1. EL FINAL DE UNA VIDA
Me encontraba solo en aquella habitación, mi pasado me había llevado hasta
aquello. Confuso, angustiado y nervioso comencé a prepararlo todo. El tiempo
era eterno pero mi cuerpo me obligaba a hacerlo. Era como si mi mente se
dividiese y una parte me obligara y la otra fuera la de aquel niño asustado. Mi
víctima ya estaba elegida. Lo puse todo en marcha y toda mi vida pasó por
delante de mí en un segundo. Los otros pocos segundos que me quedaban
fueron de felicidad por dejar aquel mundo que estaba contra mí.
MARÍA MORALES CUENCA, 3º ESO

2. 1- Siempre ellos dicen que no, pero hoy yo
digo que sí.
2- - ¿Quién, yo?
- No
- ¿Tú?
- Noo.
-¿Entonces quién?, si no hay nadie más.
3- Cuando de repente sucedió,
no entendí cómo pudo suceder. Es una
experiencia que no querría volver a pasar por
ella, así que soltadme por favor.
Daniel Rodríguez Gordo 3º ESO

3. 11-S
Era un día de septiembre como otro cualquiera, me encontraba aburrido en el
trabajo redactando un informe para el malhumorado de mi jefe cuando un
extraño olor a humo empezó a entrar por la oficina. Me asomé por la ventana y
vi en el rascacielos de enfrente varias plantas ardiendo. Dejé mi maletín sobre
la silla y me apresuré a salir del edificio. Empecé a seguir la marea de gente
que utilizaba las salidas de emergencia. Todo era caos y desorden. De repente,
un fuerte impacto sacudió el edificio. Intentando no perder el equilibrio, intenté
continuar hacia delante cuando varias plantas más abajo vi cómo un grupo de
unas cinco personas estábamos rodeados por el fuego, sin ninguna salida ni
posibilidades. La gente abrió las ventanas dispuesta a tirarse por ellas.
Rápidamente el fuego se extendía a mi alrededor y era el único que quedaba
vivo. Deseando tener una muerte rápida y poco dolorosa me lancé al vacio.
Cerré los ojos, intentando disfrutar de mi último momento de vida.
ÁLVARO GARCÍA GONZÁLEZ, 3º ESO

4. EL REENCUENTRO
Ese mismo momento tan tenso, tan especial, no lo cambiaría por
nada en el mundo. Sin duda me cambió la vida, tenerla ahí delante
de mí, después de tanto tiempo, a ella, a mi madre.
Me miró de arriba abajo, me dio un fortísimo abrazo y las dos
rompimos a llorar de emoción. Hacía ya doce años que nos
separaron de nuestros padres a mí y a todos los niños de mi país
por una amenaza de guerra. Querían ponernos a salvo pero
además de conseguirlo obtuvieron también el desastroso resultado
de miles de niños y niñas huérfanos. Pero yo no, yo la tenía aquí
delante, a mi madre, y ya nadie me podía separar de ella. Las dos
teníamos un único deseo, recuperar el tiempo perdido, y eso nadie,
nadie, nos lo iba a impedir.
BEATRIZ PUERTA ENA, 3º ESO.

5. EL SOMBRERO ERRANTE
Desde mi acogedora casa me dispongo a relatar mi odisea, en un lugar perdido del
armario donde la conocí…
Todo comenzó en mi trabajo a media jornada, donde mi labor consistía en posar en un
lujoso mostrador para la gente que por aquella calle paseaba, cuando el sonido de la
campana me dispuso como el sombrero de Ralph, un mendigo, al que ayudaría a
resguardarse de la lluvia cuando chocó con aquel joven; me caí así al suelo y esperaba ser
encontrado mientras daba refugio a diversos gatos. Un buen día un niño que por aquel
lugar pasaba me recogió del sucio y por aquel entonces mojado suelo para emplearme
como acompañante en sus trucos de magia dedicados a su madre; después me olvidó en
uno de sus armarios donde conocí a la más bella de las damas, la gabardina, con la que
iba a vestir a su ajetreado padre.
GEMMA MOLL TALTAVULL, 3º ESO.

6. Huye
Era un tipo muy extraño. Todas las mañanas se levantaba
a las nueve de la mañana y se vestía. Siempre llevaba una
gabardina de color crema y un sombrero marrón. Se
acercaba a la cafetería y se tomaba su desayuno. Luego
cogía su coche y se iba. Siempre seguía una rutina. Nunca
supe qué tramaba. Hasta que un día vi cómo los agentes se
lo llevaban. No volvió a aparecer por el lugar. Pero en su
casa no dejaban de entrar policías y forenses a investigar.
Estuvieron durante meses, y nunca conseguí adivinar lo
que hacían allí. Una mañana vi en las noticias que un
preso se había escapado sin dejar rastro, al parecer era mi
extraño vecino. A la mañana siguiente vi un paquete
encima de mi mesa con una pistola, un pasaporte falso y
junto a él una carta con símbolos y una palabra: “Huye...”
JORGE PRESA, 3º ESO

7. Sin darme cuenta, en unas décimas de segundo me
encontraba muerto.
Mis aficiones, incluso mi trabajo, siempre han estado
relacionados con los deportes de riesgo. Me llamo Martín
y dirijo una escuela de escalada; he tenido múltiples
accidentes y siempre he salido airoso; de hecho he
pensado que el peligro no tenía cabida en mi vida, hasta
hoy.
Ha sido precisamente mi interés por la lectura lo que
resultó ser lo más peligrosa. Esta mañana iba en metro,
ensimismado en una de mis novelas preferidas, esas que
te mantienen la intriga hasta el último minuto, cuando,
de repente, vi cómo estaba a punto de pasarme de
estación, eché a correr, sin darme cuenta de que era
tarde y las puertas estaban a punto de cerrarse, y eso
hicieron, se cerraron dándome un fuerte golpe en la sien
que causó mi muerte instantánea. ¡Ironías de la vida!
LIDIA GÓMEZ SUÁREZ, 3º ESO

8. LA PEOR NOCHE
De repente se dieron cuenta, llevaban toda la tarde pendientes y ni siquiera
Daniela, la más lista del grupo, se había enterado. En un despiste los cinco
amigos se habían quedado atrapados en una pequeña playa debido a la subida
de la marea.
Todos se pusieron a pensar cómo podían salir; Guillermo pensó en ir nadando
a pesar del fuerte oleaje, Lucia en gritar aunque nadie les iba a oír ya que la
playa estaba en medio de la nada, Lucas apoyaba a Guillermo, pero al final
todos aceptaron la idea de Adriana: quedarse esperando en la playa. Todos
estaban muy asustados ya que oscureció temprano y todos habían
sobrepasado su hora de llegar a casa.
Por fin a las cinco de la madrugada pudieron volver a sus casas pero su final
no fue feliz, ya que todos quedaron castigados por despistados.
JULIA GARCÍA-TERENTE FDEZ. 3º ESO

9. LA TIZA
Hola, sí, soy yo, esa cosa blanca con la que se escribe en la pizarra y que
muchos de vosotros utilizáis para jugar, he oído alguna vez decir que me
llamabais tiza y quiero contaros mi pequeña historia. Me llamo Alice y soy la
única de toda mi familia que queda en esta clase, con esto quería deciros que
todos mis hermanos han desaparecido, bien por desgaste o por algún
desafortunado golpe. Pero no quería marcharme sin explicar que, aunque
desaparezca dentro de poco, me siento feliz porque a pesar de toda la
tecnología que tengo a mi alrededor, me seguís utilizando y continúo siendo
una parte importante en vuestra vida. Detrás de mí vendrán otras que sentirán
lo mismo y lo único que deseo es que podamos seguir siempre con vosotros.
ADRIÁN GONZÁLEZ DEL RÍO, 3º E.S.O.

10. La Ventana
Me levanté, me asomé a la ventana y lo vi. Estaba tumbado en el suelo como
una cosa inerte. La gente pasaba por encima, cerca y lejos, pero solo yo
parecía verlo. Me puse las zapatillas, bajé las escaleras y cuando me di cuenta
ya no estaba. Se había ido como las hojas en otoño cuando sopla el viento.
DANIEL CABANILLAS, 3º E.S.O.

11. LADRÓN
Corría todo lo rápido que podía, el agente de policía me pisaba los talones. No
sé qué me había llevado a robarle el bolso a aquella señora, pero estoy seguro
de que el hambre y la desesperación ayudaron.
Hacía ya dieciséis años que mi madre me había abandonado en el orfanato de
la ciudad. Era un lugar que llamaba a la tristeza y donde nos maltrataban cada
día. En mi último cumpleaños me di cuenta de que si quería vivir la vida, debía
escapar. Conseguí escapar de allí, pero nunca pensé que el exterior sería aún
peor. Llevaba tres días sin probar bocado cuando robé aquel bolso.
Tropecé con un bordillo y el agente cayó sobre mí sin piedad.
Un año después de aquello, salí de la cárcel para rehacer mi vida.
ISABEL ALUSTIZA RAMOS, 3º ESO.

12. METAMORFOSIS
Al despertarse se vio convertido en un huevo; su madre al verle dijo: ‘Qué
pálido estás hoy.’
ADRIÁ PIERRES GAY, 3º ESO

13. Venganza en Priston Street
Priston Street es una de las calles de Los Ángeles más problemáticas. Entre
los robos, el tráfico de drogas, las bandas callejeras y otros muchos más de
sus problemas, donde la mayoría de la población es negra, excepto Luck y
James, dos de los policías más corruptos y peligrosos con los que te podrías
cruzar, claro que no están detenidos porque hace dieciocho años James y Luck
salvaron la vida al Comisario Terry Orton, y él ahora les apoya en todo lo que
ellos tienen pensado hacer, y si otro policía se pone en medio ellos le dicen al
Comisario Orton que se ocupe de él.
Pero hace unos días Luck y James no son los únicos blancos que se han visto
por Priston. También Fill Ernis, un joven policía que de adolescente sufrió el
abuso de la pareja de policías corruptos, quienes hicieron que su padre fuera
detenido por un delito que él no había cometido. Es más, lo habían cometido
Luck y James, pero en cuanto los pillaron ellos le echaron la culpa al primero
que pudieron. El delito era que le habían pegado a un anciano por no dejarles
cinco dólares para tabaco, lo llevaron a una calle poco habitada y lo golpearon.
Desde entonces Fill ha querido vengarse de ellos.
Fill es un policía novato, pero su gran dominio de los ordenadores le permitió
entrar en el ordenador de James, y desde él pudo ver todos sus datos, entre
ellos había uno muy interesante. Los dos policías tenían en Priston un piso
entero con una plantación de marihuana, que luego daban a sus amigos
traficantes para que la vendieran y sacarse un gran beneficio de ello. Hacía ya
varias semanas que Fill estaba buscando la ubicación del piso hasta que lo
encontró.
Era lunes, un día tranquilo para lo que suele ser Priston, Fill ya estaba enfrente
del portal esperando a que Luck y James se fueran a casa, y cuando salieron
esperó otros cinco minutos de seguridad y entró. Lo primero que hizo fue hacer
unas fotos con su móvil, y se las mando a todos sus compañeros, incluso al
Comisario Orton, y cuando ya se iba a su coche a esperar que los demás
llegaran oyó unos ruidos y se escondió. Eran James y Luck, habían vuelto a
recoger la chaqueta de Luck. Y entonces Fill salió de repente con el arma en la
mano. Ellos, inmovilizados, levantaron las manos, y en cuanto Fill les fue a
poner las esposas James sacó su arma y le disparó. Los dos policías salieron
corriendo del piso, seguro que su intención era ir a otro país pero no tuvieron
tiempo ni para pensarlo, allí estaban todos los policías esperando en el portal.
Fill pasó a la historia, desde entonces todo el mundo habla de su gran hazaña.
¿Quién iba a pensar que un policía novato iba a conseguir destronar a dos de
los más grandes corruptos? Pues él lo hizo.
DIEGO FERNÁNDEZ BARRACA, 3º E.S.O.

14. NEVERA VACÍA
Se despertó sobresaltado de la cama y se dirigió hacia la nevera, no había
nada de comer desde hacía meses pero él siempre se levantaba con el ánimo
de que por rezar conseguiría alimentos. Pero esto no fue así: la nevera seguía
vacía y con telarañas, su vida era una desgracia y como única salida veía el
suicidio.
PABLO FUENTES SUÁREZ, 3º ESO