Mis viajes por el mundo. Patricia

1. PATRICIA
6ºA
MIS VIAJES POR EL MUNDO

2. 2
ÍNDICE
1º:Viaje a Andorra.
2º:Viaje a París.
3º:Viaje a Londres
4ºViaje a Bruselas.
5º:Viaje a Egipto.
6º:Recordando los viajes.

3. 3
Capítulo 1
Viaje a Andorra
¡¡Buena mañana!! Me levanto con una sonrisa de oreja a
oreja, hoy hasta tengo ganas de ir al cole, después de
acabar las clases nos vamos a Andorra 4 días, ¡a esquiar!
Desde que era pequeña – ahora tengo 11 años- cada año
hemos ido a esquiar, pero nunca he estado en Andorra, así
que estoy muy emocionada de conocer un sitio nuevo.
He leído un poco sobre el lugar adonde vamos y es supe
pequeñito, un país, sí, ¡un país! entre Francia y España y
dicen que es el paraíso de las compras, allí hay muchas
tiendas y la gente se vuelve loca comprando, ¡jajaja! Pero
también está en los Pirineos así que hay montañas llenas
de nieve donde mi familia y yo esquiaremos sin descansar.
Después de 4 horas de viaje, yo la verdad es que no me he
enterado, mi hermano y yo hemos estado casi todo el viaje
durmiendo, hemos abierto los ojos y nos hemos encontrado
con un montón de casas super juntas, tiendas y hoteles.
No había dicho que antes de subir a esquiar vamos a ir a
Caldea, es un sitio donde hay muuuuchas piscinas de agua
caliente, una especie de spa. El edificio es una pasada, se
ve desde casi cualquier punto de Andorra, es una pirámide
con una punta muy alta toda de cristal. Hemos entrado y
hacía mucho calor, nos hemos puesto el bañador y hala, a
la piscina de cabeza, ¡bieeeennnn! Me encanta el agua y
nadar y si es en agua caliente mejor.

4. 4
-¡Corre Alberto!- le dije a mi hermano cogiéndole de la
mano- Vamos a bucear por esa piscina tan grande.
Alberto, que es así como se llama mi hermano, tenía un
poco de miedo, tiene sólo siete años, pero corrió conmigo
hacia la piscina y ¡¡Plaff!! Salpicamos a todo el mundo que
estaba alrededor, pero no oímos nada de lo que decían ya
que estábamos ya buceando hacia el fondo de aquella
piscina enorme.
De repente perdí de vista a mi hermano y vi a lo lejos una
luz muy brillante, me acerqué buceando con algo de miedo,
pero cuando llegué vi un mundo submarino lleno de
edificios de colores y sirenas y peces por todas partes.
¡¡Estaba alucinando!! Esto no podía ser real. Seguí
nadando, no sé cómo pero podía respirar, llevaba ya 10
minutos dentro del agua y no me había ahogado, no
entendía nada.
Vi a unas sirenas que parecían niñas y me acerqué.
-Hola, me llamo Patricia, ¿dónde estoy?- me presenté y les
pregunté.
-Estás en Caldealandia.- me dijo una sirena- Me llamo
Ariel. ¿Cómo has llegado hasta aquí?
-Buceando, he perdido a mi hermano y he visto una luz
brillante – dije - ¿podéis enseñarme este mundo?
-Claro, ven conmigo - me dijo Ariel.
Pasamos, toda la tarde de un lado para otro, jugando y
haciéndonos grandes amigas, me lo pasé genial, hasta me
regaló una cola de pez para que pudiera nadar más rápido.
Ya se hacía tarde y me tenía que marchar.

5. 5
-Me tengo que ir, mis padres me estarán buscando - dije
con tristeza.
-¡Oh! ¡Qué pena! - dijo Ariel - Me gustaría que te pudieras
quedar un ratito más. Nos lo estamos pasando tan bien,
nunca había conocido a nadie de arriba. ¿Vendrás otro
día?
-Si puedo ¡claro que sí! - grité y le di un abrazo que casi la
asfixio. Ya tenía una amiga más.
Me regaló la cola de pez que se hacía invisible cuando
salía del agua y subí hacia arriba.
Cuando salí, sólo habían pasado 10 minutos y mis padres y
mi hermano no se habían enterado de nada. Era como si el
tiempo se hubiera detenido mientras yo estaba debajo del
agua.
***
Es el día siguiente, todavía no me creo lo que me pasó
ayer, me encantaría poder volver a Caldea, pero hoy toca
subir a la montaña, ponernos los esquís y para abajo,
¡yupiiii!
-¡Patricia! Desayuna que estás empanada – me gritó mi
madre -¿en qué piensas?
- En nada, vámonos – no les había contado lo de ayer
porque seguro que no me creerían.
Mi hermano y yo tenemos cursillo de esquí, así que
llegamos a la cima de la montaña y él se va con un grupo y
yo con otro.
La montaña está llena de nieve, hace sol y calor, el día va a
ser estupendo.

6. 6
En el grupo que me ha tocado hay un niño que se llama
Pedro, tiene la misma edad que yo y vive en Zaragoza, en
seguida empezamos a hablar y cuando nos queremos dar
cuenta el grupo ha desaparecido, ¡nos hemos perdido!
-Pedro, yo nunca he estado aquí, ¿sabes por dónde
tenemos que ir? - pregunté asustada.
-No tengo ni idea, yo tampoco había estado nunca – dijo
Pedro. - Vamos por aquí y si vamos bajando supongo que
llegaremos a la zona dónde está todo el mundo.
Empezamos a bajar, pero como estábamos cansados,
paramos. Oímos unos pasos, ¡qué miedo! ¿quién podrá
ser? ¡¡Era el Hombre de las Nieves!! Era una cosa muy alta
lleno de pelos blancos y unos pies que parecían esquís de
lo largos que eran. Su cara parecía de persona, pero su
cuerpo era como de un oso polar, empezó a hablarnos:
-No os asustéis, no os voy a hacer nada, ¿os habéis
perdido? – Nos dijo con voz muy suave.
- ¡¡Siiii..!! – susurramos Pedro y yo a la vez y con la voz
temblando.
- Veniros conmigo, os daré un chocolate caliente y luego os
acompañaré con vuestras familias.
Nos llevó a su casa, era grande, blanca y hacía mucho frío.
Nos dio una manta, era muy calentita. Nos enseñó todo y
nos quedamos un rato hasta que entramos en calor.
Cuando se hizo la hora de irnos nos dio un regalo ¡era un
trineo! Colocamos los esquís en el trineo y nos empujó tan
fuerte que el trineo salió volando, llegamos con nuestros
padres en un momento.

7. 7
¡Qué aventura! Mi primer viaje a Andorra y qué cosas me
están pasando.
Esta vez sí que les conté lo que había pasado a mis
padres, aunque mi padre no me creyó, pero mi madre sí.
Los días siguientes, seguimos esquiando y me lo pasé
genial, aunque ya no volvimos a ver al Hombre de las
Nieves.
***
Es hora de volver a casa, espero que mi amiga Ariel y el
Hombre de las Nieves sigan aquí cuando vuelva al año que
viene, porque espero volver ¿verdad mamá?

8. 8
Capítulo 2
Viaje a París
¡Nos vamos París! Este año parece que nos hemos portado
bien y nuestros padres nos quieren premiar con un viaje a
Disney Land París.
-¿Estás nerviosa? – me pregunta mi hermano cuando nos
subimos al coche.
-No ¿y tú? – Digo mintiéndole, estoy tan nerviosa que casi
no me salen las palabras.
Son 3 horas en coche larguiiiiísimas, no nos hemos podido
dormir de la emoción.
Madrid, la capital de España, nuestro vuelo sale del
aeropuerto de Barajas, así que primero hacemos escala en
Madrid, ya había estado aquí, pero era tan pequeña que
para mí es como si fuera la primera vez. Lo primero que
vemos al llegar es la Puerta de Alcalá, es enorme. Nos
bajamos del coche y ahí está, la Puerta del Sol, con su reloj
que acierta siempre en la hora que es, ¡ja ja ja!, el parque
del Retiro, el museo de cera, el museo del Prado…, pero
bueno dejemos de hablar de Madrid que en este capítulo
cuento mi viaje a París.
***
-¡Venga arriba que nos vamos a París! - nos levanta mi
madre. Hemos dormido toda la noche de tirón, hasta he
soñado que habíamos ido y ya habíamos vuelto de nuestro
viaje, pero no, aquí estamos en la habitación del hotel

9. 9
corriendo, ¡un calcetín por aquí, una camiseta por allá!
¡Qué lío!
-¡Corre que no llegamos al avión! – grita mi padre con cara
de velocidad.
Salimos volando del hotel y llegamos al aeropuerto. Salida
4 puerta P.
-¡Última llamada para la familia Blasco Chóliz, embarquen
por la puerta P! – escuchamos por megafonía. No había
visto nunca a mi madre, mi padre y mi hermano correr tanto
como ese día.
Ya estamos en el avión, ahora podemos descansar ¡buff!.
***
Desde el avión vemos la Torre Eiffel y el río Sena que parte
a París en dos mitades.
-¡Mira mamá allí está la Torre Eiffel! – Exclamo señalando
hacia abajo – ¡Se ve super pequeñita!
-¡No veo Disney, no veo Disney! ¿Dónde está Disney? –
grita mi hermano sin despegar la nariz de la ventanilla del
avión.
En el aeropuerto de Charles de Gaulle, nos espera el
autobús que nos lleva al hotel Cheyenne en Disneyland
París.
Está ambientado del oeste, son muchas casas muy bien
decoradas, parecen pequeñas pero por dentro son
enormes y muy bonitos, también hay una sala de video
juegos un poco pequeña y al lado que es lo que más me
gusta es un tienda. Hay una sala enorme que esa es el
comedor, hay unas cosas muy buenas.

10. 10
Cuando vimos todo nos echamos a dormir porque era muy
tarde y todos teníamos sueño. Soñé que me perdía por el
parque y no me encontraban, pero conocí a los personajes
de Disney.
Al día siguiente nos vamos a Disney, lo primero que se ve
es un hotelazo que está dentro de los parques, es un poco
rosado. Me doy la vuelta y se ve a las derecha Disney
Estudios y a la izquierda Disneyland.
Primero vamos a Disneyland, cuando entro me quedo
alucinando. Lo primero que hago cuando entro es gritar:
-¡Mira allí está el castillo de las princesas!- yo estoy como
una niña pequeña, en ese momento no sabía qué hacer si
pararme y alucinar con todo o divertirme como nunca lo
había hecho. Lo primero que hago es montarme en
tooodas las atracciones, en todas las atracciones que nos
gustan.
Mi hermano y yo gritábamos a nuestros padres - ¡¿Nos
podemos montar allí?! ¡¿y allí?! - Mis padres nos dicen que
sí a todo, todas las atracciones son gratis. ¡Todo es
alucinante!
Después de recorrer todo el parque subiendo y bajando de
todas las atracciones teníamos reservada una comida en
un restaurante.
El restaurante era muy grande y estaba decorado con
muchos colores y cosas muy chulas. Nos sentamos y
mientras estábamos pidiendo empezaron a aparecer todos
los personajes de Disney: Mickey, Pluto, la ardillas Chip y
Chop, Pinocho, Donald… ¡TODOS! No paramos de
hacernos fotos con todos ellos, casi ni comimos. Lo
pasamos genial, yo no quería que acabara ese momento.

11. 11
Cuando se fueron todos, me quedé mirando por la ventana
del restaurante y vi en un lago que había un globo en el
que nos podíamos montar.
-Mamá, papá, ¿por qué no nos montamos todos en el
globo? - dije.
-Claro, yo nunca he montado en globo – dijo mi madre.
Caminamos por una pasarela, bueno, caminamos,
¡corrimos! por una pasarela hacía la cabina del globo.
Cuando nos montarnos en el globo ascendió y ascendió,
tanto que se soltaron las cuerdas que lo sujetaban para que
no se elevara demasiado. Salimos volando y llegamos
hasta París. Desde lo alto veíamos el Sena, el sagrado
Corazón, Notre Dame… . Justo nos dejó en la punta de la
Torre Eiffel, nos bajamos con una cuerda – de arriba abajo,
en lugar de abajo arriba ¡ja, ja, ja!
La gente se nos quedó mirando ¿dónde irán estos locos?,
pero a mí me daba igual lo que importa es que me lo
estaba pasando muy bien.
La Torre Eiffel está hecha toda de hierro y parece que te
vas a caer, las personas con vértigo no pueden estar allí.
Estuvimos recorriendo la Torre durante un buen rato, desde
arriba se veía toda la ciudad, era ¡impresionante! Toda la
familia estábamos disfrutando de lo lindo.
Volvimos a subir, porque el globo estaba allí, en lo alto de
la Torre Eiffel. Es un día muy especial para mí porque es la
primera vez que monto en globo.
Pero, ¡de repente! ha llegado lo malo, no sabemos
controlar el globo.
-¡¡Socorro!! – gritamos todos a la vez - ¡¡socorro!! –

12. 12
El globo sube y sube sin parar, parece que el globo sabe
exactamente donde llevarnos, ni mi padre ni mi madre
pueden hacer nada.
-¡Chicos! – grita mi padre – vamos sin control, sentaros en
el suelo y no os mováis, vamos a intentar que esto nos
lleve a algún sitio seguro.
Alberto y yo nos sentamos muy juntos en el fondo de la
cabina, no sabemos qué está pasando. Estamos muy
asustados, vemos a mi madre y a mi padre moviéndose
todo el rato, no sabemos qué están haciendo.
Misteriosamente, el globo empieza a descender, no nos
explicamos qué ha pasado, hemos llegado a… ¡CASA!
Parece que el globo estaba embrujado y sabía dónde tenía
que ir.
Por fin nuestra aventura parisina ha terminado, estoy muy
triste porque nos llevado a casa, aunque me lo he pasado
muy bien, ha sido una aventura más para contar de mis
viajes por el mundo, cada viaje me va gustando más y más.
¿Cuál será mi próximo destino?

13. 13
Capítulo 3
Viaje a Londres
Son las siete de la mañana, me asomo por la ventana, hay
una niebla tan espesa que no puedo ver ni la carretera que
hay enfrente de mi casa.
¡Hasta el tiempo sabe que me voy a Londres! Mi padre me
ha explicado que Londres es una ciudad muy misteriosa y
allí hay niebla casi todos los días y que es allí donde vivió
Jack “el destripador”, un asesino muy temido que vivió hace
muchos años y que nunca capturaron, ¡qué miedooo!, pero
esto me hace tener más ganas de ir a Londres. Además
nos vamos en Halloween y seguramente nos daremos
algún susto que otro.
Llegó la hora de ir al aeropuerto. Está muy oscuro, en
silencio…Nuestro viaje empieza muy divertido cuanto
menos.
Nuestra llegada a Londres es terrorífica. Llegamos de
noche, la luz de las farolas era tan débil que apenas
alumbraba las calles, y como me había dicho mi padre
había una niebla muy espesa, tanto que nos hizo perder el
sentido de la orientación, no sabíamos dónde estábamos y
mucho menos sabíamos dónde estaba el hotel.
Y de repente ¡pooom! ¡pooom! El reloj del Big Ben daba las
doce. Mis padres habían desaparecido, sólo estábamos mi
hermano y yo.

14. 14
De repente vimos a un vagabundo, la verdad es que nos
alegramos mucho ya que pensamos que nos llevaría al
hotel.
-¡¡Señoooor!! ¿Puede ayudarnos? Nos hemos perdido – le
grité asustada, aunque siempre mis padres nos habían
dicho que no habláramos con extraños, en aquel momento
ni lo pensé, sólo quería llegar a un sitio seguro.
El vagabundo se volvió y nuestra felicidad acabó justo
cuando nos dimos cuenta de que era el hombre más
buscado de Inglaterra. ¿Cómo era posible que Jack “el
destripador” estuviera en el siglo XXI?
Era un individuo extraño, llevaba una camiseta y unos
pantalones de color oscuro, un gorro que le tapaba toda la
frente, un pañuelo que le tapaba todo menos los ojos, si
recuerdo bien, creo que llevaba una navaja aunque podía
ser un cuchillo. Nos persiguió y fuimos corriendo hasta que
no se le veía gracias a la niebla, conseguimos meternos en
una de las cabinas de teléfono rojas típicas de Londres y
nos quedamos muy callados y quietos.
Lo vimos pasar por nuestro lado, pero no se enteró de que
estábamos allí, ¡menos mal! El corazón nos iba a 100 por
hora.
-Alberto no digas ni una palabra – susurré yo conteniendo
la respiración. En ese momento noté que mi hermano
estaba a punto de echarse a llorar, pero fue valiente y
como yo, contuvo la respiración.
Pasados 10 minutos, salimos de la cabina y nos comimos
los bocadillos que nuestra madre nos había preparado,
estábamos muertos de hambre. Nos acercamos hasta una
gasolinera y allí nos dimos cuenta de que solo teníamos

15. 15
euros, en Londres la moneda son las libras y los euros no
sirven de nada.
Afortunadamente, ya era hora de que nos pasara algo
bueno, en la siguiente calle había un banco así que fuimos.
A mí me dolían las piernas, pero eso me daba igual ya que
pagaría por ir ya al hotel. Sabíamos que se llamaba London
Hotel y seguro que nos estaban esperando mis padres. No
sé cómo lo encontramos, pero lo hicimos. Empezamos a
contarles a mis padres lo que nos había ocurrido, ellos
pensaban que todo este tiempo habíamos estado en la
habitación, ni se habían dado cuenta que nos habíamos
perdido. Nos fuimos a descansar pero mi hermano estaba
tan cansado que se durmió en el bar del hotel, ¡no sabéis lo
difícil que fue llevar a mi hermano por las escaleras!
Al día siguiente lo veríamos todo de otra manera, esperaba
que la niebla hubiera desaparecido y que nuestras
aventuras fueran más divertidas.
***
Por la mañana estuvimos un rato en la cama por si a caso
pasaba algo en la calle, estábamos muy asustados por lo
de ayer, no nos lo podíamos creer, aun tenía todo el susto
en la cabeza.
-Alberto, ¿sigues teniendo miedo?- le pregunté a mi
hermano.
-No, tata, porque ahora estamos con papá y mamá y no
nos va a pasar nada – contestó mi hermano.
- Tienes razón, hoy nos lo pasaremos mejor – dije no muy
convencida.

16. 16
El día estaba despejado y Londres parecía otra ciudad, ya
no nos asustaba. Salimos del hotel, íbamos a ir a
montarnos en el London Eye. El London Eye (el ojo de
Londres) es una noria gigante que está en el centro de
Londres al lado del rio Támesis y parece un ojo enorme
que todo lo vigila.
Conforme nos íbamos acercando la noria se hacía más
grande, y llegó el momento de montarse, era la primera vez
que subía a un sitio así. Cuando estabas arriba se veía
todo enano y las cabinas no tenían asientos, todo el mundo
iba de pie, haciendo equilibrios, era muy grande.
-Papa, ¿sabes cuánto mide de alto la noria? - Le pregunté
curiosa a mi padre.
-No Patricia- dijo mi padre- Mira el folleto que nos han dado
antes a lo mejor allí lo pone.
- Sí que lo pone papá mide 135 metros de alto, el Big Ben
96 metros, el palacio de Wenstminster 102 metros,… ¡en
esta ciudad es todo enorme!
Bajamos de London Eye y fuimos a dar una vuelta por
Londres, mi hermano y yo estábamos con la boca abierta,
todo lo que veíamos era muy bonito o como diría mi
hermano, muy chulo.
-Mama, ¿podemos ir a comer la comida mas típica de aquí
que son los fish and chips?-le pregunte a mi madre.
-Claro que sí -dijo mi madre.
-Sí, si ¡tengo hambre!-grito mi hermano.
Fuimos a un “restaurante” que se llamaba “Fish and chips”
parecía más un restaurante de comida rápida, todo el

17. 17
mundo estaba comiendo de pie y disfrutaban de la comida
que tenían en la mano. El pescado lo servían junto con las
patatas fritas dentro de un papel de periódico y había que
comerlo con la mano.
Después de comernos el pescado, que por cierto estaba
muy bueno, nos fuimos a un sitio donde nos esperaba una
guía, nos iba a enseñar la ruta de Jack “el destripador”,
íbamos a recorrer las calles por dónde el asesino hacía “su
trabajo”, reviviríamos lo de la noche anterior, ¡qué miedo!
-Mamá, ¿nos volveremos a encontrar con Jack? No sé si
estoy preparada para verlo otra vez – le dije a mi madre
con voz temblorosa.
-Yo tampoco quiero ir – dijo llorando mi hermano en voz
muy bajita.
-No tenéis que tener miedo, ahora es de día y Jack “el
destripador “ vivió hace mucho tiempo y es imposible que
nos lo encontremos – nos tranquilizó mi madre sin ningún
éxito.
-Pero anoche nos persiguió y nos tuvimos que esconder
para que no nos cogiera – le insistí – y si ahora nos
reconoce…
- Eso, eso – dijo mi hermano.
-Patricia, Alberto, seguramente os lo imaginasteis, había
mucha niebla y ese señor simplemente pasaba por allí.
Mi madre no entraba en razón, pero como no nos hacía
caso, mi hermano y yo nos miramos, nos cogimos de la
mano y seguimos a la guía que nos iba explicando la ruta.

18. 18
La verdad es que la noche anterior lo pasamos peor, mi
madre tenía razón, al ser de día todo parecía de otra
manera, aunque Alberto me agarraba de la mano tan fuerte
que casi me rompía los huesos.
Después de acabar el recorrido, le pregunté a la guía:
- Pero Jack, ¿todavía está vivo?
- ¡Qué va! – contestó ella riendo – Vivió hace muchos años
y aunque nunca lo cogieron ahora no nos puede hacer
nada ¡ja ja ja!
- Pero…anoche nos persiguió a mi hermano y a mí – le
dije.
-Eso es imposible, no será…. ¡Ah! Ya sé, ¡ja ja ja! – se rió –
me parece que os habéis confundido. Este año se ha
puesto de moda disfrazarse de Jack “ el destripador” y
seguro que al que visteis era alguien disfrazado.
Me quedé pensando lo que me había dicho y podía tener
razón, era Halloween todo el mundo iba disfrazado, pues
¡vaya! Nuestra aventura había sido todo producto de
nuestra imaginación, aunque, la verdad, casi lo prefiero ¡uf!
***
Bueno llegó la hora de irse a casa y lo único que quería es
que no volviéramos en Halloween a Inglaterra. Se lo dije a
mis padres y me dijeron riendo los dos a la vez:
-Ya veremos… Nuestro próximo viaje será a Bruselas.
Pero eso chicos es otro capítulo…

19. 19
Capítulo 4
Viaje a Bruselas
Otro día muy especial para mí porque nos vamos a
Bruselas.
Llegamos a Bruselas, nos vamos al hotel y dejamos todo
para irnos a comer porque llegamos muy pronto, antes de
lo esperado. Dando vueltas para encontrar un restaurante,
caminamos por calles llenas de tiendas, ropa, recuerdos
turísticos, zapatos… y pastelerías repletas de cosas
riquísimas, dulces, pasteles, caramelos, chocolates,
galletas, cupcakes, chuches…¡mmmmm! ¡¡¡qué bueno!!! Y
en una de ellas, había un escaparate enorme, “súper
colorido” y allí lo vi: ¡UNA FUENTE DE CHOCOLATE
GIGANTE! Los ojos casi se me salen da las órbitas y le
grité a mi madre impaciente:
-Mamá, mamá, mamá ¿podemos entrar?¿podemos entrar?
-Claro que sí, pero poco rato que hay que comer- me
respondió mi madre.
Yo fui la primera en entrar, casi tiro a una mujer que salía
de la pastelería, no me miró con muy buena cara, pero yo
solo quería llegar a la fuente de chocolate ( me encanta el
chocolate, por si no os habíais dado cuenta).La fuente
medía no sé cuantos metros de alto, para mí por lo menos
3m, el chocolate caía de la parte de arriba haciendo
muchas cascadas, acabando en un estanque lleno de
chocolate. Era de chocolate con leche, pero también había

20. 20
otras más pequeñas de chocolate blanco, de chocolate
negro. ¡Estaba por comerme el chocolate interminable!
Al lado de las fuentes había nubes rosas, blancas y
amarillas pinchadas en una brocheta. Yo cogí una, la unté
en el chocolate y ¡flap! El sabor dulce me transportó a un
mundo de chocolate… Chocolate negro, chocolate con
leche, chocolate blanco, casas de chocolate, suelo de
chocolate, cielo de chocolate…No sabía dónde mirar,
estaba todo buenísimo, empecé a comer la pared de una
casa de chocolate blanco – normalmente me gusta más el
negro o con leche, así que me apeteció probar el blanco –
estaba “súper rico” y no podía parar de comer, llevaba toda
la cara manchada, pero me daba igual.
Cuando estaba ya por la mitad de la pared, un chico se
acercó corriendo y gritando:
-¡¡Oyeeee!! ¡¡Qué es mi casa!! ¡¡No te la comas!! – era un
niño un poco gordito, supongo que porque lo único que
comía era chocolate, vestía con pantalones marrones y
camisa blanca, su pelo estaba desordenado y tenía su cara
llena de pecas como virutas de chocolate.
-¡Uy! ¡Perdón! – me disculpé – no sabía que era tu casa,
pero es que está ¡tan rica! Me llamo Patricia, ¿cómo te
llamas?
-Yo, Pierre – me dijo - ¿de dónde has salido tú?
-Estaba en una chocolatería y … de repente he aparecido
aquí – le contesté – y ¡me encanta tu mundo!
Estuvimos hablando un rato, era un chico muy majo, y me
enseñó todo el pueblo, había lagos de chocolate y los
árboles tenían los troncos de galleta y las hojas de

21. 21
chocolate verde, las flores eran como Mikados, tenían los
pétalos de chocolate de diferentes colores, las nubes eran
de algodón de azúcar y el sol era una gran galleta glaseada
con azúcar amarillo.
Al final de la tarde, cuando ya me tenía que ir, Pierre me
dio una chocolatina envuelta en papel dorado.
-Gracias- le dije yo
-De nada, pero no te la comas aquí, si no nunca podrás
salir de este mundo- me dijo el niño preocupado.
-No te preocupes, me la meto en el bolsillo y enséñame
como salir de aquí – le tranquilicé.
La salida era una gran puerta hecha de bizcocho de
chocolate y la llave era de caramelo. La verdad es que me
dio mucha pena irme, pero tenía que volver con mi familia –
en cada viaje desaparezco un rato ¡ja, ja, ja! Al final mis
padres no me van a llevar a ningún lado.
Nos despedimos y ¡flap! Otra vez en la chocolatería. Había
sido como un viaje en el tiempo, mis padres, otra vez, ¡ni se
habían enterado!
Cuando salí a la superficie seguía siendo la hora de comer,
fuimos a un restaurante, una de las comidas típicas de
Bruselas son los “moules”, mejillones al vapor con patatas
fritas. Se ve que mis padres tenían mucha hambre porque
pidieron un plato enorme y yo después de haberme comido
la pared de chocolate no tenía nada de hambre, pero me
callé y me comí lo que me pusieron.
Salimos del restaurante y comenzamos a pasear por las
calles de Bruselas de nuevo, ¡qué divertido! En una calle

22. 22
había una fuente que era un niño pequeño desnudo de pie
haciendo pis, ¡qué risa nos dio a mi hermano y a mí!
-Es el “Manneken Pis” – nos dijo mi madre – esto es muy
típico de visitar en Bruselas.
Pero, cuál fue nuestra sorpresa que también había otra
escultura de una niña que también estaba haciendo pis,
Jeanneke Pis.
No podíamos parar de reír, nunca hubiéramos imaginado
que había niños desnudos haciendo pis como
representantes de una ciudad ¡ja, ja, ja, ja, ja! Casi nos
acabamos haciendo pis nosotros también.
Pasamos también por la Gran Plaza de Bruselas. Era una
plaza rectangular, rodeada de edificios con muchas
ventanas, en cada una parecía que había un fantasma ¡qué
susto! Estaba llena de flores, como si fuera una alfombra.
¡Me gusta mucho Bruselas!¡Nos vamos a descansar!
***
Próxima parada: MINIEUROPE.
He visto en un folleto que es un parque donde están
representados todos los países de Europa pero en
MINIATURA.
Estamos impacientes por ir. Cogemos el metro y después
de 7 paradas, por fin llegamos a nuestro destino.
En la puerta nos estaba esperando una tortuga naranja
gigante de peluche con la que nos hicimos una foto.

23. 23
-Un bonito recuerdo – les dije a mis padres.
Salimos corriendo hacia el parque.
-¡Patricia!¡Alberto! – gritó mi padre – podéis dar una vuelta
vosotros solos, pero no os separéis. Nosotros estaremos
esperando, dentro de una hora y media, aquí en la entrada.
-¡Valeeeee! – y los dos nos metimos en el parque saltando
de contentos.
Parecía un mini mundo, qué gracioso. Todos los edificios
más importantes de cada país de Europa estaban allí,
Francia, Alemania, Bélgica, España… en cada país había
un poste con un botón que apretabas y sonaba el himno
nacional de cada uno de los países.
Estábamos emocionados corriendo de un lado a otro.
De pronto, me toqué el bolsillo y noté que llevaba la
chocolatina que me había dado Pierre. Tenía un poco de
hambre y no puedo negarme a comer un trocito de
chocolate.
-Toma Alberto – partí la chocolatina y le di la mitad a mi
hermano.
Nada más comer el primer trozo empezamos a hacernos
pequeños y más pequeños y más pequeños…¡como en
Alicia en el país de las Maravillas! Nos hicimos tan
pequeños que éramos del tamaño de las figuras que allí
había.
Visitamos cada uno de los países, recorrimos Europa en un
solo día ¡qué guay! No nos lo podíamos creer, seguro que
era una chocolatina mágica. Otra aventura que contar de
nuestros viajes.

24. 24
Al final, no sé, supongo que el efecto de la chocolatina
terminó, porque empezamos a hacernos más y más
grandes hasta volver a nuestro tamaño normal. Fuimos con
nuestros padres y acabamos nuestra visita a Minieurope.
-¡Quiero volver mañana! Me ha gustado mucho, mamá.
¿Podremos volver? – insistí
-Patricia, hay tantas cosas que ver en todas partes que si
repetimos en algo no nos dará tiempo a ver todo – dijo mi
madre.
***
Al día siguiente, fuimos a visitar el Atomium. Es un edificio
muy raro, tiene forma de átomo pero de 102 metros de
altura, nos dijo mi padre, yo no sabía cómo era un átomo
pero conforme te vas acercando más bonito es.
Se puede visitar por dentro, las bolas son salas de
exposiciones y vas de una a otra por los tubos que las
unen, también hay ascensores. La verdad es que es un
edificio muy chulo.
-Este fue el pabellón principal de la Exposición Universal de
Bruselas del año 1958 – nos seguía contando mi padre –
es cómo la Torre Eiffel para París, también fue un pabellón
de la Exposición Universal de París de 1889.
-Es muy interesante - dije yo.
Lo que más me sorprendió fue que los que trabajaban allí
parecían del futuro: camiseta plateada, pantalones negros,
zapatillas de colores… Era espectacular.

25. 25
Una de las personas que allí trabajaba nos acompañó a la
salida y justo a la salida había una tienda y yo me cogí un
juego para hacer papiroflexia.
Volvemos a casa…¡Adiós a las vacaciones de verano!

26. 26
Capitulo 5
Viaje a Egipto
Hoy viernes tengo que salir temprano de casa para coger
un vuelo en Barcelona, tengo que estar a las 6:00 de la
mañana para no llegar tarde. Voy a coger el vuelo a Luxor
(Egipto).
Ya estamos en Barcelona y ahora toca esperar dos horas
en el aeropuerto para poder coger el avión para ir a Egipto.
Fue un viaje de dos horas y media de vuelo más o menos
llegamos a nuestro destino el aeropuerto de Luxor era un
poco desastre porque parecía que estábamos en guerra.
Nos vino a recibir un todoterreno lleno de militares
armados, para acompañarnos hasta la terminal y
desembarcar, una vez dentro del aeropuerto nos invadió el
caos para recoger las maletas y pasar por la aduana
(frontera internacional- donde te miran el pasaporte), lo
más curioso del aeropuerto fue un señor que colocó un
maletín en una mesa y saco un cartel que ponía:”cambio
change” este señor te cambia dólares por libras egipcias.
Al salir del aeropuerto cogimos un autobús en dirección al
centro de la ciudad allí nos esperaba un barco en el rio Nilo
donde dejamos las maletas, nos presentaron al guía que
íbamos a tener en el viaje.
Haríamos un crucero por el Nilo e iríamos parando para
hacer visitas por allí. El barco era como un hotel flotante,
había muchas habitaciones y nos alojamos en una. En la
cubierta superior había una piscina gigante que cubría la

27. 27
mitad de la cubierta, ¡no veía el momento de darme un
chapuzón!¡Hacía tanto calor!
De allí nos fuimos todos a ver el templo de Karnak, el guía
nos estuvo explicando la construcción del templo antiguo
que albergaba el complejo religioso más importante del
antiguo Egipto.
De allí nos fuimos a el Valle de los Reyes, a la entrada del
valle había dos gigantescas estatuas que marcaban dos
direcciones, una a los faraones y otro para los ciudadanos
que no eran importantes, dichas estatuas se llaman
Colosos de Memnon.
Me las quedé mirando y le dije a mi madre:
-Mamá, parece que las estatuas se están moviendo, ¿lo
ves?
-¡Si, mamá! La de la derecha ha movido una mano.-
exclamó mi hermano .
-Me parece que el calor os está afectando, las estatuas son
estatuas, y por lo tanto no se pueden mover.-afirmó mi
madre.
Con el calor que hacía en ese valle, la temperatura era de
40ºC a la sombra entre las blancas tierras, estar allí era
como estar en el “infierno”, mi madre podría tener razón, él
calor nos estaba afectando. Pero…de repente ante el
asombro de todos, las estatuas cobraron vida:
-¡Mamá!-grité asustada.
Todo el mundo salió corriendo menos nosotros cuatro que
nos quedamos clavados en el sitio.

28. 28
Los colosos se nos acercaron y sin decir una palabra nos
cogieron de la mano y nos llevaron por todo el valle.
¡Qué aventura! Nos enseñaron cada una de las tumbas,
todas estaban llenas de jeroglíficos que explicaban toda la
historia de los antiguos egipcios.
Los colosos no hablaban pero se hacían entender de
alguna manera porque mi familia y yo escuchábamos lo
que nos decían.
Al final del día nos dieron a mi hermano y a mí un pañuelo
blanco con el que cubrirnos la cabeza para no pasar tanto
calor, la única sombra que había allí era cuando entrabas a
las tumbas que están bajo tierra como la de “Tut Ankh
Amon”.
***
Nos despertamos en el barco, ¿Qué nos ocurrirá hoy?
El desayuno estaba preparado, había bandejas llenas de
pasteles típicos de Egipto, frutas de las que no había oído
hablar, estaba todo buenísimo, en aquel barco cada comida
era una sorpresa, los olores y los sabores árabes se
mezclaban con los olores y los sabores de la comida que
todos conocíamos.
Cada noche se celebraba un fiesta donde te disfrazabas
con chilabas y bailabas al ritmo de las panderetas y otros
instrumentos de Egipto.
***
A lo largo del viaje visitamos el Templo de Edfu, la presa de
Assuan, una tienda de esencias, nos bañamos en el rio, los

29. 29
templos de Abu Simbel, el templo de Kom-Ombo, el templo
de Luxor, vimos el nilómetro, hasta momias de cocodrilos.
No quería que este viaje se acabara nunca. Todo era
grandioso pero no tanto como las sorprendentes pirámides
de Giza.
***
El primer día que fuimos a El Cairo nos dimos cuenta que
era un lio de ciudad, coches y gente por todas partes.
-Espero papá que esta vez no nos perdamos como en
Londres porque creo que aquí no os encontraríamos - le
dije riendo.
-Agárrate de mi mano y no te sueltes, tú también Alberto –
contestó mi padre
- Eso que yo no me quiero quedar aquí y convertirme en
momia- dijo mi hermano
Y los demás nos echamos a reír por lo que había dicho mi
hermano.
Antes de ir a las pirámides el guía nos llevó a una colina
para ver las tres pirámides con toda su grandeza ¡fue
alucinante! No quiero pensar en una cosa que me dijo mi
madre, ella había leído que las pirámides van a
desaparecer por culpa de la erosión del viento. Menos mal
que yo ya las he visto.
-¿Vamos a entrar en ellas?- pregunté impaciente.
- Yo no quiero entrar- dijo mi hermano –ya he dicho que yo
no me quiero convertir en una momia.
-No te preocupes Alberto, no te va a pasar nada, ya verás
qué divertido.-dijo mi madre.

30. 30
Desde la colina hasta las pirámides había un camino muy
estrecho, yo pensé que el autobús que nos había llevado
hasta allí no podía bajar por allí, y tenía razón, ¿a qué no
sabéis cómo bajamos? Al comienzo del camino nos
estaban esperando ¡unos camellos! El viaje iba a ser muy
divertido.
Nos subimos cada uno en uno de ellos, el mío se llamaba
Pepe, ¡un camello egipcio llamado Pepe! Me lo pasé
estupendamente aunque el camello se moviera como una
batidora, no pude parar de reír en todo el camino.
Lo primero que vimos al lugar donde estaban las pirámides
fue la Esfinge, una enorme estatua con cuerpo de león y
cabeza de faraón ¡y no tenía nariz!
Nos acercamos andando hacia la primera de ellas,
parecíamos hormigas al lado de las pirámides.
-¿En cuál vamos a entrar, mamá?- pregunté.
-En la de Keops que ahora es la que se puede visitar- nos
dijo el guía y continuó - cada año se visita una de las
pirámides ya que el calor humano estropea las cosas
históricas que hay dentro.
Cuando entramos por una pequeña puerta en mitad de la
pirámide vimos un estrecho y largo pasillo con muchas
escaleras, estaba muy oscuro y mi hermano y yo nos
agarramos de la mano, los dos estábamos temblando, esta
vez no nos queríamos perder.
Para rematar nuestro miedo mi madre nos dio un susto de
muerte se escondió dentro de un sarcófago que había en
una de las habitaciones y cuando llegamos nosotros lo
abrió de repente.

31. 31
-¡¡¡AAAAAH!!! –gritamos las dos a la vez pensábamos que
era una momia que cobraba vida.
Salimos corriendo por si acaso y ya no nos convencieron
para volver a entrar. En este viaje no ganamos para sustos,
aunque es uno de los que más me ha gustado, confieso
que tengo ganas de volver a la tranquilidad de nuestra
casa, sin momias ni estatuas que cobran vida.

32. 32
Capítulo 6
Recordando los viajes
Ya estamos en casa y mi madre nos pregunta sobre que
nos han parecido todas las aventuras vividas.
Mamá: ¿Qué nota le ponéis al viaje de Andorra?
Patricia: Yo le pongo un 10, porque he conocido a una
chica sirena y al Hombre de las Nieves que era muy majo.
Mamá: ¿Y tú Alberto?
Alberto: Yo un 9,5, porque no pude llegar a conocer a la
sirena ni al Hombre de las Nieves, pero me lo pasé muy
bien esquiando.
Mamá: ¿Qué nota le ponéis al viaje a París?
Alberto: ¡Un 10! Porque pude subir a la Torre Eiffel ¡ sin
esperar en la fila! ¡Ja, ja, ja!
Patricia: ¡Es verdad! Yo le pongo un 20, porque pudimos
conocer a los personajes de Disney que me enseñaron
todo el parque.
Mamá: ¿Qué nota le ponéis al viaje a Londres?
Patricia: Yo le pongo un 9,5, porque Jack el Destripador
me dio mucho miedo.
Alberto: Yo también, ¡esa niebla de Londres es terrorífica!
Mamá: ¿Qué nota le ponéis al viaje a Bruselas?

33. 33
Patricia: ¡¡Un 10!! Porque me encantó el mundo de
chocolate y pude visitar Minieurope como si hubiera vivido
allí gracias a la chocolatina reductora.
Alberto: Sí, sí ¡qué divertido! Yo le pongo también un 10.
Mamá: ¿Qué nota le ponéis al viaje a Egipto?
Patricia: Un 9,5, porque, como en Londres, he pasado un
poco de miedo. ¡Vaya susto nos pegaste mamá! Una
momia de verdad no nos hubiera dado tanto miedo.
Mamá: ¡ Ja, ja, ja, ja! ¿y tú Alberto?
Alberto: Mmmm… yo un 10, ya me voy acostumbrando a
aventuras con un poquito de miedo.
Mamá: Yo a todos les pongo un 10, no hay nada mejor que
viajar y conocer lugares con tu familia, ¿estás de acuerdo
papá?
Papá: Claro que sí, eso es lo mejor, aunque en algunos de
ellos os hayamos perdido de vista ¡ ja, ja, ja, ja!
Patricia y Alberto: ¡Ja, ja, ja, ja! ¡qué bien lo hemos
pasado! ¿cuál será nuestro próximo viaje?
Mamá y Papá: (se miran misteriosos) Eso es una historia
de otro libro….