Análisis de la Implementación de los Servicios Locales de Educación Pública p...
Vicente aleixandre
1. VICENTE ALEIXANDRE
Vicentre es un poeta castellano nacio en Sevilla el 26 de abril de 1898. Na s�a infancia vivio en
M�laga y Madrid. Vicente P�o Marcelino Cirilo Aleixandre y Merlo fue un poeta espa�ol de la
llamada generaci�n del 27. Elegido acad�mico en la sesi�n del d�a 30 de junio de 1949, ingres� en
la Real Academia Espa�ola el 22 de enero de 1950. Ocup� el sill�n de la letra. Su amistad con
D�maso Alonso y sus inquietudes literarias le llevan leer y a estudiar a los grandes poetas de la
literatura universal, como B�cquer y Rub�n Dar�o. Sufri� una grave enfermedad y durante su
recuperaci�n se dedic� a escribir poes�as que fueron publicadas en las revistas culturales m�s
importantes de la �poca, consiguiendo gran �xito. Hay empez� su amistad con los otros
componentes de la Generaci�n del 27, como Garc�a Lorca y Luis Cernuda. En 1934 recibe el
Premio Nacional de Literatura.Tras la Guerra Civil permanece en Espa�a y su obra tomar� una
trayectoria muy personal. En 1949 se le nombra Acad�mico de la Lengua y desde entonces fue el
gran maestro y protector de los j�venes poetas espa�oles, que acud�an a visitarle con frecuencia a su
casa de Madrid, donde siempre hab�a tertulias literarias.Su obra se caracteriza por el uso de la
met�fora y se le reconoce como el principal poeta surrealista espa�ol. Se le conocen tres etapas:
poes�a pura (influencias de Juan Ram�n Jim�nez, Pedro Salinas y Jorge Guill�n); Poes�a surrealista;
Poes�a antropoc�ntrica (el hombre se convierte en el centro de
atenci�n del universo.
AL CIELO
El puro azul ennoblece
mi coraz�n. S�lo t�, �mbito alt�simo
inaccesible a mis labios, das paz y calma plenas
al agitado coraz�n con que estos a�os vivo.
Reciente la historia de mi juventud, alegre todav�a
y dolorosa ya, mi sangre se agita, recorre su c�rcel
y, roja de oscura hermosura, asalta el muro
d�bil del pecho, pidiendo tu vista,
cielo feliz que en la ma�ana rutilas,
que asciendes entero y majestuoso presides
mi frente clara, donde mis ojos te besan.
Luego declinas, �oh sereno, oh puro don de la altura!,
cielo intocable que siempre me pides, sin cansancio, mis besos,
como de cada mortal, virginal, solicitas.
S�lo por ti mi frente pervive al sucio embate de la sangre.
Interiormente combatido de la presencia dolorida y feroz,
recuerdo imp�o de tanto amor y de tanta belleza,
una larga espada tendida como sangre recorre
mis venas, y s�lo t�, cielo agreste, intocado,
das calma a este acero sin tregua que me yergue en el mundo.
Baja, baja dulce para m� y da paz a mi vida.
Hazte blando a mi frente como una mano tangible
y oiga yo como un trueno que sea dulce una voz
que, azul, sin celajes, clame largamente en mi cabellera.
2. Hundido en ti, besado del azul poderoso y materno,
mis labios sumidos en tu celeste luz apurada
sientan tu roce meridiano, y mis ojos
ebrios de tu estelar pensamiento te amen,
mientras as� peinado suavemente por el soplo de los astros,
mis o�dos escuchan al �nico amor que no muere.