos que
vuelven a ocurrir año tras año.
	 Según testimonios de los vecinos, el carnaval dio
inicio en 1914 en los barrios de Santiago y La Asunción,
dos de los siete barrios que actualmente celebran la fies-
ta. Antes de esa fecha, ya se celebraba el carnaval en el
pueblo de Santa Anita, aunque cuentan que allí eran “los
charros” quienes llevaban la voz cantante. Cuando a
principios de siglo la fiesta se extendió a otros barrios de
la delegación, la lucha entre los conservadores y libera-
les del siglo XIX cobró nueva vida y “los licenciados”,
con danza, mofa y sátira, representan la victoria del go-
bierno juarista sobre los invasores franceses. Aparece
IZTACALCO
LOS CARNAVALES DE
así toda una constelación de personajes históricos en-
treverados con otros de nueva creación donde Maximi-
liano de Habsburgo, la emperatriz Carlota –identificada
a veces con el personaje de “la Loca” y “la Llorona”- y
los liberales juaristas se entremezclan con arlequines,
monstruos, superhéroes y pachucos.
	 Si bien años atrás esta representación histórica
culminaba con el fusilamiento del emperador austriaco,
a últimas fechas el príncipe extranjero muere en la hor-
ca, mientras su desconsolada esposa recorre las calles
llorando su muerte. Mediante esta sátira, el pueblo pa-
rece haber encontrado una forma de ajustar cuentas con
los aristócratas que hace siglo y medio no les permitían
asistir a los bailes de castillo.
	 Como en toda representación, la indumentaria
es fundamental y los carnavaleros de Iztacalco, en el
intento de lucir el atuendo más vistoso, ponen en prác-
tica toda la creatividad posible combinando levitas, tra-
jes, mascadas, sombreros de copa, plumas, lentejuelas,
chaquiras y guantes para no sólo parecer, sino ser ellos
mismos la historia viviente.
PORTADA: NIÑO CARNAVALERO CON TRAJE DE LA DANZA DE LICENCIADOS.
LA DANZA DE LICENCIADOS ES UNA BURLA A LOS LICENCIADOS QUE LE HICIERON EL JUICIO A JUÁREZ.
					GUADALUPE OLIVARES (AMA DE CASA Y ORGANIZADORA DEL CARNAVAL).
| IZTACALCO |
2322
| IZTACALCO |
2524
La lucha entre los conservadores y liberales del siglo XIX cobró nueva vida en los carnavales de Iztacalco. Los “licenciados” con
danza, mofa y sátira representan la victoria del gobierno juarista sobre los invasores franceses.
| IZTACALCO |
2726
	 La máscara que acompaña el disfraz es la cara
de Maximiliano, tal cual se le encuentra en los retratos de
la segunda mitad del siglo XIX: tupida barba pelirroja,
ojos azules y un lunar en el pómulo izquierdo. Las care-
tas utilizadas provienen de Santa María Aztahuacán, Chi-
malhuacán y, en menor medida, de Texcoco y, depen-
diendo de su complejidad y elaboración, pueden llegar
a costar varios miles de pesos. Sin embargo, para los
miembros de las cuadrillas ni el dinero ni el tiempo in-
vertido son obstáculo, la intención es ser “el licenciado”
más original. Isaías Monzalvo Aguilar, organizador de la
comparsa de Santiago y heredero de la tradición de sus
padres y abuelos comenta: “Los trajes son comunes, lo
que hace cada danzante es personalizarlo con borda-
dos, lentejuelas y plumas. A este traje no le puede faltar
un bombín, lápiz y un cuaderno”.
	 Aunque cada barrio diseña su propio carnaval,
es labor de los organizadores distribuir el día en que
saldrán las cuadrillas por las calles. Los organizadores
se encargan no sólo del pago y alimentación de los mú-
sicos, sino también de convidar a todos los asistentes,
siendo infaltables en estas comilonas el pipián y los no-
pales. Pero esto no lo hacen solos, toda una organización
colectiva se despliega durante el año para hacer posible
la fiesta, donde destaca la participación de las mujeres,
en su carácter de promotoras de la tradición, además
de proporcionar apoyo económico, moral y logístico. Un
buen ejemplo lo constituye Guadalupe Olivares, quien
con su activa participación, ha inculcado a sus dos hijos
el gusto por el carnaval y la defensa de las tradiciones.
	
	 Pedro Vázquez Díaz –a quien su padre y abuelo
le confiaron la responsabilidad de mantener y promo-
ver la festividad iniciada por su bisabuelo, Petronilo Váz-
quez, en 1914– nos dice sin vacilar: “Al primer barrio
que le toca es el de la Asunción, después sigue el barrio
de Santa Cruz, luego el barrio de Los Reyes; el barrio de
Santiago; el barrio de San Sebastián Zapotla, el pueblo
de Santa Anita, el barrio de San Miguel, el barrio de san
Francisco, para después hacer un gran cierre con todos
los barrios”.Con relación a esto, Isaías Monzalvo nos in-
forma que el barrio de San Pedro se sumará al carnaval
en 2014.
“Es el de la Viga [carnaval] uno de los más bellos que imaginarse pueden, y aún podría mejorarse; pero así como está […] sería
difícil […] encontrar en cualquier otra parte un espectáculo tan placentero o más inconfundible.”
La vida en México. Madame Calderón de la Barca, Carta XII del 16 de Marzo de 1840.
| IZTACALCO |
2928
| IZTACALCO |
3130
Las máscaras utilizadas provienen de Santa María Aztahuacán, Chimalhuacán y, en menor medida, de Texcoco y, dependiendo de
su complejidad y elaboración, pueden llegar a costar varios miles de pesos. Sin embargo, para los miembros de las cuadrillas ni el
dinero ni el tiempo invertido son obstáculo, la intención es ser “el licenciado” más original.
| IZTACALCO |
3332 ISAÍAS MONZALVO, ORGANIZADOR Y CARNAVALERO DE LA DANZA DE LICENCIADOS. “NEGRO” EN LA DANZA DE LICENCIADOS.
| IZTACALCO |
3534
| IZTACALCO |
3736
	 La música que acompaña al carnaval es fiel refle-
jo de la capacidad renovadora de las tradiciones. Hace
medio siglo, los pasodobles, el fox trot (“paso del zorro”
o “trote del zorro” que nació en Estados Unidos con las
primeras orquestas de jazz) y el danzón eran los géne-
ros que acompañaban la danza. Hoy en día, la cumbia, la
música tropical y la banda sinaloense suenan con el dan-
zar en las calles; las actuales bandas han dejado atrás
a la antigua orquesta del carnaval compuesta por dos
trompetas, dos saxofones, trombón de vara y timbal.
	
	 La creciente participación social y una mejor or-
ganización entre los barrios han fortalecido los carnava-
les de Iztacalco, a tal grado que desde hace cinco años
se organiza un cierre en el que participan los siete ba-
rrios y el pueblo de Santa Anita. Según cuentan, en la
edición de este año, 2013, más de trece mil personas
celebraron el carnaval por las principales calles de la
delegación. Los retos son grandes pues los gastos de lo-
gística, alimentación y música sobrepasan el bolsillo de
los organizadores y vecinos, nos describe Alicia Téllez
Sánchez promotora cultural y social de la Delegación.
	 Todavía hoy se recuerdan con nostalgia los tiem-
pos en que el carnaval concluía con el baile de corona-
ción de la reina. Entonces, dicen los vecinos del lugar,
se llegó a escuchar a Mike Laure, Acerina, Los Xochimil-
cas, y la mismísima reina de la salsa, Celia Cruz. Ante la
falta de apoyos institucionales y los elevados gastos que
implica mantener vigente el carnaval, los bailes de coro-
nación hoy son sólo recuerdo.
	 Los pujantes carnavales de estos rumbos están
a la espera de ser revalorados pues, como bien nos re-
cuerda Guadalupe Olivares, los habitantes de Iztacalco
saben muy bien que tienen historia y “el carnaval es
toda una historia viviente”.
PEDRO VÁZQUEZ DÍAZ, ORGANIZADOR HISTÓRICO DEL CARNAVAL.
38
CARNAVALES DE IZTACALCO
CARNAVAL TEMPORAL (2013) ATEMPORAL
San Pedro Inicia 2014 Tres sábados antes de Miércoles
de Ceniza (MC en adelante)
La Asunción 10, 11, 12, 13 de marzo A parƟr del domingo antes de
MC y hasta el propio MC
Santa Cruz 16 y 17 de marzo Fin de semana posterior a MC
Los Reyes
SanƟago
Zapotla
Pueblo de Santa Anita
San Miguel
San Francisco
Cierre de Carnaval
23 y 24 de marzo Segundo fin de semana posterior
a MC
Segundo fin de semana posterior
a SS
Tercer fin de semana posterior
a MC
Cuarto fin de semana posterior
a MC
Quinto fin de semana posterior
a MC
Sexto fin de semana posterior
Fin de semana posterior a SS
a MC
30 y 31 de marzo
6 y 7 de abril
13 y 14 de abril
20 y 21 de abril
4 y 5 de mayo
11 y 12 de mayo
MC: Miércoles de Ceniza
SS: Semana Santa
Nota: Cada barrio organiza su propia comparsa, sin embargo, durante el cierre de carnaval se unen todas, incluyendo la
del pueblo de Santa Anita.
Fuente: Isaías Monzalvo / Carnavalero
39
VENUSTIANOCARRANZA
| VENUSTIANO CARRANZA |
4140
Al igual que otros sitios de la capital, el Peñón de los
Baños es un ejemplo de cómo las políticas “moderni-
zadoras” hicieron desaparecer, casi de un plumazo, a
la antigua Ciudad de México. Reducida y reinventada
a mediados del siglo pasado, tras la construcción del
aeropuerto Benito Juárez, esta antigua zona de tierras
cultivables debió entrar a los carriles del frenesí urbano
y forjarse una nueva historia. La nueva vida debió or-
ganizarse alejada del lago de Texcoco, del intercambio
comercial que se realizaba en los grandes canales que
lo unían con Tláhuac o Santa Anita y de la vida silvestre
y campirana donde la pesca, la agricultura y la caza de
patos animaban los días.
	 Su nombre, Peñón de los Baños, lo adquirió gra-
cias a la fama de las aguas sulfurosas y curativas que
emanaban de sus cerros. Del periodo colonial, distintos
testimonios documentales dan cuenta de su renombre y
hay quienes afirman que los aztecas usaban sus aguas
con fines medicinales.
	 Al hurgar en los recuerdos de sus actuales habi-
tantes, el viaje por el pasado alcanza a los abuelos de los
abuelos, para situarse en una brumosa época porfiria-
na donde los fundadores hicieron su vida en torno a las
haciendas. De ahí surgen los Cedillo, Caballero, Nava,
Hernández, Villanueva, Gutiérrez, Alpide, Samaniego o
Arista, por mencionar algunos. Todos ellos recordados
PEÑÓN DE LOS BAÑOS
CARNAVAL DEL
por su liderazgo moral, pues lo mismo dirimían las di-
ferencias entre vecinos que instaban la continuidad de
las tradiciones más representativas de los peñoneros: la
recreación de la Batalla del 5 de mayo y las fiestas de
carnaval, nos cuenta don Agustin Jiménez Cedillo, cro-
nista del Peñón.
GLADIADORES DE LA COMPARSA DE “LOS INFAMES” DEL BARRIO DE LOS REYES, FAMILIA CABALLERO.
COMPARSA DE LA 194.
COMPARSA DE “LOS VENADOS DE TRASVAL”.
| VENUSTIANO CARRANZA |
4342
	 Se calcula que el carnaval se celebraba desde
finales del siglo XIX, aunque queda claro que las cosas
han cambiado. De los vestigios intactos encontramos la
sana competencia existente entre los barrios del Peñón,
La Asunción, El Carmen y Los Reyes por no repetir trajes
y lucir lo más original posible durante los días de fiesta.
La añeja competencia implica también los esfuerzos por
preparar las comparsas con antelación, recurriendo a
donaciones, colectas y todo tipo de estrategias de asis-
tencia mutua que asegure una relucida fiesta.
	 En lo que respecta a la música, durante los tres
días previos al Miércoles de Ceniza, las antiguas ban-
das van entremezclándose con los actuales gustos de los
asistentes y pasodobles, polcas y quebradita. Sonidos
que continúan marcando el movimiento de cuadrillas y
comparsas. Sin duda, el estribillo que nunca podrá dejar
de oírse en estos días es aquel que afirma: “voy de paso
chapinguito, voy contento y a pescar, qué bonito peñon-
cito, que le gusta el carnaval”.
	 Cuentan que antiguamente el traje de charro
era lo típico en días de carnaval y que poco a poco se
fueron incorporando máscaras, capas, sombreros y dis-
fraces de arlequín. Cabe destacar que las imágenes de
este año muestran una variedad de trajes, vestimentas y
disfraces que podríamos calificar como surrealistas: lu-
chadores, botargas, saltimbanquis, hombres barbados,
animales zoomorfos, soldados a la usanza europea, ro-
bots, zombis, ensombrillados de todos colores y esco-
peteros, provenientes del recuerdo de la mítica Batalla
del 5 de mayo que también se han sumado para redon-
dear la lista. No olvidemos que esta diversidad carna-
valesca no es otra cosa que una recreación del “mundo
patas pa´arriba” con todo y el consabido intercambio de
género nos narra la antropóloga Ema Jiménez, originaria
y descendiente de familias carnavaleras.
ESCOPETEROS VENECIANOS DEL BARRIO DE LOS
REYES.
MOSQUETEROS DE LA COMPARSA DE LOS “VENADOS
DE TRASVAL”.
COMPARSA DE “LOS VENADOS DE TRASVAL”
DISFRAZADOS DE TEMPLARIOS.
| VENUSTIANO CARRANZA |
4544
COMPARSA DE LOS INFAMES DE LA FAMILIA CABALLERO DEL BARRIO DE LOS REYES, ATAVIADOS CON TRAJE
DE GLADIADORES.
| VENUSTIANO CARRANZA |
4746
	 Al presenciar el espectáculo de este año y la
impresionante participación popular, resulta impensa-
ble que la tradición carnavalera se encuentre en riesgo.
Fiel al espíritu original de esta festividad, el derroche
de energía, la energía del baile, la oportunidad de rom-
per con la rutina, el ánimo de entregarse a la bebida y
al goce de los sentidos le augura un largo futuro. Esto,
pese a los intentos de algún funcionario agobiado por
los excesos, recuerda que la calle siempre ha sido un
espacio del pueblo.
	 Don Agustin Cedillo nos dice que todo lo ante-
rior quizá pueda achacársele a cualquier carnaval de
pueblo, sin embargo, lo que es único del Peñón de los
Baños, la Colombia Chiquita, como la llaman muchos, es
que ahí nació el movimiento sonidero. Justamente esa
vocación sonidera y fiestera de los habitantes del Peñón
de los Baños hace que sus carnavales sean –en la opi-
nión de sus protagonistas– los más “chingones”. Y es
por eso por lo que desde aquellas primeras “discos mó-
viles” o “sonidos” que amenizaban las fiestas callejeras
haciendo sonar el repertorio de cumbias, salsa, valle-
nato y música afroantillana, se sigan peleando el honor
de tocar aunque sea una vez en su vida en el Peñón, La
Colombia chiquita de los carnavales monumentales.
¡Así o más mejor, preguntó el peñonero!
EN ESTA CELEBRACIÓN SE OBSERVAN, EN EL DISEÑO DE LAS MÁSCARAS DE CERA, HÍBRIDOS DE CARNAVAL
VENECIANO Y DISFRACES DE MOSQUETEROS.
| VENUSTIANO CARRANZA |
4948
| VENUSTIANO CARRANZA |
5150
	 El artesano mascarero de el Peñón, Jonathan
García Hernández, nos describe:
Cuadrilla del Barrio de El Carmen
	 Según las narraciones populares, el personaje
del ahorcado solía ser un señor que robaba vacas, hasta
que un día decidió robarse a su novia; ahora la dinámica
carnavalesca es que el “ahorcado” y la “novia” andan
corriendo por el barrio, seguidos por el “padrecito”,
todo ello el domingo después de Miércoles de Ceniza.
	 En este barrio las comparsas se hacen acom-
pañar por una orquesta, originaria del Peñón de los Ba-
ños, cuyos principales instrumentos son el bandolón, las
trompetas, el trombón y los tambores, dirigida por el
Sr. Lino Cedillo.
Cuadrilla del Barrio de la Asunción
	 Las cuadrillas, es decir, el conjunto de compar-
sas de los Barrios de la Asunción y de El Carmen, bailan
en compañía de la banda de viento San Juan de Aragón,
estos barrios tienen canciones especiales, algunas de
ellas son: Los Dados, La panzona, Ernermundo, El Pe-
ñoncito, Los Chenchas, Chicos Malos, El Chapinguita. El
Miércoles de Ceniza se ejecuta al ahorcado en el carna-
val después de los bailes de pareja tradicionales.
Cuadrilla del Barrio de Los Reyes
	 La banda San Juan de Aragón, cuyos líderes son
los señores Silverio Fuentes y su hermano el Güero
Fuentes, es de tal magnitud que cada año se divide para
tocar en este barrio y en el de La Asunción. En Los Reyes
los bailes que encienden el carnaval se realizan en pare-
jas, el ahorcado es ejecutado el Miércoles de Ceniza.
VENECIANOS DEL BARRIO DE LOS REYES.
ESQUIMAL DE LA COMPARSA DE “LOS KISS DE ZAPATA”.
VIKINGO Y VENECIANOS DE LA COMPARSA DE “LOS VENADOS DE TRASVAL”.
ÁRABES DE LA COMPARSA DE “LOS HIELEROS”.
| VENUSTIANO CARRANZA |
5352
VENECIANOS Y REYES DE LA COMPARSA DE “LOS VIKINGOS” Y, AL FONDO, LA BANDA DE SAN JUAN DE ARAGÓN.
54
CARNAVAL DE EL PEÑÓN DE LOS BAÑOS
Barrio de El
Carmen
Los Dados
10, 11, 12, 13 y 17
de febrero
10, 11, 12, 13 y 17
de febrero
10, 11, 12, 13 y 17
de febrero
Inicia un domingo
antes de MCLos Uvas
Los Chenchas
Intocables
Chicos malos
Ángeles de la colonia
Campeones
Camorras
Sinaloa
Familia García
Los animalitos (niños
vesƟdos de botargas)
Barrio de La
Asunción
Los Burros Inicia un domingo
antes de MC
Inicia un domingo
antes de MC
Los Calaveras
Los Traviesos
Los Dragones
Los Concaguas
Barrio de Los
Reyes
Los Kiss de Zapata
Los Hileros
Los 7 Vientos
Los Petroleros
Los Venados
Los Kibukis
Los Casi Guapos
MC: Miércoles de Ceniza
Nota: El conjunto de comparsas perteneciente a un mismo barrio es llamado Cuadrilla, por ejemplo, Cuadrilla de
Barrio de El Carmen
Fuente: Jonathan García Hdez. /Artesano.
CARNAVAL COMPARSA TEMPORAL (2013) ATEMPORAL
55
GUSTAVOA.MADERO
| GUSTAVO A. MADERO |
5756
En el intento por explicar el origen de los carnavales de
esta delegación, surgen en el imaginario de sus pobla-
dores las reivindicaciones de la antigua nobleza indíge-
na tlaxcalteca y el cúmulo de tradiciones heredadas de
padres a hijos a través de los tiempos. En dichas prác-
ticas, encontramos la remembranza de acontecimientos
históricos como la Batalla de Puebla (1862) y la evoca-
ción de bailes y danzas aristocráticos de las cortes eu-
ropeas.
	 Un primer acercamiento a la composición de
esta festividad lo brinda el profesor Carlos Ortega, quien
dice: “Se presume que la festividad la trajeron familias
de músicos que venían de Tlaxcala y que se asentaron
en donde ahora se sitúa el panteón Guadalupe-Hidalgo,
en la colonia Martín Carrera (detrás de la basílica de
Guadalupe)”.
	 Otra versión que reafirma esta influencia es la de
Saúl Sánchez López, integrante de la organización Fami-
lia Sánchez y descendiente de añejos migrantes tlaxcal-
tecas, que a la fecha conserva las actas de nacimiento
de sus abuelos como prueba irrefutable del nexo con
su ancestral raíz ubicada en San Damián Tlacocalpan. El
señor Saúl nos cuenta: “El carnaval viene de Tlaxcala,
GUSTAVO A. MADERO
LOS CARNAVALES DE
PORTADA: FOTO HISTÓRICA DEL CARNAVAL MARTÍN CARRERA, FAMILIA SÁNCHEZ, 1946.
HUEHUENCHES DE CARNAVAL.
| GUSTAVO A. MADERO |
5958
anteriormente en San Juan de Aragón, el baile se realiza-
ba vestidos de toreros, disfrazaban una carretilla de toro
y la toreaban asemejando la fiesta taurina y la música
que los acompañaba era únicamente de violines; poste-
riormente, comenzaron a usar el traje de huehuenche,
pero en Martín Carrera siempre ha sido el huehuenche.”
	 Con respecto a los personajes, existen dos figu-
ras fundamentales que le dan vida a la fiesta: “las mo-
rras” y “los huehuenches”, ambos protagonizan todos
los recorridos. Hacia el final del carnaval, se lleva a cabo
“la horca”, donde participan distintos actores como “el
padre”, “el fiscal”, “el demandante”, “la esposa”, “la
querida”, “el verdugo”, etcétera. Dicha representación
es una suerte de juicio a los transgresores de las normas
sociales. Con este acto se pone fin al caos ritual, restau-
rando simbólicamente el orden preestablecido.
	 El señor David Sánchez López nos cuenta: “Esta
tradición proviene de tiempos coloniales, cuando a los
indios se les ahorcaba o se les degollaba si cometían al-
gún delito. El ahorcado, es la representación de la histo-
ria del castigo de un indio de aquellos tiempos que robó
veinte guajolotes”.
	 La máscara constituye la esencia del carnavale-
ro, es el elemento que permite cubrir y disipar las dife-
rencias entre los participantes. Sin importar la profesión,
el oficio, la fama o la fortuna, una vez puesta la careta
todos pueden cambiar de identidad. Como explicara
Octavio Paz en el Laberinto de la soledad: “[…] viejo o
adolescente, criollo o mestizo, general, obrero o licen-
ciado, el mexicano se me aparece como un ser que se
encierra y se preserva: máscara el rostro y máscara la
sonrisa”.
	 Hechas con manta, cera y cerdas de caballo,
cada máscara solía contener las etiquetas de las familias
visitantes que las elaboraban. Actualmente la delegación
Gustavo A. Madero cuenta con sus propios mascareros.
Uno de ellos es Ángel Gutiérrez, conocido en el barrio
como el Famosísimo Faria.
FOTO DE ARCHIVO HISTÓRICO HUEHUENCHES Y MORRAS DEL CARNAVAL, MARTÍN CARRERA, FAMILIA SÁNCHEZ, 1950.
| GUSTAVO A. MADERO |
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FAMILIAS EN EL CARNAVAL.
Esta tradición proviene de tiempos coloniales, cuando a los indios se les ahorcaba si cometían algún delito. El ahorcado,
es la representación de la historia del castigo de un indio de aquellos tiempos que robó veinte guajolotes.
												David Sánchez López
“EL AHORCADO”. “LA VIUDA”.
| GUSTAVO A. MADERO |
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| GUSTAVO A. MADERO |
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COMPARSAS DE CARNAVALES DE SANTA ISABEL TOLA, ZACATENCO Y PADROTES
| GUSTAVO A. MADERO |
6766
| GUSTAVO A. MADERO |
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	 Ángel Gutiérrez nos
cuenta que cuando era pe-
queño su máscara se rom-
pió y, al no haber en su lo-
calidad quién las supiera
reparar, decidió arreglarla
él mismo. Así, en compañía
de su hermano, viajó has-
ta Santa María Aztahuacan,
uno de los pueblos origi-
narios de Iztapalapa donde
se había perfeccionado la técnica artesanal. Desde en-
tonces, el Faria decidió convertirse en mascarero con
la firme intención de preservar y enriquecer el oficio.
Ángel Gutiérrez nos relata: “Mi pasión de artesano es
alimentada por los recuerdos. Cuando me voy a poner
una máscara y miro detrás de ella tengo un sentimiento
de alegría y tristeza. Son los recuerdos de la infancia que
pasan rápido frente a mis ojos como un enorme estímulo
para extender la tradición en las siguientes generacio-
nes”.
	 Sobre la historia de las máscaras, algunos miem-
bros de la organización Familia Sánchez mencionan que
las primeras, hechas con madera de cedro, provienen
de Tlaxcala. Con respecto a las de cera y manta, nos
comentaron que se confeccionan en Santa María Azta-
huacán. También se utilizan máscaras rematadas con
pedrería, originales de San-
ta Isabel Tola. Estas últimas
constituyen una peculiari-
dad, ya que sólo se utilizan
en la delegación Gustavo A.
Madero.
		 El Faria relata que
los carnavales son realiza-
dos por diversas organiza-
ciones que se encuentran
en San Juan de Aragón, Santa Isabel Tola, San Pedro
Zacatenco y la colonia Martín Carrera.
	 Los bailes característicos son los “de cuadrillas”,
cuyas reminiscencias remontan al barroco europeo.
Pero la cultura popular se ha construido en un vaivén en-
tre América y Europa. Desde finales del siglo XVI hasta
la fecha, tonadas y géneros como los minués, contradan-
zas, valses o gallops fueron incorporándose al conjunto
de festividades populares en las distintas regiones del
país hasta constituir parte viva de los carnavales. De allí
que en muchas zonas –como la Huasteca– los vinuetes
sean los minués de antaño, mientras que las contradan-
zas y zarabandas las podemos ver en las coreografías
de los carnavales musicalizadas con piezas de moda
como “El Gallinazo” o “El Pollito Pío”.
CARNAVAL DE PRIMAVERA EN LA COLONIA MARTÍN CARRERA.
ÁNGEL GUTIÉRREZ, EL FAMOSÍSIMO FARIA.
| GUSTAVO A. MADERO |
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Los bailes característicos son los “de cuadrillas”, cuyas reminiscencias remontan al barroco europeo. Pero la cultura popular se ha
construido en un vaivén entre América y Europa. Desde finales del siglo XVI hasta la fecha, tonadas y géneros como los minués,
contradanzas, valses o gallops fueron incorporándose al conjunto de festividades populares en las distintas regiones del país hasta
constituir parte viva de los carnavales.
| GUSTAVO A. MADERO |
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	 Otro baile que llama la atención es el de “La mu-
ñequita”, danza que en los días de la fiesta se realiza en
torno a una muñeca envuelta en un rebozo, a la que al-
gunos atribuyen poderes curativos. Para algunos habi-
tantes de Martín Carrera, “la muñequita” representa a
la hija de un poderoso hacendado europeo quien –tras
arribar al puerto de Veracruz luego de una larga trave-
sía– logró reunirse con su padre que vivía en la Ciudad
de México. Otra hipótesis es que este personaje reme-
mora a una doncella raptada por tlaxcaltecas. Cabe de-
cir que las interpretaciones asociadas a este baile quizás
no sean suficientes para entender la importancia de este
baile en los carnavales de la Gustavo A. Madero. Lo cier-
to es que los versos dedicados a “la muñequita”aluden
reiteradamente a Tlaxcala y a sus antiguos pobladores.
	 Carlos José Ortega, organizador del carnaval, re-
mata la conversación con el siguiente relato: “La pasión
por el carnaval ha acompañado toda la vida a los vecinos
de esta delegación y asiste a los carnavaleros hasta el
último momento. Como ocurrió con Genaro Gutiérrez,
quien se despidió de la vida y del carnaval vestido de
huehuenche, sus amigos disfrazados y con música nos
fuimos con él hasta el panteón”.
Abran puertas y ventanas,
salgan todos a mirar,
a esta niña tlaxcalteca,
que ha venido aquí a bailar…
Llegaron los tlaxcaltecas
con vivas y con valor,
que nos ha dado licencia
nuestro juez y regidor…
De Tlaxcala hemos venido,
de Tlaxcala para acá,
a bailar carnestolendas,
como las que usan allá…
Algunos se adelantaron,
de esta bella tradición,
seguro que están presentes,
porque eran de corazón
Con versos recordaremos,
a todos los que se fueron,
y así les agradecemos,
todo lo que divirtieron…
HUEHUENCHE CON MÁSCARA DE MADERA, QUE ORIGINALMENTE LLEGARON DE TLAXCALA.
HUEHUENCHES ATRÁS DE LA BASÍLICA DE GUADALUPE, EN LA COLONIA MARTÍN CARRERA.
MÁSCARAS ELABORADAS POR JOSÉ JUAN BARRÓN
MORALES
| GUSTAVO A. MADERO |
75
Las máscara constituye la esencia del carnavalero, el elemento que permite cubrir y disipar las diferencias entre participantes.
Sin importar la profesión, el oficio, la fama o la fortuna, una vez puesta la careta todos pueden cambiar de identidad.
FOTO DE ARCHIVO HISTÓRICO QUE REPRESENTA LO QUE SE HA VUELTO UNA COSTUMBRE DE
DECORAR CON MURALES LAS PAREDES DE LAS CALLES DONDE SE REALIZA EL CARNAVAL
7776 LOS PRENDEDORES SON UNA CARACTERÍSTICA SINGULAR DE LOS TRAJES EN LOS CARNAVALES DE
GUSTAVO A. MADERO.
LAS MUJERES SON PARTE FUNDAMENTAL DE LOS CARNAVALES, COMO PERSONAJES Y COMO ORGANIZADORAS.
| GUSTAVO A. MADERO |
7978
En GAM tenemos una gran rivalidad y competencia en los carnavales, pero eso nos hace sacar el mejor cada año. Al final del día,
todos somos una gran familia, y lo que queremos es continuar la tradición.
													Ángel Gutiérrez
80
CARNAVALES DE GUSTAVO A. MADERO
Carnaval Marơn
Carrera
Organización Familia
Sánchez.
9, 10, 11 y 12 de
febrero
9, 10, 11 y 12 de
febrero
9, 10, 11 y 12 de
febrero
9, 10, 11 y 12 de
febrero
9, 10, 11 y 12 de
febrero
Sábado antes del MC
Carnaval de la Villa Organización Los Pachis,
Familia Cárdenas
Carnaval del barrio de
la Marơn Carrera
Organización Los Padrotes,
Familia Acuña
Carnaval infanƟl de la
Villa
Organización 12 de
Joaquín Herrera, por el
Lobo, Pepe Panteonero
y El Tigre
16 y 17 de febrero
16 y 17 de febrero
Carnaval de Santa
Isabel Tola
Organización El Chano 16, 17, 18 y 19 de
febrero
Sábado después del
MC
Carnaval InfanƟl de
Santa Isabel Tola
Organización El
Maestrín
Sábado y domingo
después de MC
Sábado y domingo
después del MC
Carnaval de San Pedro
Zacatenco
Organización
Raymundo, Familia
Herrera Serna
Carnaval Pueblo de
San Juan de Aragón
Organización Luis
Morales Pineda y
Miguel Ángel González
Gudiño
Cuatro días antes del
MC
Cuatro días antes del
MC
Cuatro días antes del
MC
Cuatro días antes del
MC
Carnaval de Marơn
Carrera
Organización Los
Chales, Familia Zaldívar
23, 24, 25 y 26 de
febrero
Quince días después
del MC
Carnavales de México,
Tradición y Cultura:
Carnaval de primavera
El Famosísimo Faria y la
Organización Anaya y
47 de Rayón
16, 17, 18 y 19 de
marzo
Sábado, domingo,
lunes y martes antes
o después del 21 de
marzo, depende el
año
MC: Miércoles de Ceniza
Nota: Este año el carnaval de la Familia Sánchez se realizó a desƟempo por instrucciones de las autoridades de la
delegación, durante los días 2, 3, 4 y 5 de febrero.
Fuente: Ángel GuƟérrez / Carnavalero
CARNAVAL COMPARSA TEMPORAL (2013) ATEMPORAL
81
CUAJIMALPA
| CUAJIMALPA |
8382
Los preparativos del carnaval comienzan el 2 de febre-
ro con el festejo de la Virgen de la Candelaria. Resuena
en el recuerdo la peregrinación guadalupana que desde
hace 80 años parte de la diócesis de Toluca, atravesando
Cuajimalpa hasta culminar en el Tepeyac. Así, los mora-
dores de Cuajimalpa esperan ansiosos el amanecer del
sábado previo al Miércoles de Ceniza, para cargar –en-
tre todos y acompañados de música– “la portada” hecha
a base de flores y granos que enmarcará la iglesia de
San Pedro Apóstol.
	 Llegada la tarde, las cuadrillas de danzantes se
dirigen al panteón central para retirar la cruz mayor y
trasladarla con algarabía a la casa donde será velada. En
todos los sitios por donde las cuadrillas circulan, la co-
mida, la bebida, la música y la palabra son “dones” que
se comparten con gusto. “No importa que el amanecer
se encuentre próximo, el éxtasis parece no tener fin. Son
días de carnaval”, nos cuenta Víctor Carrillo, promotor
social.
	 Los bailes que acompañan esta festividad inclu-
yen las ya conocidas danzas de chinelos, apaches, hue-
CUAJIMALPA
CARNAVALES DE SAN PEDRO
huenches, concheros y arrieros. Esta representación
hunde sus raíces en los circuitos comerciales que du-
rante décadas unieron a Cuajimalpa con otras regiones
como Tierra Caliente, Costa Chica y Costa Grande (Oa-
xaca y Guerrero). Según los testimonios recogidos, la
Danza de Arrieros y la de huehuenches son las danzas
más antiguas practicadas en la delegación, siendo las de
chinelos una tradición relativamente reciente, pero que
va en aumento.
	 Don Vicente Sánchez Delgadillo, de 74 años de
edad y con 50 años participando en la danza, nos cuenta
que fue durante la segunda mitad del siglo XIX que die-
ron inicio las primeras danzas en Capulhuac y Ocoyoa-
cac, Estado de México. Los protagonistas de este baile
reviven la vida de las haciendas representando perso-
najes como “el patrón”, “el cargador mayor”, “el surti-
dor de cargas”, “los atajadores”, “los corredores”, “los
arrieros “y “el animal de carga”.
	 Las danzas de arrieros son acompañadas por
distintas músicas, como los mariachis, llamados “alco-
holeros”, rezos, alientos y, la mayor de las veces, por
PORTADA: MÁSCARA DE CHINELO.
TRAJE DE LA DANZA DE ARRIEROS.
| CUAJIMALPA |
8584
DANZA DE ARRIEROS Y SU SINCRETISMO CON LOS RITUALES INDÍGENAS.
Al conversar con los distintos personajes que participan de la fiesta, emerge una memoria generacional que nos recuerda que el
oficio de arriero formaba parte de la cotidianidad de estos pueblos en los tiempos pasados. De allí que los carnavaleros recreen las
distintas etapas que conformaban la “ruta larga”, que alcanzaba el puerto de Acapulco y, ocasionalmente, “la ruta corta” a Chalma
u otros pueblos del estado de Morelos.
| CUAJIMALPA |
8786
un conjunto de cuerdas, es decir, violín, guitarra y bajo.
Si bien las costumbres carnavaleras de los pueblos tie-
nen sus diferencias, como anota don Vicente: “La danza
de arrieros es la más popular, la que atrae a más gente,
y qué mejor para mí, me siento muy contento porque
están participando jóvenes y podemos enseñarles nues-
tras costumbres”.
	 Al llegar el domingo, las calles se ven inundadas
por cuadrillas de arrieros, que marcan el tiempo de la
vida al ritmo de sones como “Entrada de corral”, “Des-
cargar a la consentida”, “Dejar al atajador”, “Desapa-
rejar”, “Ir a dar agua”, “Limpia de atajo”, “Registro de
cocina”, “Desayuno y comida” y “Limpia de hato”.
	 Al conversar con los distintos personajes que
participan de la fiesta, emerge una memoria generacio-
nal que nos recuerda que el oficio de arriero formaba
parte de la cotidianidad de estos pueblos en los tiempos
pasados. De allí que los carnavaleros recreen las distin-
tas etapas que conformaban la “ruta larga”, que alcan-
zaba al puerto de Acapulco y, ocasionalmente, la “ruta
corta” a Chalma u otros pueblos del actual estado de
Morelos.
	 El domingo temprano los chinelos alistan sus
trajes blancos con vivos azules, negros o multicolores,
que rematan con el prominente mentón de una máscara.
Aunque en el pueblo constituye una tradición reciente,
los danzantes de Cuajimalpa se asumen herederos de
las tradiciones de chinelos que existen en el estado de
Morelos desde el siglo XIX.
PERSONAJES DE LA DANZA DE ARRIEROS, REPRESENTANDO LA VIDA DE LAS HACIENDAS: “EL PATRÓN”, “
EL CARGADOR MAYOR”, “EL SURTIDOR DE CARGAS”, “LOS ATAJADORES”, “LOS CORREDORES”, “LOS ARRIEROS”.
DON VICENTE SÁNCHEZ DELGADILLO, MAESTRO
DE LA DANZA DE ARRIEROS.
| CUAJIMALPA |
8988
| CUAJIMALPA |
9190
| CUAJIMALPA |
9392
	 Una carta recibida en 1872 del entonces presi-
dente municipal de Tlayacapan, Antonio Ortíz y Arvizu,
nos da pista sobre la antigüedad de la danza, al ubicar
a este poblado como la posible cuna. Si bien existen di-
ferencias en los trajes debido a su procedencia, hoy en
día los pasos son los mismos para todas las comparsas.
En Cuajimalpa ocurre algo más, pues algunas compar-
sas exageran los pasos para hacer el “brinco del chine-
lo” y hacer aún más vistoso y disparatado el baile.
	 Es posible que la palabra “chinelo” provenga
del náhuatl tzineloa que quiere decir “meneo de cade-
ra”. Sin embargo, para Benjamín de Jesús Rodríguez,
miembro de la comparsa de chinelos de San Pedro
Cuajimalpa, dicho término es en sí misma una burla a
los poderosos y religiosos que no permitían a los po-
bres participar en las festividades. Entre los pioneros
de las comparsas de esta delegación se encuentran los
señores Cecilio Ortíz Montesinos y el señor Tobías Ló-
pez García, quienes con profundo entusiasmo continúan
dando vida al carnaval.
	 La animosa participación de habitantes de los
pueblos de San Pablo Chimalpa, La Candelaria, Zatla-
patl, Contadero, San Lorenzo Acopilco, San Mateo Tlal-
tenango, Santa Cruz Atizapán y, por supuesto, de San
Pedro Cuajimalpa permite augurar un largo futuro a
esta celebración, cuenta Tomas Martínez, “patrón” en la
danza de arrieros.
	 A la distancia, “el tronar de los cuetes” recuerda
que un año más es uno menos. Y que otro sábado de
carnaval ha llegado.
CUADRILLA DE CHINELOS
| CUAJIMALPA |
9594
Los chinelos de San Pedro Cuajimalpa exageran sus pasos para hacer el brinco más vistoso y disparatado.
| CUAJIMALPA |
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ESPUELA DE BOTA, DANZA DE ARRIEROS.
TOMAS MARTÍNEZ, PERSONAJE DE PATRÓN EN LA DANZA DE ARRIEROS.
98
99
XOCHIMILCO
| XOCHIMILCO |
101100
Ante nuestros ojos, la Ciudad de México emerge como
un perpetuo desfiladero de asfalto, con avenidas, ejes
viales y segundos pisos que pretenden borrar el recuer-
do de aquél valle de México
que alguna vez estuvo he-
cho de agua. Sin embargo,
la antigua vocación acuá-
tica de este asentamiento
por fortuna aún subsiste en
Xochimilco, declarado Pa-
trimonio Cultural de la Hu-
manidad por la UNESCO en
1987. En ese lugar donde se
alternan caminos de agua y
tierra se despliega una car-
tografía fiestera que no deja
pasar un día sin que el tro-
nido de cohetes y la música
anuncien a propios y extra-
ños que se está “de mante-
les largos”.
	
	
	 Distribuida en catorce pueblos y diecisiete ba-
rrios, la delegación de Xochimilco hace gala de su voca-
ción festiva, sostenida en una arraigada identidad y or-
ganización comunitaria. Más o menos cercanas al culto
religioso, Xochimilco ejemplifica la renovación de tradi-
XOCHIMILCO
CARNAVAL DE
ciones que encuentran siempre la forma de imprimir el
sello de lo nuevo y contemporáneo a la herencia de los
abuelos.
		 En la memoria po-
pular, las fiestas constituyen
un recorrido por el tiempo
y la historia. La celebración
de La Flor más Bella del Eji-
do remite para muchos a
una fiesta iniciada en la épo-
ca prehispánica, realizada
en honor a la diosa Xochi-
quetzalli. Por otro lado, la
distintiva fiesta del Niñopa
–que en el candelario litúr-
gico católico está destina-
do a la Virgen de la Can-
delaria– se relaciona con
la época colonial. Mientras
que las conmemoraciones a
personajes fundantes de la
vida cívica y artística, como
el poeta Fernando Celada o Quirino Mendoza y Cortés
–a quien se atribuye la composición del “Cielito lindo”–
complementan el calendario festivo. No debe olvidarse
que el célebre encuentro de los generales Emiliano Za-
pata y Pancho Villa también ocurrió en este lugar.
PORTADA: MÁSCARA DE CHINELO
XOCHIMILCO MANUFACTURA SUS TRAJES Y MASCARAS DE CHINELOS, TENIENDO COMO PARTE DE SU
IDENTIDAD ELEMENTOS PREHISPÁNICOS…
| XOCHIMILCO |
103102
En ese lugar donde se alternan caminos de agua y tierra se despliega una cartografía fiestera que no deja pasar un día sin que el
tronido de cohetes y la música anuncien a propios y extraños que se está “de manteles largos”.
| XOCHIMILCO |
105104
La estructura comunitaria –fundada en torno a las mayordomías y la organización barrial– garantiza y refuerza la vida social y
cultural de Xochimilco
| XOCHIMILCO |
107106
	 Otra festividad que no puede dejar de men-
cionarse es la fiesta patronal del barrio de Xaltocan o
El Xaltocan –palabra náhuatl que significa: “donde se
siembra en arena”– celebrada dos domingos previos al
Miércoles de Ceniza, dedica a la Virgen de los Dolo-
res. En esta fiesta tradicional que antecede y se conecta
naturalmente con el carnaval, al son de las bandas de
viento, de pasito duranguense, grupero y de chirimías
con teponaztles se mezcla el emotivo paseo que acom-
paña la procesión de la Inmaculada. Así, pueden verse
chinelos, huehuenches, animales humanizados, santia-
guitos y personas de todas las edades y géneros, que
con máscaras y estrafalarios atuendos, o sin ellos, riegan
por las calles su energía vital para honrar un nuevo ciclo
de vida.
	 Don Sebastián Flores Farfán, cronista de la de-
legación Xochimilco, comenta: “Los carnavales de Xo-
chimilco son fiestas recientes, esta celebración tiene
un arraigo de apenas cuarenta años en la zona. Solía
ser una festividad pequeña hasta que, a inicios de los
ochentas, el ingeniero Mariano Velasco incitado por su
célebre sobrino, Raúl Velasco, conductor del programa
Siempre en Domingo, avivaron el carnaval”.
	 Según el testimonio, el jefe delegacional de
aquellos años, entusiasmado con la propuesta se dio a
la tarea de implementar acciones que fortalecieran al
carnaval local, exhortó a las autoridades de las escuelas
de educación básica a participar activamente en la cele-
bración. Se instó a los vecinos a participar en la transfor-
mación de los vehículos empleados en las actividades
cotidianas, desde aquellos que se usaban para el traba-
jo familiar hasta los camiones recolectores de basura,
en vistosos y alegres carros alegóricos que dieran real-
ce al desfile carnavalero.
Distribuida en catorce pueblos y diecisiete barrios, la delegación de Xochimilco hace gala de su vocación festiva, sostenida en una
arraigada identidad y organización comunitaria.
109108
| XOCHIMILCO |
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Don Sebastián Flores Farfán, cronista de la delegación Xochimilco, comenta: “Los carnavales de Xochimilco son fiestas recientes,
esta celebración tiene un arraigo de apenas cuarenta años en la zona. Solía ser una festividad pequeña hasta que a inicios de los
ochentas, el ingeniero Mariano Velasco incitado por su célebre sobrino, Raúl Velasco, conductor del programa Siempre en Domingo
avivaron el carnaval”.
| XOCHIMILCO |
113112
	 Dicha iniciativa fue tan exitosa que locatarios de
los mercados y embarcaderos de la zona se unieron
para hacer la fiesta en grande y fortalecer la tradición.
El carnaval fue creciendo exponencialmente al punto de
atraer a público y comparsas de diversos puntos de la
República Mexicana –incluyendo aquellas que una vez
terminado el carnaval venían desde el entrañable Puer-
to de Veracruz– para incentivar la desbordante alegría
que encontraba en la explanada delegacional su epicen-
tro.
	 Con el transcurrir de los años, el carnaval en Xo-
chimilco perdió fuerza, hasta el punto que llegó a des-
aparecer por algunos años. Sin embargo, en 2008, la
inquietud ciudadana recuperó los adormecidos bríos y
restableció la fiesta. Las escuelas de todos los niveles
y casas de cultura locales fueron convocadas a formar
sus propias cuadrillas. También invitaron a participar a
comparsas de otros lugares, como los charros de Santa
María Aztahuacán, los chinelos de Morelos, los huehuen-
ches xochimilcas, entre otros. Con este nuevo impulso,
los danzantes entre máscaras, tarolas, trompetas, trom-
bones, tamboras y pistas musicales previamente graba-
das, volvieron a inundar las multicolores calles y aveni-
das de Xochimilco.
	 Cada año se suman nuevas comparsas que de
a poco han ido incorporando a su tradicional montaje
a personajes de la política y el mundo del espectáculo.
Pero a diferencia de otras delegaciones, donde el carna-
val es fiesta principal, en Xochimilco comparte el prota-
gonismo con un extenso número de festividades que a lo
largo del año provocan que las comparsas de los distin-
tos rumbos se esfuercen por ser reconocidas como las
mejores.
	 La estructura comunitaria –fundada en torno a las
mayordomías y la organización barrial– garantiza y re-
fuerza la vida social y cultural de este territorio. Cada
vez que un mayordomo toma la responsabilidad de cui-
dar al Niñopa, lo acompaña una nueva comparsa, has-
ta que, al siguiente 2 de febrero, deba entregar al Niño
Dios a la comparsa que hará la sustitución.
	 Don Sebastián Flores Farfán, cronista, comenta:
“Si bien algunas danzas casi han desaparecido, como la
danza de “Los Santiaguitos” –que es una representación
de la batalla de moros y cristianos, donde los personajes
llevan capas rojas– el entusiasmo de los lugareños es tan
grande que cada año surge al menos una nueva com-
parsa. Hay reconocidas alrededor de veinticinco com-
parsas en la zona, que renuevan constantemente nuestra
tradición y el sentir xochimilca”.
	 A caballo entre la modernidad y la tradición, Xo-
chimilco es una muestra inmejorable de cómo los pue-
blos pueden mirar al futuro sin olvidar su historia. Y para
muestra un botón, entre chinampas y asfalto el gusto
prehispánico por la comida continua vigente, por lo que
el convite ofrecido a los asistentes al festejo comunitario
es fundamental. Cada año los pescadores van recorrien-
do las orillas del lago de Xochimilco confiados en reco-
lectar las presas necesarias para el banquete que tendrá
lugar al día siguiente. La organización de la comilona es
compleja. Las familias locales cocinan mole con pollo y
arroz para los pescadores, que entre sus redes traerán:
peces, acociles, charales, michpetos, ajolotes o almejas
con los que se prepararán los “tlapiques” (tamalitos asa-
dos, hechos en hoja de maíz a base de pescado, tomate
verde, cebolla, venas de chile y epazote). También se
prepara el “michmole” (tomate verde o rojo molido con
chile y sazonado con cebolla y epazote, servido sobre
pescados, ajolotes, ranas, almejas o menudencias de
pollo) que acompañado con agua de chía será compar-
tido como los dones más preciados de la vida. Así pues,
esta mezcla de sabores, olores, ropajes, máscaras, tam-
bores y música de viento anuncia en forma inequívoca el
comienzo de un carnaval más.
Con el transcurrir de los años, el carnaval en Xochimilco perdió fuerza, hasta el punto que llegó a desaparecer por algunos años. Sin
embargo, en 2008, la inquietud ciudadana recuperó los adormecidos bríos y restableció la fiesta.
115114
| XOCHIMILCO |
117116
A caballo entre la modernidad y la tradición, Xochimilco es una muestra inmejorable de cómo los pueblos pueden mirar al futuro
sin olvidar su historia.
118
Así pues, esta mezcla de sabores, olores, ropajes, máscaras, tambores y música de viento anuncia en forma inequívoca el comienzo de
un carnaval más.
119
AZCAPOTZALCO
| AZCAPOTZALCO |
121120
En pleno siglo XXI el carnaval en Azcapotzalco persiste
como una forma de enraizar la identidad local, median-
te la rememoración de añejas prácticas culturales que
poca a poco han ido incorporando en el sentir y en la
cotidianidad de las nuevas generaciones.
	 De acuerdo con el arqueólogo José Antonio
Urdapilleta Pérez, cronista de la delegación, esta zona
otomí se regía por el calendario solar prehispánico para
realizar sus rituales agrarios. Por lo que sus actuales ha-
bitantes han intentado mantener la misma calendariza-
ción en sus festividades
	 A cuatro años de organizar el carnaval, las for-
mas y texturas de esta joven festividad continúan defi-
niéndose. Esta inquietud carnavalesca fue introducida
por los profesores de la Casa de Cultura Morelos.
	 El cambio de mayordomía de la Virgen de los
Remedios se convirtió naturalmente en la fecha emble-
mática del carnaval, ya que se efectúa –desde hace más
de 150 años– el domingo previo al Miércoles de Ceni-
za. Así, en 2010, en el primer año de carnaval en Santia-
go Ahuizotla, no hubo temática. Sobre ello nos comentó
Miguel Ángel García, profesor de la Casa de Cultura:
“Salimos a las calles con máscaras de mariposas, aves o
cualquier otro animal que nosotros mismos hicimos con
materiales reciclados. Fuimos más de cincuenta y lo im-
portante fue expresar la alegría de nuestro pueblo y dar
inicio a una tradición”.
AZCAPOTZALCO
CARNAVAL DE SANTIAGO AHUIZOTLA
	 Este 2013 incluso llegaron comparsas de la dele-
gación Gustavo A. Madero por lo que huehuenches, chi-
nelos y bandas de viento coincidieron en Azcapotzalco
llevar a cabo la fiesta. Este año marchó un ahuizote (del
náhuatl, “perro de agua”) –figura que en adelante será
representativa de Santiago Ahuizotla– acompañando a
las comparsas.
PORTADA: TORITO DE PÓLVORA.
TALLER DE DANZA REGIONAL DE LA CASA DE CULTURA MORELOS.
PERSONAJE LA VOZ DEL TIEMPO QUE CUENTA EL PASADO, PRESENTE Y FUTURO DEL CARNAVAL.
| AZCAPOTZALCO |
123122 DANZA CHÚL DE LA HUASTECA VERACRUZANA
| AZCAPOTZALCO |
125124
| AZCAPOTZALCO |
127126
| AZCAPOTZALCO |
129128
PREPARATIVOS DE SANTIAGO EL MAYOR.
| AZCAPOTZALCO |
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TRADICIONAL “PALO ENCEBADO”.
El palo encebado es una herencia que ha sobrevivido desde tiempos prehispánicos. Uno de sus antecedentes clarificadores es la
fiesta tepaneca de Azcapotzalco que se hacía en honor a Otontecutli. Ésta consistía en colocar, en la copa de un árbol de ocote, las
insignias de un guerrero y una figura hecha de semilla de amaranto y miel, para que los participantes lucharan por alcanzarlas. El
ganador obtenía las insignias y los desafortunados recibían un trozo de la figurilla dulce.
									
									José Antonio Urdapilleta, cronista de Azcapotzalco
| AZCAPOTZALCO |
133132
DANZA DEL MAÍZ CENTÉOTL.
En el esfuerzo de buscar identidad, el 29 de julio de 2013 se
repitió el carnaval. En la fiesta no faltaron las danzas dedica-
das a Diosa del maíz y al señor Santiago y tampoco personajes
como el “tlachiquero”, encargado de extraer el aguamiel de la
planta de maguey.
| AZCAPOTZALCO |
135134
	 Jorge Pineda Cervantes –fotógrafo y cineasta in-
dependiente y actual director y asesor pedagógico de
la Casa de la Cultura y decisivo impulsor de la fiesta–
nos comenta “El carnaval, al ser nuevo, debe involucrar
poco a poco a la gente en el saber de su historia para
que participe. El objetivo es personalizar el carnaval se-
gún los gustos del pueblo y trabajar para que tenga su
propia música original”.
	 En el esfuerzo de buscar identidad, el 29 de julio
de 2013 se repitió el carnaval. En la fiesta no faltaron las
danzas dedicadas a diosa del Maíz y al Señor Santiago y
tampoco personajes como el “tlachiquero”, encargado
de extraer el aguamiel de la planta de maguey. Sobre el
tema de las bebidas tradicionales, nos comenta el cro-
nista que, hacia 1974, había más pulquerías que escue-
las; actualmente solo existe una en toda la delegación de
Azcapotzalco.
	 La música que da vida a la celebración está a
cargo de Ricardo Manuel Alonso Pilón, músico compro-
metido con el rescate y difusión de la lengua náhuatl y
la música prehispánica y quien, en la actualidad, desa-
rrolla un proyecto para recopilar ritmos propios de la
comunidad.
	 Los estudiosos de la cultura suelen considerar
las tradiciones de los pueblos y barrios como materia
prima para desarrollar sus principales temas de inves-
tigación. El carnaval que recién inicia en Azcapotzalco,
implica al científico social un nuevo reto: atestiguar el
nacimiento de una nueva tradición carnavalera que bus-
ca en el pasado el sostén del futuro. Y serán los habitan-
tes de esta delegación quienes le den a este carnaval
historias para contar y recordar.
REPRESENTACIÓN DE SANTIAGO EL MAYOR DIOSA DEL MAÍZ CHICOMECÓATL. CUETERO
| AZCAPOTZALCO |
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DIABLITA INTENTANDO “ECHAR A PERDER”
LA COSECHA DEL MAÍZ.
SANTIAGO EL MAYOR, ESCULTURA REALIZADA
POR LA CASA DE CULTURA EN PAPEL MACHÉ.
MÁSCARA DEL DIOS DEL MAÍZ CENTÉOTL.
| AZCAPOTZALCO |
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TLÁHUAC
| TLÁHUAC |
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Se sabe por algunas fotografías que el primer carnaval
después de la Revolución, desfiló en 1920 en San Fran-
cisco Tlaltenco. Los pioneros de esta festividad fueron
Agapito Mancilla, Dionisio Chávez y Gregorio Ruiz,
quienes no se imaginaban que la fiesta se extendería por
más de cinco generaciones.
	 Sin embargo, la tradición oral plantea que el car-
naval pudo haber existido antes de la Revolución Mexi-
cana y que con dicha revuelta se dispersó, pues muchos
tlahuaquenses emigraron para refugiarse en otros pue-
blos, por ejemplo, en Tlaxcala. Durante su refugio, estas
personas aprendieron nuevos estilos de música y baile
que llevaron consigo de vuelta a Tláhuac. Cuando el mo-
vimiento armado terminó reintegraron el carnaval, pero
ahora enriquecido con más formas musicales y dancísti-
cas, que le dieron una nueva identidad. En algunos luga-
res como San Pedro Tláhuac, se asegura incluso que el
carnaval perduró durante la Revolución, ya que se inte-
graron algunas canciones revolucionarias al repertorio
de la fiesta carnavalesca, aunque de igual forma las mi-
graciones terminaron por nutrir los desfiles.
	 Una situación que ayudó al resurgimiento del
carnaval fue la unión de los ciudadanos. Las familias que
TLÁHUAC
LOS CARNAVALES DE
habían emigrado a causa de los enfrentamientos béli-
cos, encontraron estragos en los paisajes en los que al-
guna vez se pasearon Maximiliano de Habsburgo y su
esposa Carlota, lo cual despertó un profundo y ejemplar
sentimiento de solidaridad y fraternidad entre los pobla-
dores. Nos platica Jaime Leyte Mancilla que “ante el es-
cenario que dejó la Revolución, los vecinos decidieron
unirse formando sociedades como la de Tlaltenco, que
sirvió como plataforma para crear la Sociedad Mutua-
lista y Recreativa Benito Juárez, a través de la cual los
vecinos rehabilitaron casas y campos”.
	 Lo cierto es que cuando la región comenzó a re-
ponerse social y económicamente, el carnaval se fortale-
ció como una herencia cultural que además contribuyó a
la unión social: “Para finales de la década de los veinte,
la estabilidad había sido recuperada y en la misma de-
marcación en la que Zapata montó uno de sus cuarteles
de guerra, los vecinos se enfocaban ahora un poco más
a la fiesta del carnaval, puesto que les concedía espar-
cimiento y diversión fortaleciendo sus lazos comunita-
rios”, nos dice Alfredo Rioja Castañeda, heredero de la
tradición carnavalera reiniciada por sus abuelos.
CHARRO DE LA SOCIEDAD BENITO JUÁREZ. CARNAVAL DE SAN FRANCISCO TLALTENCO
CARNAVAL DE SAN PEDRO TLÁHUAC
Los carnavales en Tláhuac han contribuido a la vasta historia de esta delegación, han aportado a su reestructuración social y han
permeado la identidad de sus habitantes. Lo que es realmente sorprendente es la fuerza de su presente, en una ciudad impersonal
y hasta lejana, que sean miles las familias que intervienen en esta tradición, miles los que dejan el corazón en el baile y la música,
miles los que con su alegría garantizan el futuro de esta festividad que seguro será prominente.
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COMPARSA DE CAPORALES DEL CARNAVAL DE SAN PEDRO TLÁHUAC
| TLÁHUAC |
147146 CARNAVAL DE ZAPOTITLÁNCARNAVAL DE SAN PEDRO TLÁHUAC
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CARNAVAL DE ZAPOTITLÁN.
CARNAVAL DE SANTA CATARINA YECAHUÍZOTL.
En ese entonces en algunos carnavales de Tláhuac caminaban
grupos de gente disfrazados de caníbales, cargando cazue-
las enormes. Estos grupos de pronto se detenían y colocaban
el trasto encima de un puñado de zacate húmedo al que le
prendían fuego con el objetivo de que por no estar seco solo
esparciera humo figurando una fogata, hecho esto, metían
un caníbal dentro de la cazuela y otros caníbales danzaban
alrededor
Esperanza Mancilla Castañeda, cronista de Tláhuac
| TLÁHUAC |
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	 Menciona la profesora Esperanza Mancilla Cas-
tañeda, cronista de Tláhuac que por esta misma época el
carnaval era diverso: “Al principio, en algunos pueblos,
la gente se disfrazaba con ropa vieja o con algún mote
extraordinario, por ejemplo, pieles de animales que ha-
bitaban en el cerro como tejones, coyotes, armadillos
o cualquier otra cosita que sirviera para un disfraz que
fuera visto con alegría en el carnaval”.
	 Hacia los años treinta se veían en los carnavales
de Tláhuac, personajes como “la pareja de novios”, “los
ositos”, “el diablo” y, por supuesto, los tradicionales cha-
rros, caporales y damas. Además se encontraban otros
personajes muy curiosos como los hombres vestidos
de mujer, que a manera de parodia, cargaban un bebé
en el rebozo mientras caminaban con enaguas y huipi-
les. “En ese entonces en algunos carnavales de Tláhuac
caminaban grupos de gente disfrazados de caníbales
cargando cazuelas enormes. Estos grupos de pronto se
detenían y colocaban el trasto encima de un puñado de
zacate húmedo al que le prendían fuego con el objetivo
de que por no estar seco solo esparciera humo figuran-
do una fogata, hecho esto, metían un caníbal dentro de la
cazuela y otros caníbales danzaban alrededor”, cuenta
la profesora Esperanza.
	 Hacia la mitad del siglo XX el carnaval había evo-
lucionado, las comparsas en diferentes pueblos habían
cobrado tanta fuerza que ya se disputaban el reconoci-
miento por el charro más original, el traje de dama más
llamativo, el carro alegórico más vistoso, la reina más
ataviada, y el mejor grupo de música.
	 Es natural que las manifestaciones culturales
cambien con el tiempo, por eso en Tláhuac el carnaval
ha visto transformaciones en su música y en sus vesti-
mentas pero también en su sistema organizativo. Un
ejemplo de estos cambios es la forma de participar de
las mujeres, nos explica Beatriz Mancilla, profesora de
educación primaria y una de las primeras mujeres en
participar en el recorrido del carnaval: “La participación
| TLÁHUAC |
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femenina en el principio era limitada, las mujeres sólo
acompañaban a los hombres que eran los que le daban
vida al carnaval. Las primeras en bailar cuadrillas lo hi-
cieron hasta el año 1940 y acompañar a los hombres en
el recorrido se logró en el año 1955, al menos así fue en
Tlaltenco”.
	 Actualmente el carnaval sigue siendo motivo y
causa de cohesión entre la población, Eloy Palma, ve-
cino de esta demarcación, señala que: “El carnaval ha
tomado distintos caminos en Tláhuac, pero siempre es
una festividad que genera en esta delegación participa-
ción ciudadana, como una de sus principales caracterís-
ticas”.
	 Marcos Zaldívar Espejel hace una radiografía
de los carnavales en esta demarcación al señalar que:
“En el caso de Santa Catarina Yecahuízotl los charros y
caporales van apegados al tema del trabajo y la fiesta.
San Pedro Tláhuac tiene un misticismo único y además
son los únicos que tiene al Judas. Por otro lado, Tlalten-
co tiene al carnaval en un tenor de distracción y alegría
pero también de tradición, pues aquí siempre han baila-
do los charros y las damas sin cambiar su atuendo por
el orgullo de conservar sus costumbres y qué decir de
Zapotitlán con la belleza de sus carros alegóricos ador-
nados con flores naturales y sus comparsas orgullosas y
apasionadas que bailan hasta el último aliento”.
	 Es evidente que los carnavales en Tláhuac han
contribuido a la vasta historia de esta delegación, que
han aportado a su reestructuración social y que han per-
meado la identidad de sus habitantes. Lo que es real-
mente sorprendente es la fuerza de su presente, que
en una ciudad impersonal y hasta lejana, sean miles las
familias que intervienen en esta tradición, miles los que
dejan el corazón en el baile y la música, miles los que
con su alegría garantizan el futuro de esta festividad que
seguro será prominente.
CARNAVAL DE SANTA CATARINA YECAHUÍZOTL.
| TLÁHUAC |
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	 Si una revuelta armada no logró acallar la alegría
del carnaval, mucho menos la indiferencia de los ajenos
o la frialdad de las autoridades locales lograrán borrar
las sonrisas de la dama, o el bullicio de la trompeta, no
detendrán el fuete del caporal ni trastabillará el charro
cuando baile, todo lo contrario, cada vez la dama sonrei-
rá más alegre y el charro bailará mas fuerte, porque hoy
la llama de los carnavales de Tláhuac está encendida.
Es una hoguera, casi un incendio en el corazón de los
Tlahuaquenses. Hoy los carnavales ¡están más vivos que
nunca!
Carnaval de San Francisco Tlaltenco
	 Amanece en Tlaltenco, los parques rodeados de
pirules y el paisaje pintoresco aguardan el momento del
baile y el alboroto, el “día de los feos” está por comen-
zar. En el segundo domingo de cuaresma, es decir dos
domingos después del Miércoles de Ceniza, cuando el
sol comienza a alcanzar el cenit las comparsas toman las
calles y, al ritmo de la banda de viento, niños, jóvenes,
hombres y mujeres bailan y brincan con sus atavíos ins-
pirados en personajes del cine, políticos u otro icono del
imaginario popular. Personajes de la película Avatar, ex
presidentes, músicos, guerreros águila, tlatoanis o acto-
res de telenovela se mezclan entre los personajes tra-
dicionales del carnaval de “los feos” como “la muerte”,
“el diablo” y “el gorila”.
	 En punto del medio día del tercer domingo de
cuaresma se reúnen los participantes del carnaval para
dar inicio al Baile de charros y damas. Cada comparsa
tiene su propia ruta y por ella desfilan los carros alegó-
ricos que trasladan a las reinas hasta la plazuela donde
se bailan cuadrillas y se hace la coronación y baile que
cerrará la celebración.
	 Los charros y las damas del carnaval de Tlalten-
co bailan las corridas acompañados de una banda de
viento que interpreta canciones como “Las Lolas”, “Los
Pecados de Lola”, “Los de Levita”, “Los Lanceros”, entre
otros. Las mujeres ataviadas con vestidos de coctel y los
hombres con el tradicional traje de charro: guantes, bo-
tas blancas o color hueso, sombrero bordado, máscara
de cera, fuete y, por supuesto, una pistola amarrada al
cinturón. Sobre las pistolas comenta Edgar Hernández:
“Aunque ya sólo es una réplica que ya no dispara en el
recorrido”.
	 El carnaval de Tlaltenco surgió en 1920, impul-
sado por la Sociedad Benito Juárez, pero hacia 1947 na-
ció una comparsa que también contribuyó al desarrollo
de la tradición carnavalesca el Club Juvenil. “En 1947,
dicha comparsa se presentó con su reina en el carro
alegórico acompañado de “Que rico mambo” de Pé-
rez Prado”, nos cuenta la señora María Rosa de la Rosa,
quien conserva el legado carnavalesco de los fundado-
res del Club Juvenil. Los grupos siguieron surgiendo:
Los Chupamaros, Los Guadalupanos, Las Guadalupa-
nas, Zacatenco, Barrio Fuerte, La Selene, grupos infan-
tiles y más que durante mucho tiempo crearon ingenio-
sas comparsas que hasta hoy surcan las calles de sus
pueblos. “No me imagino el carnaval sin otras compar-
sas, le dan vida y alegría y nos genera mucha emoción
el poder competir y compartir en el carnaval, nuestra
herencia cultural”, agrega el señor Camilo Reyes Man-
cilla, quien es también descendiente de los iniciadores
del carnaval y enérgico promotor cultural de Tláhuac.
	 Cada año la alegría del pueblo finaliza con la
convivencia anhelada por locales y visitantes. Música,
baile, gastronomía, sonrisas y recuerdos cierran cada
año el carnaval.
Carnaval de Santiago Zapotitlán
	 En Santiago Zapotitlán el carnaval tiene sus orí-
genes en la danza de azcachichintles, un baile que por
el pasar del tiempo y los cambios sociales ya ha desa-
parecido. Se tiene conocimiento de que el carnaval co-
menzó en esta zona en los últimos años de la década de
LA “DAMA” Y EL “CHARRO” DE LA SOCIEDAD BENITO JUÁREZ. CARNAVAL DE SAN FRANCISCO TLALTENCO
Hacia la mitad del siglo XX el carnaval había evolucionado, las comparsas en diferentes pueblos habían cobrado tanta fuerza que ya
se disputaban el reconocimiento por el charro más original, el traje de dama más llamativo, el carro alegórico más vistoso, la reina
más ataviada, y el mejor grupo de música.
| TLÁHUAC |
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| TLÁHUAC |
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los veinte y los primeros de los treinta, donde se veía
bailotear a los primeros huehues con sus máscaras de
cera, que representaban un rostro europeo y que más
tarde cambiarían para ser de cartón con alusión a ani-
males como chivos, toros o perros y personajes como el
diablo y las brujas.
	 Al igual que en Tlaltenco la participación de la
mujer aquí era limitada, la lucha de las mujeres por par-
ticipar en el carnaval comenzó en la década de los cua-
renta originando un movimiento en la delegación a favor
de la participación femenina. Es curioso mencionar que
se conquistó este objetivo en la década siguiente, la de
los cincuenta, en la cual también se le otorgó el voto a la
mujer a nivel nacional (1953). Es menester mencionarlo
porque se puede interpretar la lucha de las zapotitlecas
como parte de una lucha mayor en el país.
	 En la actualidad, el carnaval empieza el tercer
domingo de cuaresma con la participación de la com-
parsa de La Polilla, un grupo de adultos mayores (hom-
bres y mujeres) que, a pesar de sus años, bailan con
toda la energía de un joven con el afán de conservar su
tradición carnavalera. Nos cuenta el José Carlos Valdés
Noguerón, quien es nativo de Zapotitlán, que este día La
Polilla inunda las calles con disfraces en lo que la gente
conoce como la primera “loqueada”.
	 El domingo siguiente la misma comparsa sale
con sus disfraces tradicionales de charros, hombres y
mujeres en pareja bailan para divertirse por las calles
para celebrar sus raíces. El quinto domingo de cuares-
ma, descansan y el sexto sale toda la “loqueada” y, final-
mente, el domingo siguiente es el cierre de carnaval.
	 Las comparsas del Club Santiago de charros,
del Club Raíces los Caporales, Club Unión Zapotitlán y
Club Halcones, así como los Carvernícolas y otros, to-
man las calles transformándolas en una fiesta de color,
banda de viento, charros y caporales. Alegres formas
multicolores hechas de flores naturales adornan el carro
alegórico en el que viaja la reina con sus princesas hacia
la coronación en la explanada frente a la iglesia, donde
antes de la ceremonia se bailan cuadrillas durante varias
horas. El carnaval finaliza con los convivios organizados
con motivo de la coronación de la reina y princesas. Esta
celebración ha perdurado por más de tres generacio-
nes. “Es para mí una gran alegría ver las tradiciones de
mi pueblo”, comenta José Carlos mientras de fondo se
escuchan las campanas de la iglesia entonando “La Biki-
na”, dándole a la noche un toque de añoranza y buenos
recuerdos.
Carnaval de Santa Catarina Yecahuízotl
	 Desde hace más de ocho décadas, en Santa Ca-
tarina se ven desfilar charros, caporales a lo ancho de
sus calles y avenidas. Acompañados de música de vien-
to, estos personajes surcan los paseos del pueblo con el
único interés de divertir a los espectadores y de mante-
ner una tradición que los hace sentirse orgullosos de su
procedencia.
	 El Domingo de Ramos, saltan a las calles decenas
de personas disfrazadas de cualquier personaje. El bai-
le conocido como “la locada” pone a bailar a cientos de
espectadores que acuden a mirar y valorar el ingenio de
quienes se animan a bailar, algunos contagiados por la
alegría bailan aunque no porten ningún atuendo extraor-
dinario de carnaval.
	 El Sábado de Gloria, ocho días después de “la
locada”, salen a las calles los primeros charros y capora-
les a danzar en parejas con las charras y las mujeres que
portan su vestimenta estilo escaramuza de charrería. El
carnaval llega a su culmen el Domingo de Resurrección
cuando todas las comparsas desfilan por los paseos: la
comparsa de la Sección Primera, la Sección Segunda, la
Asociación de Charros y las comparsas infantiles.
Representación de los disfrazados en el cierre del carnaval: “la muerte”. “La hechicera Tlahuica de los mil amores”-personaje
caracterizado por don José Cecilio Calzada Cadena- influyó en el carnaval durante la década de los 90. Dicho personaje incluso
fue nombrado en varias notas periodísticas Finalmente, el judas de cartón y de carrizo destinado a la quema.
| TLÁHUAC |
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CARNAVAL DE SAN PEDRO TLÁHUAC
Marcos Zaldívar Espejel hace una radiografía de los carnavales en esta demarcación al señalar que: “En el caso de Santa Catarina
Yecahuízotl los charros y caporales van apegados al tema del trabajo y la fiesta. San Pedro Tláhuac tiene un misticismo único y
además son los únicos que tiene al “Judas”. Por otro lado, Tlaltenco tiene al carnaval en un tenor de distracción y alegría pero
también de tradición, pues aquí siempre han bailado los charros y las damas sin cambiar su atuendo por el orgullo de conservar
sus costumbres y qué decir de Zapotitlán con la belleza de sus carros alegóricos adornados con flores naturales y sus comparsas
orgullosas y apasionadas que bailan hasta el último aliento”.
| TLÁHUAC |
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	 Cada comparsa se reune por la mañana para sa-
lir en los carros alegóricos, con su reina y así iniciar el
primer recorrido. Al medio día hacen un descanso para
tomar los alimentos en la casa de la reina de la compar-
sa correspondiente. Al atardecer, charros, caporales
y disfrazados vuelven a tomar las calles con su alegría
carnavalesca para llegar así al momento de la corona-
ción. “Todas las comparsas tienen a su reina, incluso las
infantiles tienen su reinita, además de las princesas que
llevan a sus padrinos para que también las coronen. Es
tradición que las comparsas de las secciones Primera
y Segunda coronen en la plaza frente a la iglesia por el
espacio que hay allí, nosotros los de la Asociación de
Charros coronamos en el salón ejidal y las comparsas
infantiles pues depende de lo que decidan los organiza-
dores, algunas veces coronan en la plaza y otras eligen
lugares distintos”, cuenta Mauricio Infante Cañas, presi-
dente de la Asociación de Charros de Santa Catarina.
	 Luego de la coronación, las comparsas realizan
un baile para que la gente del pueblo y los visitantes
convivan. Una locura de fiesta, donde quiera que se tran-
site el día de carnaval se hallará jolgorio y alegría.
Carnaval de San Pedro Tláhuac
	 Judas es el nombre que recibe una artesanía he-
cha de papel y carrizo para el desfile de carnaval. En
San Pedro desde hace muchos años se acostumbra ha-
cer estas figuras gigantes y multicolores para burlarse
de personajes de la política o de la sociedad, estas fi-
guras nacieron como tradición en las pulquerías aun-
que ahora se queman en la explanada durante el cierre
del carnaval. “Aquí al que se porte mal le hacemos su
judas. Hace tiempo hubo un padrecito que se opuso al
carnaval y pues hasta a él le hicimos su judas también y
lo quemamos”, explica Ezequiel Calzada Martínez, con
una sonrisa dibujada al recordar la alegría del carnaval.
	
Este carnaval cuenta con más de ochenta años de tradi-
ción, en un principio sólo se veía gente disfrazada, con
el tiempo se unieron caporales y charros. “Se bailaban
canciones revolucionarias de paso doble como la “Mar-
cha de Zacatecas”, “El Zopilote mojado”, “La Raspa”,
“Rascapetates”, “Las Pelonas “y actualmente ya se tocan
más ritmos con banda de viento”, cuenta José Cecilio
Calzada Cadena, uno de los carnavaleros más antiguos
de San Pedro.
	 “El traje tradicional masculino se compone de
sombrero de trigo, moño doble sencillo, camisa pachu-
queña, pantalón de caporal azul, gris o plateado, botín
charro, fuete, espuelas y cinto”, narra Emmanuel Calza-
da Martínez. Las mujeres siempre han tenido participa-
ción en el carnaval, no sólo en su papel de reina, pues
durante décadas han sido parte de la danza. Su traje está
diseñado con apego al del hombre. Maribel Córdova
señala que la vestimenta que usa la mujer en la compar-
sa de caporales es una blusa blanca de manga larga con
moño, chaleco y falda que hacen juego.
	 Aquí el carnaval comienza el Domingo de Ra-
mos, cuando salen los disfrazados. Posteriormente el
Domingo de Resurrección todas las comparsas salen a
las calles a bailar, excepto los charros que salen ocho
días después.
	 Desde el medio día los desfiles toman las calles,
las reinas viajan en sus carros alegóricos o sus calan-
drias y se coronan en la explanada de la delegación.
Este ritual finaliza con una fiesta donde la familia de la
reina ofrece comida a los participantes.
	 El carnaval llega a su fin, pero la alegría sigue y
no tardará demasiado para que se repita esa sensación
que nos narra Don José Cecilio: “Al oír la música se sien-
te un golpe fuerte en el pecho: ¡se siente que se sale el
toro del corral! Así empezamos a bailar… es un orgullo
ser de aquí”.
Actualmente el carnaval sigue siendo motivo y causa de cohesión entre la población, Eloy Palma, vecino de esta demarcación, señala
que: “El carnaval ha tomado distintos caminos en Tláhuac, pero siempre es una festividad que genera en esta delegación participa-
ción ciudadana, como una de sus principales características”.
COMPARSA Y REINA DEL CLUB JUVENIL
TLALTENCO
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CARNAVALES DE TLÁHUAC CARNAVALES DE TLÁHUAC
CARNAVAL COMPARSA TEMPORAL (2013) ATEMPORAL
Pueblo de San
Francisco
Tlaltenco
Sociedad Benito Juárez 2,3 y 4 de marzo
Club Juvenil San Francisco
Tlaltenco
2,3 y 4 de marzo Tercer domingo
de cuaresma
Tercer domingo
de cuaresma
Barrio Fuerte 16 y 17 de febrero Domingo después
de MC
Santa Catarina 29,30,31 de marzo y
8 de abril
VS, SG, DRe y
domingo siguiente
Grupo Guadalupanos 23 de febrero, 9,10 y 11
de marzo
Segundo y cuarto
sábado de
cuaresma
Comparsa independiente
Chupamaros
10 de marzo Cuarto domingo
de cuaresma
Comparsa Zacatenco 8 de marzo Cuarto viernes de
cuaresma
Comparsa La Guadalupana 10 y 11 de marzo Cuarto domingo
de cuaresma y
lunes siguiente
Comparsa Cultural Selene 10 de marzo Cuarto domingo
de cuaresma
Comparsa Ampliación Selene 17 de marzo Quinto domingo
de cuaresma
Asociación Mazatepec 23 de marzo Sábado antes de
SS
Amigos de Mazatepec 24 de marzo DRa
Club infanƟl El Popo y sus
Cariñosos
14 y 15 de abril Segundo domingo
después de SS y
lunes siguiente
Pueblo de San
Pedro Tláhuac
Comparsa Tradicional de
Caporales
24 de marzo DRa
Comparsa de Caporales 31 de marzo DRe
Comparsa de Caporales
Alegres
31 de marzo DRe
Comparsa de caporales Santa
Cecilia
31 de marzo
31 de marzo
DRe
Club de Caporales DRe
Comparsa de Caporales San
Pedro Tláhuac
31 de marzo y 6 de abril DRe y sábado
después de SS
MC: Miércoles de Ceniza
VS: Viernes Santo
SG: Sábado de Gloria
DRe: Domingo de Resurrección
DRa: Domingo de Ramos
SS: Semana Santa
Nota: El segundo domingo de cuaresma todas las comparsas de Tlaltenco salen a bailar disfrazados
Fuente: Marcos Zaldívar Espejel/ Promotor social y cultural y carnavalero. Eloy Palma/ Promotor social
CARNAVAL COMPARSA TEMPORAL (2013) ATEMPORAL
Pueblo de Santa
Catarina Yecahuízotl
Asociación de Charros 31 de marzo
31 de marzo
31 de marzo
31 de marzo
31 de marzo
31 de marzo
31 de marzo
31 de marzo
DRe
DRe
DRe
DRe
DRe
DRe
DRe
DRe
Comparsa Nueva
Generación de
Caporales
29 y 31 de marzo VS y DRe
Originales Caporales 30 y 31 de marzo SG y DRe
Comparsa Monarca
Los Peques, comparsa
infanƟl de caporales
Cuadrilla Juventud
Salazar
Segunda Sección de
Carnaval
Nueva Sociedad de
Charros san Miguel
Primera sección de
Charros
Carnaval infanƟl 8 de abril Segundo lunes
después de SS
Pueblo de ZapoƟtlán
Club SanƟago Chávez 16 de marzo
disfrazados 23 y 24 de
marzo charros
Quinto sábado de
cuaresma
Club Oro A. y amigos
Raíces de los
Caporalitos
5,6 y 7 de abril Viernes a domingo
después de SS
Tradicional carnaval
de Comparsa
Cavernícolas
21 de abril Cuarto domingo
después de SS
Carnaval de comparsa
Charros Unión
ZapoƟtlán
14, 20, 21, 27 de abril Segundo domingo
después de SS, tercer
sábado y domingo
después de SS y cuarto
domingo después de
SS
MC: Miércoles de Ceniza
VS: Viernes Santo
SG: Sábado de Gloria
DRe: Domingo de Resurrección
DRa: Domingo de Ramos
SS: Semana Santa
Nota: El segundo domingo de cuaresma todas las comparsas de Tlaltenco salen a bailar disfrazados
Fuente: Marcos Zaldívar Espejel/ Promotor social y cultural y carnavalero. Eloy Palma / Promotor social
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CARNAVAL DE SANTA CATARINA YECAHUÍZOTL
Si una revuelta armada no logró acallar la alegría del carnaval, mucho menos la indiferencia de los ajenos o la frialdad de las
autoridades locales lograrán borrar las sonrisas de la “dama”, o el bullicio de la trompeta. No detendrán el fuete del caporal ni
trastabillará el charro cuando baile, todo lo contrario, cada vez la “dama” sonreirá más alegre y el “charro” bailará más fuerte
porque hoy la llama de los carnavales de Tláhuac está encendida, es una hoguera, casi un incendio en el corazón de los
Tlahuaquenses. Hoy los carnavales ¡están más vivos que nunca!
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IZTAPALAPA
| IZTAPALAPA |
169168
“No hay delegación más carnavalera en el Distrito Fede-
ral y su zona metropolitana que Iztapalapa. Aquí los car-
navales son fiesta principal en
los pueblos originarios, en los
barrios, en las colonias. Aquí
nos organizamos todo el año
para que la fiesta sea la mejor.
Es una fiesta cívica, ciudadana
donde cada año se suman más
y más comparsas, nuestros
carnavales tienen historia, ha-
cen cultura, nos dan identidad,
pero también dejan derrama
económica”, afirma Israel Be-
tanzos, promotor social de la
Delegación.
	 La historia oral ha sido
la fuente principal para enar-
bolar el posible antecedente de los carnavales. Los pro-
tagonistas de esta fiesta cuentan lo que sus padres, y
abuelos transmitieron en sus lugares de convivencia o
en el propio carnaval.
	 En el carnaval no sólo las historias se transmiten,
también sus oficios; lo que las manos de los carnavale-
ros realizan: máscaras, trajes de charros y disfrazados,
carros alegóricos y tocados de sombrero. Si algo dis-
IZTAPALAPA
LOS CARNAVALES DE
tingue a los carnavales de Iztapalapa, es que sus ma-
nufacturas son locales y son una referencia para los de-
más. Cada año, carnavaleros de
Iztacalco, Gustavo A. Madero,
Tláhuac, Milpa Alta, Venustiano
Carranza llegan a los pueblos y
barrios de Iztapalapa en busca
de máscaras, trajes de charros
e incluso carros alegóricos.
	 Al ubicarse en la encru-
cijada entre Puebla y Veracruz,
Iztapalapa sufrió un cambio de
lo agrícola a lo urbano. “Los ires
y venires comerciales, las mi-
graciones hacia la Ciudad de
México fueron configurando lo
que hoy es Iztapalapa: una de-
legación urbana con tradiciones
prehispánicas y coloniales, retroalimentadas con lo con-
temporáneo” precisa Alfonso Olvera Contreras, promo-
tor cultural de la delegación.
	 La organización de la fiesta permite afianzar lazos
familiares de compadrazgo, amistad y, al mismo tiempo,
fomenta oficios artesanales. Los procesos migratorios
recientes en Iztapalapa no han debilitado al carnaval, lo
han fortalecido. Los que llegan enriquecen su cultura y
BORDADO CARACTERÍSTICO DE LOS TRAJES DE CHARRO DE IZTAPALAPA, HECHO CON HILO CANUTILLO DE ORO.
CARRO ALEGÓRICO DE SANTA MARÍA AZTAHUACÁN.
ALFONSO OLVERA CONTRERAS, PROMOTOR SOCIAL Y CULTURAL.
| IZTAPALAPA |
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la forma de expresar la fiesta, en algunos casos, la per-
feccionan, como los músicos que llegan de Oaxaca y se
suman a las bandas musicales, característica también de
esta delegación, la generación de músicos festivos, que
son el alma de infinidad de fiestas en el D.F. y su zona
metropolitana
	 La fiesta en Iztapalapa es vital no sólo para la
propia delegación si no también es patrimonio de la
Ciudad de México. Esta singular tradición ciudadana, el
carnaval, que crece exponencialmente cada año, mues-
tra largo aliento y reafirma que la fiesta está más viva
que nunca.
Carnaval de Santa Cruz Meyehualco
	 Existen diversas teorías derivadas de la historia
oral sobre el surgimiento del carnaval en Santa Cruz
Meyehualco, una de ellas es la que cuenta Cristóbal
Contreras Contreras, miembro de la comparsa de cha-
rros Águilas Reales. “Una señora de allá de Los Reyes
trabajaba en el Castillo de Chapultepec como sirvienta
de Maximiliano y pues ella al ver los bailes de la nobleza
y el emperador se aprendió las cuadrillas y se las vino
a enseñar a los de la Magdalena. De allí aprendimos los
pueblos de por aquí a bailar y ahora eso es lo que hace-
mos en el carnaval, bailar para burlarnos de la nobleza”.
Fidencio López Contreras, quien es coordinador de
las comparsas del pueblo de Santa Cruz Meyehualco,
agrega que se estima que el carnaval inició en la época
de Maximiliano, alrededor de 1864, y aunque dejó de
realizarse durante la Revolución Mexicana, prevaleció
y se retomó hace cerca de ochenta años. Esto se puede
corroborar con las declaraciones de Alberto Martínez,
miembro de la comparsa Sociedad de Charros del Pue-
blo, quien asegura que la inició su abuelo Eulalio Alda-
na, en compañía de otros vecinos, hace más de setenta
años.
	 En la actualidad, las comparsas de charros desfi-
lan por las principales avenidas del pueblo, con sus tra-
jes bordados en hilo canutillo de oro y sus sombreros
que anteriormente eran de pelo de liebre o de conejo
se han sustituido con el tiempo. Las mujeres se suman
haciendo pareja con los charros, ellas portan trajes de
”charras” o “adelitas”, dependiendo del día que des-
filen y la comparsas a la que pertenezcan. Precedida
por una camioneta que transporta a la orquesta, algunas
comparsas de charros bailan con banda de viento. Cada
comparsa “se alinea detrás de la reina saliente que va
caminando y bailando, la reina entrante viaja en el ca-
rro alegórico y pues los demás caminamos y bailamos
al ritmo de las virginias, las cuadrillas y los pasodobles”,
precisa Alberto Martínez.
	 Por su parte, Ubaldo González Arteaga, miem-
bro de la comparsa de disfraces del barrio de Huexotit-
lán, señala que el baile de disfrazados en esta zona tiene
más de setenta años. Además, explica que el número
de disfrazados llega a mil, tan sólo en su comparsa hay
cerca de cuatrocientos afiliados que año con año divier-
ten a más de cincuenta mil espectadores que se dan cita
en Santa Cruz Meyehualco. “Nos disfrazamos de lo que
acordemos, este año [2013] nos vestimos de hambur-
guesas, hot dogs, papas y algunos otros de personajes
de películas como Iron Man, algunos más de políticos
famosos y pues de lo que se imagine usted”.
	 Cada año el carnaval cimbra la tierra, la baila-
da hace vibrar no sólo el suelo sino los corazones de
los participantes y los espectadores. El carnaval vive.
Fidencio López finaliza la conversación con la siguiente
declaración: “Somos una convivencia de pueblos que
nos preparamos todo el año, no sólo Santa Cruz sino los
que vienen de otros lados. Aquí todos somos el carna-
val. Queremos que se enteren que existimos, que somos
reales, de carne y hueso, que aquí estamos y que no nos
vamos”.
REINAS DE LAS COMPARSAS DEL CARNAVAL.
| IZTAPALAPA |
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REINA DEL CARNAVAL.
Carnaval de Santa María Aztahuacán
	 Santa María Aztahuacán, uno de los pueblos ori-
ginarios de Iztapalapa, se ha convertido en referente de
los carnavales de la Ciudad de México. No hay lugar del
D.F. donde se baile el carnaval y no conozcan o mencio-
nen este pueblo. Sus máscaras de cera han sido la inspi-
ración de muchos artesanos en otras delegaciones, sus
charros los precursores del traje bordado. Un lugar que
mantiene tradiciones precolombinas, que demuestran la
evolución histórica de las tradiciones en un legado inma-
terial, una riqueza cultural intangible que se puede tocar
con las manos.
	 Aquí el carnaval ha existido desde tiempos remo-
tos. En la época prehispánica existía una festividad que
duraba cerca de siete días en los cuales los pobladores
se agasajaban por la llegada de la primavera, por lo cual
se relaciona al carnaval en la actualidad. En estos días se
celebraba también “la cuelga” que consistía en clavar
en el suelo una vigueta enorme en cuya punta se coloca-
ba una cuerda corrediza que dos danzantes, uno vesti-
do de mujer representado a la primavera y otro vestido
de hombre encarnando el invierno, tomaban por cada
extremo para competir de tal modo que quien lograra
suspender al otro en el aire representaba el tiempo que
dominaría el resto del año. “Esta tradición prehispánica
aún se celebra entre algunos pobladores e incluso hasta
hace unos años. El lunes de cuelga era todavía un día de
referencia para el carnaval pues era el día de los carros
alegóricos”, dice Jesús González Zamora.
	 Por otro lado, la fiesta que pudo haber influido
este carnaval es el llamado “Día de campo” una celebra-
ción que se realiza desde tiempos prehispánicos. Anti-
guamente, la gente caminaba hacia la sierra de Santa
Catarina donde visitaban una imagen de Xochiquetzal,
señala Joel Chirino Castillo en su libro Aztahuacán ¡Don-
de ya no volarán las garzas!:“Un lunes del mes de octu-
bre, los agustinos, con azoro, vieron pasar un grupo de
naturales en solemne peregrinación hacia el cráter del
cerro de San Pablo. Se maravillaron por la brillantez y el
colorido de las túnicas de los principales y los adornos
florales y ofrendas destinadas a la diosa Xochiquetzal,
defensora de la fertilidad en los campos”. Actualmente
esta festividad se lleva a cabo en un predio llamado Los
Teatinos, en la Colonia Citlali, comenta Alfonso Olvera
Contreras, presidente de las Comparsas Carnavaleras
de Aztahuacán A.C.
	 Con el paso de los años, las costumbres prehis-
pánicas han ido mutando debido al sincretismo sufrido
con la cultura europea. Sobre el carnaval en la actuali-
dad, apunta Alfonso Olvera: “Se han congregado más de
cuarenta comparsas de charros y disfrazados, son miles
los que toman las calles, basta ver la sonrisa de los cha-
rros cuando hablan de su tradición o el baile de las chi-
chinas para sentir que llevan el carnaval en la sangre.”
En el principio la misma cantidad de comparsas, según
nos comenta Roberto Alejaldre, quien ha participado
por más de setenta años en el carnaval: “Sólo había dos
comparsas, los del pueblo y los del barrio”. Aunque por
su parte, Juan Medina Corona, señala que se crearon dos
comparsas de charros y las chichinas: “Eran los charros
del barrio, los del pueblo y la chichina”.
	 Sobre las chichinas agrega Juan José Ávila Me-
dina: “Surgieron a la par de los charros, la diferencia es
que aquellos ridiculizaban a los hombres y nosotros [las
chichinas] a las mujeres pudientes, a Carlota por ejem-
plo. Sin embargo, se ridiculiza además a otros persona-
jes como la policía, los políticos u otros del estilo”.
	 La alegría del carnaval permea a sus habitantes
y da un sentido de identidad inigualable desde hace mu-
cho tiempo. Afirmación que se observa en el gesto or-
gulloso de Pablo Chirino Castillo cuando indica: “Hemos
tenido casi siglo y medio de carnaval donde la fiesta pre-
valece aunque ahora ya es ciudadana la fiesta que solía
estar vinculada a la religión”.
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CHARROS DE SANTA CRUZ MEYEHUALCO.
| IZTAPALAPA |
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	 Para comprender la emoción de los aztahua-
quenses por su festividad, basta vivir un día de carnaval.
El primer domingo de cuaresma se reúnen todos los ca-
rros alegóricos por la mañana en la calle Jalisco, se pre-
paran las bandas de viento y los charros y las charras,
acompañados de los disfrazados, comienzan el recorri-
do que inunda de alegría el pueblo. Llegan caminando,
bailando y alborotando lo ancho de las calles hasta la
Plaza Benito Juárez, también conocida como la del Re-
loj, para luego seguir surcando las calles con su euforia.
“Hacia el atardecer la reina de cada comparsa se apro-
xima a su coronación en la Plaza de Santa Cecilia o la del
Reloj, o en algún otro lugar acordado por la directiva de
la comparsa”, apunta Elizabeth Téllez Medina, defenso-
ra de la participación femenina en el carnaval.
	 Santa María fue el paso obligado en el cual Zapa-
ta obtuvo muchos adeptos a sus huestes. La Revolución
tuvo tal trascendencia para los aztahuaquenses que du-
rante la época posrevolucioaria, el carnaval concentra-
ba no sólo a los charros, sino también a danzantes ves-
tidos con pantalón y camisa blanca de manta y rifle al
hombro, muy al estilo de las tropas zapatistas. Algunos
habitantes señalan que la bala que se detonaba en Santa
María Aztahuacán, muy característica de este lugar, era
una conmemoración de los zapatistas al finalizar la Re-
volución.
	 Así como el vestuario ha tenido distintas facetas,
la música ha experimentado sus evoluciones. Por la ca-
pacidad sonora que alcanzaron las bandas, comenzaron
a sustituir a las tradicionales orquestas que amenizaban
el carnaval y todo tipo de fiestas. Cada vez se requería
un sonido más potente.
	 Este carnaval ha sufrido los embates de quienes
están en contra de él. Aquellos que no distinguen su im-
portancia lo quieren ver apagado por juicios de valor
relacionados a la detonación de armas de fuego que,
aunque no se han provocado incidentes, las autoridades
insisten en atribuirle algunos contratiempos a la fiesta.
Sin embargo, no por ello el carnaval pierde vida, se
adapta, cambia, ahora los charros ya no salen con pisto-
la, ya no detonan, la tradición sigue viva porque los habi-
tantes así lo quieren y disfrutan. Es necesaria esa pasión
que los distingue, para que uno de los carnavales más
tradicionales del Distrito Federal y su zona conurbada
pueda seguir saliendo cada año. No importa quién se
pare enfrente, el carnaval sigue, la comparsa avanza.
Carros alegóricos
	 Los carros alegóricos son una tradición cuyas
raíces datan de los años cincuenta. Antes de su apari-
ción, las reinas caminaban con sus pajecitos. Acompa-
ñadas de las comparsas, hendían las calles con sus ma-
jestuosas capas hechas con pelo de conejo en diseños
muy al estilo de la nobleza europea. La vestimenta se
conservó cuando llegaron los carros, en el principio és-
tos llevaban un águila y un apache al frente, nos comen-
ta la señora Olivia Medina Corona, hija de uno de los
precursores. “Mi papá nos dijo: A ver hijos, ayúdenme
¿Dónde habrá guajolotes? Busquen y tráiganse unas plu-
mas. Así nosotros elaboramos el águila. Mi papá, don
Albino Cedillo; don Ángel Alonso; don José y don Pedro
Alonso; don Mauro Acevedo, esos hacíamos los carros.
Yo estaba niña”. En la actualidad una importante gama
de formas y colores nutren los carros. Santa María se ha
convertido en un lugar que incluso elabora carros para
otras delegaciones, nos cuentan Humberto Medina Co-
rona y Juana Corona Chirinos, quienes son innovadores
de esa tradición.
La banda
	
	 El toque vivo y sostenido de la tambora, los trom-
bones y las tarolas; la vibración en los labios del músico
para generar un río de sonido con las tubas; las trompe-
tas, los clarinetes y las charchetas, son una disolución de
sonoridad y resonancia que le da vida a las comparsas.
Las bandas de viento se posicionan como elemento cla-
BORDADO CON HILO DE ORO REPRESENTANDO UNA PAREJA A CABALLO.
| IZTAPALAPA |
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DF Festivo Carnavales de la Ciudad de México

  • 1.
  • 2. FESTIVO DF CARNAVALES DE LA CIUDAD DE MÉXICO
  • 3. CHARRO DE CARNAVAL SANTA CRUZ MEYEHUALCO, DELEGACIÓN IZTAPALAPA, 2013.
  • 4. “México son las manos hábiles de sus artesanos, la fuerza de sus trabajadores, México es la fusión de culturas y de tradiciones; es variedad de aromas y sabores; es el colorido de su ferias y fiestas populares; es la grandeza de sus pirámides y la modernidad de sus ciudades…” Enrique Peña Nieto CHINELO DELEGACIÓN MILPA ALTA, 2013.
  • 5. COMPARSA DE CARNAVAL PEÑÓN DE LOS BAÑOS, DELEGACIÓN VENUSTIANO CARRANZA, 2013.
  • 6. CHARRO CARNAVALERO TLALTENCO, DELEGACIÓN TLÁHUAC, 2013. MÁSCARA DE CHINELO SAN PEDRO CUAJIMALPA, 2013.
  • 7. PRÓLOGO La gran ciudad de México es por vocación un inmenso mosaico cultural de espacios comunitarios, héroes calle- jeros, celebraciones íntimas, mujeres luchonas, pueblos, colonias y barrios fiesteros, tronido de cuetes, ferias y, por supuesto, carnavales. Así, irrumpiendo la rutina de los días, pintando de colorido las calles de siempre y acompasando el an- dar con danzas y músicas atemporales, mujeres, hom- bres, abuelas y abuelos, niñas y niños inundan paseos y arterias viales para anunciar a todos que la fiesta ha llegado. No cualquier festividad, sino la de carnaval, la que todo lo invierte, la que reconstituye, la que prece- de en muchas ocasiones al primer Miércoles de Ceniza, pero en muchas otras se extiende sobre un calendario cubierto de nuevas jornadas. La memoria popular sobre esta fiesta hunde sus raíces en los tiempos en los que el presidente Juárez lu- chaba por combatir a los traidores de la patria. Anclados en aquella época, los recuerdos de los primeros carna- vales articulan una mitología que lo mismo retrocede a los tiempos del arribo de los aztecas al Altiplano Central que a escenas de la vida campesina porfirista y surgen como respuesta a los intentos de modernización de los años cuarenta y cincuenta del siglo pasado. Sin embar- go, pese a sus diferencias cada una de estas versiones del origen recupera el sueño igualitario de la inversión de roles, que tiene como fin alterar el orden habitual del mundo, para terminar la fiesta con un acto restaurador donde se castiga a los transgresores de los preceptos morales. Luego de escuchar los distintos testimonios de la defeña comunidad carnavalera quedan también de manifiesto los nexos familiares que unen a los morado- res del Distrito Federal con quienes habitaron y habitan los estados de Tlaxcala, Morelos, Guerrero, Hidalgo y el circundante Estado de México, entre otros. Vínculos que por cierto fueron construidos sobre rutas comerciales y mercados regionales donde la Tierra Caliente, Costa Chica y Costa Grande, el Valle Poblano o la costa vera- cruzana siguen vivos en el imaginario colectivo. Las máscaras, los trajes, las danzas, las músicas y la infaltable cocina tradicional que acompaña a los carnavales tienen historia de largo aliento, como podrá constatar el lector, evoca añejas relaciones de amistad y trabajo entre pueblos que hoy parecen distantes. Re- corridos que hoy parecen largos, hace apenas medio siglo no lo eran, pues dichas poblaciones se encontra- ban vinculadas aún por los restos de la intrincada red de canales y complejos lagunares que desde tiempos prehispánicos dieron al Valle de México una identidad acuática. De allí que en muchas de estas celebraciones, los estribillos que cantan las cuadrillas recuerden con alegría la pesca lagunar, la caza de patos y el cultivo en las chinampas. Los personajes distintivos de los carnavales constituyen todo un arsenal de inventiva y creatividad resultando uno de los mayores atractivos de estas fes- tividades: huehuenches, arrieros, charros, caporales, chinelos, muñecas, licenciados, apaches, disfrazados, saltimbanquis o morras se dan cita en representaciones dancísticas que apelan a fusilamientos, ahorcamientos, juicios o incluso a coronaciones de reinas para reiniciar la rutina. Y en este tránsito del caos al orden las músicas de todo tipo son el acompañamiento ideal para dar rien- da suelta a las pasiones. Resulta complicado sintetizar en poco espacio la diversidad carnavalera que hoy vive esta ciudad capital. Lo que sí se puede hacer es insistir en la vigorosa orga- nización comunitaria que hace posible la realización de cada una de las celebraciones de carnestolendas. Igual- mente, debe insistirse en la conciencia que expresan los carnavaleros al respecto de que su fiesta constituye un patrimonio cultural, herencia de sus padres y abuelos que ellos a su vez deben salvaguardar para el usufructo de las futuras generaciones. De allí que los carnavales sean un mirador privilegiado para valorar las sólidas re- des de colaboración y compromiso comunitario que los mantienen como una fiesta viva que mira al futuro. Los testimonios recuperados, las historias y las anécdotas que aquí se cuentan deberán comprender- se como acontecimientos que como bien lo dice Eduar- do Galeano “(…) sucedieron, casi sucedieron o nunca sucedieron, pero lo bueno que tienen es que suceden cada vez que se cuentan.” Así, la fuerza y valor de esta provocadora instantánea carnavalesca que hoy ofrece- mos a través de este libro reside en que son el producto de las vivencias y pasión con que esta ciudad ha mantie- ne viva su tradición. Vaya pues este libro como un reconocimiento a los miles y miles de personajes anónimos que año con año se preparan con fervor para salir a las calles a dan- zar, engalanados con vistosos trajes y máscaras, sólo para recordarle a la gente que de las tentaciones de la carne, nadie, - oiga usted bien -nadie se salva. ¡Que lo disfruten! Agustín Dany Secretario de Cultura PRI DF HUEHUENCHE CON MÁSCARA DE MADERA CARNAVAL “FAMILIA SÁNCHEZ”, DELEGACIÓN GUSTAVO A. MADERO, 2013.
  • 8. ÍNDICE Carnavales de Iztacalco Carnaval de Venustiano Carranza Peñón de los Baños Carnavales de Gustavo A. Madero Carnaval de Cuajimalpa San Pedro Cuajimalpa Carnaval de Xochimilco Carnaval de Azcapotzalco Santiago Ahuizotla Carnavales de Tláhuac Carnavales de Iztapalapa Carnavales de Milpa Alta Anexos Carnavales y prácticas musicales Los que beben pulque, los huehuenches Glosario Bibliografía Directorio Agradecimientos 19 | 39 | 55 | 81 | 99 | 119 | 141 | 167 | 213 | 243 | 258 | 259 | 260 | 262 | CU AZ GU VE IZT IZT XO TL MI CUAJIMALPA AZCAPOTZALCO GUSTAVO A. MADERO VENUSTIANO CARRANZA IZTACALCO IZTAPALAPA XOCHIMILCO TLÁHUAC MILPA ALTA
  • 9. FESTIVO DF CARNAVALES DE LA CIUDAD DE MÉXICO
  • 11. | IZTACALCO | 2120 En Iztacalco los carnavales se celebran “por todo lo alto”. En 2014 se cumplirán cien años de realizarse inin- terrumpidamente, acompañados del ya tradicional “Bai- le de los licenciados”. Para los habitantes de esta dele- gación, dicha festividad constituye uno de los eventos más importantes del año, ya que continúa con una tradi- ción que entre los meses de febrero, marzo y abril, hace posible que, todos los vecinos bailen por las calles ata- viados de vistosos disfraces y máscaras sorprendentes que evocan sucesos históricos de añejos tiempos que vuelven a ocurrir año tras año. Según testimonios de los vecinos, el carnaval dio inicio en 1914 en los barrios de Santiago y La Asunción, dos de los siete barrios que actualmente celebran la fies- ta. Antes de esa fecha, ya se celebraba el carnaval en el pueblo de Santa Anita, aunque cuentan que allí eran “los charros” quienes llevaban la voz cantante. Cuando a principios de siglo la fiesta se extendió a otros barrios de la delegación, la lucha entre los conservadores y libera- les del siglo XIX cobró nueva vida y “los licenciados”, con danza, mofa y sátira, representan la victoria del go- bierno juarista sobre los invasores franceses. Aparece IZTACALCO LOS CARNAVALES DE así toda una constelación de personajes históricos en- treverados con otros de nueva creación donde Maximi- liano de Habsburgo, la emperatriz Carlota –identificada a veces con el personaje de “la Loca” y “la Llorona”- y los liberales juaristas se entremezclan con arlequines, monstruos, superhéroes y pachucos. Si bien años atrás esta representación histórica culminaba con el fusilamiento del emperador austriaco, a últimas fechas el príncipe extranjero muere en la hor- ca, mientras su desconsolada esposa recorre las calles llorando su muerte. Mediante esta sátira, el pueblo pa- rece haber encontrado una forma de ajustar cuentas con los aristócratas que hace siglo y medio no les permitían asistir a los bailes de castillo. Como en toda representación, la indumentaria es fundamental y los carnavaleros de Iztacalco, en el intento de lucir el atuendo más vistoso, ponen en prác- tica toda la creatividad posible combinando levitas, tra- jes, mascadas, sombreros de copa, plumas, lentejuelas, chaquiras y guantes para no sólo parecer, sino ser ellos mismos la historia viviente. PORTADA: NIÑO CARNAVALERO CON TRAJE DE LA DANZA DE LICENCIADOS. LA DANZA DE LICENCIADOS ES UNA BURLA A LOS LICENCIADOS QUE LE HICIERON EL JUICIO A JUÁREZ. GUADALUPE OLIVARES (AMA DE CASA Y ORGANIZADORA DEL CARNAVAL).
  • 13. | IZTACALCO | 2524 La lucha entre los conservadores y liberales del siglo XIX cobró nueva vida en los carnavales de Iztacalco. Los “licenciados” con danza, mofa y sátira representan la victoria del gobierno juarista sobre los invasores franceses.
  • 14. | IZTACALCO | 2726 La máscara que acompaña el disfraz es la cara de Maximiliano, tal cual se le encuentra en los retratos de la segunda mitad del siglo XIX: tupida barba pelirroja, ojos azules y un lunar en el pómulo izquierdo. Las care- tas utilizadas provienen de Santa María Aztahuacán, Chi- malhuacán y, en menor medida, de Texcoco y, depen- diendo de su complejidad y elaboración, pueden llegar a costar varios miles de pesos. Sin embargo, para los miembros de las cuadrillas ni el dinero ni el tiempo in- vertido son obstáculo, la intención es ser “el licenciado” más original. Isaías Monzalvo Aguilar, organizador de la comparsa de Santiago y heredero de la tradición de sus padres y abuelos comenta: “Los trajes son comunes, lo que hace cada danzante es personalizarlo con borda- dos, lentejuelas y plumas. A este traje no le puede faltar un bombín, lápiz y un cuaderno”. Aunque cada barrio diseña su propio carnaval, es labor de los organizadores distribuir el día en que saldrán las cuadrillas por las calles. Los organizadores se encargan no sólo del pago y alimentación de los mú- sicos, sino también de convidar a todos los asistentes, siendo infaltables en estas comilonas el pipián y los no- pales. Pero esto no lo hacen solos, toda una organización colectiva se despliega durante el año para hacer posible la fiesta, donde destaca la participación de las mujeres, en su carácter de promotoras de la tradición, además de proporcionar apoyo económico, moral y logístico. Un buen ejemplo lo constituye Guadalupe Olivares, quien con su activa participación, ha inculcado a sus dos hijos el gusto por el carnaval y la defensa de las tradiciones. Pedro Vázquez Díaz –a quien su padre y abuelo le confiaron la responsabilidad de mantener y promo- ver la festividad iniciada por su bisabuelo, Petronilo Váz- quez, en 1914– nos dice sin vacilar: “Al primer barrio que le toca es el de la Asunción, después sigue el barrio de Santa Cruz, luego el barrio de Los Reyes; el barrio de Santiago; el barrio de San Sebastián Zapotla, el pueblo de Santa Anita, el barrio de San Miguel, el barrio de san Francisco, para después hacer un gran cierre con todos los barrios”.Con relación a esto, Isaías Monzalvo nos in- forma que el barrio de San Pedro se sumará al carnaval en 2014. “Es el de la Viga [carnaval] uno de los más bellos que imaginarse pueden, y aún podría mejorarse; pero así como está […] sería difícil […] encontrar en cualquier otra parte un espectáculo tan placentero o más inconfundible.” La vida en México. Madame Calderón de la Barca, Carta XII del 16 de Marzo de 1840.
  • 16. | IZTACALCO | 3130 Las máscaras utilizadas provienen de Santa María Aztahuacán, Chimalhuacán y, en menor medida, de Texcoco y, dependiendo de su complejidad y elaboración, pueden llegar a costar varios miles de pesos. Sin embargo, para los miembros de las cuadrillas ni el dinero ni el tiempo invertido son obstáculo, la intención es ser “el licenciado” más original.
  • 17. | IZTACALCO | 3332 ISAÍAS MONZALVO, ORGANIZADOR Y CARNAVALERO DE LA DANZA DE LICENCIADOS. “NEGRO” EN LA DANZA DE LICENCIADOS.
  • 19. | IZTACALCO | 3736 La música que acompaña al carnaval es fiel refle- jo de la capacidad renovadora de las tradiciones. Hace medio siglo, los pasodobles, el fox trot (“paso del zorro” o “trote del zorro” que nació en Estados Unidos con las primeras orquestas de jazz) y el danzón eran los géne- ros que acompañaban la danza. Hoy en día, la cumbia, la música tropical y la banda sinaloense suenan con el dan- zar en las calles; las actuales bandas han dejado atrás a la antigua orquesta del carnaval compuesta por dos trompetas, dos saxofones, trombón de vara y timbal. La creciente participación social y una mejor or- ganización entre los barrios han fortalecido los carnava- les de Iztacalco, a tal grado que desde hace cinco años se organiza un cierre en el que participan los siete ba- rrios y el pueblo de Santa Anita. Según cuentan, en la edición de este año, 2013, más de trece mil personas celebraron el carnaval por las principales calles de la delegación. Los retos son grandes pues los gastos de lo- gística, alimentación y música sobrepasan el bolsillo de los organizadores y vecinos, nos describe Alicia Téllez Sánchez promotora cultural y social de la Delegación. Todavía hoy se recuerdan con nostalgia los tiem- pos en que el carnaval concluía con el baile de corona- ción de la reina. Entonces, dicen los vecinos del lugar, se llegó a escuchar a Mike Laure, Acerina, Los Xochimil- cas, y la mismísima reina de la salsa, Celia Cruz. Ante la falta de apoyos institucionales y los elevados gastos que implica mantener vigente el carnaval, los bailes de coro- nación hoy son sólo recuerdo. Los pujantes carnavales de estos rumbos están a la espera de ser revalorados pues, como bien nos re- cuerda Guadalupe Olivares, los habitantes de Iztacalco saben muy bien que tienen historia y “el carnaval es toda una historia viviente”. PEDRO VÁZQUEZ DÍAZ, ORGANIZADOR HISTÓRICO DEL CARNAVAL.
  • 20. 38 CARNAVALES DE IZTACALCO CARNAVAL TEMPORAL (2013) ATEMPORAL San Pedro Inicia 2014 Tres sábados antes de Miércoles de Ceniza (MC en adelante) La Asunción 10, 11, 12, 13 de marzo A parƟr del domingo antes de MC y hasta el propio MC Santa Cruz 16 y 17 de marzo Fin de semana posterior a MC Los Reyes SanƟago Zapotla Pueblo de Santa Anita San Miguel San Francisco Cierre de Carnaval 23 y 24 de marzo Segundo fin de semana posterior a MC Segundo fin de semana posterior a SS Tercer fin de semana posterior a MC Cuarto fin de semana posterior a MC Quinto fin de semana posterior a MC Sexto fin de semana posterior Fin de semana posterior a SS a MC 30 y 31 de marzo 6 y 7 de abril 13 y 14 de abril 20 y 21 de abril 4 y 5 de mayo 11 y 12 de mayo MC: Miércoles de Ceniza SS: Semana Santa Nota: Cada barrio organiza su propia comparsa, sin embargo, durante el cierre de carnaval se unen todas, incluyendo la del pueblo de Santa Anita. Fuente: Isaías Monzalvo / Carnavalero
  • 22. | VENUSTIANO CARRANZA | 4140 Al igual que otros sitios de la capital, el Peñón de los Baños es un ejemplo de cómo las políticas “moderni- zadoras” hicieron desaparecer, casi de un plumazo, a la antigua Ciudad de México. Reducida y reinventada a mediados del siglo pasado, tras la construcción del aeropuerto Benito Juárez, esta antigua zona de tierras cultivables debió entrar a los carriles del frenesí urbano y forjarse una nueva historia. La nueva vida debió or- ganizarse alejada del lago de Texcoco, del intercambio comercial que se realizaba en los grandes canales que lo unían con Tláhuac o Santa Anita y de la vida silvestre y campirana donde la pesca, la agricultura y la caza de patos animaban los días. Su nombre, Peñón de los Baños, lo adquirió gra- cias a la fama de las aguas sulfurosas y curativas que emanaban de sus cerros. Del periodo colonial, distintos testimonios documentales dan cuenta de su renombre y hay quienes afirman que los aztecas usaban sus aguas con fines medicinales. Al hurgar en los recuerdos de sus actuales habi- tantes, el viaje por el pasado alcanza a los abuelos de los abuelos, para situarse en una brumosa época porfiria- na donde los fundadores hicieron su vida en torno a las haciendas. De ahí surgen los Cedillo, Caballero, Nava, Hernández, Villanueva, Gutiérrez, Alpide, Samaniego o Arista, por mencionar algunos. Todos ellos recordados PEÑÓN DE LOS BAÑOS CARNAVAL DEL por su liderazgo moral, pues lo mismo dirimían las di- ferencias entre vecinos que instaban la continuidad de las tradiciones más representativas de los peñoneros: la recreación de la Batalla del 5 de mayo y las fiestas de carnaval, nos cuenta don Agustin Jiménez Cedillo, cro- nista del Peñón. GLADIADORES DE LA COMPARSA DE “LOS INFAMES” DEL BARRIO DE LOS REYES, FAMILIA CABALLERO. COMPARSA DE LA 194. COMPARSA DE “LOS VENADOS DE TRASVAL”.
  • 23. | VENUSTIANO CARRANZA | 4342 Se calcula que el carnaval se celebraba desde finales del siglo XIX, aunque queda claro que las cosas han cambiado. De los vestigios intactos encontramos la sana competencia existente entre los barrios del Peñón, La Asunción, El Carmen y Los Reyes por no repetir trajes y lucir lo más original posible durante los días de fiesta. La añeja competencia implica también los esfuerzos por preparar las comparsas con antelación, recurriendo a donaciones, colectas y todo tipo de estrategias de asis- tencia mutua que asegure una relucida fiesta. En lo que respecta a la música, durante los tres días previos al Miércoles de Ceniza, las antiguas ban- das van entremezclándose con los actuales gustos de los asistentes y pasodobles, polcas y quebradita. Sonidos que continúan marcando el movimiento de cuadrillas y comparsas. Sin duda, el estribillo que nunca podrá dejar de oírse en estos días es aquel que afirma: “voy de paso chapinguito, voy contento y a pescar, qué bonito peñon- cito, que le gusta el carnaval”. Cuentan que antiguamente el traje de charro era lo típico en días de carnaval y que poco a poco se fueron incorporando máscaras, capas, sombreros y dis- fraces de arlequín. Cabe destacar que las imágenes de este año muestran una variedad de trajes, vestimentas y disfraces que podríamos calificar como surrealistas: lu- chadores, botargas, saltimbanquis, hombres barbados, animales zoomorfos, soldados a la usanza europea, ro- bots, zombis, ensombrillados de todos colores y esco- peteros, provenientes del recuerdo de la mítica Batalla del 5 de mayo que también se han sumado para redon- dear la lista. No olvidemos que esta diversidad carna- valesca no es otra cosa que una recreación del “mundo patas pa´arriba” con todo y el consabido intercambio de género nos narra la antropóloga Ema Jiménez, originaria y descendiente de familias carnavaleras. ESCOPETEROS VENECIANOS DEL BARRIO DE LOS REYES. MOSQUETEROS DE LA COMPARSA DE LOS “VENADOS DE TRASVAL”. COMPARSA DE “LOS VENADOS DE TRASVAL” DISFRAZADOS DE TEMPLARIOS.
  • 24. | VENUSTIANO CARRANZA | 4544 COMPARSA DE LOS INFAMES DE LA FAMILIA CABALLERO DEL BARRIO DE LOS REYES, ATAVIADOS CON TRAJE DE GLADIADORES.
  • 25. | VENUSTIANO CARRANZA | 4746 Al presenciar el espectáculo de este año y la impresionante participación popular, resulta impensa- ble que la tradición carnavalera se encuentre en riesgo. Fiel al espíritu original de esta festividad, el derroche de energía, la energía del baile, la oportunidad de rom- per con la rutina, el ánimo de entregarse a la bebida y al goce de los sentidos le augura un largo futuro. Esto, pese a los intentos de algún funcionario agobiado por los excesos, recuerda que la calle siempre ha sido un espacio del pueblo. Don Agustin Cedillo nos dice que todo lo ante- rior quizá pueda achacársele a cualquier carnaval de pueblo, sin embargo, lo que es único del Peñón de los Baños, la Colombia Chiquita, como la llaman muchos, es que ahí nació el movimiento sonidero. Justamente esa vocación sonidera y fiestera de los habitantes del Peñón de los Baños hace que sus carnavales sean –en la opi- nión de sus protagonistas– los más “chingones”. Y es por eso por lo que desde aquellas primeras “discos mó- viles” o “sonidos” que amenizaban las fiestas callejeras haciendo sonar el repertorio de cumbias, salsa, valle- nato y música afroantillana, se sigan peleando el honor de tocar aunque sea una vez en su vida en el Peñón, La Colombia chiquita de los carnavales monumentales. ¡Así o más mejor, preguntó el peñonero! EN ESTA CELEBRACIÓN SE OBSERVAN, EN EL DISEÑO DE LAS MÁSCARAS DE CERA, HÍBRIDOS DE CARNAVAL VENECIANO Y DISFRACES DE MOSQUETEROS.
  • 27. | VENUSTIANO CARRANZA | 5150 El artesano mascarero de el Peñón, Jonathan García Hernández, nos describe: Cuadrilla del Barrio de El Carmen Según las narraciones populares, el personaje del ahorcado solía ser un señor que robaba vacas, hasta que un día decidió robarse a su novia; ahora la dinámica carnavalesca es que el “ahorcado” y la “novia” andan corriendo por el barrio, seguidos por el “padrecito”, todo ello el domingo después de Miércoles de Ceniza. En este barrio las comparsas se hacen acom- pañar por una orquesta, originaria del Peñón de los Ba- ños, cuyos principales instrumentos son el bandolón, las trompetas, el trombón y los tambores, dirigida por el Sr. Lino Cedillo. Cuadrilla del Barrio de la Asunción Las cuadrillas, es decir, el conjunto de compar- sas de los Barrios de la Asunción y de El Carmen, bailan en compañía de la banda de viento San Juan de Aragón, estos barrios tienen canciones especiales, algunas de ellas son: Los Dados, La panzona, Ernermundo, El Pe- ñoncito, Los Chenchas, Chicos Malos, El Chapinguita. El Miércoles de Ceniza se ejecuta al ahorcado en el carna- val después de los bailes de pareja tradicionales. Cuadrilla del Barrio de Los Reyes La banda San Juan de Aragón, cuyos líderes son los señores Silverio Fuentes y su hermano el Güero Fuentes, es de tal magnitud que cada año se divide para tocar en este barrio y en el de La Asunción. En Los Reyes los bailes que encienden el carnaval se realizan en pare- jas, el ahorcado es ejecutado el Miércoles de Ceniza. VENECIANOS DEL BARRIO DE LOS REYES. ESQUIMAL DE LA COMPARSA DE “LOS KISS DE ZAPATA”. VIKINGO Y VENECIANOS DE LA COMPARSA DE “LOS VENADOS DE TRASVAL”. ÁRABES DE LA COMPARSA DE “LOS HIELEROS”.
  • 28. | VENUSTIANO CARRANZA | 5352 VENECIANOS Y REYES DE LA COMPARSA DE “LOS VIKINGOS” Y, AL FONDO, LA BANDA DE SAN JUAN DE ARAGÓN.
  • 29. 54 CARNAVAL DE EL PEÑÓN DE LOS BAÑOS Barrio de El Carmen Los Dados 10, 11, 12, 13 y 17 de febrero 10, 11, 12, 13 y 17 de febrero 10, 11, 12, 13 y 17 de febrero Inicia un domingo antes de MCLos Uvas Los Chenchas Intocables Chicos malos Ángeles de la colonia Campeones Camorras Sinaloa Familia García Los animalitos (niños vesƟdos de botargas) Barrio de La Asunción Los Burros Inicia un domingo antes de MC Inicia un domingo antes de MC Los Calaveras Los Traviesos Los Dragones Los Concaguas Barrio de Los Reyes Los Kiss de Zapata Los Hileros Los 7 Vientos Los Petroleros Los Venados Los Kibukis Los Casi Guapos MC: Miércoles de Ceniza Nota: El conjunto de comparsas perteneciente a un mismo barrio es llamado Cuadrilla, por ejemplo, Cuadrilla de Barrio de El Carmen Fuente: Jonathan García Hdez. /Artesano. CARNAVAL COMPARSA TEMPORAL (2013) ATEMPORAL
  • 31. | GUSTAVO A. MADERO | 5756 En el intento por explicar el origen de los carnavales de esta delegación, surgen en el imaginario de sus pobla- dores las reivindicaciones de la antigua nobleza indíge- na tlaxcalteca y el cúmulo de tradiciones heredadas de padres a hijos a través de los tiempos. En dichas prác- ticas, encontramos la remembranza de acontecimientos históricos como la Batalla de Puebla (1862) y la evoca- ción de bailes y danzas aristocráticos de las cortes eu- ropeas. Un primer acercamiento a la composición de esta festividad lo brinda el profesor Carlos Ortega, quien dice: “Se presume que la festividad la trajeron familias de músicos que venían de Tlaxcala y que se asentaron en donde ahora se sitúa el panteón Guadalupe-Hidalgo, en la colonia Martín Carrera (detrás de la basílica de Guadalupe)”. Otra versión que reafirma esta influencia es la de Saúl Sánchez López, integrante de la organización Fami- lia Sánchez y descendiente de añejos migrantes tlaxcal- tecas, que a la fecha conserva las actas de nacimiento de sus abuelos como prueba irrefutable del nexo con su ancestral raíz ubicada en San Damián Tlacocalpan. El señor Saúl nos cuenta: “El carnaval viene de Tlaxcala, GUSTAVO A. MADERO LOS CARNAVALES DE PORTADA: FOTO HISTÓRICA DEL CARNAVAL MARTÍN CARRERA, FAMILIA SÁNCHEZ, 1946. HUEHUENCHES DE CARNAVAL.
  • 32. | GUSTAVO A. MADERO | 5958 anteriormente en San Juan de Aragón, el baile se realiza- ba vestidos de toreros, disfrazaban una carretilla de toro y la toreaban asemejando la fiesta taurina y la música que los acompañaba era únicamente de violines; poste- riormente, comenzaron a usar el traje de huehuenche, pero en Martín Carrera siempre ha sido el huehuenche.” Con respecto a los personajes, existen dos figu- ras fundamentales que le dan vida a la fiesta: “las mo- rras” y “los huehuenches”, ambos protagonizan todos los recorridos. Hacia el final del carnaval, se lleva a cabo “la horca”, donde participan distintos actores como “el padre”, “el fiscal”, “el demandante”, “la esposa”, “la querida”, “el verdugo”, etcétera. Dicha representación es una suerte de juicio a los transgresores de las normas sociales. Con este acto se pone fin al caos ritual, restau- rando simbólicamente el orden preestablecido. El señor David Sánchez López nos cuenta: “Esta tradición proviene de tiempos coloniales, cuando a los indios se les ahorcaba o se les degollaba si cometían al- gún delito. El ahorcado, es la representación de la histo- ria del castigo de un indio de aquellos tiempos que robó veinte guajolotes”. La máscara constituye la esencia del carnavale- ro, es el elemento que permite cubrir y disipar las dife- rencias entre los participantes. Sin importar la profesión, el oficio, la fama o la fortuna, una vez puesta la careta todos pueden cambiar de identidad. Como explicara Octavio Paz en el Laberinto de la soledad: “[…] viejo o adolescente, criollo o mestizo, general, obrero o licen- ciado, el mexicano se me aparece como un ser que se encierra y se preserva: máscara el rostro y máscara la sonrisa”. Hechas con manta, cera y cerdas de caballo, cada máscara solía contener las etiquetas de las familias visitantes que las elaboraban. Actualmente la delegación Gustavo A. Madero cuenta con sus propios mascareros. Uno de ellos es Ángel Gutiérrez, conocido en el barrio como el Famosísimo Faria. FOTO DE ARCHIVO HISTÓRICO HUEHUENCHES Y MORRAS DEL CARNAVAL, MARTÍN CARRERA, FAMILIA SÁNCHEZ, 1950.
  • 33. | GUSTAVO A. MADERO | 6160 FAMILIAS EN EL CARNAVAL. Esta tradición proviene de tiempos coloniales, cuando a los indios se les ahorcaba si cometían algún delito. El ahorcado, es la representación de la historia del castigo de un indio de aquellos tiempos que robó veinte guajolotes. David Sánchez López “EL AHORCADO”. “LA VIUDA”.
  • 34. | GUSTAVO A. MADERO | 6362
  • 35. | GUSTAVO A. MADERO | 6564 COMPARSAS DE CARNAVALES DE SANTA ISABEL TOLA, ZACATENCO Y PADROTES
  • 36. | GUSTAVO A. MADERO | 6766
  • 37. | GUSTAVO A. MADERO | 6968 Ángel Gutiérrez nos cuenta que cuando era pe- queño su máscara se rom- pió y, al no haber en su lo- calidad quién las supiera reparar, decidió arreglarla él mismo. Así, en compañía de su hermano, viajó has- ta Santa María Aztahuacan, uno de los pueblos origi- narios de Iztapalapa donde se había perfeccionado la técnica artesanal. Desde en- tonces, el Faria decidió convertirse en mascarero con la firme intención de preservar y enriquecer el oficio. Ángel Gutiérrez nos relata: “Mi pasión de artesano es alimentada por los recuerdos. Cuando me voy a poner una máscara y miro detrás de ella tengo un sentimiento de alegría y tristeza. Son los recuerdos de la infancia que pasan rápido frente a mis ojos como un enorme estímulo para extender la tradición en las siguientes generacio- nes”. Sobre la historia de las máscaras, algunos miem- bros de la organización Familia Sánchez mencionan que las primeras, hechas con madera de cedro, provienen de Tlaxcala. Con respecto a las de cera y manta, nos comentaron que se confeccionan en Santa María Azta- huacán. También se utilizan máscaras rematadas con pedrería, originales de San- ta Isabel Tola. Estas últimas constituyen una peculiari- dad, ya que sólo se utilizan en la delegación Gustavo A. Madero. El Faria relata que los carnavales son realiza- dos por diversas organiza- ciones que se encuentran en San Juan de Aragón, Santa Isabel Tola, San Pedro Zacatenco y la colonia Martín Carrera. Los bailes característicos son los “de cuadrillas”, cuyas reminiscencias remontan al barroco europeo. Pero la cultura popular se ha construido en un vaivén en- tre América y Europa. Desde finales del siglo XVI hasta la fecha, tonadas y géneros como los minués, contradan- zas, valses o gallops fueron incorporándose al conjunto de festividades populares en las distintas regiones del país hasta constituir parte viva de los carnavales. De allí que en muchas zonas –como la Huasteca– los vinuetes sean los minués de antaño, mientras que las contradan- zas y zarabandas las podemos ver en las coreografías de los carnavales musicalizadas con piezas de moda como “El Gallinazo” o “El Pollito Pío”. CARNAVAL DE PRIMAVERA EN LA COLONIA MARTÍN CARRERA. ÁNGEL GUTIÉRREZ, EL FAMOSÍSIMO FARIA.
  • 38. | GUSTAVO A. MADERO | 7170 Los bailes característicos son los “de cuadrillas”, cuyas reminiscencias remontan al barroco europeo. Pero la cultura popular se ha construido en un vaivén entre América y Europa. Desde finales del siglo XVI hasta la fecha, tonadas y géneros como los minués, contradanzas, valses o gallops fueron incorporándose al conjunto de festividades populares en las distintas regiones del país hasta constituir parte viva de los carnavales.
  • 39. | GUSTAVO A. MADERO | 7372 Otro baile que llama la atención es el de “La mu- ñequita”, danza que en los días de la fiesta se realiza en torno a una muñeca envuelta en un rebozo, a la que al- gunos atribuyen poderes curativos. Para algunos habi- tantes de Martín Carrera, “la muñequita” representa a la hija de un poderoso hacendado europeo quien –tras arribar al puerto de Veracruz luego de una larga trave- sía– logró reunirse con su padre que vivía en la Ciudad de México. Otra hipótesis es que este personaje reme- mora a una doncella raptada por tlaxcaltecas. Cabe de- cir que las interpretaciones asociadas a este baile quizás no sean suficientes para entender la importancia de este baile en los carnavales de la Gustavo A. Madero. Lo cier- to es que los versos dedicados a “la muñequita”aluden reiteradamente a Tlaxcala y a sus antiguos pobladores. Carlos José Ortega, organizador del carnaval, re- mata la conversación con el siguiente relato: “La pasión por el carnaval ha acompañado toda la vida a los vecinos de esta delegación y asiste a los carnavaleros hasta el último momento. Como ocurrió con Genaro Gutiérrez, quien se despidió de la vida y del carnaval vestido de huehuenche, sus amigos disfrazados y con música nos fuimos con él hasta el panteón”. Abran puertas y ventanas, salgan todos a mirar, a esta niña tlaxcalteca, que ha venido aquí a bailar… Llegaron los tlaxcaltecas con vivas y con valor, que nos ha dado licencia nuestro juez y regidor… De Tlaxcala hemos venido, de Tlaxcala para acá, a bailar carnestolendas, como las que usan allá… Algunos se adelantaron, de esta bella tradición, seguro que están presentes, porque eran de corazón Con versos recordaremos, a todos los que se fueron, y así les agradecemos, todo lo que divirtieron… HUEHUENCHE CON MÁSCARA DE MADERA, QUE ORIGINALMENTE LLEGARON DE TLAXCALA. HUEHUENCHES ATRÁS DE LA BASÍLICA DE GUADALUPE, EN LA COLONIA MARTÍN CARRERA. MÁSCARAS ELABORADAS POR JOSÉ JUAN BARRÓN MORALES
  • 40. | GUSTAVO A. MADERO | 75 Las máscara constituye la esencia del carnavalero, el elemento que permite cubrir y disipar las diferencias entre participantes. Sin importar la profesión, el oficio, la fama o la fortuna, una vez puesta la careta todos pueden cambiar de identidad. FOTO DE ARCHIVO HISTÓRICO QUE REPRESENTA LO QUE SE HA VUELTO UNA COSTUMBRE DE DECORAR CON MURALES LAS PAREDES DE LAS CALLES DONDE SE REALIZA EL CARNAVAL
  • 41. 7776 LOS PRENDEDORES SON UNA CARACTERÍSTICA SINGULAR DE LOS TRAJES EN LOS CARNAVALES DE GUSTAVO A. MADERO. LAS MUJERES SON PARTE FUNDAMENTAL DE LOS CARNAVALES, COMO PERSONAJES Y COMO ORGANIZADORAS.
  • 42. | GUSTAVO A. MADERO | 7978 En GAM tenemos una gran rivalidad y competencia en los carnavales, pero eso nos hace sacar el mejor cada año. Al final del día, todos somos una gran familia, y lo que queremos es continuar la tradición. Ángel Gutiérrez
  • 43. 80 CARNAVALES DE GUSTAVO A. MADERO Carnaval Marơn Carrera Organización Familia Sánchez. 9, 10, 11 y 12 de febrero 9, 10, 11 y 12 de febrero 9, 10, 11 y 12 de febrero 9, 10, 11 y 12 de febrero 9, 10, 11 y 12 de febrero Sábado antes del MC Carnaval de la Villa Organización Los Pachis, Familia Cárdenas Carnaval del barrio de la Marơn Carrera Organización Los Padrotes, Familia Acuña Carnaval infanƟl de la Villa Organización 12 de Joaquín Herrera, por el Lobo, Pepe Panteonero y El Tigre 16 y 17 de febrero 16 y 17 de febrero Carnaval de Santa Isabel Tola Organización El Chano 16, 17, 18 y 19 de febrero Sábado después del MC Carnaval InfanƟl de Santa Isabel Tola Organización El Maestrín Sábado y domingo después de MC Sábado y domingo después del MC Carnaval de San Pedro Zacatenco Organización Raymundo, Familia Herrera Serna Carnaval Pueblo de San Juan de Aragón Organización Luis Morales Pineda y Miguel Ángel González Gudiño Cuatro días antes del MC Cuatro días antes del MC Cuatro días antes del MC Cuatro días antes del MC Carnaval de Marơn Carrera Organización Los Chales, Familia Zaldívar 23, 24, 25 y 26 de febrero Quince días después del MC Carnavales de México, Tradición y Cultura: Carnaval de primavera El Famosísimo Faria y la Organización Anaya y 47 de Rayón 16, 17, 18 y 19 de marzo Sábado, domingo, lunes y martes antes o después del 21 de marzo, depende el año MC: Miércoles de Ceniza Nota: Este año el carnaval de la Familia Sánchez se realizó a desƟempo por instrucciones de las autoridades de la delegación, durante los días 2, 3, 4 y 5 de febrero. Fuente: Ángel GuƟérrez / Carnavalero CARNAVAL COMPARSA TEMPORAL (2013) ATEMPORAL
  • 45. | CUAJIMALPA | 8382 Los preparativos del carnaval comienzan el 2 de febre- ro con el festejo de la Virgen de la Candelaria. Resuena en el recuerdo la peregrinación guadalupana que desde hace 80 años parte de la diócesis de Toluca, atravesando Cuajimalpa hasta culminar en el Tepeyac. Así, los mora- dores de Cuajimalpa esperan ansiosos el amanecer del sábado previo al Miércoles de Ceniza, para cargar –en- tre todos y acompañados de música– “la portada” hecha a base de flores y granos que enmarcará la iglesia de San Pedro Apóstol. Llegada la tarde, las cuadrillas de danzantes se dirigen al panteón central para retirar la cruz mayor y trasladarla con algarabía a la casa donde será velada. En todos los sitios por donde las cuadrillas circulan, la co- mida, la bebida, la música y la palabra son “dones” que se comparten con gusto. “No importa que el amanecer se encuentre próximo, el éxtasis parece no tener fin. Son días de carnaval”, nos cuenta Víctor Carrillo, promotor social. Los bailes que acompañan esta festividad inclu- yen las ya conocidas danzas de chinelos, apaches, hue- CUAJIMALPA CARNAVALES DE SAN PEDRO huenches, concheros y arrieros. Esta representación hunde sus raíces en los circuitos comerciales que du- rante décadas unieron a Cuajimalpa con otras regiones como Tierra Caliente, Costa Chica y Costa Grande (Oa- xaca y Guerrero). Según los testimonios recogidos, la Danza de Arrieros y la de huehuenches son las danzas más antiguas practicadas en la delegación, siendo las de chinelos una tradición relativamente reciente, pero que va en aumento. Don Vicente Sánchez Delgadillo, de 74 años de edad y con 50 años participando en la danza, nos cuenta que fue durante la segunda mitad del siglo XIX que die- ron inicio las primeras danzas en Capulhuac y Ocoyoa- cac, Estado de México. Los protagonistas de este baile reviven la vida de las haciendas representando perso- najes como “el patrón”, “el cargador mayor”, “el surti- dor de cargas”, “los atajadores”, “los corredores”, “los arrieros “y “el animal de carga”. Las danzas de arrieros son acompañadas por distintas músicas, como los mariachis, llamados “alco- holeros”, rezos, alientos y, la mayor de las veces, por PORTADA: MÁSCARA DE CHINELO. TRAJE DE LA DANZA DE ARRIEROS.
  • 46. | CUAJIMALPA | 8584 DANZA DE ARRIEROS Y SU SINCRETISMO CON LOS RITUALES INDÍGENAS. Al conversar con los distintos personajes que participan de la fiesta, emerge una memoria generacional que nos recuerda que el oficio de arriero formaba parte de la cotidianidad de estos pueblos en los tiempos pasados. De allí que los carnavaleros recreen las distintas etapas que conformaban la “ruta larga”, que alcanzaba el puerto de Acapulco y, ocasionalmente, “la ruta corta” a Chalma u otros pueblos del estado de Morelos.
  • 47. | CUAJIMALPA | 8786 un conjunto de cuerdas, es decir, violín, guitarra y bajo. Si bien las costumbres carnavaleras de los pueblos tie- nen sus diferencias, como anota don Vicente: “La danza de arrieros es la más popular, la que atrae a más gente, y qué mejor para mí, me siento muy contento porque están participando jóvenes y podemos enseñarles nues- tras costumbres”. Al llegar el domingo, las calles se ven inundadas por cuadrillas de arrieros, que marcan el tiempo de la vida al ritmo de sones como “Entrada de corral”, “Des- cargar a la consentida”, “Dejar al atajador”, “Desapa- rejar”, “Ir a dar agua”, “Limpia de atajo”, “Registro de cocina”, “Desayuno y comida” y “Limpia de hato”. Al conversar con los distintos personajes que participan de la fiesta, emerge una memoria generacio- nal que nos recuerda que el oficio de arriero formaba parte de la cotidianidad de estos pueblos en los tiempos pasados. De allí que los carnavaleros recreen las distin- tas etapas que conformaban la “ruta larga”, que alcan- zaba al puerto de Acapulco y, ocasionalmente, la “ruta corta” a Chalma u otros pueblos del actual estado de Morelos. El domingo temprano los chinelos alistan sus trajes blancos con vivos azules, negros o multicolores, que rematan con el prominente mentón de una máscara. Aunque en el pueblo constituye una tradición reciente, los danzantes de Cuajimalpa se asumen herederos de las tradiciones de chinelos que existen en el estado de Morelos desde el siglo XIX. PERSONAJES DE LA DANZA DE ARRIEROS, REPRESENTANDO LA VIDA DE LAS HACIENDAS: “EL PATRÓN”, “ EL CARGADOR MAYOR”, “EL SURTIDOR DE CARGAS”, “LOS ATAJADORES”, “LOS CORREDORES”, “LOS ARRIEROS”. DON VICENTE SÁNCHEZ DELGADILLO, MAESTRO DE LA DANZA DE ARRIEROS.
  • 50. | CUAJIMALPA | 9392 Una carta recibida en 1872 del entonces presi- dente municipal de Tlayacapan, Antonio Ortíz y Arvizu, nos da pista sobre la antigüedad de la danza, al ubicar a este poblado como la posible cuna. Si bien existen di- ferencias en los trajes debido a su procedencia, hoy en día los pasos son los mismos para todas las comparsas. En Cuajimalpa ocurre algo más, pues algunas compar- sas exageran los pasos para hacer el “brinco del chine- lo” y hacer aún más vistoso y disparatado el baile. Es posible que la palabra “chinelo” provenga del náhuatl tzineloa que quiere decir “meneo de cade- ra”. Sin embargo, para Benjamín de Jesús Rodríguez, miembro de la comparsa de chinelos de San Pedro Cuajimalpa, dicho término es en sí misma una burla a los poderosos y religiosos que no permitían a los po- bres participar en las festividades. Entre los pioneros de las comparsas de esta delegación se encuentran los señores Cecilio Ortíz Montesinos y el señor Tobías Ló- pez García, quienes con profundo entusiasmo continúan dando vida al carnaval. La animosa participación de habitantes de los pueblos de San Pablo Chimalpa, La Candelaria, Zatla- patl, Contadero, San Lorenzo Acopilco, San Mateo Tlal- tenango, Santa Cruz Atizapán y, por supuesto, de San Pedro Cuajimalpa permite augurar un largo futuro a esta celebración, cuenta Tomas Martínez, “patrón” en la danza de arrieros. A la distancia, “el tronar de los cuetes” recuerda que un año más es uno menos. Y que otro sábado de carnaval ha llegado. CUADRILLA DE CHINELOS
  • 51. | CUAJIMALPA | 9594 Los chinelos de San Pedro Cuajimalpa exageran sus pasos para hacer el brinco más vistoso y disparatado.
  • 52. | CUAJIMALPA | 9796 ESPUELA DE BOTA, DANZA DE ARRIEROS. TOMAS MARTÍNEZ, PERSONAJE DE PATRÓN EN LA DANZA DE ARRIEROS.
  • 53. 98
  • 55. | XOCHIMILCO | 101100 Ante nuestros ojos, la Ciudad de México emerge como un perpetuo desfiladero de asfalto, con avenidas, ejes viales y segundos pisos que pretenden borrar el recuer- do de aquél valle de México que alguna vez estuvo he- cho de agua. Sin embargo, la antigua vocación acuá- tica de este asentamiento por fortuna aún subsiste en Xochimilco, declarado Pa- trimonio Cultural de la Hu- manidad por la UNESCO en 1987. En ese lugar donde se alternan caminos de agua y tierra se despliega una car- tografía fiestera que no deja pasar un día sin que el tro- nido de cohetes y la música anuncien a propios y extra- ños que se está “de mante- les largos”. Distribuida en catorce pueblos y diecisiete ba- rrios, la delegación de Xochimilco hace gala de su voca- ción festiva, sostenida en una arraigada identidad y or- ganización comunitaria. Más o menos cercanas al culto religioso, Xochimilco ejemplifica la renovación de tradi- XOCHIMILCO CARNAVAL DE ciones que encuentran siempre la forma de imprimir el sello de lo nuevo y contemporáneo a la herencia de los abuelos. En la memoria po- pular, las fiestas constituyen un recorrido por el tiempo y la historia. La celebración de La Flor más Bella del Eji- do remite para muchos a una fiesta iniciada en la épo- ca prehispánica, realizada en honor a la diosa Xochi- quetzalli. Por otro lado, la distintiva fiesta del Niñopa –que en el candelario litúr- gico católico está destina- do a la Virgen de la Can- delaria– se relaciona con la época colonial. Mientras que las conmemoraciones a personajes fundantes de la vida cívica y artística, como el poeta Fernando Celada o Quirino Mendoza y Cortés –a quien se atribuye la composición del “Cielito lindo”– complementan el calendario festivo. No debe olvidarse que el célebre encuentro de los generales Emiliano Za- pata y Pancho Villa también ocurrió en este lugar. PORTADA: MÁSCARA DE CHINELO XOCHIMILCO MANUFACTURA SUS TRAJES Y MASCARAS DE CHINELOS, TENIENDO COMO PARTE DE SU IDENTIDAD ELEMENTOS PREHISPÁNICOS…
  • 56. | XOCHIMILCO | 103102 En ese lugar donde se alternan caminos de agua y tierra se despliega una cartografía fiestera que no deja pasar un día sin que el tronido de cohetes y la música anuncien a propios y extraños que se está “de manteles largos”.
  • 57. | XOCHIMILCO | 105104 La estructura comunitaria –fundada en torno a las mayordomías y la organización barrial– garantiza y refuerza la vida social y cultural de Xochimilco
  • 58. | XOCHIMILCO | 107106 Otra festividad que no puede dejar de men- cionarse es la fiesta patronal del barrio de Xaltocan o El Xaltocan –palabra náhuatl que significa: “donde se siembra en arena”– celebrada dos domingos previos al Miércoles de Ceniza, dedica a la Virgen de los Dolo- res. En esta fiesta tradicional que antecede y se conecta naturalmente con el carnaval, al son de las bandas de viento, de pasito duranguense, grupero y de chirimías con teponaztles se mezcla el emotivo paseo que acom- paña la procesión de la Inmaculada. Así, pueden verse chinelos, huehuenches, animales humanizados, santia- guitos y personas de todas las edades y géneros, que con máscaras y estrafalarios atuendos, o sin ellos, riegan por las calles su energía vital para honrar un nuevo ciclo de vida. Don Sebastián Flores Farfán, cronista de la de- legación Xochimilco, comenta: “Los carnavales de Xo- chimilco son fiestas recientes, esta celebración tiene un arraigo de apenas cuarenta años en la zona. Solía ser una festividad pequeña hasta que, a inicios de los ochentas, el ingeniero Mariano Velasco incitado por su célebre sobrino, Raúl Velasco, conductor del programa Siempre en Domingo, avivaron el carnaval”. Según el testimonio, el jefe delegacional de aquellos años, entusiasmado con la propuesta se dio a la tarea de implementar acciones que fortalecieran al carnaval local, exhortó a las autoridades de las escuelas de educación básica a participar activamente en la cele- bración. Se instó a los vecinos a participar en la transfor- mación de los vehículos empleados en las actividades cotidianas, desde aquellos que se usaban para el traba- jo familiar hasta los camiones recolectores de basura, en vistosos y alegres carros alegóricos que dieran real- ce al desfile carnavalero. Distribuida en catorce pueblos y diecisiete barrios, la delegación de Xochimilco hace gala de su vocación festiva, sostenida en una arraigada identidad y organización comunitaria.
  • 60. | XOCHIMILCO | 111110 Don Sebastián Flores Farfán, cronista de la delegación Xochimilco, comenta: “Los carnavales de Xochimilco son fiestas recientes, esta celebración tiene un arraigo de apenas cuarenta años en la zona. Solía ser una festividad pequeña hasta que a inicios de los ochentas, el ingeniero Mariano Velasco incitado por su célebre sobrino, Raúl Velasco, conductor del programa Siempre en Domingo avivaron el carnaval”.
  • 61. | XOCHIMILCO | 113112 Dicha iniciativa fue tan exitosa que locatarios de los mercados y embarcaderos de la zona se unieron para hacer la fiesta en grande y fortalecer la tradición. El carnaval fue creciendo exponencialmente al punto de atraer a público y comparsas de diversos puntos de la República Mexicana –incluyendo aquellas que una vez terminado el carnaval venían desde el entrañable Puer- to de Veracruz– para incentivar la desbordante alegría que encontraba en la explanada delegacional su epicen- tro. Con el transcurrir de los años, el carnaval en Xo- chimilco perdió fuerza, hasta el punto que llegó a des- aparecer por algunos años. Sin embargo, en 2008, la inquietud ciudadana recuperó los adormecidos bríos y restableció la fiesta. Las escuelas de todos los niveles y casas de cultura locales fueron convocadas a formar sus propias cuadrillas. También invitaron a participar a comparsas de otros lugares, como los charros de Santa María Aztahuacán, los chinelos de Morelos, los huehuen- ches xochimilcas, entre otros. Con este nuevo impulso, los danzantes entre máscaras, tarolas, trompetas, trom- bones, tamboras y pistas musicales previamente graba- das, volvieron a inundar las multicolores calles y aveni- das de Xochimilco. Cada año se suman nuevas comparsas que de a poco han ido incorporando a su tradicional montaje a personajes de la política y el mundo del espectáculo. Pero a diferencia de otras delegaciones, donde el carna- val es fiesta principal, en Xochimilco comparte el prota- gonismo con un extenso número de festividades que a lo largo del año provocan que las comparsas de los distin- tos rumbos se esfuercen por ser reconocidas como las mejores. La estructura comunitaria –fundada en torno a las mayordomías y la organización barrial– garantiza y re- fuerza la vida social y cultural de este territorio. Cada vez que un mayordomo toma la responsabilidad de cui- dar al Niñopa, lo acompaña una nueva comparsa, has- ta que, al siguiente 2 de febrero, deba entregar al Niño Dios a la comparsa que hará la sustitución. Don Sebastián Flores Farfán, cronista, comenta: “Si bien algunas danzas casi han desaparecido, como la danza de “Los Santiaguitos” –que es una representación de la batalla de moros y cristianos, donde los personajes llevan capas rojas– el entusiasmo de los lugareños es tan grande que cada año surge al menos una nueva com- parsa. Hay reconocidas alrededor de veinticinco com- parsas en la zona, que renuevan constantemente nuestra tradición y el sentir xochimilca”. A caballo entre la modernidad y la tradición, Xo- chimilco es una muestra inmejorable de cómo los pue- blos pueden mirar al futuro sin olvidar su historia. Y para muestra un botón, entre chinampas y asfalto el gusto prehispánico por la comida continua vigente, por lo que el convite ofrecido a los asistentes al festejo comunitario es fundamental. Cada año los pescadores van recorrien- do las orillas del lago de Xochimilco confiados en reco- lectar las presas necesarias para el banquete que tendrá lugar al día siguiente. La organización de la comilona es compleja. Las familias locales cocinan mole con pollo y arroz para los pescadores, que entre sus redes traerán: peces, acociles, charales, michpetos, ajolotes o almejas con los que se prepararán los “tlapiques” (tamalitos asa- dos, hechos en hoja de maíz a base de pescado, tomate verde, cebolla, venas de chile y epazote). También se prepara el “michmole” (tomate verde o rojo molido con chile y sazonado con cebolla y epazote, servido sobre pescados, ajolotes, ranas, almejas o menudencias de pollo) que acompañado con agua de chía será compar- tido como los dones más preciados de la vida. Así pues, esta mezcla de sabores, olores, ropajes, máscaras, tam- bores y música de viento anuncia en forma inequívoca el comienzo de un carnaval más. Con el transcurrir de los años, el carnaval en Xochimilco perdió fuerza, hasta el punto que llegó a desaparecer por algunos años. Sin embargo, en 2008, la inquietud ciudadana recuperó los adormecidos bríos y restableció la fiesta.
  • 63. | XOCHIMILCO | 117116 A caballo entre la modernidad y la tradición, Xochimilco es una muestra inmejorable de cómo los pueblos pueden mirar al futuro sin olvidar su historia.
  • 64. 118 Así pues, esta mezcla de sabores, olores, ropajes, máscaras, tambores y música de viento anuncia en forma inequívoca el comienzo de un carnaval más.
  • 66. | AZCAPOTZALCO | 121120 En pleno siglo XXI el carnaval en Azcapotzalco persiste como una forma de enraizar la identidad local, median- te la rememoración de añejas prácticas culturales que poca a poco han ido incorporando en el sentir y en la cotidianidad de las nuevas generaciones. De acuerdo con el arqueólogo José Antonio Urdapilleta Pérez, cronista de la delegación, esta zona otomí se regía por el calendario solar prehispánico para realizar sus rituales agrarios. Por lo que sus actuales ha- bitantes han intentado mantener la misma calendariza- ción en sus festividades A cuatro años de organizar el carnaval, las for- mas y texturas de esta joven festividad continúan defi- niéndose. Esta inquietud carnavalesca fue introducida por los profesores de la Casa de Cultura Morelos. El cambio de mayordomía de la Virgen de los Remedios se convirtió naturalmente en la fecha emble- mática del carnaval, ya que se efectúa –desde hace más de 150 años– el domingo previo al Miércoles de Ceni- za. Así, en 2010, en el primer año de carnaval en Santia- go Ahuizotla, no hubo temática. Sobre ello nos comentó Miguel Ángel García, profesor de la Casa de Cultura: “Salimos a las calles con máscaras de mariposas, aves o cualquier otro animal que nosotros mismos hicimos con materiales reciclados. Fuimos más de cincuenta y lo im- portante fue expresar la alegría de nuestro pueblo y dar inicio a una tradición”. AZCAPOTZALCO CARNAVAL DE SANTIAGO AHUIZOTLA Este 2013 incluso llegaron comparsas de la dele- gación Gustavo A. Madero por lo que huehuenches, chi- nelos y bandas de viento coincidieron en Azcapotzalco llevar a cabo la fiesta. Este año marchó un ahuizote (del náhuatl, “perro de agua”) –figura que en adelante será representativa de Santiago Ahuizotla– acompañando a las comparsas. PORTADA: TORITO DE PÓLVORA. TALLER DE DANZA REGIONAL DE LA CASA DE CULTURA MORELOS. PERSONAJE LA VOZ DEL TIEMPO QUE CUENTA EL PASADO, PRESENTE Y FUTURO DEL CARNAVAL.
  • 67. | AZCAPOTZALCO | 123122 DANZA CHÚL DE LA HUASTECA VERACRUZANA
  • 70. | AZCAPOTZALCO | 129128 PREPARATIVOS DE SANTIAGO EL MAYOR.
  • 71. | AZCAPOTZALCO | 131130 TRADICIONAL “PALO ENCEBADO”. El palo encebado es una herencia que ha sobrevivido desde tiempos prehispánicos. Uno de sus antecedentes clarificadores es la fiesta tepaneca de Azcapotzalco que se hacía en honor a Otontecutli. Ésta consistía en colocar, en la copa de un árbol de ocote, las insignias de un guerrero y una figura hecha de semilla de amaranto y miel, para que los participantes lucharan por alcanzarlas. El ganador obtenía las insignias y los desafortunados recibían un trozo de la figurilla dulce. José Antonio Urdapilleta, cronista de Azcapotzalco
  • 72. | AZCAPOTZALCO | 133132 DANZA DEL MAÍZ CENTÉOTL. En el esfuerzo de buscar identidad, el 29 de julio de 2013 se repitió el carnaval. En la fiesta no faltaron las danzas dedica- das a Diosa del maíz y al señor Santiago y tampoco personajes como el “tlachiquero”, encargado de extraer el aguamiel de la planta de maguey.
  • 73. | AZCAPOTZALCO | 135134 Jorge Pineda Cervantes –fotógrafo y cineasta in- dependiente y actual director y asesor pedagógico de la Casa de la Cultura y decisivo impulsor de la fiesta– nos comenta “El carnaval, al ser nuevo, debe involucrar poco a poco a la gente en el saber de su historia para que participe. El objetivo es personalizar el carnaval se- gún los gustos del pueblo y trabajar para que tenga su propia música original”. En el esfuerzo de buscar identidad, el 29 de julio de 2013 se repitió el carnaval. En la fiesta no faltaron las danzas dedicadas a diosa del Maíz y al Señor Santiago y tampoco personajes como el “tlachiquero”, encargado de extraer el aguamiel de la planta de maguey. Sobre el tema de las bebidas tradicionales, nos comenta el cro- nista que, hacia 1974, había más pulquerías que escue- las; actualmente solo existe una en toda la delegación de Azcapotzalco. La música que da vida a la celebración está a cargo de Ricardo Manuel Alonso Pilón, músico compro- metido con el rescate y difusión de la lengua náhuatl y la música prehispánica y quien, en la actualidad, desa- rrolla un proyecto para recopilar ritmos propios de la comunidad. Los estudiosos de la cultura suelen considerar las tradiciones de los pueblos y barrios como materia prima para desarrollar sus principales temas de inves- tigación. El carnaval que recién inicia en Azcapotzalco, implica al científico social un nuevo reto: atestiguar el nacimiento de una nueva tradición carnavalera que bus- ca en el pasado el sostén del futuro. Y serán los habitan- tes de esta delegación quienes le den a este carnaval historias para contar y recordar. REPRESENTACIÓN DE SANTIAGO EL MAYOR DIOSA DEL MAÍZ CHICOMECÓATL. CUETERO
  • 74. | AZCAPOTZALCO | 137136 DIABLITA INTENTANDO “ECHAR A PERDER” LA COSECHA DEL MAÍZ. SANTIAGO EL MAYOR, ESCULTURA REALIZADA POR LA CASA DE CULTURA EN PAPEL MACHÉ. MÁSCARA DEL DIOS DEL MAÍZ CENTÉOTL.
  • 76. 140
  • 78. | TLÁHUAC | 143142 Se sabe por algunas fotografías que el primer carnaval después de la Revolución, desfiló en 1920 en San Fran- cisco Tlaltenco. Los pioneros de esta festividad fueron Agapito Mancilla, Dionisio Chávez y Gregorio Ruiz, quienes no se imaginaban que la fiesta se extendería por más de cinco generaciones. Sin embargo, la tradición oral plantea que el car- naval pudo haber existido antes de la Revolución Mexi- cana y que con dicha revuelta se dispersó, pues muchos tlahuaquenses emigraron para refugiarse en otros pue- blos, por ejemplo, en Tlaxcala. Durante su refugio, estas personas aprendieron nuevos estilos de música y baile que llevaron consigo de vuelta a Tláhuac. Cuando el mo- vimiento armado terminó reintegraron el carnaval, pero ahora enriquecido con más formas musicales y dancísti- cas, que le dieron una nueva identidad. En algunos luga- res como San Pedro Tláhuac, se asegura incluso que el carnaval perduró durante la Revolución, ya que se inte- graron algunas canciones revolucionarias al repertorio de la fiesta carnavalesca, aunque de igual forma las mi- graciones terminaron por nutrir los desfiles. Una situación que ayudó al resurgimiento del carnaval fue la unión de los ciudadanos. Las familias que TLÁHUAC LOS CARNAVALES DE habían emigrado a causa de los enfrentamientos béli- cos, encontraron estragos en los paisajes en los que al- guna vez se pasearon Maximiliano de Habsburgo y su esposa Carlota, lo cual despertó un profundo y ejemplar sentimiento de solidaridad y fraternidad entre los pobla- dores. Nos platica Jaime Leyte Mancilla que “ante el es- cenario que dejó la Revolución, los vecinos decidieron unirse formando sociedades como la de Tlaltenco, que sirvió como plataforma para crear la Sociedad Mutua- lista y Recreativa Benito Juárez, a través de la cual los vecinos rehabilitaron casas y campos”. Lo cierto es que cuando la región comenzó a re- ponerse social y económicamente, el carnaval se fortale- ció como una herencia cultural que además contribuyó a la unión social: “Para finales de la década de los veinte, la estabilidad había sido recuperada y en la misma de- marcación en la que Zapata montó uno de sus cuarteles de guerra, los vecinos se enfocaban ahora un poco más a la fiesta del carnaval, puesto que les concedía espar- cimiento y diversión fortaleciendo sus lazos comunita- rios”, nos dice Alfredo Rioja Castañeda, heredero de la tradición carnavalera reiniciada por sus abuelos. CHARRO DE LA SOCIEDAD BENITO JUÁREZ. CARNAVAL DE SAN FRANCISCO TLALTENCO CARNAVAL DE SAN PEDRO TLÁHUAC Los carnavales en Tláhuac han contribuido a la vasta historia de esta delegación, han aportado a su reestructuración social y han permeado la identidad de sus habitantes. Lo que es realmente sorprendente es la fuerza de su presente, en una ciudad impersonal y hasta lejana, que sean miles las familias que intervienen en esta tradición, miles los que dejan el corazón en el baile y la música, miles los que con su alegría garantizan el futuro de esta festividad que seguro será prominente.
  • 79. | TLÁHUAC | 145144 COMPARSA DE CAPORALES DEL CARNAVAL DE SAN PEDRO TLÁHUAC
  • 80. | TLÁHUAC | 147146 CARNAVAL DE ZAPOTITLÁNCARNAVAL DE SAN PEDRO TLÁHUAC
  • 81. | TLÁHUAC | 149148 CARNAVAL DE ZAPOTITLÁN. CARNAVAL DE SANTA CATARINA YECAHUÍZOTL. En ese entonces en algunos carnavales de Tláhuac caminaban grupos de gente disfrazados de caníbales, cargando cazue- las enormes. Estos grupos de pronto se detenían y colocaban el trasto encima de un puñado de zacate húmedo al que le prendían fuego con el objetivo de que por no estar seco solo esparciera humo figurando una fogata, hecho esto, metían un caníbal dentro de la cazuela y otros caníbales danzaban alrededor Esperanza Mancilla Castañeda, cronista de Tláhuac
  • 82. | TLÁHUAC | 151150 Menciona la profesora Esperanza Mancilla Cas- tañeda, cronista de Tláhuac que por esta misma época el carnaval era diverso: “Al principio, en algunos pueblos, la gente se disfrazaba con ropa vieja o con algún mote extraordinario, por ejemplo, pieles de animales que ha- bitaban en el cerro como tejones, coyotes, armadillos o cualquier otra cosita que sirviera para un disfraz que fuera visto con alegría en el carnaval”. Hacia los años treinta se veían en los carnavales de Tláhuac, personajes como “la pareja de novios”, “los ositos”, “el diablo” y, por supuesto, los tradicionales cha- rros, caporales y damas. Además se encontraban otros personajes muy curiosos como los hombres vestidos de mujer, que a manera de parodia, cargaban un bebé en el rebozo mientras caminaban con enaguas y huipi- les. “En ese entonces en algunos carnavales de Tláhuac caminaban grupos de gente disfrazados de caníbales cargando cazuelas enormes. Estos grupos de pronto se detenían y colocaban el trasto encima de un puñado de zacate húmedo al que le prendían fuego con el objetivo de que por no estar seco solo esparciera humo figuran- do una fogata, hecho esto, metían un caníbal dentro de la cazuela y otros caníbales danzaban alrededor”, cuenta la profesora Esperanza. Hacia la mitad del siglo XX el carnaval había evo- lucionado, las comparsas en diferentes pueblos habían cobrado tanta fuerza que ya se disputaban el reconoci- miento por el charro más original, el traje de dama más llamativo, el carro alegórico más vistoso, la reina más ataviada, y el mejor grupo de música. Es natural que las manifestaciones culturales cambien con el tiempo, por eso en Tláhuac el carnaval ha visto transformaciones en su música y en sus vesti- mentas pero también en su sistema organizativo. Un ejemplo de estos cambios es la forma de participar de las mujeres, nos explica Beatriz Mancilla, profesora de educación primaria y una de las primeras mujeres en participar en el recorrido del carnaval: “La participación
  • 83. | TLÁHUAC | 153152 femenina en el principio era limitada, las mujeres sólo acompañaban a los hombres que eran los que le daban vida al carnaval. Las primeras en bailar cuadrillas lo hi- cieron hasta el año 1940 y acompañar a los hombres en el recorrido se logró en el año 1955, al menos así fue en Tlaltenco”. Actualmente el carnaval sigue siendo motivo y causa de cohesión entre la población, Eloy Palma, ve- cino de esta demarcación, señala que: “El carnaval ha tomado distintos caminos en Tláhuac, pero siempre es una festividad que genera en esta delegación participa- ción ciudadana, como una de sus principales caracterís- ticas”. Marcos Zaldívar Espejel hace una radiografía de los carnavales en esta demarcación al señalar que: “En el caso de Santa Catarina Yecahuízotl los charros y caporales van apegados al tema del trabajo y la fiesta. San Pedro Tláhuac tiene un misticismo único y además son los únicos que tiene al Judas. Por otro lado, Tlalten- co tiene al carnaval en un tenor de distracción y alegría pero también de tradición, pues aquí siempre han baila- do los charros y las damas sin cambiar su atuendo por el orgullo de conservar sus costumbres y qué decir de Zapotitlán con la belleza de sus carros alegóricos ador- nados con flores naturales y sus comparsas orgullosas y apasionadas que bailan hasta el último aliento”. Es evidente que los carnavales en Tláhuac han contribuido a la vasta historia de esta delegación, que han aportado a su reestructuración social y que han per- meado la identidad de sus habitantes. Lo que es real- mente sorprendente es la fuerza de su presente, que en una ciudad impersonal y hasta lejana, sean miles las familias que intervienen en esta tradición, miles los que dejan el corazón en el baile y la música, miles los que con su alegría garantizan el futuro de esta festividad que seguro será prominente. CARNAVAL DE SANTA CATARINA YECAHUÍZOTL.
  • 84. | TLÁHUAC | 155154 Si una revuelta armada no logró acallar la alegría del carnaval, mucho menos la indiferencia de los ajenos o la frialdad de las autoridades locales lograrán borrar las sonrisas de la dama, o el bullicio de la trompeta, no detendrán el fuete del caporal ni trastabillará el charro cuando baile, todo lo contrario, cada vez la dama sonrei- rá más alegre y el charro bailará mas fuerte, porque hoy la llama de los carnavales de Tláhuac está encendida. Es una hoguera, casi un incendio en el corazón de los Tlahuaquenses. Hoy los carnavales ¡están más vivos que nunca! Carnaval de San Francisco Tlaltenco Amanece en Tlaltenco, los parques rodeados de pirules y el paisaje pintoresco aguardan el momento del baile y el alboroto, el “día de los feos” está por comen- zar. En el segundo domingo de cuaresma, es decir dos domingos después del Miércoles de Ceniza, cuando el sol comienza a alcanzar el cenit las comparsas toman las calles y, al ritmo de la banda de viento, niños, jóvenes, hombres y mujeres bailan y brincan con sus atavíos ins- pirados en personajes del cine, políticos u otro icono del imaginario popular. Personajes de la película Avatar, ex presidentes, músicos, guerreros águila, tlatoanis o acto- res de telenovela se mezclan entre los personajes tra- dicionales del carnaval de “los feos” como “la muerte”, “el diablo” y “el gorila”. En punto del medio día del tercer domingo de cuaresma se reúnen los participantes del carnaval para dar inicio al Baile de charros y damas. Cada comparsa tiene su propia ruta y por ella desfilan los carros alegó- ricos que trasladan a las reinas hasta la plazuela donde se bailan cuadrillas y se hace la coronación y baile que cerrará la celebración. Los charros y las damas del carnaval de Tlalten- co bailan las corridas acompañados de una banda de viento que interpreta canciones como “Las Lolas”, “Los Pecados de Lola”, “Los de Levita”, “Los Lanceros”, entre otros. Las mujeres ataviadas con vestidos de coctel y los hombres con el tradicional traje de charro: guantes, bo- tas blancas o color hueso, sombrero bordado, máscara de cera, fuete y, por supuesto, una pistola amarrada al cinturón. Sobre las pistolas comenta Edgar Hernández: “Aunque ya sólo es una réplica que ya no dispara en el recorrido”. El carnaval de Tlaltenco surgió en 1920, impul- sado por la Sociedad Benito Juárez, pero hacia 1947 na- ció una comparsa que también contribuyó al desarrollo de la tradición carnavalesca el Club Juvenil. “En 1947, dicha comparsa se presentó con su reina en el carro alegórico acompañado de “Que rico mambo” de Pé- rez Prado”, nos cuenta la señora María Rosa de la Rosa, quien conserva el legado carnavalesco de los fundado- res del Club Juvenil. Los grupos siguieron surgiendo: Los Chupamaros, Los Guadalupanos, Las Guadalupa- nas, Zacatenco, Barrio Fuerte, La Selene, grupos infan- tiles y más que durante mucho tiempo crearon ingenio- sas comparsas que hasta hoy surcan las calles de sus pueblos. “No me imagino el carnaval sin otras compar- sas, le dan vida y alegría y nos genera mucha emoción el poder competir y compartir en el carnaval, nuestra herencia cultural”, agrega el señor Camilo Reyes Man- cilla, quien es también descendiente de los iniciadores del carnaval y enérgico promotor cultural de Tláhuac. Cada año la alegría del pueblo finaliza con la convivencia anhelada por locales y visitantes. Música, baile, gastronomía, sonrisas y recuerdos cierran cada año el carnaval. Carnaval de Santiago Zapotitlán En Santiago Zapotitlán el carnaval tiene sus orí- genes en la danza de azcachichintles, un baile que por el pasar del tiempo y los cambios sociales ya ha desa- parecido. Se tiene conocimiento de que el carnaval co- menzó en esta zona en los últimos años de la década de LA “DAMA” Y EL “CHARRO” DE LA SOCIEDAD BENITO JUÁREZ. CARNAVAL DE SAN FRANCISCO TLALTENCO Hacia la mitad del siglo XX el carnaval había evolucionado, las comparsas en diferentes pueblos habían cobrado tanta fuerza que ya se disputaban el reconocimiento por el charro más original, el traje de dama más llamativo, el carro alegórico más vistoso, la reina más ataviada, y el mejor grupo de música.
  • 86. | TLÁHUAC | 159158 los veinte y los primeros de los treinta, donde se veía bailotear a los primeros huehues con sus máscaras de cera, que representaban un rostro europeo y que más tarde cambiarían para ser de cartón con alusión a ani- males como chivos, toros o perros y personajes como el diablo y las brujas. Al igual que en Tlaltenco la participación de la mujer aquí era limitada, la lucha de las mujeres por par- ticipar en el carnaval comenzó en la década de los cua- renta originando un movimiento en la delegación a favor de la participación femenina. Es curioso mencionar que se conquistó este objetivo en la década siguiente, la de los cincuenta, en la cual también se le otorgó el voto a la mujer a nivel nacional (1953). Es menester mencionarlo porque se puede interpretar la lucha de las zapotitlecas como parte de una lucha mayor en el país. En la actualidad, el carnaval empieza el tercer domingo de cuaresma con la participación de la com- parsa de La Polilla, un grupo de adultos mayores (hom- bres y mujeres) que, a pesar de sus años, bailan con toda la energía de un joven con el afán de conservar su tradición carnavalera. Nos cuenta el José Carlos Valdés Noguerón, quien es nativo de Zapotitlán, que este día La Polilla inunda las calles con disfraces en lo que la gente conoce como la primera “loqueada”. El domingo siguiente la misma comparsa sale con sus disfraces tradicionales de charros, hombres y mujeres en pareja bailan para divertirse por las calles para celebrar sus raíces. El quinto domingo de cuares- ma, descansan y el sexto sale toda la “loqueada” y, final- mente, el domingo siguiente es el cierre de carnaval. Las comparsas del Club Santiago de charros, del Club Raíces los Caporales, Club Unión Zapotitlán y Club Halcones, así como los Carvernícolas y otros, to- man las calles transformándolas en una fiesta de color, banda de viento, charros y caporales. Alegres formas multicolores hechas de flores naturales adornan el carro alegórico en el que viaja la reina con sus princesas hacia la coronación en la explanada frente a la iglesia, donde antes de la ceremonia se bailan cuadrillas durante varias horas. El carnaval finaliza con los convivios organizados con motivo de la coronación de la reina y princesas. Esta celebración ha perdurado por más de tres generacio- nes. “Es para mí una gran alegría ver las tradiciones de mi pueblo”, comenta José Carlos mientras de fondo se escuchan las campanas de la iglesia entonando “La Biki- na”, dándole a la noche un toque de añoranza y buenos recuerdos. Carnaval de Santa Catarina Yecahuízotl Desde hace más de ocho décadas, en Santa Ca- tarina se ven desfilar charros, caporales a lo ancho de sus calles y avenidas. Acompañados de música de vien- to, estos personajes surcan los paseos del pueblo con el único interés de divertir a los espectadores y de mante- ner una tradición que los hace sentirse orgullosos de su procedencia. El Domingo de Ramos, saltan a las calles decenas de personas disfrazadas de cualquier personaje. El bai- le conocido como “la locada” pone a bailar a cientos de espectadores que acuden a mirar y valorar el ingenio de quienes se animan a bailar, algunos contagiados por la alegría bailan aunque no porten ningún atuendo extraor- dinario de carnaval. El Sábado de Gloria, ocho días después de “la locada”, salen a las calles los primeros charros y capora- les a danzar en parejas con las charras y las mujeres que portan su vestimenta estilo escaramuza de charrería. El carnaval llega a su culmen el Domingo de Resurrección cuando todas las comparsas desfilan por los paseos: la comparsa de la Sección Primera, la Sección Segunda, la Asociación de Charros y las comparsas infantiles. Representación de los disfrazados en el cierre del carnaval: “la muerte”. “La hechicera Tlahuica de los mil amores”-personaje caracterizado por don José Cecilio Calzada Cadena- influyó en el carnaval durante la década de los 90. Dicho personaje incluso fue nombrado en varias notas periodísticas Finalmente, el judas de cartón y de carrizo destinado a la quema.
  • 87. | TLÁHUAC | 161160 CARNAVAL DE SAN PEDRO TLÁHUAC Marcos Zaldívar Espejel hace una radiografía de los carnavales en esta demarcación al señalar que: “En el caso de Santa Catarina Yecahuízotl los charros y caporales van apegados al tema del trabajo y la fiesta. San Pedro Tláhuac tiene un misticismo único y además son los únicos que tiene al “Judas”. Por otro lado, Tlaltenco tiene al carnaval en un tenor de distracción y alegría pero también de tradición, pues aquí siempre han bailado los charros y las damas sin cambiar su atuendo por el orgullo de conservar sus costumbres y qué decir de Zapotitlán con la belleza de sus carros alegóricos adornados con flores naturales y sus comparsas orgullosas y apasionadas que bailan hasta el último aliento”.
  • 88. | TLÁHUAC | 163162 Cada comparsa se reune por la mañana para sa- lir en los carros alegóricos, con su reina y así iniciar el primer recorrido. Al medio día hacen un descanso para tomar los alimentos en la casa de la reina de la compar- sa correspondiente. Al atardecer, charros, caporales y disfrazados vuelven a tomar las calles con su alegría carnavalesca para llegar así al momento de la corona- ción. “Todas las comparsas tienen a su reina, incluso las infantiles tienen su reinita, además de las princesas que llevan a sus padrinos para que también las coronen. Es tradición que las comparsas de las secciones Primera y Segunda coronen en la plaza frente a la iglesia por el espacio que hay allí, nosotros los de la Asociación de Charros coronamos en el salón ejidal y las comparsas infantiles pues depende de lo que decidan los organiza- dores, algunas veces coronan en la plaza y otras eligen lugares distintos”, cuenta Mauricio Infante Cañas, presi- dente de la Asociación de Charros de Santa Catarina. Luego de la coronación, las comparsas realizan un baile para que la gente del pueblo y los visitantes convivan. Una locura de fiesta, donde quiera que se tran- site el día de carnaval se hallará jolgorio y alegría. Carnaval de San Pedro Tláhuac Judas es el nombre que recibe una artesanía he- cha de papel y carrizo para el desfile de carnaval. En San Pedro desde hace muchos años se acostumbra ha- cer estas figuras gigantes y multicolores para burlarse de personajes de la política o de la sociedad, estas fi- guras nacieron como tradición en las pulquerías aun- que ahora se queman en la explanada durante el cierre del carnaval. “Aquí al que se porte mal le hacemos su judas. Hace tiempo hubo un padrecito que se opuso al carnaval y pues hasta a él le hicimos su judas también y lo quemamos”, explica Ezequiel Calzada Martínez, con una sonrisa dibujada al recordar la alegría del carnaval. Este carnaval cuenta con más de ochenta años de tradi- ción, en un principio sólo se veía gente disfrazada, con el tiempo se unieron caporales y charros. “Se bailaban canciones revolucionarias de paso doble como la “Mar- cha de Zacatecas”, “El Zopilote mojado”, “La Raspa”, “Rascapetates”, “Las Pelonas “y actualmente ya se tocan más ritmos con banda de viento”, cuenta José Cecilio Calzada Cadena, uno de los carnavaleros más antiguos de San Pedro. “El traje tradicional masculino se compone de sombrero de trigo, moño doble sencillo, camisa pachu- queña, pantalón de caporal azul, gris o plateado, botín charro, fuete, espuelas y cinto”, narra Emmanuel Calza- da Martínez. Las mujeres siempre han tenido participa- ción en el carnaval, no sólo en su papel de reina, pues durante décadas han sido parte de la danza. Su traje está diseñado con apego al del hombre. Maribel Córdova señala que la vestimenta que usa la mujer en la compar- sa de caporales es una blusa blanca de manga larga con moño, chaleco y falda que hacen juego. Aquí el carnaval comienza el Domingo de Ra- mos, cuando salen los disfrazados. Posteriormente el Domingo de Resurrección todas las comparsas salen a las calles a bailar, excepto los charros que salen ocho días después. Desde el medio día los desfiles toman las calles, las reinas viajan en sus carros alegóricos o sus calan- drias y se coronan en la explanada de la delegación. Este ritual finaliza con una fiesta donde la familia de la reina ofrece comida a los participantes. El carnaval llega a su fin, pero la alegría sigue y no tardará demasiado para que se repita esa sensación que nos narra Don José Cecilio: “Al oír la música se sien- te un golpe fuerte en el pecho: ¡se siente que se sale el toro del corral! Así empezamos a bailar… es un orgullo ser de aquí”. Actualmente el carnaval sigue siendo motivo y causa de cohesión entre la población, Eloy Palma, vecino de esta demarcación, señala que: “El carnaval ha tomado distintos caminos en Tláhuac, pero siempre es una festividad que genera en esta delegación participa- ción ciudadana, como una de sus principales características”. COMPARSA Y REINA DEL CLUB JUVENIL TLALTENCO
  • 89. 165164 CARNAVALES DE TLÁHUAC CARNAVALES DE TLÁHUAC CARNAVAL COMPARSA TEMPORAL (2013) ATEMPORAL Pueblo de San Francisco Tlaltenco Sociedad Benito Juárez 2,3 y 4 de marzo Club Juvenil San Francisco Tlaltenco 2,3 y 4 de marzo Tercer domingo de cuaresma Tercer domingo de cuaresma Barrio Fuerte 16 y 17 de febrero Domingo después de MC Santa Catarina 29,30,31 de marzo y 8 de abril VS, SG, DRe y domingo siguiente Grupo Guadalupanos 23 de febrero, 9,10 y 11 de marzo Segundo y cuarto sábado de cuaresma Comparsa independiente Chupamaros 10 de marzo Cuarto domingo de cuaresma Comparsa Zacatenco 8 de marzo Cuarto viernes de cuaresma Comparsa La Guadalupana 10 y 11 de marzo Cuarto domingo de cuaresma y lunes siguiente Comparsa Cultural Selene 10 de marzo Cuarto domingo de cuaresma Comparsa Ampliación Selene 17 de marzo Quinto domingo de cuaresma Asociación Mazatepec 23 de marzo Sábado antes de SS Amigos de Mazatepec 24 de marzo DRa Club infanƟl El Popo y sus Cariñosos 14 y 15 de abril Segundo domingo después de SS y lunes siguiente Pueblo de San Pedro Tláhuac Comparsa Tradicional de Caporales 24 de marzo DRa Comparsa de Caporales 31 de marzo DRe Comparsa de Caporales Alegres 31 de marzo DRe Comparsa de caporales Santa Cecilia 31 de marzo 31 de marzo DRe Club de Caporales DRe Comparsa de Caporales San Pedro Tláhuac 31 de marzo y 6 de abril DRe y sábado después de SS MC: Miércoles de Ceniza VS: Viernes Santo SG: Sábado de Gloria DRe: Domingo de Resurrección DRa: Domingo de Ramos SS: Semana Santa Nota: El segundo domingo de cuaresma todas las comparsas de Tlaltenco salen a bailar disfrazados Fuente: Marcos Zaldívar Espejel/ Promotor social y cultural y carnavalero. Eloy Palma/ Promotor social CARNAVAL COMPARSA TEMPORAL (2013) ATEMPORAL Pueblo de Santa Catarina Yecahuízotl Asociación de Charros 31 de marzo 31 de marzo 31 de marzo 31 de marzo 31 de marzo 31 de marzo 31 de marzo 31 de marzo DRe DRe DRe DRe DRe DRe DRe DRe Comparsa Nueva Generación de Caporales 29 y 31 de marzo VS y DRe Originales Caporales 30 y 31 de marzo SG y DRe Comparsa Monarca Los Peques, comparsa infanƟl de caporales Cuadrilla Juventud Salazar Segunda Sección de Carnaval Nueva Sociedad de Charros san Miguel Primera sección de Charros Carnaval infanƟl 8 de abril Segundo lunes después de SS Pueblo de ZapoƟtlán Club SanƟago Chávez 16 de marzo disfrazados 23 y 24 de marzo charros Quinto sábado de cuaresma Club Oro A. y amigos Raíces de los Caporalitos 5,6 y 7 de abril Viernes a domingo después de SS Tradicional carnaval de Comparsa Cavernícolas 21 de abril Cuarto domingo después de SS Carnaval de comparsa Charros Unión ZapoƟtlán 14, 20, 21, 27 de abril Segundo domingo después de SS, tercer sábado y domingo después de SS y cuarto domingo después de SS MC: Miércoles de Ceniza VS: Viernes Santo SG: Sábado de Gloria DRe: Domingo de Resurrección DRa: Domingo de Ramos SS: Semana Santa Nota: El segundo domingo de cuaresma todas las comparsas de Tlaltenco salen a bailar disfrazados Fuente: Marcos Zaldívar Espejel/ Promotor social y cultural y carnavalero. Eloy Palma / Promotor social
  • 90. 166 CARNAVAL DE SANTA CATARINA YECAHUÍZOTL Si una revuelta armada no logró acallar la alegría del carnaval, mucho menos la indiferencia de los ajenos o la frialdad de las autoridades locales lograrán borrar las sonrisas de la “dama”, o el bullicio de la trompeta. No detendrán el fuete del caporal ni trastabillará el charro cuando baile, todo lo contrario, cada vez la “dama” sonreirá más alegre y el “charro” bailará más fuerte porque hoy la llama de los carnavales de Tláhuac está encendida, es una hoguera, casi un incendio en el corazón de los Tlahuaquenses. Hoy los carnavales ¡están más vivos que nunca!
  • 92. | IZTAPALAPA | 169168 “No hay delegación más carnavalera en el Distrito Fede- ral y su zona metropolitana que Iztapalapa. Aquí los car- navales son fiesta principal en los pueblos originarios, en los barrios, en las colonias. Aquí nos organizamos todo el año para que la fiesta sea la mejor. Es una fiesta cívica, ciudadana donde cada año se suman más y más comparsas, nuestros carnavales tienen historia, ha- cen cultura, nos dan identidad, pero también dejan derrama económica”, afirma Israel Be- tanzos, promotor social de la Delegación. La historia oral ha sido la fuente principal para enar- bolar el posible antecedente de los carnavales. Los pro- tagonistas de esta fiesta cuentan lo que sus padres, y abuelos transmitieron en sus lugares de convivencia o en el propio carnaval. En el carnaval no sólo las historias se transmiten, también sus oficios; lo que las manos de los carnavale- ros realizan: máscaras, trajes de charros y disfrazados, carros alegóricos y tocados de sombrero. Si algo dis- IZTAPALAPA LOS CARNAVALES DE tingue a los carnavales de Iztapalapa, es que sus ma- nufacturas son locales y son una referencia para los de- más. Cada año, carnavaleros de Iztacalco, Gustavo A. Madero, Tláhuac, Milpa Alta, Venustiano Carranza llegan a los pueblos y barrios de Iztapalapa en busca de máscaras, trajes de charros e incluso carros alegóricos. Al ubicarse en la encru- cijada entre Puebla y Veracruz, Iztapalapa sufrió un cambio de lo agrícola a lo urbano. “Los ires y venires comerciales, las mi- graciones hacia la Ciudad de México fueron configurando lo que hoy es Iztapalapa: una de- legación urbana con tradiciones prehispánicas y coloniales, retroalimentadas con lo con- temporáneo” precisa Alfonso Olvera Contreras, promo- tor cultural de la delegación. La organización de la fiesta permite afianzar lazos familiares de compadrazgo, amistad y, al mismo tiempo, fomenta oficios artesanales. Los procesos migratorios recientes en Iztapalapa no han debilitado al carnaval, lo han fortalecido. Los que llegan enriquecen su cultura y BORDADO CARACTERÍSTICO DE LOS TRAJES DE CHARRO DE IZTAPALAPA, HECHO CON HILO CANUTILLO DE ORO. CARRO ALEGÓRICO DE SANTA MARÍA AZTAHUACÁN. ALFONSO OLVERA CONTRERAS, PROMOTOR SOCIAL Y CULTURAL.
  • 93. | IZTAPALAPA | 171170 la forma de expresar la fiesta, en algunos casos, la per- feccionan, como los músicos que llegan de Oaxaca y se suman a las bandas musicales, característica también de esta delegación, la generación de músicos festivos, que son el alma de infinidad de fiestas en el D.F. y su zona metropolitana La fiesta en Iztapalapa es vital no sólo para la propia delegación si no también es patrimonio de la Ciudad de México. Esta singular tradición ciudadana, el carnaval, que crece exponencialmente cada año, mues- tra largo aliento y reafirma que la fiesta está más viva que nunca. Carnaval de Santa Cruz Meyehualco Existen diversas teorías derivadas de la historia oral sobre el surgimiento del carnaval en Santa Cruz Meyehualco, una de ellas es la que cuenta Cristóbal Contreras Contreras, miembro de la comparsa de cha- rros Águilas Reales. “Una señora de allá de Los Reyes trabajaba en el Castillo de Chapultepec como sirvienta de Maximiliano y pues ella al ver los bailes de la nobleza y el emperador se aprendió las cuadrillas y se las vino a enseñar a los de la Magdalena. De allí aprendimos los pueblos de por aquí a bailar y ahora eso es lo que hace- mos en el carnaval, bailar para burlarnos de la nobleza”. Fidencio López Contreras, quien es coordinador de las comparsas del pueblo de Santa Cruz Meyehualco, agrega que se estima que el carnaval inició en la época de Maximiliano, alrededor de 1864, y aunque dejó de realizarse durante la Revolución Mexicana, prevaleció y se retomó hace cerca de ochenta años. Esto se puede corroborar con las declaraciones de Alberto Martínez, miembro de la comparsa Sociedad de Charros del Pue- blo, quien asegura que la inició su abuelo Eulalio Alda- na, en compañía de otros vecinos, hace más de setenta años. En la actualidad, las comparsas de charros desfi- lan por las principales avenidas del pueblo, con sus tra- jes bordados en hilo canutillo de oro y sus sombreros que anteriormente eran de pelo de liebre o de conejo se han sustituido con el tiempo. Las mujeres se suman haciendo pareja con los charros, ellas portan trajes de ”charras” o “adelitas”, dependiendo del día que des- filen y la comparsas a la que pertenezcan. Precedida por una camioneta que transporta a la orquesta, algunas comparsas de charros bailan con banda de viento. Cada comparsa “se alinea detrás de la reina saliente que va caminando y bailando, la reina entrante viaja en el ca- rro alegórico y pues los demás caminamos y bailamos al ritmo de las virginias, las cuadrillas y los pasodobles”, precisa Alberto Martínez. Por su parte, Ubaldo González Arteaga, miem- bro de la comparsa de disfraces del barrio de Huexotit- lán, señala que el baile de disfrazados en esta zona tiene más de setenta años. Además, explica que el número de disfrazados llega a mil, tan sólo en su comparsa hay cerca de cuatrocientos afiliados que año con año divier- ten a más de cincuenta mil espectadores que se dan cita en Santa Cruz Meyehualco. “Nos disfrazamos de lo que acordemos, este año [2013] nos vestimos de hambur- guesas, hot dogs, papas y algunos otros de personajes de películas como Iron Man, algunos más de políticos famosos y pues de lo que se imagine usted”. Cada año el carnaval cimbra la tierra, la baila- da hace vibrar no sólo el suelo sino los corazones de los participantes y los espectadores. El carnaval vive. Fidencio López finaliza la conversación con la siguiente declaración: “Somos una convivencia de pueblos que nos preparamos todo el año, no sólo Santa Cruz sino los que vienen de otros lados. Aquí todos somos el carna- val. Queremos que se enteren que existimos, que somos reales, de carne y hueso, que aquí estamos y que no nos vamos”. REINAS DE LAS COMPARSAS DEL CARNAVAL.
  • 94. | IZTAPALAPA | 173172 REINA DEL CARNAVAL. Carnaval de Santa María Aztahuacán Santa María Aztahuacán, uno de los pueblos ori- ginarios de Iztapalapa, se ha convertido en referente de los carnavales de la Ciudad de México. No hay lugar del D.F. donde se baile el carnaval y no conozcan o mencio- nen este pueblo. Sus máscaras de cera han sido la inspi- ración de muchos artesanos en otras delegaciones, sus charros los precursores del traje bordado. Un lugar que mantiene tradiciones precolombinas, que demuestran la evolución histórica de las tradiciones en un legado inma- terial, una riqueza cultural intangible que se puede tocar con las manos. Aquí el carnaval ha existido desde tiempos remo- tos. En la época prehispánica existía una festividad que duraba cerca de siete días en los cuales los pobladores se agasajaban por la llegada de la primavera, por lo cual se relaciona al carnaval en la actualidad. En estos días se celebraba también “la cuelga” que consistía en clavar en el suelo una vigueta enorme en cuya punta se coloca- ba una cuerda corrediza que dos danzantes, uno vesti- do de mujer representado a la primavera y otro vestido de hombre encarnando el invierno, tomaban por cada extremo para competir de tal modo que quien lograra suspender al otro en el aire representaba el tiempo que dominaría el resto del año. “Esta tradición prehispánica aún se celebra entre algunos pobladores e incluso hasta hace unos años. El lunes de cuelga era todavía un día de referencia para el carnaval pues era el día de los carros alegóricos”, dice Jesús González Zamora. Por otro lado, la fiesta que pudo haber influido este carnaval es el llamado “Día de campo” una celebra- ción que se realiza desde tiempos prehispánicos. Anti- guamente, la gente caminaba hacia la sierra de Santa Catarina donde visitaban una imagen de Xochiquetzal, señala Joel Chirino Castillo en su libro Aztahuacán ¡Don- de ya no volarán las garzas!:“Un lunes del mes de octu- bre, los agustinos, con azoro, vieron pasar un grupo de naturales en solemne peregrinación hacia el cráter del cerro de San Pablo. Se maravillaron por la brillantez y el colorido de las túnicas de los principales y los adornos florales y ofrendas destinadas a la diosa Xochiquetzal, defensora de la fertilidad en los campos”. Actualmente esta festividad se lleva a cabo en un predio llamado Los Teatinos, en la Colonia Citlali, comenta Alfonso Olvera Contreras, presidente de las Comparsas Carnavaleras de Aztahuacán A.C. Con el paso de los años, las costumbres prehis- pánicas han ido mutando debido al sincretismo sufrido con la cultura europea. Sobre el carnaval en la actuali- dad, apunta Alfonso Olvera: “Se han congregado más de cuarenta comparsas de charros y disfrazados, son miles los que toman las calles, basta ver la sonrisa de los cha- rros cuando hablan de su tradición o el baile de las chi- chinas para sentir que llevan el carnaval en la sangre.” En el principio la misma cantidad de comparsas, según nos comenta Roberto Alejaldre, quien ha participado por más de setenta años en el carnaval: “Sólo había dos comparsas, los del pueblo y los del barrio”. Aunque por su parte, Juan Medina Corona, señala que se crearon dos comparsas de charros y las chichinas: “Eran los charros del barrio, los del pueblo y la chichina”. Sobre las chichinas agrega Juan José Ávila Me- dina: “Surgieron a la par de los charros, la diferencia es que aquellos ridiculizaban a los hombres y nosotros [las chichinas] a las mujeres pudientes, a Carlota por ejem- plo. Sin embargo, se ridiculiza además a otros persona- jes como la policía, los políticos u otros del estilo”. La alegría del carnaval permea a sus habitantes y da un sentido de identidad inigualable desde hace mu- cho tiempo. Afirmación que se observa en el gesto or- gulloso de Pablo Chirino Castillo cuando indica: “Hemos tenido casi siglo y medio de carnaval donde la fiesta pre- valece aunque ahora ya es ciudadana la fiesta que solía estar vinculada a la religión”.
  • 95. | IZTAPALAPA | 175174 CHARROS DE SANTA CRUZ MEYEHUALCO.
  • 96. | IZTAPALAPA | 177176 Para comprender la emoción de los aztahua- quenses por su festividad, basta vivir un día de carnaval. El primer domingo de cuaresma se reúnen todos los ca- rros alegóricos por la mañana en la calle Jalisco, se pre- paran las bandas de viento y los charros y las charras, acompañados de los disfrazados, comienzan el recorri- do que inunda de alegría el pueblo. Llegan caminando, bailando y alborotando lo ancho de las calles hasta la Plaza Benito Juárez, también conocida como la del Re- loj, para luego seguir surcando las calles con su euforia. “Hacia el atardecer la reina de cada comparsa se apro- xima a su coronación en la Plaza de Santa Cecilia o la del Reloj, o en algún otro lugar acordado por la directiva de la comparsa”, apunta Elizabeth Téllez Medina, defenso- ra de la participación femenina en el carnaval. Santa María fue el paso obligado en el cual Zapa- ta obtuvo muchos adeptos a sus huestes. La Revolución tuvo tal trascendencia para los aztahuaquenses que du- rante la época posrevolucioaria, el carnaval concentra- ba no sólo a los charros, sino también a danzantes ves- tidos con pantalón y camisa blanca de manta y rifle al hombro, muy al estilo de las tropas zapatistas. Algunos habitantes señalan que la bala que se detonaba en Santa María Aztahuacán, muy característica de este lugar, era una conmemoración de los zapatistas al finalizar la Re- volución. Así como el vestuario ha tenido distintas facetas, la música ha experimentado sus evoluciones. Por la ca- pacidad sonora que alcanzaron las bandas, comenzaron a sustituir a las tradicionales orquestas que amenizaban el carnaval y todo tipo de fiestas. Cada vez se requería un sonido más potente. Este carnaval ha sufrido los embates de quienes están en contra de él. Aquellos que no distinguen su im- portancia lo quieren ver apagado por juicios de valor relacionados a la detonación de armas de fuego que, aunque no se han provocado incidentes, las autoridades insisten en atribuirle algunos contratiempos a la fiesta. Sin embargo, no por ello el carnaval pierde vida, se adapta, cambia, ahora los charros ya no salen con pisto- la, ya no detonan, la tradición sigue viva porque los habi- tantes así lo quieren y disfrutan. Es necesaria esa pasión que los distingue, para que uno de los carnavales más tradicionales del Distrito Federal y su zona conurbada pueda seguir saliendo cada año. No importa quién se pare enfrente, el carnaval sigue, la comparsa avanza. Carros alegóricos Los carros alegóricos son una tradición cuyas raíces datan de los años cincuenta. Antes de su apari- ción, las reinas caminaban con sus pajecitos. Acompa- ñadas de las comparsas, hendían las calles con sus ma- jestuosas capas hechas con pelo de conejo en diseños muy al estilo de la nobleza europea. La vestimenta se conservó cuando llegaron los carros, en el principio és- tos llevaban un águila y un apache al frente, nos comen- ta la señora Olivia Medina Corona, hija de uno de los precursores. “Mi papá nos dijo: A ver hijos, ayúdenme ¿Dónde habrá guajolotes? Busquen y tráiganse unas plu- mas. Así nosotros elaboramos el águila. Mi papá, don Albino Cedillo; don Ángel Alonso; don José y don Pedro Alonso; don Mauro Acevedo, esos hacíamos los carros. Yo estaba niña”. En la actualidad una importante gama de formas y colores nutren los carros. Santa María se ha convertido en un lugar que incluso elabora carros para otras delegaciones, nos cuentan Humberto Medina Co- rona y Juana Corona Chirinos, quienes son innovadores de esa tradición. La banda El toque vivo y sostenido de la tambora, los trom- bones y las tarolas; la vibración en los labios del músico para generar un río de sonido con las tubas; las trompe- tas, los clarinetes y las charchetas, son una disolución de sonoridad y resonancia que le da vida a las comparsas. Las bandas de viento se posicionan como elemento cla- BORDADO CON HILO DE ORO REPRESENTANDO UNA PAREJA A CABALLO.