1. MICHEL DANCOURT DELIÓN
EDITOR ÁREA DE PRENSA DIARIO LA REPUBLICA
ENTREVISTA VÍA EMAIL
Michel Dancourt Delion 05/11/2012
Para: adriana.razuri@hotmail.com
¿Se puede establecer alguna comparación entre ser dirigente
de un club de fútbol y un dirigente político?
Si por supuesto, en ambos casos se está bajo mucha presión, son
roles muy mediáticos y por ende de mucha responsabilidad también. La gente está
pendiente de nuestras decisiones para evaluarnos, para evaluar nuestros aciertos y
rechazar nuestros errores. En ambos roles se necesita, además de honradez que es lo
mínimo que se debe tener para desempeñar un cargo público pero no lo único, también la
capacidad de gestión.
¿Está de acuerdo con la frase "El fútbol es más sucio que la política"?
No necesariamente. En el Perú, al menos, creo que se podría hablar de un empate
técnico.
¿Por qué un partido de Perú tiene mayor relevancia en los medios de comunicación
que un asunto político?
Porque le interesa a todo el mundo, hasta los que no gustan del fútbol hablan o ven el
partido por novelería, por tener tema de conversación, por dejarse llevar por la ola de la
moda. Jorge Valdano dice que el fútbol es la cosa más importante de la menos importante
y tiene razón. La gente está cansada, más que de la política porque todos los seres
humanos somos animales políticos por naturaleza, de los políticos. La política no tiene o
no es en esencia una actividad siniestra, sucia, detestable, lo que pasa es que los
políticos sí tienen estos atributos y entonces el tema se deforma. La credibilidad de los
congresistas, por ejemplo, es casi nula en la gente y no se puede negar que se han
ganado ese rechazo a pulso, como si entrenarán más que algún futbolista para
embarrarla cada día con especial lucidez.
¿Alguna vez ha sentido que en lugar de ver una portada sobre fútbol debería
colocarse una de mayor importancia?
¿Qué es lo importante?... ¿En todo caso, hacemos una "portada importante" o una
"portada interesante"? Esa pregunta se la hacen todos los días los periodistas en todo el
mundo. Es difícil establecer parámetros, una hoja de ruta, un dogma de fe sobre esta
inquietud. La objetividad, como vemos, es un buen deseo porque en esta valoración
cotidiana somos todos absolutamente subjetivos. En todo caso respetando la verdad
estamos haciendo parte del trabajo bien.